lunes, abril 27, 2009

Viage ilustrado (Pág. 387)

la capital de la Gran Bretaña. Los paseos son mucho mas hermosos, pero menos simétricos y cuidados. Las orillas de Liffey son deliciosas, y este rio, aunque pequeño, es navegable hasta la aduana, que está casi en el centro de la ciudad. Dublin tiene muchos edificios notables y calles muy bellas. El lujo es tan grande como en Londres, y las mismas las costumbres; asi es, que no es en Dublin donde se han de estudiar las verdaderas costumbres del pais.
El estrangero observador que recorre la Irlanda, bien pronto se apercibe de que está poblada por tres especies de hombres: 1.ª, los que en el pais se llaman old-frish, antiguos irlandeses: 2.ª los descendientes de los ingleses, á los que se dieron los bienes confiscados á los vencidos en los reinados de Isabel y Jacobo I; y 3.° los emigrados escoceses, que han abandonado su patria por causas de religion.
La primera casta, es decir, la de los antiguos irlandeses, se halla repartida en las provincias de Connaught y en el interior de Irlanda. Esta casta es á la segunda como 8 á 1; y á la tercera, como 15 á 1. Por la mayor parte se compone de hombres ignorantes y groseros, que tienen poca paciencia para sufrir las injusticias y las injurias, implacables en sus odios y estremados en sus afecciones; pero exentos de todo temor, y dotados de la mayor sangre fría en medio de los peligros; pacientes en la adversidad, incansables en sus proyectos, que no abandonan sin haber tentado antes todos los medios de conseguir su objeto, hospitalarios con los estrangeros y prontos á ayudarles cuando necesitan de sus auxilios. La parte mas pobre de esta clase, habita, por la regular, en miserables cabañas de greda y paja, las que están divididas por la mitad por un débil tabique. En la primera de estas piezas habita la familia que duerme toda mezclada sin distinción de sexos, y en medio hay un fogón donde arde la turba, cuyo espeso humo llena la cabaña, pudiendo apenas salir por un agujero practicado en el techo. En la otra pieza están las vacas, las gallinas y algunas provisiones, que son siempre muy poco abundantes Esta clase habla el antiguo irlandés, que se dice ser un dialecto de la lengua fenicia, y tiene mucha analogía con la que se habla en las montañas de Escocia y en las islas Hebrides.
Conservando el idioma de sus abuelos, han conservado también estos pueblos muchos de sus antiguos usos, que principalmente se observan en sus festines, en sus bodas y en sus funerales.

REINO LOMBARDO-VÉNETO.

Al pie de los Alpes, entre la Suiza, el Adriático y el Pó se esíiende una vasta llanura bástante fértil y abundante en seda, arroz y cereales. Esta es la Lombardia, que forma el principal centro del antiguo Ducado de Milan. El Austria, la España y la Francia se la han disputado muchas veces. Desde el siglo XII hasta el XIII el patriotismo de la liga Lombarda le aseguró una efímera independencia; pero al estinguirse la casa Sforza, Carlos V se apoderó del Milanesado. En 1700, habiendo muerto el duque, el Austria sucedió á la España, y fuerte con su incontestable derecho, aprovecho los tratados de 1815 para aumentar su herencia y abrirse un camino hasta el corazón de los estados italianos.
Venecia, esta maravillosa ciudad, fuerte en medio de las olas, creación de los venetos-armoricanos, Mantua, inmortal por el genio de Virgilio y la bondad de los Gonzagas, asilo del Dante, patria de Catulo, de Plinio Veronés; Bérgamo, célebre por sus limones; Cremona, por sus instrumentos músicos; Pádua con su sabia universidad, donde nacieron Tilo Livio y el franciscano San Antonio; Pavía, la de las cien torres, donde Francisco I lo perdió todo, menos el honor; todos los hermosos países, en una palabra, comprendidos cntre el Tessino al Oeste y el Lisonzo al Este, componen el reino Lombardo-Veneto.
Milan está situada en una llanura, y para evitar la violencia del viento, la mayor parte de sus calles son tortuosas; 170,000, habitantes ocupan cerca de cinco mil casas, sobre las que se eleva, como un gigante, la famosa cúpula de la catedral. Comenzado en 1386, por Juan Galeas Visconti, este monumento, digno de rivalizar con los mas bellos de Italia, aun no está concluido. Su bóveda tiene cerca de 80 metros de elevación, y la mas alta de sus torres 120. Debajo del coro hay una bóveda donde está el cuerpo de San Carlos Borromeo, encerrado en un sarcófago de cristal. En ninguna parte, el estilo gótico, tan pródigo de ornatos y labores ha puesto mas adornos que en esta magnífica iglesia. Pero ¿qué significa la masa imponente de un edificio, y para qué el genio ha de tener necesidad de semejantes cuadros? Dos obras maestras son suficientes para atraer á Milan á todos los verdaderos amantes del arte: la una está en el museo, los Desposorios de la Virgen, de Rafael; la otra es la Cena, de Leonardo de Vinci, pintada al fresco en el refectorio del antiguo convento de Dominicos, conocido bajo el nombre de Santa María de las Gracias.
¿Qué diremos de Venecia, de esa fiera república, que luchó contra el poder otomano, y le arrebató la Dalmacia y la Morea; que trató de igual á igual durante nueve siglos con los estados mas poderosos del mundo, y que se estingue hoy tristemente en medio de las olas del Adriático, como una lámpara falla de aceite? Los palacios de mármol yacen hoy silenciosos en los desiertos canales; las negras góndolas llevan al Lido los obrores del arsenal, cuyos cantos van á estrellarse en los dorados muros de San Jorge y de la Dagana; el soldado austríaco toma helados y sorvetes bajo las arcadas de la gran plaza, mientras que delante de la magestuosa portada de San Marcos saludan los magos al niño Jesus, siempre que da el reloj la hora; el viagero pensativo contempla con tristeza la escalera de los Gigantes, el palacio del Dux y las estatuas bizantinas llevadas de Stambul por los vencedores venecianos, y en San Lázaro prepara el estudioso armenio todos los elementos de la ciencia para llevarlos á sus hermanos del Asia. He aqui todo cuanto podemos decir de este poder eclipsado, que se puede llamar la Palmira marítima.
El ducado de Parma, que comprende también los de Plasencia y Guastalla, está sumido en una especie de vasallage igual á todo lo demás del imperio austríaco, pero, sin embargo, tiene una independencia, aunque solo sea en el nombre. Este ducado está limitado por el Pó, los estados sardos, y el de Módena; Parma, su capital, es una bonita ciudad, cuyo teatro, llamado teatro Farnesio, es el mayor de Europa; el Correggio, el Parmesano, los Carachios, y Rafael han llenado sus iglesias de magníficos frescos, y la catedral posee un precioso baptisterio. La Stradom, ó corso de Plasencia es una de las calles mas bellas de Italia.

sábado, abril 25, 2009

Viage ilustrado (Pág. 386)

