miércoles, noviembre 21, 2007

Viage ilustrado (Pág. 116)

Vista del castillo de Johannisberg en el ducado de Nassau
sus ricos cultivos, sus numerosos ganados, y sobre las colinas que las rodean, las viñas de Menés, de Rupt y de Tokay, cuyos vinos hacen las delicias de las testas coronadas; despues la Transilvania, cuyos tres grandes valles, encajonados en los montes Karpathas encierra tres distintas razas; la Esclavonia, entre la Drave y la Save la Croacia que viene á terminar en los Alpes Julianos, pais medio salvage aun, pero cuyas vigorosas razas dan escelentes soldados; y la Dalmacia, en fin, que desciende hasta las orillas del Adriático.
Buda ú Ofen, á quien un puente sobre el Danubio de 450 metros reune á Pesth, y que segun se dice, debe su nombre á Buda, hermana de Atila, es la capital de la Hungría. Presbourg le arrebató en un tiempo este privilegio; pero José II ha devuelto á Buda la corona imperial y está ciudad ha vuelto á recobrar su antiguo rango. Situada sobre la plataforma de una montaña, ve estenderse á sus pies otra ciudad que el rio recorre. Ademas del palacio del virrey, debe el estrangero visitar en Pesth el museo nacional donde está la bella coleccion de manuscritos del consejero Keller, y todas las riquezas que encierran las galerías le Sankowiez. Buda y Pesth reunidas tienen cerca de 95.000 habitantes.
En el juramento solemne que prestaban los reyes de Hungria, prometian reunir á la corona todas las provincias, que despues de haber sido perdidas, fuesen reconquistadas o recobradas. Cuando en el désmembramiento de la Polonia, Maria Teresa reclamó en nombre de la Hungría los reinos de Gallitzia y de Lo­domesia, les dió, sin embargo, una administracion aparte.
Lemberg, capital de la Gallitzia es una grande y bella ciudad de cerca de 55,000 almas. Sus calles anchas y bien construidas, sus edificios de un estilo noble y elevado la distinguen de la mayor parte de las ciudades polacas, y recuerdan la emigracion de unos griegos que se refugiaron alli en el siglo XIII, y llevaron el gusto de las bellas artes. Todas las religio­nes de Europa tienen en esta ciudad representantes. «Aqui se ve vivir en la mejor armonía, dice un viagero, al arzobispo y al superintendente, al obispo griego, al pontífice armenio y al gran rabino. La sombra de José II parece proteger todavía este pais, y queda aun la misma libertad pública, la misma tole­rancia religiosa.»
En la parte de la Gallitzia que otras veces pertene­cia á la Alta Polonia viven juntos, aunque en constante hostilidad, dos poblaciones igualmente célebres en los cantos populares y en las tradiciones del pais: los mazurakos cuyo baile acompañado de rima es hoy conocido en todas las capitales, y los gorales, especie de montañeses, cuyas luchas con los habitantes de la llanura han sido el objeto de un sangriento drama. Siempre van armados de un hacha que arrojan á mas de cuarenta pasos, sin errar jamás el golpe, y nunca la abandonan ni aun en sus juegos y danzas. Estos va­lientes cazadores acabaron por estorbar á los mazurakos el paso de las gargantas de los Kárpathas; pero la firmeza del gobierno austriaco ha puesto fin á esta rivalidad y dado seguridades á los unos y á los otros.
Las salinas de Bochnia descubiertas en 1351 por Santa Cunegunda, princesa húngara, esposa de Boleslao V y sobre todo las de Wicliczka, abren á la Gallitzia una mina inagotable de riqueza, y son para el viagero el objeto de una curiosa escursion.

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