miércoles, agosto 22, 2007

Viage ilustrado (Pág. 45)

ber aumentado nada á su vestido de invierno, muy bien imaginado á la verdad para semejante estacion. Su gran cuidado es poner en abrigo las estremidades; por lo cual se forran esmeradamente sus piernas, manos y cabeza. Su trage superior consiste en una piel de carnero cuya lana llevan para dentro, y la cual se ciñen al cuerpo por medio de un cinturon, pero el cuello lo llevan desnudo, y el pecho no lo cubre sino una mala camisa Es verdad que estás partes se hallan resguardadas por sus barbas, que por esta razon son muy útiles en este pais. Lo que me causó grande sorpresa fué ver que durante un frio tan grande, las mugeres lavasen lino en el Neva ó en los canales. Abrian la nieve á hachazos metiendo el lino en los agujeros con sus mismas manos desnudas, y mientras daban golpes, volvia á formarse encima nueva nieve, de manera que continuamente tenian que estarle rompiendo. Las hay que lavan dos horas sin cesar, en época en que el termómetro señala 60 grados, lo cual prueba hasta lo evidente que nuestros cuerpos pueden llegar á costumbrarse á todo.
»Sucede algunas veces que los cocheros y los domésticos, esperando á sus amos, mueren helados, mas para prevenir en cuanto sea posible estos tristes accidentes, se encienden grandes hogueras, con árboles enteros, en el patio de la casa, y en las principales plazas públicas. Las llamas que resultan de los árboles amontonados se levanta por encima de los tejados de las casas, y esparcen hasta muy lejos una gran claridad. Era un espectáculo muy agradable para mi ver el pintoresco grupo de rusos con su trage asiático, sus largas barbas, y reunidos en torno del fuego.
»No hay nada mas animado ni que mas variacion ofrezca que la superficie del Neva durante el invierno, por lo cual no pasaba un dia sin que dejase de pasearme á pie ó en carruage por sus orillas. Los coches, los trenes y un gran número de barquillas ofrecen otros tantos objetos siempre en accion. Diversos grupos de la gente del pueblo, separados ó reunidos, se ocupan en divertirse á su manera. Aqui se ven anchos espacios rodeados de barreras, por dentro del cual se corren patines, mas lejos hay otro acotamiento en el cual se ejercitan tambien los caballos en andar sobre la nieve. Hácia otro sitio atrae á la multitud el espectáculo de una corrida de caballos. El terreno es de forma ovalada, de cerca dé una milla de longitud, y bastante ancho para que pueda darse la vuelta. Las montañas que se construyen con la nieve son ademas otra diversion continua para el pueblo. Sobre el rio se levanta un tablado, que podrá tener 10 metros de anchura, con una azotea o plataforma en la cumbre, á la cual se sube por medio de una escala. Sobre las planchas se ponen copos cuadrados de cerca de cuatro pulgadas de espesor; se aprientan unos contra otros, para que no queden vacíos intermedios, y luego se echan al agua, donde helándose inmediatamente no vienen á formar sino una sola y gran masa, despues de todo lo cual se tiene un plano inclinado, cubierto de nieve en toda su estension. Del punto en que toca, se traza un camino de 200 varas sobre cuatro de anchura; se aparta la nieve, se pone una hilera de pinos y abetos lo mismo que en la montaña; entonces los que tienen un trineo, suben en él, y se dejan llevar sobre el plano inclinado con tal rapidez que el trineo continúa avanzando mas de 100 varas sobre el camino trazado en la nieve que cubre el rio. Al cabo de la carrera hay otra montaña de nieve de todo punto semejante, de manera que el que concluye de bajar de una sube por la otra cuando termina la carrera, y esto se repite con tanta frecuencia como se quiere. Estas montañas forman un punto de vista agradabilísimo sobre el rio, á causa de los árboles que están adornadas, y de los objetos animados que aparecen en ella en continuo movimiento.
»El mercado que hay establecido en él sobre el Neva, merece igualmente fijar nuestra atencion. Cuando el gran ayuno, que dura hasta el 24 de diciembre, ha concluido, se dedican los rusos á hacer sus provisiones para el resto del invierno, y para este efecto hay establecido un mercado anual que dura tres dias, en el mismo rio, junto á la fortaleza. De uno y otro lado de una calle que tiene una milla de longitud se espone en venta una inmensa cantidad de provisiones, suficientes para alimentar á todos los habitantes de la capital por espacio de tres meses. Condúcense aqui millares de bueyes, ovejas, puercos, lechones, aves y otras viandas. Los animales grandes se colocan en círculos, con las piernas traseras fijas en la nieve y las de delante y la cabeza vueltas unas para otras. Como estos sobresalen mas se colocan en la útima fila. En la que sigue están los animales algo mas pequeños, y desde aqui todos los otros se van colocando proporcionadamente á su respectivo tamaño. Los intérvalos se llenan con gallinas y caza todo dispuesto en forma de festones, sobre bases de pescado, huevos y manteca. En esta ocasion, que no habia ley alguna en Rusia que molestase o impidiese la caza, la cual es abundantísima, sobre todo las perdices, los faisanes y las aves marítimas. Yo he visto aqui la prueba de lo que muchas veces se ha aventurado, y es que las aves y la mayor parte de los demas animales emblanquecen en el invierno en los paises del Norte: muchos animales de color negro se habian vuelto blancos, y algunos que fueron cogidos antes de que la metamórfosis hubiera llegado á ser completa, estaban matizados de plumas negras y blancas.»
Respecto de los comestibles, el rigor del clima es una gran ventaja en Rusia. Desde las primeras nieves, que es al fin de octubre, las mugeres entendidas en asuntos domésticos matan sus gallinas, y las guardan separándolas con pedazos de nieve colocados entre una y otra, y de este depósito las van sacando a medida que lo requieren sus necesidades. Por de pronto este medio les facilita el ahorro de dar de comer una porcion de tiempo á estos animales. Hay otra ventaja de mantener por mucho tiempo y sin riesgo las provisiones. La mejor vaca que se come en San Petersburgo llega de Arcangel, que dista 380 millas, y se conserva tan bien, que cuesta mucho trabajo distinguirla de la que está recien muerta. El método que se emplea para el deshielo de estas viandas consiste en sumergirlas en agua fria, porque si se sustituye á esto al calor, da por resultado una fermentacion violenta, y casi una putrefaccion inmediata, en lugar de que con el agua fria, la nieve parece salir despedida para fuera, formando una incrustacion trasparente alrededor del cuerpo en que ha estado infiltrada. Cuando se deshiela con agua fria una col helada hasta el fondo, se pone tan fresca como si se acabase de coger, pero si se hace la operacion con fuego ó agua caliente, adquiere un gusto tan rancio y fuerte que no se puede comer.
La estacion que sucede al invierno no es la primavera como entre nosotros, sino el verano; en cuanto al otoño es igualmente desconocido por alli. El calor

martes, agosto 21, 2007

Viage ilustrado (Pág. 44)

de la nobleza rusa, deben sorprenderse muchísimo cuando lean ó recuerden los reglamentos que Pedro I creyó conveniente publicar en su época, hace ya cer­ca de siglo y medio. Todo lo que se referia á la reunion de una asamblea estaba proscrito por esta ley singular, que comienza por definir lo que era una asamblea, cosa muy poco conocida á la sazon en Ru­sia, y para cuya esplicacion era preciso emplear muchas palabras.

Vista de la lonja de San Petersburgo

La riqueza y esplendor de la córte de Rusia sobrepujan á cuanto pudiéramos nosotros decir. Hállanse muchas cosas que participando de la incomparable magnificencia asiática tienen además el refinamiento ingenioso y culto del lujo europeo.
El clima de la Rusia es estremadamente aspero. Un médico inglés que por espacio de once años fijó su residencia en ella, observó que el frio de San Petersburgo, segun el termómetro de Fahrenheit, duran­te los meses diciembre, enero y febrero, es comunmente de 8 á 15 ó 20 grados bajo cero, es decir, de 40 á 52 grados sobre la nieve, si bien es lo gene­ral que en el curso del invierno descienda algunos grados mas por espacio de ocho á diez dias. El mismo escritor advierte que es muy difícil para un habitante de nuestros climas templados, el formarse una idea de un frio tan terrible, y refiere que cuando una persona sale en esta estacion rigurosa, el frio le hace verter lagrimas que se hielan inmediatamente, quedándose suspendidas en las megillas en forma de copitos de nieve. Como la gente del pueblo tiene la costumbre de llevar la barba larga, se ven á veces pendientes de ellas gruesos copos. No obstante esta circunstancia, la barba es en estremo socorrida para proteger las glándulas de la garganta, y los soldados que no la usan no tienen mas remedio que liarse un pañuelo; todas las partes del rostro que permanezcan descu­biertas tienen la esposicion de helarse. Se nota con bastante frecuencia que todos aquellos que son ataca­dos del helamiento lo ignoran hasta que otro les ad­vierte de ello, y en este caso el remedio es frotarse con nieve la cara. Esta frotacion y la de una flanela, son los recursos que ordinariamente se emplean; pero si se tiene la imprudencia de aproximar al fuego ó bañar en el agua la parte afectada, esta sufre una gran mortificacion, y queda inmediatamente destruida.
«Por espacio de tres dias, dice Coxe, del 9 al 11 de enero de l778, el frío fué tan intenso como jamás se habia esperimentado en San Petersburgo, pues el mercurio descendió hasta los 63 grados de congelacion (1). Este frío, sin embargo, no me obligó á que­dar en cama; salí como de ordinario, sin otra precau­cion que la de envolverme en una piel, en unas botas y un gorro á propósito, con lo cual, y un sol brillante que hacia, ni aun me parecía desagradable este tiempo. El 12 por la mañana, atravesando la ciudad ví muchas personas que habían esperimentado los efectos del frío de una manera peligrosa, notándose en sus megillas grandes marcas como si se les hubiese pasado por ellas un hierro candente.
»Las gentes del pueblo, sin embargo, continuaban en sus trabajos como de costumbre. Los cocheros ma­nejaban sus trenes por las calles sin hallarse al pare­cer afectados, llevando las barbas llenas de copos y los caballos llenos de nieve. El pueblo no aparentaba ha­-


(1) El invierno durante el cual el profesor Braun hi­zo el ensayo de helar el mercurio, fué tan rigoroso, que el termómetro de Fahrenheit señalaba 65 grados.

lunes, agosto 20, 2007

Viage ilustrado (Pág. 43)

