sábado, marzo 31, 2012

Viage ilustrado (Pág. 628)


se contentó con esto Octaviano César Augusto, pues elevó á la antigua Saldaba á la categoría de convento-jurídico, y cabeza de cincuenta y dos ciudades ó capitales de otras tantas repúblicas, y la concedió el derecho de acuñar moneda. Tan señaladas mercedes convirtieron bien pronto á la vieja y pobre ciudad celtíbera, en una de las poblaciones romano–hispanas de mas importancia, pues como dice Pomponio Mela: «César–Augusta es la ciudad mas célebre de la España Tarraconense.» También era César–Augusta lugar de término y de mansion de varios caminos ó vias militares que en ella se cruzaban. Según las mas antiguas y recibidas tradiciones, fué esta una de las primeras poblaciones del orbe que abrazaron la fé cristiana, atribuyéndose su conversion al apóstol Santiago, que ordenó por su primer obispo á San Atanasio. En 452 fué conquistada por Requiario, caudillo ó rey de los suevos, y en 466 pasó al dominio de Eurico, que lo era de los godos. En esta época se hizo célebre la iglesia de César–Augusta por la sabiduría de sus obispos, en especial los Valerios y San Braulio, que es una de las lumbreras de la iglesia goda. Tarik y Muza se apoderaron de esta ciudad, aunque les opuso una tenaz resistencia, y la impusieron un enorme tributo. Lejos de perder su antigua importancia con la dominación de los moros, la acrecentó, pues estos la hicieron cabeza ó capital de la provincia de Tarragona, y por su pronunciación particular la llamaron en vez de César–Augusta Sarcosta, de donde provino poco después Zaragoza. El walí de España, Ayub, residió en ella algún tiempo el año de 715. Samail se hizo dueño del waliato ó gobierno de Zaragoza, y de toda la parte oriental de la península en 745, y al pasar á Toledo dejo aquí un hijo suyo, el cual fué desposeído por Jusufen en 754. Abdel–rah–man, primer califa de Córdoba, puso por walí de Zaragoza al muy valiente Abd–el–melek, hijo de Omar, y este es el que en nuestras crónicas y romances de la edad media llaman Marsilio (1). El año 744 ocurrió en esta ciudad una sublevación con objeto de apartarse de la obediencia del califa cordobés, y reconocer otra vez la autoridad del de Oriente, que fué sofocada por Abd–el–melek, que degolló á los principales fautores. Tres años después el walí de Zaragoza, Soleiman el Arabí, intentando declararse emir de la España Oriental, buscó el auxilio del célebre Carlo–Magno. Acudió éste con un poderoso ejército en 778; pero arrepentido Soleiman ó temiendo que en vez de auxiliar, se convirtiese el emperador franco en opresor, le cerró las puertas de Zaragoza y no le permitió penetrar en su recinto. Carlo–Magno se vio precisado á retirarse, y á su paso por Roncesvalles sufrió la terrible derrota de que hemos hablado en la parte anterior. Husein–ben–Yahyah, capitaneando a los abdaritas que habitaban en las riberas del Ebro, quitó la vida á Soleiman, y se declaró independiente de Abdel–rahman, el que vino á sitiar á Zaragoza, y la que se resistió por dos años, entregándose por fin por capitulación en 780. Un moro, natural de Huesca, llamado Amrú, conocido por sus crueldades, fué nombrado walí de Zaragoza en 809, y ofreció vasallage á Carlo–Magno. Envió éste sus comisionados para tratar con Amrú, pero llegando á noticia de Abdel– rahman, se dirigió con presteza á esta ciudad y obligó al infiel gobernador á refugiarse en Huesca. Poco después fué nombrado para el waliato de Zaragoza un tal Muza, godo de origen, que figura notablemente en las historias de aquella época. Acusado de cohecho ante el califa, fué desposeído de su cargo, asi como su hijo Lopia, que era walí de Toledo; pero habiéndose puesto de acuerdo con los navarros y pamploneses se hicieron independientes contra el califa y casi todas las poblaciones que dependian de Toledo y Zaragoza siguieron su partido. Dió Muza una hija en matrimonio al famoso Iñigo Arista, fundador de la monarquía navarra, y á la cabeza de un lucido cuerpo de tropas hizo una entrada en Francia. Sostúvose independiente Zaragoza hasta 870, en que muerto Muza. y sitiada por el emir El–Mondhir, hubo de someterse. Al poco tiempo volvió á rebelarse tomando por caudillo á Ismael, hijo de Muza, mas éste fué hecho prisionero por su sobrino Abdala, hijo de Lopia, que entró triunfante en Zaragoza. No entregó, sin embargo, Addala esta ciudad al emir de Córdoba, como era de esperar, sino que dio libertad á Ismael, y poniéndose con él de acuerdo, quedó por dueño de Zaragoza, Salvatierra, San Esteban y Tudela. Duró este reino de los Muzas hasta 886, en que se apoderó de Zaragoza Kaleb, hijo de Hafsum, cuyos partidarios, la conservaron algunos años; pero en 918 se rindió al califa Abdel–rahman II.
Este se alojó en el Alcázar, donde residió por algunos dias Atadjibi, nuevo walí de Zaragoza, derrotó en 964 al rey de Navarra, don García Sanchez el Temblador, y al rey de Leon, Soleiman dio el waliato de Zaragoza, con la circunstancia de ser hereditario, al Mondhir, el cual se declaró rey independiente de esta ciudad en 1014. Tuvo seis sucesores en esta monarquía, hasta que en tiempo de Seif el Daulah, Alfonso I el Batallador, rey de Aragón, se apoderó de Zaragoza el año 1118, después de un trabajoso sitio. Alojóse el conquistador en el palacio de los monarcas moros, llamado de la Azuda, y dio en señorío la mayor parte de la ciudad á Gaston, conde de Bearne. Desde entonces fué mirada Zaragoza como capital y cabeza de Aragón, aunque algunas veces vemos la corte establecidas otras ciudades. Sin embargo, en esta se verificaban siempre las coronaciones de los reyes, y aqui residia el justicia mayor y su tribunal: se celebraban las Cortes del reino, etc., etc. Fernando I de Aragón y su esposa Isabel I de Castilla, visitaron esta ciudad en 1481. El año 1502 volvieron á Zaragoza ambos monarcas, y obtuvieron, no sin trabajo, que su hija Juana la Loca fuese jurada por heredera del reino de Aragón. Carlos V reunió Cortes en Zaragoza en 1518, y prestó en manos de Lanuza, que era el justicia, el juramento de guardar y respetar los fueros y franquicias del reino. Lo mismo verificó en 1563 su hijo Felipe II. Este fué el que dio el golpe de muerte á las antiguas libertades aragonesas con motivo del asilo que esta noble ciudad dio al famoso secretario Antonio Perez. Felipe envió contra Zaragoza un ejército á las órdenes de don Alonso de Vargas, y salió á su encuentro el joven justicia don Juan de Lanuza, que fué vencido y degollado en la plaza pública. Los reyes Felipe III y Felipe IV visitaron esta ciudad en 1599 y 1645. En este año se celebraron en ella Cortes para jurar por principe al infante don Baltasar Cárlos. En las desastrosa guerra de sucesión, Zaragoza, asi como casi todo el Aragón, tomó el par–


