El grupo suabo, que tiene mas ó menos afinidad con Ulhand, comprende á Schwab, Kerner, Zimmermann, el conde Alejandro de Wurtemberg y G. Pfizer. El grupo austriaco se compone de Seidl, Egon Evert, Zedlitz, Auersperg y Lenau; el de la Alemania del Norte, de Chamisso, Heine, Eichendorf, Gaudy, Ferrand, Kïgler, Stiecflitz, Maltitz, Margraff, Sallet, Gruppe, Simrock, Wackernagel y Freiligrath.
Habel, Holtei, Kobell, Grubel, Stoeber, Usteri y otros han publicado escelentes poesías en varios dialectos.
En la novela se han distinguido Th. Mügge, Spindler, Steffens, Rellslab, Wachsmann, Enriqueta Hankev, Fanny Farnow, Amelia Schopp, A. Lewald, Storch, Hauff y otros. Los escritores cuyas novelas tienen una tendencia mas elevada, ademas de llenar su objeto de entretener al público, son: Wagner, Tieck, Auerbach, Bührlen, W. Alexis, Immermann y los partidarios de la jóven Alemania. Las novelas de sociedad de la condesa Hahn—Hahn y del baron de Sternberg son notables por su elegancia.
Aunque muy rica en este período, la poesía dramática alemana nos ofrece muchas aberraciones: Lessing con su Sara Sampson hizo nacer la comedia sentimental, á la que Goethe pagó su tributo con Clavijo y Estela; últimamente, su Goetz de Berlichingen fué una vigorosa protesta contra este género bastardo; pero las primeras obras de Schiller, los Bandidos, Fiesco, Cábala y amor, ejercieron todavía una gran influencia. Gotter, Gemmingen y Babo se lanzaron en pos de él, y cuando en seguida hubo publicado Goethe Ifigenia, Edmundo y el Tasso, y Schiller hizo representar su Don Cárlos, Wallenstein, María Estuardo, etc., estaba ya creado en Alemania el arte dramático. Z. Werner, H. de Kleist, Æhlerischlaeger y Koerner entraron en esta nueva carrera y escribieron una porcion de dramas muy notables. La escuela romántica, que queria tener su parte en aquellos laureles, produjo una multitud de piezas, agradables para leídas, pero imposibles de poner en escena; De este numero fueron los dramas de Tieck, Fouqué, Eichendorff y el Fausto de Goethe. En cambio, A. de Kotzebue poseia en alto grado la inteligencia escénica; pero sus piezas carecian de una tendencia filosófica ó poética. Iffland se dedicó demasiado á las escenas familiares.
Cuanto mas, nos aproximamos al tiempo en que vivimos, mas se aumenta el número de los autores dramáticos y de sus obras, sin que pueda decirse, sin embargo, que la literatura alemana haya sido verdaderamente enriquecida. Z. Werner habia alcanzado con su drama terrorífico, El 24 de febrero, un éxito de que procuraron participar Müllner y Grillparzer. La aficion á lo horrible y patético se apoderó á un mismo tiempo de la escena alemana. Ulhand procuró en vano oponerse á esta tendencia; el conocimiento que tenia de la escena no era suficiente para oponer un dique capaz de contener, aquel desbordamiento general. A pesar de esto, Auffemberg alcanzó un exito merecido en la Alemania Meridional, y Raupach en la Alemania del Norte. Desgraciadamente el último esplotó sus tiempos de una manera indigna de un poeta, inundando en seguida los teatros de producciones fabricadas á destajo. Schenk Uchtritz y Miguel Beer, hermano del célebre compositor Meyer Beer, escribieron igualmente piezas estimadas.
Desde la muerte de Kotzebue languideció la comedia á pesar de los esfuerzos muchas veces felices de Contessa, H. Kleist, Mad. de Weíssenthurn, Steigentesch, Holtey, Kind , Mahlmann y Deinhardstein. La mayor parte de los demas autores han imitado comedias francesas.
La historia, estudiada con perseverancia y tratada con talento en Alemania, ha producido obras justamente célebres; entre otras citaremos la Historia de Osnabruck por F. Moeser; la Guerra de Treinta Años; la Revolucion de los Paises Bajos, por Schiller; la Filosofía de la historia, por Herder; la Historia de la Confederacion Helvetica , por Juan de Müller y las obras de Remer, Lichorn, Posselt, Schlosser, Poelitz, Rottick, Leo, Niebuhr, Heeren, Menzel, Luden, Raumer, Hormayr, Ranke, Wachtsmuth, Pfister y Manso que gozan de una reputacion europea.