y regularmente fortificado desde 1716 á 1718, quedó convertido para San Petersburgo en una segunda fortaleza, al par que su primer astillero de construccion. En 1727, todo el conjunto del edificio fué reconstrui­do de ladrillos, y en 1734 Ana lo adornó con una torre elevada que hizo dorar con el oro de los ducados. Bajo el reinado de Pablo, se añadieron nuevas construcciones á las antiguas, y estas fueron embelle­cidas. Pero en el de Alejandro I los antiguos baluartes, las empalizadas y los puentes levadizos desapare­cieron; se restauró la fachada del edificio, rodeándola de un baluarte de cuatro hileras de árboles, y de un malecon, que uniéndose á los del Neva, restableció la circulacion interrumpida en este punto. Actualmen­te el almirantazgo es un inmenso cuadrado de ladrillos, cuyo lado septentrional está abierto, Y deja entrar en un ancho patio un canal del Neva. Un pórtico y muchos frontones adornan la fachada principal. De la bóveda de entrada penden dos figuras colosales ó atlantes sosteniendo el globo. La torre cuadrada que corona esta bóveda está rodeada de una columnata, por encima de la cual se lanza al aire una aguja do­rada que se percibe de todos los barrios de la ciudad, y en cuya punta hay un navío. La fachada que mira al palacio de invierno está igualmente adornada de un pórtico. Bajo el techo, hay en toda la longitud del edificio, un ancho bajo relieve de estuco representan­do emblemas, trofeos marítimos y figuras mitológicas. El interior, encierra, aparte de los astilleros, un her­moso museo naval y de historia natural, y una biblio­teca de cincuenta mil volúmenes.
»La parada, que tiene lugar todos los dias en la plaza del Almirantazgo, se parece mucho á nuestras revistas, y á ella asiste ordinariamente el emperador con un brillante estado mayor. A medida que el cor­tejo imperial va pasando por delante de los soldados, estos, colocados en línea, presentan las armas, y los espectadores se descubren. «Buenos dias, hijos mios,» dice el emperador. «Damos gracias á V. M., contes­tan los soldados.» La parada dura algunas veces mu­chas horas. Un estrangero que haya asistido aqui por la mañana, que contemple la perspectiva Newski, la plaza Inglesa, y el jardin de verano, puede dormir tranquilamente, sin que su conciencia tenga nada de que acusarse, pues ha visto en son de paseo, todo lo que hay que ver en el recinto de San Petersburgo.
»La poblacion de San Petersburgo es mucho mas variada de lo que pudiera imaginarse. Divídese en primer lugar en dos clases completamente distintas, los que llevan un uniforme, y los que no lo llevan. Ademas de los militares, que son muy numerosos, hay una guarnicion de 60,000 hombres, que no pueden vestirse de paisano, como vulgar é impropiamente llamamos en España á los que usan trage civil. Todos los empleados civiles de cualquiera graduacion, los empleados de la policía, los profesores de la univer­sidad, los de las diferentes escuelas públicas y los numerosos domésticos de las familias ricas y nobles tienen uniforme.
»La policía de las calles de San Petersburgo está confiada á una clase de hombres llamados boutschniks, a causa de los boutki, ó barracas de madera en que pasan la noche y el dia. En todas las esquinas hay un boutki, que está ocupado por tres agentes de policía que tienen alli su vivienda. Usan todos un silbatito, con el cual se avisan cuando es preciso perseguir á un fugitivo. Hay unos oficiales superiores de policía que rondan perpetuamente para ver si los subalternos se hallan en sus puestos, y llenan bien sus deberes. Ademas de esto, de noche hay patrullas por las ca­lles, de manera que San Petersburgo es la ciudad mas segura y tranquila de Europa.
»No es esto decir que no hay ladrones en San Pc­tersburgo, que es muy al contrario; son numerosos; pero son los ladrones mas finos que se conocen. Nun­ca matan ni hacen daño corporal alguno á la víctima, se contentan con quitaros suavemente la bolsa, y el reloj si lo llevais. «Hay en el alma de la policía de San Petersburgo, dice Mr. Manier, una especie de conmiseracion paternal verdaderamente admirable; no parece sino que al levantarse por la mañana, y al em­pezar el ejercicio de su cargo se dice buenamente: es preciso que todo el mundo viva, envolviendo en este caritativo axioma a los rateros y ladrones, con tal de que se porten con decencia y no hagan mucho ruido.
»Los únicos habitantes de San Petersburgo, sobre los cuales la policía no tiene autoridad ninguna, son los cuervos y los palomos, que vuelan por todas par­tes sin ser inquietados, en numerosas bandadas.
«La nobleza se distingue en San Petersburgo y Moscou por su hospitalidad. Desde que llegamos a ser presentados por cualquier persona distinguida, dice Coxe, éramos ya considerados como amigos de la casa. Muchos señores tienen mesa preparada, y cuando ya sido ya uno invitado una vez lo es ya siempre. La mesa de los señores rusos es servida con gusto y profusion. Aunque hayan adoptado el refinamiento de la cocina francesa, no desprecian, al parecer, los platos de su pais, ni tampoco oponen resis­tencia á los platos fuertes que caracterizan la cocina inglesa. Las viandas comunes, como asimismo las mas buscadas, vienen igualmente de paises lejanos Yo he visto frecuentemente servir el salmonete del Volga, la vaca de Arcángel, el carnero de Astracan, el buey de Ukrania y el faisan de la Hungria o de Bohemia. Los vinos mas comunes son, el Burdeos, el Borgoña y el Champagne, y nunca he visto en In­glaterra cerveza tan buena ni con tanta abundancia como aquí. Es costumbre admitida, aun en las casas principales, el servir antes de comer algunos platos aperitivos, como arenques secos ó aderezados, lengua asada, manteca y otras cosas, con el acompañamiento obligado de distintos y escelentes licores, habiendo en este pais pocas personas de uno y otro sexo que no preludien de esta manera cualquier festin. La hora de comer es generalmente á las tres.»
Cuando se dirigen la palabra, los rusos no aña­den nunca á sus nombres ningun título de honor, y pertenezcan á la clase que se quiera, se llaman siempre por su nombre de bautismo y con otro que pro­viene de la familia. Este último se forma casi siempre por la adicion de la partícula vitch al nombre de bautismo del padre, y todavía es mas general por la de of ú ef. El primer sistema se emplea únicamente en personas de calidad, y el segundo en la gente ordinaria. Asi, 1aies, Ivanovitch ó Ivan Ivanof, quie­re decir, Ivan, hijo de Ivan; Pedro Alexiovitch ó Pedro Alexeof, Pedro, hijo de Alejandro; para las mugeres se emplea la partícula evna ú oona, como Sofía Alexéena, Sofía, hija da Alejandro.
Los estrangeros que han esperimentado por sí pro­pios toda la cultura y buen gusto que distinguen actualmente las maneras, las reuniones y las diversiones

domingo, agosto 19, 2007

Viage ilustrado (Pág. 42)

2.º Las pretensiones sobre las prerogativas del nacimiento, el orgullo y otros sentimientos semejantes quedarán tambien á la puerta.
3.º Sed alegres, ó por lo menos no trateis de incamodar ni entristecer á nadie.
4.º Sentaos, quedad de pie, marchaos; haced en fin lo que os plazca sin hacer caso de ninguno.
5.º Hablad moderadamente y no muy alto, con el objeto de no molestar á nadie.
6.º Discutid sin cólera y sin convertir la discusion en disputa.
7.º Escusad los suspiros y las imprecaciones pa­ra no ocupar á ninguno ni hacerse pesado á los demas.
8.º Comed con apetito, pero suavemente; bebed con moderacion, á fin de que á la salida sepa cada uno por donde va.
9.º Los juegos inocentes propuestos por una persona de la sociedad deben ser aceptados por todos.
10.º Si alguno faltase al reglamento presente, siempre que haya testimonio de dos personas, se le condenará por cada falta, á beberse un vaso de agua fria, sin esceptuar las señoras, é independientemente de esto á leer en alta voz una página de la Telemachida, poema de Trediakofsky: el que faltase en una misma noche á tres artículos del reglamento, se verá obligado á aprenderse de memoria seis líneas de la Telemachida. Pero el que faltase al presente artículo, no podrá volver á entrar en la Ermita.
Las variadas colecciones do la Ermita, no son las únicas riquezas artísticas que hay que admirar en San Petersburgo; pues ademas de las infinitas colecciones particulares, los aficionados visitan ordinariamente en el palacio de Taurida, una coleccion antigua, un surtido de muebles sococo, y una galería pequeña de cuadros, bastante digna de esta calificacion. El pala­cio de Taurida es uno de los edificios de San Petersburgo mas sólidamente construidos y mas notables bajo el punto de vista del arte. Catalina II le hizo edi­ficar para su favorito Potemkin, en la época que aca­baba do conquistar la antigua Chersonesa-Táurica, hoy la Crimea. Es un palacio italiano, semejante á los que se ven en Venecia en medio de los canales, y aunque ha perdido ya mucho de su esplendor antiguo la familia imperial lo habita todavía en la primavera. Parece una sala de baile el dia siguiente de una fiesta. Distínguese especialmente su gran salon de recepcion, el mas vasto de San Petersburgo; es preciso veinte mil bujías para alumbrarlo, y el grupo colosal de Laoconte, colocado en una de sus estremidades, no puede verse bien desde la otra sin la ayuda de un telescopio. La última fiesta grande que se dió aqui tuvo lugar con ocasion del casamiento del gran duque Mi­guel.
»La familia imperial habita mas frecuentemente el palacio de Annitshkoff que el de Taurida. Construi­do bajo el reinado de Isabel, dado por ella al conde de Rasumoffsky, y comprado dos veces por Catalina, que lo regaló otras dos al príncipe Potemkin, el palacio AnnitshkoÍf es la morada favorita del emperador, y una parte de la córte reside en él constantemente. Aqui es donde el emperador Nicolás celebra la mayor parte de sus consejos, donde recibe á los embajadores, de manera que el gabinete de San Petcrsburgo puede llamarse gabinete de AnnitshkofT, como el de Lóndres, gabinete de San James, y el de Paris, gabinete de las Tullerías.
»El antiguo palacio Michailoff, que Pablo I hizo edificar sobre el Fontanka, en el sitio del primitivo palacio de invierno; parecia mas bien una fortaleza que un palacio. Era de granito, y estaba rodeado de muros y de fosos y erizado de cañones. Actualmente los fosos se hallan en parte hundidos y trasformado en jardines. Pero es preciso pasar todavía muchos puentes levadizos, como en una fortaleza de la edad media, para llegar á la entrada principal. Cinco mil obreros trabajaron en él día por día hasta que estuvo concluido, y para secar mas pronto las paredes, se emplearon planchas enrojecidas, medio que no dió buenos resultados. A la muerte de su fundador, el palacio Michaïloff fué abandonado como inhabitable, sin embargo, habia costado 18.000,000 de rublos, aunque en lo sucesivo ha sido reparado, nunca á vuelto á servir de estancia á la familia imperial. En su defecto, se ha establecido en él la escuela de ingenieros, y en él reciben 150 jóvenes una educacion teórica y práctica. Las habitaciones donde Pablo I fué asesinado han sido tapiadas, porque los rusos tie­nen la costumbre de condenar las habitaciones donde mueren sus padres. Estas se hallan en el segundo pi­so, y se reconocen perfectamente por las ventanas, que permanecen en el mismo estado.
»El nuevo palacio Michaíloff, residencia del gran duque Miguel, es el edificio mas elegante, mejor amueblado y mas favorablemente situado de San Petersburgo. Fué construido en 1820 por un italiano llamado Rossi. El palacio de Mármol, habitado hace al­gunos años por el gran duque Constantino, y abandonado actualmente, no merece el nombre que lleva. Su parece á una fortaleza sumamente ennegrecida por el tiempo, y deberia llamarse mas bien palacio de granito, porque contiene mas granito y hierro que mármol.
La columna alejandrina levantada por el empe­rador Nicolás á la memoria de su hermano Alejandro, enfrente del Estado Mayor, es el mas grande mono­lito conocido, porque su caña, de granito rojo, licite 26 metros 62 centímetros de altura. El capitel y el pedestal, igualmente de granito, se hallan revestidos de bronce: armaduras rusas antiguas, agrupadas con armas tambien antiguas, componen los trofeos que decoran las cuatro caras del pedestal. En el frente principal se lee la siguiente inscripcion: A Alejandro I, la Rusia reconocida, y debajo de esta inscripcion se hallan figurados el Niemen y el Vístula: la Victoria, la Paz, la Justicia, la Clemencia, la Sabiduría y la Abundancia adornan los otros frentes. La columna está coronada de un capitel de bronce que tiene encima una figura colosal de la Esperanza, con las facciones del emperador Alejandro, que teniendo en una mano la cruz, y levantando la otra al aire, se inclina hácia adelante en una actitud bastante poco fe­liz. Esta estátua de bronce dorado, es muy grande para el monumento, y tiene la cabeza muy pequeña.
»La historia de la columna alejandrina ha sido lar­ga y completamente referida en una magnífica obra en fólio, ilustrada, y publicada á espensas del emperador por Mr. Montferrand, que tuvo la gloria, no solamente de construir la catedral de San Isaac, sino tambien de descubrir, esplotar, estraer, trasportar y levantar en la plaza del Palacio de invierno este magnifico monolito.
»El almirantazgo, fundado en 1705 por Pedro el Grande fué en su orígen un edilicio de madera, ceñido de una empalizada y de un baluarte, con una torre de madera en medio. Cercado de muros en 1711

sábado, agosto 18, 2007

Viage ilustrado (Pág. 41)

