que no somos nosotros los que reportamos esos beneficios.
—¿Pues quién? le pregunté sorprendido.
—Los mercaderes y los especuladores de Bergen, que no salen de sus establecimientos sino para ir á recrearse á sus casas de campo. Hay un antiguo proverbio entre nosotros, bastante verdadero, que dice, que el agua va siempre al rio. Para nosotros es el trabajo y para otros el provecho. Porque los que tienen dinero para esta especulación, ganan sin hacer nada, mientras que nosotros tenemos tanto trabajo, y Dios sabe qué trabajo.
—¿Cuánto es, pues, lo que vendréis á ganar al año?
—Los mas fuertes, los mas hábiles y los mas felices no realizan nunca mas de 300 francos, término medio, para las dos estaciones de invierno y verano.
—Eso es poco.
—Seguramente que es poco, caballero, pues ningún dinero se gana como este. Es muy mala vida esta de pescador. Condenarse á vivir durante una porción de meses lejos de su familia y de su pais, sufrir los fríos mas rigorosos del invierno, acostarse por la noche en la húmeda tierra, con los vestidos mojados, en una cabaña de madera ahumada, donde apenas se puede respirar, aun cuando haya de trecho en trecho anchos agujeros por los cuales le sopla á uno un viento helado; trabajar todo el dia sobre el agua de nieve, no tener sino un alimento escaso, no divertirse nunca, ni disfrutar siquiera un momento de reposo, esta es nuestra existencia en Lofoden. ¡Cuántos han ido allí que no han vuelto jamás! ¡Cuántos han venido que no volverán nunca, agoviados por enfermedades precoces, por dolencias horribles é incurables!
Si los pescadores de Bergen no reportan gran ventaja de su oficio, en cambio proporciona mucha á los especuladores. El pescado se encuentra con tanta abundancia en las islas de Lofoden, que muchas veces no pueden llevarlo todo porque no cabe en los bateles.
Bergen ha sido distintas veces presa de la peste, y devastada por el incendio. El último incendio tuvo lugar en 1823, y destruyó la tercera parte de la ciudad. Ocurrido este desastre, el consejo municipal ordenó que todas las nuevas construcciones fueran de piedra ó ladrillo, porque hasta entonces la mayor parte de las casas se habían fabricado de madera. Una lengua de tierra que se estiende al Sur forma el puerto, abierto al Nordeste, ceñido de casas, y de una milla de longitud. Dos fortalezas, construidas á la entrada del puerto dominan la rada. Bergen Huus, la mas importante de las dos, se compone de tres bastiones y de un revellín del lado de la ciudad, y de tres bastiones y dos baterías por la parte de la mar; fué construida por Olafkyne, el fundador de la ciudad, antes de la unión de Dinamarca y de la residencia de los reyes noruegos, que hicieron á Bergen su capital. Antes de la reforma, Bergen poseia unas treinta iglesias, de las cuales quedan hoy cinco, aunque ninguna merece visitarse; tampoco ofrecen interés alguno los demás edificios públicos, en cambio en la galería de Koust—Forening, sociedad del arte, hay cuadros muy bellos de pintores noruegos, entre los cuales debe mencionarse en primer término el de Jeosen, que vive actualmente en Munich, y que representa el rapto de una muger griega por un pirata noruego, Los paisages de Duntze, artista que reside en Bergen, son también muy agradables. Por último, en el Museo hay una colección de antigüedades encontradas en túmulos, principalmente en las cercanías de Vosse, cuadros muy malos, y un gabinete de historia natural. Este gabinete, rico en pájaros y otros animales de la Noruega, tiene por director á un amable y sabio anciano, llamado Sagen, que enseña á los viageros todos estos objetos con la mayor complacencia. Entre otras particularidades, muestra á todos con lágrimas en los ojos el esqueleto de un caballo, que le estuvo á él sirviendo por espacio de cuarenta años, lo cual, si no es ciertamente notable, prueba cuando menos que estos animales viven mucho mas tiempo por aquellas regiones que por las nuestras.
«Un dia saliendo del museo, dice un viagero, á quien ya hemos hecho referencia, ví muchos domésticos ocupados en estender hojas de árboles delante de una casa. Aunque pregunté por gesto qué significaba aquello, como me respondieron en noruego, me quedé en ayunas. Cuando regresé á mi hotel supe que los noruegos tienen la costumbre de esparcir hojas de árboles delante de la casa donde se acaba de morir alguno, costumbre que cuenta entre ellos un tiempo inmemorial, siendo los parientes y los amigos los que se apresuran á hacerlo asi que tienen noticia de la defunción.»
