viernes, agosto 10, 2007

Viage ilustrado (Pág. 35)

pero á la voz de Beningen que grita: ¿qué será de nosotros si escapa? se reaniman, y Nicolás, uno de los hermanos Zoukof, le rompe el brazo derecho. Arrójanse todos sobre el desgraciado Pablo, y sucumbe al numero, despues de una escena horrible, en que fué prolongada su agonia.
«Pablo, dice Napoleon, fué asesinado en la noche del 24 al 25 de marzo de 1801. Lord Withwoth era embajador en su córte; estaba muy unido al conde *** el general *** los *** y otras personas auténticamente reconocidas de ser las autoras y actoras de este horri­ble parricidio. El monarca habia indispuesto contra él, por su carácter irritable y muy susceptible, una parte de la nobleza rusa. La saña á la revolucion francesa habia sido el carácter distintivo de su reinado. Consideraba como una de las causas de esta revolucion la familiaridad del soberano y de los principes franceses, y la supresion de la etiqueta severa, y exige señales de respeto poco conformes á nuestras costumbres, y que sublevan generalmente .............................................................................
la menor violencia de los mas pequeños detalles de su etiqueta escitaba su aversion, y bastaba para apa­recer como jacobino. Su union con el primer cónsul cambió una parte de sus ideas, y es probable que si hubiera vívido algunos años mas, habria reconquistado la opinion y el amor de su córte. Los ingleses descon­tentos, y aun estraordinariamente irritados del cambio efectuado en él en un año, nada omitieron para alen­tar á sus enemigos interiores; prepararon la opinion general de que estaba loco, y urdieron una conspiracion para atentar contra su vida.....................................
La víspera de su muerte, estando Pablo comiendo con su señora y su favorito, recibió un despacho don­de se le detallaba toda la trama de la conspiración, y le mete en el bolsillo aplazando su lectura para el dia siguiente: en aquella noche pereció.......................................................................
«El general*** fué quien le dió el último golpe.........................................................................................
La emperatriz, muger de Pablo, aunque deploraba las galanterías de esposo, acredita una verdadera y sincera afliccion; y cuantos tomaron parte en el asesinato, estuvieron constantemente en desgracia para con ella...............................................................................................
«Años despues mandaba aun el general ***.»
Napoleon acusa á Alejandro. En otra obra que go­za de crédito, se lee:
«Las virtudes de Alejandro no permiten creer es­tuviese completamente instruido en la conjuracion tra­mada contra su padre. Una abdicacion se habia hecho necesaria; creyó en la abdicacion, no en el asesinato. Su elevacion al imperio fué el resultado de una muerte, no de un parricidio»
Alejandro I sube al trono humeante aun la sangre de su padre. El conde de Pahlen se presentó á cumplimentarle, y le dice el nuevo emperador:
—Señor gobernador, ¡qué página para la historia!
—Señor, otras la harán olvidar.
Asi fué, y como lo ofreció en su manifiesto. «Al elevarme al trono imperial, dijo, he contraido la obligacion de gobernar el pueblo confiado á mis cuidados por la Providencia, segun las leyes y los intentos de mí abuela de gloriosa memoria, la emperatriz Catali­na II, á fin de que, conforme á sus sabios planes, pueda elevar la Rusia al mas alto grado de gloria, y asegurar la perenne prosperidad de mis súbditos.» Comienza anulando las caprichosas leyes de su padre; deja en libertad el uso de los trages; destruye la chan­cillería secreta; devuelve á sus familias todos los desterrados en la Siberia; aminora el rigor de la censura y se multiplican las publicaciones; hace á los ministros dar cuenta de sus actos; instituye una especie de congreso consultivo, y encierra en sus justos limites la omnímoda autoridad de los gobernadores militares.
Tales providencias le atrajeron el afecto publico conquistado en parte por su bella presencia, su noble y bondadoso trato, y por las relevantes cualidades para el gobierno que mostraba ya desde niño, merced á su esmerada educacion.
En cuanto á su conducta esterior, la paz de Amiens aseguró la de la Europa, garantida por el pronto con la buena inteligencia que reinaba en todos los soberanos. Unicamente los ingleses la miraban con disgusto y no pararon hasta romperla, como se efectuó el 16 de mayo de 1803. El asesinato del duque de Enghien, ejecutado una noche en los fosos de Vincennes, escita la indignacion de la Europa. Alejandro dirige las mas enérgicas representaciones al gabinete de Saint Cloud, acusándole de haber violado el territorio neutro; «esto es, decia, una agresion criminal de la ley y del derecho de las naciones.»
En tanto que se cruzaban las notas de unos á otros gabinetes, reune Alejandro la Georgia al imperio diciendo: «Hemos consentido en la union de la Georgia con la Rusia, no por aumentar nuestro poderio, ni por miras interesadas, sino únicamente por el establecimiento de la justicia, y por la seguridad de las personas y de las propiedades. Todas las contribuciones pagadas por vuestro pais serán empleadas en vuestro propio uso, y para el restablecimiento de las villas y ciudades destruidas. Vuestra ventura y vuestra prosperidad serán para nosotros la sola y la mas grata de las recompensas.»
Rusia, Austria é Inglaterra, forman una nueva coalicion. A la vista de tal peligro desplega Bonaparte su genio con aquella rápida ejecucion que tantas veces le aseguró la victoria.
No entraremos en los maravillosos hechos de esta gloriosa campaña que en el espacio de quince dias 60,000 prisioneros caen en poder de los franceses. Atraviesa Alejandro la Alemania, va á Berlin, á Postdam, donde cediendo á su carácter, inclinado a todo lo novelesco, jura á media noche ante el sepulcro de Federico el Grande, amistad eterna al rey y á la reina de Prusia, que corresponden al mismo juramento.
A poco triunfa Napoleon en Austerlitz el 2 de diciembre de 1805 contra las fuerzas coaligadas. Se acuerda un armisticio: envia el emperador francés su ayudante el general Savary al czar y le dice éste: «Decid á vuestro señor que me retiro, que ayer ha hecho milagros; que esta jornada ha aumentado mi admiracion hácia él; que es un predestinado del cielo; que necesita mi ejército cien años para igualar al suyo. Sois numéricamente inferiores á mí, y en realidad sois superiores en todos los puntos de ataque. —Señor, responde Savary, este es el arte de la guerra y el fruto de quince años de gloria, y esta es la vigésima cuarta batalla que da el emperador. —Es verdad, es un gran guerrero: en cuanto á mí es la primera vez que veo el fuego. No he tenido la pretension de medir mis armas con él. Me voy, pues , á mi capital, solo vine al socorro del emperador de Alemania…» El 8 de diciembre del mismo año se retiró el ejército ruso en tres columnas que se dirigieron á la Silesia prusiana.

No hay comentarios: