resonaron y se popularizaron en pocos años por toda Europa. La espresion mejor sentida y mas exaltada, forma el carácter principal de su talento. Spohr, su rival en la másica dramática, procura unir en sus bellas sinfonias la forma pura de Mozart con sus ideas llenas de originalidad y melancolía. Meyerbeer, discípulo de Vogel, lo mismo que Weber, toma en sus óperas algo del carácter estrangero, y se aleja del método particular de los alemanes, mas sentido que adornado. Despues de ellos deben citarse con elogio Marschner, Gallenberg, Kreutzer, Ruser y Lindpaintner. En el género de la sinfonía se distinguen Romperg, Ries, Kalliwoda, Mendelsohn, Tœglichisbeck, Lachner, y sobre todo Hummel. En la música de canto ó de canciones (liedermusik, bajo cuyo nombre comprende el aleman, toda clase de canciones, alegres, tristes ó marciales, las baladas y los romances); es preciso hacer mencion de Imusteg, Zelter, Schütz, Hiller, Reichardt, Lœve, Berger, Wiedebein y Schubert; este último es el mas célebre. La música de iglesia cuenta en nuestros dias á Seyfried, Eybler, Klein, autor de los oratorios de Jephthé y de David, y últimamente á Schneider, autor de El juicio final, obra que le coloca entre los primeros compositores de música sagrada en Alemania.
Una institucion que data de 1810, ha vuelto á poner en boga en el día la gran música, y hace un contrapeso saludable al dilettantismo, que se adhiere á las operas italianas y francesas. Hablamos de las Sociedades musicales (musikvereine) establecidas á imitacion de otras sociedades semejantes que se conocen un Suiza hace ya mucho tiempo. Todas las grandes ciudades han formado estas sociedades, y todos los años tienen solemnidades musicales, en que los músicos, muchas veces en número de quinientos ó seiscientos, ejecutan las obras de los antiguos maestros, tales como Bach, Hændel, Graun, etc, y las de los compositores modernos, que tienen por objeto hacer renacer el grande estilo. Por otro lado, esparcen y perfeccionan el gusto del canto las mesas de canto (liederktafeln.) y los círculos de canto (liederkrænze.) Las primeras, que existen en el Norte, son reuniones numerosas aunque privadas; su estudio y su ejercicio es el coralo protestante. Los segundos tienen por objeto el desarrollo y perfeccion de la música popular. Son muy comunes sobre todo en el Mediodía. La fiesta del canto de la Suabia es la mas notable de estas reuniones. Se celebra todos los años en las praderas de Enslingen, en la ribera del Necker. Los habitantes de las cercanías, y diputaciones de las sociedades particulares llegan á tomar parte en ella, y aquella masa de pueblo ejecuta coro y cantos de toda especie, cuyo efecto grandioso é imponente es fácil de concebir. Estas numerosas reuniones, repetidas frecuentemente, unidas á la enseñanza musical que forman parte de todos los grados de la educacion alemana, desde las escuelas primarias de las aldeas, los colegios, los semanarios, y las universidades de las ciudades, hasta las escuelas de soldados y las de los domingos, abiertas para los jóvenes campesinos y para los obreros: esta universalidad, que hace á la música compañera del rico y del pobre, que la asocia, por decirlo así, á todas las situaciones de la vida, á todas las sensaciones del alma, desde el recogimiento hasta la alegría, ademas de las ventajas morales que pueden esperarse de ella debe prometer á la Alemania nuevos talentos que sostendrán su gloria musical, y tal vez estenderán los limites de un arte á que ha sabido dar tan poderoso impulso.
Considerada ya la Alemania histórica, literaria y artisticamente, pasemos ahora á hacer su exámen bajo el punto de vista topográfico, sin que olvidemos apuntar en seguida algo acerca de las costumbres y demas cualidades de este dilatado imperio.