La población total de la Escocia es de 2.365,807 habitantes.
La Irlanda forma una isla separada, situada al Oeste de Inglaterra; tiene 3,971 leguas geográficas cuadradas, y está poblada por 7.784,536 habitantes. Los antiguos la denominaban Hibernia, los irlandeses la llaman Erin, y los ingleses Ireband. Se divide en cuatro provincias, Leinster, Ulster, Connaught y Munster, y en treinta y dos condados. Su clima es casi igual al de Inglaterra, con la diferencia de ser mas húmedo que éste, á causa de estar casi siempre lloviendo; bajo otro aspecto, es, sin embargo, este clima bastante agradable, porque el Estío es menos caloroso, y el invierno templado. Ni se conocen los hielos penetrantes, ni las grandes nieves, ni los terribles efectos del rayo y las tempestades, que tantos estragos causa en Inglaterra. El suelo, en general es montuoso, sin que esta cualidad impida que sea fértil, en este concepto aventaja al de Inglaterra. Hay fincas y heredades escelentes, tanto en praderas naturales, como en tierras de labor, y en algunos puntos, especialmente al Norte, se coge mucho mas lino y cáñamo, cuyo cultivo es en estremo útil para sostener las fábricas de lienzos. Por lo demás sus producciones son casi las mismas que en Inglaterra. La turba se encuentra en abundancia, y hace un gran servicio para la lumbre en un pais, donde la leña y el carbon de piedra son muy raros. Siendo la humedad del clima, favorable á la abundancia de los pastos, han creido los habitantes deber poner todo su esmero en la cria de ganados, y éstos les producen escelentes lanas. Las enormes cantidades de manteca y carne salada que se embarcan en Cork, son una prueba incontestable de la fertilidad natural del suelo de Irlanda.
Pocos paises hay que tengan tan grandes y tan hermosos rios; y hay que observar, que las tierras contiguas á ellos, son mucho mucho mejores que las que están lejanas; tales son, las orillas del Suire, del Blackwater, del Liffey, del Boyne, del Nor, del Barrow y parte de las del Shannon. Estos rios, sin embargo, no dan todas las ventajas que debían, pues siendo el pais tan pedregoso, innumerables bancos de arena y piedras embarazan su curso y perjudican á la navegación interior.
Las principales montañas de Irlanda, son: Maugerton y Becks, en el condado de Kery; las Galtias, en el de Kork; las alturas de Mourne, en el de Down; y Crowpatrick y Nephin, en el de Mayo.
La Irlanda contiene también un gran número de lagos, especialmente en las provincias de Uhter y de Connaught. El gran lago de Neagh, situado entre Antrim, Down y Armagh, es notable por la cualidad petrificativa de sus aguas. La madera que en ellas se arroja, se petrifica en muy poco tiempo; si se saca al cabo de algunos dias, se ve que el interior no ha sufrido variación alguna, y permanece combustible, pero han penetrado en él partículas minerales, está mas compacto, tiene mucho mas peso, y la corteza está perfectamente petrificada. Al cabo de un mes, deja de ser madera, y no conserva mas que la forma. Algunos lagos de Irlanda, tiene la perspectiva mas magnífica, entre otros, el de Killarney. Este lago, que puede dividirse en tres partes, está rodeado de montañas, de rocas y de precipicios; los puntos mas elevados están cubiertos de bosques, y en otros hay árboles que en todas las estaciones conservan sus hojas verdes. Estos bosques se estiende desde casi las cimas, hasta el pie de las montañas que bañan las aguas del lago. Por todos lados se vé caer torrentes á lo largo de los precipicios, algunos, desde una altura de 100 metros. En la cumbre de una montaña vecina á este lago, hay otro pequeño, de figura redonda, y cuyo diámetro es de poco mas de un cuarto de milla; en el pais le llaman el Bol de ponche del diablo. Entre las orillas del Bol y la superficie del agua, hay una distancia de cerca de 300 metros, y la vista de esta especie de hoya, mirada desde las alturas, es de las mas pintorescas. El lago es muy profundo, pero tiene fondo, por mas que pretendan lo contrario los habitantes de las cercanías. El derrame de las aguas de este lago, que cae por una abertura, forma una de las mas bellas cascadas que hay en el mundo, y tiene 150 metros de longitud. En las montañas que rodean el lago, producen los sonidos, ecos los mas admirables y sorprendentes.
Entre las curiosidades naturales, que son numerosas en Irlanda, no podemos olvidar la Calzada de los gigantes, que está en el condado de Antrim, a orillas del mar y á ocho millas de Coleraina, hacia la parte septentrional de Irlanda. Esta maravillosa calzada forma una mole regular; su longitud es de cerca de 200 metros, su mayor anchura de 80, y de 40 en los puntos en que es mas estrecha. Su cultura es también muy desigual, siendo de 12 metros en su mayor elevación, y de cinco en la parte mas baja. Esta calzada está compuesta de muchos millares de columnas de basalto, especie de cristalización del mas bello negro, y cuyo grano es tan fino como reluciente; esta piedra da fuego como el pedernal, y en vano se ensayaria trabajarla, á causa de su dureza, La mayor parte de las columnas están perpendiculares y contiguas las unas á las otras; pero lo que hace un golpe de vista admirable es, que en un gran trecho, estos pilares prismáticos, son de una altura igual, de suerte que sus cimas forman una superficie plana y completamente unida.
Las principales ciudades de Irlanda, son: Dublín, Cork y Waterford. Cork tiene un comercio considerable; su puerto es grande y resguardado de los vientos, y se le considera como el primer puerto comercial del reino. La ciudad tiene ocho mil quinientas casas, y 110,000 habitantes. Waterford es también puerto pero muy mal situado para el comercio, y cuenta 33,000 habitantes.
Dublin es la capital de Irlanda, y la segunda ciudad del reino unido. Su estension puede compararse á la de Marsella, y su población se valúa en 265,000 almas. Está situada á 12 quilómetros del mar, en el fondo de una gran bahía, y el rio Liffey la divide en dos partes iguales. El rio está rodeado por las dos orillas, en toda la longitud de la ciudad, de muelles muy espaciosos, donde cargan y descargan los buques en la misma puerta de los almacenes. Desde enmedio de la bahía, que tiene cerca de 12 quilómetros de ancho, se disfruta de una magnífica perspectiva mirando hacia tierra; en primer término hay un anfiteatro, en cuya parte menos elevada está la ciudad; mas lejos se desplega magestuosamente una soberbia campiña, y en el fondo, hacia la parte mas elevada, están las campiñas del condado de Wicklow. La ciudad tiene mucha semejanza con Londres; las casas son de ladrillo, y las antiguas calles, estrechas y oscuras; pero los cuarteles nuevos son tan bellos como los de

jueves, abril 23, 2009

Viage ilustrado (Pág. 385)