Una palabra mas acerca de las traducciones. A consecuencia de su gran flexibilidad, la lengua alemana suministra al genio del poeta los medios mas adecuados de espresarse y los recursos mas preciosos; así es que las traducciones alemanas tienen una verdad y una belleza tan notables, que no podemos dispensarnos de mencionar algunas de ellas; las mas célebres son: las Obras de Shakespeare, traducidas por A. W. de Schlegel y Tieck y continuadas por F. Kaufmann, la mayor parte de los autores clásicos antiguos, por Voss; Luciano, por Wieland; Ciceron por Garlee; Calderon por A. W. de Schlegel; el Tasso, por J. D. Gries; el Dante, por Streckfuss; y diferentes poemas sanscritos, por Ruckert.
Réstanos considerar á la Alemania artísticamente
Hablando de los germanos nos da Tacito entre otras noticias las siguientes: «No encierran sus dioses entre murallas, no les representan segun la semejanza humana, y los adoran en los bosques y en las florestas; tienen imágenes y signos que sacan de estos bosques sagrados y llevan siempre en los combates; no construyen sus moradas con piedras talladas ni con tejas, sino con masas informes y sin belleza; cubren algunos parages de sus habitaciones de una tierra pura y brillante, cuyas líneas imitan la pintura, y tambien pintan sus broqueles de colores escogidos; por último, queman los muertos, y cubren sus tumbas con un otero de césped (1).» De modo que segun Tácito, los germanos no tenían ni templos ni monumentos funerarios; no conocian otra escultura que las imágenes y signos de combate, ni otra pintura que algunos baños o capas de tierra. No conocian, pues, las artes, ó por lo menos, las artes no existian entre ellos mas que en el estado de gérmenes informes. En la época en que escribía Tácito, los germanos no podian ser otra cosa, eran entonces pueblos bárbaros, casi salvages, que vivían un poco de la agricultura y mucho de la caza, abandonando fácilmente la region que habitaban para ir en busca de otra mas fértil. Sus ideas estaban aun muy poco desarrolladas para revestir un cuerpo, para espresarse por medio de formas combinadas con órden y reflexion, y que hubiesen podido servir de medio á una manifestacion del pensamiento. Sin embargo, á despecho de las aserciones de Tácito, se hallan en Alemania lo mismo que en Bretaña, en lo Inglaterra lo mismo que en Suecia, monumentos funerarios llamados hiinembetteu, lechos de muertos ó de héroes (dolmens.) Consisten estos monumentos en unos peñascos mas ó menos elevados, colocados en el suelo, que sostienen
(1) Germania, passim.
Habel, Holtei, Kobell, Grubel, Stoeber, Usteri y otros han publicado escelentes poesías en varios dialectos.
En la novela se han distinguido Th. Mügge, Spindler, Steffens, Rellslab, Wachsmann, Enriqueta Hankev, Fanny Farnow, Amelia Schopp, A. Lewald, Storch, Hauff y otros. Los escritores cuyas novelas tienen una tendencia mas elevada, ademas de llenar su objeto de entretener al público, son: Wagner, Tieck, Auerbach, Bührlen, W. Alexis, Immermann y los partidarios de la jóven Alemania. Las novelas de sociedad de la condesa Hahn—Hahn y del baron de Sternberg son notables por su elegancia.
Aunque muy rica en este período, la poesía dramática alemana nos ofrece muchas aberraciones: Lessing con su Sara Sampson hizo nacer la comedia sentimental, á la que Goethe pagó su tributo con Clavijo y Estela; últimamente, su Goetz de Berlichingen fué una vigorosa protesta contra este género bastardo; pero las primeras obras de Schiller, los Bandidos, Fiesco, Cábala y amor, ejercieron todavía una gran influencia. Gotter, Gemmingen y Babo se lanzaron en pos de él, y cuando en seguida hubo publicado Goethe Ifigenia, Edmundo y el Tasso, y Schiller hizo representar su Don Cárlos, Wallenstein, María Estuardo, etc., estaba ya creado en Alemania el arte dramático. Z. Werner, H. de Kleist, Æhlerischlaeger y Koerner entraron en esta nueva carrera y escribieron una porcion de dramas muy notables. La escuela romántica, que queria tener su parte en aquellos laureles, produjo una multitud de piezas, agradables para leídas, pero imposibles de poner en escena; De este numero fueron los dramas de Tieck, Fouqué, Eichendorff y el Fausto de Goethe. En cambio, A. de Kotzebue poseia en alto grado la inteligencia escénica; pero sus piezas carecian de una tendencia filosófica ó poética. Iffland se dedicó demasiado á las escenas familiares.