Desde el Rhin á los montes Karpathas y desde el Adriático al Niemen se estiende un inmenso país muy abundante de aguas, cortado de montañas poco elevadas, pero cerradas y frondosas, rodeado de hermosas llanuras y pastos abundantes y poblado de una raza casi completamente homóloga, este pais es la Alemania, el centro de Europa donde la primitiva raza germánica se encuentra establecida sólidamente. La política ha dividido este gran país de mil maneras diferentes y le ha dado distintas formas; mas á pesar de estas divisiones, el sentimiento de unidad tiende siempre á reunir en una sola nacion todos estos pueblos cuyo origen es comun. Para hacer conocer bien la Alemania no tendremos mas que señalar ligeramente estas divisiones establecidas por las necesidades políticas, hablaremos al paso de los diferentes estados; pero sobre todo trataremos, siguiendo el plan de esta obra, de hacer conocer los puntos mas notables por sus bellezas naturales, el estado de los pueblos y las costumbres de sus habitantes.
Actualmente la Alemania propiamente llamada así, es decir, comprendiendo todas las posesiones prusianas y austriacas, se apoya al Mediodía en el Pó y los Alpes, despues remontándose hácia el Oeste, rodea la Suiza, ocupa la ribera derecha del Alto Rhin, viene por el Norte de la frontera de Francia á repasar el Mosela, despues de las Ardennas, costea todo el límite oriental de los Paises Bajos y concluye en la mar del Norte en la embocadura del Ems. Partiendo de este punto, todo este mar y todo el Sur del Báltico pertenecen á la Alemania, escepto desde el sesto al octavo grado donde la Dinamarca se asienta sobre el Hannover y el Mecklembourgo como una rama sobre el tronco, y todavía las tres provincias meridionales de Dinamarca pertenecen á la Confederacion Germánica. Al N. E. el Niemnen que corre entre la Alemania y Rusia, de la cual continua siendo limítrofe de N. á S. en razon de una division completamente artificial, hasta que llegando á los Karpathas y al Danubio encuentra una frontera natural que la limita por el lado de la Turquía mas allá de Belgrado hasta los Alpes Julianos. En fin, las posesiones que ha heredado en Italia le dan el fondo del Adriático hasta el Pó, que limita los Estados romanos.
Este vasto territorio puede ordenarse en tres partes principales; la Alemania, propiamente dicha, donde se hallan agrupados los diferentes estados de la Confederacion Germánica, y las ciudades Anseáticas; el Austria, que posee todavía el cetro del imperio, y la Prusia, que por su poder real es digna rival suya.
Dejando la Holanda al N., es decir, atravesando el Wolter y el Ems, el primer estado que se encuentra es el reino de Hannover que encierra á manera de un vasto señorío el ducado de Oldembourgo desde las orillas del mar del Norte, donde se ostentan en los pantanos del Ems, del Weser y del Elba, el Hannover y el Oldembourgo van elevándose siempre hasta los montes Harz. Este país, rico de minerales, estaba otras veces cubierto de espesos bosques de abetos, que los germanos llamaban Harzwald y los latinos Floresta
Una institucion que data de 1810, ha vuelto á poner en boga en el día la gran música, y hace un contrapeso saludable al dilettantismo, que se adhiere á las operas italianas y francesas. Hablamos de las Sociedades musicales (musikvereine) establecidas á imitacion de otras sociedades semejantes que se conocen un Suiza hace ya mucho tiempo. Todas las grandes ciudades han formado estas sociedades, y todos los años tienen solemnidades musicales, en que los músicos, muchas veces en número de quinientos ó seiscientos, ejecutan las obras de los antiguos maestros, tales como Bach, Hændel, Graun, etc, y las de los compositores modernos, que tienen por objeto hacer renacer el grande estilo. Por otro lado, esparcen y perfeccionan el gusto del canto las mesas de canto (liederktafeln.) y los círculos de canto (liederkrænze.) Las primeras, que existen en el Norte, son reuniones numerosas aunque privadas; su estudio y su ejercicio es el coralo protestante. Los segundos tienen por objeto el desarrollo y perfeccion de la música popular. Son muy comunes sobre todo en el Mediodía. La fiesta del canto de la Suabia es la mas notable de estas reuniones. Se celebra todos los años en las praderas de Enslingen, en la ribera del Necker. Los habitantes de las cercanías, y diputaciones de las sociedades particulares llegan á tomar parte en ella, y aquella masa de pueblo ejecuta coro y cantos de toda especie, cuyo efecto grandioso é imponente es fácil de concebir. Estas numerosas reuniones, repetidas frecuentemente, unidas á la enseñanza musical que forman parte de todos los grados de la educacion alemana, desde las escuelas primarias de las aldeas, los colegios, los semanarios, y las universidades de las ciudades, hasta las escuelas de soldados y las de los domingos, abiertas para los jóvenes campesinos y para los obreros: esta universalidad, que hace á la música compañera del rico y del pobre, que la asocia, por decirlo así, á todas las situaciones de la vida, á todas las sensaciones del alma, desde el recogimiento hasta la alegría, ademas de las ventajas morales que pueden esperarse de ella debe prometer á la Alemania nuevos talentos que sostendrán su gloria musical, y tal vez estenderán los limites de un arte á que ha sabido dar tan poderoso impulso.
