domingo, agosto 21, 2011

Viage ilustrado (Pág. 587)

los campesinos el Cabo del mundo. Se compone de quinientas casas regulares, una parroquia con advocación de la Asuncion de Nuestra Señora, servida por un cura y un capellán, tres ermitas y un monasterio de monjas benedictinas. Tenia para su defensa un pequeño fuerte con dos piezas, y un buen castillo que domina la villa, pero uno y otro están en ruinas; sin embargo, el castillo aun tiene gobernador ó comandante. La población es de 2.000 habitantes. El puerto de la Guardia es poco cómodo y solo capaz de buques menores. La principal industria consiste en la fabricación de calcetas, á la que se dedican con fervor todas las mugeres, llegando á la enorme cantidad de cien mil docenas de pares las que se fabrican cada año. Al Sur de la villa está el elevado pico de Santa Tecla, donde el Miño desemboca en el mar. Tiene aquel dos puntas en una de las que hay una columna ó mojón que sirve de guia á los navegantes, y en la reducida planicie que queda entre ambas está la ermita de Santa Tecla, que es muy concurrida por los habitantes, asi del pais como del inmediato reino de Portugal. Estos últimos vienen en gran número á la Guardia anualmente para tomar los baños de mar.
El monasterio de San Benito, es el edificio mas notable de la villa por su capacidad y buena fábrica. Antes de despedirnos de la Guardia debemos consignar una particularidad que se nota tanto en este pueblo como en sus alrededores, y es la estraordinaria emigración de los hombres á Castilla, Andalucía y Portugal, de tal modo, que en las aldeas apenas se ven mas que mugeres, y asi son ellas las que labran la tierra, y se ejercitan en toda clase de faenas. Después de llegar á la aldea de Camposancos, distante un cuarto de legua de la Guardia, y situada á la orilla derecha del Miño, se llega á Tuy, que dista cuatro leguas, disfrutando de la amena y soberbia perspectiva que presentan ambas riberas del rio. Llamábase en lo antiguo Minius, en razón del mucho minio que arrastraba su corriente, lo que también conviene al Sil ó Sir, uno de sus tributarios, cuyo nombre se deriba de los orientales Sisir ó Sirid el Minio. Al hablar Estrabon del Miño nos dice era el rio mas caudaloso de la Lusitania, y navegable por mas de ochocientos estadios, y Plinio, que su boca al desaguar en el mar, tenia cuatro millas de anchura, que es poco nías ó menos la que tiene en el dia. Tolomeo nos instruye que era el limite septentrional entre el convento jurídico Lucense y el Bracarense. Según muchos de nuestros cronistas arrastraba arenas de oro en grande abundancia como el Sil, y Ambrosio de Morales nos dice que el obispo de Tuy le mostró un grano de oro cogido en el Miño del tamaño de un garbanzo, y que el conde de Salvatierra arrendaba anualmente un lugar que poseia á la orilla del mismo rio, solo con el objeto de coger oro. Las aguas de este gran rio, aunque no utilizadas cual debiera, dan impulso á un crecido número de molinos y otros artefactos, y producen con grande abundancia salmones, lampreas, sabios, grandes truchas, anguilas y otros muchos peces. Dejamos á nuestra espalda el castillo da Insua, fortaleza portuguesa situada en una isleta, á boca del Miño, y á la derecha la graciosa villa y plaza de Camiña, en Portugal, en la que hay salinas y 2,500 habitantes, y otras varias poblaciones pequeñas; y á nuestra