jueves, noviembre 29, 2007

Viage ilustrado (Pág. 121)

de sus enemigos, mandándoles asesinar cruelmente en un festín, por cuya barbarie adquirió el sobrenombre de Sanguinario. Desde Roma llevó su ejército á la Calabria, con el objeto de poner la Italia á cubierto de las incursiones de los sarracenos, y apoyar el derecho de su esposa Teofania. Alcanzó repetidas victorias, tomó á Tarento en 982, y sucumbió en una emboscada, en la que fué destrozado su ejército y él mismo hecho prisionero, pero habiendo pasado desapercibido, adquirió la libertad por medio de un rescate; mas cuando se preparaba á la reparacion de semejante con­tratiempo, le sobrevino una enfermedad de cuyas re­sultas murió en Roma.
Al tiempo de morir Oton II, dejó á su hijo menor de edad bajo la tutela de su madre y el arzobispo de Colonia. Enrique el Pendenciero, duque de Baviera, se apoderó del jóven príncipe, y lo condujo á Magdeburgo, pero en vista de la actitud hostil de la noble­za, y en especial del clero, se vió forzado á devolverle á Teofania. Puesta la educacion de este niño en ma­nos del clero, entre el que se hallaba el célebre Gerberto, se resintió mas tarde de ella.
La minoría de Oton III fué turbulenta, ya por las rebeliones de los grandes, ya por las incursiones de los eslavos y dinamarqueses, ya tambien por los levan­tamientos de Italia, donde por otra parte no podían menos de residir Adelaida y Teofanía, abuela y madre respectivamente de Oton.
En el año 996 se dirigió en persona á Roma donde fué coronado por Gregorio y, condenando á la pena de destierro al cónsul Crescencio por los escesos que se permitió con el pontífice Juan XV, pero Gregorio so­licitó y obtuvo su perdon. Solamente tardó en volver el emperador á Italia el tiempo que le costó arrojar á los eslavos del margraviado de Brandeburgo en 997, y hacer una correía por Alemania; su venida produjo la vuelta á Roma de Gregorio que habia sido lanzado de ella por Crescencio, á quien dejándolo sitiado en el muelle de Adriano, empeñó su palabra de salvar la vida si se le presentaba, pero cometió la villanía de faltar á ella decapitándolo en 998. Dirigió una espedicion tan breve como feliz contra los sarracenos en el año de 1001, pero al año siguiente murió envene­nado por la viuda de Crescencio, recibiendo de esta suerte el castigo de sus crueldades.
No habiendo dejado hijos Oton III, Enrique, duque de Baviera, biznieto de Enrique el Pajarero, fué el que conquistó la corona, arrebatándola á todos sus competidores, entre los cuales el mas temible era Hermann, duque de Suabia. Proclamado en Magun­cia, obligó á Hermann, despues de haberlo persegui­do, á solicitar la paz, y sucesivamente activó el reconocimiento de las diferentes partes del imperio, entre ellas Sajonia y Lorena.
En tanto el rey de Polonia había tornado á Craco­via, invadido la Lusacia, y la Misnia, y dádose á re­conocer como duque de Bohemia. Asustado Enrique con semejantes conquistas, solicitó le rindiesen home­nage estos últimos paises, y negándose á ello, le de­claró la guerra; al propio tiempo tuvo que sofocar una rebelion dirigida por el margrave Enrique de Schweinfurth, por su mismo hermano Brunon, y por Ernesto, margrave de Austria, todos los cuales fueron destrozados y obligados á refugiarse en Bohemia.
En el mismo año de 1004 se dirigió Enrique II á Italia, donde había sido aclamado y coronado por rey Arduino, marqués de Ivrea; pero no bien llegado, fue reconocido por rey en una dieta congregada en Roncaglia, cabiendo una parte en este acto al arzobispo de Milan; marchó á Pavía para recibir la corona y lle­gó sin encontrar resistencia alguna, despues de todo lo cual, se encaminó á las fronteras de Alemania para combatir á Boleslao, rey de Polonia, que dueño de la Bohemia, ocupaba una posicion temible. Empeñóse y continuó la guerra con vario éxito, hasta que fué ne­cesaria la intervencion de Enrique en los asuntos de Italia; prometió alli su ayuda á Benito VIII, lanzado de Roma por un partido vigoroso, y al arzobispo de Milan, cuyo territorio asolaba Arduino, reconocido ya por una parte de Lombardía: en suma, despues de ha­ber concertado, en una dieta habida en Groninga, las medidas necesarias para destruir á los eslavos y pola­cos, pasó los Alpes, atravesó la Lombardía sin la me­nor resistencia por parte de Arduino, retirado en sus estados de Ivrea, convocó una dieta en Rancaglia, y entró en Roma en l014, donde fué consagrado em­perador por Benito VIII, á quien habia préviamente restablecido en la silla apostólica. Despues de la cere­monia, volvió á Alemania, recorrió la Borgoña y Lorena y manifestó la resolucion de entrar en una religion monacal, determinacion que contrarió Richard, abad de Saint Vannes de Verdun. No bien desapareció de Italia, cuando ya había vuelto á aparecer Arduino en campaña, pero vencido por el arzobispo de Milan, fué obligado á sufrir la suerte que el emperador habia querido imponerse á si mismo, murió en l015 en el monasterio de Frutare, en el Piamonte.
Vuelto otra vez á Alemania, continuó Enrique la guerra contra Boleslao, que fué terminada en 1018 en virtud de un tratado favorable al rey de Polonia, á pesar de ser á costa de la renuncia de Bohemia. En 1021, el emperador verificó otra espedicion á Ita­lia combatiendo á los griegos en la Pulla, y finalmen­te en 1024 murió en Grone, pueblo de Sajonia, no sin haber agregado al imperio el antiguo reino de Ar­lés en virtud de la adquisicion de la Borgoña cedida por Rodolfo III.
Tras un interregno de dos meses, los estados reu­nidos entre Worms y Maguncia, proclamaron á Con­rado, hijo de Enrique, duque de Franconia, á quien su noble alcurnia hizo llevar el sobrenombre de Sálico. Encaminóse á Italia, no sin haber recorrido las pro­vincias del imperio y hecho elegir y coronar por rey á su hijo Enrique; su objeto al marchar á aquel país era destruir los proyectos que habia de ofrecer la co­rona imperial á Guillermo y, duque de Arquitania, que no tardó mucho renunciar á sus pretensiones, lo cual no evitó el sitio de Pavía puesto por Conrado, y la entrega de Luca, á lo cual siguió su coronacion en Roma como emperador.
Al regresar á Alemania encontró al antiguo parti­do que se había opuesto á su eleccion completamente sublevado en Suabia, Alsacia y Borgoña; asi que convocó una dieta en Ingelheim, donde proscribió por medio de un edicto imperial á Ernesto II, duque de Suabia, que poco tiempo despues murió en el trance de una batalla. Asi como había concedido el ducado de Baviera á su hijo Enrique, asi lo hizo del que de­jaba vacante Ernesto á su hermano Hermann, todavía niño, con lo cual lograba tener á su devocion estos dos paises, agregándose igualmente á la muerte de Rodolfo III, ocurrida en 1032, la Borgoña, cedida por éste á Enrique II. No desaprovechó Conrado tales coyunturas que le proporcionaban un acrecentamiento

miércoles, noviembre 28, 2007

Viage ilustrado (Pág. 120)

Vista del Tirol tomada en el valle de Meran


no II, para su hijo, y habiéndose negado á esto, saqueó la Pulla y la Calabria, aceptando despues las proposi­ciones del emperador de Occidente Juan Tzimicis con ocasion de haber sido asesinado Niceforo en 970.
Oton el grande murió en el año 973, despues de haber restablecido el imperio de Cárlo—Magno, de haber conquistado para la Alemania el órden y la uni­dad, de haberla puesto al abrigo de las incursiones de los bárbaros; de haber conquistado la Italia y obligado á pagar los gastos ocasionados en la guerra, obteniendo para sí y sus sucesores la facultad de trasmitir a su voluntad la corona de Italia, y el derecho de nombrar el papa, los arzobispos y obispos.
Mucho antes de la muerte de su padre, Oton II, había sido designado como rey de Germania, y coro­nado en Lorena en 961, elegido rey de Italia en 962, y coronado emperador en Roma en 967: no obstante, semejante anticipacion no fué obstáculo para que á la muerte de Oton el Grande dejara de surgir una vio­lenta oposicion. Enrique, duque de Baviera, sublevó contra Oton parte de Alemania, y se hizo coronar en Ratisbona, formando liga con él Dinamarca, Polonia, Bohemia, y los eslavos, pero Oton alcanzó la fortuna de destrozar á sus enemigos, y obligarles á solicitar la paz, desposeyendo á Enrique de su ducado en 976, y enviándolo á un destierro.
En el año 977 Lotario, rey de Francia, pidió al imperio la concesion de la Lorena, no aviniéndose género alguno de transaccion; empéñase con ardor una guerra, y Oton tomó posicion con su ejército en las alturas de Montmartre: al retirarse fué vencido en el paso del Aisne en 980, y precisado á establecer una tregua, y amenazado Lotario por otro lado firmó un tratado que aseguró al imperio la Lorena.
Llamado Oton por Bonifacio VIII paso á Italia, y entró en Roma en el año 981, donde se desembarazó

martes, noviembre 27, 2007

Viage ilustrado (Pág. 119)

