lunes, febrero 04, 2008

Viage ilustrado (Pág. 162)

principados de Lippe—Detmold, de Lippe—Scbawem­bourg, de Waldeck, de Schwarzbourg—Rudolstadt, de Schwarzbourg—Sondershausen, de Reuss—Greitz, de Reuss—Schleitz, de Reuss—Loberstein Eversdorf, y de Reuss—Kostritz? no diremos mas, sino que deseamos mucha felicidad á sus habitantes, que verdaderamente la merecen por sus costumbres dulces, costumbres propiamente alemanas, y que sentimos, con perdon sea dicho, que tengan nombres tan revesados.
Los cuatro estados de la casa de Hesse, Hesse—Electoral, Hesse—Cassel, Gran Ducado de Hesse—Darmstadt y Landgraviado de Hesse—Hombourg, generalmente montañosos y escarpados, están habitados por una raza de hombres muy rudos y á propósito para hacer de ellos escelentes soldados. Cassel, capital de la Hesse—Electoral, es una ciudad bella; la parte mas nueva de ella tiene plazas, calles y edificios muy elegantes; la calle de Bella—vista tiene pocas que la igualen en Europa por el magnifico golpe de vista que presenta. Tambien son notables el castillo, la plaza de Federico con la estátua del landgrave Federico II, el museo, la iglesia católica, el teatro de la Opera y otros. Su industria consiste en manufacturas de indianas, algodones, tejidos de lana, loza, salitre, laton, escelentes sombreros, papeles pintados, café de achicorias, etc. El número de habitantes es de 20,000. Sus costumbres son reservadas y tristes, y se resienten del carácter severo de los príncipes de Hesse.
Cassel fué durante el imperio de Napoleon, la capital del reino de Westphalia. En la Hess—Darmstadt, Worms es una antigua ciudad, arruinada muchas veces y vuelta á edificar otras tantas. Maguncia es demasiado conocida por sus jamones para necesitar de otras glorias, aunque tambien disputa á Harlem y á Strasburgo la invencion de la imprenta. Lo cierto es que Guttenberg nació en esta ciudad en 1400; pero fué en Strasburgo en 1436 donde inventó el arte de reproducir el pensamiento hasta lo infinito.
Subiendo por el Mein encontramos la república de Francfort, cuyo nombre, que quiere decir vado ó paso de los francos, recuerda todavía que en el siglo V se reunieron en este sitio los francos para emprender la conquista de las Galias. Esta ciudad y la de Hamburgo son las únicas ciudades imperiales que han conservado todo su esplendor. El esterior de las casas es bello, y todo anuncia alli la opulencia, los muebles, los jardines, los trages. El número de habitantes ascenderá á 40,000. Como los caminos que se unen á las grandes carreteras de Alemania pasan por Francfort, todas las personas de distincion que van á tomar baños escogen por lo general esta ruta; por lo tanto se ve siempre un gran concurso de ricos estrangeros, y la apariencia de feria y el lujo que siempre reina forman un espectaculo verdaderamente curioso. En tiempo de esta feria hay teatro, conciertos y bailes públicos.
Los habitantes de Francfort son en general serios; pero esto no impide que su sociedad sea muy agradable. Se encuentran entre ellos literatos muy distinguidos y personas muy versadas, en las artes y en las ciencias. La inquisicion del clero luterano, que forma la Principal religion, perjudica mucho á la libertad del pensamiento y á los progresos de la industria. El número de judíos es muy considerable en esta ciudad, y, como en todas partes, se dedican á toda clase de comercio y habitan un barrio separado. Francfort, como Leipsick, es célebre por la gran feria, donde todos los años vienen los libreros de toda la Alemania á cambiar sus producciones y á surtirse mútuamente, no saldando sus cuentas hasta la feria siguiente. Francfort es la patria de Cárlos el Calvo y tambien de Goethe; pero su importancia verdadera es el ser la cabeza de la Confederacion Germánica.
Este nos parece el lugar mas á propósito de decir algunas palabras sobre la antigua constitucion política de Alemania. El emperador Maximiliano, abuelo de Cárlos V, habia dividido la Alemania en diez grandes círculos; pero á poco el círculo de Borgoña ó las diez y siete provincias unidas se separaron. Trescientos príncipes soberanos gobernaban con un poder mas ó menos absoluto las numerosas provincias y distritos de estos círculos. Ellos formaban entre si una confederacion en la que el emperador tenia el poder ejecutivo y la dieta el legislativo. La dieta se componia del emperador y de tres colegas, el de los electores, el de los príncipes y el de las ciudades imperiales. Los electores eran iguales á los reyes, segun dicen los publicistas alemanes. Despues de ellos venian los príncipes del imperio, eclesiásticos ó seglares, es decir, arzobispos, obispos, abades, archiduques, duques, condes, palatinos, margraves, landgraves, príncipes, burgraves y condes primicieros ó dignidades. Las ciudades libres ó imperiales componían el tercer estado. Despues de haber sido electiva la dignidad imperial, concluyó por declararse hereditaria en la casa de Austria. El poder del emperador estaba arreglado á la capitulacion que él á su eleccion señalaba. El podia dar títulos y conceder franquicias á las ciudades y á los pueblos; pero no podia levantar impuestos, declarar la guerra ni hacer la paz sin el consentimiento de la dieta. Cuando obtenia este consentimiento, cada príncipe estaba obligado á concurrir con su contingente de hombres y de dinero, segun el reparto hecho, aunque fuera de un partido diferente al de la dieta; pero esta obligacion vino a ser con el tiempo ilusoria, y los príncipes se resistian á cumplirla mas ó menos abiertamente, segun lo permitían su posicion y sus fuerzas. Si el emperador del santo romano imperio no hubiera sido mas que emperador, verdaderamente hubiera hecho un triste papel, y sus rentas imperiales apenas habrian llegado á 60,000 florines, y esta es una de las razones que hay para elegir siempre á un príncipe que sea ya poderoso por sus estados.
Es menester advertir que existia una diferencia muy grande entre las formas de gobierno adoptadas en estos diferentes estados. Desde luego los príncipes eclesiásticos eran elegidos por los cabildos de sus catedrales, y no tenian mas que un poder muy limitado. Los canónigos, que siempre eran nobles, gobernaban ordinariamente el país. Como los canónigos y el obispo no pensaban mas que en gozar de su dignidad temporal, era en estremo raro ver un pais eclesiástico bien gobernado. Con los abades y prebostes sucedía lo mismo en pequeño. Los príncipes seculares en gran parte se habian vuelto absolutos; sin embargo, la Prusia y aun el Austria tenian provincias donde los estados conservaban todavía una sombra de libertad, tales como la Bohemia, la Silesia y la Frisia. El landgrave de Hesse—Cassel era absoluto; los duques de Wurtemberg y de Mecklembourg estaban rodeados de estados que tenían la administracion de las rentas. En Baviera y en Sajonia los estados tenían un poder menos lato y sus votos eran siempre conformes á la voluntad del soberano. Algunas ciudades, como por ejemplo Hamburgo, tenían y aun tienen un gobierno bastante

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