domingo, enero 30, 2011

Viage ilustrado (Pág. 540)

carriles, uno de entrada y otro de salida, sobre los que corren velozmente y de continuo un pequeño convoy de carros, sujetos unos á otros por medio de una cadena, é impulsados por una rueda en forma de cabrestante, y movida por bueyes. El ingeniero belga que está al frente de esta mina, enseña con la mayor amabilidad los trabajos que tan acertadamente dirige. Al regresar á la villa, el viagero se aparta un poco del camino a la izquierda, sobre la orilla del mar, con el objeto de visitar las ruinas del antiguo castillo de Raizes, célebre en las crónicas arturianas, y noble solar de la familia de Alas, en el que, según las mismas, habia en otro tiempo dos altas torres, una mayor que otra. He aquí la leyenda que de este castillo se refiere: habiéndose apoderado los moros de la villa de Aviles, una caballero natural de la misma, llamado Martin Pelaez, se retiró con varios compañeros al castillo de Raizes y alli se hizo fuerte. Sitiáronle los moros y lograron hacerse dueños de la torre menor, desde la que pusieron escalas para asaltar la otra. Martin se defendía valerosamente, y aun logró cortar por su mano las cabezas de algunos moros que osaron trepar por la escala, las que cayeron desde lo alto á los pies de sus compañeros; mas sin embargo, iba ya á sucumbir á la muchedumbre, cuando en las almenas de la gran torre se apareció un ángel con la espada en la mano, el cual, dice una crónica antigua que tenemos a la vista, fué conocido ser asi por las grandes Alas que tenia. Dióle el ángel al caballero una cruz y se oyó una voz del cielo que decía:

Vindica Domine,
Causam tuam.

Los moros con el auxilio del cielo fueron todos muertos, é informado el rey Pelayo del prodigio, organizó por si mismo el escudo de la familia, que desde entonces se apellidó de las Alas, y que consiste en campo de gules ó rojo, un castillo de plata compuesto de dos torres una sobre otra, entre las que hay dos escalas. A la puerta de la superior hay un guerrero con la espada en una mano y la cruz en la otra, en lo alto un ángel con grandes alas, y al pie del castillo ondas, sobre las que se ven varias cabezas de moros. El castillo de Raizes fué después convertido en convento de mercenarios; pero arruinado también éste, hace muchos siglos, no restan en el dia mas que algunos paredones cubiertos de musgo y yedra, y una capilla que aun está en uso, y cuyo patronato y propiedad pertenece á la familia de Alas.
Hablemos ahora del concejo de Gonon. Este concejo que consta de catorce feligresías, fué ocupado en remotos tiempos por los Zoelas, que descendían de los escitas. El nombre actual, creo (esta opinion es esclusivamente nuestra provenga de un célebre capitán de los asturos, que se distinguió por sus hazañas en la guerra contra Augusto, llamado Gauzon, nacido en este territorio, que desde aquellos tiempos empezó á llamarse Tierra de Gauzon. Nada encontramos digno de referirse, haya tenido lugar en él durante la dominación goda. Habiéndose hecho dueños los árabes en el primer ímpetu de su conquista (715), de toda la parte de Asturias comprendida entre Galicia y Gijon, donde se situó un gobernador árabe, es probable que la tierra de Gauzon quedaría á él sujeta, hasta 722, en que el gran Pelayo la rescató. En el reinado de Ramiro I, comenzaron estas costas á ser molestadas por las correrías de los piratas normandos, venidos de Dacia y de Noruega; pero acometidos por el rey, las abandonaron precipitadamente. Su hijo, Ordoño I, hizo edificar muchas fortalezas para su guarda y defensa, de las que aun existen varias; entre ellas el castillo de San Juan, pintoresco torreón feudal, que aislado como la palmera en el desierto, se alza sobre las rocas y domina la inmensa mar que desde él se descubre. Al cabo de mucho tiempo, vino a parar á poder de los condes de Canalejas, que sostenían á su costa un vigía en tiempo de guerra. Esta torre permaneció artillada con dos piezas de grueso calibre, y guarnecida por un corto destacamento hasta 1836, en que, por orden del gobierno, fueron los cañones clavados y arrojados al mar para que no pudiesen ser de utilidad á los carlistas.
Alfonso III, apellidado con razon el Magno por sus proezas en la guerra, miró con decidida predilección esta comarca, y edificó en 884 sobre las altas peñas y á orillas del mar, el famoso castillo de Gauzon, que ademas de fortaleza y defensa contra los piratas,
era palacio de recreo, y sitio real en que Alfonso residía ordinariamente. Notable era este alcazar por su magnificencia, y dentro de su recinto levantó el rey una suntuosa galería dedicada al Salvador (como la catedral de Oviedo), que fué consagrada por tres
obispos Sisenando de Iria–Flavia, Nausto de Coimbra, y Recaredo de Lugo. Deseando el rey ofrecer una rica presea á la basílica Ovetense, y consagrar al mismo tiempo al valeroso Pelayo, hizo cubrir de oro y piedras preciosas la tosca cruz de madera de roble que servia de enseña á aquel piadoso príncipe, y que desde el reinado de Favila se custodiaba en la iglesia de Santa Cruz de Cangas. La operación de engastar la cruz se hizo en el castillo de Gauzon, como indican las inscripciones que en ella se leen.
Desde esta época adoptó Alfonso III por divisa de guerra la figura de esta cruz llamada de la Victoria, que hoy ostenla en su escudo el principado de Asturias y este concejo de Gonon, con esta leyenda:


Gozó de un supremo don
De que siempre habrá memoria
Pues la cruz de la Victoria
Se labró dentro Gauzon.


En 905 fué donado el castillo de Gauzon con todos sus términos á la catedral de Oviedo; pero á pesar de esto continuó don Alfonso residiendo en él, y cuando se le rebelaron sus ingratos hijos García, Ordoño, Fruela, Gonzalo, y Ranimiro en el mismo año, hubo de hacer uso e1 rey de su victoriosa espada para castigarlos, y el infante primogénito don García, hecho prisionero en Zamora, fué encerrado en Gauzon. Prolongáronse estos sucesos durante dos años, y los rebeldes lograron apoderarse de los castillos de Alba, Luna, Gordon, Arbolio, Cultrocies, y Boides. Estos dos últimos estaban muy cerca del de Gauzon, y el de Boides creen algunos estaría situado en el lugar llamado hoy Biado, atendida la semejanza del nombre y á que estas variantes son muy comunes en aquella época. Encarecen algunas crónicas la belleza y suntuosidad de este palacio de Boides, y en él se hallaba Alfonso el Magno, con toda su corte en 910, cuando inesperadamente reunió á todos los próceres y obispos, y también á sus rebeldes hijos incluso Gar–

jueves, enero 27, 2011

Viage ilustrado (Pág. 539)