(1) Nombre formado sin duda de Omaris–filius, el hijo de Ornar, Marsilio figura mucho en la historia de Carlo–Magno, con el titulo que no tenia, de rey de Zaragoza.



martes, marzo 27, 2012

Viage ilustrado (Pág. 627)

arrebatar á sus subditos las antiguas libertades, pero encontró en aquellos la mas tenaz resistencia y formaron ana especie de liga á la que llamaron la Union; cubrióse el reino de sangre y carnicería, y vino á aumentarlas la imprudente guerra que este don Pedro provocó al otro Pedro el Cruel, rey de Castilla. Alfonso V que ocupó el trono en 1416 y que fué uno de los mejores hombres de su siglo, liberal, sabio, político y conquistador, volvió á reunir al Aragón los reinos de Sicilia y Nápoles y dejó por sucesor en 1438 á su hermano Juan II, esposo de la reina de Navarra. Fernando hijo de Juan, habiéndose casado con la ínclita Isabel la Católica, incorporó á los estados de Castilla los de Aragón. Carlos V, enemigo declarado, como buen estrangero, de las libertades y franquezas, que los españoles habían comprado con su valor y su sangre en mil combates, no solo las abolió del todo en Castilla sino que las menoscabó cuanto pudo en Aragón, y su hijo Felipe II las destruyó enteramente con motivo de la causa de su secretario Antonio Perez. Habiéndose éste huido desde la prisión en que estaba en Madrid, á Zaragoza, de donde era oriundo, se acogió al tribunal del justicia mayor. De aquí nacieron graves alteraciones hasta llegar á las manos las tropas del rey y las del justicia, que era á la sazón el joven don Juan de Lanuza, pero vencido éste y degollado en la plaza de Zaragoza el año 1581, Aragón quedó sujeto y aherrojado al yugo de hierro de Felipe II. Sin embargo, aun quedaba á este noble reino una sombra de su pasada libertad, pero habiendo en el siglo pasado sostenido en la guerra de sucesión la causa del archiduque, la dio Felipe V el golpe de gracia quedando su gobierno igual á todas las otras provincias de la monarquía. Las primeras armas de Aragón fueron las de Sobrarbe, que consisten en campo de oro una encina verde y encima una, cruz roja, aludiendo al prodigio, creido en aquel tiempo, de haberse aparecido á García Jimenez una cruz celestial sobre un árbol, en señal de victoria al comenzar la batalla de Ainsa. Iñigo Arista, (ó según otros el primer conde de Aragón) adoptó por armas una cruz de plata con mango de lo mismo, en el canto de un escudo también azul, por una aparición milagrosa semejante á la anterior, y esta fué la segunda enseña de este reino, que subsistió hasta la batalla de Alcoraz, ocurrida en 1096, en que, habiendo vencido Pedro I un formidable ejército de moros v hecho prisioneros á cuatro caudillos ó reyes (á los que hizo degollar) tomó por armas la cruz roja de San Jorge y á los ángulos las cuatro cabezas ensangrentadas de aquellos, con diademas de plata. Aun no permanecieron estas armas en Aragón, pues desde el casamiento de doña Petronila, hija de Ramiro II, el Monge, con Ramon Rerenguer, conde de Rarcelona, usaron las de los antecesores de éste, que consisten en campo de oro cuatro palos ó bastones rojos. El origen de esta insignia es muy romancesco y debemos referirlo. Wilfredo, llamado el Velloso, primer conde independiente de Barcelona, hallándose al servicio del emperador Luis el Benigno, salió muy mal herido en una batalla en que éste peleó contra los normandos. Conducido su tienda fué á visitarle el emperador y reparando el escudo dorado y liso de Wilfredo, mojó cuatro dedos en la sangre que brotaba de las heridas de éste y los pasó por el escudo diciéndole: «Estas serán desde hoy, valiente conde, vuestra divisa y armas.»
La villa de Mallen, que es el primer pueblo de Aragón, que se encuentra viniendo de Navarra, es de antigüedad remotísima. Pertenecía á la Celtiberia y se llamó Manlia. Sus habitantes degollaron á la guarnicion que tenian de numantinos, para complacer á Pompeyo, á quien se entregaron. Después de una memoria tan poco honrosa no vuelve esta población á mencionarse en la historia hasta 1420, en que la ganó á los moros Alfonso I, el Batallador, que concedió su señorío á los templarios. El año 1209 se avistaron en Mallen los reyes de Navarra y Aragón con objeto de terminar sus disidencias. El castillo de esta villa sirvió de prisión al desgraciado don Carlos, príncipe de Viana, en 1452, y en la guerra de la independencia sufrieron en sus inmediaciones un descalabro los patriotas españoles que mandaba el marqués de Lazan. Pasa tocando á la población el escaso rio Huecha, y el terreno en que está edificada es un llano. Las casas son regulares, y la parroquia, titulada Nuestra Señora de los Angeles, está servida por diez eclesiásticos que nombra la orden de San Juan. Tiene también un convento que fué de franciscos, y un bonito santuario dedicado á la Virgen, á poca distancia. El número de habitantes es de 1,854. El escudo de armas de Mallen consiste en un castillo, sobre el que ondea una bandera blanca con cruz roja. Desde Mallen se pasa por Sallur, Pedrola y Alagon, y se da vista á la muchedumbre de torres moriscas que embellecen la inmortal y siempre heroica Zaragoza, capital del reino que nos ocupa. Desde luego nos sorprendió su magnífica campiña, que es una dilatadísima llanura regada por el magestuoso Ebro, el Gallego, el Jalón, el Huerba y el Canal imperial (cuyas frondosas orillas veníamos siguiendo desde Tudela cubierta de multitud de casas de campo, de olivos y otros árboles frutales, y terminada por una parte con los montes que separan al Aragón de Castilla, y por otra con los erguidos Pirineos de Jaca, siempre emblanquecidos con la nieve. Gruesos volúmenes deberíamos emplear para describir dignamente á Zaragoza, cuyo nombre es pronunciado con respetuosa admiración en toda la Europa; mas la índole de esta obra no consiente la latitud necesaria. Sin embargo, creemos no desagradar á aquellos de nuestros lectores que no hayan visitado esta ciudad, tan célebre y tan rica en recuerdos, deteniéndonos en ella algún tanto, puesto que es la población de mas importancia que habíamos encontrado en el curso de nuestro viage. Daremos principio por su historia, que es una de las mas gloriosas.
Desde las primeras épocas de la historia aparece ya esta ciudad con el entraño nombre de Salduba, que le fué sin duda impuesto por los primitivos españoles, sus pobladores.
Después de haber sujetado Augusto á los indómitos cántabros y astures, los mas decididos defensores de la libertad de España y los últimos que doblaron la cerviz al yugo romano, deseando recompensar á los soldados de las legiones 4.ª, 6.ª y 10.ª que habían llevado á cabo aquella difícil campaña, les concedió el término de Salduba y también esta ciudad, en que se avecindaron. Fué entonces engrandecida y declarada colonia inmune, y tomó el nombre de César–Augusta en honor del emperador. Construyéronse en seguida dos recintos de murallas, la una era de piedra y argamasa con torreones almenados, y cuatro puertas que miraban exactamente á los cuatro puntos cardinales, y la segunda de ladrillo. De una y otra se conservan aun algunos vestigios.