zarlos no se habia usado mas que de medios insuficientes; cuando asomaban se les combatia, pero siempre vencedores ó vencidos, dejaban sangrientos vestigios de su tránsito por los pueblos de Alemania Enrique fué el primero que ideó la organizacion de un plan de defensa permanente con el objeto de pre­servar para siempre al imperio de tan temibles inva­siones. Para satisfacer estos proyectos, fundó y fortifi­có algunas ciudades, interesando á una parte de la nobleza para establecer en ellas su domicilio, pudién­dose citar entre las poblaciones muradas las de Geslar, Quedlimburgo, Brandeburgo, Schleswig y otras. Regularizó el servicio militar afiliando bajo sus ban­deras la novena parte de sus vasallos sajones; empleándolos en las fortificaciones de que hablamos poco ha, é imponiendo á los que se dedicaban al cultivo la obligacion de proveer á la subsistencia de los demas, y de una gavilla de insubordinados facinerosos sin gefe ni organizacion, que habian comenzado por ra­teros durante la guerra, y concluido por ser ladrones, consiguió formar escelentes tropas, y con ellas una especie de legion que se acantonó en Merseburgo, habiendo sido mas tarde muy útil al imperio. No olvido el colocar en las fronteras á los margraves (condes de la Marca) con encargo especial de conte­ner las incursiones de los bárbaros. No de otra suerte se crearon á espensas de los eslavos los margraviados de Norte—Sajonia en 926, de Misnia en 929 y de Schleswig en 931.
No tardaron en producir su fruto tan sabias insti­tuciones, palpándose materialmente las consecuencias en la dependencia que se vió obligada la Bohemia á reconocer respecto de Germania y en la destruccion de los proyectos de los húngaros, reducidos á des­truir las fuertes barreras que se les oponian, ensayo peligroso, que pagaron con 40,000 hombres, muer­tos en la batalla de Merseburgo dada en 833.
No satisfecho con defender tan hábilmente sus es­tados, los ensanchaba al propio tiempo, y en 925 aprovechándose de las turbulencias que bajo el reina­do de Cárlos el Simple conmovieron á la Francia, sub­yugó la Lorena, desmembró de sus dominios la Alsa­cia agregándola á la Suabia, y entregando el resto al duque Gisleberto, cuya fidelidad afianzó con otorgar­le en matrimonio por esposa á su hija Gerberga. Des­graciadamente su muerte acaecida en 936, dió en tierra con sus planes, cuando preparaba una espedicion á la Italia.
Oton su hijo, fué elegido y coronado en Aquisgram, inaugurando su reinado con hacer sentir a los grandes de un modo severo el peso y la influencia de su autoridad naciente. Desterró y multó en una dieta congregada en 937 á Everardo, duque de la Francia Rhiniana, por haber talado la Sajonia, pero irritado éste, hizo causa comun con Tasmar, hermano consanguíneo de Oton, alzando la enseña de la rebelion y apoderándose de la fortaleza de Ersburgo; mas persiguiéndolos Oton, fué muerto Tasmar y muchos de sus cómplices condenados á muerte y ejecutados. No de­jaba de la mano la prosecucion del plan de su padre contra los bárbaros, y una nueva batalla en Merseburgo, mas encarnizada que la primera, obligó á los húngaros á contenerse para siempre en sus limites, y por lo que respecta á Bohemia, fué subyugada completamente en 950, vino á ser tributaria de la Alema­nia y á convertirse al culto cristiano.
Una revolucion amagaba la Italia , presa de una completa anarquía; los sarracenos, dueños de las islas Baleares, de Córcega, Cerdeña y Sicilia, pirateaban en las costas de la Península, sin que recordasen los pueblos parapetados en sus muros, que existía un rei­no de Italia; pero los príncipes, aunque escasos en fuerza y valimiento, se disputaban el titulo precario de rey. Hugo fué el primero que lo adquirió en 931, espulsando á Berenguer II, marqués de Ivrea, que se vió obligado á acogerse bajo el amparo de Oton, y es­te lo socorrió hasta el punto de poder penetrar otra vez en Italia, si bien con el disgusto de ver la administracion general del reino en manos de una dieta que confirió el titulo de rey á Lotario, hijo de Hugo; pero no tardó mucho tiempo en morir envenenado, segun dicen por Berenger, prorumpiendo sus viuda Adelaida en las mas amargas quejas dirigidas á Oton.
No dejó éste escapar la ocasion que se le presen­taba de una guerra que podía atraer sobre los príncipes alemanes la corona imperial. Atravesó en 951 los Alpes, sin que le fuese preciso hacer uso de las armas se enseñoreó de aquel país, fué proclamado rey en Pavía, y casó con Adelaida. Volviendo su atencion hácia Alemania las guerras civiles, acordó la paz con Berenguer, que le rindió pleito homenage en Augsburgo, y le hizo cesion de la Marca Trevisana.
Nueve años consumió Oton en sofocar las guerras intestinas, la rebelion de sus hijos, y las incursiones de los húngaros, al fin de los cuales llamado por Juan XII contra Berenger atravesó de nuevo los Alpes, conquistó el Norte de Italia sin resistencia, depuso á Berenger en una dieta, y fué coronado segun­da vez como rey de Italia en Milan; en seguida se adelantó hasta Roma en compañía de la princesa Ade­laida; recibiendo entrambos de mano del mismo Juan XII la corona imperial en 2 de febrero del año 962.
No bien se habia alejado Oton, cuando ya Juan XII arrepentido de cuanto habia hecho, puso ahinco en la próxima vuelta de Berenger, pero prevenido de todo esto Oton, hizo cuanto pudo para que fuera depuesto y nombrado en su lugar Leon VIII en 963, quien prendió á Berenger enviándolo á morir á Alemania.
Juan XII volvió á ocupar el pontificado á su vez, y depuso á su predecesor Leon VIII, pero protegido este por Oton, tuvo semejante amparo la suficiente fuerza para devolverlo á Roma; pero como acababa de morir Juan XII, recayó la cólera del emperador sobre su sucesor Benito V, que fué desposeído y con­ducido á Alemania, reintegrando á su vez á Leon VIII en el puesto que anteriormente habia ocupado.
Pero no duró mucho tiempo esta tranquilidad, pues en 967, nuevas turbulencias que agitaban á Ro­ma hicieron necesaria la presencia de Oton en Italia, á donde había sido llamado. Muerto Leon VIII, le ha­bía sucedido Juan XIII, hechura del emperador, que arrojado por los romanos, se habia refugiado á Campa­nia y solicitado auxilio de los alemanes; pero mientras estos llegaban, aparentó dejarse vencer por el arre­pentimiento de los romanos, volvió á entrar en la ciudad y con el auxilio de Oton ejercitó con sus enemi­gos la mas crueles venganzas.
Oton, dueño del Norte y del centro de Italia, tra­tó de agregar á su dominacion la parte meridional, principiando por recibir homenage de los príncipes de Benevento y Cápua; solicitó de Niceforo Focas, empe­rador de Oriente, la mano de Teofanía, hija de Roma-

domingo, noviembre 25, 2007

Viage ilustrado (Pág. 118)

vamos á ver su historia que no dejará de prestar cier­to interes á nuestros lectores. La historia primitiva de Alemania es dudosa y un tanto fabulosa, por lo cual habremos de tomar el principio de nuestra historia desde que Cárlos el Gordo, caido en el desdeñoso desprecio de los grandes por su incapacidad y vergon­zosa flaqueza, se vió reducido al estremo de ser depuesto por ellos en el año 887 en el seno de una asamblea convocada en Tribur ó Tewer en el territo­rio de Darmstadt: entonces fué cuando se inició la di­vision del imperio carlovingio, grave suceso que pro­dujo terribles convulsiones y costó mucha sangre.
Arnulfo, hijo natural de CarloMagno y sobrino de Cárlos el Gordo, se habia dirigido á la dieta de Tribur con un ejército formidable, y fué proclamado rey de Germania como sucesor de su tio, prestándole el juramento de fidelidad en Ratisbona los señores de Babiera, Sajonia y Francia teutónica. Disfrutando de una posesion pacífica en la Germania allende del Rhin, quiso ensanchar sus estados y procuró con todas veras agregar á su dominacion la Borgoña y la Italia y hacer feudatario al rey de Francia; pero mas prudente hubiera sido que procurase defender la Alema­nia contra sus habituales enemigos los eslavos y los normandos.
En 891 se dirigió contra el ejército normando con el que ya anteriormente habia tenido un encuentro desgraciado junto á Maestrich; pero ahora se mostró mas próspera con él la fortuna, y desbarató á sus ene­migos que estaban acampados á orillas del Dyle. Due­ño entonces de la Lorena, rindiéronle homenage en 893 todos cuantos aspiraban á ceñirse la diadema de Francia. Habíase ocupado el año anterior en perseguir al gefe moravo Zwentebaldo, al que daba el nombre de duque de los eslavos de Bohemia, aunque este se hacia dar el titulo de rey. Arnulfo asoló por espa­cio de un mes la Moravia, y formó alianza con el rey de los búlgaros.
Pero estaba reservado á Italia el satisfacer comple­tamente la realizacion de sus esperanzas, cuyo hori­zonte se le presentaba claro y brillante en 894. Pasó, pues, á esta region en este mismo año, a donde lo ha­bia llamado el rey Beranger, su feudatario, para que lo amparase contra Guido, duque de Espoleto. El rey de Germania tomó á Bérgamo, hizo ahorcar al gober­nador de la plaza, y este acto de severidad le atrajo la rendicion de toda la Lombardía; pero por esta vez no llevó mas adelante sus conquistas. Asi que, regre­so á Alemania, á donde le llamaba el deseo de vengarse de Rodolfo de Borgoña, que habia dado su pro­teccion á Guido, y el titulo de rey de Lorena á su hi­jo Zwentelbaldo. En su tránsito llevó la desolación por la Borgoña que se estiende á la otra parte del Jura, y en seguida convocó un concilio en Tribur. A. instan­cia del pontífice Formoso, que se veia atacado por Guido, atravesó nuevamente los Alpes en el año 895 y merced á una feliz combinacion de circunstancias, se enseñoreó de Roma en el año 896, y fué coronado emperador. Estaba decidido á apoderarse de Espoleto; pero le obligaron á dar la vuelta á Alemania tanto una enfermedad que le aquejaba como el descontento de los señores que lo acompañaban, y fué á morir á Ratisbona á los tres años de haber sido aclamado em­perador.
Sin obstáculo de ninguna clase sucedió á Arnulfo su hijo Luis, aunque solo contaba siete años de edad. En el de 900 fué reconocido rey de Germania con toda solemnidad en Forcheim, y de alli á muy poco proclamado en Thionville rey de Lorena por la mediacion de algunos señores, no muy satisfechos de la dominacion de su hermano natural Zwentalbo, que sorprendido en las márgenes del Mosa, pereció con las dos terceras partes de su ejército. Disensiones in­testinas entre el clero y la aristocracia agitaron la Alemania bajo el reinado de este soberano, que á la vez se vió ostigado por las incursiones de los húngaros. El niño que nada hizo, como llaman á este monarca los cronistas sus contemporáneos, murió en 911, todavía adolescente.
Extinguióse con él la rama alemana de los Carlo­vingios: tan solo habia un varon descendiente de Carlo—Magno, á saber; Cárlos el Simple, rey de Francia, que se hallaba completamente abandonado y des­preciado hasta de sus mismos vasallos. En semejante conflicto, para que no fuese á parar la corona á una persona estraña de todo punto á la familia de Carlo­-Magno, siendo como era hasta entonces ya hereditaria ó electiva, convinieron los señores de Alemania en preceder á la eleccion de rey entre los descendien­tes de Carlo-Magno por línea femenina.
Conrado I, hijo de Conrado de Fritzlar, conde de Franconia y Veterabia, y de Glismonda, hija del em­perador Arnulfo, fué aclamado rey de Germania por renuncia y consejo de Oton, duque de Sajonia. Tan solo tomaron parte los sajones y los franconios en esta eleccion, que escitó la rivalidad de los dos preten­dientes, es á saber, de Arnulfo, duque de Baviera, pretegido por los dos condes de Suabia, y de Enrique, hijo de Oton, quien, despues de la muerte de su pa­dre, quiso sucederle en los ducados de Sajonia y Tu­ringia. Intentaba Conrado arrebatarle esta última pro­vincia, fiando su gobierno á un duque, pero frustra­da la primera tentativa trató de vengarse de esta des­gracia, arrancando de la dominacion de Regnier, du­que de Lorena, alzado tambien contra él, la Alsacia, el canton de Westrich y la ciudad de Utrech, y sin descanso subyugó los condados de Suabia y obligó al duque de Baviera á buscar un refugio en Hungría, Arnulfo, admitido por los habitantes de esta nacion, hizo suya su causa y los guió hácia Alemania. Conra­do se dirigió contra estos nuevos enemigos, y herido en un encuentro, espiró algun tiempo despues en Quedlimburgo.
Muerto Conrado sin descendientes, recordó en sus últimos momentos la generosidad que Oton habia guardado con él, y puso por obra el imitarle, designando para que le sucediera al mismo Enrique de Sa­jonia, hijo de Oton, que se habia alzado contra él. Comisionó á su hermano Everardo para entregarle el cetro real, y en cumplimiento de su encarno, fue a su encuentro y le halló entretenido en comer pájaros, de donde provino el sobrenombre con que se le cono­ce en la historia. Confirmóse en 919 la eleccion de Conrado, verificándose la solemnidad en Fritzlar con intervencion de la grandeza y el pueblo; pero el re­conocimiento no fué unánime, pues se opuseron á él Burkhardo, duque de Suabia, y Arnulfo, duque de Baviera, habiendo sido á Conrado indispensable ape­lar á la fuerza de las armas para reducirlos.
Distinguióse el reinado de Enrique I por la prudencia y gloria de que le rodeó recabando la Alemania de él los mejores resultados. Al comenzar su dominacion encontró el imperio asolado por los húnga­ros, eslavos y bohemios; hasta entonces para recha—

jueves, noviembre 22, 2007

Viage ilustrado (Pág. 117)

Vista de la plaza de Greven en Viena

CONFEDERACION GERMANICA. — ALEMANIA.


