martes, agosto 07, 2007

Viage ilustrado (Pág. 34)

por el estado crítico en que se hallaba la Europa; y por la revolucion francesa, que hizo variar á Federico Guillermo de su noble propósito. Los polacos combatieron y murieron. Dígalo Praga, panteon glorioso de la independencia polaca. Los restos de aquellos bra­vos ciudadanos, corrieron al Rhin, á pelear bajo las águilas francesas por la libertad de los pueblos.
A la union de la Polonia al imperio ruso siguió la de la Curlandia.
Catalina en el último año de su reinado emprende la guerra contra la Persia; vislumbraba un éxito glorioso cuando el 9 de noviembre de 1796, despues de haber tomado un ligero desayuno, fué acometida de un ataque de apoplegia fulminante. Exhala un grito; acu­den á ella, y sin hacerla recobrar el conocimiento, espira al cabo de treinta y siete horas. Tenia sesenta siete años y habia reinado treina y tres y medio. -
Hemos seguido brevemente, pero con exactitud, el reinado de esta ilustre princesa; hemos trazado los principales acontecimientos de su vida política; y hemos alzado una parte del velo que cubría sus costum­bres privadas.
Bajo el reinado de Catalina el territorio ruso se aumenta con 336,616 millas geográficas, haciéndose temible la Rusia para la Europa y para el Asia. La memoria de esta emperatriz será eterna en el mundo. Su talento y su ilustracion merecen este recuerdo.
No era solamente Catalina una gran reina, era una gran madre, una gran muger. «Una sabia distribucion del tiempo, dice Levesque... la hacia consagrarse á sus propios estudios y á la educacion de sus hijos, componiendo en su obsequio obras elementales,» Ade­mas de hábil politica, era Catalina escritora; hizo co­medias, y hasta el último dia de su vida estuvo ocupada en la historia de su tiempo. Su trato era ilustrado, amable y bondadoso. Ser sabio, ó artista eran sobra­dos títulos para poseer su afecto: queria estar rodeada siempre de ellos; y á este entusiasmo artístico debe la Rusia sus mas grandiosos monumentos en letras y artes.
Catalina es contada en el número de los grandes soberanos de su siglo. Sobre ella se han hecho y se harán juicios encontrados; se considerarán sus virtudes y sus vicios, su talento y sus debilidades, sus bellas acciones y sus faltas, su bondad y sus crímenes. «Jueces equitativos la concederán un justo senti­miento de aprecio por sus nobles cualidades; de admiracion por lo que hizo grande y útil; de. compasion por sus estravios políticos y morales, y de duda por las prevaricaciones de que está rodeada su memoria»
Un profundo sentimiento llevó á la tumba: el de no haber podido destruir á la Francia cuya revolucion odiaba; pero mas por conveniencia que de corazon.
A la muerte de Catalina ciñó la corona imperial Pablo Petrowich, denominado el Tenebroso, que con­taba trece años de edad. En su carácter, y en sus costumbres se mostraba digno sucesor de Pedro III.
El principio de su reinado no pudo ser mas benig­no, mas dulce, ni mas honroso: su generosidad se es­tendia hasta á sus enemigos: borraba las señales de todo lo que pudiera recordar algun motivo de disension: celebró una pompa fúnebre, y unió los restos de Pedro y Catalina con esta inscripcion: Divididos en vida y reunidos en la muerte. Multitud de reformas benéficas para el pueblo le atrajéron sus aplausos, sus bendiciones y su amor. Pero no se hallaba bien con él, sin duda, cuando por medio de una brusca reaccion ostenta Pablo I una tiranía caprichosa; pues hoy colmaba de favores á quien al siguiente dia encerraba en un calabozo cargado de hierros.
Suspendida siempre la espada de Damocles sobre todas las cabezas; este humor fantástico y feroz que se veia en todos los actos del emperador, se estendia tambien á su familia.
Con el prurito de destruir cuanto habia hecho su madre, lo innovaba todo, y no sabiendo ya en qué ocuparse, prohibió los sombreros redondos, la palabra almacen, y mandó que todos los que se encontraran á su paso, fueran rusos ó estrangeros, se prosternaran delante de él, apeándose de sus caballos ó carruages los que en ellos fueran. Llevóse esta órden con todo rigor, causando la desgracia y la muerte de multitud de personas que la infringian involuntariamente, sin tenerse en consideracion la categoría de los infracto­res. Ningun hecho probará la necedad de los capri­chos del inepto Pablo, como el castigo que impuso á un caballo porque le derribó.
Con dificultad presenta la historia un reinado donde se hayan sucedido sin interrupcion tantas locuras sanguinarias, unas ridículas, otras feroces, y todas en perjuicio del Estado. Referirlas seria presentar un tra­tado de cuentos, originales sin duda, pero dignos de una cabeza trastornada, que llega á ocuparse en hacer trasplantar en el rigor del invierno los árboles de mas de 25 pies de altura.
De tan indignas ocupaciones le pudieron distraer un tanto los reveses sufridos por sus tropas en Noví y en Holanda combatiendo á la Francia. Llénase Pablo de indignacion, se retira de la liga, y trata con el mas profundo desprecio á los embajadores de Inglaterra y Austria. Ordena al de Dinamarca deje su córte, y rompe con el gabinete de Viena. En tanto se ocupa en superficialidades, que destruian la moralidad de su ejército, y en profundizar mas la division que existia entre la córte de San Petersburgo, y las que le conve­nia fuesen sus naturales aliadas.
Bonaparte, que se hallaba á la sazon de primer cónsul, veia gozoso la política de Pablo, y á fin de se­pararle de las demas potencias europeas y unirrle á la Francia, le envía los prisioneros rusos bien uniformados, y este acto que hiere el amor propio del czar, le impulsa á despachar una embajada al primer cónsul, que se sabe ganar su afecto, y hacer que diga Pablo de Napoleon: Es todo un hombre.
Los rusos miraban con sentimiento el proceder de su soberano, pues no podian reconciliarse con quienes eran sus vencedores. Este descontento acrecia, á la par que las crueldades del emperador, que llenaba los calabozos diariamente, imponia numerosos golpes de knout, é hizo desertaran de San Petersburgo cerca de 40,000 personas.
Hecho odioso para la Rusia, todos desean su muerte, que es concertada por varios de los principales cortesanos. El dia de la ejecucion se fija del 22 al 23 de marzo. Venciendo insuperables obstáculos, logran penetrar en ha cámara real, costando la vida á uno de los centinelas. Espantado el emperador con la presen­cia de sus asesinos, trata de huir de la alcoba, y en medio de su turbacion va á un gabinete sin salida, donde se encerraban las banderas tomadas al enemigo, y las espadas de los oficiales detenidos en la for­taleza. Empuña una y con un valor de que habia ca­recido, rehusa abdicar y entrar en avenencia con los conjurados: insúltales; trata de herirles; les impone;

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