Columna alejandrina

siervo al rango de los príncipes. Augusto no reinaba en un imperio tan vasto, y Luis XIV no tenia un poder tan absoluto sobre sus vasallos. El pueblo de San Petersburgo mira este palacio con una mezcla singular de respeto miedoso y de confianza; saben que en él está su destino, su ley suprema, la ley que han obedecido sus padres, y que obedecerán aun sus hijos. Con los ojos fijos en la mansion imperial, repiten ellos su tradicional proverbio: «el czar da la vida, el czar da la muerte.
»Las habitaciones del emperador están en el se­gundo piso, debajo del telégrafo, en el ángulo del edi­cio que cae al lado del Neva.
»Construido sucesivamente por los diseños de Lamotte, de Velteu y Guarenghi, por órden de Catali­na II, que á semejanza de los grandes señores del si­glo XVIII, quiso hacer su pequeña casa. El Eremito­rio ó Retiro solitario, unido por tres galerías secretas al palacio del invierno, se libertó del incendio de 1837. Es una especie de museo imperial, aunque no se hallan en él reunidos todos los cuadros que posee el emperador, pues una porcion de escuelas y épocas diversas adornan tambien algunas partes del palacio de invierno. «Es preciso guardarse bien, dice Mr. Luis Viardot, de esperar ver en el Eremitorio un museo completo, ni aun una galería. Formada por Catalina para adorno de su estancia particular, donde cesando de ser emperatriz, quedaba la muger ilustrada y ga­lante; enriquecida por sus herederos, aunque siempre con arreglo al mismo gusto, esta coleccion, como las del palacio Pitti, de Hampton—Court, de Belvedere, no es sino un gabinete de aficionados, el gabinete de los czares, aunque por lo demas es vasto, y gigantes­co como sus palacios y su imperio. Esto es tan exacto, que no se permite la entrada sin papeleta, y que es preciso ir vestido casi con trage de córt.e. Un hombre no puede entrar sino con frac, y los estrangeros no olvidan nunca esta circunstancia, porque los porteros son implacables.
»En el Eremitorio hay, ademas de 2000 cuadros suspendidos de las paredes con increible mezcolanza, y entre los cuales se admiran un gran número de obras maestras, una porcion de copias esactas de Ra­fael, de las colecciones de estátuas, bustos, dibujos, grabados, litografias, medallas, monedas, piedras grabadas, mosáicos, miniaturas, obras de orfebrería y bisutería, muebles, antiguedades, y por último, la biblioteca particular de los czares, que no es la llamada Imperial, y que se compone de mas de 100,000 volú­menes, y que encierra entre otras bibliotecas de hombres célebres, las de Diderot, D’Alembert y Voltaire que Catalina hizo comprar.
»Como puedo presumirse por esta enumeracion, un artista ó sábio que quisiese acabar su vida retirado del mundo, pasara el tiempo tan útil como agradablemente, si se le permitiera establecer su celda en este palacio colosal, donde se hallan aglomerados tantos te­soros y cuyo nombre está tan poco justificado. Pero muy lejos de parecerme un eremitorio, o ermita, en las pocas horas que permanecí en su recinto, admiré tan grande multitud de cosas hermosas, que no pude traer de esta visita sino recuerdos generales y confusos. Pero lo que no he olvidado es el Reglamento del Eremitorio, una de las leyes concebidas, redactadas y promulgadas por Catalina II para gobierno de su república interior. He aqui el testo:
1.º Depositará el que entre sus títulos, lo mismo que su baston, y especialmente su espada.

jueves, agosto 16, 2007

Viage ilustrado (Pág. 40)

que había desempeñado las funciones de tal por espa­cio de doce años, no conocia, sin embargo, todas las habitaciones. Era un verdadero laberinto, donde á mas del local conocido y regular, habia infinitos de­partamentos desconocidos é irregulares. Así, pues, los guardias, domiciliados en él para desempeñar distin­tos empleos, habian construido detrás de las chimeneas unas chozas, donde vivian sus mugeres é hijos, y en cuyo sitio criaban gallinas y cabras, que tenían abundante yerba para pasto.
Ochenta mil obreros trabajaron en este palacio que sus dueños no cesaron de embellecer y de ador­nar por espacio de ochenta años. Quizá nunca se habian aglomerado en un mismo edificio tal cantidad de objetos preciosos. Terciopelos, sedas, tapices, chales, dorados, cristales, ámbar, lápis-lazuli, mármol, estátuas, cuadros, todo lo destruyó el fuego en menos de una noche. Semejante desastre sumergió á la ciudad entera en un dolor profundo, y se hubiera creido que perdia cada uno su propia casa en el palacio del em­perador, al cual ofrecieron espontáneamente una gran parte de su fortuna, numerosos habitantes de San Petersburgo. El conde Barincky, por ejemplo, puso á su disposicion un millon. Dos días despues, atravesando Nicolás una calle, solo en su ligero droschki, se le acercó un hombre de barba espesa, y caftan de monjik, hincándosele de rodillas, presentándole 25,000 ru­blos, en billetes de banco, y echando despues á cor­rer sin dejar dicho su nombre.
»El emperador no quiso aceptar estas ofertas gene­rosas; pero hizo reedificar el palacio de invierno, á cuyo incendio habia tenido la pena de asistir. Al dia siguiente mismo tomó su resolucion, mandando llamar sus arquitectos y diciéndoles que un año despues, dia por dia, queria recibir á su córte en un palacio nuevo.
»Este esfuerzo sobrenatural costó la vida á mu­chísimos obreros. Para que el trabajo fuese terminado en la época designada, cuenta un viagero francés, fueron precisos trabajos estraordinarios; continuó la obra durante los grandes hielos; 6,000 obreros estaban encerrados en las salas con un calor de 30 grados, á fin de que se secaran mas pronto las paredes. Se asegura que los pintores empleados en las salas mas caldeadas tenian que ponerse en la cabeza un bonete lleno de nieve, y estas diferencias de temperatura fue­ron causa de la muerte de muchos.

Iglesia de San Pedro y San Pablo en San Petersburgo

»El palacio de invierno actual es un gran paralelógramo de cuatro frente que tiene 15 metros de lon­gitud sobre 115 de anchura. «Si se le compara á las demas habitaciones reales de Europa, dice Mr. L. Rasdit, en sus Museos de la Rusia, se encontrara que tiene semejanza con el de Madrid; tiene la misma forma ge­neral; un cuadrado largo, cuatro fachadas, dos pisos de columnas superpuestas, un patio interior, y no tie­ne jardín. Mucho mas espacioso el palacio de San Petersburgo es de ladrillo, y el de Madrid de granito y mármol; pero este último se halla sobre el humilde Manzanares, y aquel sobre el orgulloso Neva, compen­sando el último su inferioridad en materia y pesantez por la magnificencia inesplicable de sus departamentos interiores. La escalera grande, de mármol incrus­tado de oro; la Sala blanca de estuco, donde se cele­bran convites de 800 cubiertos; la sala de San Grego­rio, vastísima y toda de mármol de Carrara, se hallan en perfecta armonía con las espléndidas prodigalidades del gran rey. De las cuatro fachadas de esta sun­tuosa morada, una está sobre el Neva, frente á la bol­sa, a la academia y á la fortaleza, y otra dá sobre la plaza del Almirantazgo, estendiéndose desde aqui la vista hasta la gran plaza de San Isaac. En la plaza del palacio, frente al semicírculo formado por los edificios del estado mayor general, y en cuyo centro se levanta la columna Alejandrina, se estiende la fachada tercera. Y por último la cuarta, no se halla separada mas que por una calle estrecha del palacio del Ermitaño, al cual le unen tres galerías ó pasages cubiertos, echados por uno y otro lado del edificio, en el primer piso, como el puente de los Suspiros en Venecia, entre el palacio ducal y la prision de estado.
»No hay en el mundo, dice un viagero moderno, moradas tan imponentes como aqui. En este punto es donde reside ocho meses del año el emperador, cuya dominacion se estiende sobre los dos hemisferios, el hombre cuya dominacion se estiende sobre sesenta millones de habitantes; el soberano sin constitucion; que manda y es obedecido, que puede con una plumada, con un movimiento de cabeza enviar á la Siberia al mas poderoso de sus nobles, y levantar á un pobre

miércoles, agosto 15, 2007

Viage ilustrado (Pág. 39)

«Unicamente el esterior de esta iglesia es lo que está terminado hace ya algunos años, pues en el inte­rior faltan las pinturas y las esculturas. Nótase en su estremidad oriental, donde se halla colocado el altar, un coro de 150 pies de longitud y 70 de altura, de mármol blanco incrustado de pérfido, jaspe y otros minerales preciosos, y ornado con ocho columnas corintias de 42 pies de altura. Las puertas que darán en­trada al santuario serán de plata y tendrán 35 pies de longitud sobre 15 de anchura.
«El origen de la iglesia de San Isaac se remonta á los primeros tiempos de la fundacion de San Petersburgo. Pedro el Grande, nacido en 1673 el 30 de ma­yo, dia consagrado por la iglesia griega á la fiesta de San Isaac el Dalmata, concibió el proyecto de erigir una iglesia bajo la advocacion de este santo; pero la mul­tiplicidad de los trabajos que emprendió á un mismo tiempo no le permitió sin duda comenzar su ejecucion antes de 1710. Contentóse con hacer edificar provisio­nalmente esta iglesia en un vasto taller dependiente del almirantazgo, sin que exactamente conozcamos el lu­gar que ocupaba. Esta obra fué presa de las llamas, y siete años despues el czar puso en persona la primera piedra de una segunda iglesia de San Isaac, cerca del Neva, en el sitio mismo en que se encuentra actual­mente el palacio del Senado. Diez años bastaron para terminarla, y fué consagrada en 1727; pero en 1735 la destruyó en parte otro incendio. Se reedificó, em­belleciéndola mucho; pero habiendo fijado la córte su residencia en este lugar, mandó Catalina II la construccion de una nueva iglesia bajo la misma advocacion, y que debia ser completamente de mármol. Los trabajos de esta iglesia, comenzados en 1768 segun los planos del arquitecto Rinaldi, fueron interrumpi­dos por la muerte de Catalina, continuado con modifi­caciones por Pablo I, y en 1817, confiados por Alejan­dro I á Ricardo de Montferrand, arquitecto francés, que tuvo la gloria de terminarlos en menos de veinte y dos años, de una manera satisfactoria aun para los críticos mas descontentadizos, teniendo presente que no es mas que una copia imperfecta de San Pedro de Roma. La metrópoli del cisma griego ha sido calcada sobre la metrópoli del papismo romano. Se ha imitado en pequeño, por dentro y fuera, la audaz cúpula de Miguel Angel, mientras que la gran plaza se halla igualmente rodeada de un semicírculo de columnas que Bernin añadió al plano de Bramante. La única iglesia de San Petersburgo que pueda aproximada­mente llamarse griega, reproduciendo sobre poco mas ó menos la arquitectura de Bizancio, donde nació el gran cisma refugiado ahora en Rusia, es la que se lla­ma catedral de Smolna, situada en el antiguo pueblo de este nombre, enterrado hoy ya en el recinto siempre creciente de San Petersburgo. El arquitecto italia­no Rastrelli, que la construyó en el último siglo, bajo el reinado de Isabel, rodeando su cúpula de cuatro minaretes á lo oriental, le dió el carácter original del culto á que sirve de templo, y supo producir por el complemento feliz de las fórmas de Asia y de Europa un efecto encantador y pintoresco, el cual aumentan todavía mas los edificios circulares, levantados en derredor de la iglesia para un vasto convento, ocu­pado ahora por un instituto de jóvenes huérfanas y un asilo de viudas. Pero en el interior del templo, aca­bado recientemente con un gran lujo, y cuyas bóve­das, paredes y pilares están completamente revestidos de estuco blanco se encuentra, á pesar de todo en pequeñas proporciones la eterna cúpula de San Pedro.
«Entre as otras iglesias de San Petersburgo, una sola merece visitarse, que es la de San Pedro y San Pablo, construida en la fortaleza bajo el reinado de Pedro el Grande por un arquitecto italiano. Desde la cumbre de su campanario, ó mas bien desde su mi­narete que termina una alta flecha dorada, se descu­bre el panorama mas completo de San Petersburgo, de sus puertos y sus islas. Esta flecha tiene 340 pies de altura desde el suelo, y 150 desde la azotea de la torre. Su dorado ha tenido ya de coste mas de 10,000 ducados. Pero el edificio de que nos ocupamos tiene otros títulos para atraer la atencion de los estrangeros, y es, que es una especie de complemento del Arkhan­gelski—Sabor, de Moscou. En esta ciudad fueron sepultados los czares rusos que precedieron á Pedro el Grande, y los que sucedieron á éste reposan en San Pedro y San Pablo. Círculos sencillos hechos sobre las cavidades y colocados por el órden de fechas, anun­cian los nombres de los czares, czarinas y grandes duques, á quienes cubren los mortales despojos; pri­meramente el de Pedro el Grande, con el cual comienza todo en San Petersburgo, lo mismo entre los muertos que entre los vivos; despues el de su muger Catalina, los de Ana, Isabel, Pedro III, Catalina II, otro gran emperador, Pablo I, Alejandro y Constantino. En la nave pequeña hay espacio todavía para un gran número de autócratas. En este vacío está el se­creto de la Providencia.
«Como la iglesia de Kazan, la de San Pedro y San Pablo está adornada de trofeos militares, de banderas cogidas al enemigo, de bastones de generales y gran­des visires, de llaves de las ciudades y fortalezas ante las cuales las trompetas rusas han hecho resonar los cantos de muerte y desolacion, de las triples colas de los pachaes, etc., etc. Enséñanse aqui una porcion de vasos sagrados de madera y de marfil que fueron es­culpidos por Pedro el Grande. Admirándolos, porque son verdaderamente obras maestras me preguntaba yo cómo este grande hombre pudo administrar un im­perio tan vasto en todos sus mas minuciosos detalles, hacer la guerra, establecer fábricas, construir ciuda­des, cruzar canales, organizar un ejercito, una ar­mada y todo el servicio público, fundar escuelas, academias, iglesias, universidades, teatros, etc., y tener tiempo suficiente de sobra para trabajar el éba­no y el marfil con tanta paciencia y talento como los artistas mas célebres de Alemania.
»Todas las religiones tienen templos ó iglesias en San Petersburgo, y se hallan tal número de ellas en la calle Newski, que se ha dado en llamarla Calle de la Tolerancia. Las hay de armenios, griegos, protestantes, católicos romanos, etc., etc.
»El mas importante, cuando no el mas hermoso palacio de San Petersburgo, es el Imperial, llamado palacio de invierno. Este nombre le fué dado desde un principio, para distinguirlo del palacio del verano que el emperador Pablo hizo derribar para construir sobre el mismo lugar el palacio de Miguel, aunque ha conservado hasta ahora aquel nombre.
«El palacio de invierno actual no tiene todavía once años de existencia, pues en 1837 un incendio devoró en pocas horas el otro á quien ha reemplazado. Construido bajo el reinado de Isabel por el italiano Rastrelli, el antiguo palacio de invierno era tan gran­de, que habitaban cómodamente en él hasta 6.000 personas. El intendente en gefe de la casa imperial,