La inmensa estension de este territorio, y el gran papel que ha desempeñado Alemania en los destinos de la historia europea, nos obliga á considerar detenidamente á este pais, y en su consecuencia, antes que analicemos su parte geográfica y sus costumbres

miércoles, noviembre 21, 2007

Viage ilustrado (Pág. 116)

Vista del castillo de Johannisberg en el ducado de Nassau
sus ricos cultivos, sus numerosos ganados, y sobre las colinas que las rodean, las viñas de Menés, de Rupt y de Tokay, cuyos vinos hacen las delicias de las testas coronadas; despues la Transilvania, cuyos tres grandes valles, encajonados en los montes Karpathas encierra tres distintas razas; la Esclavonia, entre la Drave y la Save la Croacia que viene á terminar en los Alpes Julianos, pais medio salvage aun, pero cuyas vigorosas razas dan escelentes soldados; y la Dalmacia, en fin, que desciende hasta las orillas del Adriático.
Buda ú Ofen, á quien un puente sobre el Danubio de 450 metros reune á Pesth, y que segun se dice, debe su nombre á Buda, hermana de Atila, es la capital de la Hungría. Presbourg le arrebató en un tiempo este privilegio; pero José II ha devuelto á Buda la corona imperial y está ciudad ha vuelto á recobrar su antiguo rango. Situada sobre la plataforma de una montaña, ve estenderse á sus pies otra ciudad que el rio recorre. Ademas del palacio del virrey, debe el estrangero visitar en Pesth el museo nacional donde está la bella coleccion de manuscritos del consejero Keller, y todas las riquezas que encierran las galerías le Sankowiez. Buda y Pesth reunidas tienen cerca de 95.000 habitantes.
En el juramento solemne que prestaban los reyes de Hungria, prometian reunir á la corona todas las provincias, que despues de haber sido perdidas, fuesen reconquistadas o recobradas. Cuando en el désmembramiento de la Polonia, Maria Teresa reclamó en nombre de la Hungría los reinos de Gallitzia y de Lo­domesia, les dió, sin embargo, una administracion aparte.
Lemberg, capital de la Gallitzia es una grande y bella ciudad de cerca de 55,000 almas. Sus calles anchas y bien construidas, sus edificios de un estilo noble y elevado la distinguen de la mayor parte de las ciudades polacas, y recuerdan la emigracion de unos griegos que se refugiaron alli en el siglo XIII, y llevaron el gusto de las bellas artes. Todas las religio­nes de Europa tienen en esta ciudad representantes. «Aqui se ve vivir en la mejor armonía, dice un viagero, al arzobispo y al superintendente, al obispo griego, al pontífice armenio y al gran rabino. La sombra de José II parece proteger todavía este pais, y queda aun la misma libertad pública, la misma tole­rancia religiosa.»
En la parte de la Gallitzia que otras veces pertene­cia á la Alta Polonia viven juntos, aunque en constante hostilidad, dos poblaciones igualmente célebres en los cantos populares y en las tradiciones del pais: los mazurakos cuyo baile acompañado de rima es hoy conocido en todas las capitales, y los gorales, especie de montañeses, cuyas luchas con los habitantes de la llanura han sido el objeto de un sangriento drama. Siempre van armados de un hacha que arrojan á mas de cuarenta pasos, sin errar jamás el golpe, y nunca la abandonan ni aun en sus juegos y danzas. Estos va­lientes cazadores acabaron por estorbar á los mazurakos el paso de las gargantas de los Kárpathas; pero la firmeza del gobierno austriaco ha puesto fin á esta rivalidad y dado seguridades á los unos y á los otros.
Las salinas de Bochnia descubiertas en 1351 por Santa Cunegunda, princesa húngara, esposa de Boleslao V y sobre todo las de Wicliczka, abren á la Gallitzia una mina inagotable de riqueza, y son para el viagero el objeto de una curiosa escursion.

martes, noviembre 20, 2007

Viage ilustrado (Pág. 115)

son el Elba y el Moldaw. La Bohemia forma una grande hoya oval, rodeada de montañas cubiertas de bosques, que forman una especie de anfiteatro, y los rayos del sol, concentrándose en lo llano del pais, calientan el aire y lo hacen muy agradable, sano, puro y ligero; pero en las montañas es menos saludable el clima á causa del frio; las aguas son tambien aquí cristalinas y buenas. El terreno es generalmente fér­til en granos, frutas, pastos, azafran y plantas medicinales. El vino que se hace es muy malo, y es muy raro que la uva llegue á estado de madurez; pero en cambio hay escelente cerveza. Los rios y los estanques que hay en gran número, abundan mucho en pescado; los bosques están llenos de caza mayor y menor; en una palabra; este suelo no carece de nada necesario á la vida. Hay tambien minas de hierro, de cobre, de estaño, de plata, y aun de oro, cristal, ágatas, topacios y otras piedras preciosas; pero no son­tan duras ni tan brillantes como en Oriente. Tambien abunda mucho este pais en manantiales de aguas termales. Se han establecido ademas en muchos puntos paradas de monta donde se crian muy buenos caballos; y tienen mucha celebridad las fábricas de cristal, de paños, de lienzos, de papel, de espadas, de cuchillos y de loza.
Praga es la capital de la Bohemia. Es una gran ciudad de mas de tres millas de largo y mas de dos de ancho; pero su poblacion no corresponde á su estension: hay barrios donde se creería uno estar en una aldea. El número de habitantes asciende á 70,000, que viven en cerca de 5,000 casas. El puente que hay sobre el Moldaw tiene 224 metros de longitud, y está construido de anchas piedras labradas, y adornado á derecha é izquierda de estátuas de piedra. La ciudad carece de buenos edificios, y casi todos tienen un aspecto sucio. Pero la situacion de la ciudad es muy buena; el punto de vista que se disfruta desde el puente es magnifico. Las casas forman un anfiteatro muy vasto y de una grande altura; á la derecha se eleva la montaña por encima de las casas hasta el palacio imperial situado magestuosamente en la cima; á la izquierda está cubierta hasta la mitad de jardines y casas de recreo que hacen muy buen efecto, y forman por este lado otro anfiteatro de grande estension. Desde estos jardines se disfruta una soberbia vista por la parte opuesta de la ciudad. En medio del Moldaw, que es ancho, pero que casi siempre lleva muy poca agua, hay dos pequeñas islas llamadas la grande y pequeña Venecia, á donde van los habitantes á pasar muchos dias de campo.
Los bohemios que se dedican al estudio de las artes y las ciencias hacen grandes adelantos, pero no carecen de ingenio ni de industria. Es admirable la­ pasion que tienen por la música: en Praga hay muchas orquestas que igualan á las mejores de Paris en ­la brillantez de la ejecucion, y quizá les sobrepujan en la exactitud y en la armonía. En toda la Alemania se encuentran muchos tocadores de trompa y de harpa que la recorren, y como siempre vuelven á sus casas con mucho dinero, no hay músico alguno de este género que no salga á viajar.
En esta ciudad, como en Viena, hay muchos hombres de letras que se contentan con adornar sus habitaciones de bastos, medallas, grabados y retratos de los mas célebres sabios, pero que no piensan ni escriben nada ellos mismos: su título de hombres de letras les viene solamente de no pertenecer á ninguna corporacion; porque como dice Riesbeck, aqui, como en Viena, cualquiera que no tiene empleo civil ni militar, que ni es profesor, ni sacerdote, ni comerciante, ni obrero, ni criado, es reputado hombre de letras, haya estudiado ó no. Hay, sin embargo, entre ellos algunos hombres verdaderamente sabios.
Los judios forman una parte considerable de la poblacion, contándose hasta 9 ó 10,000 de ellos: tienen artistas y obreros de su religion, y viven en una parte de la ciudad que les está destinada, y que se llama la ciudad de los judíos. Para distinguirse de los cristianos tienen la costumbre de llevar en el brazo un pañuelo amarillo, y desmienten en general por su pobreza el comun proverbio. El célebre astrónomo danés Tycho—Brahé está enterrado en una de las iglesias de Praga.
Los bohemios son una raza de hombres estremadamente fuertes: son hermosos, bien formados, activos, y parecen descender de los croatas, uno de los mejores pueblos de Europa. Su cabeza es un poco gruesa, pero sus anchas espaldas y lo fornido de su cuerpo hacen esta desproporcion menos sensible. Estos son, sin duda, los mejores soldados que tiene el emperador; ellos soportan las fatigas de la guerra por mucho mas tiempo que los demas, y sufren tambien el hambre por un gran espacio de tiempo. Las leyes y costumbres del pais contribuyen mucho á hacerlos propios para la vida del soldado: los colonos viven en una pobreza que los preserva de la molicie y el lujo con mas eficacia que lo haria ninguna ley suntuaria, y por otra parte, el sistema disciplinario que allí domina, los acostumbra á una obediencia sin limites, que es la gran virtud militar de nuestros dias.
Las mugeres bohemias son tan bellas como los hombres, y su carácter tan alegre quizá como el de las francesas: la alegría es en efecto la marca distintiva de este pueblo; pero nada mas triste para el viagero que el espectáculo de esta bella raza de hombres cubiertos apenas de harapos en medio de llanuras las mas ricas.
Ellos aman, sin embargo, este pais donde encuen­tran una esclavitud tanto mas dura, cuanto que les viene de los alemanes á quienes odian. Aunque su in­clinacion los lleva á viajar, vuelven siempre al rincon de sus montañas. Se les encuentra en pequeñas caravanas, traficando en diferentes mercaderías, especialmente en manufacturas de cristal, y van hasta Italia é Inglaterra, y suelen hacer buenas ganancias. Mientras están en país estrangero, viven en comunidad co­mo hermanos, y tienen una confianza los unos en los otros tan exenta de malicia, que los hace pasar por un pueblo inculto, aunque en efecto no lo sea.
En la época en que, convidados al festin del Evangelio por una voz divina é interior, todos los pueblos del antiguo mundo salieron de su retiro para ir á Roma á contemplar la cruz nuevamente plantada sobre la ciudad eterna, una horda devastadora recorria la Europa bajo las órdenes de Atila. Los hunos ó húngaros que le acompañaban pertenecian á una raza medio turca y medio finesa: vencidos en Chalons por Actius y Meroveo, se retiraron hácia las riberas del Theis y del Danubio donde formaron establecimientos y de ellos tomó todo el pais el nombre de Hungría. Para estudiar la Hungría y sus alrededores seria menester recorrer los Karpathas con sus ricas minas de cobre, de plomo, de hierro, de azogue y de oro, las llanuras bañadas por el Theis con sus grandes lagos,

lunes, noviembre 19, 2007

Viage ilustrado (Pág. 114)

