poder para arrastrar á los pintores alemanes por mejor senda.
Habia tocado á su fin el siglo XVIII. La literatura nacional, que como el arte, se habia perdido en medio de las turbulencias del aniquilamiento de la Alemania, y bajo el peso de la influencia estrangera, acababa de despertar despues de un largo y penoso letargo. La fiosofia, la poesía y la critica, cuyas obras se multiplicaban sin cesar, dieron al talento un nuevo giro; el arte esperimentó tambien las consecuencias de esta generosa influencia. A pesar de esto, en la carencia inevitable de toda teoría literaria aplicada al arte de la forma, este se encontró aun mas empeñado en un camino falso, que no conduciéndole mas que á la imitacion esclusiva y servil de las obras nacionales, es decir, de las obras de la edad media, le hizo retrogradar basta la insuficencia de los medios de ejecucion, hasta el estilo seco y pobre de las épocas anteriores. La antigüedad y su forma tan sencilla y tan pura, fueron desdeñosamente repudiadas; las obras de la edad media, donde los alemanes vejan el ideal de su gloria, fueron los únicos modelos que se imitaron. El espíritu católico puro fué aun mas allá, con todo su carácter ascético y esclusivo. Los escritos de Guillermo Schlegel, los de Wackenroder, la coleccion de los antiguos maestros alemanes formada por los hermanos Boisserées, y finalmente la resistencia que oponía entonces la Alemania á la Francia, apresuraron aquella retrogradacion hácia el arte gótico. Pero el espíritu no podia retroceder asi por largo tiempo, y dejarse encerrar en el círculo limitado de una época de que le separaban el trabajo y la esperiencia de tres siglos. La filosofía llevó á la exaltacion poética y católica; ayudada por la filosofía, que presentaba á la antigüedad bajo un aspecto verdadero y nuevo, imprimió una nueva direccion á la literatura y á las bellas artes. Abandonóse la imitacion servil de los tiempos anteriores, pero habia servido para hacerlos conocer y estudiar; y en adelante llegó á ser objeto del estudio de los artistas la verdad de carácter, y la espresion bien sentida de cada personage ó asunto,
Dos grandes pintores de la escuela contemporánea. Cornelio y Obesveck, se han hecho gefes de la escuela que se propone este objeto; el primero adoptando el sistema en su totalidad, sin restriccion alguna; el segundo, con menos abandono, guiado por su individualidad, hasta aproximarse al estilo gótico perfeccionándole. Estos dos pintores son tambien los que han hecho revivir la gran pintura monumental, la pintura al fresco, completamente olvidada hacia mucho tiempo. Los ensayos ve mancomunadamente hicieron en Roma, los continuó Cornelio en Alemania en el adorno de la Gliptoteca de Munich y en el de la iglesia de San Luis de la misma ciudad. Despues de estos dos pintores y en la senda que ellos han trazado, se adelantan Schadow, Veit, Koch, Reinthardt, Schnoor, autor de los grandes frescos sacados del poema de los Nibelungen, ejecutados en el palacio real de Munich; luego un gran número de pintores mas jóvenes, como Anschutz, Forster, Goetzenberger, Stilke, Sturmer, Hermann y Hubuer: Zimmerman, Eberle, Hess, Bacher, Kanlbach, Neureuther, Schlottaner y otros. Todos estos artistas desplegan en sus pinturas al fresco de los palacios é iglesias de Berlin y de Munich, una inspiracion y un talento de composicion que les conquistarán un lugar distinguido en la historia del arte, á pesar de su inferioridad comparativa respecto al colorido y la reproduccion de las formas; defectos que han tomado de sus maestros y de su escuela demasiado espiritualista, y que parece quieren criticar algunos nuevos pintores, como Bendemann, Lessing, é Hiltebrandt, en sus cuadros al óleo; en tanto que Amsler, Kruger, Bartb y Buschweyh han regenerado el grabado y se esfuerzan en resucitar los buenos tiempos de Marco Antonio.
Tambien es necesario buscar en los trabajos de los monges el origen de la escultura en Alemania. Los adornos y las figuras que grababan, cincelaban ó esculpian en los vasos sagrados, las cubiertas de marfil de los manuscritos, las cajas de las reliquias, los cuadros y los frontispicios de los alfares, fueron los primeros ensayos en este arte. La esplotacion de las minas de Harz, emprendida por los Otones, llenó la Alemania de metales comunes y preciosos, con lo cual se multiplicaron las obras de platería, y adquirieron los alemanes una repulacion que se estendió por el estrangero. Esta misma abundancia de metales hizo nacer la fundicion, y la Alemania alcanzó un renombre universal en este nuevo ramo del arte. En los siglos IX y X se habla de columnas, puertas y estátuas fundidas en bronce; estas últimas no debian ser mas que toscos bosquejos. Los progresos de la escultura en grande no podian obrarse sino muy lentamente en un pais que no tenia ninguna señal de civilizacion anterior, ningun modelo que seguir, donde se veia el arte reducido á desarrollarse por si mismo, sin apoyarse en la esperiencia de lo pasado, sin tomarlo por guia en la ejecucion material y en la manera de concebir y de esplicar las ideas.
La escultura permaneció, pues, casi estacionaria durante los primeros siglos de la edad media. Pero habiendo hermanado mas que nunca á Italia y Alemania el reinado de los emperadores de la casa de Suabia, se obró entonces una especie de fusion entre el arte aleman y el itálico. Viéronse artistas alemanes en Pisa, en Asis, donde construyeron la torre y la iglesia de San Francisco, en Milan, en Orvietto, donde trabajaron en las esculturas de la catedral con Nicolás de Pisa; y preciso es que fuese muy grande su mérito cuando Vassari, que cita este hecho, añade para hacer el elogio de Nicolás. No solamente (en esta obra del Juicio final) aventajó á los alemanes que allí trabajaban, sino que llegó á escederse á sí mismo. Hablando en otra parte de los notables progresos de la escultura en el siglo XIII, los atribuye a Andrés, Juan de Pisa, Agustin, Agnolo de Siena, y á los artistas alemanes, que construyeron la fachada de la catedral de Orvietto (1). Debemos decir aqui que segun Vassari, todos estos artistas se inspiraron en las obras del Giotto y salieron de su escuela. Un maestro de Colonia trabajó tambien en Florencia, y sus esculturas, que han desaparecido como su nombre, escitaron la admiracion del mismo Ghiberti (2).
Pero si la Italia se enriquecia con las obras de los alemanes que atraia y cuyo genio desarrollaba con su influencia, en cambio arrastraba á la Alemania, y principalmente á la Alemania Meridional, en su marcha progresiva. El foco, pues, de la cultura de las artes, se estableció en las provincias del Mediodía, y especialmente en la Suabia. La escultura hizo alli rápidos progresos, que dejaron muy atrás los ensayos
(1) Vassari: Proemio, t. II, pág. 9, edicion de 1822.
(2) Cicognara: Historia de la escultura, t. I. pág. 368.
Habia tocado á su fin el siglo XVIII. La literatura nacional, que como el arte, se habia perdido en medio de las turbulencias del aniquilamiento de la Alemania, y bajo el peso de la influencia estrangera, acababa de despertar despues de un largo y penoso letargo. La fiosofia, la poesía y la critica, cuyas obras se multiplicaban sin cesar, dieron al talento un nuevo giro; el arte esperimentó tambien las consecuencias de esta generosa influencia. A pesar de esto, en la carencia inevitable de toda teoría literaria aplicada al arte de la forma, este se encontró aun mas empeñado en un camino falso, que no conduciéndole mas que á la imitacion esclusiva y servil de las obras nacionales, es decir, de las obras de la edad media, le hizo retrogradar basta la insuficencia de los medios de ejecucion, hasta el estilo seco y pobre de las épocas anteriores. La antigüedad y su forma tan sencilla y tan pura, fueron desdeñosamente repudiadas; las obras de la edad media, donde los alemanes vejan el ideal de su gloria, fueron los únicos modelos que se imitaron. El espíritu católico puro fué aun mas allá, con todo su carácter ascético y esclusivo. Los escritos de Guillermo Schlegel, los de Wackenroder, la coleccion de los antiguos maestros alemanes formada por los hermanos Boisserées, y finalmente la resistencia que oponía entonces la Alemania á la Francia, apresuraron aquella retrogradacion hácia el arte gótico. Pero el espíritu no podia retroceder asi por largo tiempo, y dejarse encerrar en el círculo limitado de una época de que le separaban el trabajo y la esperiencia de tres siglos. La filosofía llevó á la exaltacion poética y católica; ayudada por la filosofía, que presentaba á la antigüedad bajo un aspecto verdadero y nuevo, imprimió una nueva direccion á la literatura y á las bellas artes. Abandonóse la imitacion servil de los tiempos anteriores, pero habia servido para hacerlos conocer y estudiar; y en adelante llegó á ser objeto del estudio de los artistas la verdad de carácter, y la espresion bien sentida de cada personage ó asunto,