martes, agosto 14, 2007

Viage ilustrado (Pág. 38)

llo está levantado sobre las piernas traseras, su cola, que es larga y flotante, toca ligeramente una serpiente de bronce que ha sido ingeniosa y felizmente imaginada para mantener el equilibrio de la estátua. El con­traste que se advierte entre el continente tranquilo de Pedro, y el ardor con que su caballo se esfuerza en llegar á la cumbre de la roca, es una cosa que llama verdaderamente la atencion. La única inscripcion que aqui se lee, son estas palabras, en ruso y en latin; «A Pedro I, Catalina II, 1782.» La roca sobre la cual es­tá la estátua, es inmensa, y antes que la dejasen el ta­maño conveniente al objeto á que se destinaba, tenía de peso 3,100,000. El escultor la halló en medio de un marasmo, donde yacia medio enterrada; llevarla á Sari Petersburgo parecia imposible, pero al fin se halló medio de conducirla, haciéndola avanzar 6 kilómetros por tierra y 14 por agua. Esta obra, verdade­ramente romana, se concluyó en menos de seis meses, despues del descubrimiento de la roca.
«El número de los habitantes de San Petersburgo se valúa en 476,000. Esta ciudad tiene pocas manufacturas y fábricas importantes; las principales son las de seda para pañuelos, guantes y otros objetos, las de gasas, indianas y persianas, las de naipes, las de tapicerias de papel. Encuéntranse todavía, tanto en la ciudad como en los alrededores, molinos de papel, establecimientos de blanquear cera, un gran número de fábricas de curtidos, refinos de azúcar, talleres de oro y plata, de espejos, fundiciones de caractéres de imprenta y de otra porcion de cosas. La porcelana y la tapicería de superior calidad se construyen por cuenta del emperador. El comercio de esta ciudad es considerable; pero se halla casi completamente en ma­nos de los ingleses, que llevan alli sus productos, to­mando en cambio mercancías rusas.»
Hé aqui otra relacion que de esta ciudad hace un viagero, que se encontroba en ella en setiembre de 1846. «A Primera vista, dice, San Petersburgo pro­duce sobre todos los viageros la misma impresion. El dia en que yo llegué, me quedé estupefacto de admiracion. Sus plazas tan grandes, sus monumentos tan numerosos, sus calles tan magníficas, anchas y dere­chas, todas sus maravillas, en fin, me hicieron escla­mar: ¡esta es la ciudad mas hermosa del mundo! aun­que despues dia por dia se fué desvaneciendo seme­jante impresión. Sin duda ninguna yo admiro todavía lo que vale la pena de ser admirado, y me sorprende especialmente que una capital como esta no cuente to­davía siglo y medio de existencia. Tanta rigidez en la alineacion de las calles, tanta sencillez en la fachada de los edificios me hacian echar de menos los viejos arrabales de nuestras antiguas ciudades francesas; pero aunque yo no simpatice con la capital de la Ru­sia, concibo perfectamente que tenga esta ciudad entusiastas admiradores. El sitio en que está situada, políticamente hablando, no ha podido elegirse con mayor acierto. Los hombres de Estado, que se ocupan mas del porvenir que del presente, pretenden que Pe­dro el Grande cometió una falta de iguales proporcio­nes á su obra, y es, haber arrancado su centro de accion á la Rusia del punto en que su orígen y su naturaleza lo habían colocado, por tener á raya los suecos y comunicarse directamente por el Báltico con la Europa Occidental, no previendo en qué lado estaban sus intereses, sus designios y sus necesidades respecto al mundo oriental; no calculando que si algun dia en union de la Europa, ó á pesar suyo, el czar envia sus ejércitos allende los Balkanes, y hace que su escuadra pase el Bósforo hasta apoderarse de Estambul, y plan­tar la cruz griega sobre las cúpulas de Santa Sofia, en este dia tendrá la Rusia dos cabezas, una al Mediodía, otra al Norte, y tendrá que dividirse necesariamente en dos partes, como sucedió á Roma bajo el imperio del fundador de Constantinopla. Todo esto podrá sen muy cierto, pero no nos importa mucho en estos mo­mentos en que vamos á ocuparnos de la ciudad, monumentalmente considerada.
«La iglesia de San Isaac no solamente es el monumento mas hermoso de San Petersburgo sino tambien una de las iglesias modernas mas magnificas de Europa, y ademas la última iglesia que se haya cons­truido probablemente con un plan tan vasto y tan esplendente lujo, en la era mas utilitaria que religiosa en que hemos entrado desde los principios del presente siglo. Inferior en todos conceptos al Panteon de París y á San Pablo de Lóndres, que son ya inferiores á San Pedro de Roma, tiene sobre todos estos templos la inmensa ventaja de su posicion. Lejos de hallarse rodeada, como San Pablo especialmente, de edificios que le quitan la vista, se levanta en el ángulo S.0. de una plaza, calificada comunmente de llanura y aun de esplanada por cierta gente que profesa á los espa­cios abiertos el mismo odio que los filósofos antiguos atribuian á la naturaleza respecto del vacío, y sobro la cual maniobran libremente las tropas en número de 100,000 hombres.
«La iglesia de San Isaac es toda de granito, de mármol, de bronce y de hierro, y descansa en pilares cubiertos de gruesos asientos de granito. Solamente sus fundamentos han costado mas de 1.000,000 de rublos. Su forma es la de una cruz griega con la cú­pula en el centro, y cuatro capilla cuadradas que re­matan en campanas por los ángulos. Su longitud total es de 278 pies, y su anchura de 153. La nave del centro tiene 175 pies de longitud y 53 de anchura. Tiene cuatro fachadas principales, cuyos pórticos se hallan sostenidos por pilares monolíticos de granito rojo de Finlandia de 50 pies de altura y de 8 de diámetro. Sus siete puertas están bronceadas por el procedimiento electro-galvánico. Tres tienen 30 pies de elevacion y 12 de anchura, y cuatro 17 y 8 res­pectivamente; contienen cincuenta bajos relieves, sesenta y tres estátuas y ochenta y cuatro altos relie­ves representando asuntos religiosos. Su gran campa­na, fundida con la moneda vieja retirada de la circulacion, tiene ocho pies de diámetro y pesa mas de 59,000 libras. Las once campanas juntas que tiene pesan 152,860 libras. Treinta columnas, igualmente monolíticas, pero mas pequeñas que las de los pórti­cos, tienen 6 pies y 6 pulgadas de diámetro, y 63 y 6 purgadas de altura, y rodean la cúpula, que es de hierro. Esta tiene 63 pies de diámetro; es dorada, y la circuyen estátuas colosales de ángeles de bronce, rematando en una cruz tambien dorada. Su altura es tal, que se la ve desde mucha distancia. En Croustadt aparece como un astro nuevo, guiando los numerosos navíos que marchan hácia la capital. El metal emplea­do en su construccion es el siguiente:

Oro de ducados …………… 247 libras
Cobre ………………………... 117,560 id.
Bronce …………………….... 720,000 id.
Hierro colado …………….. 1.174,000 id.
Hierro fundido ……………. 2.391.560 id.

lunes, agosto 13, 2007

Viage ilustrado (Pág. 37)

San Petersburgo.- Vista del Neva: San Isaac, el senado, la estátua de Pedro el Grande

dos de las casas no se cubriesen de planchas y de cortezas por la esposicion que tienen á incendiarse, sino de cesped ú otra materia conveniente. En 1716 dió su aprobacion el emperador á un plano regular para ciudad nueva, el cual hizo publicar. Los sucesores de Pedro han continuado embelleciéndola, especial­mente Catalina II, que consagró á ella mas atencion y cuidado que otro alguno. Las calles son generalmente anchas, sobre todo las que tienen canales. Hay entre otras, tres que parten del almirantazgo, y se estienden hasta la estremidad de los arrabales, que tienen por lo menos dos millas de longitud; la mayor parte de ellas tienen pavimento, aunque hay tambien algu­nas que subsisten voluntariamente conforme al antiguo estilo ruso. En algunos cuarteles, y especialmente en el de Vassili—Ostrof, se ven casas de madera que no son mas que chozas al lado de los edificios públicos; pero este desagradable contraste es mucho menos fre­cuente que en Moscou, la única capital que puede dar una idea completa de lo que era antiguamente una ciudad rusa. Las casas de ladrillos tienen una cubierta de una cosa parecida al estuco.
»Los alojamientos de los señores y de la nobleza son casi todos los enormes edificios que aqui se ven, los cuales en general, son, sin embargo, menos estensos y magnificos que algunos que se ven en Moscou. Por lo demas se encuentran ricamente amuebla­dos, y ostentan la misma elegancia que los de Paris y Lóndres. Casi todos ellos se hallan en la márgen meridional del Neva, en el cuertel del almirantazgo, ó en los barrios de Moscou y de Livonia, que son los mas hermosos de la ciudad.
»Las márgenes del Neva ofrecen el espectáculo mas vasto y grandioso. Este rio es por muchos sitios mas ancho que el Támesis en Lóndres; es profundo, rápido, y tiene su agua la limpieza y tersura del cris­tal. Sus orillas están adornadas con casas bellísimas. Del lado del Norte, la ciudadela, el edificio de la Academia de Ciencias, y el de la Academia de Artes son los mas hermosos, y del otro, el palacio imperial, el almirantazgo y muchas casas pertenecientes á señores del pais, ó casas inglesas, situadas en una misma línea, merecen aquella misma calificacion. Enfrente de estos edificios, por la parte del Sur, hay una calzada que tiene mas de tres millas de estension, y que no se interrumpe hasta que llega á los edificios del almirantazgo. Esta enorme calle ha sido hecha á costa de la emperatriz. El muro se eleva á la altura conveniente para apoyarse, y todo él se halla enriquecido con gra­nito, de manera que este monumento, tan hermoso co­mo duradero, publica como ninguno la magnificencia de Catalina.
»Uno de los mas bellos monumentos, segun la espresion de Mr. Wraxall, que el reconocimiento y la admiracion han podido levantar á Pedro el Grande, es su estátua ecuestre de bronce. Tiene unas dimensiones colosales, y es obra de Mr. Talconet, célebre escultor francés. El monarca está representado en el acto de subir por una roca escarpada en el momento de llegar á la cumbre. Está coronado de laureles, vesti­do á la asiática, por silla una piel de oso; estiende una mano como para bendecir á su pueblo, y con la otra sostiene la brida. El dibujo es de un gran maes­tro, y las maneras respiran audacia y fuego. El caba—

domingo, agosto 12, 2007

Viage ilustrado (Pág. 36)