sábado, marzo 24, 2012

Viage ilustrado (Pág. 626)

ros y la derecha para los segundos. Asdrubal, sucesor de Amilcar, dio muerte á un señor celtíbero, y un doméstico de éste lo vengó, quitando la vida al gefe cartaginés. Aníbal, hijo de Amilcar, contrayendo alianzas con varias ciudades celtíberas enemigas de Roma, enciende la segunda guerra púnica y se hace dueño de la orilla opuesta del Ebro, faltando á los anteriores tratados. Los habitantes del pais siguen el partido de unos y otros de sus ambiciosos conquistadores. Pierden primero los cartagineses, pero abandonado después Cneyo Escipion por los celtíberos, vuelve á enseñorearse Asdrubal, hermano de Aníbal, de la Celtiberia en 212 para perderla de nuevo. Dueños por fin del campo los romanos, sostienen contra ellos una desastrosa guerra por mas de 200 años en la que sucumbieron mas ejércitos y generales de la ciudad eterna que en la conquista del mundo entero, por confesión de sus mismos historiadores, y mereciendo en el senado la Celtiberia por único nombre el de Natio revellatrix. César, por fin, tuvo la gloria de sujetar definitivamente esta nación indómita é independiente, que formó desde entonces parte del gran mundo romano, quedando incorporada a la provincia Tarraconense. De aquella época data la desaparición del antiguo idioma celtibero, del que quedan solo muestras indescifrables en las inscripciones de sus monedas ó medallas. Cuando la invasion de los godos, aunque los habitantes de este país coadyuvaron á los vascones en sus guerras, siguieron la suerte de la generalidad de los españoles. Los árabes en el primer ímpetu de su conquista, en el siglo VIII, se apoderaron de todas las tierras de la antigua Celtiberia, escepto de algunas comarcas escondidas en las fragosidades de los Pirineos, que sirvieron, como los montes de Asturias, de cuna de la libertad é independencia de


…………………….«otra España y otra patria
mas grande y mas feliz que la primera (1).»


Aqui empiezan las cuestiones de los historiadores, sobre el origen de la monarquía aragonesa. Unos guiados por las tradiciones, por inscripciones sepulcrales y privilegios de antiguos monasterios, aseguran que en 758, habiéndose reunido 300 varones en una cueva del monte Uruel, cerca de Jaca, para celebrar las exequias de un santo ermitaño llamado Juan de Altares, nombraron por su rey ó caudillo á cierto caballero que tenia por nombre García Jimenez, señor de Amezcoa y Arbazuza, el cual fué tronco de los reyes de Sobrarbe, de Navarra y Aragón. Otros combinando las crónicas francesas con las españolas y arábigas conceden esta gloria á Iñigo Arista, conde de Bigorre, el cual fué elegido por estos 300 montañeses en 885, y al mismo tiempo se le atribuye la formación del famoso fuero de Sobrarbe, en que están consignadas las libertades aragonesas. Espresan en él los electores, que pues dé su libre voluntad formaban un rey que los gobernase, éste debia jurar mantenerles sus derechos, repartir con igualdad las tierras que á los moros conquistasen y no poder tener corte ó juzgar, sin el acuerdo de un consejo compuesto de doce ricos hombres ó ancianos del pais. También se refiere á aquella la institución particular del justicia mayor, especie de magistrado mediador entre el pueblo y el trono, y cuyo principal cuidado era mantener la integridad de las leyes. Lo que está averiguado con certeza es que al terminar el siglo VIII existia en estas comarcas de Sobrarbe á las faldas del Pirineo, un pequeño estado cristiano, el cual pidió protección á Luis el Benigno, rey de Aquitania, y este le dio por caudillo en 798 á un conde llamado Aureolo. Muy confusa se muestra por entonces la historia de este territorio, que ya vemos bajo el dominio de los musulmanes, de los franceses, y finalmente en el de los condes y reyes de Navarra. En la etimología del nombre Aragón, que por entonces se empezó a dar á este condado, están también muy discordes los cronistas pero parece la mas razonable la de que proviene de una Ara ó altar erigido á Hércules y de los juegos agonales que se celebraban en honor de este semidiós. Sancho el Mayor, rey de Navarra, tuvo un hijo bastardo llamado Ramiro, á cuya madre unos nombraban Urraca y otros doña Caya, señora del valle de Aivar, y le dejó á su muerte el condado de Aragón, decorado con el titulo de reino, el año 1033. Desde entonces su historia puede decirse se reduce á una serie de victorias que convirtieron bien pronto la reducida region de Sobrarbe en un poderoso estado, merced al valor de sus reyes, que mas bien que este dictado, merecerían el de valientes capitanes.
El primer rey, don Ramiro, murió en la batalla de Graus en 1063, peleando con el famoso Cid Campeador; su hijo y sucesor Sancho Ramirez, después de varias conquistas sobre los moros, cercó á Huesca, pero recibió una herida mortal causada por una flecha, y no permitió se la estrajesen hasta que sus hijos jurasen no abandonar aquella empresa y hacerse dueños de la plaza: don Alfonso I, el Batallador, hijo segundo de Sancho Ramirez, unió por algún tiempo al reino de Aragón y de Navarra, que poseía, los de Leon y Castilla, que eran pertenencia de su esposa doña Urraca, tomó el título de emperador y después de ganar á los moros veinte y nueve batallas campales, murió en la de Fraga en 1134. Por el matrimonio de la reina doña Petronila, hija de Ramiro el Monge, en 1174 , con Ramon Berenguer, conde de Barcelona, se unió este estado al de Aragón. Durante el glorioso reinado de Jaime I, el Conquistador, se le agregaron por la fuerza de las armas, las islas Baleares y el reino de Valencia, y Pedro III, su hijo, le acrecentó aun mas con la Sicilia que pertenecía á su esposa doña Constanza. Pedro IV el Cruel ó el Ceremonioso, quiso falsear las leyes fundamentales y (2)