izquierda el risueño valle y aldea del Rosal, y la villa y coto de Goyan. Aqui se ve un castillo moderno, desmantelado y en ruinas desde que en la guerra de la independencia fué sorprendido una noche por los portugueses, que se apoderaron de la artillería, efectos, gobernador y guarnición que en él habia. Vése también en Goyan un antiquísimo torreón feudal ó atalaya, cerca de un palacio, primitivo solar de la ilustre familia de los Correas, que poseia el señorío temporal y espiritual del coto de Goyan, y de una barca que hay en aquel punto para pasar al pueblo portugués Villanova de Cerveyra, que ocupa la orilla opuesta. Aun conserva la familia de Correa el derecho de nombramiento del abad de Goyan. La historia de este nobilísimo linage, representado hoy por el marqués de Mos, grande de España de primera clase, es en estremo romancesca, y por lo mismo diremos algo sobre ella.
El progenitor de los Correas fué, según los mejores nobiliarios, un rico–hombre del rey don Alfonso VI, llamado Payo o Pelayo Ramirez, del que procedió el célebre guerrero don Pelayo Perez Correa, del que hacen tan honrosa mención todas nuestras historias. Fué en 1241 electo gran maestre de la orden de Santiago, y el décimo sesto que obtuvo esta dignidad, á la sazón que era comendador en Portugal. Conquistó el Algarbe, se distinguió y contribuyó particularmente á la toma de Sevilla, y conquistó el reino de Murcia. Uno de los grandes hechos que le hicieron célebre, fué la famosa batalla de Ten–tu–dia, que refieren asi nuestras historias (1). Cabalgando el maestre con sus caballeros en las cercanías de Sierra Morena, encontró un cuerpo considerable de moros al que acometió desde luego poniéndolo en fuga, pero acercándose la noche, no quedaba tiempo de completar la derrota, y el maestre volviéndose al cielo, esclamó dirigiéndose á la Virgen, de quien era muy devoto; Señora, deten el dia. De repente y cual en los tiempos de Josué, el dia se prolongó, y don Pelayo tuvo lugar de acabar con aquellos encarnizados enemigos de la fé de Cristo. En memoria de tan gran prodigio edificó en aquel sitio una iglesia, que aun subsiste, denominada Santa María de Ten–tu–dia, en la que quiso el maestre ser sepultado, como se verificó en 1275. El hacerse mención de este suceso en varios escritos contemporáneos, hace suponer que tuvo lugar en aquel dia una aurora boreal, ó algún otro meteoro luminoso que hizo creer al maestre y sus caballeros que la Virgen daba aquella luz sobrenatural para evitar la huida de los moros. El rey de armas de Felipe IV, Gerónimo de Villa, dice hablando de los Correas.
«Tienen su casa solariega en Galicia, muy antigua. Unos dicen que el primitivo solar está en el lugar de Farelauns Portugal), y otros con mas razón en Galicia, en las márgenes del Miño, en jurisdicción y sitio de que son señores los de este apellido de Correa, y sea cual fuere el solar, uno procede de otro. Uno de sus progenitores fué Pedro Correa, que sirvió al conde don Enrique, que lo fué de los lusitanos. Halláronse en la toma de Sevilla. Don Alonso Correa fué alférez mayor del rey don Alonso I de Portugal. Traen el escudo de oro con águila de sable, las alas desplegadas, y sobre su pecho otro escudo pequeño, también de oro, con trece correas rojas cruzadas.»
En cuanto al origen del apellido, y escudo de armas, se refiere lo siguiente. «Hallándose uno de los

