sábado, marzo 31, 2012

Viage ilustrado (Pág. 628)


se contentó con esto Octaviano César Augusto, pues elevó á la antigua Saldaba á la categoría de convento-jurídico, y cabeza de cincuenta y dos ciudades ó capitales de otras tantas repúblicas, y la concedió el derecho de acuñar moneda. Tan señaladas mercedes convirtieron bien pronto á la vieja y pobre ciudad celtíbera, en una de las poblaciones romano–hispanas de mas importancia, pues como dice Pomponio Mela: «César–Augusta es la ciudad mas célebre de la España Tarraconense.» También era César–Augusta lugar de término y de mansion de varios caminos ó vias militares que en ella se cruzaban. Según las mas antiguas y recibidas tradiciones, fué esta una de las primeras poblaciones del orbe que abrazaron la fé cristiana, atribuyéndose su conversion al apóstol Santiago, que ordenó por su primer obispo á San Atanasio. En 452 fué conquistada por Requiario, caudillo ó rey de los suevos, y en 466 pasó al dominio de Eurico, que lo era de los godos. En esta época se hizo célebre la iglesia de César–Augusta por la sabiduría de sus obispos, en especial los Valerios y San Braulio, que es una de las lumbreras de la iglesia goda. Tarik y Muza se apoderaron de esta ciudad, aunque les opuso una tenaz resistencia, y la impusieron un enorme tributo. Lejos de perder su antigua importancia con la dominación de los moros, la acrecentó, pues estos la hicieron cabeza ó capital de la provincia de Tarragona, y por su pronunciación particular la llamaron en vez de César–Augusta Sarcosta, de donde provino poco después Zaragoza. El walí de España, Ayub, residió en ella algún tiempo el año de 715. Samail se hizo dueño del waliato ó gobierno de Zaragoza, y de toda la parte oriental de la península en 745, y al pasar á Toledo dejo aquí un hijo suyo, el cual fué desposeído por Jusufen en 754. Abdel–rah–man, primer califa de Córdoba, puso por walí de Zaragoza al muy valiente Abd–el–melek, hijo de Omar, y este es el que en nuestras crónicas y romances de la edad media llaman Marsilio (1). El año 744 ocurrió en esta ciudad una sublevación con objeto de apartarse de la obediencia del califa cordobés, y reconocer otra vez la autoridad del de Oriente, que fué sofocada por Abd–el–melek, que degolló á los principales fautores. Tres años después el walí de Zaragoza, Soleiman el Arabí, intentando declararse emir de la España Oriental, buscó el auxilio del célebre Carlo–Magno. Acudió éste con un poderoso ejército en 778; pero arrepentido Soleiman ó temiendo que en vez de auxiliar, se convirtiese el emperador franco en opresor, le cerró las puertas de Zaragoza y no le permitió penetrar en su recinto. Carlo–Magno se vio precisado á retirarse, y á su paso por Roncesvalles sufrió la terrible derrota de que hemos hablado en la parte anterior. Husein–ben–Yahyah, capitaneando a los abdaritas que habitaban en las riberas del Ebro, quitó la vida á Soleiman, y se declaró independiente de Abdel–rahman, el que vino á sitiar á Zaragoza, y la que se resistió por dos años, entregándose por fin por capitulación en 780. Un moro, natural de Huesca, llamado Amrú, conocido por sus crueldades, fué nombrado walí de Zaragoza en 809, y ofreció vasallage á Carlo–Magno. Envió éste sus comisionados para tratar con Amrú, pero llegando á noticia de Abdel– rahman, se dirigió con presteza á esta ciudad y obligó al infiel gobernador á refugiarse en Huesca. Poco después fué nombrado para el waliato de Zaragoza un tal Muza, godo de origen, que figura notablemente en las historias de aquella época. Acusado de cohecho ante el califa, fué desposeído de su cargo, asi como su hijo Lopia, que era walí de Toledo; pero habiéndose puesto de acuerdo con los navarros y pamploneses se hicieron independientes contra el califa y casi todas las poblaciones que dependian de Toledo y Zaragoza siguieron su partido. Dió Muza una hija en matrimonio al famoso Iñigo Arista, fundador de la monarquía navarra, y á la cabeza de un lucido cuerpo de tropas hizo una entrada en Francia. Sostúvose independiente Zaragoza hasta 870, en que muerto Muza. y sitiada por el emir El–Mondhir, hubo de someterse. Al poco tiempo volvió á rebelarse tomando por caudillo á Ismael, hijo de Muza, mas éste fué hecho prisionero por su sobrino Abdala, hijo de Lopia, que entró triunfante en Zaragoza. No entregó, sin embargo, Addala esta ciudad al emir de Córdoba, como era de esperar, sino que dio libertad á Ismael, y poniéndose con él de acuerdo, quedó por dueño de Zaragoza, Salvatierra, San Esteban y Tudela. Duró este reino de los Muzas hasta 886, en que se apoderó de Zaragoza Kaleb, hijo de Hafsum, cuyos partidarios, la conservaron algunos años; pero en 918 se rindió al califa Abdel–rahman II.
Este se alojó en el Alcázar, donde residió por algunos dias Atadjibi, nuevo walí de Zaragoza, derrotó en 964 al rey de Navarra, don García Sanchez el Temblador, y al rey de Leon, Soleiman dio el waliato de Zaragoza, con la circunstancia de ser hereditario, al Mondhir, el cual se declaró rey independiente de esta ciudad en 1014. Tuvo seis sucesores en esta monarquía, hasta que en tiempo de Seif el Daulah, Alfonso I el Batallador, rey de Aragón, se apoderó de Zaragoza el año 1118, después de un trabajoso sitio. Alojóse el conquistador en el palacio de los monarcas moros, llamado de la Azuda, y dio en señorío la mayor parte de la ciudad á Gaston, conde de Bearne. Desde entonces fué mirada Zaragoza como capital y cabeza de Aragón, aunque algunas veces vemos la corte establecidas otras ciudades. Sin embargo, en esta se verificaban siempre las coronaciones de los reyes, y aqui residia el justicia mayor y su tribunal: se celebraban las Cortes del reino, etc., etc. Fernando I de Aragón y su esposa Isabel I de Castilla, visitaron esta ciudad en 1481. El año 1502 volvieron á Zaragoza ambos monarcas, y obtuvieron, no sin trabajo, que su hija Juana la Loca fuese jurada por heredera del reino de Aragón. Carlos V reunió Cortes en Zaragoza en 1518, y prestó en manos de Lanuza, que era el justicia, el juramento de guardar y respetar los fueros y franquicias del reino. Lo mismo verificó en 1563 su hijo Felipe II. Este fué el que dio el golpe de muerte á las antiguas libertades aragonesas con motivo del asilo que esta noble ciudad dio al famoso secretario Antonio Perez. Felipe envió contra Zaragoza un ejército á las órdenes de don Alonso de Vargas, y salió á su encuentro el joven justicia don Juan de Lanuza, que fué vencido y degollado en la plaza pública. Los reyes Felipe III y Felipe IV visitaron esta ciudad en 1599 y 1645. En este año se celebraron en ella Cortes para jurar por principe al infante don Baltasar Cárlos. En las desastrosa guerra de sucesión, Zaragoza, asi como casi todo el Aragón, tomó el par–


(1) Nombre formado sin duda de Omaris–filius, el hijo de Ornar, Marsilio figura mucho en la historia de Carlo–Magno, con el titulo que no tenia, de rey de Zaragoza.



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