Nuevos convenios, y nuevas rupturas, se suce­den velozmente, pero las batallas de Jena y Eylau aseguran la preponderancia de Napoleon, y dan lu­gar á la entrevista que tuvo con Alejandro en el pabellon construido en el rio Tilsitt, donde se establece en­tre los dos jóvenes emperadores una completa amistad.
El resultado de estas conferencias fueron la paz de Tilsitt, denominada justamente como una pausa. Perdia mucho la Rusia con la desmembracion de territo­rio que la hacian sufrir, y era esto bastante motivo para que se cansara pronto de observar el tratado que empezó por llenar de indignacion á los ingleses, causa del bloqueo continental estipulado. Los buques britanicos bombardean á Copenhague, y se apode­ran de la flota danesa. Alejandro, indignado, rompe con la Gran Bretaña. Al mismo tiempo y bajo simula­dos pretestos, invade inícuamente la Finlandia y la reune al imperio sin otra razon que la fuerza. La Noruega sufre la misma suerte, consintiéndolo Napoleon, porque Alejandro le permitia al mismo tiempo destronar al rey de España.
Esto fué la causa de la ruina de Napoleon y de la prosperidad de Alejandro. Aquel habia hallado en todas las naciones por enemigos á los ejércitos: en España encontró al pueblo, que humilló en Bailen á veteranos aguerridos y victoriosos. Al ver Bonaparte que no eran dueñas sus tropas sino del terreno que pisaban, se decide á trasponer los Pirineos; pero conferencia antes con Alejandro en Erfuth, donde se solicitó en vano la amistad de la Inglaterra.
Previsora esta nacion, vió en el levantamiento de España su salvacion y la del resto de la Euro­pa, anunciada por Pitt.
Despues de las conferencias de Erfuth, váse el czar á sus estados y Napoleon viene á España á conseguir triunfos estériles. En tanto fórmase una nueva coalicion entre la Inglaterra y el Austria; pero se destruye en Wagran. Alejandro se ocupaba en com­batir á los turcos, siempre perenne el pensamiento de Catalina. Mas le interesan otras atenciones, y quiere la paz con ellos; pero no puede sostener el peso que le habia impuesto el tratado de Tilsitt con el bloqueo continental, al que se oponian los rusos.
Renuévase la armonía entre la Rusia y la Inglaterra; se liga Alejandro con el rey de Suecia Bernadotte, que de soldado francés ascendió al trono separándose luego de su patria y de Napoleon, su protec­tor; y de acuerdo con el consejo de regencia de España, con el cual firma un tratado, rompe el czar con la Francia, que abrumada, por todas partes con nuevos ejércitos, sucumbe al fin, elevándose sobre las ruinas de la grandeza del Mediodía de la Europa el colosal imperio del Norte.
No es ya posible ocuparse de la Rusia sin hacerlo de la Europa. Ya se vió la influencia ejercida por España en los destinos del mundo; si hoy no la ejerce, no ha pasado por eso su época. Quizá no es nuestra patria indiferente al imperio moscovita, que no deja de tener en cuenta la parte que ha tenido en la crisis europea, porque ha tanto tiempo estamos pasando, y se ha agravado en febrero de 1818, sin que sea fácil empresa preveer su desenlace. Podrá comprenderse el mas probable con el estudio y exámen de los sucesos contemporáneos.
Hecha la historia del imperio ruso, pasemos a ocu­parnos de la parte topográfica de este vastísimo pais, añadiendo cuando la oportunidad lo exija, algunas otras observaciones acerca de las costumbres del pue­blo de San Petersburgo y de otras ciudades, no olvidando la historia monumental de este mismo pais.
Para dar comienzo á nuestra indicada tarea hablemos primeramente de San Petersburgo.
San Petersburgo tiene cerca de ocho kilómetros de estension en todas direcciones, y encierra edificios de todos géneros, tanto de embellecimiento y magnificen­cia, ya de artes, navegacion, guerra, comercio y au­mento de las rentas públicas, tales como pueden encontrarse en las ciudades mas célebres de Europa.
«Paseándome alrededor de esta capital, dice Coxe, me llenaba de admiracion al reflexionar que todavía a principios de este siglo (1703) el terreno sobre que estaba edificado San Petersburgo no era mas que un vasto marasmo, habitado únicamente por algunos pescadores. El primer edificio que aqui se construyó es de una época muy reciente, para que puedan acordarse muchas personas. (Coxe escribia por 1780.) Los progresos de esta ciudad no dejan ya nada que desear despues de la fundacion de su primer edificio. Tan luego como Pedro el Grande conquistó la Ingria á los suecos y ensanchó los limites de su im­perio hasta las riberas del mar Báltico, determinó construir una fortaleza en una isla pequeña que es­tá en la embocadura del Neva, con objeto de ase­gurar su conquista, y de abrir un nuevo camino á su comercio. Se construyeron ademas algunas bar­racas de madera en esta fortaleza, y Pedro quiso que se hiciese en una isla vecina una cabaña para su propio uso. Esta isla, que se llamó isla de San Pedro, ha dado despues su nombre á la capital: dicha cabaña es baja y estrecha, y se conserva to­davía en memoria del soberano que pretendió tenerla por habitacion. Seguidamente á esto, hizo el propio monarca edificar en las cercanías otra casa, de madera, mas grande y cómoda, donde alojó á Menzicoff, y donde daba audiencia á los ministros estrangeros. A corta distancia de aquí habia un ho­tel muy frecuentado por los cortesanos y por perso­nas de todas clases. El mismo Pedro iba á él los domingos despues de los divinos oficios, y bebía en compañia de su servidumbre y de cuantos indi­viduos atraian allí los fuegos artificiales y otras di­versiones que él ordenaba. En 1710 se construyó una nueva fortaleza. El conde Golovkin levantó la primera casa de ladrillos, y el año siguiente el emperador puso él mismo los cimientos de una casa edificada con los propios materiales.
»Tales han sido los débiles principios de la capi­tal del imperio ruso. En menos de nueve años, conta­dos desde la construccion de las primeras cabañas de madera, la silla del imperio fué trasladada de Moscou á San Potersburgo. Puede juzgarse de la autoridad de Pedro el Grande, de su celo por embellecer y engran­decer su capital, y por convertirla en rival de otras ciudades de Europa, en vista de los siguientes detalles. En 1714 mandó que todas las casas de la isla de San Petersburgo y en los cuarteles del almirantazgo, par­ticularmente las de las márgenes del Neva, se construyesen á estilo aleman, de ladrillos y madera; que todas las personas de la clase de la nobleza y los principales comerciantes tuviesen una casa en San Petersburgo; que todo buque grande que entrase en el puerto hubiese de traer treinta piedras, los pequeños diez, y cada bar­quilla tres, que se emplearían en la construccion de los puentes y otros edificios públicos, y que los teja—

viernes, agosto 10, 2007

Viage ilustrado (Pág. 35)

pero á la voz de Beningen que grita: ¿qué será de nosotros si escapa? se reaniman, y Nicolás, uno de los hermanos Zoukof, le rompe el brazo derecho. Arrójanse todos sobre el desgraciado Pablo, y sucumbe al numero, despues de una escena horrible, en que fué prolongada su agonia.
«Pablo, dice Napoleon, fué asesinado en la noche del 24 al 25 de marzo de 1801. Lord Withwoth era embajador en su córte; estaba muy unido al conde *** el general *** los *** y otras personas auténticamente reconocidas de ser las autoras y actoras de este horri­ble parricidio. El monarca habia indispuesto contra él, por su carácter irritable y muy susceptible, una parte de la nobleza rusa. La saña á la revolucion francesa habia sido el carácter distintivo de su reinado. Consideraba como una de las causas de esta revolucion la familiaridad del soberano y de los principes franceses, y la supresion de la etiqueta severa, y exige señales de respeto poco conformes á nuestras costumbres, y que sublevan generalmente .............................................................................
la menor violencia de los mas pequeños detalles de su etiqueta escitaba su aversion, y bastaba para apa­recer como jacobino. Su union con el primer cónsul cambió una parte de sus ideas, y es probable que si hubiera vívido algunos años mas, habria reconquistado la opinion y el amor de su córte. Los ingleses descon­tentos, y aun estraordinariamente irritados del cambio efectuado en él en un año, nada omitieron para alen­tar á sus enemigos interiores; prepararon la opinion general de que estaba loco, y urdieron una conspiracion para atentar contra su vida.....................................
La víspera de su muerte, estando Pablo comiendo con su señora y su favorito, recibió un despacho don­de se le detallaba toda la trama de la conspiración, y le mete en el bolsillo aplazando su lectura para el dia siguiente: en aquella noche pereció.......................................................................
«El general*** fué quien le dió el último golpe.........................................................................................
La emperatriz, muger de Pablo, aunque deploraba las galanterías de esposo, acredita una verdadera y sincera afliccion; y cuantos tomaron parte en el asesinato, estuvieron constantemente en desgracia para con ella...............................................................................................
«Años despues mandaba aun el general ***.»
Napoleon acusa á Alejandro. En otra obra que go­za de crédito, se lee:
«Las virtudes de Alejandro no permiten creer es­tuviese completamente instruido en la conjuracion tra­mada contra su padre. Una abdicacion se habia hecho necesaria; creyó en la abdicacion, no en el asesinato. Su elevacion al imperio fué el resultado de una muerte, no de un parricidio»
Alejandro I sube al trono humeante aun la sangre de su padre. El conde de Pahlen se presentó á cumplimentarle, y le dice el nuevo emperador:
—Señor gobernador, ¡qué página para la historia!
—Señor, otras la harán olvidar.
Asi fué, y como lo ofreció en su manifiesto. «Al elevarme al trono imperial, dijo, he contraido la obligacion de gobernar el pueblo confiado á mis cuidados por la Providencia, segun las leyes y los intentos de mí abuela de gloriosa memoria, la emperatriz Catali­na II, á fin de que, conforme á sus sabios planes, pueda elevar la Rusia al mas alto grado de gloria, y asegurar la perenne prosperidad de mis súbditos.» Comienza anulando las caprichosas leyes de su padre; deja en libertad el uso de los trages; destruye la chan­cillería secreta; devuelve á sus familias todos los desterrados en la Siberia; aminora el rigor de la censura y se multiplican las publicaciones; hace á los ministros dar cuenta de sus actos; instituye una especie de congreso consultivo, y encierra en sus justos limites la omnímoda autoridad de los gobernadores militares.
Tales providencias le atrajeron el afecto publico conquistado en parte por su bella presencia, su noble y bondadoso trato, y por las relevantes cualidades para el gobierno que mostraba ya desde niño, merced á su esmerada educacion.
En cuanto á su conducta esterior, la paz de Amiens aseguró la de la Europa, garantida por el pronto con la buena inteligencia que reinaba en todos los soberanos. Unicamente los ingleses la miraban con disgusto y no pararon hasta romperla, como se efectuó el 16 de mayo de 1803. El asesinato del duque de Enghien, ejecutado una noche en los fosos de Vincennes, escita la indignacion de la Europa. Alejandro dirige las mas enérgicas representaciones al gabinete de Saint Cloud, acusándole de haber violado el territorio neutro; «esto es, decia, una agresion criminal de la ley y del derecho de las naciones.»
En tanto que se cruzaban las notas de unos á otros gabinetes, reune Alejandro la Georgia al imperio diciendo: «Hemos consentido en la union de la Georgia con la Rusia, no por aumentar nuestro poderio, ni por miras interesadas, sino únicamente por el establecimiento de la justicia, y por la seguridad de las personas y de las propiedades. Todas las contribuciones pagadas por vuestro pais serán empleadas en vuestro propio uso, y para el restablecimiento de las villas y ciudades destruidas. Vuestra ventura y vuestra prosperidad serán para nosotros la sola y la mas grata de las recompensas.»
Rusia, Austria é Inglaterra, forman una nueva coalicion. A la vista de tal peligro desplega Bonaparte su genio con aquella rápida ejecucion que tantas veces le aseguró la victoria.
No entraremos en los maravillosos hechos de esta gloriosa campaña que en el espacio de quince dias 60,000 prisioneros caen en poder de los franceses. Atraviesa Alejandro la Alemania, va á Berlin, á Postdam, donde cediendo á su carácter, inclinado a todo lo novelesco, jura á media noche ante el sepulcro de Federico el Grande, amistad eterna al rey y á la reina de Prusia, que corresponden al mismo juramento.
A poco triunfa Napoleon en Austerlitz el 2 de diciembre de 1805 contra las fuerzas coaligadas. Se acuerda un armisticio: envia el emperador francés su ayudante el general Savary al czar y le dice éste: «Decid á vuestro señor que me retiro, que ayer ha hecho milagros; que esta jornada ha aumentado mi admiracion hácia él; que es un predestinado del cielo; que necesita mi ejército cien años para igualar al suyo. Sois numéricamente inferiores á mí, y en realidad sois superiores en todos los puntos de ataque. —Señor, responde Savary, este es el arte de la guerra y el fruto de quince años de gloria, y esta es la vigésima cuarta batalla que da el emperador. —Es verdad, es un gran guerrero: en cuanto á mí es la primera vez que veo el fuego. No he tenido la pretension de medir mis armas con él. Me voy, pues , á mi capital, solo vine al socorro del emperador de Alemania…» El 8 de diciembre del mismo año se retiró el ejército ruso en tres columnas que se dirigieron á la Silesia prusiana.