(1) Véase entro otros muchos á Mariana, libro XIII. cap. 22.

jueves, agosto 18, 2011

Viage ilustrado (Pág. 586)

M coronada, porque la doncella se llagaba María


«Los Montenegros aquí son fundados
Que libertaron aquella doncella,
De testimonios, y falsa querella
Que en casa del rey le son levantados»


Puente Sin Payo es una villa situada en el fondo de la ria de Vigo, desde donde se descubre el famoso lazareto de la isla de San Simon. Este pequeño puerto es renombrado por las muchas y escelentes ostras que produce, y por hallarse cerca del monte Ameo, donde se dio una reñida batalla, en que el moro Alahez fué vencido por el rey de Oviedo Alfonso el Casto, el año 821. Aun se encuentran hoy en aquel sitio hierros de lanzas, huesos y fragmentos de armas que atestiguan el combate y confirman la tradición del pais, que dice hubo alli gran mortandad de infieles. El día 7 de junio de 1809, el puente de San Payo fué teatro también de una porfiada acción entre las tropas españolas al mando del conde de Noroña y las francesas que mandaba Ney, quedando estas vencidas después de dos días de combate.
Desde San Payo se pasa á Redondela, donde existe un convento de monjas de la orden de San Lorenzo Justiniano, de cuyo instituto no hay en España mas que este y otro en Cuenca, y en seguida se entra en la muy noble, muy leal y valerosa ciudad de Vigo, que todos estos títulos mereció en la gloriosa guerra de la independencia. Es el primer puerto de Europa, físicamente hablando, pues reúne á una capacidad inmensa, un fondo escelente, seguridad de los temporales y facilidad de aportar á él con toda clase de vientos. Forma como un ángulo agudo en cuyo vértice está Redondela, y en los dos lados otra porción de puertecitos á cual mas risueños y de agradable aspecto. La boca de este gran puerto está cerrada por dos islas desiertas, denominadas islas de Bayona ó Cicias. Vigo en tiempo de los romanos se llamó Vico Spacorum. El año 132 de nuestra era, Decio Junio Bruto, gobernador de la España Citerior, con objeto de estender sus conquistas, se dirigió á la costa occidental de Galicia. Los habitantes de Vico y demás poblaciones de la ribera del mar, se apresuraron á pactar amistad y confederación con los romanos; pero rebelándose al año siguiente, fueron avasallados por el mismo Junio Bruto, y sujetos al yugo romano. Dominada y destruida Vigo por los sarracenos, fué repoblada en 750 por Alfonso I el Católico. El 20 de octubre de 1702 fué batida dentro de la bahía de Vigo por los ingleses y holandeses una flota española compuesta de galeotas cargadas de oro que venian de América, las que por no caer en poder de los enemigos, por disposición de sus comandantes, se barrenaron y echaron á pique. Aun hace pocos años se veían en el fondo del mar los mas de estos buques enteros; pero habiendo unos empresarios ingleses obtenido del gobierno permiso para registrarlos por medio de la campana de Buzo, y utilizarse de lo que pudieran encontrar, los deshicieron. Vigo es pueblo esencialmente comercial, y por lo mismo muy prosaico; en él no hay que buscar leyendas ni recuerdos caballerescos, tampoco se ven en Vigo edificios grandiosos ni establecimientos que llamen la atención del viagero. El teatro es bastante bonito, y el lazareto nuevamente construido en la isleta de San Simon, donde van muchos buques á hacer las cuarentenas. Tiene la ciudad fortificaciones modernas con el competente número de piezas, y tres castillos denominados La–lage, San Sebastian, y el Castro. Este último ocupa la cima de una montaña, y desde él se domina uno de los mas amenos paisages que pueden verse. De una parte el gran puerto, ó mejor dicho, el gulfo con sus mil buques que ostentan la bandera de todas las naciones comerciantes del mundo, y con su muchedumbre de barcos pequeños que sirven para la pesca, y de otra la fertilísima y amena campiña cubierta de viñedos, bosques de árboles frutales, quintas magnificas, aldeas y caserías. Hay en la ciudad una colegiata parroquia, cayo edificio, aunque estenso y de muy moderna construcción, es de escaso mérito artístico, un convento de monjas, otro que fué de religiosos, y varias ermitas. Es cabeza de un juzgado que comprende cuarenta y dos feligresías, y el número de habitantes no pasará de 4,200.
Nigran es una graciosa aldea que ocupa casi el centro del hermoso valle de Miñor, y de aqui á Bayona, que dista tres leguas de Vigo. Es población muy antigua, y su origen se atribuye por algunos nada menos que á los griegos venidos á este pais después de la destrucción de Troya. Alli se ve la colegiata de Santa María, edificio digno de consideración que sirvió de iglesia á los templarios, los conventos de monjas de la Misericordia y Santa Librada, y el Monte-real, o sea el castillo situado en una eminencia que domina el mar, la villa y el valle. En Bayona están las islas Bayonas, de Vigo ó Cies que todos estos nombres tienen. Son dos estas islas, la del Norte, denominada Latia ó Cisaron tiene dos millas y media de longitud, y la del Sur, llamada Faro, una y media. Están situadas á la boca de la ria de Vigo, de cuya ciudad distan nueve millas. Estas islas son famosas desde los antiguos tiempos, pues los fenicios y cartagineses aportaban á ellas en busca de estaño, de que eran muy abundantes, por lo que fueron llamadas Cassiterides (1), como las nombran Plinio, Estrabron y Tolomeo. Después se llamaron Cicæ ó Cicas, nombre derivado de Cicar ó Kicar, que en lengua fenicia significa metal. Estaban habitadas en otro tiempo, pero las correrías de los piratas berberiscos é ingleses ocasionaron su despoblación en el siglo XVII. Estos últimos incendiaron un antiguo monasterio que alli habia. Desde entonces no tienen mas habitadores que una multitud de conejos. Santa María de Oya es un magnífico monasterio de monges cistercienses, que alza su robusta fábrica á las orillas del mar. Es de bella arquitectura y muy capaz. Fué edificado en el siglo XII por el emperador don Alfonso VII, y enriquecido con cuantiosas donaciones por este monarca, y su madre la reina doña Urraca. Afortunadamente la suntuosa iglesia permanece abierta al culto, pues sirve de única parroquia, y en ella existe la muy veneranda imagen de Nuestra Señora del Mar, que según las piadosas tradiciones de los sencillos labradores del pais, se apareció en 1581 sobre un lebrel, en el sitio denominado la Orillada, en la ribera del mar. Daba á este monasterio un aspecto muy romántico y feudal una plaza de armas que tenia á su frente, defendida con nieve cañones, de la que era gobernador el abad. Hoy está del todo abandonada.
Desde aqui se va á la Guardia, último pueblo de Galicia por esta parte, y á la que llaman vulgarmente

