miércoles, enero 09, 2008

Viage ilustrado (Pág. 136)

falta de tendencia ésclusiva, es ese espíritu de conciliacion y de rectificacion de que acabamos de hablar, en una palabra, es esa universalidad, cuyo mas bello modelo está personificado en Goethe.
La historia de la literatura alemana se divide ordinariamente en siete períodos, á saber:
1.º Periodo gótico desde los tiempos mas remotos hasta Carlo—Magno (768).
2.º Período franco, desde Carlo—Magno hasta el advenimiento de los Hohenstaufen (768—1137).
3.º Período eslavo (ó de los Minnesaenger), desde los Hohenstaufen hasta el origen de las universidades alemanas (1137—1316).
4.º Período rhenano (ó de los Meistersaenger) desde el origen de las universidades hasta la reforma (1316—152 3).
5.º Período sajon, desde la escuela de Lutero hasta la de Opitz (1523—1625).
6.º Período silesio y suizo, desde la escuela de Opitz hasta la de Klopstock (1625—1760).
7.º Período nacional, desde Klopstock hasta nuestros dias (1760—1810).
I Período (360—768). Es evidente, y asi lo confirma el testimonio de los autores griegos y latinos, que la lucha tan larga como dramática que tuvo lugar entre los germanos y los romanos, debió ser un hecho tan fecundo en inspiraciones como el primer choque entre el Asia y la Grecia en las llanuras de Troya. No pudieron faltar Homeros á los Aquiles y Hectores del Septentrion; desgraciadamente no han llegado hasta nosotros sus cantos, ó han sufrido tales modificaciones, que es imposible restablecer su fisonomía primitiva. El documento mas antiguo é importante que poseemos es la Biblia, traducida del griego al gótico por Ulfilas (Wulfila), obispo de los godos (360) á quien se puede mirar tambien como inventor de la escritura alemana (1).—Los siglos VI, VII y VIII solo nos legaron escritos teológicos de muy poca importancia científica; solo citaremos la traduccion del tratado de Nativitate Jesu, del sabio Isidoro, arzobispo de Sevilla (600—636), traduccion hecha probablemente por un franco del siglo VII, y cuyo manuscrito se conserva en la Biblioteca Real de Paris.
II Período (768—1137). Carlo—Magno (768—814) despues de haber reunido todos los pueblos de raza germánica, procuró destruir la aversion á las ciencias, aversion que estaba entonces profundamente arraigada. Llamó á su córte á los sabios mas eminentes de la época, fundó sociedades y escuelas, arregló los nombres de los vientos y los meses, hizo por sí mismo el ensayo de una gramatica alemana, y reunió los cantos nacionales (2). De esta preciosa coleccion solo ha llegado á nosotros un fragmento épico, el Canto de Hildebrando y de Hadubrando, que nos hace lamentar doblemente tan irreparable pérdida. En el reinado de Carlo—Magno fué cuando brillaron, Alcuino por su basta erudicion, Theodulfo como poeta y teólogo, Warnefriedo como historiador, y Eginhardo, que nos dejó la historia del gran emperador.
Los sucesores de este príncipe no lo fueron de su genio creador, y la nacion comenzaba ya á caer nuevamente en la ignorancia, cuando salvó la nacionalidad alemana próxima á desaparecer, la division del reino de los francos entre los tres hijos de Luis el Piadoso (843) Nithardo, que refirió los sucesos de aquella época, nos ha conservado un curioso resumen de la lengua de la misma, en los juramentos que Luis el Germánico y sus pueblos se hacian mútuamente.
Raban Mauro, arzobispo de Maguncia, que murió en 816, escribió un glosario aleman y contribuyó poderosamente á disipar las tinieblas de la ignorancia con la ayuda de sus amigos ó discípulos, Haimon, Walafriedo, Strabon y Otfriedo. Este último publicó en 870 una Armonía de los Evangelios en cinco libros y en versos rimados; un desconocido tradujo del griego, ó mas bien del latin de Victor de Capua la de Taciano de Mesopotamia, en doscientos cincuenta y cuatro capítulos. Otra conocida por el título de Heljand, data del tiempo de Luis el Piadoso, y sus versos están rimados por aliteracion. Este periodo produjo ademas un canto de victoria, cuyo autor se ignora, que tiene por asunto la derrota de los normandos, por Luis III, en 881; dos traducciones de los salmos, una de ellas debida á Notker, y que se distingue por cualidades muy notables; un himno en honor de Hannon, arzobispo de Colonia, y una paráfrasis del Cantar de los Cantares, por Willeram.
III Período (1137—1346). Uno de los períodos mas notables de la historia de la literatura alemana es el reinado de los Hohenstaufen (1138—1268) Las cruzadas exaltaron el entusiasmo religioso de la nacion, las relaciones casi continuas de los alemanes con los italianos, los normandos, los provenzales y los franceses, asi como con los griegos y los árabes, estendieron el círculo de sus ideas, enriquecieron su imaginacion y purificaron su gusto. El espíritu caballeresco y galante, desarrollado en Provenza por los Berenger, fué acogido y propagado en Alemania por los Hohenstaufen, entre los cuales hubo muchos que sobresalieron en la gaya ciencia y cantaron en los idiomas suabo y provenzal. Asi se formaron los minnesaenger (cantores de amor) que se sirvíeron todos ellos del dialecto suabo.
Las poesías de esta época se dividen en tres clases: primera, las que correspenden á las epopeyas escandinavas; segunda, las que están tomadas de la poesía romana, y tercera, aquellas que por su origen y fisonomía son esencialmente alemanas.
La primera clase es principalmente épica; comprende los Nibelungen y el Libro de los héroes (Heldenbuch) ó cuenta las aventuras del rey Ottnit, de Dietroch, de Bern y de otros caballeros.
La segunda clase comprende los poemas relativos á la tradicion del San—Gral: Parcival, Titurel y algunos otros, por Wolfram de Eschenbach, y Lohengrin, cuyo autor se ignora; luego los que se refieren al rey Arturo y á la Mesa redonda; Wigalois por Grafenberg; Iwein, por Hartmann; Tristan é Isolda, por Gottfried de Estraburgo, y Wigamur, de autor desconocido.
La tercera clase contiene el poema de Rolando, ó de la batalla de Roncesvalles, por Conrado; Flora y Blanca—flor, por Conrado Heck; Erneit, por Enrique de Veldeck. Debemos tambien hacer mencion de la mayor parte de las poesías líricas de los minnesaenger, entre los cuales son los mas célebres, Enrique

(1) La mejor edicion que hay de la version de Ulfilas es la publicada por Mres. de Gabelentz y J. J. Lœhe, bajo el titulo de: Ulfilas, Veteris, et Novi Testamenti versionis Gótica fragmenta quœ supersunt, Altemburgo y Leipsick. 1836, en 4.º
(2) «Item barbara et antiquissima carmina, quibus veterum regun actus et bella canebantur scripsit memoriœque mandavit.» dice Eginhard.

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