domingo, septiembre 30, 2007

Viage ilustrado (Pág. 81)

á At-Meidam. Aqui se ve tambien á los turcos entregarse á una especie de ejercicio militar, llamado djerid, en el cual dos ó tres combatientes montados en caballos muy veloces, y armados de un palo blanco de poco mas de un metro de longitud, se lanzan uno contra otro con una violencia terrible. La destreza consiste en evadir el golpe y perseguir á su adversario en su retirada, en parar el caballo al galope, y mi bajarse lo suficiente para coger el djerid del suelo sin salirse de la silla. Asombra la agilidad con que los turcos ejecutan estas evoluciones fatigosas y arriesgadas que constituyen un ramo necesario de su educación.

Biblioteca turca

El Serrallo del gran señor está edificado en uno de los angulos de Constantinopla, desde el cual se disfruta de la magnífica vista que presenta la costa del Asia Menor. Por esta palabra de serrallo no hay que entender los aposentos en que se hallan confinadas las damas del emperador, como vulgarmente se imagina, sino todo el recinto del palacio, que tiene la estension de una ciudad pequeña. El palacio no es mas que una série de edificios reunidos sin gusto y en cuyo conjunto únicamente ha presidido la utilidad. La muralla que los rodea tiene 10 metros de altura, con abrazaderas y torres á estilo de las antiguas fortificaciones, y con nueve puertas, entre las cuales hay dos muy bellas, siendo una de estas la que da á la córte otomana en los actos públicos el nombre de Puer­ta ó de Sublime Puerta.
El número de las personas ascriptas al gran señor, á su palacio ó á sus diferentes casas de campo, es en estremo considerable y de una manutencion muy dis—

viernes, septiembre 28, 2007

Viage ilustrado (Pág. 80)

cuelas y profesores. La mayor parte de las mezquitas imperiales tienen tambien bibliotecas, fuera de las cuales hay trece públicas en Constantinopla, y cada una contiene lo menos 2,000 volúmenes, todos manus­critos. Su valor sube mucho, pues se pagan 400 ó 500 francos por un in-fólio pequeño. La imprescindible necesidad que tienen los musulmanes de hacer abluciones les obliga á construir grandes claustros junto á las mezquitas reales, colocando siempre una fuente en medio y los lugares para lavarse que están en las cer­canias; la que se halla en el claustro de Solimanich, mezquita fundada por Soliman II, sirve para abaste­cer otras fuentes mas pequeñas.
Constantinopla, á pesar de los temblores de tierra que ha sufrido y de las devastaciones de los diferen­tes pueblos bárbaros que la han atacado, conserva to­davía monumentos antiguos dignos de escitar la curiosidad del viagero. La parte mas regular de la ciu­dad es el Berestein, cerrado con muros y puertas, donde los mercaderes tienen sus tiendas distribuidas con el mayor órden. Hay otro barrio, que los griegos llaman Hipódromo, y que tambien tiene el nombre hoy dia de At—Meidam, el cual viene á formar un gran circulo de 240 metros de longitud y 3OO de anchura. En uno de sus estremos está la mezquita del sultan Achmet, y en otro un vasto edificio antiguo donde se encierran los locos, á los cuales los turcos no quieren jamás aplicar remedio para que curen, porque creen que la locura y la imbecilidad son fa­vores particulares que el cielo otorga á los escogidos.


Café sobre el Bósforo

Si alguno podia abrigar duda todavía de que las creen­cias religiosas de los mahometanos, son no solamente absurdas y necias, sino hasta opuestas á toda moral, é incompatibles con la civilizacion humana en todos sus ramos, el hecho que acabamos de citar puede dejarle de todo punto convencido. En el At-Meidani quedan tres monumentos de los griegos, dos columnas y un obelisco de 25 metros de altura, de una sola pieza, trasportado de Tebas. En la mayor parte de las ceremonias públicas á que el sultan asiste, la comitiva va

miércoles, septiembre 26, 2007

Viage ilustrado (Pág. 79)

TURQUIA EUROPEA.
La naturaleza ha prodigado á los habitantes de la Turquia sus mas preciados dones. El aire es aqui sa­ludable y tiene una pureza que despierta la imaginacion, á menos que no lo corrompan las malhechoras emanaciones de los paises vecinos, y el poco aseo con que viven. La tierra, aunque mal labrada, es produc­tiva hasta un punto estremo; las estaciones observan una regularidad, agradable, y las aguas son tan lim­pias como saludables. Por último, la naturaleza no ha rehusado nada á estas regiones magníficas.
Para formarse una idea de la belleza de la situa­cion de Constantinopla, hay que entrar en esta ciudad. «Difícil es, dice Olivier, espresar las distintas sensa­ciones que esperimenta el viagero á la vista de esta gran ciudad y de sus habitantes: su posicion elevada, la mezcla de árboles, de casas y de alminares que presenta la entrada del Bósforo, el puerto y los arraba­les de Galata, de Pera y de San Demetrio; Scutari y las verdes colinas que se encuentran detrás; la Propontida con sus islas; mas lejos el monte Olimpo cubierto de nieve, por una y otra parte los variados y fértiles campos del Asia y de la Europa; un conjunto, en fin, que presenta cuadros que admiran y estasian. No puede dejar de admirarse la belleza natural de los alredores de Constantinopla, y de reflexionar al mismo tiempo acerca de la posicion feliz de esta ciudad, cu­yo desarrollo es tan rápido, cuya defensa es tan fácil, y cuyo puerto es tan seguro, grande y cómodo. Cuan­do entramos en Constantinopla, pasamos rápidamente de la primera impresion de asombro y admiracion, ocasionada por la hermosa vista de objetos tan diver­sos, a otra de sorpresa y desagrado, al verla tan sucia y tan mal construida. Las calles son estrechas, mal empedradas, las casas irregulares, mezquinas y cons­truidas de tierra y de madera. Nos sorprendió sobre­manera el silencio que reina por todas partes, el aire altivo y grave continente de los mulsumanes, y el aspecto humilde, tímido y bajo de los judíos, de los armenios y aun de los griegos. Este contraste choca de tal manera, que el estrangero adivina en la este­rioridad de cada uno, el que es mulsuman ó raya, aunque no sepa todavía que se diferencian por el pei­nado y calzado.»
Constantinopla, que los árabes persas y turcos lla­man Estambul, ciudad del islamismo, es la capital del Imperio otomano y la residencia del gran señor. Fué construida sobre las ruinas de Bizancio por Constanti­no el Grande, llegando á ser entonces la capital del imperio griego, hasta que escapando al azote destruc­tor do las naciones bárbaras, se puso al frente de las grandes y hermosas ciudades de Europa, y fué la úni­ca que en los siglos góticos conservó algun resto en las costumbres y las artes, de la antigua delicadeza. Mientras estuvo en poder de los emperadores griegos fué el solo mercado que tenian en Europa las produc­ciones de la India. Su situacion parece, con efecto, ha­berla destinado para ser la metrópoli del mundo. Colocada en los confines de las dos partes mas bellas de la tierra, une el Norte al Mediodía, y domina igual­mente el Mar Negro y el Mediterráneo. Todas las pro­ducciones de los paises septentrionales, con la ayuda de los grandes rios que los atraviesan, pueden bajar por el Mar Negro y llegar fácilmente á Constantinopla, mientras que por el Sur se comunica esta ciudad con el Helesponto, con toda la Grecia, el Asia Menor, el Egipto y la India misma. La riqueza de las provincias que la rodean acrece ademas su opulencia, y su posicion es tan feliz, que puede considerarse como una de las plazas mas importantes de comercio. Todas las na­ciones esparcidas en el globo se encuentran reunidas aqui por su puerto. Un movimiento grande, una acti­vidad general aumentan el realce del magnífico cua­dro que presenta esta ciudad, que contiene cerca de medio millon de habitantes. La continua afluencia va reparando gradualmente las pérdidas considerables que causan la peste y los incendios, azotes tan espan­tosos en esta gran ciudad.
Constantinopla forma una especie de triángulo muy semejante á un arpa; su circunferencia será de 12 á14 millas. Tiene muchos arrabales: Galata, Pera, San Demetrio, el Fanal ó Ganar y Sentari. Este último es­tá allende el Estrecho, enfrente del Serrallo, y puede pasar casi por una ciudad separada. Las casas están como hemos dicho, bien fabricadas, con madera, y se hallan revestidas de planchas pintadas. Unicamente los edificios públicos, tales como los baños, los para­dores y los mercados, están hechos de mampostería, con mucha solidez. En cuanto á las mezquitas, cons­truidas segun el modelo de las antiguas iglesias grie­gas, tienen en su mayor parte una forma bastante be­lla, y las columnas de mármol, alabastro, granito y pórfido que en ellas hay colocadas, son de bastante buen gusto. Los alminares que las coronan, en número de uno, de dos, de cuatro, ó de seis, hacen un efecto muy pintoresco y agradable á la vista, viniendo á formar una especie de campanarios en forma de co­lumna, en los cuales hay practicada una escalera para subir á una galería construida en la estremidad.
Junto el Serrallo se encuentra la famosa mezquita de Santa Sofía, edificada en tiempo de Justiniano; monumento prodigioso para una época en que las ar­tes yacian olvidadas hasta en su patria misma, que se admira despues de doce siglos, y cuya arquitectura ha servido de modelo á los sultanes turcos para edifi­car sus templos. Este edificio representa una cruz griega en un rectángulo; su anchura es de 81 metros, y puede estimarse en 89 su mayor longitud, desde el Santuario, situado al Oriente hasta las nueve puertas occidentales que dan al vestíbulo, y desde el vestíbulo al pórtico esterior. Las medias naranjas, cuya inclinacion es desagradable, fatigan la mirada del espectador que exanima este monumento; la fachada occidental carece de sencillez y de magnificencia, y hay una multitud de catedrales latinas que tienen mayor dimension; pero el arquitecto que levantó primero una cúpula en el aire, merece elogios por concepcion tan atrevida y por la sabia manera con que lo llevo a efecto. La cúpula alumbrada por veinte y cuatro ven­tanas, forma una curva tan pequeña, que su profundi­dad no escode una sesta parte de su diámetro. Este diámetro es de 40 metros, y el punto mas elevado del centro, donde la media luna ha sustituido á la cruz, tiene una altura perpendicular de 60 metros sobre el pavimento.
No puede entrarse en esta mezquita sin un firman ú órden del gran señor. Hay despues de ella otras muchas que, por su hermosura, merecen visitarse, Los sultanes que las han fundado no han satisfecho única­mente su amor á la religion levantando estos magnífi­cos edificios, sino que han contribuido tambien al bien público agregando á dichas fundaciones hospitales, es-

martes, septiembre 25, 2007

Viage ilustrado (Pág. 78)