(1) Quintana, tragedia del Pelayo,

(2) Entre estas deben mencionarse aquella que autorizaba al pueblo á reunirse para defender su libertad cuando la viese amenazada: la que establecia que en caso de ser algún subdito agraviado por el rey, se hiciesen los nobles é infanzones cargo de su causa, y evitasen el pago de toda clase de tributo en tanto aquel no satisficiese al subdito, y finalmente la ley de las coronaciones por la que el nuevo rey con la cabeza descubierta, se inclinaba de rodillas ante el justicia mayor, el que sentado y cubierto le tomaba el solemne juramente de guardar las leyes y fueros del reino y luego le decia á nombre del pueblo estas palabras: «Nos que somos tanto como vos, é todos juntos valemos mas que vos, os facemos rey con la condición de guardar nuestros fueros é privilegios, é si no non.» Subsistió esta última ley hasta el reinado de Pedro IV, el Ceremonioso, que la hizo anular en Cortes, y habiéndole estas presentado un pergamino en que estaba escrita, lo rompió en pedazos con su puñal. Al tirar de este se hirió en una mano y viendo su sangre esclamó: «Ley que daba poder á los vasallos para nombrar rey, sangre e rey debe costar.» Por este hecho le llamaron don Pedro el del puñal. Es también muy notable la ley de Aragón que escluye á las hembras de la corona.

miércoles, marzo 21, 2012

Viage ilustrado (Pág. 625)

Vista de Zaragoza



aventajada estatura y muy ágiles. La lengua que se usa en Aragón es la castellana con algunos modismos lemosinos en los pueblos que confinan con Valencia y Cataluña. El trage provincial de los hombres es bastante desairado, pues consiste en calzón de paño ajustado, chaqueta algo larga, chaleco, faja estremadamente ancha y larga, media con trabilla que deja el pie desnudo, alpargatas atadas con mucha cinta, manta al hombro y un pañuelo rodeado á la cabeza. Estas dos últimas piezas del trage recuerdan el de los árabes, que dejaron en las provincias de Aragón huellas mas profundas de su dominación que en las de Castilla. En algunas partes están en uso unos sombreros de alas anchísimas. Las mugeres, que son en verdad en su mayor parte muy bellas y amables, llevan también alpargata con media azul, la saya algún tanto corta, delantal, y sobre el ajustado jubón que ciñe su esbelto talle suelen atar un pañuelo, con bastante gracia. Antes de pasar adelante debemos dejar consignado que las aragonesas se precian, y con justicia, de ser fieles á sus juramentos de amor, de buenas esposas y dignas madres, y de ser (solo hablamos respecto á determinadas clases y á algunos pueblos lejanos de las ciudades) mas ilustradas y cultas que los hombres.
Desde los tiempos fabulosos ó allá escondidos en la noche de la historia, figura esta gran comarca que hoy llamamos Aragón, del modo mas notable. Aquí habitaban los iberos, primitivos españoles, los que mezclados después con los celtas que trasmontando los Pirineos invadieron este país, tomaron el nombre de celtíberos, que fué después el terror de los romanos y la gloria de España. Ocupábanlos celtíberos una gran region (1) que tenia al N á Lerma, rio Arlanza, Villoslada, Cervera, Tarazona y el Ebro; al E. los montes de Oca (antiguamente Idubeda) Herrera, Montalvan, Aliaga y Segorbe; al O. el rio Arlanza, los montes Carpetanos hasta Segovia, y por el S. Fuenllana, Montiel y Chinchilla, por lo que vemos que aunque comprendía la mayor parte de Aragón se estendia mucho mas. Su religion era lo mismo que la de los astures y galaicos; es decir, adoraban á un dios sin nombre, al que servían de templo los bosques, pues su grandeza no cabia en ningún recinto fabricado por las manos de los hombres. Las mayores festividades eran los plenilunios, y los celebraban con bailes, cantos y versos, y entonces sacrificaban á las puertas de sus casas. El nacimiento de un hijo, en vez de ser como en todos los pueblos, mirado como un fausto suceso, era al contrario en Celtiberia un motivo de tristeza, y ambos padres guardaban cama por algunos días, lo que era entre los antiguos señal de lulo. Otra de sus mas estrañas costumbres, era lavarse la dentadura con orines corrompidos, la que observaban también varios pueblos de la Cantabria. Eran los celtíberos muy belicosos y tenían la guerra por única ocupación. Sus armas consistían en la pelta ó adarga, especie de escudo pequeño que después cambiaron por el gran broquel de los galos; en picas fortalecidas con hierro que arrojaban á los enemigos y á las que daban el nombre de lancæ. De los celtíberos las tomaron los romanos y les conservaron el mismo nombre. Llevaban tambien morrión de bronce con una especie de plumero encarnado, espada corta, puntiaguda y de dos filos, á propósito, dice Polibio, para acuchillar y estoquear, la que también adoptaron los romanos apenas la conocieron, puñal rayado y de doble comba. Eran muy aficionados al color negro, y usaban de un gran sayo parecido á un capote con capucha y bragas ceñidas al estilo de nuestros pantalones. En tiempo de los godos dejaron su antiguo sayo negro por una capa mas corta hecha de tela rayada. Sabían templar el hierro de una manera particular, dejándole oxidar debajo de tierra y sumergiéndolo luego en las aguas de ciertos rios. Habían aprendido de los griegos á construir castillos y cubrieron con ellos su pais. Amilcar Barca, célebre general de la república de Cartago, intentó sujetar á los terribles celtíberos, mas fué muerto por los habitantes de Helia una de las ciudades de estos, 230 años antes de Jesucristo. Los romanos pactaron con los cartagineses la division de este pais independiente sirviendo de término á las conquistas de unos y de otros el rio Ebro en 226, quedando la ribera izquierda para los prime–