y los paseos, es casi tan grande como Paris. La pobla­cion asciende á 300 ó 400,000 almas. Apenas hay en esta ciudad ocho edificios dignos de admiracion. El palacio del emperador es un viejo y negro edificio sin belleza ni magestad, una gran masa de piedras com­puesta de siete pisos con el solo objeto de que pudiera contener mucha gente. Es muy de notar tambien que los segundos pisos de todas las casas de la ciudad per­tenecen en cierto modo al emperador, pues en ellos aloja á sus oficiales.
Las mugeres de Viena son bien formadas sin ser de una belleza perfecta; ponen mucho cuidado en su mo­do de andar, en sus movimientos y en su conversacion, y tienen al mismo tiempo bastante viveza. En Viena la única diversion que hay en las comidas, es decir muchas bromas, y es muy raro no encontrar en una casa regularmente acomodada un bufón encargado de hacer reir a la sociedad. El intérvalo que hay de la comida á la cena está casi siempre destinado al paseo ó al teatro.
Por lo demas, todo esto no hace relacion sino á la clase media, que en todos los paises, hablando con propiedad, es el pueblo; pues en cuanto á los grandes, son lo mismo, poco mas ó menos en toda Europa. Lo que los distingue en Alemania es el grande orgullo por sus títulos; nada mas fastuoso que la alta nobleza de Viena, y se puede decir, que la economia es absoluta­mente desconocida á esta clase. La música es el solo arte por el que muestra algun gusto la nobleza, y es menester convenir en que la sabe apreciar. Despues de la Italia, en Alemania es donde la música ha encontrado mas templos. Mozart, Meyerbeer, Weher, Haddel, Mayseder y tantos otros nombres ilustres jus­tifican nuestro aserto.
Para ver el lujo de los trenes en Viena es necesario ir verano á los fuegos artificiales al Prater. El Prater es un bosque de robles y de hayas situado en una isla que forma el Danubio cerca de la ciudad. A la entrada y debajo de los árboles se ven como unas treinta tiendas con sillas y mesas donde se encuentra toda clase de refrescos. A este sitio concurre gente todos los dias; pero como decimos, el Prater no osten­ta toda su brillantez sino en los dias en que hay fue­gos artificiales; cerca de doce mil personas se reunen á comer bajo los árboles; al aproximarse la noche, y una señal dada, todo el mundo se dirige al lugar del espectáculo, que es una gran pradera rodeada de árboles. Enfrente del sitio destinado á los fuegos, hay un magnifico anfiteatro en donde se colocan muchos centenares de señoras, cuyas joyas y frescos y ligeros vestidos forman la vista mas encantadora. Los hombres están entre el anfiteatro y los fuegos, en un par­terre donde se apiñan hasta no poder mas. El Augarten es tambien un sitio de recreo donde concurre tam­bien en el verano la buena sociedad. Es un gran parque situado en la misma isla del Danubio donde está el Prater, pero mas al Este. Tambien hay en Vie­na otros muchos paseos públicos, pero el mas fre­cuentado es el de la muralla, que aunque plenamente espuesto á los ardores del sol, está casi siempre lleno de gente.
El Austria tiene generalmente la apariencia de un pais dichoso; no se ve en ella ese contraste de rique­za y miseria que tanto choca en Hungría; todos los habitantes, escepto los de la capital, gozan de esta dulce medianía que es el fruto de una administracion sabia y moderada. Los proletarios tienen bienes raices, y la nobleza, que goza de un poder judicial su­bordinado, tiene sus derechos marcados.
Si se ha de creer á Riesbeck, la parte meridional del Austria está cubierta de montañas que se elevan por grados desde las orillas del Danubio hasta los con­fines de la Stiria, y sombreada de estensos bosques que se pierden en la gran masa de montañas que se estienden al Sur de la Alemania, atraviesan toda la Stiria, la Carniola, la Carinthia y el Tirol, hasta los Alpes de la Suiza. Los habitantes de esta larga cade­na de montañas se parecen todos; son altos, vigorosos y bien formados. Los habitantes del Tirol se distinguen por su industria. Algunos hacen el comercio de figuras de estuco, las que llevan hasta Holanda; otros se dedican á hacer estátuas de piedra y de madera para las iglesias. A pesar de los bosques y montañas cubiertas de nieve de que está erizado el Tirol, es un pais muy poblado que contiene 900,000 almas.
Los carinthios aventajan á los demas habitantes de estas montañas por su fuerza y alta estatura; ellos, asi como sus caballos, son reputados los mas fuertes de Europa, y jamás se les ve cansados. El pan es de maíz, y este pais produce el mejor acero que se cono­ce, y del que los ingleses se sirven para sus mejores obras: la poblacion es de 400,000 almas; los habitan­tes de la Carinthia, de Goritz y de la Istria austriaca pueden evaluarse en 500,000. La Stiria contiene cer­ca de 70,000 habitantes. Gratz, su capital, es una hermosa ciudad, algunos de cuyos habitantes tienen 30 ó 40,000 florines de renta, y no se puede espresar el escesivo lujo que en ella reina.
Hay mucha mas gente con paperas en la Stiria que en la Carinthia y en el Tirol. Esta es una observacion que se ha hecho en el Valais, la Saboya y en los demas paises en que los habitantes de los valles están mas espuestos á este mal que los que viven en terreno mas elevados. Este efecto debe sin duda atribuirse á las frecuentes variaciones del aire en los terrenos bajos, mientras que en los elevados reina siempre un frío igual. Hay tambien en este país una clase de gen­tes idiotas que no sirven mas que para los trabajos del campo; su número es muy grande, y seguramente el poco cuidado que de ellos se tiene en su juventud contribuye poderosamente á aumentar su estupidez.
La Bohemia está limitada al Norte por la Sajonia, al Este por la Silesia y la Moravia, al Sur por el Aus­tria, y al Oeste por la Baviera, la Franconia y la Misi­nia. Este pais estaba antiguamente habitado por los suevos, pueblo germano, cuando los boienses, pueblo gaulo, despues de haber pasado el Rhin conducidos por su general Sigovese, se establecieron aqui, en el siglo II de la república romana, y le dieron el nombre que conserva de Bohemia, derivado de Boii ó Bojii. Los marcomanos, pueblo germano, arrojaron una parte de estos boienses, y los slavos ó sclavones vinieron á su vez á establecerse en Bohemia en el ses­to ó sétimo siglo, donde han permanecido é introdu­cido su idioma, que aun está en uso, siendo el bohe­mio un dialecto del esclavon.
La Bohemia es uno de los paises mas bellos de Europa. Está rodeada de montañas que forman parte de la antigua selva de Hercynia. La elevacion de su terreno hace que todos los rios que la riegan tengan allí su nacimiento, escepto el Eger, que nace en las montañas de Frehtelberg, en Franconia, y que despues de atravesar la Bohemia de Poniente á Levante, entra en el Elba, en medio del país. Los dos principales ríos

sábado, noviembre 17, 2007

Viage ilustrado (Pág. 113)

Corona de Hungría

inaugurando desde aquel dia una línea de politica de mayor firmeza que la que hasta entonces habia seguido, concluyó por presentar á las cámaras un proyecto de constitucion: esto, no obstante, al partir á Hungría la guarnicion de Viena para castigar en los húngaros el bárbaro asesinato del conde Lamberg, se opusieron tenazmente la guardia nacional y los aldeanos á la salida de dichas tropas, lo que produjo un choque vio­lento, llegando los amotinados hasta el punto de ase­sinar al ministro de la Guerra. Ocultáronse los restan­tes ministros, y la capital de Austria fué presa de la mas desenfrenada demagogia, merced á la cual as­cendió á 600 el número de las víctimas.
»Reunida la dieta, se nombró una comision para que obrase como poder ejecutivo. El emperador, que se habia trasladado á Schoembrun y se dirigia hácia Lintz, despues de haber accedido á la formacion de un nuevo gabinete, fijó su residencia en Olmutz.
»Despues de mil sucesos, cuya enumeracion seria so­bradamente prolija, un suceso tan importante como inesperado vino á sorprender al Austria y á toda la Europa. El emperador Fernando, que habia subido al trono en marzo de 1835 por muerte de Francisco I, y que lleno de buenos instintos y de generosos senti­mientos pudo haber sido un rey capaz de ponerse al frente de la marcha liberal que los sucesos del 48 im­primieron á aquella parte del Norte de Europa que ha regido; el emperador Fernando creyó que otros tiempos y otros principios deben ser personificados por otras personas; acaso se sintió débil para seguir con decision y firmeza en un nuevo sendero político que probablemente afectaria su puritanismo realista, y en ese caso su conducta fué prudente y lógica: compren­dió su posicion respecto de la situacion política de Austria y de la Europa toda, y abdicó solemnemente el 2 de diciembre de 1848 en la persona de su sobrino el actual monarca reinante.»
El Austria, propiamente dicha, el archiducado de Austria, que comprende el ducado de Salzbourg, confina con la Baviera y el Tirol, la Bohemia y la Moravia, la Hungría y la Stiria; parte de esto es la antigua Norica y la Pannonia de los romanos; hermoso pais que baña y divide el Eus, y al que las montañas alternando con verdes valles dan un aspecto el mas romántico.
En este archiducado está Viena, capital de la mo­narquía austriaca y residencia de los emperadores. Está situada á orillas del Viena y de un brazo del Da­nubio. Esta ciudad recuerda aun lo que era Paris en tiempo de los reyes de la segunda raza; conserva to­das sus fortificaciones, que no la hubieran, sin em­bargo, librado de los turcos sin el ausilio de Sobieski. En caso de sitio, la distancia que hay de los arrabales á la ciudad daria una gran ventaja á los sitiadores. Esta distancia, que es muy considerable, deja la ciudad sola en medio con sus tristes murallas. Los ar­rabales son mucho mas agradables que la misma ciudad; el de Leopoldo estaba habitado en otro tiempo por judíos; pero despues los arrojaron de alli, y hoy se encuentran muchos turcos. En el arrabal de Erberg hay una casa que otras veces fué meson, donde el imprudente Ricardo Corazon de Leon fué reconocido, cuando estaba dando vueltas al asador, y preso por el traidor Leopoldo de Austria.
La part.e mas cuidada de las casas de Viena es la cueva donde los habitantes acomodados conservan los mejores vinos del Rhin y de los paises meridionales. Viena no tiene mas que cuatro barrios, pero sus arra­bales son en número de veinte y seis, y la estension de toda la ciudad, inclusos los arrabales, los jardines

viernes, noviembre 16, 2007

Viage ilustrado (Pág. 112)