(1) Criadoras de estaño; pues Cassiteros significa en griego el estaño.

domingo, agosto 07, 2011

Viage ilustrado (Pág. 585)

tural del pais, y nada tenia que envidiar á las famosas vias romanas. Elegantes pirámides para marcar las leguas, cada una con su correspondiente reloj de sol, bellas fuentes, asientos cómodos, y por último, altos y copudos árboles que ofrecían sombras al fatigado viagero, todo se reunió para formar un conjunto verdaderamente seductor; pero todo ó la mayor parle ha desaparecido por esceso de abandono.
Atraviésase el rio Ulla por el puente de Cesures, cerca de Padron, y se detiene el viagero en Caldas de Reyes para visitar los baños. El terreno que rodea á Caídas es muy frondoso y ameno, y abunda en árboles frutales, dilatados viñedos, buenos pastos, y yerbas medicinales. Entre sus muchas y variadas producciones, debemos citar los limones y naranjas. La situación de la villa es una llanura, y en la confluencia de los rios Humia y Bremaña. Su antigüedad es muy remota. Los romanos, aludiendo á sus excelentes aguas termales, muy frecuentadas en todos tiempos, la llamaron Aquæ–celenæ, y el famoso geógrafo Tolomeo, Aquæ–calidæ. Pertenecía á los galáicos–lucenses, y era capital de los pueblos cilinos ó celenos, griegos de origen. Gozó esta ciudad de los privilegios de municipio, y luego fué silla episcopal, debiendo mencionarse entre sus prelados al célebre Ortigio, gran antagonista de los hereges priscilianistas. El año de 1104 nació en esta villa el rey don Alfonso VII, llamado el Emperador. El historiador arzobispo don Rodrigo, asegura en su crónica, que en razón á este suceso se denominó Caldas de Reyes. En la orilla derecha del rio Bretaña, á la salida de Caldas para Villagarcía, se ve aun un vetusto torreón, el que señála la tradición como lugar del nacimiento de Alfonso VII y en el que pasó sus primeros años bajo la dirección del conde de Trava. Compónese la villa de doscientas setenta casas, algunas muy buenas, una parroquia con advocación de Santo Tomás, una ermita, un estenso palacio ó fortaleza, perteneciente á los marqueses de Bendaña, y dos grandes casas de baños; la una llamada de Acuña, por haber sido construida á costa del ministro de este nombre, está situada á la margen del rio Humia, es un grandioso edificio de sillería que está sin terminar. Tiene dos fuentes, una en lo interior, que surte dos grandes baños, uno destinado para hombres y otro para mugeres. Hay tambien otros tres baños separados para los que padecen males contagiosos. La otra fuente está fuera de la casa, sirve para beber y surtir otros baños pequeños. La segunda casa de baños se llama de Dávila, es también de hermosa construcción, y está en la orilla derecha del citado rio Humia, contiene dos grandes baños generales, (uno para cada sexo) en forma de cuadro, otros dos también generales, pero mas pequeños, y finalmente, otros baños para una sola persona, en cuartos separados. El aguase renueva á cada hora, y las curaciones que á su uso se atribuyen, son numerosísimas, lo que hace ser estos baños de los mas concurridos de Galicia. Caldas tiene bastante comercio, 1,170 habitantes. Es cabeza de un partido judicial que comprende nueve ayuntamientos y cincuenta y tres feligresías. Pertenece á la diócesis de Santiago y á la provincia de Pontevedra.
