domingo, febrero 03, 2008

Viage ilustrado (Pág. 161)

Vista de la ciudad y castillo de Werdemberg
buenos pastos, donde se crian numerosos rebaños, y sobre todo muy buenos caballos. De estos arenales y de estos prados salieron en el siglo IV aquellos feroces vánda1os, que despues de haber destrozado el centro del imperio romano, pasaron al Africa, é impusieron su dominacion á Cartago y á Hippona, donde entonces tenia su silla el gran obispo Agustin.
La casa reinante de Mecklemburgo es seguramente una de las mas antiguas de Europa; unos la hacen descender del mismo Gensérica, otros colocan su origen entre los reyes de los Wendes y Obotritas, razas slavas que se apoderaron del país despues de la emigracion de los vándalos. Muchos príncipes distinguidos han honrado esta casa por su bravura y por el acierto con que han administrado sus estados. En fin, hácia la mitad del siglo XVII los dos hijos de Adolfo Federico I, Federico y Adolfo Federico se dividieron la herencia de su padre y fundaron las casas actuales de Mecklernbourg—Schwerin y Mecklembourg—Strelitz. Aunque cada uno de estos grandes duques tiene su córte y su reino por separado, la antigua constitucion feudal de Mecklemburgo ha conservado su ciudad; no hay para los dos duques mas que una sola asamblea de estado, mas que una córte suprema de apelacion establecida en Prachin, y toda la nobleza forma un solo consejo designado con el nombre de antigua union del pais, que confecciona las leyes y los decretos á uno y otro soberano.
Neustrelitz, capital del ducado de este nombre, nada ofrece de notable mas que la regularidad de sus calles; Schwerin, cabeza el otro ducado, no es ni menos regular ni menos bella. El palacio ducal contiene una hermosa galería de cuadros y una curiosa coleccion de antigüedades slavas. En cuanto á la ciudad que da su nombre á todo el pais, la antigua capital del reino de los obatritas, Mecklemburgo, no es hoy mas que una villa de 600 almas y cabeza de un pequeño bailío.
Ahora vamos á hacer una ligera reseña de estos pequeños estados de la Alemania Central, que enclavados los unos en los otros, se ramifican en divisiones, reconocidas sin duda por los príncipes que los gobiernan, pero muy poco por el viagero que a cada milla alemana puede preguntar «¿en qué reino estoy ahora?»
Entre el Hanover y la Prusia se estiende pintoresco y sinuoso el gran ducado de Brunswik. Su capital, Brunswik, muestra á los curiosos un leon de bronce fundido en el siglo XII por Enrique el Leon, y las estátuas de bronce tambien erigidas á los dos príncipes de esta casa que murieron, uno en 1806 en Averstadt y el otro en 1815 en Quatre—Bras. En esta ciudad se inventó en 1534 el torno de hilar, y á fines del último siglo el café de achicoria, invencion que agrada poco á los aficionados.
Si la casa de Brunswik desciende de Azo, primer marqués de Este, en Italia, muerta hácia el fin del siglo X, la casa de Anhalt se gloría de descender de Witikind el Grande. Un historiador aleman, Limnæo, no ha vacilado en hacer remontar su orígen hasta Ascano, víznieto de Noé. He aqui una nobleza rancia, y es sensible que esta antigua familia no haya conservado los retratos de sus antepasados, lo cual seria una curiosa coleccion de costumbres.
Los tres ducados de Anhalt, enclavados en el territorio prusiano, no tienen de interesante mas que sus tres capitales Dessau, Bernbourg y Cæthen.
¿Qué diremos del ducado de Nassau, sino que ha surtido de reyes á la Holanda? ¿Qué diremos de los

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