exigió de su rey un parlamento como base de una nueva constitucion, y como garantías políticas, la li­bertad de conciencia y de la prensa, armas para el pueblo, la abolicion de todo privilegio y la garantía especial del trabajo: como consecuencia de estas peticiones, el rey Guillermo decretó en 2 de marzo si­guiente la abolicion de la censura. Los grandes duca­dos de Hesse-Darmstadt y de Baden tenian las mismas exigencias, y entretanto la dieta de Francfort hacia una convocatoria general á los estados alemanes. Dos dias despues de abolida la censura por el rey Guiller­mo, el senado y el burgo—maestre declaraban oficial­mente la libertad de imprenta en Francfort, Wurtemberg, Hesse, Nasau y Baden; mientras que por su parte el rey de Baviera reconocia la república france­sa, y varias ciudades de Prusia elevaban á su sobera­no los deseos de que estaba animado el pueblo y toda la Alemania en favor de la regeneracion, señalándole el rumbo que debia tomar.
»Los recientes sucesos de la capital de Francia, atravesando el Rhin, el Danubio y el Vístula pusieron en conmocion á las Sajonias, Prusia, Austria, Polonia, Hungría y Bohemia. Toda la Alemania se halla­ba en fermentacion, y entre mil opuestos dictámenes y encontradas pretensiones surgió unánimemente un pensamiento político, la reorganizacion del imperio germánico, salvando la unidad alemana bajo la forma de una confederacion libre y poderosa; pero se oponian á estos deseos los soberanos de Prusia y Austria, que de acuerdo con el emperador de Rusia empren­dieron la organizacion de respetables armamentos. A poco el rey de Prusia conocia que se hallaba en la necesidad de variar de marcha política, y brindó á la Confederacion germánica con su mas activa cooperacion, convocando entretanto la dieta de sus estados
»Ya en esto Viena tenia libertad de imprenta y milicia ciudadana, y el Austria habia proclamado la constitucion. En la capital había estallado sublevacion popular, á cuyo frente se hallaban los estudiantes, habiendo quedado por éstos la victoria, y huido para salvar su vida el príncipe de Metternich. Poco despues el reino Lombardo—veneto sacudía con desesperado esfuerzo el pesado yugo de los austriacos; los milaneses se batian como leones, tanto, que á los como dios de una horrorosa lucha, solos 1,000 hombres, valientes hasta la temeridad, arrojaron de todos sus fuertes á 16,000 austriacos, forzándoles á ir á es­conder su ignominia, junto con el viejo Radetzki, á las márgenes del Mincio. Milan recobró entonces su independencia y creó un gobierno provisional. Venecia se muestra hermana de la opulenta Milan, recordando los dias de gloria en que su pabellon ondeaba victorioso en las aguas del Mediterráneo, y se erige en república.
»Recelosos con razon los milaneses por ver ocupado todavía el suelo lombardo por los soldados del Austria, imploraron el socorro de sus hermanos de Italia, y Roma y el Piamonte, y Nápoles y Sicilia con la Toscana les prestaron su apoyo inmediatamente en defensa de la libertad de Italia: todas esas fuerzas marcharon guiadas por un príncipe, el rey Cárlos Al­berto, que al tomar el mando del ejército coaligado recibió la bendicion del pontífice. Presentóse al ene­migo, y tuvo lugar la lucha lo mismo en las márge­nes del Adige y del Nuncio, que bajo las murallas de Mántua y de Verona.
»En el ducado de Posen, en Gallitzia y en Varsovia, como igualmente en las tres Polonias, rusa, aus­triaca y prusiana, proclamaron la nacionalidad polaca, creyendo con esto el emperador de Austria ceñir á sus sienes la corona de Polonia.
»Asi las cosas, vióse el emperador de Austria obligado á destacar considerables fuerzas con el fin de sofocar la insurreccion de los lombardos, y entre tanto la Hungría, emancipándose del yugo austriaco, puso en el caso á la dieta, á los grandes y al mismo duque palatino de buscar un asilo en Viena, estinguió el feudalismo, declaróse independiente del Austria y concluyó por proclamar al archiduque Esteban. Las dietas de los pequeños estados alemanes estaban reunidas á fin de organizar sus respectivos estados, y la general de Francfort se ocupaba en establecer las ba­ses de ha gran confederacion alemana; mas no pu­diendo marchar de acuerdo, no habiendo la menor armonía entre esos estados, porque unos se contenta­ban con la monarquía, mientras los otros proclamaban la república, concluyeron por hostilizarse mútuamente los mismos que anhelaban formar una confederacion.
»Seguia la guerra encendida entre los italianos coligados, á los cuales se habia unido una legion suiza, y los austriacos: hubo varios choques en los campos de Mántua y de Verona y en las riberas del Adige, y al fin los confederados alcanzaron un seña­lado triunfo sobre sus enemigos, haciéndose dueños del importante punto de Pastrengo. Seguía la Alema­nia trabajando por medio de la dieta de Francfort en la constitucion del nuevo imperio germánico, mientras que el emperador de Austria, fiel á su política, hizo llover bombas sin piedad por espacio de dos horas y media sobre la antigua y libre ciudad de Cracovia, desarmó la guardia nacional y lanzó de la ciudad á todos los infelices emigrados polacos. El Austria seguia conmovida con las asonadas populares, en las que re­presentaban el primer papel los estudiantes, viéndose al fin obligado el gobierno á conceder el sufragio uni­versal, y á convocar una asamblea constituyente. De repente un suceso nuevo sorprende los ánimos de los habitantes de la capital de Viena: el emperador Fer­nando I habia desaparecido, y tardó algunos dias en saberse que habia fijado su residencia en Inspruck; Fernando I desarrolló desde el punto de su nueva re­sidencia una gran energía, como lo acredita la órden de clausura que espidió contra la universidad de Vie­na, la que prevenía la disolucion de la borrascosa legion académica, y la invitacion hecha al cuerpo diplomático para que se trasladara á Inspruck. Entre­tanto en Viena fermentaban los ánimos violentamente, viendo el empeño del emperador de continuar en su nueva córte, y habiendo llegado á entender los habitantes de aquella capital que se aproximaban á ella tres regimientos, todo lo cual era infalible presagio de funestos y cercanos disturbios. La estincion de la legion académica y la entrega que ésta hizo de sus ar­ma fué la causa del rompimiento. Por do quiera los estudiantes y los obreros de consuno levantaban barri­cadas, y todos corrian en busca de armas; la guardia nacional llegó á tomar una parte activa, y al fin vi­nieron á las manos el pueblo y la tropa, luchando con encarnecimiento todo un día: los soldados fueron ven­cidos, y el pueblo de Viena vió con orgullo que se accedia á cuanto solicitaba.
»El emperador pensó en regresar á su antigua córte, y lo manifestó á sus pueblos en una proclama, lo cual tuvo efecto entre los vítores de sus súbditos; é

miércoles, noviembre 14, 2007

Viage ilustrado (Pág. 111)

La ciudad de Zante está situada á la orilla del mar al pie de una montaña. Su puerto es muy seguro, pe­ro poco cómodo. Contiene 12,000 habitantes, de los que 1,000 son judíos. Dos obispos, uno griego y otro romano, tienen allí su residencia. Esta ciudad es muy rica y comercial, y las mugeres no salen aqui jamás sin ir encubiertas ó enmascaradas.
En Cérigo, la antigua Citeres, no quedan mas re­cuerdos de Venus que un prodigioso numero de tórto­las. Las rocas estériles que la rodean harían acusar de falsos á los poetas, si penetrando en el interior no se encontrasen frescos y risueños valles que justifican sus elogios.
AUSTRIA.

El imperio del Austria es una monarquía federati­va, compuesta de pueblos germanos, eslavos, magya­res (húngaros) é italianos. El pais mas allá del Ens, fué la cuna de este estado, y aquí, en tiempo de Car­lo—Magno, por los años de 800, fué donde sé levan­taron lineas de fortificacion para defender las comar­cas Sudeste de Alemania, contra la incursion de las huestes asiáticas que llegaron á ser el orígen del mar­graviato de Austria. Mas tarde (1156) mas allá del Ens se unió á este margraviato, que entonces se erigió en ducado. Pero los grandes desenvolvimientos que tomó el Austria despues, y que la hicieron subir al primer rango de las potencias europeas, solo datan desde 1282, época en que ahogó á la casa de Habsburgo. Esta dinastía se unió á los paises llamados mas tarde el Circulo de Austria, y obtuvo en 1438 la co­rona electiva del imperio romano—germánico. En 1453 el ducado de Austria, recibió el título de archiduca­do, y cuando en 1526 la Bohemia y la Hungría se sometieron voluntariamente á la dinastía de los Habs­burgo, se elevó al rango de monarquía europea. La casa de Austria—Lorena conservó este rango en la paz de Aquisgran de 1748 y consolidó la unidad de sus estados erigiéndose (1804) el Austria en imperio he­reditario, y haciendo valer su preponderancia en el congreso de Viena en 1815.
Lo mismo sucede á los imperios que á los hombres. Los unos no se elevan sino á fuerza de valor y perse­verancia; sin auxilios esteriores, dominan las circuns­tancias, aun las mas desfavorables, y se mantienen en una posicion ventajosa; otros, por el contrario, por sola su posicion y casi sin esfuerzos, se encuentran como destinados de antemano, y alcanzan al primer salto el mismo puesto á donde los primeros no han po­dido llegar sino á fuerza de trabajo. Esta es la historia del imperio austriaco. Colocado entre una porcion de la Alemania, la mas atrasada, y la parte mas culta de Europa, designada por las conquistas de Carlo Magno para el cetro imperial, broquel alzado entre la Europa y los osmanlis, y ayudada por todos para resistirles, secundada, sobre todo, por el temor de la Francia, á quien hacia contrapeso en el sistema que despues se ha llamado equilibrio europeo, el Austria ha visto au­mentar rápidamente su importancia y sus posesiones. Hoy día, á pesar de algunos florones arrancados á su corona, el Austria estiende su imperio sobre la Lombardía arrebatada á la Italia; sobra la Gallitzia arrancada á la Polonia, á esa Polonia, uno de cuyos hijos salvó á Viena del furor de los turcos; sobre el Tirol; sobre las diversas razas de la Hungría; sobre las razas slavas de la Bohemia; sobre los rudos marineros de la Dalmacia, y sobre los tristes restos de la encantadora Venecia. Poco ha faltado para que en nuestros dias ese di­latado imperio caiga hecho pedazos, y vea desmembrarse uno por uno los estados que lo componen, que­dando reducido el soberano de tan vastos dominios, el descendiente de la casa de Hapsburgo, á la pobre herencia del antiguo ducado de Austria. Sobre esto to­mamos lo siguiente de una obra que se está publican­do hoy en esta córte.
«Antes de ocuparnos del actual emperador de Austria, que ha subido al tronó en nuestros días, es preciso presentar á grandes rasgos, como en un pa­norama, los notables sucesos que desde 1841 pusieron en conmocion á toda la Europa, amagando hundir la poderosa monarquía, á cuyo frente ha estado durante tantos años Fernando I, tio del emperador reinante, y á los cuales debe su exaltacion al imperio por abdicacion de aquel. Tres sucesos impertantes ocurridos á mediados del año 1847 tenian en espectacion á toda la Europa, y hacian augurar siniestramente sobre la suerte de la misma á los grandes pensadores y políticos de los gabinetes mas distantes del foco del movi­miento: era el primero la agitacion en sentido demo­crático que se notaba en toda la Italia, producida ino­centemente por el gefe de la cristiandad desde los primeros dias de su advenimiento á la silla pontificia; era el segundo la violenta agitacion democrática que habia tambien cundido y minado á toda la Confedera­cion Helvética; era, en fin, el tercero, el estremeci­miento, menos ostensible, pero no menos hondo, que como una chispa eléctrica iba apoderándose de varias capitales de Alemania.
»Italia fué la primera que enarboló el estandarte, porque esa nacion era el centro de las cabezas mas volcánicas y de los mas entusiastas corazones; Roma fué el foco, y toda la Italia se convirtió en una inmensa hoguera. Un nombre y un suceso eran la fór­mula, la esplicacion de todo aquel movimiento: Pio IX y la reforma. Dos monarcas, acaso mas bien por debilidad que poseidos del espíritu liberal y de progreso del siglo, inscribieron sus nombres junto al del nuevo pontífice, bordado entre laureles en las banderas de los italianos: Cárlos Alberto, rey de Cer­deña, y el gran duque de Toscana Leopoldo II eran esos monarcas. Parma y Módena, contrariadas por sus príncipes, se exasperaron, haciendo arreciar la tor­menta con su sed de reformas.
»Milan, oprimida por el férreo brazo del viejo ge­neral Radetzki, protestó ingeniosamente y de una ma­nera indirecta contra su intolerable administracion: unas cuantas cajas de té impuestas violentamente á unos sóbrios americanos produjeron la independencia de los Estados Unidos de América; el tabaco, im­puesto por el Austria á los milaneses, por poco pro­duce tambien su emancipacion de aquella gran poten­cia. Radetzki exigia, Milan protestaba; la lucha fué, pues, necesaria: á la ira, á las persecuciones, á los malos tratamientos, á los continuos desmanes y desa­fueros del feld—mariscal austriaco respondió el pacifi­co vecindario de Milan con el valor y heroismo dig­nos de su noble causa, acreditados con su sangre en las calles y en las plazas de su hermosa ciudad; la exasperacion llegó al último grado, siendo esos y posteriores desastres el prólogo del tremendo drama político que ha poco presenció atónita la Europa.
»Los pequeños estados de Alemania correspondie­ron sucesivamente al movimiento liberal. Wurternberg

martes, noviembre 13, 2007

Viage ilustrado (Pags. 107-110)

Viage ilustrado

Faltan las páginas 107, 108, 109 y 110 del libro correspondientes a Grecia. Una lástima dado su interesante texto sobre la situación de este país tras su incipiente independencia. Intuyo que estas páginas que faltan contenían unos excelentes grabados reproduciendo monumentos de la Grecia más monumental.