Antes de dejar esta ciudad, notable sola, como comprenderán nuestros lectores, en la Noruega, vamos á dar una esplicacion de la Estrella de la mañana, de los Vatchmens. Es un globo de cobre de casi el espesor de una naranja, sólidamente fijada en la estremidad de un grueso palo de mas de un metro de longitud, y erizada de un número considerable de puntas de hierro tan agudas como pinzas. Esta arma es muy peligrosa, y un golpe de ella hay pocos que puedan resistirlo.
La ciudad de Bergen se halla rodeada de agradables montañas (bergen) á las cuales debe su nombre, y de pueblecitos muy bellos.
«Vamos ahora, dice un viagero, de Bergen á la caída del Voring, una de las cien maravillas del mundo. Partimos de Bergen á caballo, pero no tardamos en cambiar de trasporte. En Lisa, pequeño y bonito pueblo situado á la entrada de los golfos Sousnager y Bjorne, tomamos un batel que nos condujo en cuatro horas á la embocadura del gran fiord de Hardenger, que debíamos atravesar por entero. Cuando llegamos, el día tocaba ya á su fin, echamos pie á tierra para ir á pasar la noche en una cabaña de pescadores pintorescamente situada en la cumbre de una roca de treinta metros de altura, y al dia siguiente, habiéndonos embarcado muy temprano, navegamos por fin sobre el Fiord de que tanto habia yo oido hablar, en Bergen y que tenia muchos deseos de visitar. En muchas otras regiones de nuestro globo se encuentran montañas, valles, ribazos, lagos y cascadas; pero la Noruega es la que ofrece en este punto mayor variedad.
La Noruega, esta interesante mitad de la provincia escandinava, se estiende desde los 57 grados de latitud hasta los 71 grados 11, y entre los 22 y los 49 de longitud, y tiene 1,980 kilómetros de Norte á Sur, 400 de anchura media en el Sur, y de 100 á 300 en el Norte. Los Dopines, formados de los montes Kiölen, Dover y Sevons, la separan de la Suecia. Esta cordillera, cuyos mas altos montes cubiertos de nieves que no se derriten nunca, pasan de 2,000 metros, está
—¿Pues quién? le pregunté sorprendido.
—Los mercaderes y los especuladores de Bergen, que no salen de sus establecimientos sino para ir á recrearse á sus casas de campo. Hay un antiguo proverbio entre nosotros, bastante verdadero, que dice, que el agua va siempre al rio. Para nosotros es el trabajo y para otros el provecho. Porque los que tienen dinero para esta especulación, ganan sin hacer nada, mientras que nosotros tenemos tanto trabajo, y Dios sabe qué trabajo.
—¿Cuánto es, pues, lo que vendréis á ganar al año?
—Los mas fuertes, los mas hábiles y los mas felices no realizan nunca mas de 300 francos, término medio, para las dos estaciones de invierno y verano.
—Eso es poco.
—Seguramente que es poco, caballero, pues ningún dinero se gana como este. Es muy mala vida esta de pescador. Condenarse á vivir durante una porción de meses lejos de su familia y de su pais, sufrir los fríos mas rigorosos del invierno, acostarse por la noche en la húmeda tierra, con los vestidos mojados, en una cabaña de madera ahumada, donde apenas se puede respirar, aun cuando haya de trecho en trecho anchos agujeros por los cuales le sopla á uno un viento helado; trabajar todo el dia sobre el agua de nieve, no tener sino un alimento escaso, no divertirse nunca, ni disfrutar siquiera un momento de reposo, esta es nuestra existencia en Lofoden. ¡Cuántos han ido allí que no han vuelto jamás! ¡Cuántos han venido que no volverán nunca, agoviados por enfermedades precoces, por dolencias horribles é incurables!
Si los pescadores de Bergen no reportan gran ventaja de su oficio, en cambio proporciona mucha á los especuladores. El pescado se encuentra con tanta abundancia en las islas de Lofoden, que muchas veces no pueden llevarlo todo porque no cabe en los bateles.
