lunes, septiembre 24, 2007

Viage ilustrado (Pág. 77)

las iglesias y los edificios son vastos y magníficos, los palacios de los grandes son bellos y numerosos; pero las casas, especialmente en los arralales, no son en su mayor parte mas que cabañas mezquinas y mal construidas.
Varsovia era la residencia de los reyes de Polonia, y todavía es la capital del gobierno del pais. En otro tiempo, este gobierno era una mezcla de aristocracia y monarquia; el rey no era mas que el gefe de la república, y era elegido por la nobleza y el clero en las llanuras de Varsovia. Los electores estaban á caballo, y si habia una minoría refractaria, la mayoria no encontraba mejor medio de persuasion que acometerla y destrozarla; pero si la minoría era fuerte, la consecuencia era una guerra civil. Inmediatamente despues de su eleccion, firmaba el rey el pacta conventa del reinado. En este acta se consignaba que la corona continuaria siendo electiva; que las dietas serian convocadas cada dos años; que todo polaco noble podria votar en la dieta para la eleccion, y que en caso de que el rey atentase á las leyes y á las prerogativas de los nobles, sus vasallos quedarian libres del pleito-homenage. Asi es que desde luego el rey no era mas que el presidente del senado y de las dietas. Los nobles solos formaban esta especie de república; el resto del pueblo no era mas que un miserable rebaño de esclavos, Hé aquí el cuadro que Coxe ha trazado de este pais á fines del último siglo.


Polacos

«La nacion tiene pocas manufacturas y casi ningun comercio; un rey sin autoridad, nobles, cuyos escesos nada puede reprimir, y pueblo que gime bajo el yugo del despotismo feudal, mas pesado mil veces que el cetro de un monarca absoluto. Yo no habia visto jamás en ninguna parte una reparticion tan desigual de fortunas. Por cualquiera parte que se mire, se ven riquezas inmensas al lado de una estremada pobreza, y la magnificencia y la miseria juntas; en una palabra, esta libertad tan elogiada por algunos polacos, era esclusivamente para los nobles, y la generalidad del pueblo no participaba en nada de ella.»
En los últimos tiempos, algunos de estos nobles habian endulzado la suerte de sus colonos, y un cierto número habia llevado la humanidad hasta hacerlos
enteramente libres; pero el resto conservaba con el mayor celo sus privilegios.
Considerando la fisonomía; la mirada, las costumbres y todo el esterior de los polacos se nota que se parecen mucho mas á los asiáticos que á los europeos. Sus antepasados, dice Coxe, han sido indudablemente un pueblo tártaro. Los polacos, en general, tienen buen aspecto, y son bien formados, su color es moreno; tienen mucha viveza, y gesticulan mucho al hablar. Son valientes, honrados y hospitalarios. Sus diversiones son varoniles y guerreras. Los nobles están siempre á caballo, y se creerian rebajados yendo á pie. Son muy aficionados á la caza, la carrera y el baile. Los nobles afectan, cuanto sus fuerzas se lo permiten, el mas grande lujo, comen al son de trompetas y otros instrumentos músicos, y están rodeados en la mesa de criados que los sirven con muestras del mas profundo respeto. Los nobles pobres, se ven con frecuencia obligados á servir á los ricos, pero sus señores tienen hácia ellos muchas consideraciones, permitiendo á los mas ancianos comer á su mesa con la cabeza descubierta, y algunos tienen para su servicio un muchacho campesino, mantenido á espensas del amo. Entre estos nobles los hay de un talento perfectamente cultivado, y tienen toda la cultura de los paises mas civilizados; pero esto no es mas que un pequeño numero.
El antiguo trage de los polacos era muy singular: tenian rasurada la cabeza, y solo se dejaban un círculo estrecho de cabello en la parte superior. Los hombres de todas condiciones, dice un viagero, llevaban grandes bigotes, una especie de jubon les cubria hasta la mitad de la pierna, y encima una túnica forrada, que ajustaban con un cinturon, y cuyas mangas eran estrechas; los calzones eran anchos, y cubrian la cabeza con un bonete forrado; sus camisas no tenian cuello, ni puños, ni usaban corbata; por calzado llevaban botas de cuero de Turquía con suelas muy delgadas. Sus armas eran un hacha, y pendiente al costado llevaban un sable ó un machete. Cuando iban á caballo llevaban por lo regular una capa corta, forrada de pieles. El trage de las mugeres se parecia al de los hombres, y consistia en

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