domingo, noviembre 11, 2007

Viage ilustrado (Pág. 106)

midad de la calle que habia seguido Tournefort. Alli encontramos una gran sala adornada de cifras que de­notaban la época en que otros viageros habian penetrado alli, remontándose las mas antiguas al siglo XIV. A la derecha hay otra sala casi igual á esta, y cada una de ellas tendrá de 8 á 11 metros en cuadro. Para llegar alli habíamos desliado casi todo nuestro bramante, es decir, que habíamos recorrido cerca de 800 metros. No hablaré de las diversas escursiones que hicimos; en las tres horas que permanecimos den­tro del laberinto no cesamos de caminar, y no podemos lisonjearnos de haberlo visto todo. Yo creo que seria imposible á un hombre salir de alli sin hilo ni antorchas; estraviado en las mil revueltas de este laberinto, lo horrible del lugar y lo espeso de las tinie­blas llevarian el terror á su alma, y pereceria indudablemente.
»A nuestro regreso encontramos un recodo que no conociamos, el cual nos condujo á una bella gruta elevada en forma de cúpula y tallada por mano de la naturaleza. Alli no hay estalactitas, ni se encuentra una sola en todo el subterráneo, porque el agua no filtra por ninguna parte; todo está seco, y como el aire no se renueva, hay un olor muy desagradable. Millares de murciélagos, cuyo escremento forma gran­des montones, habitan estos tenebrosos lugares, y estos son los únicos mónstruos que descubrimos alli.»
»Despues de Candia, las ciudades mas considera­bles son Rhéthimo y la Cannea. Réthimo, antiguamen­te Rethymna, es muy fuerte y populosa, y su puerto está defendido por una ciudadela. Su situacion en una hermosa campiña es muy agradable. Los frutos y demas productos son aquí mejores que en todo lo demas de la isla, y son tambien mas buscados su seda, su miel y su aceite. El agua de que se surte la ciudad, sale á gruesos borbotones del fondo de un pozo que hay en un estrecho valle á un cuarto de legua de dis­tancia. Al Oeste de la ciudad no se ven mas que ro­cas; pero al Este y al Sur, la campiña es muy bella y está toda cubierta de jardines.
La Cannea recuerda la antigua Cydon, á quien ha reemplazado. Su puerto, mucho mejor que el de Can­dia, ha atraido todo el comercio, que consiste en aceite, seda, trigo, cera etc. Esta ciudad es muy fuerte y hermosa: su población, compuesta de grie­gos, turcos y judíos, asciende á 5 ó 6,000 habitan­tes. Sus alrededores son admirables; por donde quiera que se mire no se ve mas que bosques de olivos, alternando con viñedos, y cruzados por jardines y ar­royos á cuyas orillas crece el mirto y la adelfa.
»De todos los paises que he habitado, dice Saya­ry, ninguno tiene la temperatura mas sana y agradable que la isla de Creta. Los calores jamás son escesivos, y los frios violentos nunca se sienten en la lla­nura.
»Los montes y las laderas están cubiertas de dife­rentes especies de tomillo, de agedrea, de serpol, de jaras adoríferas, y de una multitud de plantas balsámicas. Los mirtos y las adelfas cubren las orillas de los arroyos que corren por los valles; las campiñas presentan por todas partes bosques de naranjos, de li­moneros y de almendros; el jazmin de Arabia prodiga sus perfumados ramos en los jardines, que en prima­vera están tapizados de violetas; el azafran cubre vastos campos; el díctaneo, cuyo olor es tan suave, crece en las grietas de las rocas; en una palabra, las montañas, los valles y las llanuras exhalan por todas partes vapores aromáticos que embalsaman deliciosa­mente el aire.»
La isla de Santorino, ó San Erini, antiguamente Thera, ha sido siempre el teatro de los mas interesan­tes fenómenos. Los antiguos creian que esta isla habia salido del seno del mar ; esta opinion proviene, sin duda, de que las cinco islas pequeñas que la rodean han salido realmente del mar por efecto de fuegos subterráneos. Plinio hace mencion de la primera revolucion que sufrió la isla de Thera, cuando dice que Therasia fué separada cuatro años antes de la olimpiada 135, que viene a ser 237 años antes de nuestra era. El año 197 antes de Jesucristo apareció otra nue­va isla entre las dos precedentes, y se la dió el nombre de Hiera ó Sagrada; pero hoy ha cambiado este nombre por el de Caïmeni, ó Isla quemada. El año 46 bajo el imperio de Claudio, surgió otra isla que re­cibió el nombre de Theïa ó Divina; despues fué su­mergida ó unida á la de Caïmeni, porque no se la ha encontrado mas. En 713 y 1417 reaparecieron todos los fenómenos inseparables de esta especie de erup­ciones; pero á pesar de repetirse con gran furor, las materias que vomitaba el fondo del mar no formaron nuevas islas, sino que se unieron á la de Caïmeni. En 1573 apareció despues de una violentísima erupcion, la isla que hoy se llama la pequeña Caïmeni, habiendo sido vomitadas las materias que la formaron por seis cráteres que todavía existen.
Por último, en 1707 una terrible erupcion, que duró mas de un año, produjo una nueva isla entre la Grande y la Pequeña Caïmeni. El 23 de marzo de 1851, se apercibió desde Scaro y desde toda la costa de Santorino el principio de esta isla nueva. Los que primero la vieron la tuvieron al pronto por los despo­jos de un naufragio; ¡pero cual fué su admiracion al encontrar una masa de rocas que salian del fondo de las aguas y se estendian por su superficie! Algunos griegos tuvieron la osadía de desembarcar en esta nueva tierra, y la encontraron cubierta de una piedra muy blanca y muy blanda, y de una tan grande can­tidad de ostras frescas, como casi nunca se habia visto en Santorino. Ocupados estaban en recogerlas cuando sintieron moverse la tierra, elevarse bajo sus pies y llevarlos con ella. Llenos de terror, saltaron á su barco y se alejaron, y en pocos dias se vió crecer la isla en siete metros de altura y casi un doble de lati­tud. Durante dos meses continuó recibiendo nuevos aumentos por unos lados, mientras por otros se disminuia. Enormes rocas, llevadas sobre las aguas, se mostraban, desaparecian, hasta que al fin se fijaban y aumentaban el volúmen de la nueva tierra.
Todas estas islas son desiertas é incultas, y á escepcion de Therasia, que ofrece á la vista algunas ha­bitaciones y un poco de verdor, las demas no presen­sentan mas que una masa de rocas y de piedra pomez. La de Santorino, por el contrario, es muy fértil y populosa, y proporcionalmente á su estension, que no es mas que de 12 quilómetros de longitud y 8 ó 12 de latitud, se puede decir que su poblacion es la mas considerable de las islas del Archipiélago. Contiene cerca de 12,000 griegos, de los que una tercera par­te profesan la religion católica. Los habitantes son to­dos muy industriosos, y sacan un gran partido de la fertilidad de su isla. Hay en ella cinco pequeñas ciu­dades y hasta una veintena de aldeas.
Naxos recuerda aun la presencia y los beneficios de Baco. Los dones que la naturaleza ha prodigado á

jueves, noviembre 08, 2007

Viage ilustrado (Pág. 105)

mo, se toma la lira, y algunos convidados se levantan para bailar; en medio de la alegría y bullicio del festin se coronan de flores y esparcen muchos ramos tam­bien sobre la mesa.
La lira y la guitarra son los instrumentos favoritos de los griegos, y los pastores tocan ademas de estos instrumentos la gaita.
Los griegos tienen al baile tanta aficion como á la música, y como sus antepasados, tienen danzas que recuerdan algunos acontecimientos, donde espresan los sentimientos de que están animados. Sé ve todavía en la Grecia cuadrillas de bailarines cogidos de las manos y corriendo por las calles y los campos, que recuerdan las antiguas danzas que formaban parte del culto público. «Yo he visto, dice un viagero, en la isla de los Príncipes, donde tienen los griegos un pozo comun, reunirse las muchachas para sacar agua y for­mar alrededor de él danzas que acompañaban con el canto; al principio el aire es tierno y pausado, y poco á poco se vuelve vivo y animado; la que dirige la danza, designa el número de figuras y vueltas, cuya variedad es sumamente agradable.»
En las ciudades se observan todavía las fiestas de Céres. Cuando se aproxima el tiempo de la cosecha, van á visitar los campos bailando al son de la lira, y vuelven con la cabeza adornada de algunas espigas que entrelazan en los cabellos. El dia destinado para la cosecha vuelven al campo, tambien bailando y con la hoz colgada á la espalda. El que toca la lira, ento­na un canto, al que responden en coro, y hasta el ruido que produce la hoz cortando el trigo favorece á la armonía de esta música.
Las danzas en honor de Flora se repiten tambien todos los años en la isla de los Príncipes y en otras partes: las mugeres van el día primero de mayo á danzar á la pradera y á coger flores, con las que se adornan de la cabeza á los pies. La que dirige la dan­za, que es siempre mas bonita que las demas, repre­senta á Flora y á la primavera, cuya vuelta anuncia el himno que cantan. Una de las muchachas entona estas palabras: ¡Seais bien venida, ninfa, diosa del mes de mayo! y el coro repite á cada copla: ¡Diosa del mes de mayo! ¡diosa del mes de mayo! La música de este himno es tierna, llena de espresion y de sentimiento, y todo en esta danza pinta los encantos de Flora y las dulzuras de la primavera.
Para aprender estos bailes no se necesita maestro; las madres en el seno de su familia enseñan á sus ni­ños la misma danza que á ellas las enseñaron; ellas bailan con sus hijos, y al mismo tiempo les cantan la historia de que el baile es objeto.
Las islas de la Grecia, ó como decian los antiguos, del Archipielago, ofrecen costumbres no menos inte­resantes que las de la Livadia ó la Morea. Estas islas son numerosas, y los antiguos las dividian en Cycladas y Sporadas; las islas Cycladas ó Circulares son las que forman una especie de círculo alrededor de la isla de Delos, y las Sporadas ó Esparcidas las que están diseminadas lejos de Delos en el Archipiélago. Muchas de ellas no son mas que rocas inhabitadas, y las que tienen habitantes pueden considerarse como desiertas, si se compara su poblacion actual con la del tiempo en que la Grecia gozaba de todo su esplendor.
Las principales son cerca de cuarenta. La mas grande y al mismo tiempo la primera que se presenta por el lado de Europa es Candía, célebre mil trescien­tos años antes de la era cristiana, bajo el nombre de Creta. Esta isla tiene cerca de 60 leguas de longitud y 20 de latitud. En los tiempos de su gloria, cuando las leyes de Minos estaban aun en todo su vigor, contenia hasta cien ciudades. Su posicion parece asegu­rarla el imperio y el comercio del Mediterráneo, es­tando á igual distancia de la Europa, del Asia y del Africa. Algunos de sus puertos son seguros y espaciosos, y sería fácil alli preparar espediciones para estas tres partes del mundo.
El monte Ida, famoso por, el nacimiento de Júpi­ter, no es mas que una cordillera de rocas esteriles, cubiertas de nieve la mayor parte del año Candía, capital de la isla, está en el mismo sitio donde se elevaba en otro tiempo la antigua Heraclea. La muralla que la rodea tiene una legua de circuito, y esta en muy buen estado y defendida por anchos fosos. Esta ciudad, cuando pertenecía á los venecianos era rica, populosa y muy comercial.
Gortyna, ciudad antiquísima, está como á jornada media de Candía, hácia el lado opuesto de la isla y a cinco leguas del mar. Homero habla de ella como de una ciudad poderosa, rodeada de murallas; pero hoy no se puede formar una idea de su pasado esplendor mas que por los montones de ruinas que la cubren. Cerca de ella corre un pequeño rio llamado el Letheo, y en sus alrededores puede visitarse aun el famoso la­berinto, donde Teseo mató al Minotauro. Sigamos á Savary, que penetró en las revueltas de este laberin­to en 1779.
«El camino que conduce desde Gortyna á este liugar memorable, dice, es áspero y escarpado, y nos obligó á subir por espacio de una hora. Nosotros ha­bíamos llevado el hilo de Ariadna, es decir, un bra­mante de 800 metros de longitud, el cual atamos á la puerta, en la que tambien colocamos dos genízaros con órden de no dejar entrar á nadie. Para penetrar en esta tenebrosa mansion, cada uno de nosotros llevaba una gran antorcha. Dos griegos llevaban el ovi­llo de bramante, que desliaban ó recogían segun las circunstancias. Al momento nos estraviamos en dife­rentes calles sin salida, y fué necesario volver otra vez al punto de partida, y al fin encontramos el ca­mino verdadero que está entrando á la derecha. Des­de aquí se sube por un sendero estrecho, teniendo que ir arrastrándose con pies y manos por espacio de unos 100 pasos, á causa de lo bajo de la bóveda. Al cabo de este estrecho conducto el techo se elevó de pronto y pudimos seguir marchando de pie. En medio de las espesas tinieblas que nos rodeaban, de las nu­merosas sendas que por todas partes atraviesan y se cruzan en diferentes sentidos, los dos griegos que ha­bíamos alquilado temblaban de terror, el sudor corría por sus frentes, y no querían avanzar á menos que no fuéramos nosotros delante.
»Las calles que recorrimos tienen ordinariamente de 2 á 3 metros de altura y lo mismo de ancho. Todas son talladas á cincel en la roca, cuyas piedras, de un pardo oscuro, están colocadas en capas horizontales. En algunos sitios enormes pedazos de estas piedras, medio desprendidos de la bóveda, parecen próximos á caerse, y era necesario arrastrarse para pasar por debajo, con peligro de ser aplastados por su caida. Los terremotos, tan frecuentes en la isla de Creta, son sin duda los que han ocasionado estos es­tragos.
»Después de habernos paseado largo tiempo en la espantosa cueva del Minotauro, llegamos á la estre—

