martes, noviembre 20, 2007

Viage ilustrado (Pág. 115)

son el Elba y el Moldaw. La Bohemia forma una grande hoya oval, rodeada de montañas cubiertas de bosques, que forman una especie de anfiteatro, y los rayos del sol, concentrándose en lo llano del pais, calientan el aire y lo hacen muy agradable, sano, puro y ligero; pero en las montañas es menos saludable el clima á causa del frio; las aguas son tambien aquí cristalinas y buenas. El terreno es generalmente fér­til en granos, frutas, pastos, azafran y plantas medicinales. El vino que se hace es muy malo, y es muy raro que la uva llegue á estado de madurez; pero en cambio hay escelente cerveza. Los rios y los estanques que hay en gran número, abundan mucho en pescado; los bosques están llenos de caza mayor y menor; en una palabra; este suelo no carece de nada necesario á la vida. Hay tambien minas de hierro, de cobre, de estaño, de plata, y aun de oro, cristal, ágatas, topacios y otras piedras preciosas; pero no son­tan duras ni tan brillantes como en Oriente. Tambien abunda mucho este pais en manantiales de aguas termales. Se han establecido ademas en muchos puntos paradas de monta donde se crian muy buenos caballos; y tienen mucha celebridad las fábricas de cristal, de paños, de lienzos, de papel, de espadas, de cuchillos y de loza.
Praga es la capital de la Bohemia. Es una gran ciudad de mas de tres millas de largo y mas de dos de ancho; pero su poblacion no corresponde á su estension: hay barrios donde se creería uno estar en una aldea. El número de habitantes asciende á 70,000, que viven en cerca de 5,000 casas. El puente que hay sobre el Moldaw tiene 224 metros de longitud, y está construido de anchas piedras labradas, y adornado á derecha é izquierda de estátuas de piedra. La ciudad carece de buenos edificios, y casi todos tienen un aspecto sucio. Pero la situacion de la ciudad es muy buena; el punto de vista que se disfruta desde el puente es magnifico. Las casas forman un anfiteatro muy vasto y de una grande altura; á la derecha se eleva la montaña por encima de las casas hasta el palacio imperial situado magestuosamente en la cima; á la izquierda está cubierta hasta la mitad de jardines y casas de recreo que hacen muy buen efecto, y forman por este lado otro anfiteatro de grande estension. Desde estos jardines se disfruta una soberbia vista por la parte opuesta de la ciudad. En medio del Moldaw, que es ancho, pero que casi siempre lleva muy poca agua, hay dos pequeñas islas llamadas la grande y pequeña Venecia, á donde van los habitantes á pasar muchos dias de campo.
Los bohemios que se dedican al estudio de las artes y las ciencias hacen grandes adelantos, pero no carecen de ingenio ni de industria. Es admirable la­ pasion que tienen por la música: en Praga hay muchas orquestas que igualan á las mejores de Paris en ­la brillantez de la ejecucion, y quizá les sobrepujan en la exactitud y en la armonía. En toda la Alemania se encuentran muchos tocadores de trompa y de harpa que la recorren, y como siempre vuelven á sus casas con mucho dinero, no hay músico alguno de este género que no salga á viajar.
En esta ciudad, como en Viena, hay muchos hombres de letras que se contentan con adornar sus habitaciones de bastos, medallas, grabados y retratos de los mas célebres sabios, pero que no piensan ni escriben nada ellos mismos: su título de hombres de letras les viene solamente de no pertenecer á ninguna corporacion; porque como dice Riesbeck, aqui, como en Viena, cualquiera que no tiene empleo civil ni militar, que ni es profesor, ni sacerdote, ni comerciante, ni obrero, ni criado, es reputado hombre de letras, haya estudiado ó no. Hay, sin embargo, entre ellos algunos hombres verdaderamente sabios.
Los judios forman una parte considerable de la poblacion, contándose hasta 9 ó 10,000 de ellos: tienen artistas y obreros de su religion, y viven en una parte de la ciudad que les está destinada, y que se llama la ciudad de los judíos. Para distinguirse de los cristianos tienen la costumbre de llevar en el brazo un pañuelo amarillo, y desmienten en general por su pobreza el comun proverbio. El célebre astrónomo danés Tycho—Brahé está enterrado en una de las iglesias de Praga.
Los bohemios son una raza de hombres estremadamente fuertes: son hermosos, bien formados, activos, y parecen descender de los croatas, uno de los mejores pueblos de Europa. Su cabeza es un poco gruesa, pero sus anchas espaldas y lo fornido de su cuerpo hacen esta desproporcion menos sensible. Estos son, sin duda, los mejores soldados que tiene el emperador; ellos soportan las fatigas de la guerra por mucho mas tiempo que los demas, y sufren tambien el hambre por un gran espacio de tiempo. Las leyes y costumbres del pais contribuyen mucho á hacerlos propios para la vida del soldado: los colonos viven en una pobreza que los preserva de la molicie y el lujo con mas eficacia que lo haria ninguna ley suntuaria, y por otra parte, el sistema disciplinario que allí domina, los acostumbra á una obediencia sin limites, que es la gran virtud militar de nuestros dias.
Las mugeres bohemias son tan bellas como los hombres, y su carácter tan alegre quizá como el de las francesas: la alegría es en efecto la marca distintiva de este pueblo; pero nada mas triste para el viagero que el espectáculo de esta bella raza de hombres cubiertos apenas de harapos en medio de llanuras las mas ricas.
Ellos aman, sin embargo, este pais donde encuen­tran una esclavitud tanto mas dura, cuanto que les viene de los alemanes á quienes odian. Aunque su in­clinacion los lleva á viajar, vuelven siempre al rincon de sus montañas. Se les encuentra en pequeñas caravanas, traficando en diferentes mercaderías, especialmente en manufacturas de cristal, y van hasta Italia é Inglaterra, y suelen hacer buenas ganancias. Mientras están en país estrangero, viven en comunidad co­mo hermanos, y tienen una confianza los unos en los otros tan exenta de malicia, que los hace pasar por un pueblo inculto, aunque en efecto no lo sea.
En la época en que, convidados al festin del Evangelio por una voz divina é interior, todos los pueblos del antiguo mundo salieron de su retiro para ir á Roma á contemplar la cruz nuevamente plantada sobre la ciudad eterna, una horda devastadora recorria la Europa bajo las órdenes de Atila. Los hunos ó húngaros que le acompañaban pertenecian á una raza medio turca y medio finesa: vencidos en Chalons por Actius y Meroveo, se retiraron hácia las riberas del Theis y del Danubio donde formaron establecimientos y de ellos tomó todo el pais el nombre de Hungría. Para estudiar la Hungría y sus alrededores seria menester recorrer los Karpathas con sus ricas minas de cobre, de plomo, de hierro, de azogue y de oro, las llanuras bañadas por el Theis con sus grandes lagos,

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