bien merece su nombre por su bonita situación, aseadas casas y hermosas quintas de recreo que la rodean. Aqui existe también una hermosa fábrica (martinete), de calderas de cobre.
Se llega por fin á Aviles. Desde luego gusta el agradable y aseado aspecto de la villa. Cómpónese de novecientas casas, es cabeza del partido judicial y del concejo de su nombre.
Tiene también minas de hierro y carbon de piedra, pero las primeras no se benefician. Ademas del martinete de Villa–Alegre de que ya hemos hablado, hay otras fábricas de lona, curtidos, cristales, de tejidos finos, de lino, y finalmente, hornos de cal al estilo de Bélgica. La población de Aviles asciende á 5.600 almas, y las mugeres se distinguen por su belleza, gracia en el vestir y disposición especial para la música vocal.
Muchos escritores modernos dicen ser Aviles la antigua Argenteola de Ptolomeo, pero otros, combinando varios testos de Plinio, demuestran con mejores fundamentos que es Aviles la ciudad de los Zoelas. Quiéranse encontrar también en el nombre actual de la villa la alusión del antiguo, pues derivando á Zoela del hebreo Thoen, ganado de ovejas, y de Zoela zoelœ, los ovejeros, lo convierten en un sinónimo latino Opiliones, y de aqui Aviliones y Aviles. Aunque esta opinion sea la verdadera, y por consiguiente tenga la villa una antigüedad tan remota, no vuelve á leerse su nombre en la historia hasta muchos siglos después. Alfonso VI la dio fueros ó carta–puebla, que confirmaron después Alfonso VII y sus sucesores. El rey Fernando II concedió á la catedral de Oviedo en 1188 la tercera parte de las rentas de Aviles. En el reinado de San Fernando, en el sitio de Sevilla, se distinguió un hijo de esta villa, llamado Rui Perez de Aviles, que con su navio, cuya proa iba «ferrada» rompió una gruesa cadena que los sitiados pusieron desde la torre del Oro al castillo de Triana, para impedir el paso del rio Guadalquivir. A esta hazaña alude el escudo de la villa, que consiste en un navio con sierra en la proa, rompiendo una cadena que une dos castillos sobre unas ondas, y una cruz en el palo mayor. El 9 de julio de 1373, el rey don Enrique II hizo merced á la villa para que tuviese por su alfon agregado la tierra de Gonon, Garrendo, Corveta, Illas y Castrillon, y en 1378 se reunieron en Aviles los principales nobles de todos les concejos de Asturias para celebrar una junta con motivo de la sublevación y desgracias sobrevenidas al pais, por la resistencia que hizo al pago de la nueva contribución impuesta por el merino mayor de Asturias Gonzalo Suarez de Arguelles. En tiempo de la guerra de la Independencia, también se distinguió Aviles en defensa de la causa nacional, pero no consultando sus habitantes sino su patriotismo, esperaron á los franceses sin organización ni armas, y sufrieron una derrota considerable.
Desde luego debe darse principio á la revista del pueblo por las iglesias. Hay cuatro en esta villa; la parroquia dedicada á San Nicolás de Bari, es un edificio antiguo que tiene de notable la pila del agua bendita, formada por un gran chapitel corintio ahuecado, resto de algún edificio romano; el sepulcro del nombrado Pedro Menendez de Aviles; otros que pertenecen al género gótico, de los marqueses de Campo–Sagrado; y finalmente la bella capilla de los Alas, edificada en el siglo XIII, y en la que se ve un delicadísimo y primoroso bajo relieve que representa todos los sucesos de la vida de Jesucristo. En la iglesia del extinguido convento de San Francisco hay también algunos sepulcros de familias nobles del país. El convenio de la Merced es un bonito edificio que ostenta una armoniosa, y estensa fachada, y en él están situadas las oficinas de la administración de rentas, una de las escuelas públicas y la fábrica de tejidos. La iglesia de este convenio, aunque es la mas sólida y elegante del pueblo, está actualmente cerrada al culto. La del monasterio de San Bernardo, que está á cargo de las religiosas de esta orden llamadas Huelgas, nada ofrece de particular. Este monasterio fué trasladado á Aviles en el siglo XV, desde el lugar de Gua, en el concejo de Somiedo, por la poca moralidad y disciplina que guardaban las religiosas en aquel lugar casi desierto. Hay otra parroquia titulada de Santo Tomás Cantuariense, que está en el arrabal de Sabujo. Son dignos de observarse el palacio de los marqueses de Santiago, grande y suntuoso edificio de piedra de sillería con dos pisos y adornado de columnas corintias y toscanas y de multitud de arabescos de buen gusto; tiene en el frente principal diez y ocho balcones y doce ventanas, una torre á cada lado, y en el centro un ático en el que se ve un grande y bien trabajado escudo de armas compuesto de dos cuarteles con los Alas y Bernardo de Quirós. Otra casa digna de la atención de los arqueólogos es la que perteneció á la familia de Peon de la Vega, y hoy á doña N. Baragaña. Es de arquitectura bizantina, parece remontarse su fábrica al siglo XI, y sirvió de alojamiento al rey don Pedro el Cruel cuando pasó á Asturias á hacer la guerra á su hermano bastardo Enrique de Trastamara, que se hiciera fuerte en Gijon. La casa de ayuntamiento ó del concejo es una de las mejores de España, y la primera de la provincia. Su frente, que ocupa todo un lado de la plaza de la Constitución, es de piedra de sillería con espaciosos soportales y once balcones de hierro. Por la espalda da esta casa descuella la torre del reloj, construida en estos últimos años. El interior de este edificio corresponde bien á su objeto pues contiene espaciosos salones, capilla y archivo. En este que es uno de las mas ricos y bien ordenados de la provincia, se custodian multitud de cartas ó priviligios reales, entre las que sobresale la notabilísima carta–puebla, ó sean fueros de Aviles, otorgada por el emperador don Alonso VII, en enero de 1155. Este documento es apreciabilísimo por su importancia para la historia de la lengua, pues es la escritura mas antigua que se conserva en castellano, si castellano puede llamarse aquel lenguaje bárbaro é informe nacido del latín corrompido y de algunas palabras árabes, que formó no mas que un siglo mas tarde, el elegante idioma en que fueron redactadas Las Partidas. La citada carta–puebla está escrita en una gran piel de ternera, á medio adobar, con letra muy clara é igual, y firman en ella el emperador, su esposa, sus hijos, varios condes, prelados y merinos. Antes de despedirnos de Aviles quisimos visitar una de las abundantes minas de carbon de piedra que hay en sus inmediaciones, en lo que empleamos la mayor parte del dia siguiente, que fué para nosotros agradable desde luego; elegimos para nuestro examen la de Amas, que dista tres cuartos de legua, y cuyas galerías están en su mayor parte cavadas debajo del mar. La estraccion del mineral se hace con mucha premura y facilidad por medio de dos ferro–

lunes, enero 24, 2011

Viage ilustrado (Pág. 538)

Y medides de Candas
Cuelgo de la botonada,
Y traigo medies azules
Y la faija colorada,
Y escapulario de seda
So la camisa abrochada,
Y el ramo de siempre vives
E na montera terciada?
Non afayo gustu en nada
Nin sé cuandu un ixixú
Salió de la mió garganta
Nin el galan desta villa
Canto ya pe la Quintana
Nin danzo nes romeries,
Nin me ven é na esfoyaza
Nin salto pe les fogueres
Nin topo en nada folgancia.
...............................
Verná de San Xuan la noche
Templadina y estrellada,
Y el carbayu non pondré
Arrimadu a la ventana.


Después de haber hablado de las glorias, usos y costumbres asturianas, mencionaremos los pueblos de Pajares, la Rumia, Puente de los Fierros y Campomanes, situado á la margen del rio Lena. Alli está el solar de la ilustre familia de este nombre de la que dijo un antiguo nobiliario asturiano:


...De los de Campomanes
En blanco campo teñido
Vi el escudo barnizado
Y este suelo ha ilustrado
La gente de este apellido.