(1) Véase á Pimío, Estrabon y Ptolomeo.

domingo, marzo 18, 2012

Viage ilustrado (Pág. 624)

Maragatos



Montañeses de Leon


mayor resignación y sin ocurrírseles jamás la idea de resistencia. Es verdad que el yugo matrimonial es aqui menos pesado que en otras partes, pues apenas se ven una ó dos veces al mes los consortes, á causa de andar siempre, como ya dijimos, los hombres con la recua y las mugeres en el campo. Las ceremonias de la boda no dejan de ser originales, aunque no tanto como las de los charros de Salamanca, y en cuanto á los trages el grabado que acompaña los representa también con la mayor propiedad. Lo mas particular y lo que no puede esplicarse es, cómo un pueblo situado en los últimos llanos de Castilla, á la margen de dos caminos frecuentadísimos y manteniendo animado y frecuente trato con diversas provincias de la peninsula, ha podido sustraerse absolutamente al movimiento de la civilización, y conservar íntegro el legado de los habitos, creencias, organización y hasta vestimenta de sus abuelos.
Poco diremos de la ciudad de Palencia, población de mas de 10,000 almas, con una muralla antigua, buenas calles y una plaza regular. Su catedral, dedicada á San Antolin, cuyo cuerpo se custodia con gran veneración, es de estilo gótico, reedificada por el rey don Sancho el Mayor, y una de las mas amplias y mas hermosas de España, El hospital, bien dotado, lo fundó el Cid en la misma casa que habitó en esta ciudad. En el camino que dirige á Valladolid se halló en los cimientos de la parte de muralla inmediata á la puerta del Mercado una lápida del sepulcro de los hijos de Pompeyo, que se ha colocado á la derecha de esta puerta en la muralla nueva. Palencia es la antigua Pallantia de los romanos, y la conquistó á los moros el rey don Sancho de Navarra el año 1031, restaurando la silla episcopal. Es glorioso timbre de esta ciudad el valor de sus matronas, cuando teniendo la estrechamente sitiada los ejércitos ingleses en la guerra del rey don Pedro, los derrotaron completamente, por cuya hazaña les concedió don Juan I que usasen banda de oro sobre los tocados como los caballeros.
Cerca de Palencia en el pueblo de Baños, junto á la carretera de Burgos, están las ruinas de la antigua capilla de San Juan, que consta de tres naves y es de arquitectura gótica y árabe. Próxima á la capilla hay una fuente de agua cristalina, muy eficaz para ciertas dolencias, de donde sin duda toma nombre el pueblo.
El reino de Aragón forma como una gran cuenca rodeada de montes elevadísimos, y cortada por el Ebro. Confina al N. con los Pirineos, al E. Cataluña, al S. Valencia, y al O las Castillas y Navarra. Tiene de longitud ó sea de N. á S. 68 leguas, de latitud 40 y de superficie 1,232. Está dividido en las provincias de Huesca, Zaragoza y Teruel, que comprenden treinta y un partidos judiciales, doce ciudades (1), trescientas veinte y seis villas, ochocientos ochenta y ocho lugares, ochenta y dos aldeas, noventa y seis cotos redondos: mil doscientos setenta y seis ayuntamientos, un arzobispado, seis obispados, mil trescientas noventa y seis parroquias y 734,686 habitantes. El suelo puede decirse privilegiado por su feracidad, riqueza y variedad de producciones, en especial las riberas de los rios. Las mas principales son trigo, cebada, maiz, aceite, vino, frutas delicadísimas, cáñamo, lino, azafrán y alguna seda. Hay abundancia de minerales como hierro, cobre, plomo, cobalto y azabache. El ganado lanar está muy propagado y es escelente. Muchos son los montes que cruzan este reino, siendo los de mas nombradla los Pirineos, de donde nacen el célebre Moncayo, los de Albarracin, Molina, Cuenca, Gudar, Morata del Conde, etc., etc. Los rios son el Ebro, que divide, á Aragón en dos partes casi iguales, el Gallego, Huerva, Cinca, Guadalaviar ó Turia, Alcamadre, Giboca, Guadalope, Martin, Jalón, Aragón, Celia, Alfambra, Queiles, etc.,
Los aragoneses son francos, muy amantes de su pais y de la libertad, valientes hasta la temeridad, muy firmes y constantes en sus propósitos, lo que les hace calificar con el nombre vulgar de testarudos, algún tanto orgullosos y bruscos en sus modales, muy vivos y penetrantes. Son generalmente robustos, de


(1) Los nombres de estas son: Zaragoza, Tarazona, Borja, Calatayud, Daroca, Albarracin, Teruel, Alcañiz, Huesca, Barbastro, Jaca y Fraga.

viernes, marzo 16, 2012

Viage ilustrado (Pág. 623)