martes, agosto 07, 2007

Viage ilustrado (Pág. 34)

por el estado crítico en que se hallaba la Europa; y por la revolucion francesa, que hizo variar á Federico Guillermo de su noble propósito. Los polacos combatieron y murieron. Dígalo Praga, panteon glorioso de la independencia polaca. Los restos de aquellos bra­vos ciudadanos, corrieron al Rhin, á pelear bajo las águilas francesas por la libertad de los pueblos.
A la union de la Polonia al imperio ruso siguió la de la Curlandia.
Catalina en el último año de su reinado emprende la guerra contra la Persia; vislumbraba un éxito glorioso cuando el 9 de noviembre de 1796, despues de haber tomado un ligero desayuno, fué acometida de un ataque de apoplegia fulminante. Exhala un grito; acu­den á ella, y sin hacerla recobrar el conocimiento, espira al cabo de treinta y siete horas. Tenia sesenta siete años y habia reinado treina y tres y medio. -
Hemos seguido brevemente, pero con exactitud, el reinado de esta ilustre princesa; hemos trazado los principales acontecimientos de su vida política; y hemos alzado una parte del velo que cubría sus costum­bres privadas.
Bajo el reinado de Catalina el territorio ruso se aumenta con 336,616 millas geográficas, haciéndose temible la Rusia para la Europa y para el Asia. La memoria de esta emperatriz será eterna en el mundo. Su talento y su ilustracion merecen este recuerdo.
No era solamente Catalina una gran reina, era una gran madre, una gran muger. «Una sabia distribucion del tiempo, dice Levesque... la hacia consagrarse á sus propios estudios y á la educacion de sus hijos, componiendo en su obsequio obras elementales,» Ade­mas de hábil politica, era Catalina escritora; hizo co­medias, y hasta el último dia de su vida estuvo ocupada en la historia de su tiempo. Su trato era ilustrado, amable y bondadoso. Ser sabio, ó artista eran sobra­dos títulos para poseer su afecto: queria estar rodeada siempre de ellos; y á este entusiasmo artístico debe la Rusia sus mas grandiosos monumentos en letras y artes.
Catalina es contada en el número de los grandes soberanos de su siglo. Sobre ella se han hecho y se harán juicios encontrados; se considerarán sus virtudes y sus vicios, su talento y sus debilidades, sus bellas acciones y sus faltas, su bondad y sus crímenes. «Jueces equitativos la concederán un justo senti­miento de aprecio por sus nobles cualidades; de admiracion por lo que hizo grande y útil; de. compasion por sus estravios políticos y morales, y de duda por las prevaricaciones de que está rodeada su memoria»
Un profundo sentimiento llevó á la tumba: el de no haber podido destruir á la Francia cuya revolucion odiaba; pero mas por conveniencia que de corazon.
A la muerte de Catalina ciñó la corona imperial Pablo Petrowich, denominado el Tenebroso, que con­taba trece años de edad. En su carácter, y en sus costumbres se mostraba digno sucesor de Pedro III.
El principio de su reinado no pudo ser mas benig­no, mas dulce, ni mas honroso: su generosidad se es­tendia hasta á sus enemigos: borraba las señales de todo lo que pudiera recordar algun motivo de disension: celebró una pompa fúnebre, y unió los restos de Pedro y Catalina con esta inscripcion: Divididos en vida y reunidos en la muerte. Multitud de reformas benéficas para el pueblo le atrajéron sus aplausos, sus bendiciones y su amor. Pero no se hallaba bien con él, sin duda, cuando por medio de una brusca reaccion ostenta Pablo I una tiranía caprichosa; pues hoy colmaba de favores á quien al siguiente dia encerraba en un calabozo cargado de hierros.
Suspendida siempre la espada de Damocles sobre todas las cabezas; este humor fantástico y feroz que se veia en todos los actos del emperador, se estendia tambien á su familia.
Con el prurito de destruir cuanto habia hecho su madre, lo innovaba todo, y no sabiendo ya en qué ocuparse, prohibió los sombreros redondos, la palabra almacen, y mandó que todos los que se encontraran á su paso, fueran rusos ó estrangeros, se prosternaran delante de él, apeándose de sus caballos ó carruages los que en ellos fueran. Llevóse esta órden con todo rigor, causando la desgracia y la muerte de multitud de personas que la infringian involuntariamente, sin tenerse en consideracion la categoría de los infracto­res. Ningun hecho probará la necedad de los capri­chos del inepto Pablo, como el castigo que impuso á un caballo porque le derribó.
Con dificultad presenta la historia un reinado donde se hayan sucedido sin interrupcion tantas locuras sanguinarias, unas ridículas, otras feroces, y todas en perjuicio del Estado. Referirlas seria presentar un tra­tado de cuentos, originales sin duda, pero dignos de una cabeza trastornada, que llega á ocuparse en hacer trasplantar en el rigor del invierno los árboles de mas de 25 pies de altura.
De tan indignas ocupaciones le pudieron distraer un tanto los reveses sufridos por sus tropas en Noví y en Holanda combatiendo á la Francia. Llénase Pablo de indignacion, se retira de la liga, y trata con el mas profundo desprecio á los embajadores de Inglaterra y Austria. Ordena al de Dinamarca deje su córte, y rompe con el gabinete de Viena. En tanto se ocupa en superficialidades, que destruian la moralidad de su ejército, y en profundizar mas la division que existia entre la córte de San Petersburgo, y las que le conve­nia fuesen sus naturales aliadas.
Bonaparte, que se hallaba á la sazon de primer cónsul, veia gozoso la política de Pablo, y á fin de se­pararle de las demas potencias europeas y unirrle á la Francia, le envía los prisioneros rusos bien uniformados, y este acto que hiere el amor propio del czar, le impulsa á despachar una embajada al primer cónsul, que se sabe ganar su afecto, y hacer que diga Pablo de Napoleon: Es todo un hombre.
Los rusos miraban con sentimiento el proceder de su soberano, pues no podian reconciliarse con quienes eran sus vencedores. Este descontento acrecia, á la par que las crueldades del emperador, que llenaba los calabozos diariamente, imponia numerosos golpes de knout, é hizo desertaran de San Petersburgo cerca de 40,000 personas.
Hecho odioso para la Rusia, todos desean su muerte, que es concertada por varios de los principales cortesanos. El dia de la ejecucion se fija del 22 al 23 de marzo. Venciendo insuperables obstáculos, logran penetrar en ha cámara real, costando la vida á uno de los centinelas. Espantado el emperador con la presen­cia de sus asesinos, trata de huir de la alcoba, y en medio de su turbacion va á un gabinete sin salida, donde se encerraban las banderas tomadas al enemigo, y las espadas de los oficiales detenidos en la for­taleza. Empuña una y con un valor de que habia ca­recido, rehusa abdicar y entrar en avenencia con los conjurados: insúltales; trata de herirles; les impone;

lunes, agosto 06, 2007

Viage ilustrado (Pág. 33)

Los intervalos de paz no eran desperdiciados por Catalina: arregla la administracion de justicia y man­da que no se pueda detener á ningun ruso sin enjuiciarlo; crea bancos de comercio, construye nuevos hospitales, graneros de reserva, aumenta la instruccion popular multiplicando las escuelas, y afirma asi los elementos de una futura civilizacion.
En el esterior interviene en todas las cuestiones políticas.
Habia obtenido de la Puerta la independencia de la Crimea; pero la invade y la pone la ley, ó mas bien el capricho de Potemkin, nuevo amante de la emperatriz. De aqui se siguió, con pretesto de consolidar la paz, la devastacion del pais, la destrucción total, completa, que creó la soledad. Tal era el ver­dadero carácter de la proteccion rusa.
Al mismo tiempo bulllia en la mente de Catalina el intento de estender los límites de su imperio hasta el Cáucaso; forma proyectos, traza planes y comienza á obrar. La Europa veia con admiracion á esta muger y se asustaba al considerar de lo que era capaz. No era menor el asombro que causaba en la Rusia, cual pudo comprenderlo el viage que hizo con tanta magnifiencencia á Kerson, donde leyó sobre una de las puertas la inscripcion siguiente: Por aqui se debe pasar para ir á Bizancio.
Sueño dorado del imperio ruso, que no se creerá en el apogeo do su grandeza hasta poder sentar su tro­no en la antigua córte de Constantino.
Los enemigos de Catalina no descansaban en tan­to. La Puerta, á instigacion de la Inglaterra, declara la guerra á la Rusia el 18 de agosto de 1787. Esta guerra dura dos años ,sin mas resultados decisivos é importantes que el derramarse arroyos de sangre, y suscitarse nuevas guerras en que tomaron parte por diferentes causas los griegos, los polacos y los suecos, estos implacables enemigos de la Rusia , que queria hacer una provincia suya del reino dé Cárlos XII.
Las paces que se obtenian despues de estas guer­ras eran solo un cambio de armas. A los cañones se sustituian las notas diplomáticas. El gabinete de San Petersburgo combatia siempre.
El nuevo rey de Prusia, Federico Guillermo, deser­tó de la política de su tio; se hizo defensor de la Polonia, y lanza una protesta contra la influencia rusa, diciendo que cumplen su deber los verdaderos patriotas, los buenos ciudadanos combatiéndola. Al mismo tiempo declara el embajador del rey de Prusia en Var­sovia, que el intento de su señor eva garantir á la Europa de la ambicion de los bárbaros del Norte, y devolver a la Polonia su brillo, su gloria y su liber­tad. En fin, una nueva constitucion polaca se pro­mulgó el 3 de mayo de 1791, la cual escita la saña de Catalina, que pretendia borrar el reino de Polonia del mapa; y fiel á su máxima de dividir para reinar, la pone en práctica, é invade ademas la nacion con 100,000 hombres. Las consecuencias fueron una nue­va reparticion de aquel desgraciado reino, favorecida

Catalina II, emperatriz de Rusia

domingo, agosto 05, 2007

Viage ilustrado (Pág. 32)

