miércoles, enero 16, 2008

Viage ilustrado (Pág. 143)

una ó muchas piedras planas y colosales; generalmente circuyen estos estraños monumentos otras piedras colocadas perpendicularmente. ¿Cómo fueron construidas estas tumbas? ¿De qué modo fueron trasportadas y puestas sobre su base esas piedras enormes? No es posible decirlo. Al ver que Tácito no habla mas que de tumbas cubiertas de tierra y de césped, puede quizás inferírse que en la época en que escribia, eran ya los dolmens monumentos de otra edad, y cuyo uso se habia abandonado. Tal vez fuesen obra de una nacion que habia desaparecido ya de Alemania. En cuanto á los sepulcros y tumbas de que habla Tácito, se hallan aun en nuestros dias un gran número de ellos. Son unos cerrillos de tierra y de césped, que cubren restos de osamentas quemadas, urnas y armas (1).
La civilizacion penetró en Germania con los romanos. Bien pronto se edificaron templos á los dioses indígenas; se fundieron estátuas de bronce que, copiadas exactamente de las estátuas romanas, representaban, mediante algunos signos distintivos, las diferentes divinidades germanas. El mismo Tácito dice en sus Anales (2) que Germánico destruyó el templo de Taufana, el principal de los marsos. ¿Luego los germanos tenían entonces templos? Acaso sea preciso buscar la esplicacion de esta contradiccion del autor latino en la posicion geogrática del pais habitado por los marsos. Este pais estaba situado cerca del Rhin en las riberas del Lippe, y por consiguiente á poca distancia de la Galia, que gozaba hacia mucho tiempo de una civilizacion muy avanzada si se la comparaba con la del resto del pais germánico. Los marsos podian haber aprendido á construir templos de sus vecinos los galos treverinos. Dc todos modos resurta que los tenían. ¿En qué consistían estos edificios? ¿Cuál era su forma? Ningun documento, níngun vestigio lo anuncia. Eran sin duda una especie de cabañas de madera y tierra, destinadas á resguardar los altares. Mas tarde se multiplicarian los templos, porque la historia de la introduccion del cristianismo en Germanía, habla de ídolos y templos destruidos. Carlo-Magno derribó la célebre columna de Irmensul, objeto del culto de los sajones, y se apoderó del oro y de las cosas preciosas que la estaban consagrados.
Al penetrar el cristianismo en Alemania, llevó en pos de sí el arte que le sirve de auxiliar, con el cual habla á los ojos, y por los ojos al entendimiento. Los apóstoles enviados por Roma eran, en su mayor parte, sacerdotes tan doctos como santos, instruidos en las ciencias y en las artes; muchas voces iban acompañados de personas mas especialmente versadas en tal ó cual ramo del arte. Aquella vez llegaban del Mediodía la luz y la civilizacion, llevando sus obras, sus modelos, sus teorías y sus prácticas, y dulcificando los talentos de los alemanes todavía semi-bárbaros. Asi que se establecian los misioneros en un parage cualquiera, edificaban una iglesia, casi siempre en el sitio de los antiguos templos. Del mismo modo que se dedicaban á introducir las ceremonias del culto y del canto, que forma una parte esencial de ellas, debían procurar hacer sensible á la vista, por medio de pinturas y esculturas, la idea de Dios y la de los santos. Ya tenian los primeros cristianos de Roma una pintura sagrada, cuyos restos se encuentran en las catacumbas; los misioneros cristianos de Roma no podian menos de emplear este medio eficaz para hablar al espíritu. San Bonifacio, el gran apóstol de la Germania, edificó el año 724 la iglesia de Altemberga, cerca de Gotha. Algunos años despues fundó el monasterio de Fulda, destruyó una porcion de templos paganos y los reemplazó con iglesias cristianas. En la biblioteca de Munich se conserva un ejemplar adornado con algunas miniaturas, que perteneció á San Bonifacio, aunque se ignora si lo llevó de Italia ó lo mandó hacer en Alemania; parece mas probable la primera suposicion. De todos modos, es indudable que la arquitectura, la pintura, la escultura y la música, el arte, en una palabra, fué llevado como una semilla por el cristianismo á Alemania, que se ingiere en ella y se desarrolla despues de un modo original bajo la influencia de otro cielo, de otra naturaleza, de otro género humano.
Vino luego Carlo-Magno á continuar y engrandecer la obra de los apóstoles de la Germania. Despues de haber sometido á la obediencia todos los pueblos de Alemania, llamó á su córte á los artistas de Roma y de Bizancio. Hizo construir en su residencia imperial de Aquisgran una iglesia y un palacio que escedia en magnitud, en belleza y en la riqueza de sus adornos, á todo lo que se habia visto hasta entonces en los paises de Occidente. Reunió y mandó hacer bajo modelos bizantinos, preciosos relicarios, vasos sagrados y misales adornados con miniaturas; estableció escuelas de canto dirigidas por maestros que hizo venir de Italia. El ejemplo de Carlo-Magno arrastró á sus sucesores. En poco tiempo se multiplicaron los monumentos religiosos. Los numerosos monasterios que se fundaron en Alemania desde el reinado del gran emperador, secundaron poderosamente el movimiento civilizador y artístico. La mayor parte de las comunidades religiosas, se establecieron en medio de desiertos incultos y estériles, ó bien en el centro de espesos bosques; ellas los desmontaron, los cultivaron, construyeron edificios, y los trasformaron en parages habitables donde acudian muchos colonos, que bajo la proteccion de los santos lugares, llegaron á formar bien pronto aldeas y ciudades. Llamados frecuentemente a Roma los abades de estos monasterios, llevaban de Italia conocimientos que se añadían á los que habia adquirido la Alemania, ya por el desarrollo de su talento nacional, ó por sus relaciones con Francia, donde había sobrevivido á la invasion de los bárbaros la civilizacion galo-romana. Iba estendiéndose mas y mas el círculo de las luces. La cultura de las artes y de las ciencias formaba parte de las reglas prescritas por San Benito á las órdenes monásticas. San Bonifacio llegó hasta á instituir entre los monges una clase especial llamada operaii ó magistri operum, que debia ocuparse esclusivamente en los trabajos artísticos. En el siglo X, habla Ermenrico en estos términos de los monges de Saint-Gall: «En ninguna parte he encontrado arquitectos tan hábiles como aquí. Aquel refran que dice, tal pájaro tal nido, se verifica aqui por completo: que se contemple la iglesia y el monasterio, y entonces no se estrañará lo que digo. Para no citar mas que algunos ejemplos ¿no es Wenhart un verdadero Dédalo, Isenrich un verdadero Bezaleel? No dejan el cepillo mas que en el altar, y se demuestra su grande humildad en el hecho de cultivar la tierra con sus manos á pesar de sus perfecciones. ¿Qué diré del sábio y honrado Amalgar y de la obra que ejecuta en

(1) G. Gelmen: Handbuch der germanischen Alterthums Kunde, pág. 108.
(2) Tácito, Anales, libro 5

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