Isla de Bus en Escocia
subterráneo que se pierde en la noche de los tiempos, tiene un carácter de orden y de regularidad tan admirable, que es difícil que el observador mas frio no quede asombrado á la vista de este palacio natural, que parece prodigioso. El Sudoeste de la isla es el lugar mas notable por sus columnas. Apenas llegamos allí hirió nuestra vista una magnificencia que estábamos bien lejos de esperar. La totalidad de esta parte de la isla tiene filas de columnas, la mayor parte de mas de 16 metros de altura, y están colocadas en un soberbio orden de columnatas naturales, que van describiendo los mismos contornos de las bahías y demás puntos de la isla. Bien pronto llegamos á la boca de la gruta, que ofrece sin contradicción el espectáculo mas magnífico que jamás haya descrito viagero alguno.
»La imaginación trabajaría en vano en pintar una cosa mas admirable que el fondo de esta gruta, cuyos lados están sostenidos por filas de pilares ó de columnas: una materia amarillenta, que sale por los ángulos en forma de stalagmitas, sirve para hacer las junturas mas distintas y para variar el matiz de los colores de la manera mas agradable á la vista. El fondo de la gruta no está alumbrado mas que por la luz que entra por la boca, lo que aumenta mucho su belleza, y por dentro se ve muy claramente. El movimiento que da al aire la marea lo hace seco y sano, y absorbe todos los vapores que ordinariamente llenan esta especie de cavernas.
»La mar penetra hasta la estremidad de la gruta, y agitada sin cesar, sus olas se rompen en espuma, chocando con ruido contra el fondo y las paredes de la caverna. La luz, que llega hasta lo mas profundo, produce accidentes de un efecto maravilloso. El lado derecho de la entrada presenta por la parte esterior un vasto anfiteatro, formado por diversas filas de gruesos prismas truncados, sobre las cuales se puede andar fácilmente. Muchos de estos prismas son cóncavos por un lado, y convexos por el otro, y otros están divididos por cortaduras trasversales. Los prismas de un basalto negro muy puro y de una gran dureza, tienen desde 30 centímetros hasta un metro de diámetro; los hay triangulares, tetraedros, pentágonos y oxágonos, y algunos hay que tienen de siete á ocho palmos.
»Solo se puede entrar en la gruta por el lado derecho, según la plataforma de que ya he hablado; pero el camino se estrecha y se hace muy difícil á medida que se avanza, porque esta especie de galería interior, elevada mas de cinco metros sobre el nivel del agua, está formada de prismas truncados, colocados verticalmente y elevados los unos mas que los otros, entre los cuales es necesario tener la destreza de escoger los mejores sitios para pasar, siendo estos algunas veces tan estrechos y resbaladizos, que yo tomé el prudente partido de marchar con los pies desnudos. Como yo queria penetrar hasta el fondo, llegué al fin, no sin mucho trabajo y peligro. A medida que se avanza, la especie de balcón sobre él cual se ha caminado se ensancha y presenta una plataforma muy vasta, en forma de plano inclinado, y compuesto de millares de columnas verticales truncadas. Por aqui se llega á la estremidad de la gruta, que termina en un muro de columnas de magnitud desigual, y que imita la trompetería de un órgano.
»Un hecho digno de notarse es, que cuando monsieur Troil visitó esta gruta, la mar, por uno de esos casos estraordinarios, que quizás no se verifiqué en diez años, estaba tan serena que le permitió entrar en una barquilla. «En el fondo de la gruta, dice, monsieur Troil, un poco por encima de la superficie del agua, hay una especie de cueva, de donde sale un ruido muy agradable cada vez que esta especie de sumidero absorbe el agua.
«Como la mar no estaba tan tranquila cuando yo visité la gruta, el ruido que yo oí fué de naturaleza bien diferente, cada vez que las olas, sucediéndose con rapidez, iban á estrellarse en el fondo de la caverna. Este ruido era parecido al que produciría un cuerpo duro de grueso volumen al chocar contra otro cuerpo duro en un lugar subterráneo y cavernoso; el choque era tal, que se oia desde lejos, y parecía estremecerse la gruta.»

martes, abril 21, 2009

Viage ilustrado (Pág. 384)

Puente de Rokeby

Mr. Faujas Saint-Fond, que tambien la ha visitado.
»A las cuatro de la mañana dejamos la isla de Mull con un hermoso tiempo, muy raro en estos mares sin cesar agitados. Nuestros remeros eran cuatro jóvenes hebridienses determinados, que parecían hacer este corto viage con gran placer, porque ellos aman todo lo que les recuerda á Ossian, y se prepararon á entonar en coro las canciones de su poeta favorito. Una especie de salmodia llena de dignidad y mezclada de tonos tristes y melancólicos, formaba el principal carácter de estos cantos; los remos, que caian siempre á compás, hacian mas completa la monotonía.
»La forma de Staffa es irregular y oblonga; sus orillas son escarpadas por todas partes y rodeadas de calzadas basálticas y horadadas de diversas grutas, como la de Fingal y de Corvoran. Bellas columnatas de basalto ocupan mas de la mitad de la circunferencia de la isla, y están absolutamente al descubierto á orillas del mar; en general descansan sobre una corriente de lava pedregosa que les sirve de base y de sosten. La cima está cubierta de alguna tierra vegetal y de un césped árido. Tal es, esta gran roca volcánica, Hablemos ahora de la gruta.
»Este soberbio monumento de un gran incendio

jueves, abril 16, 2009

Viage ilustrado (Pág. 383)

Los edificios modernos mas notables de Edimburgo, son: la bolsa, un gran número de hoteles, muchos puentes y algunos hospitales. Se ha observado que los escoceses que han viajado han sacado mas partido que los ingleses de los bellos modelos que ofrece al estudio la Grecia y la antigua Roma.
Ni en esta capital, ni en las otras grandes ciudades del mismo reino, es donde se han de estudiar las costumbres verdaderamente escocesas; pues las de Inglaterra las han reemplazado absolutamente; los nobles y el alto comercio no son, hablando propiamente, escoceses, si no ingleses. En la alta Escocia, y principalmente en las montañas, es á donde es necesario ir á buscar los antiguos habitantes.
»Si los escoceses, dice Chantreau, son notables por sus facultades intelectuales, también lo son por su físico. Pocos hay entre ellos que sean gruesos, y casi todos tienen las formas angulosas y una fisonomía característica en la que se pinta su alma fuerte. Son de pequeña estatura, pero su constitución es robusta y capaz de los mas rudos trabajos. No hay hombre alguno que ame mas que el escocés el país que le ha visto nacer.
»Los que habitan las montañas, y que se llaman highlanders, tienen costumbres mucho mas agrestes que los de la llanura, y tambien su dialecto se diferencia un poco. Pero el aldeano de una y otra comarca, aunque de pocos alcances, sabe mejor que otro alguno conformarse con su condición. Su espíritu está acostumbrado desde la infancia á la mas pasiva obediencia hacia el gefe del clan, que es el nombre que se da á los cantones de las tribus que dividen la Escocia, especialmente en las montañas. Nosotros hemos notado en nuestras diferentes correrías, que estas buenas gentes viven contentas en los límites de la mas rígida economía, y que la naturaleza los recompensa de sus privaciones con una salud robusta é inalterable. Rara vez acometen solos cualquiera empresa atrevida; mas cuando trabajan de consuno muestran en la ejecución de sus negocios, aun los mas desesperados, tanto valor como sagacidad. En estas ocasiones observan religiosamente la fidelidad que recíprocamente se han jurado, y ni amenazas, ni tormentos, ni promesas, pueden hacerles quebrantar sus juramentos.
»Este pueblo ha conservado mas que otro alguno de Europa un santo respeto á la memoria de sus antepasados, al idioma que ellos hablaban y á muchos usos que les eran peculiares. Mas lo que mas admira al estrangero es el trage, especialmente el de los montañeses. Sobre la camisa llevan un plaid de una tela mas ó menos una, que en el pais se llama tartán; esta tela es de una confusa mezcla de colores ó de listas verdes, encarnadas y azules: el plaid tiene algunas veces 12 metros de ancho, pero nunca baja de siete, y se lo cruzan por la espalda como hacían los antiguos romanos con la toga. Otras veces rodean el plaid alrededor del cuerpo, sujetándolo con un cinturon de cuero, de modo que se envuelven de alto á bajo, y la parte inferior del plaid forma una especie de enaguas que les sirve de calzones. Los montañeses, especialmente en el verano no llevan mas que un simple tonelete de tartán que sujetan con el cinturon. Sus medias son también de tartán y los zapatos cuadrados. El pueblo bajo no lleva mas calzado que abarcas, y cubren su cabeza con una gorra de fieltro grosero, pero que siempre es de color azul. Pobres ó ricos, todos los escoceses llevan pendiente de su cintura un cuchillo ó puñal, llamado dirck, y un par de pistolas, que con frecuencia son de un esquisito trabajo. Los gefes de los montañeses llevan siempre también en la cintura una larga bolsa de cuero guarnecida de filigrana de plata, que constituye uno de los principales adornos del trage.
»El de las mugeres en las montañas consiste en una saya y un corpiño: las mugeres del campo y del pueblo llevan una ancha túnica sujeta con una hebilla de forma particular, que es ordinariamente del mejor acero de Inglaterra. El tocado, que es casi siempre de lienzo muy fino, ó de muselina, recibe diferentes formas á cual mas agradables. Los escoceses han llenado en todos tiempos los deberes de la hospitalidad con una especie de culto religioso.»
En las ciudades y en la parte de Escocia mas próxima á Inglaterra, se habla generalmente el inglés, pero en las montañas, especialmente hacia Fochabers y Badenoch se habla un idioma oriundo del antiguo celta. En este idioma hay muchos poemas que se han trasmitido por tradición entre los escoceses, siendo los mas célebres los del bardo Ossian, que vivia, según se cree, en el siglo IV. Estos poemas eran ignorados todavía por el resto de la Europa en el siglo último, hasta que Macpherson los recopiló y publicó en inglés. Se cree que el traductor ha embellecido mucho estas poesías, y ha dado el nombre de Ossian á muchas que son de diferentes bardos. Los aldeanos escoceses de las montañas, y sobre todos los habitantes de las islas Hebrides, cantan comunmente estas poesías como se cantan en nuestros campos los antiguos romances. Estos pueblos, que hacen una vida toda pastoril, han tenido siempre una pasión decidida por la poesía y la música; su instrumento favorito es la gaita. «Los hebridienses especialmente, dice Johnson, han mirado la gaita por largo tiempo como un placer y un alivio á sus penas. Muchas familias principales mantienen todavía un tocador de gaita, cuyo oficio era antiguamente hereditario, y las piezas compuestas para este instrumento se trasmitían por tradición de unos á otros. En la isla de Skge (una de las Hebrides) habia desde tiempo inmemorial establecido un colegio ó sociedad de tocadores de gaita, que aun no se ha abolido de hecho. Las piezas que tocan son aires del pais, y recuerdan grandes acontecimientos á los escoceses; pero son absolutamente ininteligibles y poco agradables para los estrangeros.»
El habitante de las llanuras, como hemos observado, ha perdido sus antiguas costumbres, y el montañés principia á cambiarlas; pero los hebridienses son hoy todavía lo que eran en otro tiempo, y recuerdan siempre á los antiguos caledonios, sus antepasados. Si no tienen famosos bardos, poseen en cambio schanachios ó narradores de cuentos, que son los historiadores, ó mas bien los genealogistas, y también los poetas de la nación y de las familias. El pueblo en general no disfruta de opulencia; pero tiene en abundancia pescado, gallinas, queso, manteca, leche y ganados. El pan de avena es el único de que se hace uso. Entre estas islas hay una muy pequeña que la naturaleza ha hecho digna de la curiosidad de los hombres, aun de los mas instruidos; esta isla se llama Staffa, y no tiene mas que un kilómetro de longitud. Aqui es donde está la famosa gruta natural que los hebridienses llaman la Gruta de Fingal, y que hizo conocer á los europeos el célebre naturalista inglés Mr. Banks. Sigamos por un momento á

