domingo, enero 16, 2011

Viage ilustrado (Pág. 535)

aquel dia. La fiesta se prolonga hasta la noche, y en tanto los concurrentes se entretienen no solo en las danzas, sino en el juego de bolos, á que hay en Asturias decidida afición, ó en la lucha y la carrera. También están muy en uso las cucañas. Las riñas de gallos se van estendiendo en algunas comarcas, y en los puertos de mar las corridas de patos. Esta diversion consiste en colgar á uno de estos animales de una cuerda, cuyos estremos están afianzados á los mástiles de dos lanchas suficientemente apartadas una de otra. Otras lanchas ó botes pequeños, tripuladas por hombres medio desnudos, corren velozmente á fuerza de remos por entre las dos primeras, con objeto de coger el pato; pero como no cesan de correr los botes, los hombres que le conducen caen al agua, aunque logren coger el pato, con gran risa de los circunstantes. Los saleos son otra diversion muy usada en los puertos de mar, en especial la noche de San Juan y San Pedro. No son otra cosa que un paseo por mar en lanchas, en las que resuenan músicas y alegres cantos. En estos dias de fiesta no solo el altar y la efigie del santo se cubren de llores, sino también (en algunos concejos) todas las puertas y ventanas de las casas de la aldea. En el dia de San Juan los jóvenes plantan á la puerta de sus amadas un alto árbol del que penden ramilletes, vistosas cintas y alguna vez billetes de amor. Las romerías mas nombradas en Asturias son la de Nuestra Señora de Covadonga, el cristo de Candas, el Jesús de Tañes en Caso, la Virgen de la Cueva en el Infiesto, Nuestra Señora de Llugas cerca de Villaviciosa, la Virgen de Begoña en Gijon, etc., etc.
Una de las mas antiguas y poéticas tradiciones que se conservan en Asturias es la de las xanas. Son estas unas mugercitas de un codo de alto y muy bellas, que habitan en palacios de cristal, debajo de las fuentes solitarias, y por cuyo caño se deslizan, pasadas las doce de la noche, con objeto de lavar sus ropas, que son, como ellas, de estremada blancura. Estas pequeñas brujas ó encantadoras no son malignas y regalan á sus favoritos con madejas de hilo que deben devanarse siempre hacia la derecha, con lo que no se acaba nunca el misterioso hilo. Si al contrario se devana hacia la izquierda, se acaba en el instante. La xana elige para habitar la fuente que está en situación mas risueña, en medio de los prados, protegida por árboles y lejos de las poblaciones. También se dice guardan en sus escondidas moradas ricos tesoros de oro y joyas. Una tradición, muy semejante á esta, nos refiere Sir Walter Scott en algunas de sus novelas, que existe en las montañas de Escocia. Alli llaman á las xanas, lavanderas de noche. Otra tradición de las mas arraigadas es la de la hueste, que consiste en una gran procesión de fantasmas blancas, que llevando en la mano una tea encendida, van á las altas horas de la noche, precediendo á un ataúd, en derredor de las iglesias ó cementerios. Estas apariciones dicen se dejan ver poco antes ó después de la muerte de alguna persona notable. Cuando esta es una señorita soltera y joven, suele verse en la hueste su misma efigie vestida con un ropage blanco y coronada de flores lo mismo que sus compañeras, que entonan cantos patéticos. Es también una creencia que no deja de alarmar á las sencillas aldeanas, la del mal de ojo. Supónese que hay personas dotadas de la maligna cualidad de fascinar con su mirada y causar la muerte á los niños y á los animales domésticos. Para evitarla es costumbre poner á los primeros en la época de la lactancia, relicarios ó amuletos colgados al cuello. Cuando un niño ó un buey, caballo, etc., se ve acometido de alguna dolencia desconocida, se atribuye al mal de ojo, y entonces se le hace beber al paciente agua de la que tuvo en infusion un fragmento de asta de ciervo, con lo que creen recobra la salud.
Una costumbre casi especial en Asturias, es la de las monterías, que se hacen frecuentemente contra los osos, javalíes, lobos y otros animales dañinos de que están poblados sus montes. En cada concejo se nombra al mismo tiempo que los individuos de ayuntamiento, un funcionario que se llama montero mayor, el cual es el que dispone las batidas, á las que tiene obligación de concurrir un individuo de cada casa, competentemente armado. El montero mayor lleva como insignia de su empleo un vigaro ó corneta que le sirve también para hacer las señales. La primera pieza que se mata es suya esclusivamente, y también le corresponde una parte del valor de las pieles de todas las demás, lo que invierte en municiones para las monterías sucesivas, que se verifican generalmente en domingo para no distraer á los paisanos de sus tareas agrícolas. El montero mayor se llama en algunos concejos celador.
En cuanto á los casamientos, se observa en varias partes de Asturias una costumbre particular, llamada el rebodo, que es la siguiente: algunos dias antes de verificarse la ceremonia del desposorio, la novia, acompañada de su madrina, que lleva un gran cesto, recorre todo el pais comarcano visitando las casas y caserías (1) con una caja de plata llena de tabaco, y va ofreciendo á todos un polvo y dando parte de su casamiento. Todo aquel que acepta el polvo está obligado á contribuir con algo para el dote de la novia, y asi esta reúne granos de todas especies, ropa y dinero. También puede tener lugar el rebodo, durante el primer año de matrimonio. El banquete nupcial se verifica en casa de los padres de la desposada, y terminado aquél se deposita el dote y menage de esta en un carro tirado por bueyes, encima del que figura el lecho nupcial, adornado lo mejor posible, y precedido de la gaita y tamboril, y seguido de los novios, sus parientes y amigos, se dirige el carro á la casa del desposado, en donde se celebra la tornaboda con baile y cena. Es una galantería casi de obligación hacer el primer año de casados un viage al célebre santuario de Covadonga, y hacer alli alguna ofrenda á la Virgen, que las mas veces consiste en una medida de grano, mas ó menos grande. Esta misma peregrinación la hacen también muchas jóvenes solteras, y beben con fé el agua de una fuente que brota debajo de la cueva de la Virgen, que según la creencia del pais, tiene la virtud de dar marido en el término de un año. A esta conseja alude el canlo vulgar en Asturias:


Virgen de Covadonga,
Bien de veras le lo digo,
Que no vengo mas á veros
Hasta que me deis marido.


(1) Este nombre se da en Asturias, como en las Provincias Vascongadas, a las casas de campo que tienen á su alrededor una porción de bienes. El propietario las tiene generalmente arrendadas á un colono, llamado casero, que las cultiva y paga á su amo el cánon correspondiente.

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