domingo, enero 30, 2011

Viage ilustrado (Pág. 540)

carriles, uno de entrada y otro de salida, sobre los que corren velozmente y de continuo un pequeño convoy de carros, sujetos unos á otros por medio de una cadena, é impulsados por una rueda en forma de cabrestante, y movida por bueyes. El ingeniero belga que está al frente de esta mina, enseña con la mayor amabilidad los trabajos que tan acertadamente dirige. Al regresar á la villa, el viagero se aparta un poco del camino a la izquierda, sobre la orilla del mar, con el objeto de visitar las ruinas del antiguo castillo de Raizes, célebre en las crónicas arturianas, y noble solar de la familia de Alas, en el que, según las mismas, habia en otro tiempo dos altas torres, una mayor que otra. He aquí la leyenda que de este castillo se refiere: habiéndose apoderado los moros de la villa de Aviles, una caballero natural de la misma, llamado Martin Pelaez, se retiró con varios compañeros al castillo de Raizes y alli se hizo fuerte. Sitiáronle los moros y lograron hacerse dueños de la torre menor, desde la que pusieron escalas para asaltar la otra. Martin se defendía valerosamente, y aun logró cortar por su mano las cabezas de algunos moros que osaron trepar por la escala, las que cayeron desde lo alto á los pies de sus compañeros; mas sin embargo, iba ya á sucumbir á la muchedumbre, cuando en las almenas de la gran torre se apareció un ángel con la espada en la mano, el cual, dice una crónica antigua que tenemos a la vista, fué conocido ser asi por las grandes Alas que tenia. Dióle el ángel al caballero una cruz y se oyó una voz del cielo que decía:

Vindica Domine,
Causam tuam.

Los moros con el auxilio del cielo fueron todos muertos, é informado el rey Pelayo del prodigio, organizó por si mismo el escudo de la familia, que desde entonces se apellidó de las Alas, y que consiste en campo de gules ó rojo, un castillo de plata compuesto de dos torres una sobre otra, entre las que hay dos escalas. A la puerta de la superior hay un guerrero con la espada en una mano y la cruz en la otra, en lo alto un ángel con grandes alas, y al pie del castillo ondas, sobre las que se ven varias cabezas de moros. El castillo de Raizes fué después convertido en convento de mercenarios; pero arruinado también éste, hace muchos siglos, no restan en el dia mas que algunos paredones cubiertos de musgo y yedra, y una capilla que aun está en uso, y cuyo patronato y propiedad pertenece á la familia de Alas.
Hablemos ahora del concejo de Gonon. Este concejo que consta de catorce feligresías, fué ocupado en remotos tiempos por los Zoelas, que descendían de los escitas. El nombre actual, creo (esta opinion es esclusivamente nuestra provenga de un célebre capitán de los asturos, que se distinguió por sus hazañas en la guerra contra Augusto, llamado Gauzon, nacido en este territorio, que desde aquellos tiempos empezó á llamarse Tierra de Gauzon. Nada encontramos digno de referirse, haya tenido lugar en él durante la dominación goda. Habiéndose hecho dueños los árabes en el primer ímpetu de su conquista (715), de toda la parte de Asturias comprendida entre Galicia y Gijon, donde se situó un gobernador árabe, es probable que la tierra de Gauzon quedaría á él sujeta, hasta 722, en que el gran Pelayo la rescató. En el reinado de Ramiro I, comenzaron estas costas á ser molestadas por las correrías de los piratas normandos, venidos de Dacia y de Noruega; pero acometidos por el rey, las abandonaron precipitadamente. Su hijo, Ordoño I, hizo edificar muchas fortalezas para su guarda y defensa, de las que aun existen varias; entre ellas el castillo de San Juan, pintoresco torreón feudal, que aislado como la palmera en el desierto, se alza sobre las rocas y domina la inmensa mar que desde él se descubre. Al cabo de mucho tiempo, vino a parar á poder de los condes de Canalejas, que sostenían á su costa un vigía en tiempo de guerra. Esta torre permaneció artillada con dos piezas de grueso calibre, y guarnecida por un corto destacamento hasta 1836, en que, por orden del gobierno, fueron los cañones clavados y arrojados al mar para que no pudiesen ser de utilidad á los carlistas.
Alfonso III, apellidado con razon el Magno por sus proezas en la guerra, miró con decidida predilección esta comarca, y edificó en 884 sobre las altas peñas y á orillas del mar, el famoso castillo de Gauzon, que ademas de fortaleza y defensa contra los piratas,
era palacio de recreo, y sitio real en que Alfonso residía ordinariamente. Notable era este alcazar por su magnificencia, y dentro de su recinto levantó el rey una suntuosa galería dedicada al Salvador (como la catedral de Oviedo), que fué consagrada por tres
obispos Sisenando de Iria–Flavia, Nausto de Coimbra, y Recaredo de Lugo. Deseando el rey ofrecer una rica presea á la basílica Ovetense, y consagrar al mismo tiempo al valeroso Pelayo, hizo cubrir de oro y piedras preciosas la tosca cruz de madera de roble que servia de enseña á aquel piadoso príncipe, y que desde el reinado de Favila se custodiaba en la iglesia de Santa Cruz de Cangas. La operación de engastar la cruz se hizo en el castillo de Gauzon, como indican las inscripciones que en ella se leen.
Desde esta época adoptó Alfonso III por divisa de guerra la figura de esta cruz llamada de la Victoria, que hoy ostenla en su escudo el principado de Asturias y este concejo de Gonon, con esta leyenda:


Gozó de un supremo don
De que siempre habrá memoria
Pues la cruz de la Victoria
Se labró dentro Gauzon.


En 905 fué donado el castillo de Gauzon con todos sus términos á la catedral de Oviedo; pero á pesar de esto continuó don Alfonso residiendo en él, y cuando se le rebelaron sus ingratos hijos García, Ordoño, Fruela, Gonzalo, y Ranimiro en el mismo año, hubo de hacer uso e1 rey de su victoriosa espada para castigarlos, y el infante primogénito don García, hecho prisionero en Zamora, fué encerrado en Gauzon. Prolongáronse estos sucesos durante dos años, y los rebeldes lograron apoderarse de los castillos de Alba, Luna, Gordon, Arbolio, Cultrocies, y Boides. Estos dos últimos estaban muy cerca del de Gauzon, y el de Boides creen algunos estaría situado en el lugar llamado hoy Biado, atendida la semejanza del nombre y á que estas variantes son muy comunes en aquella época. Encarecen algunas crónicas la belleza y suntuosidad de este palacio de Boides, y en él se hallaba Alfonso el Magno, con toda su corte en 910, cuando inesperadamente reunió á todos los próceres y obispos, y también á sus rebeldes hijos incluso Gar–

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