lunes, abril 13, 2009

Viage ilustrado (Pág. 382)

suelo no es tan fértil como en Inglaterra; y en muchos cantones es muy poco á propósito para el cultivo; sin embargo, hay algunas llanuras y valles de una fertilidad estraordinaria. El suelo de la Escocia ofrece una gran variedad; su superficie es muy agradable por la mezcla de las producciones naturales: lo quebrado del terreno, sino es favorable á los trabajos del cultivo, agrada por lo menos al viagero, y presenta sitios deliciosos para las casas de campo que la nobleza de Escocia se hace construir con un gusto esquisito.
En algunos puntos la agricultura de Escocia es tan buena y tan bien entendida como en Inglaterra. En los condados que están situados á orillas del rio Forth, y que llevan el nombre de Lothian, es donde principalmente se recogen los frutos del trabajo y de la industria: los colonos, cuya mayor parte pagan de arrendamiento de 7 á 12,000 francos, están bien alimentados, bien vestidos y viven en habitaciones regulares. Pero todo lo contrario se nota en una gran parte de Escocia, muy atrasada todavía, donde los propietarios no conociendo sus verdaderos intereses, rehusan adoptar un medio de arrendamiento que estimularía á sus colonos á perfeccionar la agricultura; asi es, que en estos cantones el labrador puede vivir apenas con la rebusca de una mala cosecha, que rara vez escede de 800 francos de valor. El ganado es pequeño y flaco, las casas pobres, y el aspecto del pais lleva las marcas mas deplorables de la miseria. El suelo produce en general trigo, centeno, cebada, avena, cáñamo, lino, heno y pastos. Las partes incultas de las tierras altas abundan en diferentes especies de pequeñas frutas muy sanas y de un gusto agradable. Las costas producen alga marina, el dulish, yerba nutritiva, y muchas otras yerbas marinas igualmente propias para el alimento del hombre. También se encuentran muy grandes terrenos cubiertos solo de matorrales.
La Escocia tuvo en otro tiempo una gran representación, pero su reunion con Inglaterra, quitándola su nacionalidad, la privó de sus medios de prosperidad. Una vez trasportada á Inglaterra la silla del gobierno, el comercio se entorpeció, se descuidó la agricultura, y la gente de los campos se vio obligada á ir á buscar el pan á otros paises. Desde hace algunos años es cuando su industria ha reaparecido nuevamente, y su marina ha acrecido considerablemente en treinta años; debiéndose la prosperidad de Glasgow y otros puntos cercanos, á las relaciones comerciales de este ciudad con la Virginia y las islas de América, Las pesquerías de Escocia no están reducidas solamente á las costas del reino, pues los escoceses tienen una gran parte en la pesca de la ballena que se hace en la costa de Spitzberg. Los progresos que diariamente hacen estas pesquerías, aseguran á los habitantes nuevas fuentes de riqueza. Las fabricaciones del interior del país, particularmente las de hierro, en Carrón, en el condado de Stirling, dan también grandes provechos. Las manufacturas de lienzos están muy florecientes, aunque rivalizadas por las de Irlanda. El hilo que se fabrica en Escocia, es igual, si no superior, al de otra cualquiera parte, y los encages son admirados y usados hasta por las testas coronadas. Sin poder rivalizar con los ingleses en la fabricación de paños fmos, los escoceses han tenido buen éxito en sus manufacturas de lana, y ya ha comenzado á esportar en gran cantidad gorros, mitones, medias y otros artículos fabricados con sus lanas. Su comercio de carbon de piedra con los ingleses es considerable. La ciudad de Paisley ocupa un increíble número de trabajadores en fabricar una especie particular de linon bordado y listado, de un precio módico y de muy buen uso. Por todas partes se ven fábricas para refinar la azúcar, de cristales de todas especies, de loza y de papel. Los tapices de Escocía son de muy buena calidad y hermosos dibujos; y desde hace algún tiempo se han hecho los mas felices ensayos para dar á este ramo de industria el grado de perfección de que es susceptible, é igualarlo á lo que la Europa tiene de mas superior en este género. Las imprentas de Glasgow son célebres, y merecen verdaderamente esta celebridad. La Sociedad Gallica, compuesta de sabios y hombres de letras, ha contribuido en gran parte á las bellas ediciones que se han dado á luz en esta ciudad. Por último, la Escocia, protegida hoy por el gobierno inglés, va mejorando de dia en dia su comercio, y su industria prospera al nivel de la de las demás comarcas del reino unido.
Edimburgo es la capital de Escocia, y contiene 165,000 almas; está situada en la cima y pendiente de una montaña. Su fundador parece no haber atendido mas que á la ventajosa posición del castillo que está en lo mas elevado; asi es, que á escepcion de la calle principal, es necesario para andar por la ciudad estar continuamente subiendo y bajando. Esta calle tiene una hermosa apariencia y sube con uniformidad por espacio de una milla, desde el palacio de Holyrood al Este, y termina al Oeste en la imponente masa del castillo, construido en la cima de una roca inaccesible por todos lados, escepto por el que viene de la ciudad. Este castillo domina, no solamente la ciudad, sus alrededores, la Ciudad Nueva y la hermosa y rica campiña del contorno, sino que tiene una vista muy estensa por el rio Forth, la costa de Fife, y aun llega á 48 ó 60 kilómetros hasta las montañas que confinan con la alta Escocia. Esta vista es una de las mas magníficas que se pueden disfrutar. En el interior del castillo hay muchos departamentos espaciosos que son mas propios de un palacio que de una fortaleza.
Holyrood era en su origen un monasterio habitado por monges de San Agustín. Es un edificio construido por William Bruce, arquitecto célebre para el siglo en que vivió. La pieza mas notable es una larga galería, donde están colocados por orden cronológico la mayor parte de los retratos de los reyes de Escocia. El hospital fundado por Jorge Herriot, platero en tiempo de Jacobo VI, y que comunmente se llama la obra de Herriot, ocupa una magnífica posición al Sudoeste del castillo: este edificio es uno de los mas hermosos monumentos del género gótico que existen en Inglaterra, y los jardines que le rodean le dan un aspecto delicioso. La plaza del Parlamento, y por otro nombre el Enclos, era en otro tiempo el principal ornato de la ciudad; forma un gran cuadro de noble arquitectura, en medio del cual se eleva una estatua ecuestre de Carlos II. La catedral, llamada Saint Gilles, es un edificio gótico tan vasto, que está dividido en cuatro iglesias; el campanario, que remata en arcos, tiene la figura de una corona imperial y produce un bello efecto. Entre los otros edificios anteriores á la revolución se distingue la universidad, que es una de las mas célebres de Inglaterra, tíene escelentes profesores para las diferentes ciencias, y sus escuelas, donde también se enseña la medicina, rivalizan con los mas nombrados de Europa.

sábado, abril 11, 2009

Viage ilustrado (Pág. 381)


Jóvenes escoceses
ro de sabios suponen originarias de Oriente las melodías escocesas, las cuales, por otra parte, parecen tener un origen común con las de Irlanda. Lo que si es verdad, que en ninguna música nacional y primitiva de Europa se encuentra el mismo carácter. El instrumento nacional del higklander, es la corneta de piston; toda la música nacional está anotada para él, y nada es mas original ni mas salvage, que los conciertos de esta clase que todavía se celebran en Edimburgo, y en los que un centenar de montañeses vestidos con el trage nacional hacen resonar con el áspero cornetín los cantos de una patria, que hace ya muchos siglos no existe mas que en recuerdo.
Pasemos ahora á considerar la Escocia bajo el punto de vista geográfico, sin que por eso omitamos hablar también algo respecto á las costumbres de este pais.
La Escocia, separada de la Inglaterra por el Tweed y los montes Cherviotes, está dividida en treinta y tres condados, cuya superficie tiene 3,830 leguas, comprendiendo á las islas; se la divide mas naturalmente en alta y baja Escocia, ó Highlands y Lowlands, como dicen los escoceses, division fundada en la diferencia de las llanuras y las montañas, y en la de las costumbres de sus habitantes. El aire es aquí mas templado que lo que debia suponerse en un pais tan septentrional. Esta temperatura tiene su residencia en el número de colinas, de valles, de ríos y de lagos; pero principalmente, como en Inglaterra, en la vecindad del mar, de donde vienen vientos calientes, que no solo dulcifican la frialdad del aire, sino que teniéndolo en una perpetua agitación lo vuelven puro y saludable, é impide las epidemias que reinan en otros países. Sin embargo, en las cercanías de las altas montañas, que en general están cubiertas de nieve, el aire es sumamente frio durante nueve meses. El

martes, abril 07, 2009

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téril en verdades aplicables, y que solo puede servir para recrear la imaginación, estraviando el raciocinio, y aspirando temerariamente á penetrar en un misterio, cuyo conocimiento está reservado á la Divinidad. Con una sobriedad prudente, á la que no ha sabido sujetarse ninguno de los filósofos que les han precedido, supieron detener el ejercicio de la investigación en los límites de su capacidad, sin admitir ninguna doctrina á priori, sin suponer nada que no estuviese probado, sin salirse de la línea recta que las sensaciones, por una parte, y por otra, las verdades de conciencia les trazaban.
Reid, como el primero que se presentó al mundo filosófico en hostilidad abierta centra las ideas generalmente recibidas, se vio obligado á empezar por los rudimentos de la nueva doctrina que intentaba establecer. Sin acudir á la ficción de la estatua, como hizo Condillac, su primer trabajo fué anatomizar la sensación, reduciéndola á tan pequeñas dimensiones, que casi nada adelanta mas allá de las nociones vulgares sobre esta operación misteriosa. Despojándole asi de la importancia exagerada que le habia dado el filósofo francés, dio un golpe mortal al materialismo, demostrando la imposibilidad de ligar la sensación, ni como elemento, ni como instrumento, ni como origen, con ninguno de los fenómenos interiores. Su modo de esplicar las doctrinas es decisivo sin arrogancia, pero impregnado de buena fé y de convencimiento. Su sencillez peca algunas veces en sequedad, y su concision, nada común en los escritores de su pais, lo hace en varias ocasiones oscuro. En su estilo no hay adornos ni figuras, ni precauciones oratorias. Camina derechamente á su fin por la línea mas corta, y fija todo su esmero en obligar al lector, por el encadenamiento estrecho y terminante de su argumentación, á sacar las mismas deducciones que él ha inferido.
Dugald Stewart no es tan original ni tan ingenioso como su maestro, pero es mucho mas fecundo y variado. En realidad no ha hecho mas que ensanchar el campo descubierto por Reid, y concluir la tarea que éste empezó, aplicando sus doctrinas á todos los fenómenos de la inteligencia, y á la critica, sobre todo, de las opiniones que habian prevalecido en las mas acreditadas escuelas. En este género de trabajo no tiene rival. Sus censuras de Arislóteles, Hume, Condillac y Berkeley; su esposicion de la disputa entre realistas y nominalistas; su análisis sobre las preocupaciones dominantes acerca de la verdad matemática, son obras maestras de lógica, y no pueden leerse sin admiración. Escribe con el candor de un hombre convencido, que quiere justificarse refiriendo la historia de su convencimiento. Su erudición es tan variada y abundante como oportuna, y sabe emplearla con singular destreza, mas bien para combatir las opiniones agenas que para sostener las suyas.
Brown, mas arrojado que sus dos predecesores, se deja arrebatar por su imaginación vehemente y poética, creyendo á veces ser profundo cuando no es mas que sutil, y descubriendo las mas estrañas analogías donde menos podrían sospecharse. Aunque su estilo suele ser enredoso y confuso, y sus períodos, sobradamente largos y complicados, cuando hace alguna escursion, como frecuentemente le sucede, en el terreno dé la literatura, se remonta á la mas alta elocuencia y escribe con vehemencia y entusiasmo. Muestra parlicular empeño en suavizar la aridez de las teorías por medio de ilustraciones y símiles sacados de las bellas artes, de las obras maestras de la antigüedad, de las maravillas de la naturaleza, y sobre todo, de las ciencias físicas, en que se muestra muy aventajado, y á que tenia gran afición. Su argumentación es mas sutil y aguda que profunda y sólida, en términos que se deja llevar por esta propensión, hasta caer en la paradoja. Su lectura no es solamente instructiva sino divertida y amena, de modo que puede emprenderse aun por el menos adicto á esta clase de estudios, con la seguridad de encontrar en ella una gran variedad de conocimientos.
Tal es la filosofía escocesa, cuya primera aparición en el mundo le acarreó un gran número de prosélitos, especialmente en Francia, donde la dieron á conocer y la enseñaron en las lecciones públicas del Ateneo de París, los ilustres filósofos Royer–Cllard y Jouffroy, y donde se habria quizás apoderado de la enseñanza universitaria, á no haberse atravesado la filosofía ecléctica, sostenida y propagada por el saber y la elocuencia de Cousin. En España apenas es conocida, y no sabemos que la única obra que se ha publicado en castellano, como esposicion de sus principios fundamentales, haya servido de texto en alguna universidad. Considerado el abuso que en este siglo se hace de toda clase de doctrina, y la exageración en que caen todos los sistemas, es sensible que no se propague el que posee la feliz ventaja de no prestarse ni al panteísmo, que es el término final de la filosofía alemana, ni al materialismo, tan estrechamente ligado con todas las hipótesis y deducciones que se han hecho de las teorías de Condillac. En filosofía se peca por querer saber demasiado, y por contentarse con dos ó tres esplicaciones que sirven de respuesta á todas las cuestiones relativas á los fenómenos del alma. Los escoceses se han quedado en un justo medio, y han demostrado la utilidad y la solidez de sus doctrinas, en la multitud de hombres de primer orden que han salido de sus aulas para adquirir gran nombradía en las ciencias, en la literatura y en los mas altos puestos de la política. A esta clase pertenecen lord Brougham, lord Jeffrey, lord Russell, sir James Mackintosh, los profesores Wilson, Jardine, Mac–Gregor, y otros cuyo catálogo es muy numeroso.
Respecto á las bellas artes diremos, que la Escocia estuvo siempre mas atrasada que la Inglaterra en la cultura de las bellas artes, y escepto en la música, no ha tenido nada que pueda considerarse como suyo.
Las catedrales, los conventos y los palacios que ofrece en el dia á la consideración del viagero, ora en un estado de conservación notable, ora en el de la ruina, no sobrepujan en lo mas mínimo á las construcciones de Inglaterra del mismo género. Como todas remontan su origen á la edad media, y en esta época la arquitectura no era nacional en ninguna parte de nuestra Europa Occidental, aparece, propiamente hablando, bajo un carácter feudal y católico. Desde el siglo XV, y acaso desde mucho antes, no hay sobre la tierra de Escocia un solo monumento que se pueda, que se deba considerar como inglés.
La pintura existe menos que la arquitectura. Tal vez no posea una pintura digna de este nombre, y aun puede asegurarse que ni tampoco tiene una de segundo orden.
En cuanto á la música, que merecería un artículo especial y mas estenso que el que nos permiten consagrar los límites que nos hemos impuesto, es verdaderamente nacional y llena de originalidad. Gran núme–

domingo, abril 05, 2009

Viage ilustrado (Pág. 379)

impulsa al guerrero, cuando se lanza á los peligros y cuando parece solamente escitado por el deseo del triunfo? Es indudable, pues, que nuestras emociones puede coexistir con sensaciones, recuerdos y raciocinios, del mismo modo que estos sentimientos pueden coexistir diversamente unos con otros. Vemos y olemos al mismo tiempo una rosa, y al mismo tiempo comparamos estas dos distintas sensaciones, sin dejar por esto de colocar en distintas clases la vision, el olfato y la facultad de comparar.
Hasta ahora hemos avanzado muy poco terreno en la generalización de los fenómenos mentales, aunque en esto poco, hemos hallado una division clara, y que abraza todos los objetos individuales del trabajo que hemos emprendido. El alma es susceptible de ciertas afecciones positivas, de ciertas modificaciones intelectuales que nacen de aquellas, y de ciertas emociones que nacen de ambas: es decir, es capaz de existir en ciertos estados, cuyas variedades corresponden á aquellas designaciones peculiares. Vemos y nos acordamos de lo que hemos visto, y lo comparamos, y esta vision, y este recuerdo, y esta camparacion, pueden escitar aversion ó deseo, y toda nuestra vida sensitiva, intectual y moral, se compone de estas modificaciones ó de otras análogas. Cada minuto de cada hora, no es mas que un trozo de este tejido complicado. Supongámonos en una eminencia, contemplando la perspectiva que tenernos á la vista. Por un lado se nos presenta la imagen de la desolación; la campiña inculta y seca, y en medio de ella, la choza medio derrumbada, asilo del infortunio y del abandono. A otro lado, todo es plenitud y magnificencia; campos cubiertos de mieses abundosas, jardines espléndidos, bosques sombríos y deliciosos circundan un palacio que parece la morada del placer y del lujo. Si no hacemos mas que ver estas dos escenas, no tendremos mas que una serie de afecciones esternas ó sensitivas. Pero es casi imposible verlas sin que se escite en el alma un estado intelectual que constituye la comparación, y pocos habrá que comparen dos aspectos tan contrarios, sin sentir las emociones que constituyen la compasión y deseo, unidas quizás á otras mas complicadas y secundarias.
En el ejemplo precedente, las modificaciones del alma han tenido su origen en cosas realmente existentes en el mundo esterior, pero las afecciones esternas de los sentimientos, aunque mas permanentes, y por lo común, mas vivas que las internas, están muy lejos de ser absolutamente necesarias para la producción de estas. Hay en el alma una sucesión casi constante de afecciones internas, pensamientos y emociones, que, sin necesidad de una sola nueva sensación, y aun dado el caso de suspenderse la vida animal, todavía conservarian en nosotros aquella vida intelectual y moral, que es la única vida digna de este nombre. El conocimiento que tenemos de lo que pasa fuera de nosotros, vive en lo interior de nuestro ser, y en la hipótesis de la supresión completa de la parte animal, la memoria reemplazaría la falta de los sentidos, y la accion constante del universo visible. Si solo pudiéramos amar y aborrecerlas cosas presentes, apenas saldríamos de la imbecilidad de la infancia, ó por mejor decir, seríamos inferiores al niño y al imbécil, en los cuales, á lo menos, hay algunos recuerdos de lo pasado y alguna prevision de lo futuro. Nuestra vida moral é intelectual se ejerce principalmente en lo que ya pasó y en lo que ha de suceder. Los objetos que comprenden las dos grandes divisiones de tiempo, separadas por el momento actual, tienen una existencia permanente y positiva para nuestro espíritu, como aquel misterioso ahora de que hablan los teólogos, en que lo pasado, lo presente y lo futuro, se consideran en cada momento de cada siglo, actualmente visibles por la mirada de la Divinidad. Amamos las virtudes de que nos habla la historia, con la misma emoción que las que se nos presentan en las escenas de nuestra vida. Lo mismo sucede con los hechos puramente imaginarios. La belleza ideal produce en nosotros los mismos sentimientos, y á veces mas puros y exaltados que los de las cosas reales. Síguese de aqui que las emociones, aunque, procedan en su origen de la realidad, pueden existir y agitarnos sin depender en manera alguna de ella. Pueden nacer de la imaginación y de la memoria, como de la percepción; pero cuando nacen de la imaginacion y de la memoria, se distinguen tanto de los objetos imaginados ó recordados, como la percepción esterna de los objetos esternos á que deben su origen.
La parte mas notable de los escritos de Brown es su refutación de la teoría del doctor Reid sobre la percepción. Como esta cuestión ha sido una de las mas ruidosas que se han suscitado en estos últimos tiempo; en el campo de la filosofía, en el artículo percepción la trataremos detenidamente, y vamos á terminar el presente, señalando los caracteres que distinguen la escuela escocesa de todas las otras, y las peculiaridades respectivas de los tres hombres que pueden llamarse, con justa razón, sus fundadores.
Aunque los trabajos de Descartes y Locke habian destruido muchas de las quimeras que habian introducido el escolasticismo en el estudio de la filosofía, todavía ellos mismos hablaban su idioma, y admitían muchas de sus locuciones en el mismo sentido que los escolásticos les habian aplicado. De aqui debía resultar cierta confusion de nociones, que solo podía deshacerse por medio de una gran delicadeza de análisis, para lo cual se necesita una independencia difícil de adquirir cuando el hábito ha establecido asociaciones estrechas entre las voces y sus significados. Este fué el mal á que se propusieron poner término los escoceses, y creyeron que el medio mas seguro de lograrlo, seria abandonar la antigua práctica de estudiar las facultades del alma, y concretarse esclusivamente á la observación de los hechos. A ellos se debe el luminoso descubrimiento que los hechos intelectuales son susceptibles de una observación tan positiva y tan minuciosa como los de la naturaleza visible, y aunque llamaron á este método estudio físico del alma, ninguna escuela antigua ni moderna los ha escedido en celo y elocuencia, cuando se trata de la defensa del espiritualismo. En verdad, todas sus doctrinas propenden al establecimiento y confirmación de este gran principio; esta es la consecuencia forzosa de todas sus doctrinas. Con el mismo calor impugnaron ese género de pirronismo que sacó á luz el obispo Berkley, y que consiste en sostener que el entendimiento no puede hallar pruebas positivas y filosóficas de la existencia del mundo esterior: paradoja que, por absurda que parezca, ha sido apoyada con argumentos ingeniosos por hombres de nota, y que, una vez admitida, destruye en sus fundamentos todas las garantías de la fé humana. Distínguese también la escuela escocesa, por el esmero con que evita la ontologia, como un estudio fuera de los alcances de la humanidad, es–