Después de Campomanes se encuentra la Vega del Ciego y luego la Pola de Lena, villa de alguna consideración por ser cabeza del concejo y partido judicial de su nombre; por sus minas de carbon de piedra y por estar situada en una de las comarcas mas feraces y ricas del principado.
Pasando después de la Pola por Villallana, La Frecha, Ujo y Suntullano, pueblos todos insignificantes, se encuentra la graciosa villa de Mieres, de cerca de 2,000 habitantes, situada sobre el Nalon, en cuyo término hay minas de cinabrio y una escelente fundición de hierro dirigida por ingenieros belgas. A la izquierda, siguiendo el camino de Oviedo, se ve el palacio señorial de los marqueses de Campo–Sagrado, que son los parientes mayores ó gefes de la renombrada familia de Quirós, cuya historia escribió el canónigo Tirso de Aviles en sus Linages de Asturias, obra hasta hoy inédita, la cual no copiamos aqui no permitirlo los límites á que nos debemos reducir. Despues de dejar á Mieres, que dista tres leguas de Oviedo, aun no se encuentran las feligresías de Olloniego, Manzaneda y San Esteban de las Cruces, y desde esta se da vista á la ilustre capital de Asturias, la ciudad de reyes y de los obispos, la corte de los belicosos sucesores del gran Pelayo. Desde luego cautiva nuestra atención su pintoresco y grandioso aspecto, aunque desde el camino de Castilla, no es de donde se descubren todas las bellezas de la vieja ciudad asturiana, que recostada magestuosamente á la falda de los montes de Morcin y Naurancio, domina como reina la ditalada y amena llanura que se despliega á sus plantas, y cuya atrevida y afiligranada aguja gótica va á ocultar en el cielo la misteriosa cruz de los ángeles, blason de la ciudad y de su noble regenerador el célebre Alfonso el Casto. La Corredoría y primeros lugares que se encuentran al paso pertenecen al concejo de Oviedo, mas luego se entra en el de Llanera, cuyo montuoso y regado por varios arroyos que van á tributar sus aguas al rio Nora que atraviesa al concejo, parece muy árido al dejar la bella y fértil llanura de Oviedo. Tiene Llanera once parroquias, y en la de Santa Eulalia de Ferrones y San Miguel de Villardovejo hay escelentes y abundantísimos criaderos ó minas de carbon de piedra beneficiados por una sociedad belga.
El terreno que se atraviesa, si bien es como toda Asturias, risueño y variado, no presenta los grandes montes que en Pajares asombran. Del concejo de Llanera se pasa al de Corvera, que contiene cinco feligresías. Al llegar á la de Solis, el aficionado á la heroica ciencia de la heráldica, se complace en observar una antigua casa–palacio que teine por blasón un sol.
»Es el linage y solar de Solis de los mas antiguos de Asturias, y se tiene por cierto se hallaron con el infante Pelaio los primeros y se llamaron este apellido, en las guerras que tuvo con los moros al prinzipio de la restaurazion, porque antes no se llamaban de este nombre sino después que venzieron una insigne batala en el lugar que aora se llama Solis en este conzejo de Corbera la cual pasó de esta manera. Que iendo el rey Pelaio en seguimiento de los moros; ziertos varones que traía consigo, les mandó adelantarse en el alcanze de ellos y les dijo: andad que con sol is. Como si dijera que fuesen, que aun llevaban sol y dia para venzer la dicha batalla y volviesen con victoria. Y asi fueron y lo hizieron tan esforzadamente que los venzieron en aquel lugar que llaman Solis antes que se pusiese el sol, y el rey puso nombre de Solis á aquel, y á los dichos varones venzedores les dio un sol por armas en campo colorado derechos todos los raios. Hubo deste apellido muy prinzipales hombres, espezialmente un don Pedro Solis, que fué camarero del papa Alejandro VI, arzediano de Madrid, canónigo de Toledo, dean de Oviedo, maestre escuela de Leon, abad de Arbas y de Santas Martas.»
Esta tradición también está referida en los versos siguientes:


»Vi en sangre el sol dorado
Derechos todos los rayos,
A do dijo el rey loado
Un dicho pronosticado
A sus varones Pelaio.
Cuando todos se partieron
Bien vengais que con sol–is,
Con sol fueron y vinieron
Y á do los moros venzieron
Puso nombre el rey Solís.»


En Solís hay un puente de cantería para cruzar el rio de su nombre, y buenas canteras de piedra muy semejante al mármol.
La capital de Corvera es Nubledo, pintoresco lugar de la feligresía de Cancienes, que dista una legua de Aviles, por el que atraviesa el camino real. A la media legua se encuentra su buen puente de sillería, en la graciosa población de Villa–Alegre, que

sábado, enero 22, 2011

Viage ilustrado (Pág. 537)


entregando á cada uno de los clérigos los honorarios que les corresponden (llamados pitanza), por el entierro y misas que deben decir por el difunto. Las plañideras de oficio. que seguían llorando el féretro por un salario fijo, estuvieron en uso en Asturias hasta principien del presente siglo.
Daremos fin a este cuadro de historia y costumbres, asturianas con presentar algunas nociones respecto del dialecto del pais, conocido con el nombre de bable. Aunque en estos tiempos no se habla ya sino en las aldeas mas escondidas en la fragosidad de los montes del corazón del principado, se conservan muchísimos de sus términos en boca de todos los campesinos y del vulgo de las poblaciones grandes, en especial por todos aquellos que no visitaron las provincias de Castilla.
Aunque es un problema hasta el dia irresoluble determinar con fijeza las primitivas lenguas que hablaban los españoles, puesto que según Estrabon nos dice no era una sola, está generalmente adoptado por los eruditos y filólogos que el vascuence, ó sea la lengua cántabra, fué uno de ellos, el que, según todas las probabilidades, seria también el de los asturos, atendida su vecindad, común origen escítico y continuas relaciones, tanto que muchos historiadores confunden á los asturos y cántabros de tal modo, que creen no formaban sino un solo pueblo. Desde la dominación romana la lengua latina fué adoptada, mas ó menos tarde, por todas las provincias españolas, conservándose durante el imperio godo y por largo después, aunque ya perdiera mucho de su antigua belleza, especialmente desde la batalla de Guadalete, en que comenzó á corromperse visiblemente, de lo que son maestras irecusables la famosa inscripción votiva que se lee en la ermita de Santa Cruz de Cangas, del tiempo del rey Favila, año de 739, la mas antigua que en España se censerva desde la entrada de los árabes, y las escrituras de fundación de los monasterios de Covadonga, del reinado de Alfonso el Católico, y de Obona, del de don Silo en 780. Este latin corrompido y la multitud de palabras arabes introducidas en el lenguage de los cristianos españoles por sus continuas relaciones con aquellos, dieron ser al castellano, que puede asegurarse no formó un idioma independiente del latin hasta principios del siglo XIII, siendo el documento mas antiguo que se conoce escrito en lengua castellana la carta puebla ó fueros de Aviles. Contrayéndonos, pues, á nuestro objeto, diremos que en Asturias, después del idioma latino puro que introdujeron los romanos, se habló antes que en ninguna otra parte aquel mismo latin corrompido que sirvió de base al castellano actual, y que con el nombre de bable es aun la lengua de los aldeanos.
El señor Cabeda en su muy erudita disertación que sirve de prefacio á su colección de poesías asturianas demuestra á nuestro modo de ver hasta la evidencia el primitivo castellano. El célebre Jovellanos, como tan amante de su patria, concibió el pensamiento de publicar una gramática y diccionario asturiano para conservar el recuerdo de este antiguo dialecto, que cada dia se va haciendo mas y mas raro, y que no tardará en desaparecer enteramente; pero la muerte del ilustre patricio le impidió llevar á cabo esta idea, que ninguno ha realizado hasta ahora. He aquí algunas muestras de la poesía bable sacadas de la referida obra del señor Cabeda.





LOS ENAMORADOS DE LA ALDEA.

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Penosina de la Peña.
Rosa de la mio Quistana,
La de les rises melguéres,
La de la voz regalada,
Mas cuca que por San Xuan
La cereza colorada,
Y mas que la flor de Mayu
Coida pel'alborada;
Que non me mires por Dios
Tan gayáspera y lliviana,
Que maten les tos mirades
Como tos enoxios matan.
Desque te vi aquella noche
A la lluz de la llumbrada,
Embelesa de los mozos
Y la flor de la esfoyaza.
Co les sartes de corales,
Co la melena rizada
Y la cintura ceñida
De la cotilla florida,
Tuviérate de la funte
Por la misteriosa xana
Para guardar los tesoros
D'algun moru alli encantadu
Si non supiera que fuiste
Para miós cuites criada
La moza mas desdeñosa,
Como y es la mas galana.
.............................
¿Por quién pienses que yo pongo
La mío montera rizada,

miércoles, enero 19, 2011

Viage ilustrado (Pág. 536)


Caza del oso


Las filas, son la tertulia de la aldea. En las largas noches del invierno se reúnen en una casa todas las mozas, y se ocupan en hilar, en tanto que los mozos, usando de la frase del pais, las galantean, y las viejas refieren antiguas leyendas de moros encantados ó de las batallas del rey Pelayo, á quien en Asturias no se nombra nunca mas que con el dictado de Infante, observación que ya hizo en el siglo XVI el cronista Morales.
Para los gastos del alumbrado de la fila contribuyen los concurrentes con una cortísima retribución semanal.
Las esfoyanas son otras reuniones nocturnas que ofrecen gran diversion á los campesinos. Tienen por objeto arrancar las hojas inútiles á las espigas de maiz, y enlazar estas unas con otras, á lo que se llama enristrar, y se hace para secar al aire el grano. En tanto dura esta sencilla operación se suceden sin intermisión los cantos y los cuentos, y acabada comienzan los bailes, que alternados con los galanteos, los vasos de sidra, las avellanas y otras frutas, suelen prolongarse hasta el amanecer.
En los entierros precede siempre al cadáver una persona que conduce la ofrenda llamada oblada, y que la deposita sobre la sepultura. La clase de oblada varía según los concejos; en Gonon consiste en dos libras de pan y un cuartillo de vino, á lo que otros añaden una pierna de carnero. En el concejo de Gijon en una ó mas hanegas de trigo ó de maiz, pero en Piloña es mas poética la ofrenda, pues consiste en una ternera joven, que no hubiese parido, la cual marcha conducida por un criado delante del féretro. El dia de difuntos y el del primer aniversario se repite la ofrenda, y durante el primer año arde un cirio sobre la sepultura todos los dias, en tanto se dice la misa. En algunas concejos todos los parientes del difunto hacen cada uno su ofrenda ú oblada, ademas de la de la casa mortuoria, las cuales se depositan y permanecen en la iglesia durante la misa de requiem. A todos los concurrentes á esta se da de comer y beber magníficamente, á cada uno según su clase, y según las facultades de la familia del difunto. A los pobres pan, sidra, y tal vez caldo y carne, todo en abundancia, y ademas limosna; á los señores una comida todo lo bien servida y suntuosa posible , y refresco. A esta mesa asisten también los clérigos que se hubiesen reunido para las exequias, que á veces suben á setenta ú ochenta, y después de los postres el que hizo de preste entona un responso, al que responden todos los asistentes á este banquete fúnebre. En varias partes para esta ceremonia se cierran las ventanas, y se coloca sobre la misma mesa qué sirvió de altar de la vida, un crucifijo y dos velas encendidas para rogar por el eterno descanso del muerto. Esto recuerda los banquetes fúnebres de los antiguos egipcios. Terminada la oración, el párroco del pueblo ó el preste recorre toda la larga mesa llevando en sus manos una gran bandeja cubierta de monedas, y va

domingo, enero 16, 2011

Viage ilustrado (Pág. 535)

aquel dia. La fiesta se prolonga hasta la noche, y en tanto los concurrentes se entretienen no solo en las danzas, sino en el juego de bolos, á que hay en Asturias decidida afición, ó en la lucha y la carrera. También están muy en uso las cucañas. Las riñas de gallos se van estendiendo en algunas comarcas, y en los puertos de mar las corridas de patos. Esta diversion consiste en colgar á uno de estos animales de una cuerda, cuyos estremos están afianzados á los mástiles de dos lanchas suficientemente apartadas una de otra. Otras lanchas ó botes pequeños, tripuladas por hombres medio desnudos, corren velozmente á fuerza de remos por entre las dos primeras, con objeto de coger el pato; pero como no cesan de correr los botes, los hombres que le conducen caen al agua, aunque logren coger el pato, con gran risa de los circunstantes. Los saleos son otra diversion muy usada en los puertos de mar, en especial la noche de San Juan y San Pedro. No son otra cosa que un paseo por mar en lanchas, en las que resuenan músicas y alegres cantos. En estos dias de fiesta no solo el altar y la efigie del santo se cubren de llores, sino también (en algunos concejos) todas las puertas y ventanas de las casas de la aldea. En el dia de San Juan los jóvenes plantan á la puerta de sus amadas un alto árbol del que penden ramilletes, vistosas cintas y alguna vez billetes de amor. Las romerías mas nombradas en Asturias son la de Nuestra Señora de Covadonga, el cristo de Candas, el Jesús de Tañes en Caso, la Virgen de la Cueva en el Infiesto, Nuestra Señora de Llugas cerca de Villaviciosa, la Virgen de Begoña en Gijon, etc., etc.
Una de las mas antiguas y poéticas tradiciones que se conservan en Asturias es la de las xanas. Son estas unas mugercitas de un codo de alto y muy bellas, que habitan en palacios de cristal, debajo de las fuentes solitarias, y por cuyo caño se deslizan, pasadas las doce de la noche, con objeto de lavar sus ropas, que son, como ellas, de estremada blancura. Estas pequeñas brujas ó encantadoras no son malignas y regalan á sus favoritos con madejas de hilo que deben devanarse siempre hacia la derecha, con lo que no se acaba nunca el misterioso hilo. Si al contrario se devana hacia la izquierda, se acaba en el instante. La xana elige para habitar la fuente que está en situación mas risueña, en medio de los prados, protegida por árboles y lejos de las poblaciones. También se dice guardan en sus escondidas moradas ricos tesoros de oro y joyas. Una tradición, muy semejante á esta, nos refiere Sir Walter Scott en algunas de sus novelas, que existe en las montañas de Escocia. Alli llaman á las xanas, lavanderas de noche. Otra tradición de las mas arraigadas es la de la hueste, que consiste en una gran procesión de fantasmas blancas, que llevando en la mano una tea encendida, van á las altas horas de la noche, precediendo á un ataúd, en derredor de las iglesias ó cementerios. Estas apariciones dicen se dejan ver poco antes ó después de la muerte de alguna persona notable. Cuando esta es una señorita soltera y joven, suele verse en la hueste su misma efigie vestida con un ropage blanco y coronada de flores lo mismo que sus compañeras, que entonan cantos patéticos. Es también una creencia que no deja de alarmar á las sencillas aldeanas, la del mal de ojo. Supónese que hay personas dotadas de la maligna cualidad de fascinar con su mirada y causar la muerte á los niños y á los animales domésticos. Para evitarla es costumbre poner á los primeros en la época de la lactancia, relicarios ó amuletos colgados al cuello. Cuando un niño ó un buey, caballo, etc., se ve acometido de alguna dolencia desconocida, se atribuye al mal de ojo, y entonces se le hace beber al paciente agua de la que tuvo en infusion un fragmento de asta de ciervo, con lo que creen recobra la salud.
Una costumbre casi especial en Asturias, es la de las monterías, que se hacen frecuentemente contra los osos, javalíes, lobos y otros animales dañinos de que están poblados sus montes. En cada concejo se nombra al mismo tiempo que los individuos de ayuntamiento, un funcionario que se llama montero mayor, el cual es el que dispone las batidas, á las que tiene obligación de concurrir un individuo de cada casa, competentemente armado. El montero mayor lleva como insignia de su empleo un vigaro ó corneta que le sirve también para hacer las señales. La primera pieza que se mata es suya esclusivamente, y también le corresponde una parte del valor de las pieles de todas las demás, lo que invierte en municiones para las monterías sucesivas, que se verifican generalmente en domingo para no distraer á los paisanos de sus tareas agrícolas. El montero mayor se llama en algunos concejos celador.
En cuanto á los casamientos, se observa en varias partes de Asturias una costumbre particular, llamada el rebodo, que es la siguiente: algunos dias antes de verificarse la ceremonia del desposorio, la novia, acompañada de su madrina, que lleva un gran cesto, recorre todo el pais comarcano visitando las casas y caserías (1) con una caja de plata llena de tabaco, y va ofreciendo á todos un polvo y dando parte de su casamiento. Todo aquel que acepta el polvo está obligado á contribuir con algo para el dote de la novia, y asi esta reúne granos de todas especies, ropa y dinero. También puede tener lugar el rebodo, durante el primer año de matrimonio. El banquete nupcial se verifica en casa de los padres de la desposada, y terminado aquél se deposita el dote y menage de esta en un carro tirado por bueyes, encima del que figura el lecho nupcial, adornado lo mejor posible, y precedido de la gaita y tamboril, y seguido de los novios, sus parientes y amigos, se dirige el carro á la casa del desposado, en donde se celebra la tornaboda con baile y cena. Es una galantería casi de obligación hacer el primer año de casados un viage al célebre santuario de Covadonga, y hacer alli alguna ofrenda á la Virgen, que las mas veces consiste en una medida de grano, mas ó menos grande. Esta misma peregrinación la hacen también muchas jóvenes solteras, y beben con fé el agua de una fuente que brota debajo de la cueva de la Virgen, que según la creencia del pais, tiene la virtud de dar marido en el término de un año. A esta conseja alude el canlo vulgar en Asturias:


Virgen de Covadonga,
Bien de veras le lo digo,
Que no vengo mas á veros
Hasta que me deis marido.


(1) Este nombre se da en Asturias, como en las Provincias Vascongadas, a las casas de campo que tienen á su alrededor una porción de bienes. El propietario las tiene generalmente arrendadas á un colono, llamado casero, que las cultiva y paga á su amo el cánon correspondiente.

viernes, enero 14, 2011

Viage ilustrado (Pág. 534)

los. Sobre la cotilla un airoso dengue negro con orla de terciopelo del mismo color, cuyas largas puntas después de cruzarse sobre el pecho, van á atarse por la espalda en el talle. Llámase esta pieza del trage solitaria ó mantilla de rebozar. En la cabeza pañuelo blanco atado graciosamente, y al cuello varias sartas de corales, de las que penden algunas medallas ó efigies de santos de plata. De estas sartas cuelgan también medidas ó colonias, de las que hablamos arriba. Muchas mugeres añaden á todo lo referido un jubón de mangas anchas de tela igual á la saya esterior, que cuando no llevan puesto, suelen atar la cintura. El calzado consiste en zapatos, con medias de lana blancas ó azules, y madreñas en los días de lluvia.
Los robos y asesinatos son tan raros en este pais patriarcal, que apenas se conserva la memoria de algún crimen de esta especie, y asi el viagero camina solo y sin temor á cualquiera hora de la noche. El uso del pasaporte es enteramente desconocido para transitar dentro de la provincia, y el caminante pobre encuentra siempre abierta la casa del honrado labrador, que le ofrece con la fraternidad y franqueza de los primeros tiempos, un sitio en su hogar hospitalario, un tazón de leche recien ordeñada y un pedazo de pan de maiz. Los mercados y romerías, que son muy frecuentes en Asturias, presentan un tipo particular y el mas variado y pintoresco cuadro, en especial las últimas. Celébranse generalmente en derredor de una iglesia bizantina ó de un palacio señorial que suele contener el sepulcro ó algún otro recuerdo de nuestros pasados héroes. Alli en uu frondoso bosque ó risueña pradera comienza la función desde la víspera con la gran foguera, compuesta de haces de argoma, ramas de pino, etc., etc., fuegos artificiales, cantos, bailes, gaita y tamboril. La iglesia está por lo regular iluminada con faroles de colores, y al mismo tiempo brillan multitud de luces en las tiendas de bebidas, comestibles, frutas y dulces, y en las tabernas portátiles de vino y sidra (1) consistentes en una gran pipa ó tonel sobre un carro de bueyes. El estampido de los escopetazos y cohetes se mezcla al rústico sonido de la gaita y al monótono y antiquísimo canto de los romances con que se acompañan divididos en dos coros, los que toman parte en la danza prima. Esta es un fiel traslado de la que describe Plinio y muestra bien su origen guerrero, pues mas que baile ó diversion parece un ejercicio para agilitar las fuerzas. A la lanza que llevaban los asturos han sustituido los asturianos un palo largo, arma temible en sus robustas manos, y para que la semejanza sea completa con la danza primitiva, suele terminarse con una refriega á veces reñida, que empieza por los vítores que cada bando contendiente da á su respectivo concejo, asi se oye en medio de la pelea. ¡Viva Carreño!... ¡Viva Gonon!... etc.
Las mugeres danzan separadas de los hombres, y si alguno de estos quiere introducirse en su círculo, suele el cura de la parroquia prohibírselo, y es obedecido siempre. Entre la música de los romances, que es muy sencilla y monótona, aunque no carece de armonía, y muy semejante al canto llano, se escucha con frecuencia el ixuxu, (2) antiguo grito de guerra de los asturos, y que sus hijos han convertido en exclamación de alegría y de contento. He aqui algunas estrofas de los romances mas usados en las aldeas:


Un amor que ya llamaba
El se fuera y no tornaba,
Un amor que yo queria
El se fuera y no venia.
....................................
Alegres cartas me enviaba,
Muy tiernas cartas me envía.
¡No os caséis! la muy amada,
¡No os caséis.! me decía.
......................................
¡Ah! Antonio se llamaba,
¡Ah! Antonio se decía
Aquel que me dio la saya,
Aquel que me dio la cinta,
Aquel que andaba en la guerra,
Aquel que andaba en la armada,
Con espada y con rodela,
Con rodela y con espada.
Quier que le sirva á la mesa,
Quier que le sirva en la sala
......................................
Yo busco á la blanca niña,
Yo busco á la niña blanca
La que el cabello tegia.
La que el cabello trenzaba,
Un niño en brazos traia,
Un niño en brazos llevaba,
Ramo de flores traia,
Ramo de flores llevaba,
Que las que el rosal tenia,
De las que el rosal llevaba,
Que en el mi jardín había,
Que en el mi jardín estaba.
.....................................


En tanto la bulliciosa y alegre muchedumbre canta, danza y se agita alrededor de la grande hoguera, varios devotos oran con fervor ante la imagen del santo adornada con multitud de flores, y otros dan una ó mas vueltas en torno del santuario ya de rodillas, ya descalzos, etc , etc., no de otro modo que los fieles muslimes en el gran templo de la Meca. El dia que sucede á la bulliciosa noche de la hoguera crece aun la concurrencia, y el cuadro aumenta por lo mismo en animación y variedad. La procesión va precedida de coheteros y tiradores, que con sus escopetas hacen continuos disparos, de la gaita y de uno ó mas ramos, voz que necesita esplicacion especial. El ramo es una pirámide hueca formada por palos y afianzada á unas andas ó angarillas Las jóvenes mas ricas y elegantes de la aldea costean el adorno del ramo, que consiste en multitud de panes, gallinas, tortas, jamones, y otras ofrendas, qué van sujetas á la pirámide con vistosas cintas de varios colores, de las que cuelgan joyas, medallas, collares, plumas, flores, etc., etc., De las muchachas que costean el ramo se escogen los cuatro de mejor presencia para que lo lleven en hombros durante la procesión, y acabada ésta lo depositan á la puerta de la iglesia. Entonces un clérigo en alta voz saca á pública subasta el ramo ó ramos, y lo adjudican al mejor postor. El importe lo reparten los capellanes que asisten á la función, y va á aumentar la pitanza de

(1) Bebida hecha del zumo de la manzana, y que suple á la falta del vino.
(2) La x asturiana se pronuncia como la j francesa.


martes, enero 11, 2011

Viage ilustrado (Pág. 533)


Costumbres de los astures


ademas de la honda, la saeta ibérica, de tres pies de largo; la hoz con el filo interior, especie de guadaña; el rejón, el chuzo y la segur de los leñadores. Usaban también del bidente, que era un garrote de cuatro pies de largo armado de una gran media luna de hierro que formaba un semicírculo de dos pies de diámetro. Esta era una arma terrible para la caballería.» La mayor parte de las costumbres antiguas de los asturos que acabamos de referir tan semejantes á las de los primitivos escitas, demuestra la verdad de la opinion que antes hemos enunciado, de que esto pais debe su población á aquellos asiáticos. La industria de los asturianos en aquellos tiempos era, como ahora, la cria de ganados, pues los escelentes pastos de sus montes y valles sustentaban innumerable multitud de bueyes, vacas y cerdos. Los caballos estaban muy propagados, y según el testimonio de Estrabon, Marcial, Séneca y otros escritores, eran los mas agiles y hermosos que se conocian, y fueron muy apreciados de los romanos que llamaban asturcones á todos sus caballos mas estimados, pues solo podian compararlos á los que se criaban en Asturias.
Referidas ya las costumbres, usos y trages de los primitivos habitantes de este romancero pais, hablaremos de las de sus actuales descendientes, que en mucha parte son las mismas de que nos hablan Plinio y Eslrabon. Son generalmente los asturianos penetrantes, algún tanto satíricos, altivos, moderados y de buenas costumbres. Las tareas de la agricultura y la cria de ganados, la concurrencia á los mercados y romerías y á la casa del Concejo los dias de audiencia pública, son las ocupaciones mas usuales de los habitantes de las aldeas del interior, asi como la pesca y navegación forman casi esclusivamente la industria de los moradores de la costa, que á su laboriosidad, inteligencia ó intrepidez para arrostrar los peligros de las olas, añaden la propiedad de estar dotados de una razón natural muy despejada y honradez á toda prueba. La presencia de linos y otros es robusta y agradable, efecto de la frugalidad y continúo trabajo. Abundan en Asturias los tipos del hombre del Norte, color blanco, cabellos rubios y ojos azules, mas que en otra cualquiera provincia de España, y aunque tan retirada está del centro de la monarquía, es mas general en ella la civilización que en otras vecinas de la corte, efecto de la mucha población y continuos viages que á Castilla, Andalucía, América y otras partes hacen sus habitantes. Apenas se encuentra en Asturias un aldeano que no sepa leer y escribir. Las aldeanas alternan con los hombres en todas las tareas agrícolas, y rivalizan con ellos en robustez y agilidad. El trage mas usado entre los paisanos consiste en chaleco y chaqueta, faja encarnada de estambre, calzón y botin alto de paño pardo, zapatos de cuero ó madera, según la estación, y finalmente montera de paño negro forrada de pana. Esta en los jóvenes y solteros va adornada con una pluma de pavo real y ramos de siemprevivas. También cuelgan del chaleco escapularios y cintas de varios colores, tocadas ala Virgen de Covadonga, Cristo de Cangas ú otra imagen célebre en el pais. Estas cintas tienen el nombre de colonias ó medidas. Este que acabamos de describir es el verdadero trage asturiano; no obstante, hay muchos jóvenes aldeanos del dia, que abandonando (impulsados por el genio innovador del siglo) el vestido tradicional de sus abuelos, llevan en vez de la graciosa polaina y calzón pardo, pantalones flojos, y que sustituyen á la montera, cuyo origen se remonta al menos al siglo XIII, un sombrero hongo de fieltro ó paja, los que engalanan también con plumas y siemprevivas. El vestido de las mugeres es igualmente bastante agraciado. Se compone de zagalejo corto de bayeta encarnada ó amarilla; sobre, el que se ve una saya de estameña negra que deja descubrir el zagalejo. Cotilla encarnada y camisa de mangas largas, sujeta al cuello y puños con botonci–

domingo, enero 09, 2011

Viage ilustrado (Pág. 532)


Asturianos de viage


guerra son los prisioneros, los caballos y machos de cabrío»... «También en las ocasiones solemnes tributan á los dioses hecatombes ó sacrificios en que se inmolaban cien víctimas. Pelean á pie ó á caballo, armados á la ligera ó completamente dispersos ó reunidos y se ejercitan en la carrera y la lucha»... «Suelen montar dos en un caballo, y en el momento del combate uno de ellos echa pie á tierra»... «La mayor parte del año se alimentan de bellotas, las que después de haber secado, las quebrantan y muelen, amasando con su harina un pan que se conserva largo tiempo»... «Su bebida mas estimada es una especie de cerveza. También usan del vino, pero es muy escaso, y el poquísimo que su pais produce se consume en los banquetes de bodas y funerales. Usan de la manteca en vez del aceite. Comen sentados en poyos, se sitúan por orden de edad ó dignidad y las viandas pasan de uno en otro»... «En los convites danzan al son de la flauta ó del clarín, y forman pasos figurados, doblando las rodillas y saltando alternativamente»... «También usan mucho una danza guerrera, en que los hombres asidos de las manos, empuñando la lanza y moviendo los brazos forman un gran círculo que gira sobre sí mismo. Acompáñanse entonces con canciones belicosas, en que se refieren los altos hechos de los héroes, y acaban por formar un simulacro de batalla»... «Trafican por medio de cambios ó se sirven de láminas de plata que van cortando en fragmentos para pagar los efectos que quieren adquirir»... «Apedrean á los condenados a muerte y ejecutan á los parricidas fuera de las ciudades»... «Sus casamientos son á la manera de los griegos»... «Colocan sus enfermos en los caminos públicos cual hacían los egipcios, para utilizar los consejos do los viandantes que hubiesen sido acometidos de la misma enfermedad»... «Hasta la conquista de los romanos solo conocieron barcos de cuero, con los que recorrían las costas; pero hoy usan canoas»... «Llevan en la guerra unos broqueles cóncavos, de dos pies de diámetro, quo cuelgan en las correas sin hebillas ni asas. Usan también del puñal»... «Sus cotas de armas son generalmente de lino, y apenas se encuentra quien las lleve de malla. Tampoco se ve entre ellos el morrión de tres garzotas, y regularmente los tejen de nervios»... «Los peones llevan botines largos ó polainas, y van armados de venablos ó lanzas con la cuchilla de bronce»... «Todos usan sayos negros y las mugeres llevan vestidos bordados.»
No es de suponer que el escaso tiempo que los romanos lograron dominar á los belicosos asturos, fuese bastante para hacer abandonar á estos pueblos, tan apegados á sus antiguos usos y costumbres, el trage de que habla Estrabon, y regularmente no adoptarían nunca la toga y el manto romano. No asi respecto al trage de los godos, pues consultando los escasísimos fragmentos de la historia de las costumbres y tragos que nos restan de aquella época, creemos que los asturos llevaron como los godos un sayo corto de lana ó de piel, grandísimos calzones muy forrados, y la cabellera larga y partida sobre la frente, pues asi aparecen representados en dos monumentos de diversa época, pero de igual autoridad histórica, que son la columna de Arcadio en Constantinopla y la portada del monasterio de San Pedro de Villanueva, media legua de Cangas de Onís. San Isidoro, en sus Etimologías describe el trage de los godos de su tiempo diciendo, que consistía en el estringio, especie de túnica muy antigua de que habla Plauto. El amículo, capa de lino, que al principio solo usaban las cortesanas, pero cuyo uso se propagó después en España. El recúolo ó redecilla para recoger el pelo y el manto ó manguito para conservar las manos calientes. Los escritos árabes nos describen el trage guerrero de los asturianos en tiempo de Alfonso I, el Católico. Uno de ellos el–Laghi dice: «Vienen estrañamente vestidos, con la cabellera larga y tendida con una birreta ó morrión tosquísimo, labrado de un enrejado de hierro y afianzado con una correa. Sus armas eran.

