miércoles, agosto 15, 2007

Viage ilustrado (Pág. 39)

«Unicamente el esterior de esta iglesia es lo que está terminado hace ya algunos años, pues en el inte­rior faltan las pinturas y las esculturas. Nótase en su estremidad oriental, donde se halla colocado el altar, un coro de 150 pies de longitud y 70 de altura, de mármol blanco incrustado de pérfido, jaspe y otros minerales preciosos, y ornado con ocho columnas corintias de 42 pies de altura. Las puertas que darán en­trada al santuario serán de plata y tendrán 35 pies de longitud sobre 15 de anchura.
«El origen de la iglesia de San Isaac se remonta á los primeros tiempos de la fundacion de San Petersburgo. Pedro el Grande, nacido en 1673 el 30 de ma­yo, dia consagrado por la iglesia griega á la fiesta de San Isaac el Dalmata, concibió el proyecto de erigir una iglesia bajo la advocacion de este santo; pero la mul­tiplicidad de los trabajos que emprendió á un mismo tiempo no le permitió sin duda comenzar su ejecucion antes de 1710. Contentóse con hacer edificar provisio­nalmente esta iglesia en un vasto taller dependiente del almirantazgo, sin que exactamente conozcamos el lu­gar que ocupaba. Esta obra fué presa de las llamas, y siete años despues el czar puso en persona la primera piedra de una segunda iglesia de San Isaac, cerca del Neva, en el sitio mismo en que se encuentra actual­mente el palacio del Senado. Diez años bastaron para terminarla, y fué consagrada en 1727; pero en 1735 la destruyó en parte otro incendio. Se reedificó, em­belleciéndola mucho; pero habiendo fijado la córte su residencia en este lugar, mandó Catalina II la construccion de una nueva iglesia bajo la misma advocacion, y que debia ser completamente de mármol. Los trabajos de esta iglesia, comenzados en 1768 segun los planos del arquitecto Rinaldi, fueron interrumpi­dos por la muerte de Catalina, continuado con modifi­caciones por Pablo I, y en 1817, confiados por Alejan­dro I á Ricardo de Montferrand, arquitecto francés, que tuvo la gloria de terminarlos en menos de veinte y dos años, de una manera satisfactoria aun para los críticos mas descontentadizos, teniendo presente que no es mas que una copia imperfecta de San Pedro de Roma. La metrópoli del cisma griego ha sido calcada sobre la metrópoli del papismo romano. Se ha imitado en pequeño, por dentro y fuera, la audaz cúpula de Miguel Angel, mientras que la gran plaza se halla igualmente rodeada de un semicírculo de columnas que Bernin añadió al plano de Bramante. La única iglesia de San Petersburgo que pueda aproximada­mente llamarse griega, reproduciendo sobre poco mas ó menos la arquitectura de Bizancio, donde nació el gran cisma refugiado ahora en Rusia, es la que se lla­ma catedral de Smolna, situada en el antiguo pueblo de este nombre, enterrado hoy ya en el recinto siempre creciente de San Petersburgo. El arquitecto italia­no Rastrelli, que la construyó en el último siglo, bajo el reinado de Isabel, rodeando su cúpula de cuatro minaretes á lo oriental, le dió el carácter original del culto á que sirve de templo, y supo producir por el complemento feliz de las fórmas de Asia y de Europa un efecto encantador y pintoresco, el cual aumentan todavía mas los edificios circulares, levantados en derredor de la iglesia para un vasto convento, ocu­pado ahora por un instituto de jóvenes huérfanas y un asilo de viudas. Pero en el interior del templo, aca­bado recientemente con un gran lujo, y cuyas bóve­das, paredes y pilares están completamente revestidos de estuco blanco se encuentra, á pesar de todo en pequeñas proporciones la eterna cúpula de San Pedro.
«Entre as otras iglesias de San Petersburgo, una sola merece visitarse, que es la de San Pedro y San Pablo, construida en la fortaleza bajo el reinado de Pedro el Grande por un arquitecto italiano. Desde la cumbre de su campanario, ó mas bien desde su mi­narete que termina una alta flecha dorada, se descu­bre el panorama mas completo de San Petersburgo, de sus puertos y sus islas. Esta flecha tiene 340 pies de altura desde el suelo, y 150 desde la azotea de la torre. Su dorado ha tenido ya de coste mas de 10,000 ducados. Pero el edificio de que nos ocupamos tiene otros títulos para atraer la atencion de los estrangeros, y es, que es una especie de complemento del Arkhan­gelski—Sabor, de Moscou. En esta ciudad fueron sepultados los czares rusos que precedieron á Pedro el Grande, y los que sucedieron á éste reposan en San Pedro y San Pablo. Círculos sencillos hechos sobre las cavidades y colocados por el órden de fechas, anun­cian los nombres de los czares, czarinas y grandes duques, á quienes cubren los mortales despojos; pri­meramente el de Pedro el Grande, con el cual comienza todo en San Petersburgo, lo mismo entre los muertos que entre los vivos; despues el de su muger Catalina, los de Ana, Isabel, Pedro III, Catalina II, otro gran emperador, Pablo I, Alejandro y Constantino. En la nave pequeña hay espacio todavía para un gran número de autócratas. En este vacío está el se­creto de la Providencia.
«Como la iglesia de Kazan, la de San Pedro y San Pablo está adornada de trofeos militares, de banderas cogidas al enemigo, de bastones de generales y gran­des visires, de llaves de las ciudades y fortalezas ante las cuales las trompetas rusas han hecho resonar los cantos de muerte y desolacion, de las triples colas de los pachaes, etc., etc. Enséñanse aqui una porcion de vasos sagrados de madera y de marfil que fueron es­culpidos por Pedro el Grande. Admirándolos, porque son verdaderamente obras maestras me preguntaba yo cómo este grande hombre pudo administrar un im­perio tan vasto en todos sus mas minuciosos detalles, hacer la guerra, establecer fábricas, construir ciuda­des, cruzar canales, organizar un ejercito, una ar­mada y todo el servicio público, fundar escuelas, academias, iglesias, universidades, teatros, etc., y tener tiempo suficiente de sobra para trabajar el éba­no y el marfil con tanta paciencia y talento como los artistas mas célebres de Alemania.
»Todas las religiones tienen templos ó iglesias en San Petersburgo, y se hallan tal número de ellas en la calle Newski, que se ha dado en llamarla Calle de la Tolerancia. Las hay de armenios, griegos, protestantes, católicos romanos, etc., etc.
»El mas importante, cuando no el mas hermoso palacio de San Petersburgo, es el Imperial, llamado palacio de invierno. Este nombre le fué dado desde un principio, para distinguirlo del palacio del verano que el emperador Pablo hizo derribar para construir sobre el mismo lugar el palacio de Miguel, aunque ha conservado hasta ahora aquel nombre.
«El palacio de invierno actual no tiene todavía once años de existencia, pues en 1837 un incendio devoró en pocas horas el otro á quien ha reemplazado. Construido bajo el reinado de Isabel por el italiano Rastrelli, el antiguo palacio de invierno era tan gran­de, que habitaban cómodamente en él hasta 6.000 personas. El intendente en gefe de la casa imperial,

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