viernes, abril 03, 2009

Viage ilustrado (Pág. 378)

ser conocidas ni aun por el mismo que las posee. A este propósito ha dicho un poeta:

No menos que el altivo soberano,
Es ambicioso el mísero aldeano.
El esclavo en su seno
También abriga orgullo, y si levanta
Deleznable mansion de paja y cieno,
Las maravillas de su genio canta,
Y esclama con enfática alegría: Admirad mi poder:
esa obra es mia.

La consecuencia de toda esta doctrina es que, aunque el conocimiento que tenemos del alma no es mas que relativo, y procede de la serie de modificaciones de que nos da parte la conciencia, tenemos en aquel conocimiento lo suficiente para subir á la idea del Hacedor, bien que esta idea sea muy imperfecta y débil.
Adoptando fielmente este sistema de estudios psicológicos, Brown lo aplica á la clasificación de los fenómenos del alma, y después de haber desechado la generalmente admitida en las escuelas, se decide por una division fundamental que los separa en dos clases, á saber: los que escitan inmediatamente en virtud de la presencia de los objetos esternos, y los que nacen, no menos inmediatamente de ciertas afecciones internas del alma. Los de la primera clase son evidentemente resultados de las leyes de la materia y del espíritu, porque suponen en los objetos estemos el poder de afectar el alma, y en el alma, el poder de ser afectada. Los fenómenos de la segunda clase resultan de las susceptibilidades del alma misma, que ha sido formada por su divino autor, para existir con ciertas modificaciones y para que estas se sucedan unas á otras. Las primeras se suscitan cuando y porque un objeto estenio está presente: las segundas porque ha habido antes en el espíritu alguna mudanza de estado. Para ilustrar esta distinción por medio de un ejemplo, supongamos que vamos andando por una campiña, y que de repente vemos una encina, al fijar nuestra mirada en cierto punto del horizonte. La presencia del árbol, ó mas bien, la luz reflejada por su superficie, ocasiona cierta modificación del alma, que llamamos vision: afección que pertenece exclusivamente al alma, pero que no recaería en ella sin la acción de la luz. Mas no se reduce á esto solo la modificación del alma después de haber recibido la sensación. Suceden á ella otras alteraciones, sin necesidad de una impresión nueva. Comparamos la encina con otro árbol que hemos visto antes, y notamos su superior elevación y hermosura; imaginamos el efecto que produciría bajo su sombra alguna escena que nos es familiar; pensamos en el número de años que ha trascurrido desde queso plantó; quizás moralizamos sobre los sucesos que han agitado nuestra vida, sobre las revoluciones que han desolado la tierra mientras la encina ha ido desarrollando silenciosamente su follage, y progresando hacia la decrepitud, en medio de los huracanes y de las tormentas. De todos los estados del alma que suponen todas estas transiciones del pensamiento, el único, que puede atribuirse al objeto esterno, es la primitiva percepción de la encina. Todo lo demás ha sido resultado, no inmediatamente de algo esterno, sino de estados precedentes del alma. Aquel estado peculiar que constituye la percepción de la encina, ha dado lugar á otro estado diferente que constituye el recuerdo de otro árbol que hemos visto antes; este ha dado lugar á otro estado, que consiste en la comparación de los dos, y asi sucesivamente se han reemplazado entre sí, como modificaciones del alma, los diversos pensamientos que hemos mencionado. No hay duda que el alma no habría podido existir en el estado que constituye la percepción de la encina, sin la presencia de los rayos de la luz reflejados por ella: pero tampoco habría podido un objeto esterno sin la afección mental, producir ninguna de las modificaciones que siguieron á la percepción. Hay, pues, una distinción manifiesta entre los fenómenos mentales, en cuanto á sus causas primitivas, y sean cuales fueren las subdivisiones que después sea conveniente adoptar, tenemos ya á lo menos un límite fijo y sabemos lo que queremos decir, cuando hablamos de las afecciones esternas é internas del alma. Dado este primer paso, el segundo será la reducción de aquellas clases á otras, en virtud de una nueva generalización de los fenómenos de cada una. La primera es en si misma tan simple, que no admite subdivision. La segunda abraza tanta variedad de fenómenos, que sin el auxilio de muchas subdivisiones, nos seria de poca utilidad en nuestra proyectada clasificación. Nos limitaremos por ahora á una sola, que comprende los estados del alma y las emociones, palabras cuyo sentido es claro, y que abraza todo lo que pasa en la inteligencia sin el auxilio de la sensación. No hay un solo fenómeno de la conciencia que no esté comprendido en una ú otra de las tres divisiones mencionadas. Conocer todas nuestras afecciones sensibles, todos nuestros estados intelectuales y todas nuestras emociones, es conocer todas las modificaciones de que es susceptible el principio espiritual que nos anima.

Unde animus scire incipiat, quibus inchoet orsa
Principiis seriem rerum, tenuemque catenam
Mnemosyne: ratio unde sub pectore tardum
Augeat imperium, et primum mortalibus œgris
Ira dolor, metus el curœ dascentur inanes.