miércoles, noviembre 07, 2007

Viage ilustrado (Pág. 104)

y los animan con sus palabrasy con sus cuidados en los combates. Por lo demas, las costumbres son las mis­mas que las de los otros griegos, é iguales tambien la religion y las supersticiones. Los griegos de Atenas y del Atica, son todavía notables por su sagacidad y penetracion; todos los habitantes de las islas son ale­gres, vivos, apasionados por la música, y de buena índole; de todos los griegos, estos son en general los mejores. El carácter nacional de los griegos ha con­servado casi todas sus antiguas formas; tienen siempre esa viveza que los hacia uno de los pueblos mas amables de la antigüedad; hablando entre ellos mis­mos, parece, por sus gestos, sus movimientos y su to­no animado, que están disputando con mucho calor; pero esto no es mas que el efecto de su viveza natural, que los hace actores del hecho que están contan­do. Las niñas especialmente, exageran todo lo que ven; las figuras, las imágenes, las comparaciones les son familiares, y siempre apoyan con juramentos lo que refieren.
Apenas un pequeño número de hombres privilegiados conserva aun en su pureza el precioso depósi­to de la lengua de sus padres. La que habla el pueblo, ó el griego vulgar, se asemeja mucho, sin embargo, a aquel antiguo y bello idioma, y aunque desfigurado por palabras estrangeras, conserva todavía la riqueza, la energía y la dulzura. «No se puede aprender el griego vulgar, dice un viagero, sin aprender fábulas y proverbios en verso; los griegos son siempre sentenciosos y aficionados á cuentos; en sus canciones eróti­cas y demas poesías han adoptado la rima de los ita­lianos. »
La misma sensibilidad y viveza de imaginacion se encuentran en la religion, lo que unido á la ignoran­cia., hace al pueblo supersticioso y escesivamente cré­dulo en prodigios, en augurios y en ensueños. Tambien practican el ayuno con la exactitud mas escru­pulosa.
La gerarquía de la iglesia griega se compone de algunos patriarcas, que reconocen por gefe al de Cons­tantinopla, de arzobispos, de obispos, de proto-papas, y de monges. El alto clero se compone ordinariamen­te de personas que han recibido una educacion esmerada; no sucede lo mismo con los papas, pues salidos de la clase baja del pueblo, son en estremo ignoran­tes. Estos solo tienen él derecho de casarse, pero una vez solamente; asi es que tienen buen cuidado de es­coger una muger robusta y que prometa una larga vi­da. Los que aspiran á las dignidades superiores deben guardar el celibato y abrazar el estado monástico. Los caloyeres ó monges griegos viven reunidos en los monasterios como los católicos romanos.
Un pueblo siempre ávido de fiestas, de novedades y de espectáculos, unido á la religion por la. pompa del culto esterior, debe dar a las ceremonias del ma­trimonio toda la brillantez de que pueden ser susceptibles. La mayor parte de estas ceremonias, conocidas entre los antiguos griegos, están todavía en uso entre los modernos.
El duelo se manifiesta de una manera, particular: cuando una madre pierde uno de sus hijos ó esposo prorrumpe en grandes gritos, se arranca los cabellos, y quiere precipitarse en su tumba; durante muchos dias permanece con sus amigas, y todas juntas cantan las alabanzas del difunto y el sentimiento que las ha causado su pérdida. «Tratamos de locura esta furia del dolor, dice Savary, porque la naturaleza, abandonada á su energía, ofende á nuestro decoro facticio y á nuestra civilizacion artificial; ved aquí, añade, lo que yo he visto y oido entre los griegos del siglo XVIII. Madama Tingonini, la mas bella de las griegas mo­dernas, amaba tiernamente á su hermano y tuvo la desgracia de perderlo; segun la costumbre del pais, ella acompañó el cortejo fúnebre; todo anunciaba el abatimiento de su alma sensible; el desórden de su velo y de sus vestidos, la negligencia de su peinado añadian nuevos rasgos á las marcadas señales de su dolor. El cuerpo fué recibido por el patriarca á la puerta de la iglesia, y despues de las preces de costumbre, hizo la ceremonia que los griegos han conservado, y á la que han dado el nombre de último adios. Despues que el patriarca hubo abrazado el cuerpo, los parientes y demas que componian el cortejo hicieron lo mismo. Esta escena, que hace muy tierna la idea de un eterno adios, vino á ser aun mas tierna y dolorosa al verá aquella hermana desolada anegada en llanto, sin escuchar mas que á su dolor, desgarrar sus vestidos y arrancar sus cabellos para cubrir el féretro de un hermano querido que veía aun, pero que bien pronto dejaría de ver para siempre; se hicieron esfuerzos para abreviar esta lúgubre escena, y conducir á su casa á la afligida hermana.»
Los sepulcros de los griegos están, como los de los turcos y otros pueblos de Oriente, situados al lado de los caminos de las ciudades y aldeas. Una piedra y una columna indican cada sepulcro, que está cubierto con la triste sombra de los pinos y de los ci­preses.
En todas las casas la habitacion de los hombres está separada de la de las mugeres. Como entre los turcos, son aqui desconocidas las camas, se ponen solamente colchones sobre los sofás para estar acosta­do con mas comodidad. Una lámpara brilla ordinariamente toda la noche delante de la imágen de algun santo ó santa. El bordado es la ocupacion de las mugeres griegas; ellas salen poco, y las que tienen necesidad de trabajar para mantener a sus familias bor­dan sin descanso desde por la mañana hasta la noche. El cortejo de esclavos y de sirvientes que acompaña por las calles á una muger griega, es en aquel pais lo que entre nosotros un brillante tren, con la diferencia de que entre los griegos no puede salir una muger honrada sin una persona por lo menos que la acompañe, y las que son ricas ó de un rango superior se hacen seguir por muchos esclavos.
Los griegos son muy aficionados á fiestas; las mas grandes solemnidades de su religion son siempre para ellos regocijos públicos, fiestas brillantes que celebran con tanta alegría como fausto; pero á lo que mas presurosos se muestran á asistir es á las romerías; el pueblo inunda el vasto campo donde se celebra la reunion; los juegos, los festines y las danzas animan la pública alegría, y las mugeres se muestran allí con mas libertad. La costumbre de cantar en la mesa es muy antigua entre los griegos. Cada uno bebe á su turno á la salud de su querida, y frecuentemente lo hace tantas veces como letras tiene su nombre. El principal manjar de sus comidas consiste en corderos rellenos cubiertos con su misma piel y cocidos en el horno; cuando va están condimentados, se llevan cántaras llenas de vino, se bebe sin medida, y entonces se permite entrar á los juglares ó bufones. Las canciones, que comienzan por palabras graves, van poco á poco haciéndose mas libres y alegres; por últi-

domingo, noviembre 04, 2007

Viage ilustrado (Pág.103)