aseguran dichos autores que respetaron la primitiva iglesia de San Juan, hoy de San Isidoro.
Desde Leon nos dirigiremos al Vierzo pasando por Astorga, para hablar de sus antigüedades romanas y góticas, y en efecto, se ven las asombrosas minas de las Medulas, restos magníficos y sólidos todavía del pueblo rey; el sitio de una antigua ciudad suya llamada Belgidum, deliciosamente situada; el monasterio que fué de monges bernardos de Carracedo, en cuya fábrica está todavía incorporado un resto del antiguo palacio de recreo que alli tuvieron los reyes de Leon; y varios castillos feudales desmoronados en parte, y entre los cuales descuella el de Ponferrada, donde se distinguen las armas y los símbolos de los caballeros templarios, sus pasados señores. Este pais posee muchos recuerdos é infinitas tradiciones que con pena renunciamos á trascribir. Las montañas de Leon apenas conocidas, apenas visitadas por nadie, valen tanto respectivamente como las de la Suiza. ¡Qué trages tan pintorescos! ¡Qué costumbres tan patriarcales!...
Se sale del Vierzo siguiendo rio arriba el curso del Sil, célebre por el purísimo oro que en sus arenas arrastra; y se atraviesan los valles que toman el nombre del rio, se cruza en seguida la Ceana y la Omaña, y el viagero se detiene en los últimos términos de Babia. No habrá acaso ni uno solo de los lectores que no haya oido decir alguna vez en su vida, tratándose de un hombre distraído ó preocupado: Ese hombre está en Babia; pero serán pocos quizá los que sepan que la Babia es un pais triste, desnudo y rigoroso en el invierno, pues ocupa la mesa de las montañas, y no cesan en él por entonces las nieves y las tormentas. Sin embargo, las praderas de esmeralda que verdeguean por las llanuras, sus abundantes aguas, la alineación simétrica de sus montecillos cenicientos de roca caliza, y los leves vapores que levanta el sol de verano de sus húmedas praderías, contribuyen á darle por entonces un aspecto vago, suave y melancólico que solo se encuentra en algunos países del Norte. Hacia los límites de este país y junto á un pueblo que llaman los Barrios de Luna, se ven las paredes aportilladas por todas partes, del castillo de Luna, donde el rey don Alfonso el Casto encerró al conde de Saldaña, padre del paladin Bernardo del Carpio, que derrotó en Roncesvalles el ejército de Carlo–Magno, y al decir de las leyendas españolas, mató de su propia mano á Roldan, el sin par de los doce pares.
Lo dicho de la Babia es aplicable igualmente á los demás concejos, á saber; la Omaña, la Ceana y el Sil, pues todos se parecen mucho, si bien el último se diferencia algo mas por la gran frondosidad que visten sus montes, y por ser algo mas estrecho y reducido. En cuanto á costumbres, todos ellos las tienen iguales. La hospitalidad es una especie de religion entre estos montañeses, y no hay puerta que no se abra á la llegada de un forastero. Por la noche se reúnen indispensablemente en su casa los mozos y las mozas á darle lo que se llama en lengua del pais el beiche, que no es otra cosa mas que el lindísimo baile del pais, en el que es costumbre que el forastero tome parte.
La danza del pais es un baile animadísimo que se ejecuta con castañuelas, la música es alegre y armoniosa, al par que las coplas delicadas y graciosas en estremo. Vamos á citar como muestra algunas que recordamos:

Eres como el ave fénix
Que cuando muere renace;
Fuego de amor en tu pecho
Preside sin apagarse.
Corazón que sufre y calla
No se encuentra donde quiera;
No hay corazón como el mio
Que sufre y calla su pena.

Qué son celos pregunta
Un hombre sábio
Y un rústico le dice,
Ama y sabráslo.
Es la esperanza un árbol
El mas frondoso
Que de sus bellas ramas
Depende todo.


¿Tiene esto algo que envidiar á las célebres baladas alemanas? Confesamos que la música popular de Andalucía tan llena de sentimiento y de calor nos entusiasma; pero en las tiernas canciones montañesas hay un tono de vaguedad, de misterio y de tristeza que conmueve el alma de un modo inesperado.
Las brañas, especie de casetas que en la temporada de verano fabrican las montañesas en las cumbres de los montes, donde se retiran con sus ganados hasta principios del otoño, llaman la atención por su limpieza, por su adorno, que consiste en ramos de flores, y por la esquisita nata de que siempre tienen repuesto para obsequiar á los que las visitan.
Las romerías es otra de las diversiones de verano, muy semejantes á las de los demás países; pero no se crea que en el invierno se convierten estos habitantes en hurones. Al contrario, se reúnen todas las noches en las casas mas grandes del lugar; las mozas hilan las primeras horas, de donde viene á estas tertulias el nombre de filandon, y luego acuden los mozos y se baila hasta una hora regular. Entre tanto las señores y señoras mayores refieren historias, como ellos dicen, y es cosa de ver por cierto á un alcalde de aquellos pueblos sentado en un sillón de baqueta, contando las proezas de Carlo–Magno, de don Pelayo ó del Cid, con tanta gravedad y aplomo como si las hubiese presenciado. Omitimos la descripción del trage, porque puede verse en el grabado que lo representa con toda exactitud. Y ya que se habla de trages, no debemos dejar la provincia de Leon sin decir algo de los maragatos, tipo verdaderamente original, cuyo nombre y origen atribuyen unos á Mauregato, menguado usurpador de la corona de Leon, y otros por el contrario, hacen á este mismo Mauregato oriundo de Maragatería; opinion que sea dicho de paso nos parece mas probable, siquiera por no desairar la tradición que se conserva en Astorga de los juicios que pronunciaba Santo Toribio, anterior, si no nos engañamos al citado usurpador, en las querellas de los maragatos. El pais de la Maragatería está enclavado en el obispo de Astorga, y sus pueblos principales son Santiago–Millas, Santa Colomba, Rabanal del Camino y el Val de San Lorenzo, sin contar otros muchos de menor cuantía. Los hombres buscan en la arriería lo que su ingrato suelo les niega; y durante su ausencia, las mugeres cuidan de las faenas de la labranza. Las bodas se hacen siempre por convenio entre las familias, sin contar las mas veces con la voluntad de los novios, que cumplen el mandato de sus padres con la