La ciudad de este nombre es, como la mayor parte de los pueblos de Galicia, de una antigüedad muy lejana, y traspasa los lindes de la historia. Convienen, sin embargo, los historiadores en atribuir su fundación á los griegos que aportaron á estas regiones después de la guerra de Troya, y la impusieron el nombre de Hœllenes, que en su lengua significa congregación ó reunion de gentes. En tiempo de la dominación romana, se llamó Duo–Pontes y Pons–vetus por el gran puente de doce arcos que se construyó entonces, y que, aunque renovado, subsiste aun: de Pons–vetus se deriva el actual nombre de Pontevedra, Su situación en el fondo de la ria de su nombre, cerca de la embocadura del rio Lerez, y la abundancia de jardines, caseríos, bosquecillos y vergeles que la rodean, la hacen ser uno de los pueblos mas agradables y bonito. Su risueña campiña produce toda clase de granos, vinos, legumbres, hortalizas, y toda especie de delicadas frutas, y en el rio se pescan en abundancia los salmones, anguilas, truchas, reos, muples, lampreas, etc., ele. Es Pontevedra puerto habilitado para objetos de construcción naval y víveres. Sus calles son aseadas, bien empedradas y compuestas en general de casas. Tiene cuatro plazas, y en la llamada de la Herrería hay una bonita fuente. Aun conserva Pontevedra sus antiguas murallas con cuatro puertas principales y otras pequeñas. Hay dos parroquias, un convento de monjas, otros dos que fueron de religiosos, un cuartel y un hospital. Como capital de la provincia que lleva su nombre (que es la que antes se denominaba provincia de Tuy), es Pontevedra residencia de un gobernador civil, de un comandante general, diputación provincial, oficinas de rentas, de amortización, etc., etc. También es cabeza de un partido judicial que contiene cuarenta y tres parroquias, y cuenta 4,549 habitantes. Ostenta en sus armas un antiquísimo puente y sobre él un castillo. Muchos son los hombres ilustres que nacieron en Pontevedra, entre los que contaremos á Sorred de Sotomayor, distinguido campeón del rey Pelayo, á Payo Gomez de Chirino, almirante de Castilla, á Bartolomé de Nodal y su hermano Gonzalo, célebres navegantes que descubrieron el cabo de Hornos y el estrecho de San Vicente; al célebre escultor Gregorio Hernandez, y finalmente, al eriudito escritor, historiador y anticuario P. M. Fr. Martin de Sarmiento.
Se ven en Pontevedra las ruinas del antiguo palacio de los Turrichaos, incendiado por los ingleses en 1719, y del que solo se conservan dos altas torres, una de ellas con almenas y ventanas ojivas: también llamó nuestra atención la parroquia de Santa María la Mayor, que es grande y suntuosa, de arquitectura gótica, y su portada de lo mejor que hay en este género. La capilla demuestra Señora de la Peregrina es igualmente buena: la forma una rotonda, y su reconstrucción, que se hizo á fines del siglo pasado, costó cerca de un millon y medio de reales. En ella se celebra una de las mas famosas romerías de Galicia.
En esta ciudad llama la atención un escudo de armas puesto en varias casas principales, cuya enseña consiste en un M coronada; es el de la familia de los Montenegro, cuyo origen esplica Molina de este modo:
«Los Montenegros tienen su suelo y nacimiento en este reino de Galicia, y procedieron de un hidalgo gallego y de una doncella parienta de un rey de Galicia, á la que habiéndole levantado unos traidores una gran traición, fué presa hasta tanto que diese quien la librase, y este hidalgo, movido á compasión, tomó su hecho por propio, y ovo batalla, y cortó la cabeza al capitán de la traición, y vista esta averiguación, el rey la casó luego con este caballero que la libertó, y destos vienen los Montenegros, los cuales traen por armas una