una sencilla polonesa ó túnica larga rodeada de pieles. Hoy todas las personas de buen tono siguen las modas francesas é inglesas.
Los campesinos se abrigan en invierno con una piel de carnero, cuya lana ponen hácia dentro; en el verano llevan un vestido de tela grosera, y desconocen el uso de la ropa blanca. Por calzado usan cortezas de árboles ceñidas á las piernas, y la parte mas gruesa les sirve de suela. Las mugeres del pueblo gastan en la cabeza una especie de velo de lienzo blanco, por debajo del cual les sale el cabello dividido en dos trenzas. Muchas llevan tambien un pedazo largo de tela que les cubre el rostro y les baja hasta las rodillas, asemejándolas mucho esta singular especie de velo á los penitentes. Los campesinos ejercen la mas cuidadosa vigilancia sobre sus hijas, y en la Samogicia, por ejemplo, les hacen llevar campanillas, á fin de saber donde están y en que se ocupan.
Los judíos forman una parte considerable de la Polonia. Entraron allí en tiempo de Casimiro el Grande, y han gozado de privilegios que en ninguna parte han tenido, escepto en Holanda y en Inglaterra; de modo que se han multiplicado prodigiosamente. El comercio lo hacen ellos casi esclusivamente, y tambien son dueños de casi todas las posadas. Su número asciende á 600,000.
Las minas de sal de la Polonia son cavernas verdaderamente sorprendentes; siendo las mas grandes las de Wicliska, á tres leguas de Cracovia. Estas minas toman el nombre de una pequeña aldea, y se hallan en una cordillera de colinas que se juntan al Norte con los montes Karpathas. Coxe describe estas minas en su Viage á Polonia. «A nuestra llegada á Wiclistka, dice, nos dirigimos á una de las entradas de la mina; ataron tres pequeñas camas de cuerda á la gran maroma que sirve para subir la sal, y despues de habernos sentado cómodamente, principiamos a descender con suavidad y sin la menor apariencia de peligro hasta unas 160 varas por debajo de la primera capa de sal. Habiendo dejado nuestras camas, seguimos bajando por un largo camino, tan ancho algunas veces, que podian caminar de frente muchos carruages, y otras cortado en forma de gradas abiertas en la sal, de la magnitud y comodidad de la escalera de un palacio. Cada uno de nosotros llevaba una antorcha, y muchos guias nos precedian con lámparas. EI reflejo de estas luces sobre las brillantes paredes de la mina producia el mejor efecto; pero no se nos figuró que este brillo se pareciese al de las piedras preciosas, como dicen los autores de algunas narraciones.
«La calidad de la sal es tanto mejor cuanto mayor es la profundidad de donde se saca. Su dureza, igual á la de la piedra, obliga á los mineros á servirse de espiochas y de hachas para cortarla con mucho trabajo en grandes pedazos, muchos de los cuales pesan de 300 á 350 quilógramos. La mina parece inagotable: su anchura conocida es de 338 metros, su longitud de 2,229, y su profundidad de 248. Los que la conocen mejor suponen con mucha probabilidad, que se divide en muchos tramos que siguen diferentes direcciones, cuya estension no se puede apreciar, pues que solo se ha podido calcular la de la parte escavada. Nuestro guia no olvidó hacernos observar, como una de las curiosidades mas notables de este sitio, las capillitas abiertas en la sal, donde se dice misa en ciertos dias del año. Una de estas capillas tiene mas de 10 metros de longitud y 8 de latitud; el altar, el crucifijo, los adornos y muchas estátuas de santos, todo está hecho con la sal.
»Muchas escavaciones de donde se ha sacado sal son de una estension inmensa. Unas están sostenidas por vigas, otras por grandes pilares de sal que se han ido dejando á propósito, y otras, aunque muy vastas, no tienen sosten alguno en el centro. Yo observé una de estas últimas, que tendría unos 27 metros de altura, y era tan larga y ancha, que en esta oscuridad subterránea parecia no tener límites, y el techo de esta bóveda era perfectamente plano. Los mineros no permanecen bajo tierra mas de ocho horas seguidas, al cabo de las cuales son relevados por otros. Estas minas están perfectamente secas, sin ningun vapor ni humedad, y en toda la parte de ellas que anduvimos, solo encontramos un pequeño manantial cuya agua está impregnada de sal. Esta enorme masa de sal es uno de los fenómenos mas admirables de la historia del globo. Hace mas de seiscientos años que se está esplotando esta mina, y es incalculable los siglos que serán necesarios para agotarla. En los Anales de la Polonia se hace mencion, en 1237, de estas minas como de un descubrimiento no muy reciente; pero no se puede asegurar la época de su descubrimiento.» El producto anual de esta mina asciende á cerca de 6.000,000 de francos.

REPUBLICA DE CRACOVIA.

Este estado, que formaba parte de la antigua Polonia, se encuentra actualmente bajo la dominacion del Austria. Cracovia es una gran ciudad situada en la confluencia del Vístula y del Rondaora, y que tiene por asiento una vasta llanura bañada por el primero de estos rios. Su estension, comprendidos los arrabales, es inmensa. La gran plaza que se encuentra en el centro es muy espaciosa, y la adornan muchas casas bien construidas, que en otro tiempo estaban lujosamente amuebladas, pero que en su mayor parte hoy se hallan abandonadas, ó casi á punto de arruinarse. Hay muchas calles anchas y hermosas que ofrecen igual perspectiva de grandeza y ruina, y la ciudad, en general, no es mas que una sombra de su antigua magnificencia. Su poblacion, que en tiempo de Sigismundo I, subía á 80,000 almas, llegó á no tener mas que 18,000, aunque hoy ya pasa de 25,000. La catedral es admirable y contiene los sepulcros de San Estanislao, de Kosciusko, de Poniatowski, de Dombrowski y de Juan Sobieski.
En el mismo palatinado de Cracovia se ve un manantial cuyos efectos parecen muy estraordinarios para que pueda parecer exagerado lo que de él se cuenta. Las aguas de este manantial aumentan ó disminuyen con la luna, y segun se afirma, tienen la virtud de prolongar la existencia. Se asegura que los habitantes de los alrededores viven ordinariamente cien años, y que aun algunos llegan á los ciento cincuenta. El manantial es inflamable: asi que se arroja en él una hacha encendida, el agua empieza á arder como el espiritu de vino mas sutil. Sin embargo, la llama no hace mas que voltear por la superficie del agua, sin calentarla, pero si no se tiene despues la precaucion de estinguirla, lo cual suele suceder, penetra por conductos subterráneos á las raices de los árboles de un bosque próximo y los consume. Hace cuarenta años que ocurrió una desgracia de esta especie, y el fuego duró tres años antes que fuese posible apagarlo completamente.

lunes, septiembre 24, 2007

Viage ilustrado (Pág. 77)

las iglesias y los edificios son vastos y magníficos, los palacios de los grandes son bellos y numerosos; pero las casas, especialmente en los arralales, no son en su mayor parte mas que cabañas mezquinas y mal construidas.
Varsovia era la residencia de los reyes de Polonia, y todavía es la capital del gobierno del pais. En otro tiempo, este gobierno era una mezcla de aristocracia y monarquia; el rey no era mas que el gefe de la república, y era elegido por la nobleza y el clero en las llanuras de Varsovia. Los electores estaban á caballo, y si habia una minoría refractaria, la mayoria no encontraba mejor medio de persuasion que acometerla y destrozarla; pero si la minoría era fuerte, la consecuencia era una guerra civil. Inmediatamente despues de su eleccion, firmaba el rey el pacta conventa del reinado. En este acta se consignaba que la corona continuaria siendo electiva; que las dietas serian convocadas cada dos años; que todo polaco noble podria votar en la dieta para la eleccion, y que en caso de que el rey atentase á las leyes y á las prerogativas de los nobles, sus vasallos quedarian libres del pleito-homenage. Asi es que desde luego el rey no era mas que el presidente del senado y de las dietas. Los nobles solos formaban esta especie de república; el resto del pueblo no era mas que un miserable rebaño de esclavos, Hé aquí el cuadro que Coxe ha trazado de este pais á fines del último siglo.


Polacos

«La nacion tiene pocas manufacturas y casi ningun comercio; un rey sin autoridad, nobles, cuyos escesos nada puede reprimir, y pueblo que gime bajo el yugo del despotismo feudal, mas pesado mil veces que el cetro de un monarca absoluto. Yo no habia visto jamás en ninguna parte una reparticion tan desigual de fortunas. Por cualquiera parte que se mire, se ven riquezas inmensas al lado de una estremada pobreza, y la magnificencia y la miseria juntas; en una palabra, esta libertad tan elogiada por algunos polacos, era esclusivamente para los nobles, y la generalidad del pueblo no participaba en nada de ella.»
En los últimos tiempos, algunos de estos nobles habian endulzado la suerte de sus colonos, y un cierto número habia llevado la humanidad hasta hacerlos
enteramente libres; pero el resto conservaba con el mayor celo sus privilegios.
Considerando la fisonomía; la mirada, las costumbres y todo el esterior de los polacos se nota que se parecen mucho mas á los asiáticos que á los europeos. Sus antepasados, dice Coxe, han sido indudablemente un pueblo tártaro. Los polacos, en general, tienen buen aspecto, y son bien formados, su color es moreno; tienen mucha viveza, y gesticulan mucho al hablar. Son valientes, honrados y hospitalarios. Sus diversiones son varoniles y guerreras. Los nobles están siempre á caballo, y se creerian rebajados yendo á pie. Son muy aficionados á la caza, la carrera y el baile. Los nobles afectan, cuanto sus fuerzas se lo permiten, el mas grande lujo, comen al son de trompetas y otros instrumentos músicos, y están rodeados en la mesa de criados que los sirven con muestras del mas profundo respeto. Los nobles pobres, se ven con frecuencia obligados á servir á los ricos, pero sus señores tienen hácia ellos muchas consideraciones, permitiendo á los mas ancianos comer á su mesa con la cabeza descubierta, y algunos tienen para su servicio un muchacho campesino, mantenido á espensas del amo. Entre estos nobles los hay de un talento perfectamente cultivado, y tienen toda la cultura de los paises mas civilizados; pero esto no es mas que un pequeño numero.
El antiguo trage de los polacos era muy singular: tenian rasurada la cabeza, y solo se dejaban un círculo estrecho de cabello en la parte superior. Los hombres de todas condiciones, dice un viagero, llevaban grandes bigotes, una especie de jubon les cubria hasta la mitad de la pierna, y encima una túnica forrada, que ajustaban con un cinturon, y cuyas mangas eran estrechas; los calzones eran anchos, y cubrian la cabeza con un bonete forrado; sus camisas no tenian cuello, ni puños, ni usaban corbata; por calzado llevaban botas de cuero de Turquía con suelas muy delgadas. Sus armas eran un hacha, y pendiente al costado llevaban un sable ó un machete. Cuando iban á caballo llevaban por lo regular una capa corta, forrada de pieles. El trage de las mugeres se parecia al de los hombres, y consistia en

domingo, septiembre 23, 2007

Viage ilustrado (Pág. 76)

de carbon y de sal. La Lithuania abunda en hierro, cok, ágata negra, pyrita de hierro y de cobre, grani­to encarnado y gris, diamantes falsos y petrificacio­nes marinas; tambien se encuentra en gran cantidad el ámbar amarillo.

Narria rusa

Los bosques de la Mazovia abundan en bùfalos, caballos silvestres, lobos, jabalíes, gulos, dantas y gamos. Entre los animales que se creían en Polonia se distingue particularmente uno llamado bohac, muy parecido al puerco de Guinea. Estos animales viven en sociedad como los castores, y se fabrican sus habitaciones en la tierra; en ellas se encierran por octubre, y hasta abril no salen mas que muy rara vez para buscar su alimento; sus habitaciones están divi­didas en departamentos para habitar, para las provisiones y para los muertos.
Al pie de las montañas cercanas á Kiev, en los desiertos de la Podolia, hay grutas donde se encuentran cuerpos humanos perfectamente conservados, á pesar de los muchos años que hace están allí. No son ni tan negros ni tan duros como las momias de Egipto. Se ven príncipes vestidos con los trages que acostumbra­ban llevar, y se cree que la causa de esta cualidad conservadora está en la calidad del terreno, que es seco y arenoso.


Correo ruso

Varsovia era y es aun la capital de la Polonia. Su situacion es bastante agradable. Esta ciudad está, parte en una llanura, y parte en la pendiente de una colina que se eleva á orillas del Vístula. Este rio tiene por aquí casi la misma anchura que el Támesis por el puente de Westminster; pero en el verano tiene poca profundidad. La ciudad y sus arrabales ocupan una gran estension de terreno, y tiene cerca de 100,000 habitantes, de los que una parte son estrangeros. Var­sovia presenta un aspecto triste, por una consecuencia natural del contraste de riqueza y pobreza, de lu­jo y de miseria que se nota en todo este desgraciado pais. Las calles son grandes, pero mal empedradas;

viernes, septiembre 21, 2007

Viage ilustrado (Pág. 75)

y que se hace echando en agua calienta harina de centeno ó de cebada.
Esta bebida se estima sobremanera, porque pasa por ser un escelente anti-escorbútico. Tambien agra­da mucho en este pais un aguardiente particular que hacen, entregándose á él con gran esceso mucha gen­te, entre la cual debe advertirse que los pobres no pueden beberlo sino raras veces, á causa de su creci­do precio.
Aunque no puedan tener una gran seguridad en el goce de sus posesiones, los rusos ambicionan mucho adquirirlas; son ávidos por consiguiente del dine­ro, aunque el temor que abrigan de que sus señores se lo lleguen á arrebatar, les impulsa á esconderlo cuidadosamente, y muchas veces á enterrarlo.
»Basta la mas ligera atencion para conocer hasta qué punto el ruso se halla atrasado relativamente á otras naciones en todo lo que concierne á estas mecánicas. A medida que nos acercábamos á San Petersburgo y á otras partes de las mas adelantadas de este Imperio conocíamos, sin embargo, que habia mas civilizacion y mayor conocimiento de las artes mecáni­cas que entre Tonla y Moscou. Las casas no se veian ya todas construidas á golpe de hacha, eran mas es­paciosas, cómodas, tenían ventanas mas grandes y curiosas, y hasta se veian en muchas buenas chime­neas. Encontrábanse tambien molinos, y muebles y utensilios de mas valor.»
Si dirigimos una mirada general sobre este vasto imperio, que artaza él solo casi todo el Este de Euro­pa y todo el Norte del Asia, encontraremos en él casi todos los climas, y por consiguiente una estraordinaria variedad de productos vegetales. La línea longitudinal de las costas del Océano glacial se halla constan­temente cubierta de nieves y nieblas, sin que la inmensa monotonía de aquellas vastas llanuras estériles sea nunca interrumpida sino por colinas coronadas igualmente de nieve; apenas se encuentran algunos árboles, esfuerzos penosos de una vegetacion triste y maldita. Los habitantes de estas desdichadas regiones no tienen otra recompensa en ellas que una gran abundancia de pescado, y una caza igualmente abun­dante de ese animal, por tantos títulos útil, y que tan­tas necesidades satisface, el rengífero. Por el Sur, en­tramos en la region de los bosques que proporcionan escelentes maderas para construccion, y una estraordinaria cantidad de caza. Mas al Sur todavía, desde el gobierno de Volagda hasta el de Tchernigoff, des­cubrimos campos vastisimos de trigo, la parte más fertil de. Rusia en granos de toda especie, y por últi­mo sobre las márgenes del Mar Negro hasta Chaterinoslav se presentan á la vista los ricos terrenos de pasto conocidos con el nombre de steppes, y que principian, merced al trabajo de los colonos cuyo número aumenta constantemente, á convertirse en cam­pos de tabaco, de trigo, de milla, y en plantaciones de moreras; la viña, la seda, la caña de azucar y otras producciones del Sur se encuentran en la Crimea y en los paises meridionales del Cáucaso, mientras que las grandes cordilleras que limitan el mar Caspio, el lago Aral y la Siberia, las montañas de Oural y Altäi abun­dan en toda clase de metales, sobre todo en minas de oro de una riqueza inagotable, de piedras preciosas, de pórfido, jaspe y otros minerales.
Con semejantes recursos la Rusia no podía menos de representar un gran papel en los destinos de Euroropa, toda vez que los rayos de la civilizacion hubiesen penetrado en este país para esclarecer al pueblo que lo habita. Desde el reinado del feroz déspota Ivran IV Wasciliérvitch, llamado el Terrible (época de 1534 y 1584), los gobiernos sucesivos no han abandonado un solo instante su mision civilizadora para elevar el país al puesto que le correspondia. «El impulso, dice un hombre de Estado ruso, que impri­mió el poderoso genio de Pedro el Grande para hacer entrar a la Rusia en la marcha social y política de Europa, causó bien pronto la admiracion del mundo por sus rápidos progresos. Envueltas en luchas polititicas, las águilas rusas victoriosas cayeron sobre casi todas las capitales de Europa y aun sobre algunas del Asia. Las relaciones intimas que de esta manera se es­tablecieron entre la Rusia y el Occidente, trajeron consigo necesariamente reformas muy importantes des­de el comienzo del presente siglo.
»El gobierno apoyó con toda su energía estas re­formas, y puso en accion el sistema de las manufacturas y del crédito, de los caminos de hierro, de los telégrafos, de los paquetes de vapor, y en fin, de otras muchísimas importaciones, imitacion fiel del Oc­cidente, sin esceptuar las deudas enormes del estrangero, por asimilarse mas á los otros paises.
»La instruccion pública, las costumbres, la mis­ma literatura nacional, han debido mucho en la ci­vilizacion occidental que acababa de tomar carta de naturaleza bajo el cielo de Rusia. Continuando por es­te camino en el desarrollo del progreso, el gobierno echó la base de una medida de alta importancia. El tercer estado, que hasta entonces no habia existido en Rusia, surgió como por encanto de las diferentes y nuevas instituciones que provocaron los adelantos.» Cuando el gobierno actual haya llevado á cabo su obra por la gran medida cuyo cumplimiento no pier­de un solo instante de vista, es decir, la libertad de treinta millones de siervos, sometidos á la voluntad arbitraria de cerca de veinte mil señores , toda esta poblacion esclava saldrá de su letargo, y la prosperi­dad se estenderá por todos los ámbitos del imperio. La poderosa energía del emperador Nicolás puede únicamente llevar á cabo esta gran obra, y dar por este medio su nombre al siglo de su reinado.
POLONIA.

Por decision del congreso de Viena en 1.815, vino á ser este antiguo reino una dependencia del imperio de Rusia, y desde entonces el czar tomó el título de Rey de Polonia.
Antes de su desmembramiento en 1793 y de su definitiva division, en 1795, la Polonia comprendía tambien la Lithuania, estaba limitada, al Norte por la Li­vonia, la Rusia y el mar Báltico; al Sur por la Hungría, la Turquía y la pequeña Tartaria, y al Oeste por la Alemania. Su clima varia en razon de su estension: las provincias situadas al Norte son frías, pero sanas; los montes karpathas, que separan la Polonia de la Hungria, están siempre, aun en el estío, cubiertas de nie­ve; pero el país, en general, es llano y de una fertili­dad natural que no necesita mas que ser secundada por un pueblo mas dichoso. El suelo da tal abundan­cia de trigo, que se estrae al estrangero una gran cantidad. Los pastos, especialmente los de la Podolia, son tan frondosos y crecidos, que se esconde el gana­do entre ellos y no se les vé en las praderas. La Polonia contiene minas de plata, de cobre, de hierro,

jueves, septiembre 20, 2007

Viage ilustrado (Pág. 74)

cou reconoce por czar á su hijo Feodoro; pero los boyardos se muestran contrarios á una eleccion que les somete al hijo de aquel que los ha hecho temblar, y pronto el gefe del ejército, Basmanof, habiendo reconocido al falso Dmitri, el pueblo besa los pies del impostor.
»La czarina, madre de Feodoro, fué estrangulada, y los asesinos, matando al jóven y valeroso czar, esclaman: Asi fué como tu padre trató en otro tiempo al hijo de su bienhechor!
»En cuanto á la bella y virtuosa Xinia, hermana de Feodoro, tuvo que sufrir por parte de Otrepief un tratamiento peor que todos los suplicios.
»Para completar este estraño y tragico desenlace, la czarina Marpha, madre del verdadero Dmitri, reconoció públicamente á aquel que se apellidaba su hijo.
»Marina obtuvo lo que tan ardientemente habia deseado, pues ciñó la corona de czarina, y cuando el impostor cayó asesinado de su trono, sostuvo el papel que habia aceptado con una constancia digna de mejor fortuna.
»El reinado siguiente, el de Schouiski, estuvo lleno de turbulencias; los pseudo—Dmitri, los falsos Pedros surgieron por todas partes. Los polacos apoyaban todas estas revueltas, y se pudo creer un instante que Uladislao, hijo de Sigismundo, reuniria un dia bajo un mismo cetro los dos grandes pueblos slavos.
»Despues de la caida de Schouiski , y durante la guerra que hicieron á la Rusia los generales polacos, el monasterio de Troitza sostuvo por espacio de diez y seis meses todos los esfuerzos de los enemigos, y obligo á Sapieka á levantar el sitio. La libertad de la Rusia salió una vez de este recinto. El monge Palitzinu se acordó de San Serge; despertó el valor del príncipe Pojarski, reunió á los boyardos en el sentimiento de una defensa comun, y bendijo los esfuerzos de Minin, aquel hombre del pueblo que contribuyó tan poderosamente á la derrota de los polacos y al advenimiento de Romanof.
»En 1764, época en que Catalina II secularizó los bienes del clero, el monasterio de Troitza poseia mas de 100,000 siervos. No hablaremos del precioso barrio que rodea el convento; nos limitaremos á decir que el recinto claustral contiene el campanario, nueve iglesias incesantemente llenas de peregrinos, el palacio del czar, la residencia del arquimandrita y las celdas.
»En la iglesia de la Asuncion se enseñan los sepulcros de Bovis Godounof, de su muger y de sus hijos; y en la catedral de la Trinidad descansan los restos mortales del fundador.
»El tesoro del convento ofrece una variedad prodigiosa de objetos preciosos. Se muestra un altar, cuyo valor se estima en millon y medio.
»Pero lo que llama la atencion mas que estas ofrendas de la piedad, son algunos pedazos de tela tosca que se caen de viejos y que pertenecen al hábito de San Serge.
Nuestro propósito respecto á Rusia quedará terminado, añadiendo á lo espuesto algunas observaciones mas respecto á las costumbres de este pueblo, como mas arriba ofrecimos.
La gente rusa del pueblo parece ser en general una raza de hombres altos, endurecidos en las fatigas y muy fuertes. Su trage consiste en un sombrero redondo ó un bonete muy alto, una túnica de paño malo, ó en invierno una manta de piel de carnero que les llega por las rodillas, y que se sujeta al cuerpo por medio de un cinturon; unos calzones de una tela tan fuerte como la que se emplea para los sacos, un pedazo de paño ó de flanela liada á las piernas en vez de medias; alpargatas de cuerdas de cortezas, entrelazadas y tejidas con lazos de la misma materia, que suben por encima del pie. En el verano la camisa y un saco de tela componen por lo comun todo su trage.
Las cabañas se construyen de madera, con forma cuadrada y hechas con árboles, unidos unos con otros y asegurados en los ángulos con mortajas ó cavidades que encajonan; los vanos que quedan entre los árboles se llenan con musgo, por la parte de adentro están firmemente unidos con el hacha, y por la de afuera se les deja tales como estaban con su corteza. El techo que forma un ángulo bastante agudo se hace generalmente de la misma corteza, ó de ramas cubiertas de tierra blanca ó de follage; las ventanas son aberturas cuadradas; y las puertas son tan bajas, que un hombre de estatura ordinaria necesita agacharse para entrar por ellas. Estas cabañas rara vez tienen dos pisos, y en este caso el primero sirve de almacen para las provisiones, y el segundo de habitacion á la familia. La escalera es una especie de escala situada hácia fuera, aunque es lo mas comun que las cabañas no tengan mas que un piso y un solo aposento.
Las camas son casi desconocidas en Rusia, y la gente del pueblo apenas hace uso de ellas. Las familias en general se acuestan en tierra sobre la paja, ó encima de una plataforma de ladrillos que ocupa la cuarta parte de la sala. Lo mas frecuente es que hombres mugeres y niños se acuesten juntos. Hay tambien bancos portátiles que sirven muchas veces de lechos.
En medio de cada habitacion hay suspendidos un vaso de agua bendita y una lámpara que solamente se enciende en ciertas ocasiones. Cada casa se halla provista ademas de la imágen de algun santo, y todos los individuos de la familia, cuando se acuestan y cuando se levantan, permanecen algunos minutos delante de ella haciendo la señal de la cruz, inclinándose reverentemente, y muchas veces incando las rodillas en tierra, sin que entre ninguno en la habitacion que antes de hablar no le haga este homenage de veneracion.
Los rusos del pueblo son muy políticos unos con otros, se quitan el sombrero cuando se encuentran, y se inclinan frecuentemente con ademan muy ceremonioso; en la conversacion ordinaria accionan mucho, gesticulan á cada momento, y manifiestan sobre todo mucho respeto hácia sus superiores, hasta el punto de prosternarse y bajar la frente á tierra cuando encuentran algun personage.
En general los rusos tienen un alimento sano y abundante. Su pan de centeno desagrada á primera vista por su negrura, y al paladar por su gusto ácido, pero es un alimento nutritivo, y una vez hecha custumbre de comerlo hasta llega á parecer agradable. Ademas, de este, sus principales comestibles son los huevos, el pescado salado, algunas carnes y setas. Estas setas son tan comunes que componen una parte diaria del alimento, y asegura que en cualquiera choza donde se entre se halla una gran provision de ellas, de las cuales se hallan llenos los mercados. Su variedad no es menos sorprendente que su abundancia, pues las hay negras, blancas y de otros infinitos colores. La bebida ordinaria es una cosa que llaman kvass, licor fermentado que tiene el gusto del mosto,

miércoles, septiembre 19, 2007

Viage ilustrado (Pág. 73)

llero de su rango: despues entró en una escuela de Volhynia, donde aprendió en poco tiempo el polaco y el latín, y preparado de este modo entró al servicio de un caballero polaco llamado Wechnéretzki, hom­bre rico, vano y crédulo. Aqui empezó Otrepief á re­presentar sériamente su papel. El esterior de este aventurero semi-monge y semi-cosaco, no tenia nada que previniese en su favor. Tenia una estatura media­na, el cabello rubio encendido, la nariz gruesa, una berruga encima del ojo derecho y otra en la frente, á las cuales llamaba él chanceándose sus títulos de no­bleza: uno de sus brazos era visiblemente mas corto que el otro; pero estas imperfecciones eran rescatadas por una penetracion natural, por una singular elocuencia y por una elegancia de maneras que daban autoridad á sus menores acciones.
»Un dia se fingió gravemente enfermo, y suplicó á su amo que se sentara á su cabecera.
—»Cuando ya no exista, le dijo, encontrarás de­bajo de mi almohada las pruebas incontestables de mi nacimiento; pero este importante secreto no te perte­necerá sino despues de mi muerte.
»El polaco le hace una infinidad de preguntas, y últimamente sabe que su criado es el czar Dmitri. Du­daba todavia, cuando el supuesto moribundo le mues­tra, descubriendo su pecho, una cruz de oro enrique­cida con piedras preciosas, que procedia, decia él, de su padrino el príncipe Mstíslavski.
»Informado de esta aventura, Muichek, alta dignidad de Saudomiro, guardó para el fugitivo las mayores consideraciones. El rey de Polonia Sigismundo quiso conocer al pretendiente. Parece que el impostor habia contraido el empeño formal de unir, en cuanto fuera czar, la iglesia griega á la comunion de la igle­sia latina.

Camino de Troitza

»Estas esperanzas contribuyeron á que se curasen poco de la legitimidad de los medios, y el jesuita Rangoni propagó por todas partes los derechos de su protegido.
»Sin romper abiertamente con Godounof, Sigismundo dió á Otrepief algun socorro, y permitió á los señores que quisieran asociarse a su fortuna seguirle con sus hombres de guerra.
»Muichek tenía una hija llamada Marina, cuyo confesor era Rangoni. Las novelescas aventuras del pretendiente la dispusieron en su favor, y la esperan­za de ser un dia czarina y de contribuir al restablecimiento del culto ortodoxo, dieron á esta naciente inclinacion toda la fuerza de las grandes pasiones. Se convino en que el casamiento se verificaría cuando Dmitri hubiese subido al trono.
»Sin embargo, el monge Otrepief entró en Rusia a la cabeza de un pequeño ejército; los cosacos del Don se unieron á él, y pronto todas las provincias del Sud se sublevaron al nombre de Dmitri. Godounof en­via contra él á sus gefes mas esperimentados; logran batirle, mas no desalentarle.
»En esta sazon muere Boris, y el pueblo de Mes—

martes, septiembre 18, 2007

Viage ilustrado (Pág. 72)

cou, y la virtuosa Irene, su hermana, murió en el monasterio de las Vírgenes. El llegó á ponerse sombrío y melancólico, y la persecucion aumento el descontento y las murmuraciones: comenzó á temer á los Schouiski y á los Romanof, y las sospechas del czar llegaron á convenirse en decretos que imponian el destierro y la muerte.
»Sin embargo, el fantasma del inocente Dmitri le persiguió en todas partes… este fantasma se revistió desde luego de una personalidad estraña, y se dirigió de repente contra el asesino.
»Joan Otrepief, hijo de un pobre caballero de Galitch, sirvió en un principio en la casa de los Romanof; pero enojado al verse en una condicion tan oscura, se ordenó y tomó el nombre de Gregorio.


Iglesia de la Asuncion en Pakrofka


»Mucho tiempo anduvo errante de convento en convento, repitiendo todo cuanto se decia desfavorable respecto al gobierno de Godounof, ora afirmando que Dmitri no era muerto, ora dando á entender que él era aquel Dmitri salvado milagrosamente por un médico. En un principio tomaron á risa sus pretensio­nes; pero los enemigos del czar creyeron que se podia sacar partido de esta fábula.
»Godounof al principio no opuso á estos rumores mas que el silencio y el desprecio; pero como toma­ban cada vez mas consistencia y se aumentaba el nú­mero de los descontentos, mandó prender á Otrepief, quien logró fugarse, asi como otros dos monges que pertenecian como él al convento de Tchoudny.
»Otrepief pasó á Kief al convento de Petcherskoï, y dejo en su celda un billete, en el cual esplicaba al arquimandrita, como el monge fugitivo y perseguido no era otro que él hijo de Juan IV. El prelado habló de este descubrimiento con una reserva que acredita­ba mas la importancia del asunto. Entonces el impos­tor dejó el nombre y el hábito, decidido á recorrer la Lithuania y él pais de los cosacos para instruirse y formarse en los ejercicios que convenian á un caba—

lunes, septiembre 17, 2007

Viage ilustrado (Pág. 71)

»Dmitri, al reconocer al anciano, se postró de rodillas.
—»¡Dios es el que te envia! esclamó el príncipe. Mi valor no se admira de ningun peligro; pero lo confieso, mi razon vacila reflexionando todas las eventualidades de una lucha decisiva.
—Escucha, le dijo el venerable ermitaño; si no se tratase mas que de tu ambicion, no podria ofrecerte mas que la compasion del cristiano por tu derrota, y hasta por tu gloria; pero no se trata de coronas pere­cederas. Bastante tiempo el infiel ha pisoteado la en­seña de la Redencion... ¡Dmitri! marcha adelante con tu fé, y los ejércitos de los bárbaros se confundirán con una mirada tuya, como las nieves de la colina á los rayos del sol Levante. Los rusos sabrán que tus fuerzas vienen del cielo, y serán invencibles.
»Dmitri se sintió revestido de una voluntad sobre­natural.
—»No te hablaré de mi reconocimiento, dijo á Serge; tus virtudes confunden el poder del cetro; pero para eternizar la memoria de las gracias que el cielo derrama por tus manos sobre este pueblo oprimido, yo colmaré de bienes el monasterio de Troitza, y en los siglos mas remotos, la piedad de los rusos asociará tu nombre al recuerdo de nuestra libertad.
Nuestras pruebas no están concluidas, interrum­pió el ermitaño... yo compareceré delante de Dios cuando plazca á su justicia dar nueva consagracion á nuestras celdas por la devastacion y el martirio… Un dia, prosiguió con acento profético, este recinto que han levantado mis manos indignas sérá el último ba­luarte de nuestros hermanos... Pero todos tienen parte en esta empresa. Dmitri, vé á buscar en el Don la glo­ria de un nuevo bautismo...
»Diciendo estas palabras, tomó el puñal del héroe, y formando con el y el palo de peregrino una cruz, colocó este símbolo de poder y de humildad sobre la cabeza del gran príncipe.
»Al dia siguiente, el ejército de Dmitri estaba en marcha; de todas partes recibió refuerzos. El príncipe pasa el Oka y atraviesa el Don para aislar á los mon­goles de los auxiliares lituanos que se aproximan; des­plega en las llanuras de Koulikof 150,000 oombatientes, y se traba la lucha. Mucho tiempo anduvo indeci­sa la fortuna. Dos monges de Troitza combatian al lado del príncipe y le animaban con sus exhortaciones y con sus consejos. Ya los mongoles se habian abierto un camino hasta las grandes banderas; cuando el prín­cipe Vladimiro, que mandaba la reserva, sale de los bosques que le escondian y carga sobre el enemigo que se repliega y emprende la fuga. Mamaï, asombra­do de la derrota de los suyos, esclama: ¡el Dios de los cristianos es poderoso! y sucumbe en la derrota ge­neral.
»Serge murió en 1393. El mismo año los tártaros incendiaron á Moscou sin que esceptuaran el monaste­rio. Sin embargo, Nicon, el sucesor de San Serge, regresó con sus monges á las ruinas del santo lugar, donde encontró los restos del fundador en un estado perfecto de conservacion. Esta circunstancia, conside­rada como milagrosa, atrajo en derredor de las ruinas del convento una afluencia considerables de fieles, y bien pronto sus ofrendas, juntas con la munificencia de Dmitri, devolvieron á Troitza su primitivo esplendor. Juan el Terrible; que reinó de 1533 á 1584, so­brepujó á todos sus predecesores con sus liberalidades. En la ceremonia de su bautismo, sus padres, para atraer sobre el niño la proteccion del fundador, le depositaron durante algunos momentos en la caja mor­tuoria del santo.
»Las riquezas y las reliquias que encierra el mo­nasterio obligan á los prelados y á los príncipes á de­fender este recinto de manera que le pongan al abrigo de un golpe de mano. Los tártaros de Crimea, menos poderosos, pero tan ávidos como sus antepasados, am­bicionan esta espléndida presa, y los polacos, bajo pretesto de la diferencia de culto, no tendrian ningun escrúpulo en apoderarse de estos tesoros heréticos.
»Esto estuvo á punto de suceder y á principios del siglo XVII, durante las guerras suscitadas por los fal­sos Dmitri.
»Esta época de la historia de Rusia tiene todo el atractivo de lo maravilloso. Un aventurero que consi­gue cambiar su sayal por el manto de los czares; guer­ras civiles llenas de azares y de incidentes imprevis­tos; una ambicion de muger que ennoblece la constan­cia de la adhesion; en una palabra, una impostura tan bien urdida, que hasta despues de haber sido descu­bierta, una multitud de impostores secundarios viven del mismo fraude; he aqui lo que hace que los anales de esta época sean mas curiosos que los demas.
»Algunas palabras bastarán para recordar este episodio á los que le hayan leido, y para dar una idea á los que puedan ignorarlo (1).
»El czar Juan el Terrible, cuyo sobrenombre es casi una lisonja, habia dado muerte con su propia ma­no al hijo que debia sucederle. A la muerte del tirano, ocurrida en 1584, dejaba por sucesor á Feodoro y á otro hijo mas jóven llamado Dmitri. Feodoro era un príncipe que tenia mucha piedad; pero era indolente y se resentia de una salud bastante delicada. Se habia casado con Irene, hermana de Boris Godounof, anti­guo favorito de su padre, y el mas poderoso, como el mas hábil de los cinco consejeros designados para for­mar el consejo de regencia. Esta alianza favorecia la ambicion de Boris, el que separó bien pronto á sus rivales, y reinó de hecho bajo el nombre del Benigno Feodoro.
»Gobernó con tanta firmeza como sabiduría; pero en el instante en que todo se doblegaba ante él, le asaltaba la idea de que despues de la muerte del jóven czar, cuya esposa era estéril, el cetro pasaria á Dmitri, que se habia retirado á Ouglitch con su ma­dre. La ambicion del regente no retrocedió delante del crimen... Dmitri fué asesinado, y con este niño se estinguió la descendencia de Vladimiro Monomaco.
»E1 fin prematuro de Feodoro y la negativa que hizo, la czarina Irene de suceder á su esposo despeja­ron á Godounof el camino del trono. Subió á él con dignidad, y no quiso aceptar el cetro sino con el con­sentimiento de todos, y fuerza es confesar que solo él era digno de mandar: guerra, política, administracion, elocuencia, todo debia florecer durante su reinado, y tal fué su superioridad, que hasta los príncipes descendientes de Ruvico no se determinaron á ponerse en competencia con su reconocido mérito.
»Nombrado czar en 1598, se creyó en un princi­pio bastante afirmado para manifestarse clemente; la voz de la envidia aparecia encubierta con las bendiciones del pueblo; pero muy pronto la fortuna se cansó de favorecerle. Una hambre terrible desoló á Mos—