jueves, enero 06, 2011

Viage ilustrado (Pág. 531)

ciudad, en el que aquellos pueblos se reunían en dias determinados para celebrar los misteriosos ritos de una religion desconocida, que algunos creen fuese la de los druidas. El célebre poeta épico español Silio Itálico, que también era historiador y geógrafo, presenta el origen del nombre y nación de los asturos, trayendo de Troya, después de la destrucción de esta famosa ciudad, al griego Astir, armigero de Memnon, conducido por las lágrimas de la Aurora á este pais tan remoto del suyo, y estableciéndose con sus compañeros á orillas de un rio que de su nombre se llamó Astura, y que actualmente se llama Ezla.


Venit el Aurorœ lacrimis perfusus in orbem
Diversum, patrias fugit cum devius oras
Armijer Eoi non felix Memnonis Astiyr.


Pero aunque se adopte este poético origen griego del nombre de Asturias, no puede dudarse que Memnon y sus aventureros encontraron ya en aquel pais habitadores, que como dijimos procedían de la raza scítica. Lucio Floro y San Isidoro nos dicen que la region astura era estremadamente montuosa, y se hallaba dividida en diferentes naciones ó repúblicas, como los brigecios, los bedunenses, los orniacos, los los sœlinos, los lungones, superarios, los amacos, los tiburos, los gigurros, los pœsicos, y los zoelas, con lo que convienen también Plinio y Tolomeo. Estrabon dice se dispensa de nombrar estos pueblos, pues su pronunciacion era difícil por ser vocablos bárbaros, y Plinio cita solamente aquellos cuyos nombres tenian alguna semejanza con palabras latinas.
Los asturos eran guerreros hasta el delirio, dice Josefo, y tenian por insulsa y semejante á la muerte la vida sin la guerra; tan enemigos del nombre romano, que al unirse muchas veces á los cartagineses para combatir contra las águilas de la república, miraban como enemigos á los países vecinos que obedecían á Roma. Por esta causa los asturos, reunidos á sus hermanos los cántabros, hacían frecuentes escursiones al país de los vaceos, lo que dio ocasión á la sangrienta guerra que Augusto dispuso hacer contra estas naciones independientes y feroces, que hostilizaban á sus nuevos subditos. Con tal objeto vino personalmente, acaudillando un numeroso ejército, pero habiendo enfermado encomendó la prosecución de la guerra á C. Antistio, que derrotó á los asturos en la ribera del rio de donde su país tomaba nombre. Rehiciéronse pronto de este descalabro, pero sufrieron otros nuevos causados por Carisio y C. Parmio, mas volviendo los asturos á embestir de nuevo unidos siempre á los cántabros, Augusto se vio precisado á enviar contra ellos á su yerno Marco Vespasiano Agripa, que los atacó con fuerzas numerosas y en situación ventajosa. Dos dias enteros duró la batalla, y los romanos alcanzaron por fin el triunfo, aunque con muchísima pérdida. Los asturos que pudieron escapar de la matanza se acogieron á la ciudad de Lancia, no lejos de donde se fundó después Oviedo, y allí se hicieron fuertes. Prolongóse el cerco largo tiempo, hasta que los romanos tomaron la plaza. Los mas de las vencidos se dieron muerte unos á otros. Varios se envenenaron con la ponzoña que para tales casos siempre llevaban prevenida. De los que restaron con vida fueron vendidos unos por esclavos, y muy pocos quedaron en el pais para cultivar las tierras. Augusto, terminada la guerra de Asturias, cerró el templo de Jano solemnemente. La guerra de Asturias fué, como dice el señor Cortés, el último gemido de la libertad española, y quedó en tal concepto el valor de los asturos, que Silio Itálico, queriendo pintar exactamente el continente marcial y aire fiero con que Annibal marchaba al frente de sus soldados, creyó espresarlo todo diciendo «ser capaz en aquel estado de inpirar terror á un ejército asturiano.» Desde la conclusion de esta famosa guerra quedaron los asturos divididos en augustanos y trasmontanos, pero unos y otros sujetos al convento jurídico de Astúrica Augusta, donde acudían á ventilar sus pleitos. Entonces fué cuando se dedicaron con ahinco los asturos á la esplotacion de sus abundantísimas minas de oro, y dulcificada su primitiva rudeza por la paz y la civilización, fueron mas humanos y accesibles, aunque no menos valerosos que sus pasados. Los limites de Astura, que antes hemos detallado, quedaron los mismos al acabar la guerra, y no se alteraron hasta la irrupción de las naciones bárbaras del Norte, en el siglo V, que se redujeron á la estrechez que hoy tienen, conservando con ligera corrupción su antiguo nombre. No es de este lugar hacer una relación histórica circunstanciada de todos los sucesos notables ocurridos en este célebre pais, solo diremos que el antiguo valor de sus habitadores no degeneró con el trascurso de los siglos, como se manifestó en la época de la invasion agarena, de que hablaremos adelante, en las reñidas contiendas del rey don Pedro el Cruel y su hermano el de Trastamara, y en la muy cercana de 1808, en que Asturias, recordando sus antiguas glorias, fué la primera provincia de España que se alzó contra los franceses, improvisando ejércitos considerables y prodigando profusamente la sangre de sus hijos, á todos los que declaró soldados. Para memoria de este noble alzamiento se instituyó una significativa condecoración, que brilla aun en los pechos de todos los que formaron parte del ejército asturiano, y consiste en la figura de la cruz de la victoria ó de don Pelayo, blasón del principado, con esta leyenda: «Asturias nunca vencida.» En el dia las Asturias están comprendidas en la provincia de Oviedo; que se divide en quince partidos judiciales y setenta y dos concejos, nombre que se da á una reunion de lugares, aldeas y parroquias que nombran entre sí un ayuntamiento.
El carácter, costumbres y trage de los asturos en los antiguos tiempos lo encontramos descrito con estremada prolijidad en Estrabon, cuyas palabras reproduciremos aqui, pues nada podria añadirse á lo que nos dice el célebre y antiquísimo geógrafo griego.
«Es pasmosa su destreza en disponer emboscadas y en adivinar y eludir los lazos que se les tienden. Son robustos, ágiles y sueltos, y ejecutan sus evoluciones guerreras con rapidez y órden»... «Son muy dados á los sacrificios; observan las entrañas palpitantes de las víctimas sin arrancarlas del cuerpo, y tocan con ahinco las venas del pecho para sacar agüeros y vaticinios»... «Con el mismo objeto acuden á las entrañas de sus esclavos á los que suelen cubrir con un manto antes de inmolarlos»... «No bien la victima recibe el golpe mortal de manos del agorero, saca éste sus predicciones del modo con que cae. Cortan la diestra á los cautivos hechos en la guerra, y los consagran á los dioses»... «Viven frugalmente; su bebida es el agua y su lecho el suelo ó haces de heno»... «Prefieren la carne del macho de cabrio á cualquiera otra vianda. Las ofrendas que hacen al dios de la