sábado, marzo 10, 2012

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ideado trazar una fábrica de 125 pies de altura, 303 de longitud y 128 de latitud, sobre uno y medio de espesor en sus mismos fundamentos: pero la esperiencia de mas de 500 años no solo justifica la idea, sino que confirma la realidad de este milagro del arte. Su fábrica no es del todo gótica ni tudesca, puede muy bien llamarse de estilo oriental, porque es un conjunto de pilares, arcos, estribos arbotantes y ventanages, y como estos últimos son tantos y sus vidrios de diversos colores, hacen un efecto admirable mirados por la parte interior del templo. Principióse la construcción por el obispo don Manrique de Lara, que presidió en esta sede desde el año 1181 al 1203, y duró la obra mas de cien años; pero se ignora á punto fijo quién fué el autor de la traza, pues aun sobre la época de la fundación y nombre del fundador andan encontrados los pareceres.
Después de la catedral se ve el palacio de los Guzmanes, hermosa fábrica mandada edificar por don Juan de Guzman, obispo de Calahorra, y que pertenece ahora al marquesado de Toral, unido hoy á la casa del duque de Frias. Está bastante abandonado, sirviendo para depósito de granos, suerte común de esta clase de edificios en nuestro pais, desde el reinado de los Reyes Católicos, en que los grandes señores tomaron la costumbre de habitar constantemente en la corte, dejando sus antiguos torreones y castillos feudales entregados á la curiosidad del viagero ó á los recuerdos de la historia.
La iglesia de San Marcos de Leon es célebre no solo por su capacidad y solidez, por sus adornos de estilo gótico y por su magnífica sillería de coro, sino también por su historia, pues ha pertenecido á los caballeros de Santiago, y fué rival algún día del convento de Uclés. Por el tiempo de la confirmación de la orden, los ricos hombres del reino de Leon habían fundado cerca de esta ciudad, en el camino francés, un hospital, el cual, según dice el libro de la regla y establecimientos de los caballeros de Santiago, había sido edificado para servicio de Dios y bien de las ánimas, y por los muchos peligros que acaecían en aquel lugar á los romeros cuando iban y venían á visitar el Santo Apóstol. En vista de esto el obispo don Juan Albertino, que tenia á su cargo en compañía de los canónigos de Leon, la administración de este hospital, se lo cedió al ilustre don Suero Rodriguez, uno de los primeros caballeros á mediados del siglo XII, cuando la orden no estaba todavía confirmada, con el intento de que los canónigos del Loyo, que seguian la regla de San Agustín, y á los cuales para mayor santidad y decoro se habían reunido los primeros caballeros de Santiago, cuidasen del bien espiritual de los peregrinos los unos, en tanto que los otros proveian á su resguardo y seguridad. Tal es el origen de San Marcos, cuya grandeza fué creciendo después en la misma proporción que la de la orden, que en los siglos XII, XIII y XIV llegó á tan alto grado de esplendor, que las determinaciones de sus capítulos generales pesaban poderosamente en la balanza de los destinos de la nación.
No queremos dejar de hacer mérito aqui de un suceso que le ha dado renombre al convento de San Marcos de Leon en época mas reciente. En el reinado de Felipe IV, durante la administración del conde–duque de Olivares, fué encerrado estrechamente y tratado con el mayor rigor, en una de sus celdas, el poeta satírico don Francisco de Quevedo, uno de los talentos mas privilegiados de aquella privilegiada época. Allí lo aprisionaron crudamente bajo el pretesto, según unos, de un desacato cometido en haber hecho poner debajo de la servilleta del rey un papel satirico, anónimo que se le atribuyó; según otros, por supuestas inteligencias con la casa de Braganza, y según todas las probabilidades, por intrigas y manejos de cortesanos. Enséñase á los viageros la celda, donde resulta de su misma confesión, que se curaba y cauterizaba con sus propias manos dos heridas que tenia abiertas, desamparado como estaba de todo el mundo y sin cirujano que se las curase, á pesar de habérsele encancerado con la proximidad del rio y la humedad del pais. Desde aquella cárcel fué desde donde dirigió á su perseguidor el famoso memorial, página elocuente de la elevación de sentimientos de un grande hombre, aun en medio de una desgracia y tribulación de tal suerte irremediables.
Para completar nuestra descripción de las muchas curiosidades que encierra la ciudad de Leon, nos falta mencionar la iglesia de San Isidoro, donde está el panteón de los reyes, y á ella nos dirigimos.
Asolada esta ciudad por Almanzor, rey de Córdoba, la restauró Alfonso V, y edificó y dedicó á San Juan Bautista una pobre iglesia de luto et latere, como dice el epitafio de su sepulcro. Los reyes don Fernando de Castilla y doña Sancha de Leon, hija de don Alonso, la demolieron y erigieron otra de piedra labrada, que se tituló de San Isidoro, desde que los mismos reyes colocaron en ella el cuerpo de este santo, traido de Sevilla por diligencia suya.
Alonso V destinó esta iglesia para sepulcro de los reyes sus antecesores, y se pusieron en ella las antiguas reliquias que los cristianos llevaron consigo en las invasiones. Reedificada después, como queda dicho, por don Fernando el Magno hacia la mitad del siglo XI, fué entregada á los canónigos regulares de San Agustín, que don Alfonso VII trasladó allí del convento de Carvajal, una legua distante de Leon, y que han permanecido en ella hasta nuestros días.
La iglesia es bastante espaciosa, de tres naves; al fin de la principal, por debajo del coro, se halla la entrada del que llaman el Panteón, donde hay depositados por lo menos cuarenta y ocho cuerpos de personas reales; y es una capilla destinada á Santa Catalina, llena de sepulcros sencillos y sin ninguna suntuosidad, unos encima de otros y con esculturas de grosera labor.
Es también notable este suntuoso templo por la multitud de buenas obras de escultura y pintura, asi como por la cantidad inmensa de reliquias de varios santos que conserva, ademas del cuerpo de San Isidoro, que está sobre la mesa del altar mayor: antes de las guerras y trastornos de este siglo, era muy rico en alhajas de preciosa hechura y considerable valor, que han desaparecido en su mayor parte. Otro de los objetos apreciables de esta santa casa es la librería, en la que se encuentran códices y manuscritos rarísimos. Por último, en esta antigua iglesia se conserva una costumbre inmemorial que otros atribuyen á un concilio celebrado en ella y concluido en Lugo contra los arríanos sacraméntanos, cuya costumbre, que en la catedral de Lugo también se observa, consiste en tener constantemente al Santísimo manifiesto dia y noche, lo cual se ha practicado sin interrupción, según varios autores desde el siglo VII hasta el dia, pues aunque los moros tomaron la ciudad de Leon,

jueves, marzo 08, 2012

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Catedral de Leon



Iglesia de San Isidoro, en Leon


sia de Santa María el mismo Fernando el Católico en 1512. Los franceses saquearon á Tudela en 1808 por la mucha resistencia que les opuso: á poco volvió á poder de los españoles, pero habiendo perdido en el mismo año el general Castaños una batalla (1) al pie de sus muros, cayó de nuevo bajo el dominio de los invasores, que la abandonaron definitivamente en 1813.
Se sale de Tudela en dirección á Zaragoza, y despues que se andan cuatro leguas se pasa por Cortes, último pueblo de Navarra, que se eleva en una muy fértil llanura á la derecha del Ebro y del canal imperial que queda como á un cuarto de legua. Hay una parroquia con nombre de San Juan, y un castillo ó palacio de los marqueses de Cortes, que son hoy los duques de Granada de Ega, y dos molinos de aceite. El número de almas que moran en esta villa es de novecientas sesenta. Hay de ella memorias bastante antiguas, y hace muy poco tiempo se emprendieron por una sociedad varias acequias y obras muy importantes y costosas para el riego de su hermosa campiña.
La estension que nos hemos visto precisados á dar á las provincias precedentes por lo importante de las materias de que tratan, nos impide alargarnos en este tanto como quisiéramos, y como en realidad merecen las dos provincias de Leon y Palencia.
La ciudad de Leon es notable por su antigüedad, pues hay quien la supone fundada por la sétima legion de los emperadores romanos sobre las ruinas de la demolida Sublancia, y lo es también por sus monumentos, y por haber sido cabeza del reino de su nombre, donde tuvieron la córte veinte y cuatro reyes antes de que se incorporara á Castilla. En una cornisa del oratorio de la casa de ayuntamiento, se leen los siguientes versos que aluden á esta circunstancia y revelan algunas de las grandezas de la ciudad que nos ocupa.


