martes, agosto 14, 2007

Viage ilustrado (Pág. 38)

llo está levantado sobre las piernas traseras, su cola, que es larga y flotante, toca ligeramente una serpiente de bronce que ha sido ingeniosa y felizmente imaginada para mantener el equilibrio de la estátua. El con­traste que se advierte entre el continente tranquilo de Pedro, y el ardor con que su caballo se esfuerza en llegar á la cumbre de la roca, es una cosa que llama verdaderamente la atencion. La única inscripcion que aqui se lee, son estas palabras, en ruso y en latin; «A Pedro I, Catalina II, 1782.» La roca sobre la cual es­tá la estátua, es inmensa, y antes que la dejasen el ta­maño conveniente al objeto á que se destinaba, tenía de peso 3,100,000. El escultor la halló en medio de un marasmo, donde yacia medio enterrada; llevarla á Sari Petersburgo parecia imposible, pero al fin se halló medio de conducirla, haciéndola avanzar 6 kilómetros por tierra y 14 por agua. Esta obra, verdade­ramente romana, se concluyó en menos de seis meses, despues del descubrimiento de la roca.
«El número de los habitantes de San Petersburgo se valúa en 476,000. Esta ciudad tiene pocas manufacturas y fábricas importantes; las principales son las de seda para pañuelos, guantes y otros objetos, las de gasas, indianas y persianas, las de naipes, las de tapicerias de papel. Encuéntranse todavía, tanto en la ciudad como en los alrededores, molinos de papel, establecimientos de blanquear cera, un gran número de fábricas de curtidos, refinos de azúcar, talleres de oro y plata, de espejos, fundiciones de caractéres de imprenta y de otra porcion de cosas. La porcelana y la tapicería de superior calidad se construyen por cuenta del emperador. El comercio de esta ciudad es considerable; pero se halla casi completamente en ma­nos de los ingleses, que llevan alli sus productos, to­mando en cambio mercancías rusas.»
Hé aqui otra relacion que de esta ciudad hace un viagero, que se encontroba en ella en setiembre de 1846. «A Primera vista, dice, San Petersburgo pro­duce sobre todos los viageros la misma impresion. El dia en que yo llegué, me quedé estupefacto de admiracion. Sus plazas tan grandes, sus monumentos tan numerosos, sus calles tan magníficas, anchas y dere­chas, todas sus maravillas, en fin, me hicieron escla­mar: ¡esta es la ciudad mas hermosa del mundo! aun­que despues dia por dia se fué desvaneciendo seme­jante impresión. Sin duda ninguna yo admiro todavía lo que vale la pena de ser admirado, y me sorprende especialmente que una capital como esta no cuente to­davía siglo y medio de existencia. Tanta rigidez en la alineacion de las calles, tanta sencillez en la fachada de los edificios me hacian echar de menos los viejos arrabales de nuestras antiguas ciudades francesas; pero aunque yo no simpatice con la capital de la Ru­sia, concibo perfectamente que tenga esta ciudad entusiastas admiradores. El sitio en que está situada, políticamente hablando, no ha podido elegirse con mayor acierto. Los hombres de Estado, que se ocupan mas del porvenir que del presente, pretenden que Pe­dro el Grande cometió una falta de iguales proporcio­nes á su obra, y es, haber arrancado su centro de accion á la Rusia del punto en que su orígen y su naturaleza lo habían colocado, por tener á raya los suecos y comunicarse directamente por el Báltico con la Europa Occidental, no previendo en qué lado estaban sus intereses, sus designios y sus necesidades respecto al mundo oriental; no calculando que si algun dia en union de la Europa, ó á pesar suyo, el czar envia sus ejércitos allende los Balkanes, y hace que su escuadra pase el Bósforo hasta apoderarse de Estambul, y plan­tar la cruz griega sobre las cúpulas de Santa Sofia, en este dia tendrá la Rusia dos cabezas, una al Mediodía, otra al Norte, y tendrá que dividirse necesariamente en dos partes, como sucedió á Roma bajo el imperio del fundador de Constantinopla. Todo esto podrá sen muy cierto, pero no nos importa mucho en estos mo­mentos en que vamos á ocuparnos de la ciudad, monumentalmente considerada.
«La iglesia de San Isaac no solamente es el monumento mas hermoso de San Petersburgo sino tambien una de las iglesias modernas mas magnificas de Europa, y ademas la última iglesia que se haya cons­truido probablemente con un plan tan vasto y tan esplendente lujo, en la era mas utilitaria que religiosa en que hemos entrado desde los principios del presente siglo. Inferior en todos conceptos al Panteon de París y á San Pablo de Lóndres, que son ya inferiores á San Pedro de Roma, tiene sobre todos estos templos la inmensa ventaja de su posicion. Lejos de hallarse rodeada, como San Pablo especialmente, de edificios que le quitan la vista, se levanta en el ángulo S.0. de una plaza, calificada comunmente de llanura y aun de esplanada por cierta gente que profesa á los espa­cios abiertos el mismo odio que los filósofos antiguos atribuian á la naturaleza respecto del vacío, y sobro la cual maniobran libremente las tropas en número de 100,000 hombres.
«La iglesia de San Isaac es toda de granito, de mármol, de bronce y de hierro, y descansa en pilares cubiertos de gruesos asientos de granito. Solamente sus fundamentos han costado mas de 1.000,000 de rublos. Su forma es la de una cruz griega con la cú­pula en el centro, y cuatro capilla cuadradas que re­matan en campanas por los ángulos. Su longitud total es de 278 pies, y su anchura de 153. La nave del centro tiene 175 pies de longitud y 53 de anchura. Tiene cuatro fachadas principales, cuyos pórticos se hallan sostenidos por pilares monolíticos de granito rojo de Finlandia de 50 pies de altura y de 8 de diámetro. Sus siete puertas están bronceadas por el procedimiento electro-galvánico. Tres tienen 30 pies de elevacion y 12 de anchura, y cuatro 17 y 8 res­pectivamente; contienen cincuenta bajos relieves, sesenta y tres estátuas y ochenta y cuatro altos relie­ves representando asuntos religiosos. Su gran campa­na, fundida con la moneda vieja retirada de la circulacion, tiene ocho pies de diámetro y pesa mas de 59,000 libras. Las once campanas juntas que tiene pesan 152,860 libras. Treinta columnas, igualmente monolíticas, pero mas pequeñas que las de los pórti­cos, tienen 6 pies y 6 pulgadas de diámetro, y 63 y 6 purgadas de altura, y rodean la cúpula, que es de hierro. Esta tiene 63 pies de diámetro; es dorada, y la circuyen estátuas colosales de ángeles de bronce, rematando en una cruz tambien dorada. Su altura es tal, que se la ve desde mucha distancia. En Croustadt aparece como un astro nuevo, guiando los numerosos navíos que marchan hácia la capital. El metal emplea­do en su construccion es el siguiente:

Oro de ducados …………… 247 libras
Cobre ………………………... 117,560 id.
Bronce …………………….... 720,000 id.
Hierro colado …………….. 1.174,000 id.
Hierro fundido ……………. 2.391.560 id.

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