Bergen ha sido distintas veces presa de la peste, y devastada por el incendio. El último incendio tuvo lugar en 1823, y destruyó la tercera parte de la ciudad. Ocurrido este desastre, el consejo municipal ordenó que todas las nuevas construcciones fueran de piedra ó ladrillo, porque hasta entonces la mayor parte de las casas se habían fabricado de madera. Una lengua de tierra que se estiende al Sur forma el puerto, abierto al Nordeste, ceñido de casas, y de una milla de longitud. Dos fortalezas, construidas á la entrada del puerto dominan la rada. Bergen Huus, la mas importante de las dos, se compone de tres bastiones y de un revellín del lado de la ciudad, y de tres bastiones y dos baterías por la parte de la mar; fué construida por Olafkyne, el fundador de la ciudad, antes de la unión de Dinamarca y de la residencia de los reyes noruegos, que hicieron á Bergen su capital. Antes de la reforma, Bergen poseia unas treinta iglesias, de las cuales quedan hoy cinco, aunque ninguna merece visitarse; tampoco ofrecen interés alguno los demás edificios públicos, en cambio en la galería de Koust—Forening, sociedad del arte, hay cuadros muy bellos de pintores noruegos, entre los cuales debe mencionarse en primer término el de Jeosen, que vive actualmente en Munich, y que representa el rapto de una muger griega por un pirata noruego, Los paisages de Duntze, artista que reside en Bergen, son también muy agradables. Por último, en el Museo hay una colección de antigüedades encontradas en túmulos, principalmente en las cercanías de Vosse, cuadros muy malos, y un gabinete de historia natural. Este gabinete, rico en pájaros y otros animales de la Noruega, tiene por director á un amable y sabio anciano, llamado Sagen, que enseña á los viageros todos estos objetos con la mayor complacencia. Entre otras particularidades, muestra á todos con lágrimas en los ojos el esqueleto de un caballo, que le estuvo á él sirviendo por espacio de cuarenta años, lo cual, si no es ciertamente notable, prueba cuando menos que estos animales viven mucho mas tiempo por aquellas regiones que por las nuestras.
«Un dia saliendo del museo, dice un viagero, á quien ya hemos hecho referencia, ví muchos domésticos ocupados en estender hojas de árboles delante de una casa. Aunque pregunté por gesto qué significaba aquello, como me respondieron en noruego, me quedé en ayunas. Cuando regresé á mi hotel supe que los noruegos tienen la costumbre de esparcir hojas de árboles delante de la casa donde se acaba de morir alguno, costumbre que cuenta entre ellos un tiempo inmemorial, siendo los parientes y los amigos los que se apresuran á hacerlo asi que tienen noticia de la defunción.»
Antes de dejar esta ciudad, notable sola, como comprenderán nuestros lectores, en la Noruega, vamos á dar una esplicacion de la Estrella de la mañana, de los Vatchmens. Es un globo de cobre de casi el espesor de una naranja, sólidamente fijada en la estremidad de un grueso palo de mas de un metro de longitud, y erizada de un número considerable de puntas de hierro tan agudas como pinzas. Esta arma es muy peligrosa, y un golpe de ella hay pocos que puedan resistirlo.
La ciudad de Bergen se halla rodeada de agradables montañas (bergen) á las cuales debe su nombre, y de pueblecitos muy bellos.
«Vamos ahora, dice un viagero, de Bergen á la caída del Voring, una de las cien maravillas del mundo. Partimos de Bergen á caballo, pero no tardamos en cambiar de trasporte. En Lisa, pequeño y bonito pueblo situado á la entrada de los golfos Sousnager y Bjorne, tomamos un batel que nos condujo en cuatro horas á la embocadura del gran fiord de Hardenger, que debíamos atravesar por entero. Cuando llegamos, el día tocaba ya á su fin, echamos pie á tierra para ir á pasar la noche en una cabaña de pescadores pintorescamente situada en la cumbre de una roca de treinta metros de altura, y al dia siguiente, habiéndonos embarcado muy temprano, navegamos por fin sobre el Fiord de que tanto habia yo oido hablar, en Bergen y que tenia muchos deseos de visitar. En muchas otras regiones de nuestro globo se encuentran montañas, valles, ribazos, lagos y cascadas; pero la Noruega es la que ofrece en este punto mayor variedad.
La Noruega, esta interesante mitad de la provincia escandinava, se estiende desde los 57 grados de latitud hasta los 71 grados 11, y entre los 22 y los 49 de longitud, y tiene 1,980 kilómetros de Norte á Sur, 400 de anchura media en el Sur, y de 100 á 300 en el Norte. Los Dopines, formados de los montes Kiölen, Dover y Sevons, la separan de la Suecia. Esta cordillera, cuyos mas altos montes cubiertos de nieves que no se derriten nunca, pasan de 2,000 metros, está
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