domingo, enero 02, 2011

Viage ilustrado (Pág. 530)

beranos de Castilla y señores de Vizcaya juraban antiguamente guardar los fueros del señorío, y para visitar el tosco y vetusto solar de Ercilla, al que los gratos recuerdos del esforzado guerrero, el ilustre poeta autor de La Araucana, dan mas importancia que su forma.
A dos leguas y media de Bermeo en uno de los sitios mas bellos de Vizcaya, se halla el pueblo de Guernica, célebre por estar en sus inmediaciones junto á una ermita llamada de Santa María de la Antigua, el renombrado árbol do el cual se han reunido los vizcaínos desde tiempo inmemorial, y se reúnen todavía á celebrar sus congresos ó juntas. La fundación de esta ermita se cree que remonta al siglo III de la iglesia, y en ella se conservan veinte y seis retratos de los señores de Vizcaya y un cuadro que representa á Fernando el Católico jurando los fueros. Debajo del árbol hay un solio, en el que se sientan los individuos de la diputación general, en forma de témplete, con veinte y dos columnas aisladas en sus cuatro caras, ocho de las cuales sostienen un frontispicio triangular, en cuyo tímpano se ostentan las armas de Vizcaya. Detrás de este solio pequeño, pero de buen efecto, se levanta el árbol famoso, que es un roble, y nada particular tiene, ni aun siquiera denota antigüedad, pues se reemplaza con otro tan pronto como el que existe se pierde.
Hablemos ahora de Asturias y digamos algo respecto á su historia y costumbres.
Llegamos á los famosos montes que los antiguos llamaban Herbaseos ó Narbaseos, donde se acogieron los suevos huyendo de los vándalos, llamados hoy Sierra de Arbas, que en otros tiempos separaban á los Asturos Augustanos de los Asturos Trasmontanos, cuando en territorio de Leon todavía, se descubre á la derecha la colegiata de Santa María del Puerto y las casas de los canónigos. La fundación de éste se remonta á una época bastante lejana, y cuyo objeto, á la manera que el famoso convento del monte de San Bernardo, fué servir de albergue á los transeúntes que durante la estación de las nieves atravesaban la montaña; en el día todavía se socorre con pan y vino á todos los viageros pobres. Esta colegiata y la de Cangas son las únicas de patronato real que se conservan en el principado de Asturias.
«Al llegar á lo alto de la cuesta, dice un viagero moderno, donde está el mojón, signo divisorio de ambas provincias, presenciamos una escena que nos enterneció. Iba delante de nosotros una cuadrilla compuesta de asturianos pobres, que llevando al hombro los instrumentos agrícolas de que se sirven para la siega periódicamente en los llanos de Castilla, volvían á su pais. Al poner aquellos hombres el pie en el territorio de Asturias se postraron respetuosamente y besaron con entusiasmo la tierra en que habían nacido. Esta demostración que recuerda las sencillas costumbres de los tiempos primitivos, nos mostró que el amor de la patria, tan arraigado en la mayor parte de nuestras provincias, es casi un culto en el corazón de los asturianos.»
En la altura del puerto cambia la decoración natural de una manera sorprendente. A las desiertas y monótonas llanuras de Castilla, se suceden ya nevadísimos montes cubiertos de maleza y de árboles, y habitados por osos, corzos y cabras monteses, ya magníficas cascadas, ya risueñas colinas cubiertas de verdura y salpicadas profusamente de caseríos, iglesias y torres feudales; ya en fin, amenísimas pradera; regadas por limpios arroyos, y en las que retoza multitud de ganado. Sublime y grandioso es el panorama que domina el viagero desde lo alto de Pajares. Parece que el dedo de Dios trazó allí una linea divisoria para señalar dos paises enteramente distintos uno de otro, y que al colocar el de Asturias tan aislado de las demás naciones, circundado por todas partes de montes inaccesibles ó de las siempre embravecidas olas del mar Cantábrico, y dotándole al mismo tiempo de todos los frutos y producciones necesarias á la vida, fué su intento formar una region afortunada en que el hombre, á costa de un moderado trabajo, tuviese lo preciso, pero sin aquel regalo que le afemina, le enerva y le entrega á la ociosidad y los vicios.
Los primeros albores de la historia de Asturias apenas podemos divisarlos mas allá del tiempo de los romanos, pues los hombres agrestes y salvages que habitaban estas tierras, escudados con la fragosidad del pais y con su indómito valor proverbial entre los antiguos, jamás doblaron la cerviz al yugo estrangero, ni fueron encañados por las pérfidas palabras de paz y de amistad con que los fenicios, griegos y cortagineses arrebataron su libertad é independencia á los pacíficos habitadores de las fértiles comarcas bañadas por el Mediterráneo. En cambio los asturos, asi como sus hermanos los cántabros, vascones y galaicos, no adquirieron la civilidad y cultura que aquellos, pues conservaron con su libertad é independencia la ferocidad y la barbarie de los hombres primitivos. Cuando los romanos aportaron á nuestra península la encontraron dividida en muchas naciones mas ó menos salvages, pertenecientes á dos razas ó castas primitivas, indo—escítica y la galo—celta. La primera en una época muy lejana de los tiempos á que alcanza la historia, subdividida en multitud de tribus errantes compuestas de pastores y guerreros, se derramó desde las mas remotas regiones de la antigua Escitia, por el Occidente de Europa y de la Iberia, y algunas llegaron hasta estos apartados paises, que les ofrecían abundantes y sabrosos pastos para sus numerosísimos rebaños. La segunda raza, la de las celtas (á la que también atribuyen muchos historiadores origen scítico), que ocupó el centro y Mediodía de la península española, también bárbara y belicosa, sostuvo siempre porfiadas guerras con la scítica, y aun enemigas v combatiendo una con otra permanecían en la época de la invasion de los descendientes de Rómulo. La nación mas valiente y bárbara de las muchas en que, como hemos dicho, se divididia á la sazón España, era indudablemente la de los asturos. Ocupaban estos un territorio mas estenso que el actual principado, pues comprendía la parte septentrional de lo que en la edad media se llamó reino de Leon. Sus límites eran: al Oriente los cántabros, con los que lindaban por las ría de Villaviciosa; al Mediodía los vaceos, que llegaban á Carrion; al Occidente los galaicos, de quien estaban separados por el rio Sil; y al Norte el mar, desde Llanes hasta Navia, por donde corria el Narviluvion. Dividíanse los asturos en dos grandes porciones, á las que servían de lindes los montes Hervasos, y se denominaban Augustanos y Lucenses ó Trasmontanos. Los primeros tomaban su nombre de la antigua ciudad de Asturica Augusta, hoy Astorga, y los segundos de la célebre Lugo, ciudad asentada una legua de Oviedo, donde hoy la aldea de Lugones. Estendíase un bosque sagrado alrededor de esta