En argen Leon contemplo
Fuente purpúrea triunfal
De veinte santos ejemplo
Donde está el único templo
Real y sacerdotal.
Tuvo veinte y cuatro reyes
Antes que Castilla leyes;
Hizo el fuero sin querellas,
Libertó las cien doncellas
De las infernales greyes.


Si se considera la catedral de Leon bajo el punto de vista de la magnitud, no es de las principales de España; pero si solo se toma en cuenta su belleza arquitectónica es sin disputa ninguna la primera. Lo que mas sorprende a todo el que examina este edificio, es indudablemente el atrevimiento del artífice en haber

(1) En esta desastrosa jornada que lleva el nombre de batalla de Tudela, perdieron los españoles dos mil prisioneros, los almacenes y artillería.


martes, marzo 06, 2012

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Navarros del valle del Roncal


Navarra y merino de la Ribera. Tenia esta villa voto en Córtes, y su escudo consiste en campo azul castillo de oro y á la puerta una águila. Compónese la población de doscientas treinta y cinco casas, una parroquia dedicada á San Ireneo y una ermita, y tiene mil ciento ochenta y un almas. La situación de Valtierra es en un llano y á la orilla izquierda del Ebro. Media legua mas adelante está la villa de Arguedas, de mil sesenta y ocho habitantes. Estaba muy fortificada esta población ya en la época de los romanos. El belicoso Sancho Ramirez la conquistó á los árabes en 1084, y en 1092 la concedió fueros, y el año siguiente hizo donación de su iglesia al monasterio de San Ponce de Torneras, de donde vinieron monges á regentarla. Hoy es patronato del marqués de Falces. Fué cedido el señorío de Arguedas por Teobaldo I, célebre historiador español, don Rodrigo Jimenez de Rada, arzobispo de Toledo, y en 1456 por Juan II al canciller mosen Martin Peralta. Las armas de esta villa son un castillo con tres torres. Se pasa también cerca de la villa de Murillo de las Limas, muy renombrada por el ganado bravo que se cria en su término, en especial el de la viuda de Laborda, y se llega á Tudela, ciudad de las primitivas de España y una de las que se dicen pobladas por Tubal ó por los primeros habitantes. Su asiento es en la ribera derecha del caudoloso Ebro, sobre el que tiene un grandioso puente de diez y siete ojos y mas de cuatrocientas varas de longitud, y en terreno llano muy fértil y que produce aceite, vino, trigo, frutas y legumbres. La plaza Nueva ó de la Constitución, está formada por casas simétricas y es de figura cuadrada, asi como la del Mercado es también regular y de moderna construcción. La mejor calle, asi por su anchura como por estar en línea casi recta, es la de Herrerías; adornada con árboles y bancos. En ella está el teatro, bastante regular y que puede contener quinientas personas. Hay cuatro parroquias, la primera es la catedral, que fué consagrada con la advocación de Santa María en 1188. Era á la sazón iglesia prioral y estaba servida por un capítulo de clérigos regulares. Fué elevada á la categoría que hoy tiene en 1783, siendo por lo mismo Tudela la diócesis mas moderna de España y de las de mas reducida jurisdicción. Su cabildo debe constar de un obispo, tres dignidades, diez y seis canónigos y cinco racioneros. Las otras parroquias tienen las denominaciones de San Nicolás, San Jorge y la Magdalena. Hubo cuatro conventos de frailes y subsisten otros tantos de monjas, y extramuros tres ermitas. Cuenta la ciudad con un seminario conciliar, casa de beneficencia, instituto de segunda clase, hospital y dos paseos. La población asciende a siete mil trescientas veinte y tres almas. Tudela es cabeza de un partido judicial (asi como antes lo era de merindad que se compone de tres ciudades, veinte villas y cinco lugares, que constituyen veinte y cuatro ayuntamientos, y su diócesis comprende solamente diez parroquias. En el escudo de armas de la ciudad se ve su puente coronado de tres torres. Las romanos la impusieron el nombre que hoy lleva (Tudela) y el famoso poeta español, Marcial, la elogia como una de las poblaciones mas renombradas de la Península por lo ameno de su territorio. El moro Ayub se hizo dueño de Tudela en 716, y figuró desde luego como una de las mas importantes ciudades de la España árabe. Aunque fué momentáneamente poseida por Sancho Abarca, y García el de Nájera, reyes de Navarra, cayó de nuevo en poder de los emires de Zaragoza, hasta que en 1114 fué sitiada y tomada por Rotron, conde de Alperche, enviado al efecto por Alfonso I el Batallador, rey de Aragón y Navarra. Sin embargo, la guarnición árabe aunque perdió la poblacion se retiró al castillo, y allí se sostuvo hasta el año siguiente en que se rindió al citado monarca, que desde entonces tomó el dictado de rey de Tudela en lo que le imitaron sus sucesores, y algún tiempo adelante la concedió el fuero de Sobrarbe y muchos privilegios y escepciones. Desde esta época quedó la ciudad, bajo el señorío de su conquistador, el conde de Alperche, pero habiéndola cedido en dote á su sobrina doña Margarita, y esta desposándose con dou García Ramirez, rey de Navarra, quedó para siempre incorporada á esta corona.
El celebre Sancho el Fuerte miró con particular predilección á Tudela, la adornó con buenos edificios, fortaleció y fijó su resicencia y se encerró en su castillo, cuando efecto de su edad, gordura estremada y otros achaques, se retiró casi del todo de los negocios. por lo que le llamaron el Encerrado. En el mismo castillo falleció el 7 de abril de 1234 Concediósele el título de ciudad en 1390. Reinando Juan II de Aragon en Navarra, sé hizo dueño de Tudela mosen Pierres de Peralta. Sitióla á poco el conde de Foix; pero viniendo á socorrerla el citado Juan II levantó aquel el cerco, año 1470. El mismo rey la concedió nuevas franquicias y celebró en ella una conferencia con el rey de Castilla en 1476 para pacificar las turbulencias que agitaban á Navarra. Su hija doña Leonor, que heredó esta corona, murió en Tudela en 1479. En el reinado de Fernando el Católico, los vecinos de Tudela dieron acogida á muchos aragoneses perseguidos por la Inquisición y amenazaron á los inquisidores con arrojarlos al rio. Fué esta ciudad la ultima de Navarra que se sometió al poder de Castilla, exigiendo antes se les jurase la conservación de sus fueros y franquicias, como lo verificó en la igle–