te por la mano del hombre, pues que la naturaleza continúa cubriéndolos de olivos y naranjos como antes.
La Beocia, al Norte del Ática, conserva todavía algunos restos de la antigua Tebas, con el nombre moderno de Thiva. En la Beocia es donde están la famosa Helicona, y la fuente de Hipocrene, consagra­das á las Musas, y Orchemena, nombrada por su tem­plo de las Gracias y su fuente Accidalia, dedicada á Venus. Tambien es en Beocia donde se ve el puerto Elide, en el cual se reunieron los capitanes griegos para el sitio de Troya, y donde tuvo lugar el sacrificio de Ifigenia. Su mayor ciudad es ahora Livadia, que se llamó en otro tiempo Lebedaa.
Al Norte de la Beocia estaba la Fhócida, actual­mente casi desierta. En esta provincia es donde estaban Delfos y su famoso templo, y donde se ve todavía el Parnaso, en el cual colocaron los poetas á Apolo y las Musas. La Locrida, la Dórida, y la Etolia donde corre el Acheloo, conservan igualmente grandes re­cuerdos. Hoy dia únicamente se encuentran por aqui infelices monges griegos que viven de las limosnas, ó de lo que produce la tierra que cultivan, y de los re­baños que crian en los desiertos.
La Morea, que los turcos llaman Morah, á causa de la abundancia de sus moreras, es la antigua Pelo­poneso. El golfo de Lepanto y el istmo de Corinto la limitan al Norte, y por los demas lados la rodea la Mar Jonia.
Corinto se hallaba ventajosamente situada en el istmo que une á la Morea con la Grecia, y podrá te­ner unas cinco millas de anchura. Esta posicion, que Filipo de Macedonia llamaba la llave y los hierros de la Grecia, daba por tierra y mar una gran fuerza á la república de Corinto, pero la magnificencia de su ciudad le atraia aun mas renombre. Tal esplendor lo debia en parte á la estraordinaria afluencia de grie­gos que acudian á ella de todos lados para asistir á los juegos istmicos que acostumbraba á celebrar. En estos juegos, como igualmente en los olímpicos era donde los diversos estados de la Grecia y los particu­lares recibian, por el aplauso general de toda la nacion, la recompensa de las mas grandes acciones. Co­rinto, que hoy conserva el mismo nombre, ó segun los turcos Ghénéme, no es ya otra cosa que un pueblecillo, cuyas casas están fabricadas entre jardines y pe­dazos de tierra cultivados, sin que de su antigua magnificencia se encuentren otros vestigios que las ruinas de un templo.
Argos, Sicyona y Mecenas, que se alzaban tambien con orgullo en el Peloponeso, no son tampoco mas que aldeas miserables que nadie se dignaria mi­rar si los antiguos recuerdos que encierran no atrajesen las miradas del viagero. La Arcadia no tiene ya tampoco aquellos felices pastores que los poetas colocaban en ella, ni aun sus ciudades, que eran mas po­sitivas. Junto está la Laconia, donde debemos de­tenernos un instante en memoria de Esparta.
Esta ciudad, tan célebre por las leyes que Licurgo le dió y por el valor de sus habitantes, ha perdido ya hasta su nombre. Misitra no ha sido edificada sobre su mismo terreno, sino dos millas mas allá. Abandonando esta ciudad, y despues de atravesar un arroyuelo, se encuentra un pueblecito: desde aqui empiezan las ruinas de Esparta, ruinas poco numero­sas, y que consisten únicamente en columnas rotas, cornisas chapiteles esparcidos por el campo; distínguese todavía la forma del teatro, que tema 250 pasos en su mayor obertura. Enfrente del teatro hay muchos restos de columnas y de paredes de ladrillos, que se dice ser los restos del sepulcro de Pausanias; aqui estaba la columna en que se grabaron los nombres de los 300 espartanos que perdieron su vida en defensa de Temístocles, y segun se asegura, se ve to­davía esta columna en una iglesia de Misitra á donde fue trasportada. El dromos, de que hay asimismo indicios, era un circo donde la juventud se ejercitaba en la carrera de caballos. Una parte de Esparta se hallaba situada sobre pequeñas alturas, al pie de una montaña de la Messenia, que formando una especie de curva viene en disminucion á terminar en una punta que mira al Sur, cuarto al Este. La llanura, re­ducida por esta montaña que la divide, comienza á prolongarse en Esparta, donde llegará á tener 6 quilometros de anchura, y 24 ó 28 de estension por la parte del mar. Por esta llanura es por donde corre el Eurotas. El principal adorno de este rio, tan célebre en la mitología, consistia en bosques de mirtos y de laureles que lo ornaban naturalmente, y en una can­tidad prodigiosa de cisnes. Apenas se podian contener estas aguas con los diques mas sólidos en el tiem­po de derretirse las nieves; mientras que en el estío venia á ser el Eurotas innavegable, aun para los bu­ques mas pequeños.
Atravesando los bosques que se hallan al Oriente de la ciudad, se descubren en lontananza las cumbres de dos rocas escarpadas, que los antiguos habitantes llamaban Thiridas, y que tienen la forma de un in­menso obelisco sobre e promontorio de Ténaro (hoy cabo Matapan) cuya base ha ido escavando la accion de los fuegos subterráneos. A la entrada do estas ca­vernas ennegrecidas por el humo de los antiguos vol­canes, donde los mitólogos colocaban no solo las puer­tas del infierno, sino tambien el trono de los vientos, el camino de las tempestades y el establo de los caballos de Neptuno, tenia este dios un templo abierto en la roca, en forma de gruta, y rodeado de una selva de abetos, cuya oscuridad aumentaba el horror de aquellos lugares. En estos paises habitan los maïnotas, descendientes de los sparciatas, ó, como pretenden otros, de los habitantes de la Laconia. Son dignos de su ilustre origen por su amor á la libertad, y por su heróica resistencia que han opuesto á los esfuerzos que los turcos han hecho para esclavizarlos; y si la Grecia ha recobrado su libertad se la debe en parte á estos valientes.
Maïna, siguiendo la tradicion de los habitantes de este pais, trae su origen de la palabra griega maïna (furor), para espresar el ardor con que aquel pueblo peleaba contra los que querian oprimirle. Este pais, aunque erizado de rocas y montañas, contiene una poblacion de cerca de 45,000 almas, y cuenta 360 aldeas, entre las cuales Vítulo es la mas considerable. Sus producciones principales son trigo, cebada y al­tramuces, todo lo cual siembran cada año alternativa­mente, de manera que la tierra no está nunca inculta. El aceite de oliva y la seda constituyen el principal ramo de comercio con los estrangeros que van á bus­car estos artículos á los puertos de Coron y de Modon. Los maïnotas no conocen ni la estrema pobreza, ni las grandes riquezas; la naturaleza les ha dado casi todo lo que puede satisfacer sus deseos, y tienen ademas bastante virtud para ayudarse mútuamente en sus ne­cesidades.
Las mugeres tienen el mismo valor que los hombres,

viernes, noviembre 02, 2007

Viage ilustrado (Pág. 102)

pastos y ricas lanas; Atica una miel trasparente y per­fumada; Misitra, junto las ruinas de Esparta y Tripo­litza cerca de la de Tegeo, se sacuden rápidamente de las mortíferas invasiones musulmanas que han sufrido.
Pero las ciudades principales de la Grecia moder­na son Atenas y Nauplia. Esta última tiene diez mil almas, y Atenas cuarenta mil, sin contar el Pireo, que en 1838, no tenia mas que una barraca para la aduana, y donde actualmente se encuentran ya trescientas casas.
El nombre antiguo de Atenas se halla todavía en el de Áthina ó Setines, que le dan los griegos moder­nos y los turcos. Esta es sin duda alguna una de las ciudades mas antiguas del mundo su fundador fue Cecrops. Su hermosura, sus riquezas, y mas que nada los grandes hombres que en todos los géneros ha pro­ducido, le han asegurado una gloria inmortal. Pericles es quien la adornó con monumentos bellísimos, muchos de los cuales subsisten todavia despues de tantos siglos, sirviendo las ruinas magestuosas de otros, de protesta elocuente contra el mal gusto de los edificios públicos que enfrente de ellas ha levantado el gobierno. Los monumentos que mas han resistido al trascurso del tiempo son: el teatro de Baco, la Torre de los Vientos, el Estadio, el templo de Minerva, el Parthenon, el templo de Teseo, y la Linterna de Dió­genes.
El teatro de Baco está al pie de la montaña que mira al SO. Y enteramente construido con grandes piedras talladas. La mayor parte de las gradas están abiertas en la roca, y la escena tiene cerca de 25 me­tros, siendo la longitud del edificio entero de 82.
La Torre de los Vientos es de mármol y tiene ocho puertas, sobre cada una de las cuales se ha es­culpido la imágen de un viento que está representado en la actitud de un genio alado, con su nombre por debajo, y un emblema relativo á la estacion del año en que acostumbra á hacer sentir mas su influencia. La mole termina por una pirámide de mármol, que sirve de base á un triton de metal armado con una baqueta. El mecanismo de la obra es tal que los vien­tos hacen girar al triton, el cual se encuentra siempre enfrente del viento que reina sucesivamente en la atmósfera. Este monumento está situado entre dos calles.
El Estadio ha sido destruido y reparado muchas veces. El que subsiste hoy fué edificado á espensas de un tal Herodes, uno de los mas ricos particulares del mundo romano. Adriano dió en él en un solo dia un combate de mil fieras.
El templo de Minerva Suniada es el último monu­mento de la Atenas de Pericles. Fue levantado sobre el promontorio Sinio, donde va á terminar el Atica, y no quedan de él mas que diez y siete columnas, que se ven desde tan lejos cuando se navega en el Archi­piélago, que el promontorio ha tomado el nombre de Cabo-Columna.
El Parthenon, ó el templo de Minerva, se elevaba todavia casi entero hace poco mas de un siglo, pero en la guerra que los turcos sostuvieron contra los venecianos en 1677, este pueblo enemigo de las artes, convirtió monumento tan hermoso en un almacen de pólvora, y una bomba dirigida por los gefes de la ar­tillería de Morosini, cayó precisamente sobre este arsenal, haciendo volar por el aire el templo, á escepcion de la estremidad occidental y de un corto número de columnas. El gobierno musulman, no menos destructor que la bomba Morisini, ha hecho erigir una mezquita de gusto bárbaro, en medio de las ruinas de uno de los mas bellos monumentos del siglo de Ale­jandro.
Al N. O. de la ciudadela se ven las ruinas del templo de Teseo, que tiene mucha semejanza con el de Minerva. Los bajo—relieves que subsisten todavía, llaman la atencion de los inteligentes.
Los Propyleos son uno de los mejores monumentos erigidos por Pericles. Principian por el lado de la ciu­dad con dos pórticos paralelos, terminados cada uno por una masa que sirve de base á una estátua ecuestre. El cuerpo principal del edificio es un peristilo del gus­to de los de los templos griegos, y conduce á las cin­co puertas por donde se entra en la ciudadela. Cuan­do los turcos se vieron dueños pacíficos de Atenas, hicieron de los Propyleos un almacen de pólvora. En 1657 cayó un rayo y destruyó todos los techos del edificio.
Uno de los monumentos mejor conservados es la Linterna de Demósthenes, situada en la estremidad Sudeste de la roca de la ciudadela. Es una pequeñaa torre de mármol, cuyo entablamento está sostenido por seis columnas de órden corintio, estriadas y de una sola pieza; los seis intercolumnios, unos están abiertos, y otros cerrados por grandes tablas de már­mol, encima de las cuales hay trípodes en bajo relie­ve, y todo el edificio termina en una especie de capi­tel corintio. Este elegante monumento ha escitado siempre la adminacion de los artistas. Muchos han visto, á principios de 1802, durante la esposicion de los productos de la industria francesa, una copia en barro, que se colocó en medio del patio del palacio del Louvre en Paris.
Muchos ilustrados observadores, admirados de la completa conservacion de los monumentos que han escapado á la barbarie de los hombres, han pretendido indagar por que habían podido resistir tanto tiempo á las intemperies del clima, dejando por último consig­nado que dicha conservacion no podia atribuirse á otra causa que á la sequedad y pureza del aire.
No es únicamente la rica herencia de hermosas ruinas que el tiempo le ha legado, lo que lleva á Atenas gran multitud de viageros; sino tambien la ciudad moderna, que anuncia ya una capital destinada á una poblacion rica. Tiene grandes calles muy bien fabricadas, por donde circulan los oninibus como en París y Lóndres, un camino que la une al Pireo, edificios grandes, escuelas, y un comercio importante que profetiza á la antigua patria de las artes un porvenir digno de su pasado.
Atenas pertenece á la Livadia. Este pais, en otro tiempo la Acaya, que era lo que se llamaba la Grecia pura ó la helladia, encerraba muchas rgiones. Las principales eran el Ática, la Beocia, la Phócida, la Dórida, la Etolia y otros paises todos que contenian ciudades igualmente celebres, las cuales, ó han desaparecido ya de la haz de la tierra, ó yacen convertidas en polvo y ruinas donde apenas puede leerse un resto de la gloria que alcanzaron.
Todos los lugares de la Ática son célebres; el tenmplo de Ceres Eleusina en Lessina; Megara, al Ponien­te de Eleusis, entre Atenas y Corinto; el monte Citéreo, que separa el Ática de la Beocia; Maraton, que no es mas que un miserable despoblado y otros muchos sitios, en fin, que pudiéramos citar, degradados solamen-

jueves, noviembre 01, 2007

Viage ilustrado (Pág. 101)

Diógenes
do de modelo admirable para el talento y el corazon.
Por espacio de cuatro siglos, esclava lánguida y despreciada de los hijos de Osman, La Grecia no dio señales de vida, pero levantándose despues sobre sus ruinas, y merced al valeroso martirio de sus klephtos y de sus corsarios, llegó por fin á conquistar su independencia, habiendo sido erigida en 1830 en monarquía hereditaria á favor de un príncipe de Baviera.
La Grecia actualmente forma un reino cuyas divisiones principales son la antigua Hellade, hoy Livadia, el Peloponeso, y el Archipiélago, sirviéndole las Termópilás y el Aspro—Potamos, de frontera, la cual termina en la embocadura de Sperchio.
El Hemo y el Parnaso han tomado de nuevo sus dulces nombres; Corintio, erguida sobre su roca, ofrece sus racimos tan conocidos; Argos tiene hermosos