herida en su orgullo de muger y soberana solo piensa en vengarse; le es fácil; pero no quiere alar­mar á la Europa.
El fanatismo religioso que tenia divididos á los polacos, es el palenque escogido por Catalina: aumenta las divisiones, los resentimientos, y al fin estallan. No bastaba esto á tan pérfida muger: las tropas rusas in­vaden la Polonia, y exijen ser mantenidas á costa del pais. En vano Stanislao, con los mas nobles sentimien­tos, trata de unir á la aristocracia; á todos los pola­cos; que si hubieran atendido mas a su nacionalidad que á sus pasiones, la Polonia se hubiera salvado qui­zá para siempre; pero se perdió.
Catalina obtuvo lo que deseaba. Prestando una vana tolerancia, en moda entonces, y como aliada de los disidentes, inunda la Polonia con sus soldados; su embajador el príncipe Repuin, impone órdenes á la dieta, y hace arrestar á los miembros que en uso de su derecho, osan manifestar opiniones que le condenan; y el rey Stanislao Augusto, el noble Poniatowski, elevado por Catalina al trono, sufre el yugo mos­covita como el último de sus súbditos. Los nobles po­lacos, indignos de su nobleza, en vez de unirse á su rey y morir con las armas en la mano, prefieren degollarse mútuamente como fieras; la saña se apodera de todos; el patriotismo no existe; el sentimiento de independencia nacional está aletargado en todos los corazones; se despertará sin duda, hará esfuerzos heróicos; pero será tarde, si, muy tarde…
Véase, pues, cuán importante es la historia de Ca­talina, de esta muger tan grande por su talento como por sus vicios y sus crímenes. Desde ahora en adelante la historia de la Rusia está intimamente ligada con la de toda la Europa, sobre la que ejerció una influen­cia directa y decisiva muchas veces. Ahora veremos las colosales proporciones que ha ido adquiriendo este imperio naciente que se halla en el dia en la fuerza de su juventud.
Lo acaecido en Polonia cubrió de eterna ignomi­nia al gabinete de Versalles, que tenia á la vista documentos exactos que le debieron hacerse declarar el defensor de la independencia polaca; de esta inde­pendencia, saludable garantía de la civilizacion euro­pea. El gobierno de Versalles hizo traicion á los mas sagrados deberes con no haber gritado á las armas é intervenido para sostener el derecho de gentes, tan inícuamente vulnerado.
La Francia empieza á conocer su situacion; teme y se decide á obrar. Las lineas siguientes dirigidas por Mr. Choiseul, ministro de Negocios estrangeros, al representante del rey de Francia en Constantinopla, dan una exacta idea de aquellas circunstancias.
«He visto con sentimiento que el Norte de la Euro­pa se avasalla á la emperatriz de Rusia, y que la Inglaterra y sus ayudas permanecen en la apatía que esta princesa presentía para establecer su despotismo en esta parte. La Dinamarca, por temor de la Rusia y con la esperanza ilusoria de adquirir la parte del Holstein perteneciente al gran duque, se entrega con bajeza á los caprichos de la czarina. La Suecia no delibera ni obra sino por las órdenes de los moscovitas. El rey de Prusia sostiene las operaciones de la córte de San Petcrsburgo. En el Norte prepárase una liga que será formidable para la Francia. El medio mas cierto de romper este proyecto y de arrojar quizá de su trono usurpado á la emperatriz Catalina, seria suscitarla una guerra.»
Esta, en efecto, se declara. Catalina en tanto con­tinua con su gran política. La dieta reconoce ciudadanos, sean rusos ó estrangeros, á cuantos habitan el territorio nacional; y la condicion del pueblo se me­jora, quitando á los nobles el derecho de vida y muerte que ejercían.
La primer guerra entre los turcos y los rusos no fné muy gloriosa para Catalina; lo fué la segunda en 1770, cuidando la emperatriz de hacer tomar á los griegos las armas contra la Puerta, ofreciendo una li­bertad que esperaban impacientes y que fué ilusoria; pues solo consiguieron ver convertidos en ruinas los tristes restos de su pasada grandeza.
El horrible combate naval de Tchesme indujo á los rusos victoriosos á penetrar en el puerto de Cons­tantinopla, capital de sus eternos enemigos. No lo efectuan á causa de otras atenciones; pero continua­ron la guerra con crueldad, hasta que en 1772 se estipula la paz, rota en el año siguiente.
La Rusia habla padecido en este tiempo horriblemente; pues á las desgracias de una guerra llevada á sangre y fuego, se agregó una epidemia que asoló toda la provincia de Moscou y dió márgen á punibles esce­sos en el pueblo entregado á la anarquía mas desen­frenada. Merced á Gregorio Orlof, el principal amante de Catalina, el que pretendía ser su esposo, y el que ostentaba un lujo verdaderamente soberano, se contuvieron los escesos, aunque cometiéndose otros.
Catalina era dominada por sus amantes en las cuestiones domésticas, llegando, como hemos dicho, hasta el punto de golpearla; pero en cuanto al gobier­no del imperio, era independiente, y no habia otra voluntad que la suya.
La campaña de 1774 contra los turcos se abre lánguidamente y acaba con una paz impuesta por los rusos y concluida y firmada en Kainardji sobre un tambor.
En tanto que Catalina triunfa en Oriente, no aban­dona á la Polonia. Los franceses que la ayudaban son vencidos, sin embargo de portarse como héroes. Solo el Austria podia contrabalancear el poder de la Rusia; pero Catalina y el rey de Prusia dicen á la emperatriz María Teresa: «O partís con nosotros una parte de la Polonia ó vamos á declararos la guerra.» Asintió con vergüenza, y gracias á la ignominiosa conducta de la Francia y á la debilidad de los polacos, se ven des­pojados de mas de 5.000,000 de habitantes (1772), que se repartieron como botin las naciones coaligadas para este vandalismo.
Catalina tocaba al apogeo de su gloria, habia ven­cido á los turcos, á les polacos y á la insurreccion del imperio que capitaneó Pougatchef, que fué descuarti­zado. Menos dichosa en su familia, habia tenido sola­mente un hijo de su matrimonio con Pedro III. Este hijo, sobre cuyo nacimiento se habló tanto, anunciaba el mismo carácter de su padre, y le tenia por consiguiente suma repugnancia. Cásale con la princesa de Hesse-Darmstadt, que muere en 1776, y el gran duque Pablo contrae segundas nupcias con María de Wurtemberg, ligándose asi con el gran Federico, rey de Prusia. De este matrimonio nacieron los dos empe­radores que han ocupado el trono de la Rusia cerca de cuarenta años.
Sus amantes tambien la inquietaban; pero entre­gada al desórden de sus costumbres, sabia reempla­zarlos é indemnizarse con los unos de los disgustos do los otros.

sábado, agosto 04, 2007

Viage ilustrado (Pág. 31)

éxito igualó al talento con que se condujo: ella quien va a enriquecer á la Rusia con una porcion de establecimientos consagrados á la instruccion del pueblo y al alivio de la miseria: ella quien sostiene una correspondencia activa con Voltarie: ella quien desea que d’Alembert acepte las funciones de director del heredero del trono: ella quien llama á Diderot á su córte, y ella en fin la que quiere civilizar á su pueblo.
En medio de este cuadro tan glorioso, se nos pre­senta, no la emperatriz glorificada por los filósofos franceses, sino la muger con sus pasiones y supedita­da servilmente á sus amantes que la maltrataban has­ta el punto de golpearla. Ni su genio, ni su orgullo, ni el llegar á esa edad que hiela las pasiones, pudieron triunfar del desórden de sus costumbres. Los ado­radores á quienes rechazaba la decadencia de sus en­cantos, los atraia con el oro y los abrumaba de títulos y condecoraciones: los oficiales de sus guardias con­sideraban el colmo de la fortuna, atraer sobre ellos una de sus miradas. Satisfecho el capricho de los sen­tidos, se confunden con la multitud, pero poseyendo grandes honores y altos empleos.
Con tal mezcla de grandeza como soberana, y de abyeccion como muger, ocupa Catalina en la historia un lugar tan equívoco que no puede defenderla del desprecio la admiracion que inspira. En contacto por sus cualidades con Pedro el Grande, ambos han eje­cutado una obra llena de magnificencia: el uno intro­duce en Rusia los primeros elementos de civilizacion; la otra los completa. Si Catalina muestra un genio va­ronil durante su reinado, ostenta al mismo tiempo una indulgencia y una ternura de corazon que revelan á la muger llena de bondad. A tanto llegó esta, que colma de favores aun á los que habian sido sus ene­migos, saca de la Siberia al mónstruo Biren, y lo res­tablece en la posesion de su ducado de Curlandia.
Sin embargo de esta conducta, desde 1762 em­pezaron conspiraciones para derribarla del trono, las cuales se sucedian unas á otras con estraordinaria rapidez. Catalina escapaba de un peligro para entrar en otro, y segun la opinion de la mayor parte de los historiadores, no gozó la emperatriz de una verdadera popularidad.
Ivan continuaba abandonado en una prision de es­tado, y el pasar por imbécil era un motivo mas para escitar el celo de sus partidarios, que reinarian en su nombre. Un simple subteniente llamado Mirovitch, queriendo vengar resentimientos particulares, trata de apoderarse del príncipe, y despues de vencer estraordinarias dificultades, y la resistencia de los soldados, que habian de ser sus cómplices, penetra al fin en la cámara de Ivan; pero antes de que logre salir de la fortaleza, se le oponen los centinelas, acude tropa, y el resultado es la muerte del jóven prisionero y el arresto de Mirovitch, que procesado de órden de Ca­talina por el símbolo, el senado, las tres primeras cla­ses de la nacion, y los presidentes de todos los cole­gios, es condenado á morir, y sufre su sentencia con el mayor valor.
Los que imputan á Catalina el crimen de haberse valido de Mirovitch para asesinar á Ivan, se han detenido poco en examinar este hecho que se presenta claro. Mirovitch fué procesado con la mayor publici­dad, y con la misma fué al cadalso; y en todo este tiempo no pronunció una palabra que pudiera hacer sospechosa á la emperatriz.
Por este medio inesperado vióse libre Catalina de los que pudieran conspirar legítimamente al trono. Apartada de estos cuidados, podia ya pensar en su imperio y en la obra que la inmortalizó.
Preséntasenos ahora Catalina bajo un nuevo aspec­to, el de la muger política. Se trata de los polacos, que desgracias inherentes á la constitucion política de este generoso pueblo, le habian colocado fuera de la civilizacion.
Una de las causas de sus infortunios fué el princi­pio electivo, esa áncora salvadora para muchos pue­blos, pero mal comprendida y peor apreciada en Polonia, era motivo de guerras sin cuento, porque allí estaba el palenque donde se disputaban las ambiciones europeas, donde luchaban las intrigas de todos los gabinetes, que empleaban á porfia el oro y todas las seducciones imaginables.
La forma del gobierno polaco era representativa, pero sin pueblo; porque estaba esclavizado por la nobleza que imponia su voluntad á los ministros y estos á la corona. Podia tener la Polonia alguna semejanza con la Inglaterra; pero de ningun gobierno estaba mas distante, por la diferencia que existia entre una y otra aristocracia. La de Polonia, ademas, no era compacta; asi que en nada se entendian, y estaban siempre en esa constante lucha que engendra la confusion de principios hostiles los unos á los otros. En resúmen, en Polonia no habia ni república, ni monarquia, ni aristocracia; existia solo una asociacion de nobles prontos á armarse para combatirse mútuamente; asociacion que dejaban subsistir los gabinetes de Europa, para que el pais no cayese en manos de dos ó tres potentados, que repartiéndosele hubiesen roto el equilibrio general.
En esta inteligencia trabajo Pedro el Grande con todas sus fuerzas para aumentar la anarquía que devoraba á la desgraciada Polonia. Esta pérfida intervencion se convierte en una tradicion, á la cual se muestra fiel Catalina. Una ocasion favorable se le presenta. La muerte de Augusto, rey de Polonia, el 4 de octubre de 1763. Las intrigas, las ambiciones, todas las plagas que asolaban á la Polonia se conjuran en su ruina. Catalina se propone ascender al trono polaco á uno de sus amantes llamado Stanislao Augusto Poniatowski; y ya ocupando parte del pais con tropas rusas, ya derramando oro en abundancia, consigue tener di­vidida á la nobleza , porque á no estar asi, hubiera conservado la Polonia su nacionalidad. El 7 de mayo de 1764 fué reunida la dieta electoral, y en medio de un sufragio oprimido quedó electo Poniatowski. Hició­ronse algunas reformas á la constitucion; mas solo á los detalles, pues el liberum veto, manantial de todos los desórdenes no fué suprimido.
La posicion de Poniatowski es crítica. Se encuen­tra colocado entre el reconocimiento que debe á Cata­lina, y la restauracion de la Polonia que medita; de la Polonia que la czarina quiere conducir á su completa destruccion.
Stanislao cambia completamente al verse rey de Polonia, y solo procura el engrandecimiento de su nacion. Trata con dulzura á los nobles, los agasaja, los visita, los reconcilia, y de acuerdo con ellos trasforma el reino con medidas tan útiles como sábias. Stanislao se muestra un gran rey, y la Polonia un gran pueblo.
Catalina que habia elevado á su amigo por tenerle a su devocion, se encuentra con la repulsa del rey po­laco para formar entre ambos una alianza ofensiva y defensiva.

viernes, agosto 03, 2007

Viage ilustrado (Pág. 30)

todo. Esta imbécil esclamacion en tan critico momento retrata á Pedro. Reune el czar las tropas disponibles para ganar con sus armas lo que perdio con su impotencia; pero duda, y Catalina en tanto se aprovecha poniéndose á la cabeza de 15,000 hombres. Vístese el uniforme de guardia, empuña la espada, y ciñe a su frente una corona de laurel. Esto escita el entusiasmo hasta el mas alto punto en los que la acompañaban; al propio tiempo que los que seguían á Pedro, hombres y mugeres, tiemblan de terror. No saben dónde dirigirse; hallan cerradas todas las poblaciones y defendidas con tropas; se ven amenazados por todas partes, y faltándoles tierra donde pisar, son inútiles para ellos las aguas, a pesar de ofrecerse el mismo Munich á ser remero: «Mas venid, principe, le grita este fiel y cé­lebre anciano, yo os precederé, y no llegarán á vos hasta haber pasado por mi cadáver.» Pedro no quiere combatir, y dirige una carta á Catalina, suplicándola le conceda al menos partir con él la autoridad. Sin contestacion esta carta, envia una segunda en que pide una pension y la libertad de ir á vivir á Holstein. Vergonzosa degradacion; pero digna de tan inepto soberano, que rechaza en último recurso la hui­da, por acogerse á la generosidad de su esposa.
Los ultrages que sufrio coronaron su imbecilidad. Elevada á una escalera, fué despojado de sus ropas y degradado de todos sus honores, quedando solo con la camisa y los pies desnudos; sufriendo, para colmo de vergüenza, los insultos de una soldadesca servil.
Este proceder deshonraba tanto á quien lo manda­ba ejecutar como á quien lo sufría; porque amengua­ba la soberana, y demostraba una innoble pequeñez. de alma en hacer esperimentar tales ignomi­nias. Era al fin su esposo.
La siguiente abdicacion de Pedro vino á coronar tan estraños sucesos y á legarnos uno de los mas nota­bles documentos que presenta la historia.
«En el corto tiempo de mi reinado absoluto en el imperio de Rusia, he reconocido que mis fuerzas no son suficientes para tal peso, y que era superior á mí gobernar este imperio, no solo soberanamente, sino de cualquiera manera que fuere... Asi que, conozco la posibilidad de un sacudimiento que habria tenido por consecuencia la ruina total y me hubiera cubierto de una eterna vergüenza. En vista de tal circunstancia y despues de maduras reflexiones, declaro sin ninguna violencia al imperio ruso y al universo, que renuncio por toda mi vida al gobierno de dicho imperio, no de­seando reinar ni soberanamente ni bajo ninguna otra forma; sin esperar á conseguirlo nunca por cualquier medio que se pudiera. En fé de que hago un juramento sincero á la faz de Dios y de todo el universo, escribo y firmo esta renuncia con mí propia mano.»
Mediaron posteriormente entre Catalina y Pedro algunas negociaciones de avenencia, acogidas por él con alegría; y decidiéndose á ir al castillo de Oranienbaum, desciende el ex emperador del carruage; sube a uno de los treinta kibitkas (1) que se habian reunido, y despues de atarle se le hace partir con dos conjura­dos que le impedian gritar. Al mismo tiempo parten los treinta carruages en otras tantas direcciones, á fin de que se ignorara la verdadera ruta de Pedro.
Catalina hace su entrada en San Petersburgo con toda solemnidad, y prestan juramento los grandes que habian formado el cortejo del infortunado Pedro. A ver entre ellos á Munich, «¿Sois vos, general, le dice la emperatriz, el que queria batirme?»
—Si, señora; yo no pedia proceder de otro modo con quien me habia sacado del destierro.
Y entregando á Catalina su espada, añade:
—La fidelidad que he guardado á mi príncipe y á mi bienhechor son una garantía de la que conservare á la emperatriz.
El triunfo de Catalina habia sido, pues, brillante y grande: por el ascendiente de su carácter habia hecho descender del trono á su esposo: ¿le conservaria la vida? Tal era la cuestion que se tenía que resolver.
Pedro no se consideraba desgraciado: ó era inca­paz de comprender su situacion, ó esperaba cambiar­la. Viósele pedir su bufon, un perro al que era muy afecto, romances, la Biblia, etc. Mas adelante entro en negociaciones con algunos descontentos; y á todo esto, que no ignoraba Catalina, vino á añadirse el arrepentimiento que empezaron a demostrar las tropas que contribuyeron á derribar al czar del trono, aumentándose cada dia con las reconvenciones del pueblo que se interesaba por su inepto ex—soberano.
En tan críticas circunstancias resuelve dar Orlof un golpe decisivo: preséntase en la prision del czar seguido de Teplof, y ambos infunden en Pedro la es­peranza de su libertad, ofreciéndole segun el uso es­tablecido en Rusia, beber con ellos un vaso de vino antes de. comer. Acepta el príncipe; se mezcla un ve­neno activo al licor; pero no produce todo el efecto esperado: ha víctima entonces rehusa beber de nuevo, y se arroja en los brazos de su fiel Bressau, que habia obtenido el permiso de no abandonar al emperador, el cual quiere que se le conduzca al lecho. Orlof entonces y su cómplice Teplof ayudados de Bariatinki, ofi­cial que mandaba la guardia, se arrojan sobre el infe­liz Pedro y le ahogan.
Al saber Catalina el horrible fin de su esposo, vierte algunas lágrimas y anuncia á su córte que el czar habla muerto de un eólico hemorraideo. Se espone su cuerpo al publico, vestido con el uniforme de Holstein, ocultando las señales de su muerte violenta, y es ad­mitido el pueblo á besarle la mano.
Catalina, por mas que hayan querido defenderla algunos historiadores, no deja de aparecer, sino como autora, como cómplice del asesinato de su esposo, y tamaña complicidad, fué un crímen igual al del asesi­no, pues por su posicion no podía ser envuelta ni ar­rastrada á un acto que podía evitar con solo quererlo.
En vano tratan de demostrar que fué un secreto la meditacion del asesinato, y que ni Catalina, ni Gregorio Orlof, tenian esa dureza que hace á uno capaz de un gran crimen. En cuanto á que la emperatriz sintió dolorosamente la ejecucion, pasando muchos días en su lecho entregada á la desesperacion lo creemos; pero el mismo historiador lo dice: «no era por lo pér­dida de un esposo que no amaba y que le había pre­parado una larga prision y quizá la muerte sino que la atormentaba este atentado, que al serle atribuido empañaría su gloria.»
Treinta y tres años tenia Catalina cuando se halla­ba de única soberana de la Rusia, cuyo imperio va á entrar en ese período de grandeza del que no ha descendido. Al genio de esta muger es al que deben atribuirse los estraordinarios acontecimientos en que tan gran papel hizo el Norte. Ella es quien todo va á dirigir; política, administracion, diplomacia y cuyo

(1) Kibitkas se llaman en Rusia á unos carromatos de cuatro ruedas.

miércoles, agosto 01, 2007

Viage ilustrado (Pág. 29)

quien Isabel habia designado por heredero pero no la queria, porque profesando al rey de Prusia tina verdadera idolatría, se lamentaba de los triunfos que obtenian los rusos sobre los prusianos, que fueron en verdad importantes.
Tal era la situacion de la Rusia, cuando el 29 de abril de 1761 exhala Isabel su último suspiro á los se­senta y dos años de su edad.
Considerado con imparcialidad, su reinado fué dulce para los rusos: la dominacion de sus amantes hizo suspender el curso de sus adelantos, que, si no se perdieron, débese al amor que tenia Isabel á las letras, á las artes y á las ciencias. Ella crea la universidad de Moscou y la Academia de bellas artes de San Petersburgo: bajo su proteccion autores originales ensayaron dar á los rusos una literatura nacional: la misma Isabel, entabla correspondencia con el filósofo de Ferney, y despierta en la córte el gusto por las obras de este príncipe de la literatura del siglo XVIII. Isabel no carecia de algunas supersticiones; y temien­do siempre se repitiera con ella la escena que habia ejecutado para apoderarse del trono, hacia de la no­che dia, y velaba asi incesantemente sobre su persona.
A la muerte de Isabel ocupa el trono Pedro III Federowicth, sin el menor obstáculo por parte de los amigos de Ivan, el cual consumia sus dias en una prision de estado, y sin que nadie se acordara de los dos ó tres hijos naturales que dejó Isabel.
Despues de algunos años toma el emperador por esposa á la princesa de Anhalt. La superioridad de esta célebre muger, descendiente de uno de los anti­guos electores de Sajonia, que cambia su nombre por el de Catalina, debia ser fatal al czar, desnudo de toda especie de conocimientos. Cediendo tan pronto á pasiones impetuosas, como á un entusiasmo irreflexivo y á un ardor de gloria militar que no reposaba sobre ningun talento, ni sabia mandar con acierto, ni era capaz de resignarse á las órdenes de su compañera. En esta lucha tan desigual Pedro III debía de sucum­bir. Su físico, destruido por la viruela, le hacia re­pugnante; estaba incapacitado de agradar á una muger como Catalina. El pertenecía por la sangre que corria en sus venas á Cárlos XII y á Pedro el Grande; pero carecia del heroismo del uno y del genio del otro; solo estaba en posesion de una fiebre de imitacion mal entendida, que no producia en él mas que los escesos y los vicios de aquellos dos hombres estraordinarios.
Esposo de una muger llena de seducciones, el heredero presuntivo de la corona vivió largo tiempo con ella como un hermano sin cariño. Cumpliendo sus de­beres como marido, sirve de velo á los desórdenes de Catalina, que en este punto dejó muy atrás á Isabel.
Catalina poseia en efecto el genio que la inmorta­lizó; amaba las bellas artes y la gustaba tomar parte en las delicias de una conversacion instruida; pero no sabia entretenerla su marido sino con los detalles del ejercicio á la prusiana, de los cuales era, no solamente entusiasta admirador ,sino que los practicaba con fanatismo; y estas repeticiones continuas de los mismos términos técnicos, fatigaban horriblemente á Catalina, que la enojaba la conversacion de su marido, y la ha­cia agradar la de sus amantes, en particular la de Soltikof.
Pedro III inaugura su reinado con generosidad; hace venir de la Siberia á todos los desterrados, inclu­so á Munich; suprime la chancillería secreta, especie de tribunal inquisitorial que se habia hecho odioso á los rusos; revoca las penas degradantes; crea un tribunal que ejerciese las atribuciones de la policia general; reduce los derechos de importacion de las mercancias que introducian los habitantes de la Persia y de Arcángel, y aminora el precio de la sal. Al mismo tiempo que dictaba tan útiles providencias, destruia con otras ignorantes ciertas industrias que necesitaban de gran proteccion.
Fanático por todo lo prusiano, instruye al ejército al uso de esa nacion, sometiéndole á este nuevo aprendizaje y el mismo Pedro se viste el uniforme prusiano y se declara soldado del gran Federico.
Tales ridiculeces amenguaban su autoridad. Añádase a esto lo desordenado de sus costumbres, em­briagado casi siempre, y el prestigio que le hacia per­der Catalina y se comprenderá fácilmente que él mis­mo caminara á su ruina.
Es cierto que no hubiera acaecido á no tener esposa á esa celebre muger, llamada por Voltaire la Semiramis del Norte; pero si hubiera abrigado el alma de Catalina, su genio, su ilustracion, ¿cuál ha­bria sido la suerte de la Rusia?
En tanto que el emperador se abismaba, se disponia Catalina á apoderarse de la corona: habia sondeado su posicion, y comprendía perfectamente que si no atacaba la primera se perdia irremisiblemente y su hijo, á quien trató de desconocer Pedro.
Con esta idea desarrolla la emperatriz todas sus seductoras gracias naturales para cautivar los corazones, halagando á todos y ostentándose en público revestida de cierta tristeza que la hacia mas interesante, y ganar mas las simpatías que engendra el sentimien­to de una persona que sufre debiendo ser feliz. Este sistema de coquetería la dió los mas felices resultados; pero no contenta solo con esto, se fué apoderando de los mas influyentes destinos públicos, nombrando para desempeñarlos ya á algun amante, ya á otras personas que la eran completamente afectas.
Los fracmasones, que tenían una lógia en Kammonny-Ostrof, una de las estancias del emperador, se adhirieron á Catalina, formando una poderosa fraccion del partido que trabajaba con teson por derribar al czar del trono: hasta una parienta suya que apenas tenia diez y ocho años se coaligó en favor de la empe­ratriz. Formáronse, pues, tres grandes fracciones de conspiradores, que sin conocerse mútuamente, eran movidas por el comun impulso que sabia inspirarles Catalina.
Revelábanle á Pedro estos precedentes; pero era tal su ceguedad, que ademas de no creerlos, mandó arrestar al oficial que pretendia informarle.
El emperador, últimamente, se decide á celebrar una fiesta en Peterhof, donde comeria con su esposa y la haria aprisionar despues del festín. Pero antes de realizar este proyecto, prepara una orgía, acompañado de multitud de hermosas mugeres de la mas alta nobleza, á quienes seguian sus amantes; pues no parece sino que era condicion precisa en la córte rusa este li­bertino cortejo en todos los actos públicos.
Este era el momento en que se iba á jugar la vida del emperador ó su muger, y la suerte de la Rusia. Catalina, que no se descuidaba, muéstrase solícita, hace estallar la revolucion, y toma posesion del poder en San Petersburgo. Pedro en tanto se hallaba en Peterhtof, y al saber lo sucedido, esclama en presencia de su córte: bien os decia yo que ella era capaz de