Considerada ya la Alemania histórica, literaria y artisticamente, pasemos ahora á hacer su exámen bajo el punto de vista topográfico, sin que olvidemos apuntar en seguida algo acerca de las costumbres y demas cualidades de este dilatado imperio.
Desde el Rhin á los montes Karpathas y desde el Adriático al Niemen se estiende un inmenso país muy abundante de aguas, cortado de montañas poco elevadas, pero cerradas y frondosas, rodeado de hermosas llanuras y pastos abundantes y poblado de una raza casi completamente homóloga, este pais es la Alemania, el centro de Europa donde la primitiva raza germánica se encuentra establecida sólidamente. La política ha dividido este gran país de mil maneras diferentes y le ha dado distintas formas; mas á pesar de estas divisiones, el sentimiento de unidad tiende siempre á reunir en una sola nacion todos estos pueblos cuyo origen es comun. Para hacer conocer bien la Alemania no tendremos mas que señalar ligeramente estas divisiones establecidas por las necesidades políticas, hablaremos al paso de los diferentes estados; pero sobre todo trataremos, siguiendo el plan de esta obra, de hacer conocer los puntos mas notables por sus bellezas naturales, el estado de los pueblos y las costumbres de sus habitantes.
Actualmente la Alemania propiamente llamada así, es decir, comprendiendo todas las posesiones prusianas y austriacas, se apoya al Mediodía en el Pó y los Alpes, despues remontándose hácia el Oeste, rodea la Suiza, ocupa la ribera derecha del Alto Rhin, viene por el Norte de la frontera de Francia á repasar el Mosela, despues de las Ardennas, costea todo el límite oriental de los Paises Bajos y concluye en la mar del Norte en la embocadura del Ems. Partiendo de este punto, todo este mar y todo el Sur del Báltico pertenecen á la Alemania, escepto desde el sesto al octavo grado donde la Dinamarca se asienta sobre el Hannover y el Mecklembourgo como una rama sobre el tronco, y todavía las tres provincias meridionales de Dinamarca pertenecen á la Confederacion Germánica. Al N. E. el Niemnen que corre entre la Alemania y Rusia, de la cual continua siendo limítrofe de N. á S. en razon de una division completamente artificial, hasta que llegando á los Karpathas y al Danubio encuentra una frontera natural que la limita por el lado de la Turquía mas allá de Belgrado hasta los Alpes Julianos. En fin, las posesiones que ha heredado en Italia le dan el fondo del Adriático hasta el Pó, que limita los Estados romanos.
Este vasto territorio puede ordenarse en tres partes principales; la Alemania, propiamente dicha, donde se hallan agrupados los diferentes estados de la Confederacion Germánica, y las ciudades Anseáticas; el Austria, que posee todavía el cetro del imperio, y la Prusia, que por su poder real es digna rival suya.
Dejando la Holanda al N., es decir, atravesando el Wolter y el Ems, el primer estado que se encuentra es el reino de Hannover que encierra á manera de un vasto señorío el ducado de Oldembourgo desde las orillas del mar del Norte, donde se ostentan en los pantanos del Ems, del Weser y del Elba, el Hannover y el Oldembourgo van elevándose siempre hasta los montes Harz. Este país, rico de minerales, estaba otras veces cubierto de espesos bosques de abetos, que los germanos llamaban Harzwald y los latinos Floresta