Cuanto mas, nos aproximamos al tiempo en que vivimos, mas se aumenta el número de los autores dramáticos y de sus obras, sin que pueda decirse, sin embargo, que la literatura alemana haya sido verdaderamente enriquecida. Z. Werner habia alcanzado con su drama terrorífico, El 24 de febrero, un éxito de que procuraron participar Müllner y Grillparzer. La aficion á lo horrible y patético se apoderó á un mismo tiempo de la escena alemana. Ulhand procuró en vano oponerse á esta tendencia; el conocimiento que tenia de la escena no era suficiente para oponer un dique capaz de contener, aquel desbordamiento general. A pesar de esto, Auffemberg alcanzó un exito merecido en la Alemania Meridional, y Raupach en la Alemania del Norte. Desgraciadamente el último esplotó sus tiempos de una manera indigna de un poeta, inundando en seguida los teatros de producciones fabricadas á destajo. Schenk Uchtritz y Miguel Beer, hermano del célebre compositor Meyer Beer, escribieron igualmente piezas estimadas.
Desde la muerte de Kotzebue languideció la comedia á pesar de los esfuerzos muchas veces felices de Contessa, H. Kleist, Mad. de Weíssenthurn, Steigentesch, Holtey, Kind , Mahlmann y Deinhardstein. La mayor parte de los demas autores han imitado comedias francesas.
La historia, estudiada con perseverancia y tratada con talento en Alemania, ha producido obras justamente célebres; entre otras citaremos la Historia de Osnabruck por F. Moeser; la Guerra de Treinta Años; la Revolucion de los Paises Bajos, por Schiller; la Filosofía de la historia, por Herder; la Historia de la Confederacion Helvetica , por Juan de Müller y las obras de Remer, Lichorn, Posselt, Schlosser, Poelitz, Rottick, Leo, Niebuhr, Heeren, Menzel, Luden, Raumer, Hormayr, Ranke, Wachtsmuth, Pfister y Manso que gozan de una reputacion europea.
Una palabra mas acerca de las traducciones. A consecuencia de su gran flexibilidad, la lengua alemana suministra al genio del poeta los medios mas adecuados de espresarse y los recursos mas preciosos; así es que las traducciones alemanas tienen una verdad y una belleza tan notables, que no podemos dispensarnos de mencionar algunas de ellas; las mas célebres son: las Obras de Shakespeare, traducidas por A. W. de Schlegel y Tieck y continuadas por F. Kaufmann, la mayor parte de los autores clásicos antiguos, por Voss; Luciano, por Wieland; Ciceron por Garlee; Calderon por A. W. de Schlegel; el Tasso, por J. D. Gries; el Dante, por Streckfuss; y diferentes poemas sanscritos, por Ruckert.
Réstanos considerar á la Alemania artísticamente
Hablando de los germanos nos da Tacito entre otras noticias las siguientes: «No encierran sus dioses entre murallas, no les representan segun la semejanza humana, y los adoran en los bosques y en las florestas; tienen imágenes y signos que sacan de estos bosques sagrados y llevan siempre en los combates; no construyen sus moradas con piedras talladas ni con tejas, sino con masas informes y sin belleza; cubren algunos parages de sus habitaciones de una tierra pura y brillante, cuyas líneas imitan la pintura, y tambien pintan sus broqueles de colores escogidos; por último, queman los muertos, y cubren sus tumbas con un otero de césped (1).» De modo que segun Tácito, los germanos no tenían ni templos ni monumentos funerarios; no conocian otra escultura que las imágenes y signos de combate, ni otra pintura que algunos baños o capas de tierra. No conocian, pues, las artes, ó por lo menos, las artes no existian entre ellos mas que en el estado de gérmenes informes. En la época en que escribía Tácito, los germanos no podian ser otra cosa, eran entonces pueblos bárbaros, casi salvages, que vivían un poco de la agricultura y mucho de la caza, abandonando fácilmente la region que habitaban para ir en busca de otra mas fértil. Sus ideas estaban aun muy poco desarrolladas para revestir un cuerpo, para espresarse por medio de formas combinadas con órden y reflexion, y que hubiesen podido servir de medio á una manifestacion del pensamiento. Sin embargo, á despecho de las aserciones de Tácito, se hallan en Alemania lo mismo que en Bretaña, en lo Inglaterra lo mismo que en Suecia, monumentos funerarios llamados hiinembetteu, lechos de muertos ó de héroes (dolmens.) Consisten estos monumentos en unos peñascos mas ó menos elevados, colocados en el suelo, que sostienen
(1) Germania, passim.
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