viernes, agosto 05, 2011

Viage ilustrado (Pág. 584)

reyes godos se encuentra siempre la firma de los obispos irienses, que como dijimos al hablar de Santiago, trasladaron allí su residencia cuando se descubrió el cuerpo del apóstol. Posteriormente, en tiempo de don Diego Gelmirez, primer arzobispo de Santiago, se fundó por disposición de éste, y para conservar el recuerdo del antiguo obispado Iriense, una colegiata titulada Santa María de Iriaflavia y segunda silla compostelana, que aun subsiste y estiende su jurisdicción á un razonable territorio.
La situación de Padrón es en estremo agradable y risueña, muy cerca de la confluencia de los ríos Sar yUlla, que se reunen formando una Y griega. Esta villa es cabeza de un ayuntamiento y de un partido judicial que comprende treinta y ocho feligresías, y su población asciende á unas seis mil almas.
El célebre Macías fué natural de esta villa: he aquí la historia de este poeta tal y como la cuenta Argote de Molina en su libro, impreso el siglo XVI, con el título de Nobleza del Andalucía.
«Entre el rigor de las armas, bien se permiten discursos de amor. Florecían en el reino de Jaén, en la frontera del reino de Granada, los hijosdalgos, no tan solamente con esclarecidos y famosos hechos en las armas, mas con notables acaecimientos en amores. Era á esta sazón maestre de Calatrava don Enrique de Villena, famoso por sus curiosas letras, cuyo criado era Macías, ilustre por la constancia de sus amores. El cual, dando al amor la rienda que su edad y lozanía le ofrecían, puso los ojos en una hermosa doncella, que al maestre, su señor, servia. Y siendo estos amores con voluntad de ella, tratados con gran secreto, no sabiendo el maestre cosa alguna, y estando Macías ausente, la casó con un principal hidalgo de Porcuna. No desmayó á Macías este suceso, porque acordándose del amor grande que su señora le tenia, que no era posible en tanta firmeza haber mudanza, sino que forzada de la voluntad del maestre habia aceptado el matrimonio, conociendo por secretas cartas, que vivía su nombre en la memoria de su señora, confiado en que el tiempo le daria ocasión de mejorar su suerte, la siguió y sirvió con la misma confianza y fé que antes que llegara á aquel estado. Como amores tan seguidos el tiempo no los pudiese encubrir, el marido vino á entenderlos. Y no atreviéndose á dar muerte á Macías, (por ser escudero de los mas preciados de su señor), parecióle mejor acuerdo dar cuenta de ello al maestre. El cual, llamando á Macías le reprendió grandemente, que no solo siguiese, mas ni imaginase continuar semejante causa, y le mando se dejase de ello. Tenia el amor tan rendido y sujeto á Macías, que viéndose atajado de todas partes, creció el aficion con que las cosas de mayor resistencia son mas deseadas. Y poniendo sus hechos á todo trance, no quiso perder el continuo ejercicio de requestar y servir á su señora, tanto que el maestre, no hallando otro remedio (porque le considero tan perdido, qué consejo ni otra razón serian con él de alguna consideración) lo mandó llevar preso á Arjonilla, lugar de la orden, á cinco leguas de Jaén, por no hallar otro camino para atajar las quejas que de él se daban. Estaba preso con ásperas cadenas Macías en Arjonilla, donde lamentando sus dolores, no hallando otro reparo para el alivio de ellos, con canciones lastimosas, daba mil quejas de su triste suerte, y enviándolas á su señora se entretenía con algunas vanas esperanzas.
«Llegaron á manos del marido de la dama estas canciones, y las continuas cartas de Macías, y no pudiendo sufrir tanta inquietud, cuantos celos público le daban, acordó de acabar de una vez con esta historia. Y subiendo en un caballo, armado de adarga y lanza, fue a Argonilla, y llegando á la cárcel donde Macías estaba, vióle desde una ventana de ella, lametándose del amor. Y no pudiendo sufrir tan importuno enemigo, le arrojó una lanza, y pasándole con ella el cuerpo, con dolorosos suspiros el leal amador dio el último fin á sus amores; y escapándose el caballero por la ligereza de sus caballos, se pasó al reino de Granada. El cuerpo de Macías fué sepultado en la iglesia de Santa Catalina de Arjonilla, donde llevado en hombros de los caballeros y escuderos mas nobles de la comarca, le dieron honrosa sepultura. Y poniendo la sangrienta lanza encima de ella, quedó alli su lastimosa memoria en una letra que asi decia:


«Aquesta lanza sin falta
¡Ay coytado!
Non me la dieron del muro
Nin la prisé yo en batalla
Mal pecado.
«Mas viniendo á ti seguro,
Amor falso y perjuro
Me firió, é sin tardanza,
Fue tal la mia andanza
E fin venturo.»


Esta triste historia ha dado asunto, no solamente á Larra, para el drama y la novela que se ha citado, sino á otros muchos poetas antiguos y modernos para sus composiciones. Juan Rodriguez del Padrón hace mérito de Macías en sus Gozos de Amor; Juan de Mena en sus Tercietas, y García Sanchez en su Infierno de Amor, con algunos mas que no recuerdo.
Juan Rodríguez del Padron, citado como uno de los que se han ocupado de Macías, fué su contemporáneo y amigo. Pertenecía á una familia noble, y brilló mucho en la corte caballeresca de don Juan II. Enamorado, pero no correspondido, de una dama, que algunos con bastante fundamento suponen era la reina, emprendió, para curarse de su pasión un viage á Jerusalen, y á su vuelta entró religioso en el convento de Herbon, no lejos de esta villa, donde murió. Consérvanse de él algunas poesías, y entre otras los Diez mandamientos de Amor; la que empieza Ham, ham, ham, huir que rabio, y la siguiente que habla de Macías:


Si te place que mis días
Yo fenezca mal logrado
Tan en breve,
Pleyase que un Macías
Ser merezca sepultado,
Y decir debe
Do la sepultura sea:
Una tierra los crió
Una muerte los llevó
Una tierra los posea.


Se sale de Padrón por el camino real que conduce á Pontevedra, que es una de las mejores y mas hermosas carreteras que tiene España, aunque descuidada como tantas otras cosas en nuestra patria. La hizo el ministro de Cárlos IV, don Pedro Acuña, na–