Dos grandes pintores de la escuela contemporánea. Cornelio y Obesveck, se han hecho gefes de la escuela que se propone este objeto; el primero adoptando el sistema en su totalidad, sin restriccion alguna; el segundo, con menos abandono, guiado por su individualidad, hasta aproximarse al estilo gótico perfeccionándole. Estos dos pintores son tambien los que han hecho revivir la gran pintura monumental, la pintura al fresco, completamente olvidada hacia mucho tiempo. Los ensayos ve mancomunadamente hicieron en Roma, los continuó Cornelio en Alemania en el adorno de la Gliptoteca de Munich y en el de la iglesia de San Luis de la misma ciudad. Despues de estos dos pintores y en la senda que ellos han trazado, se adelantan Schadow, Veit, Koch, Reinthardt, Schnoor, autor de los grandes frescos sacados del poema de los Nibelungen, ejecutados en el palacio real de Munich; luego un gran número de pintores mas jóvenes, como Anschutz, Forster, Goetzenberger, Stilke, Sturmer, Hermann y Hubuer: Zimmerman, Eberle, Hess, Bacher, Kanlbach, Neureuther, Schlottaner y otros. Todos estos artistas desplegan en sus pinturas al fresco de los palacios é iglesias de Berlin y de Munich, una inspiracion y un talento de composicion que les conquistarán un lugar distinguido en la historia del arte, á pesar de su inferioridad comparativa respecto al colorido y la reproduccion de las formas; defectos que han tomado de sus maestros y de su escuela demasiado espiritualista, y que parece quieren criticar algunos nuevos pintores, como Bendemann, Lessing, é Hiltebrandt, en sus cuadros al óleo; en tanto que Amsler, Kruger, Bartb y Buschweyh han regenerado el grabado y se esfuerzan en resucitar los buenos tiempos de Marco Antonio.
Tambien es necesario buscar en los trabajos de los monges el origen de la escultura en Alemania. Los adornos y las figuras que grababan, cincelaban ó esculpian en los vasos sagrados, las cubiertas de marfil de los manuscritos, las cajas de las reliquias, los cuadros y los frontispicios de los alfares, fueron los primeros ensayos en este arte. La esplotacion de las minas de Harz, emprendida por los Otones, llenó la Alemania de metales comunes y preciosos, con lo cual se multiplicaron las obras de platería, y adquirieron los alemanes una repulacion que se estendió por el estrangero. Esta misma abundancia de metales hizo nacer la fundicion, y la Alemania alcanzó un renombre universal en este nuevo ramo del arte. En los siglos IX y X se habla de columnas, puertas y estátuas fundidas en bronce; estas últimas no debian ser mas que toscos bosquejos. Los progresos de la escultura en grande no podian obrarse sino muy lentamente en un pais que no tenia ninguna señal de civilizacion anterior, ningun modelo que seguir, donde se veia el arte reducido á desarrollarse por si mismo, sin apoyarse en la esperiencia de lo pasado, sin tomarlo por guia en la ejecucion material y en la manera de concebir y de esplicar las ideas.
La escultura permaneció, pues, casi estacionaria durante los primeros siglos de la edad media. Pero habiendo hermanado mas que nunca á Italia y Alemania el reinado de los emperadores de la casa de Suabia, se obró entonces una especie de fusion entre el arte aleman y el itálico. Viéronse artistas alemanes en Pisa, en Asis, donde construyeron la torre y la iglesia de San Francisco, en Milan, en Orvietto, donde trabajaron en las esculturas de la catedral con Nicolás de Pisa; y preciso es que fuese muy grande su mérito cuando Vassari, que cita este hecho, añade para hacer el elogio de Nicolás. No solamente (en esta obra del Juicio final) aventajó á los alemanes que allí trabajaban, sino que llegó á escederse á sí mismo. Hablando en otra parte de los notables progresos de la escultura en el siglo XIII, los atribuye a Andrés, Juan de Pisa, Agustin, Agnolo de Siena, y á los artistas alemanes, que construyeron la fachada de la catedral de Orvietto (1). Debemos decir aqui que segun Vassari, todos estos artistas se inspiraron en las obras del Giotto y salieron de su escuela. Un maestro de Colonia trabajó tambien en Florencia, y sus esculturas, que han desaparecido como su nombre, escitaron la admiracion del mismo Ghiberti (2).
Pero si la Italia se enriquecia con las obras de los alemanes que atraia y cuyo genio desarrollaba con su influencia, en cambio arrastraba á la Alemania, y principalmente á la Alemania Meridional, en su marcha progresiva. El foco, pues, de la cultura de las artes, se estableció en las provincias del Mediodía, y especialmente en la Suabia. La escultura hizo alli rápidos progresos, que dejaron muy atrás los ensayos
(1) Vassari: Proemio, t. II, pág. 9, edicion de 1822.
(2) Cicognara: Historia de la escultura, t. I. pág. 368.
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