No se crea, sin embargo, que al dividir las afecciones internas del alma en dos órdenes distintos de estados intelectuales y emociones, y al hablar de estas como de modificaciones que necesariamente suceden á otras, se da á entender que los estados intelectuales y las emociones no se combinan nunca instantáneamente, como pueden combinarse las operaciones del espíritu. Al contrario, estas dos clases de fenómenos ocurren frecuentemente al mismo tiempo: pero siempre que esto sucede, es muy fácil distinguirlos por medio del análisis. La emoción que llamamos compasión, puede existir y continuar en el alma, al mismo tiempo que la inteligencia proyecta los medios de socorrer el objeto que la escita: pero aunque la compasión y el raciocinio coexisten, no nos cuesta mucho trabajo dicernir la diferencia que separa una modificación de otra. Lo mismo sucede con todos los deseos vivos, que no solo producen la acción, sino que la acompañan. El sabio que, en el silencio de la noche, fecunda los trabajos mas importantes, no se siente solamente estimulado por la esperanza de conseguir el éxito inmediato de sus tareas. El placer que ha sentido en otros descubrimientos, es una antorcha que lo alumbra y lo calienta, y mientras calcula y medita, quizás hay otros principios de su naturaleza, tan vivamente empleadas como sus cálculos, estudios y meditaciones. ¿Quién sabe cuál es la pasión secreta que

jueves, abril 02, 2009

Viage ilustrado (Pág. 377)

chos; que se sentia descontento de una investigación incompleta cuando se limitaba á los meros hechos, y que parecia buscar una especie de alivio en la averiguacion de una tercera circunstancia, introducida entre un hecho y otro, para servirles de vínculo. El investigador no podrá quedar satisfecho con la simple observación y clasificación de los fenómenos, sino cuando esté convencido de que todas las sustancias que existen en el universo, son todo lo que realmente existe; que en los hechos naturales no hay sino hechos que preceden y hechos que siguen, y que ellos son las únicas causas y los únicos efectos y que puede aplicar su estudio. Tal es la investigación física, ya considerada en sus objetos, ya en su modo de proceder particularmente con respecto al mundo esterior. Las leyes que determinan la investigación en el mundo interior del pensamiento, son en todo punto iguales á las que guian al investigador de la materia. Los mismos grandes objetos deben tenerse á la vista en uno y otro caso: á saber, el análisis de lo compuesto y la observación de los fenómenos sucesivos. En este punto, la filosofía del alma y de la materia concuerdan perfectamente. ¿A qué damos el nombre de materia? A la causa desconocida de las varias sensaciones, que, por la constitución de nuestra naturaleza, no podemos menos de referir á algo esterno, como á su propia causa. No sabemos lo que es la materia, si la consideramos independiente de la percepción; mas, como origen ó sugeto de esta operación del alma, la consideramos como algo que es estendido, y por consiguiente, divisible, impenetrable y móvil. Estas propiedades y cualesquiera otras que nos parezca necesario incluir para espresar las diferentes modificaciones que afectan nuestros sentidos, constituyen la única definicion que podemos dar de la materia, porque constituyen en realidad todo el conocimiento que de ella tenemos. Suponer que conocemos la materia en sí misma, con absoluta independencia de nuestras percepciones, seria un absurdo manifiesto, porque solo la percepción es la que nos la hace conocer, y esta percepción, que afecta nuestro entendimiento, necesariamente ha de depender tanto del entendimiento afectado, como del agente que lo afectó. Infiérese de aquí, que todo el conocimiento que tenemos de la materia, es y debe ser relativo en todas circunstancias, y lo mismo podemos decir del que tenemos del alma. Solo conocemos en ella la capacidad de recibir impresiones como las que ha recibido antes; pero en cuanto á las que es capaz de recibir en lo futuro, nos son tan desconocidas como los colores al ciego, y los sonidos al sordo, ó como nos son á nosotros mismos con los sentidos que poseemos, las propiedades que podríamos descubrir en la materia, si nuestra organización fuera mas perfecta de lo que es. Asi, pues, nada sabemos de la esencia del alma, sino con relación á las modificaciones que nos testifica la conciencia. Nuestro conocimiento del alma, no es, pues absoluto, sino relatitivo: aunque es preciso confesar que la aplicación de la voz relativo, se separa algún tanto del uso común, cuando significa lo mismo que correlativo, como sucede en el caso presente. La misma alma individual, es la que en su investigación intelectual desempeña las funciones de objeto observado y agente observador. Pero la memoria, con que nos ha favorecido la Providencia, resuelve esta singular paradoja. Con el auxilio de esta sola facultad, el alma, siendo simple é indivisible, parece que se multiplica y se estiende, abrazando largas series de sensaciones y pensamientos. Sin la memoria, no podríamos jamás percibir la relación entre un pensamiento y otro, ni podríamos adquirir conocimientos intelectuales, morales, físicos ni metafísicas. A esta maravillosa facultad, debemos, pues, el poder de comparar lo presente con lo pasado. Con ella, un mismo ser indivisible reúne el doble carácter de observador y objeto observado, pudiendo renovar á su vista, lo que está mas distante de ella; comparada emoción con emoción, pensamiento con pensamiento; aprobando sus propias acciones morales, con las que han escitado su admiración ó su respeto, ejecutadas por otros hombres, ó condenándose á sí mismo, como á un reo, que oprimido por el testimonio de su conciencia tiembla ante un juez severo y perspicaz. Los sentimientos pasados del alma se convierten en objetos presentes, y adquieren una existencia relativa, que nos hace capaces de clasificar los fenómenos de nuestro ser espiritual, como clasificamos los del universo físico, Asi, pues, cuando definimos el alma, no hacemos mas que enumerar sus diferentes susceptibilidades, concretando el fruto de nuestra experiencia, y teniendo presentes las modificaciones por las que ha pasado, y las operaciones que en ella ha ejercido. No se crea que al trazar estos límites, encerramos el estudio del alma en un círculo demasiado estrecho. El conocimiento relativo de las capacidades de una sustancia, es un campo de inagotables maravillas, abierto constantemente á nuestras indagaciones. En él se comprenden todas las cosas que percibibimos, que imaginamos, y de que nos acordamos; todos los procedimientos misteriosos del pensamiento, que producen los mas felices aciertos del poeta y del filósofo. Cuando analizamos y clasificamos los fenómenos mentales, consideramos fenómenos diversos en los individuos; pero comunes á todos los de la especie, porque no hay facultad que resida en el genio mas sobresaliente de que no participe en debida proporción del hombre mas imbécil y rudo. Todos los hombres perciben, se acuerdan y raciocinan; todos, al menos hasta cierto punto, forman teorías mas ó menos estensas y profundas; todos procuran hermosear su trato social y sus horas desocupadas con invenciones de su fantasía, con ficciones agradables, que, á la verdad, no duran mas que un momento, pero que provienen de misma clase de energía mental que dio origen á esas producciones inmortales destinadas á ser las delicias de todas las generaciones. Esta universal difusión de aptitudes y procedimientos mentales, que pueden ser diversamente escitados, según la diversidad de circunstancias, comprende no solo las operaciones de la inteligencia, sino tambien los efectos, las pasiones, todos los movimientos interiores que los filósofos llaman poderes activos. En uno y otro ramo hallamos sugetos distinguidos por la superioridad y escelencia de alguna de estas dotes: pero todas ellas residen en toda la especie. El animal bípedo que come frutas y raices cuando se lo exige el apetito; que propaga su especie cuando sus impulsos naturales lo demandan; que sabe tomar alternativamente el reposo y la fatiga, es como el árbol del bosque, cuya vida no ha sido modificada sino por la naturaleza.
Pero este salvage tiene dentro de sí las semillas del lógico, del hombre de gusto, del orador, del estadista, del héroe y del santo: semillas que aunque plantadas por la naturaleza, careciendo de cultivo y de fomento, quedarán para siempre infructíferas, sin