Los antiguos magyares
pulares de los griegos; W. Gerhar los de los servios; Goethe los de los rusos, y el conde de Mailath los de los magyares. Aun pudiéramos decir que la actividad literaria estaba entonces estinguida en Alemania, si Juan Pablo Richter no hubiese publicado en aquella época sus mejores novelas (Titan, etc.). Todavía se dejaron oir algunas voces privilegiadas: Halem y Seume, Sonnemberg y Collin escribieron algunas composiciones líricas escitando el espíritu de independencia de la nacion; Arndt, Koerner, Stægemann, Max. de Schenkendorf, Vouqué, Wetzel y Ruckert con sus Sonetos armados, escitaron al mas alto grado el entusiasmo de la nacion.
Al terminar la guerra entre los dos paises, Ulhand llevó al mas alto grado de la perfeccion el romance; y el francés Chamisso, se ensayó con buen éxito en el género lírico, al que supo dar un carácter particular: al lado de esta literatura enérgíca, nació otra literatura frívola y ligera para las necesidades del dia. La Fontaine escribió sus novelas de familia; Iffland cultivó el drama de familia; Schilling, Laun, el tierno Heune (psdud. Clauren) y otros muchos inundaron con sus novelas los gabinetes de lectura. Despues aparecieron los imitadores de W. Scott: Huaf van der Velde, Witzleben (pseud. Tromlitz), Blumenhaguen y otros; pero Zschokke fué el único cuyas novelas históricas tienen algun valor.
Sin embargo, la escuela romántica produjo mas de una obra notable; ademas de Ticck, de quien hemos hablado mas arriba, citaremos á W. Haering (pseud. Willibald Alexis), Clemente Brentano, Hardenberg (pseud. Novalis), Feuqué, A. de Chamisso, Achin de Arnim, Eichendorff, el fantástico Hoffmann y Weisflog, su imitador.
La literatura descendió desde 1830 al terreno de la realidad, y ha agitado todas las cuestiones políticas y sociales. La filosofía de Hégel en su mayor esplendor, encerrándolo todo en su vasto círculo sirvió maravillosamente al espíritu de inquieta investigacion que se había apoderado de la juventud. Boerne, cuyas opiniones políticas eran sinceras, arrastró consigo una parte de la juventud fogosa, y otra gran parte de ella se dejó llevar por el estilo cáustico y satírico de Henie, que vino á ser el gefe de la jóven Alemania, á la cual pertenecen principalmente Gutzkow, Laube, Wienbarg, Mundt y Kühne. Entrada ya en una nueva via la filosofía helegiana, Straus la impulsó hasta sus últimas consecuencias en su Vida de Jesucristo; otro tanto hicieron Bruno Bauer, L. Feuerbach y Ruge, en diferentes escritos y en los cursos públicos que abrieron al efecto. Menzel ha combatido con talento estas estravíadas tendencias.
La poesía política, género hasta entonces desconocido en Alemania, fué elevada al mayor grado de perfeccion por los condes Platen y Auersperg (pseud. Auast. Grün), P. Pficer, Maltitz, H. Stieglitz, J. Mosen, Niembsch de Strehlenau (pseud. Lenau) Hoffmann de Fallersleben y Herwegh han seguido sus huellas con acierto.
Los poetas líricos de los últimos tiempos formaron tres grupos muy diferentes, entre los cuales es difícil clasificar á F. Rückert, quien poseyendo en el mas alto grado el talento de la versificacion y la pureza de 1as formas, ha brillado en casi todos los géneros.
Al terminar la guerra entre los dos paises, Ulhand llevó al mas alto grado de la perfeccion el romance; y el francés Chamisso, se ensayó con buen éxito en el género lírico, al que supo dar un carácter particular: al lado de esta literatura enérgíca, nació otra literatura frívola y ligera para las necesidades del dia. La Fontaine escribió sus novelas de familia; Iffland cultivó el drama de familia; Schilling, Laun, el tierno Heune (psdud. Clauren) y otros muchos inundaron con sus novelas los gabinetes de lectura. Despues aparecieron los imitadores de W. Scott: Huaf van der Velde, Witzleben (pseud. Tromlitz), Blumenhaguen y otros; pero Zschokke fué el único cuyas novelas históricas tienen algun valor.
Sin embargo, la escuela romántica produjo mas de una obra notable; ademas de Ticck, de quien hemos hablado mas arriba, citaremos á W. Haering (pseud. Willibald Alexis), Clemente Brentano, Hardenberg (pseud. Novalis), Feuqué, A. de Chamisso, Achin de Arnim, Eichendorff, el fantástico Hoffmann y Weisflog, su imitador.
La literatura descendió desde 1830 al terreno de la realidad, y ha agitado todas las cuestiones políticas y sociales. La filosofía de Hégel en su mayor esplendor, encerrándolo todo en su vasto círculo sirvió maravillosamente al espíritu de inquieta investigacion que se había apoderado de la juventud. Boerne, cuyas opiniones políticas eran sinceras, arrastró consigo una parte de la juventud fogosa, y otra gran parte de ella se dejó llevar por el estilo cáustico y satírico de Henie, que vino á ser el gefe de la jóven Alemania, á la cual pertenecen principalmente Gutzkow, Laube, Wienbarg, Mundt y Kühne. Entrada ya en una nueva via la filosofía helegiana, Straus la impulsó hasta sus últimas consecuencias en su Vida de Jesucristo; otro tanto hicieron Bruno Bauer, L. Feuerbach y Ruge, en diferentes escritos y en los cursos públicos que abrieron al efecto. Menzel ha combatido con talento estas estravíadas tendencias.
La poesía política, género hasta entonces desconocido en Alemania, fué elevada al mayor grado de perfeccion por los condes Platen y Auersperg (pseud. Auast. Grün), P. Pficer, Maltitz, H. Stieglitz, J. Mosen, Niembsch de Strehlenau (pseud. Lenau) Hoffmann de Fallersleben y Herwegh han seguido sus huellas con acierto.
Los poetas líricos de los últimos tiempos formaron tres grupos muy diferentes, entre los cuales es difícil clasificar á F. Rückert, quien poseyendo en el mas alto grado el talento de la versificacion y la pureza de 1as formas, ha brillado en casi todos los géneros.
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