(1) Cuando hablamos de la historia de Rusia no dimos á este episodio la estension debida

domingo, septiembre 16, 2007

Viage ilustrado (Pág. 70)

frente diáfana, los ojos no muy abiertos y oblicua­mente hendidos como los chinos. Un desaseo repugnante, y un olor especial, debido á la mezcla del su­dor del hombre y del caballo, completaban el he­diondo aspecto de estos nómadas.
»Los altos de las hordas parecian inmensos campamentos; se paraban generalmente á orillas de los rios, y enviaban numerosas descubiertas para reco­nocer el pais y asegurarse de la abundancia de los pastos. En sus marchas quemaban y saqueaban los pueblos, llevándose esclavos á las jóvenes y á los hombres bien formados, y degollaban sin compasion á todos aquellos que durante sus escursiones no servian mas que de embarazo. La leche y la carne de sus yeguas eran su alimento ordinario. Era tal su des­treza y su seguridad sobre el caballo, que hasta dormian sobre la silla; y sin duda esta constancia en las fatigas y los peligros, esta asociacion completa en todas las fases de la vida nómada entre el caballero y su montura, fué lo que dió origen á la antigua fábula de los centauros. El espíritu de la religion mahometana venia ademas en ayuda de la ferocidad nativa de es­tos bárbaros.
Cuerpos hábilmente escalonados y dispuestos á reunirse á la primera señal, presentaban masas tan considerables que parecia imposible toda clase de re­sistencia. En sus escursiones tenian por sistema no de­jar á la espalda mas que desiertos, seguros de encon­trar su subsistencia en todas las partes donde pudiesen pastar sus caballos. A la influencia de sus armas se unian todas las sutilezas de los asiáticos; los príncipes no obtenian su alianza sino bajo la humillante condicion del tributo, y á la menor veleidad de indepen­dencia, el khan y sus lugartenientes los trataban co­mo esclavos rebeldes. El fanatismo y la crueldad de estas bordas, no menos que su sobriedad y su ener­gía, esplican la rapidez de sus conquistas, las que va­mos á bosquejar en pocas palabras.
»En el siglo XII, Temoutchin, hijo del khan Bagadour, mandaba á cuarenta mil familias. Declaróse independiente de los tártaros, sometió las hordas co­marcanas, y para sancionar su poder con el prestigio religioso, se hizo prometer el imperio del mundo por un ermitaño, y tomó el nombre de Genghis-Khan, ó gran khan. Somete á todo lo que le resiste, y el rey del Thibet se asocia á sus destinos.
»Despues de haber saqueado la China, gira hácia el Occidente, doma á los bukaros, y obliga á Maho­ma II á huir delante de sus banderas.
»Pronto los generales de Genghis invaden las már­genes del Caspio; los ávaros, los polovtsi son derrota­dos, y los fugitivos van hasta Kief, á llevar la nueva de la llegada de los bárbaros. Los príncipes rusos re­sisten y sus tropas son desbaratadas. Todo el Sur de la Rusia estaba en la mayor consternacion, cuando de repente Genghis llama á sus generales, y los vencedo­res emprenden de nuevo el camino de Oriente.
»En 1227, Octaï, hijo del gran khan, le sucede; invade las provincias septentrionales de la China, y encarga á Bati para que someta á todo el Norte del mar Caspio. Este gefe incendia la capital de los búlgaros, penetra en el gobierno de Riazan, y exige de los rusos la décima parte de todos sus bienes. Indigna­dos por esta proposicion, los príncipes rusos toman las armas, y su derrota es la señal de una completa devastacion. Harto de carnicería y de botin, Bati deja á los gefes enemigos que terminen la obra con sus disidencias interiores, y retrocede mientras tanto al Don.»
Esta tregua no fue muy duradera; lanza de nuevo sus hordas sobre los gobiernos del Sur; incendia ciudades florecientes, y sabiendo que Kief tenia la pretension de resistir, se dirige á esta capital, cuyos des­pojos nadan en sangre durante tres dias consecutivos. Templos, monumentos, sepulcros, todo fué destruido. Se disponia á llevar á cabo la ruina de la Rusia Meri­dional, cuando Dmitri, que habia defendido en vano á Kief, logró persuadir al vencedor de conducir sus ar­mas á Hungría. El rey de Galitzia, Damel, se ve obli­gado á reconocer la supremacía de los mongoles, quie­nes le imponen el papel de auxiliar, y parten sobre la Lituania y la Polonia.
»Desde esta época, los príncipes rusos no reinaban mas que á gusto de los tártaros, é iban á buscar su investidura á la sede de la horda. Muchos murieron en las tiendas de los bárbaros; otros sucumbieron por la fatiga de tan largo viage, ó poco tiempo despues de su regreso.
»Diversas causas contribuyeron á salvar la Rusia: las divisiones que debilitaron la energia de la horda contra ella misma; la disciplina que dieron á los rusos sus guerras continuas con la Lithuania y la Alemania; el establecimiento del gran principado en Moscou, que centralizó los elementos de la resistencia; la introduccion de la pólvora, que varió la táctica de la guerra, y últimamente, la influencia del clero, que en estos siglos de opresion y de terror conservó el depósito de las virtudes civiles. Ya en mas de un encuentro los rusos habian hallado el secreto de sus fuerzas; pero la primera batalla de consideracion en que humillaron á los orientales fué aquella que ganó Dmitri Ivanovitch, apellidado despues Donskoi, es decir, vencedor del Don.
»Este Dmitri era un príncipe de un carácter re­suelto, y que parece envió la Providencia espresamente para oponer la fuerza y el ardid á los opresores de su pais. Batido por los lituanos, inquietado por los príncipes de Tver y de Riazan, á los cuales hacia sombra la supremacia de Moscou, comprendió que la suerte de la Rusia dependia de la nueva capital, y que un gran éxito podia únicamente sancionar este derecho. Quiso herir á un tiempo á sus rivales y á los mongoles, y llamó á su lado á todos aquellos que tenian corazon para reconquistar su independencia. Medita mucho tiempo las consecuencias de este partido estremo. Ya su ejército se encontraba dispuesto, pero en presencia de tan graves intereses su corazon no se hallaba aun bastante firme.
»Una tarde se retira solo á su tienda; acaba de recibir, acerca de las fuerzas y disposiciones de sus ene­migos, nuevas que le dejan un tanto perplejo. Como todas las almas fuertes, se ocupaba menos del presente que del porvenir; y en efecto, aqui estaban tal vez los destinos de toda la Europa.
»De repente se presenta un desconocido ante sus ojos, encorvado por la edad y las austeridades del claustro; pero tenia aquella dignidad sencilla que da al sacerdote la incesante contemplacion de las grandezas de Dios; su barba blanca era larga y estaba descuidada; en la espresion ascética de su mirada se comprendia que veia mas allá del mundo terrestre, y que las cosas de la vida no eran para él mas que una medida de la distancia que le separaba del cielo.
» Este monge era Serge, fundador del convento de la Trinidad.

Viage ilustrado (Pág. 70)

frente diáfana, los ojos no muy abiertos y oblicua­mente hendidos como los chinos. Un desaseo repugnante, y un olor especial, debido á la mezcla del su­dor del hombre y del caballo, completaban el he­diondo aspecto de estos nómadas.
»Los altos de las hordas parecian inmensos campamentos; se paraban generalmente á orillas de los rios, y enviaban numerosas descubiertas para reco­nocer el pais y asegurarse de la abundancia de los pastos. En sus marchas quemaban y saqueaban los pueblos, llevándose esclavos á las jóvenes y á los hombres bien formados, y degollaban sin compasion á todos aquellos que durante sus escursiones no servian mas que de embarazo. La leche y la carne de sus yeguas eran su alimento ordinario. Era tal su des­treza y su seguridad sobre el caballo, que hasta dormian sobre la silla; y sin duda esta constancia en las fatigas y los peligros, esta asociacion completa en todas las fases de la vida nómada entre el caballero y su montura, fué lo que dió origen á la antigua fábula de los centauros. El espíritu de la religion mahometana venia ademas en ayuda de la ferocidad nativa de es­tos bárbaros.
Cuerpos hábilmente escalonados y dispuestos á reunirse á la primera señal, presentaban masas tan considerables que parecia imposible toda clase de re­sistencia. En sus escursiones tenian por sistema no de­jar á la espalda mas que desiertos, seguros de encon­trar su subsistencia en todas las partes donde pudiesen pastar sus caballos. A la influencia de sus armas se unian todas las sutilezas de los asiáticos; los príncipes no obtenian su alianza sino bajo la humillante condicion del tributo, y á la menor veleidad de indepen­dencia, el khan y sus lugartenientes los trataban co­mo esclavos rebeldes. El fanatismo y la crueldad de estas bordas, no menos que su sobriedad y su ener­gía, esplican la rapidez de sus conquistas, las que va­mos á bosquejar en pocas palabras.
»En el siglo XII, Temoutchin, hijo del khan Bagadour, mandaba á cuarenta mil familias. Declaróse independiente de los tártaros, sometió las hordas co­marcanas, y para sancionar su poder con el prestigio religioso, se hizo prometer el imperio del mundo por un ermitaño, y tomó el nombre de Genghis-Khan, ó gran khan. Somete á todo lo que le resiste, y el rey del Thibet se asocia á sus destinos.
»Despues de haber saqueado la China, gira hácia el Occidente, doma á los bukaros, y obliga á Maho­ma II á huir delante de sus banderas.
»Pronto los generales de Genghis invaden las már­genes del Caspio; los ávaros, los polovtsi son derrota­dos, y los fugitivos van hasta Kief, á llevar la nueva de la llegada de los bárbaros. Los príncipes rusos re­sisten y sus tropas son desbaratadas. Todo el Sur de la Rusia estaba en la mayor consternacion, cuando de repente Genghis llama á sus generales, y los vencedo­res emprenden de nuevo el camino de Oriente.
»En 1227, Octaï, hijo del gran khan, le sucede; invade las provincias septentrionales de la China, y encarga á Bati para que someta á todo el Norte del mar Caspio. Este gefe incendia la capital de los búlgaros, penetra en el gobierno de Riazan, y exige de los rusos la décima parte de todos sus bienes. Indigna­dos por esta proposicion, los príncipes rusos toman las armas, y su derrota es la señal de una completa devastacion. Harto de carnicería y de botin, Bati deja á los gefes enemigos que terminen la obra con sus disidencias interiores, y retrocede mientras tanto al Don.»
Esta tregua no fue muy duradera; lanza de nuevo sus hordas sobre los gobiernos del Sur; incendia ciudades florecientes, y sabiendo que Kief tenia la pretension de resistir, se dirige á esta capital, cuyos des­pojos nadan en sangre durante tres dias consecutivos. Templos, monumentos, sepulcros, todo fué destruido. Se disponia á llevar á cabo la ruina de la Rusia Meri­dional, cuando Dmitri, que habia defendido en vano á Kief, logró persuadir al vencedor de conducir sus ar­mas á Hungría. El rey de Galitzia, Damel, se ve obli­gado á reconocer la supremacía de los mongoles, quie­nes le imponen el papel de auxiliar, y parten sobre la Lituania y la Polonia.
»Desde esta época, los príncipes rusos no reinaban mas que á gusto de los tártaros, é iban á buscar su investidura á la sede de la horda. Muchos murieron en las tiendas de los bárbaros; otros sucumbieron por la fatiga de tan largo viage, ó poco tiempo despues de su regreso.
»Diversas causas contribuyeron á salvar la Rusia: las divisiones que debilitaron la energia de la horda contra ella misma; la disciplina que dieron á los rusos sus guerras continuas con la Lithuania y la Alemania; el establecimiento del gran principado en Moscou, que centralizó los elementos de la resistencia; la introduccion de la pólvora, que varió la táctica de la guerra, y últimamente, la influencia del clero, que en estos siglos de opresion y de terror conservó el depósito de las virtudes civiles. Ya en mas de un encuentro los rusos habian hallado el secreto de sus fuerzas; pero la primera batalla de consideracion en que humillaron á los orientales fué aquella que ganó Dmitri Ivanovitch, apellidado despues Donskoi, es decir, vencedor del Don.
»Este Dmitri era un príncipe de un carácter re­suelto, y que parece envió la Providencia espresamente para oponer la fuerza y el ardid á los opresores de su pais. Batido por los lituanos, inquietado por los príncipes de Tver y de Riazan, á los cuales hacia sombra la supremacia de Moscou, comprendió que la suerte de la Rusia dependia de la nueva capital, y que un gran éxito podia únicamente sancionar este derecho. Quiso herir á un tiempo á sus rivales y á los mongoles, y llamó á su lado á todos aquellos que tenian corazon para reconquistar su independencia. Medita mucho tiempo las consecuencias de este partido estremo. Ya su ejército se encontraba dispuesto, pero en presencia de tan graves intereses su corazon no se hallaba aun bastante firme.
»Una tarde se retira solo á su tienda; acaba de recibir, acerca de las fuerzas y disposiciones de sus ene­migos, nuevas que le dejan un tanto perplejo. Como todas las almas fuertes, se ocupaba menos del presente que del porvenir; y en efecto, aqui estaban tal vez los destinos de toda la Europa.
»De repente se presenta un desconocido ante sus ojos, encorvado por la edad y las austeridades del claustro; pero tenia aquella dignidad sencilla que da al sacerdote la incesante contemplacion de las grandezas de Dios; su barba blanca era larga y estaba descuidada; en la espresion ascética de su mirada se comprendia que veia mas allá del mundo terrestre, y que las cosas de la vida no eran para él mas que una medida de la distancia que le separaba del cielo.
» Este monge era Serge, fundador del convento de la Trinidad.

sábado, septiembre 15, 2007

Viage ilustrado (Pág. 69)

»En cuanto al clima, es necesario observar que este inmenso imperio encierra las latitudes mas diversas desde las regiones polares hasta las paralelas que descienden al Sur, mas allá de Erzeroum y de Erivan.
»La fundacion del monasterio de la Trinidad se remonta al año de 1338. Un monge llamado Serge, y que la iglesia rusa honra con el nombre de santo, edi­ficó primero una pequeña ermita en el bosque Rado­néje, cerca de una aldea del mismo nombre, hoy Gorodok. Un gran número de monges vinieron á fijar su residencia en derredor de la del piadoso anacoreta, quien en el interés de los peregrinos que atraia su reputacion de santidad, elevó en las inmediaciones una iglesia que consagró á la Santísima Trinidad.
»Para que se comprenda mejor la veneracion de la Rusia hácia San Serge, vamos á colocar á nuestros lectores en medio de la primera invasion de los mongoles. Preguntando á las ruinas que ofrece á cada ins­tante la historia, consuela ver la iglesia cristiana dar el ejemplo de las virtudes que á menudo hacen durar los Imperios.

Interior de la iglesia de la Asunción en el Kremlin

»En la Tartaria china andaban errantes, á media­dos del siglo XII, hordas de mongoles del mismo ori­gen que los turcos de Oriente. Este pueblo era ya po­deroso por sus conquistas.
»Una silla elevada que permitia al mongol com­batir casi de pie sobre sus anchos estribos, una brida de cuero, cuyos nudos formaban el bocado, sin mas armas que una cimitarra, flechas y una lanza; sin otro vestido que un caftan de tela tosca y una piel de carnero, un casco que pudiera cubrirle la ca­beza y parte de la espalda, constituian el esterior de estos nómadas, descendientes de los hunos, y no me­nos feroces que sus antepasados. Este trage grotesco armonizaba con el físico del guerrero tártaro. Su es­tatura era ademas reducida por la encorvadura que contraian las piernas, á consecuencia del constante ejercicio del caballo. Tenian anchas las espaldas la

viernes, septiembre 14, 2007

Viage ilustrado (Pág. 68)

no, que ha empleado largos años de tarea para estu­diar la historia primitiva de Rusia, asj como sus monumentos, sus tradiciones, etc. El autor á que nos referimos, se espresa del siguiente modo:
»A. las diez y siete leguas de Moscou, en la direccion Norte, Nordeste, y en los límites de los go­biernos de Tver y de Vladimiro, aparece el monaste­rio de Troitza ó de la Trinidad.
»Este convento está considerado como el segundo por su antigüedad, y el primero por el interés de los recuerdos históricos que revela, entre los tres, á los cuales los rusos han dado la honorífica designacion de Lavra. Los otros dos son el monasterio de las Grutas en Kief, y el de San Alejandro Nevski, en San Petersbur­go. Del convento de Troitza salió el arquimandrita Planton, que ocupa un lugar distinguido entre los escri­tores rusos; en este mismo recinto, el jóven Pedro, que fué despues Pedro el Grande, encontró asilo y proteccion contra los strelitz revolucionarios; pero los otros títulos de esta piadosa fundacion en reconoci­miento de la Rusia tienen una fecha mas remota, co­mo podrá verse mas adelante.

Gran campana de Moscou

»La mayor parte de nuestros lectores no han oido hablar de la Rusia sino como de un pais de vastísima estension, donde reina un frio escesivo, y cuya forma de gobierno es absolutista. Apresurémonos á decir que las instituciones de Nowogorod florecian en una época en que la Europa occidental salia apenas de las tinieblas de la ignorancia; y que, si la invasion de los mongoles ha retardado la civilizacion de los esclavos orientales, á sus solicitudes y á su valor debemos tal vez habernos libertado del yugo de las hordas asiáticas.

jueves, septiembre 13, 2007

Viage ilustrado (Pág. 67)

panas, ya inútil para otro objeto, pero no llegó á rea­lizarse es le proyecto. Posteriormente el emperador Nicolás pensó en hacerla componer y construirla un campanario; mas habiendo conocido luego que esto era imposible, ordenó á Mr. de Monsferran, arquitecto francés, que la sacara del sitio donde se hallaba, y la colocase sobre un pedestal, cerca de la torre de Ivan­Veliki, lo cual se verificó el 23 de julio de 1836, en presencia del gobernador general, de los individuos de la comision de monumentos y de una inmensa con­currencia que acudió á la ceremonia de la colocacion, que duró tres cuartos de hora.
»En el mismo recinto del Kremlin donde se en­cuentra hoy la reina de las campanas, el viagero cu­rioso debe visitar la catedral de la Asuncion, la pri­mera iglesia de piedra edificada en Moscou. Su nave es estrecha y sombria; su bóveda está sostenida por cuatro enormes pilares que ocupan casi la tercera parte de la iglesia, y pilares, bóveda y muros se hallan cu­biertos de alto á bajo por escelentes pinturas al fresco, representando, en forma gigantesca, figuras de santos y de apóstoles con mantos de púrpura y aureolas de oro. El iconostasio, esto es, la verja que separa el san­tuario del resto de la iglesia y que se eleva hasta la bóveda, es semejante á una de esas murallas fabulosas de que hablan los poetas orientales, una muralla de plata sobredorada cubierta de imágenes cinceladas, deslumbrantes de pedrerías. A la derecha de las puertas, que se abren hácia el centro del iconostasio, lla­madas las puertas reales, hay una imágen de San Juan, pintada, segun se dice, por el emperador griego Ma­nuel; á la izquierda se admira una venerada imágen de la Virgen, que entre los adornos de su cabeza ostenta dos magníficos brillantes de un escesivo valor. Pero mas precioso á los ojos del pueblo ruso que todas las pinturas, alhajas y piedras preciosas, son las reliquias guardadas en las urnas que se encuentra por do quie­ra. Las hay para toda clase de devociones, y todos los accidentes de la vida, desde la túnica de Nuestro Se­ñor Jesucristo, cuya autentidad nadie pone en duda, hasta los mas pequeños huesos de santos que curan diversas enfermedades. Un sacristan va enseñando á los fieles las que tienen mas eficacia, y estos se santi­guan á cada paso delante de aquellos trabajos de la fé, imprimen en ellos un ósculo piadoso, y se dirigen á otra capilla llena igualmente de obras religiosas; alli se santiguan de nuevo, se prosternan con humildad, inclinan la cara contra el suelo, y luego se acercan á un fraile que está de pie delante del altar, el cual les da á besar su mano derecha, la que, segun dicen, ha cuidado antes de impregnar en buenos perfumes á fin de halagar el olfato de los respetables creyentes...
»En esta iglesia es en donde se entierra á los me­tropolitanos y corona á los emperadores.
»Ademas de la que acabamos de describir, Moscou posee otra iglesia de la Asuncion, situada en Pakrofka, uno de sus arrabales. Fué construida en el reinado de Boris Godounoff á principios del siglo XVII, y su ar­quitectura ofrece una mezcla de italiana y morisca que no carece de elegancia y ligereza aun cuando edifica­da de ladrillos estucados. Su aspecto, sin embargo, difiere completamente de las demas iglesias de Moscou.»
En el interior de todas las iglesias hay mucha riqueza, pero lo que mas interesa al filósofo en Moscou es el depósito de los niños perdidos, que fué fundado por Catalina II y se sostiene por las oblaciones volun­tarias de los habitantes y por otros socorros caritativos. Los huérfanos, en número de cerca de 3,000, se educan y mantienen cuidadosamente, y á los catorce años son libres de elegir un estado, para lo cual se les facilita desde luego diferentes manufacturas estable­cidas en el hospicio. Cuando han hecho ya el aprendizage, ó cuando han llegado á la edad de veinte años, se les concede la libertad de establecerse por cuenta suya, y con cuyo objeto hay una cantidad de dinero destinada para cada huérfano; pueden ademas dedicarse al comercio en cualquier punto que se halle bajo el dominio del imperio ruso, y disfrutan de una bienhechora y útil libertad.
En el número de las curiosidades de Moscou debe contarse el Mercado de las Casas, que está estableci­do en una gran plaza de uno de los arrabales, y pre­senta una soberbia variedad de casas en venta, es­tendidas por la tierra y muy cerca unas de las otras. El que necesita una casa acude á este sitio, dice cuan­tas habitaciones le hacen falta, ó examina las maderas que están cuidadosamente numeradas, y compra la casa que le conviene. Algunas veces se paga inmedia­tamente, y el comprador la lleva consigo, y otras en­tra en el precio su conduccion y colocacion en el si­tio en que quiere situarla. Lo cierto es que se ve con mucha frecuencia comprar una casa, trasportarla y dejarla firme y habitada en el espacio de una semana. Pero la esplicacion de una cosa tan singular está en que semejantes casas no son ordinariamente mas que troncos de arboles con tablas y cuerdas, de manera que no hay mas que unirlos cuando es preciso.
Este sistema tan breve de edificar no se limita so­lamente, como pudiera creerse, á cabañas ó casas muy pequeñas; las hay grandes y de aspecto bellisimo que se construyen en Rusia con una celeridad tan grande que pareceria imposible en otro pais cualquiera. Vése un ejemplo notable en uno de los viages de Catali­na II á Moscou; la emperatriz se proponía ocupar el palacio del príncipe de Gallitzin que se considera el mas grande de Moscou, pero no habiendo parecido su­ficiente esta casa, se resolvió añadirle inmediatamente las habitaciones que fuesen necesarias, habitaciones que vengan á ser mayores que el mismo palacio, y que contenian un gran número de magníficos aposen­tos, todo lo cual fué comenzado y concluido en el es­pacio de seis semanas. Y la obra pareció tan cómoda que habiéndose deshecho cuando partió la emperatriz, se reconstruyó de nuevo para hacer una casa de recreo, en una colina vecina á la ciudad.
«A mí me sorprendió mucho, dice Coxe, el ver que la mayor parte de las maderas empleadas en la construccion de este vasto edificio, no habían sido tra­bajadas sino con hachas como las de las chozas de las gentes del pueblo. Aunque yo he visto muchas veces carpinteros en la obra, nunca he advertido que mane­jasen otra herramienta; hacen las planchas con el ha­cha, arreglan los contornos con el hacha, y juntan, en fin, las maderas con la misma. Seria muy prolijo enu­merar los diferentes trabajos que no hacen con tan gro­sera herramienta, en muchos de los cuales se estraña por la delicadeza y por la escrupulosidad de los deta­lles. Sin duda que es digna de admiracion esta des­treza en el manejo de semejante instrumento, pero tambien es evidente que este uso les acarrea una pro­digiosa pérdida de tiempo y de madera»
Antes que analicemos con la detencion debida, las costumbres mas intimas del pueblo ruso en general, apuntaremos las observaciones de otro viagero moder-

miércoles, septiembre 12, 2007

Viage ilustrado (Pág. 66)

peranzas. «Nunca he visto, dice Coxe, ciudad que me impresionase mas por el triste espectáculo de los restos de su antigua grandeza, que la de Nowgorod; es una de las mas antiguas de Rusia, y se llamaba en otro tiempo la Gran Nowgorod, para distinguirla de todas las otras que llevan el mismo nombre.» Esta ciudad fué el centro comercial de la Rusia y las poblaciones anseáticas, y su poblacion, reducida hoy á 8,000 almas, ascendia en la época á que nos referimos á 400,000. La fundacion de San Petersburgo fué su último golpe, y los restos de su comercio han pasado en herencia al mar Báltico. Esta ciudad se estiende sobre las márgenes del Volga, hermoso rio de una profundidad y rapidez considerables. Vénse en ella todavía numerosas iglesias y conventos, desdichados restos que han sobrevivido únicamente para dar testimonio de la magnificencia que su recinto encerraba.
Moscou, desde que los emperadores fijaron su residencia, en San Petersburgo, ha venido tambien bastante á menos en su poblacion y esplendor. A pesar de todo sigue siendo la ciudad mas poblada del imperio, y se puede valuar el número de sus habitantes en 340,000, y el de sus pueblos adyacentes en 50,000. Abrigamos la esperanza de que un camino de hierro se está construyendo entre San Petersburgo y esta ciudad, le volverá parte de su antiguo esplendor. En Moscou es donde residen aquellos individuos de la nobleza que no se hallan en el ejercicio de empleos en la córte: tiene cada uno un estado numeroso y gastan mucho; su inclinacion hácia esta magnificencia salvage es motivada principalmente por los recuerdos que les da de la antigua grandeza de la aristocracia, y prefieren ademas la vida retirada de esta ciudad, porque aqui no los eclipsa la autoridad superior é ilimitada del soberano, ni el fastuoso brillo de la córte. Moscou es tal vez la ciudad mas grande de Europa; su circunferencia dentro de los baluartes que cercan los arrabales tiene unas estraordinarias dimensiones; pero está edificada de una manera tan desigual y tiene tantos vacíos, que su poblacion no corresponde de modo alguno á su estension. Encierra una cantidad tan grande de jardines, bosques, praderas y arroyos, que por muchos sitios mas parece un campo primorosamente cultivado que una ciudad «Yo nunca habia visto nada tan irregular, dice Coxe, ni que ofrezca tan irregulares contrastes. Las calles son en general estremadamente largas y anchas, algunas están empedradas, otras tienen pavimento de madera y planchas como una sala, aunque estas últimas donde se ven mas comunmente es en los arrabales. Al lado de los grandes palacios se encuentran chozas miserables; hay casas de ladrillos, otras de madera pintada y otras con puertas y techumbre de hierro. Un gran número de iglesias, construidas con un gusto arquitectónico singular, aparecen por todas partes: Algunas tienen cúpulas cubiertas de cobre, otras de estaño, y muchas que son de madera, están pintadas de verde ó dorado. Debe considerarse á Moscou como una ciudad que fué primeramente edificada al gusto asiático, y que poco á poco se ha venido convirtiendo en europea. Sus divisiones principales son el Kremlin, el Khitaigorod, el Bielgorod, el Semleinogorod y el Sloboda, especie de arrabal. El Moscareka ó Moskva, que ha dado su nombre á la ciudad, la atraviesa serpenteando por ella, pero si se esceptúa en la primavera, este rio nunca es navegable sino para los bateles. En cuanto al Neglina y al Yaouca, que se le juntan aqui, no son mas que arroyos que están casi secos en el verano.»
Moscou es la ciudad del mundo que contiene mayor número de iglesias y conventos, pues suben hasta seiscientas. Tiene cuarenta y tres palacios. Busching pretende que el Gostinoï—dvor, bazar inmenso en el barrio del comercio, llamado la ciudad china, contiene cerca de seis mil tiendas hermosas, llenas de objetos de mercancía del comercio de esportacion y de importacion con la China. El Kremlin ó palacio imperial es citado como una de las construcciones mas magníficas; se halla situado en el recinto de la ciudad y encierra el antiguo y nuevo palacio imperial, una casa de recreo, cuadras, un almacen de víveres, el palacio que perteneció en otro tiempo al patriarca, nueve catedrales, cinco conventos, cuatro iglesias parroquiales, el arsenal, los colegios y otros establecimientos públicos. Los habitantes de Moscou son muy apasionados de las campanas; poseen una que pasa por la mayor del mundo, la cual pesa 215,000 kilógramos, tiene 6 metros de altura, 126 de circunferencia por la parte baja, y 65 en su mayor espesor. Fué puesta en fundicion bajo el reinado de la emperatriz Ana; pero habiéndose incendiado la pieza de carpintería en que estaba montada, se cayó y se le rompió un gran pedazo, desde cuya catástrofe ha permanecido sin uso.
Respecto á esta campana, hé aqui lo que nos dice un libro que habla detalladamente de Moscou.
«Hay en Europa muchas mas campanas célebres de lo que generalmente se cree, sobre todo cuando no se ha estudiado la historia de las campanas. Háblase mucho de la campana de Viena, que tiene 40 pies de altura, 32 y dos pulgadas de circunferencia, y que pesa 85,400 libras; de las de Berlin, de Erfurth, de Breslau, de Schaffouse, de Strasburgo, de Toledo, etc. La China posee una que escede á todas estas, pues segun Werbisse, la campana grande de Pekin pesa 140,000 libras; pero de todas las campañas fundidas hasta el dia, la que mas pesa, y por consiguiente la mas famosa es la de Moscou, llamada la reina de las campanas.
«En efecto, esta campana, fundida en 1733 por órden de la emperatriz Ana Ivanovna, para reemplazar á la del czar Alexis Mikailovitch, destrozada en el incendio del Kremlin en 1701, tiene veinte pies siete pulgadas de altura por veinte y dos pies, ocho pulgadas de diámetro, y pesa cuatrocientas ochenta mil libras. Asi es que nunca se ha suspendido en un campanario. Hasta 1836 permaneció esta campana en el mismo sitio donde fué fundida 103 años antes, y en cuya posicion se emprendió la obra de cincelar las esculturas no terminadas que la adornan. Hácia 1737 se hicieron grandes preparativos para tratar de subirla á un campanario que debia construirse en el mismo sitio que ocupaba la monstruosa campana; pero cuando iba á ejecutarse este proyecto estalló un terrible incendio que devorando una parte de la ciudad se comunicó al andamio y construcciones de madera que rodeaban la campana, siendo entonces cuando por efecto sin duda de la violencia del fuego del enorme peso que sobre ella se desplomara, debió sufrir la fractura que se advierte en uno de sus lados, cuyo pedazo se conserva tambien.
» Los emperadores Pablo y Alejandro tuvieron la idea de embellecer el Klemlin con la reina de las cam—

martes, septiembre 11, 2007

Viage ilustrado (Pág. 65)

nan numerosos cánticos, y cuando llega la noche su­ben á los aires de los pueblecillos inmediatos armonio­sos y multiplicados sonidos.»
En el camino de San Petersburgo á Moscou se en­cuentra á Nowgorod, que está cercada de una llanura pantanosa. Esta ciudad desde cierta distancia presen­ta la vista mas magnifica en

la apariencia; un gran número de iglesias y conventos que hieren entonces la vista, parecen prometer una ciudad importante; pero en entrando en ella quedan bastante burladas las es—

domingo, septiembre 09, 2007

Viage ilustrado (Pág. 63)

Inútil es decir que sus trineos están muy lejos de la sencillez de los primeros: están montados sobre acero inglés de estraordinaria finura, á la tablilla la ha sustituido una almohada henchida perfectamente de crin y cubierta de una preciosa tapicería, lo mas frecuente bordada por manos queridas: estos trineos, montados sobre patines mas finos y delgados, son mas altos, mas estrechos y de una hechura, sin comparacion, mucho mas elegante.
Las damas, aun las mas tímidas, se entregan sin cuidado, confiadas en la destreza de estos despejados caballeros, que las mas veces se disputan el favor de acompañarlas en el descenso.
No obstante, si la córte va á las montañas y la em­peratriz tiene la humorada de bajar por la cuesta, un tosco y grosero moujik es el que tiene el alto honor de dirigir el vehículo.
Pero nada hay mas pintoresco y admirable que las funciones que se verifican por la noche en estas montañas, y este placer lo proporciona mas de una vez la sociedad de San Peterburgo durante el invierno: mas en estas la destreza de los protagonistas debe ser á to­da prueba, porque el resplandor de las antorchas, re­flejándose sobre la tersa superficie del hielo que forma el plano inclinado, deslumbra la vista con el centelleo de millares de luces, y hace vacilar la grande som­bra que proyectan los pinos plantados todo alrededor. Y sin embargo, los jóvenes se entregan á los ejercicios los mas escéntricos, los mas arriesgados, y aun nos aventuramos á decir los mas estrambóticos. Se diria que escitados por el mismo peligro lo insultan y lo de­safian: se ve algunos que se tienden á la larga sobre la estrecha tablilla de su trineo, vuelta la cara hácia el cielo, y los pies adelante; otros, y esto es todavía mas espantoso, echados igualmente de espaldas se aban­donan á la pendiente del precipicio, los pies atrás y la cabeza hácia el declive; éstos de rodillas, aquellos en pie dirigen la rápida marcha del trineo, con un simple movimiento de su cuerpo; otros, en fin, des­deñando toda especie de vehiculo, armados sus pies con patines desfilachados se dejan deslizar temerariamente sobre la escurridiza senda que salvan trazando caprichosos festones sobre el bruñido hielo.
¿Qué mas añadiremos? frecuentemente estas ale­gres y atrevidas partidas de placer contribuyen á dar feliz cima á algun lance amoroso, que sin su punzante atractivo tal vez se hubiese ido estinguiendo entre las insulseces y desabrimientos de la vida comun. Lo que hay de cierto es, que siempre es raro que conclu­ya la temporada de las montañas sin que la sociedad de San Petersburgo deje de contar con algunas di­chosas parejas mas.
Acaso hayan parecido prolijos los detalles que he­mos dado respecto á las costumbres rusas; pero debe dispensársenos en gracia de lo curiosos que son. Pase­mos á hablar de otra ciudad de Rusia no menos célebre que la anterior.
Despues de haber visitado á San Petersburgo, Moscow ó Moscou parece que reclama nuestra atencion. Esta ciudad fué en otro tiempo la gloria y la ca­pital del imperio, aunque todavía la grandeza y los restos de magnificencia que encierra la hacen una de las primeras ciudades de Europa. Hay un camino an­cho y bellísimo que conduce á ella desde San Petersburgo, y que está cortado casi en línea recta á través de los árboles. Los viageros dicen, no obstante, que este camino es muy aburrido. A alguna distancia de San Petersburgo se entra en bosques inmensos, de los cuales no sé sale casi nunca sino para entrar en los pueblecillos, alrededor de los cuales hay ordinaria­mente algun terreno cultivado. Por ambos lados del camino se han cortado los árboles á la distancia apro­ximada de 40 á 50 pasos. Este camino tiene constantemente la misma anchura, y hé aquí como se hacen los de su género; se acuesta el camino á través de los troncos de árboles paralelamente colocados, y unidos por la mitad, y á cada estremidad por clavos grandes; estos troncos se hallan cubiertos de ramas de árboles, sobre las cuales se echa ademas una capa de arena ó de tierra. Estos caminos son escelentes, mientras se conservan nuevos; pero cuando el tiempo los ha gas­tado, hundiéndose los troncos en la tierra y llevándo­se las lluvias las capas de arena que los cubría, en este caso, y es bastante frecuente en el espacio de muchas millas, el camino se halla en derrota por to­das partes, y el viajar por él ofrece increibles mo­lestias.
Los trineos de viage que se llaman kibitkis, son carros pequeños donde apenas pueden sentarse dos personas de frente, á parte del cochero que se sienta en una de las estremidades, muy junto de los caba­llos. El kibitki tendrá 165 centímetros de longitud; la parte de atrás está cubierta con un dosel hecho con ramas entrelazadas, sobre las cuales se estienden cor­tezas de abedul y de haya. En toda esta máquina no se encuentra un solo pedacito de hierro, tampoco tie­ne resorte alguno, y solo está unida por medio de la­zos, cuerdas y palos. Para hacer mas tolerable la as­pereza de este carruage, se ha tenido la prevision de colocar dentro lechos de plumas, en los que puede acostarse el viagero. En invierno en lugar de este carruage se hace uso del trineo, el cual es mucho mas agradable que el otro, y se desliza rápidamente por la nieve apenas sin movimiento alguno. Estos trineos se hallan en parte cerrados y en parte abiertos, y tie­nen la forma de una cuna. El toldo que los cubre, que se proyecta á 66 centímetros por delante, se ha­lla abierto en su estremidad y provisto de cortinas, que se pueden echar cuando hace mal tiempo. Por de fuera está cubierto de esteras y de pieles curtidas, y por dentro tiene un techo bien acondicionado. En el in­terior hay tambien un asiento donde puede uno ir acos­tado ó sentado cómodamente, segun le venga mejor. Cuando no se hallaban establecidas las postas en Ru­sia, las gentes del campo estaban en la obligacion de proporcionar caballos á los viageros; pero el precio que en remuneracion habia que darles era tan corto que aquellos desempeñaban su oficio de la manera peor posible. Esto, sin embargo, no les impedia lle­var buen humor en la mayor parte del camino, é ir cantando casi siempre. «He observado con sorpresa, dice Coxe, la pasion que los rusos tienen por el can­to. Apenas nuestros cocheros ó postillones se encon­traban colocados en su asiento, soltaban la tarabi­lla á tararear un aire cualquiera, y continuaban asi por espacio de muchas horas sin parar un solo instante. Pero lo que mas escitó mi admiracion fué que cantaban por partes, ejecutando á veces un diálogo en música, y haciéndose preguntas y respuestas, como, si por decirlo asi, tuviesen la costumbre de entablar sus conversaciones en música. Los postillones cantan sin tregua de una estacion á otra; los soldados cantan du­rante el tiempo que dura la marcha; los campesinos cantan en las horas de trabajo; en las tabernas resue­—

sábado, septiembre 08, 2007

Viage ilustrado (Pág. 62)

ga el domingo, que es el primer dia de carnaval, á medio dia están abiertos los katchelis (1): mil banderolas, flámulas y gallardetes ondean por el aire osten­tando sus caprichosos colores: las orquestas de las barracas comienzan sus sinfonías, que algunas son muy buenas: los vendedores de golosinas están en sus puestos: unos venden avellanas y pan de especia: otros hacen bliniers, especie de soplillos recios y pesados á los que se acomodan á las mil maravillas los estómagos rusos: éste, como el proveedor de Gostinoï—­dvor ofrece á los aficionados platos muy variados. Despues vienen los que preparan el té, sin el que nun­ca habria fiesta pública en Rusia que fuese completa, como en Paris sin vendedores de cocos.
Se han inaugurado las montañas de hielo: ved aquí los moujiks cubiertos por encima de sus calientes vestidos, con el ancho caftan ó túnica azul, ceñi­da con un cinturon encarnado, y su cabeza adornada con el casquete de paño, ó birrete puntiagudo, que se adelantan llevando un pequeño trineo debajo del brazo, y suben la ancha escalera practicada á espal­da de la montaña. La construccion de estos trineos, que pueden tener de 50 á 60 céntimos de largo, es en estremo sencilla: consiste en una pequeña tablita asegurada sobre dos patines de acero. Este ligero vehículo se coloca sobre el borde del terrazo: su dueño toma asiento despues de haber levantado cuidadosa­mente su ancho ropage: estiende hácia adelante las piernas, inclina un poco el cuerpo que se vuelve brus­camente hácia atrás en el momento en que empuja el trineo por la cuesta de hielo. La sensacion que se esperimenta en este momento es inexplicable, falta sú­bitamente la respiracion y se siente cierta opresion es­traña y deliciosa. Sin embargo, el trineo sigue lan­zado como una flecha, llega al plano horizontal, cruza con la velocidad del rayo los trineos que llegan de la opuesta montaña, al pie de la cual va á terminar muy pronto su quimerica carrera.
No vaya á creerse por eso que estos carritos escurridizos solo necesitan ser empujados para seguir su camino: al contrario, se necesita dirigirlos con una destreza y habilidad excesiva. El conductor con los brazos colgados hácia atrás, ya sea por solo el balan­ceo del cuerpo ó bien por el imperceptible roce de la mano sobre el hielo, debe sostenerse siempre siguiendo línea recta: el aprendizage es penoso y algunas veces arriesgado, porque separándose bruscamente el trineo de su inesperto conductor, le deja caer redondo por la pendiente helada, al pie de la que no po­drá llegar sino despues de haberse dado crueles encontrones contra los pretiles, y por consiguiente, todo acardenalado y contuso, y aun dichoso él si no ha su­frido el choque de algun otro trineo, precipitado de­trás de él. Estos encuentros pueden ocasionar que el paciente se rompa la cabeza, se quiebre una costilla, se rompa una pierna, ó quedar muerto en el acto. No obstante, se dice que estos descensos son poco espues­tos; asi que en justicia puede afirmarse que las des­gracias de esta especie son rarísimas.
Frecuentemente se ven dos personas que bajan jun­tas en un mismo trineo: esto puede parecer prodigioso atendida la estrechez del vehículo, mas la destreza moscovita suple á todo. El conductor se coloca sobre el último estremo de la tablilla, teniendo cuidado de ensanchar las piernas para dejar á su compañero todo el espacio posible: éste, encogiéndose cuanto puede, se sienta delante de él con los pies estendidos adelan­te. El trineo parte velozmente, y los viageros llegan en un abrir y cerrar de ojos al pie de la otra montaña.
Los que desconfian de su habilidad, se ponen en manos de hombres esperimentados, que por algunos cuartos se encargan de conducirlos. Aqui se conoce el origen de esta diversion introducida en Francia en 1814, y que se llama las montañas rusas.
De este modo se pasa aquel dia muy brevemente, si se tiene en cuenta que á las cuatro de la tarde es ya de noche; pero se prosiguen al día siguiente, y lo mismo hasta el último de la semana, estas diversio­nes favoritas.
Hácia el fin de ella se ha establecido alrededor de los katchelis, un paseo de carruages elegantes: la alta sociedad quiere tambien darse el placer de concurrir á las barracas, y presenciar los amores de Arlequin y Colombina, y aplaudir las prodigiosas trasformaciones de Pierrot. Siguen despues las carrozas de la córte, tiradas por cuatro caballos ricamente enjaezados y lle­nas de niñas del instituto de Santa Catalina, establacimiento de educacion para señoritas nobles, puesto bajo la inmediata proteccion de la emperatriz. Se cuenta mas de sesenta de estos carruages de gala, conducidos por cocheros con libreas de palacio y se­guidos por lacayos con vestidos de grana En las puertecillas del estribo se perciben las cabezas de las lindas paseantas, que están orgullosas de ir á paseo en coches del emperador.
Hemos hablado de las montañas de hielo de los katchelis que son públicas y solo duran ocho días; pero hay otras de particulares que permanecen todo el invierno: pertenecen á varias sociedades de jóve­nes que las han hecho formar pagando cada uno su contingente. Las montañas suizas están en Kammenoi­-Ostroff. Mas en la actualidad, esta isla ha desapare­cido, y costaría mucho trabajo reconocer la topografía de estos sitios que nosotros hemos visto tan animados, tan cubiertos de verdor y tan perfumados: ahora solo presentan á la vista un desierto de hielo: las risueñas casas de recreo se ocultan corno avergonzadas bajo una cubierta de grosera estera, y aun estas mismas desaparecerán sepultadas en la nieve. Los altos pinos y los copudos álamos blancos mecen tristemente las ramas despojadas de sus hojas, y lo mas frecuente cargadas de escarcha, en donde vienen á posarse los siniestros cuervos: por do quiera el aspecto es triste, silencioso y desolador.
Ahora bien, las montañas suizas se elevan en el parage de la isla mas inmediato á San Petersburgo: son muy concurridas, especialmente los domingos: las so­cíedades mas brillantes se citan á aquel sitio, en don­de se entregan hasta la locura al placer de deslizarse por la cuesta: estas montañas no ceden en elevacion á las de los katchelis, y los jóvenes: van á ejercitarse, pueden apostárselas en destreza con los mas espertos y hábiles moujiks: han adoptado un trage que ade­mas les permite mas ligereza para los movimientos: una especie de chupa y caquilla á lo húsar que deja pasar con mucha gracia como si fuese un ribete el sedoso astracan de que está forrada, botines rusos con pieles, un gorro á la escocesa, y anchos guantes á lo Crispín, de cuero encarnado: este es en complemento el trago, á la vez gracioso y suelto.

(1) Esta palabra significa columpio, y sirve para de­signar el conjunto de las diversiones públicas que nos­otros procuramos describir.