normandos, los belgas principiaron á dedicarse a la agricultura: en seguida establecieron manufacturas. En el siglo X, ya eran muy numerosas, particularmente en Flandes. El conde Balduino el Jóven, estableció en aquella provincia muchos mercados, señaladamente en Brujas, Courtray, y Calais: en fin, llevó á Gante tejedores y bataneros, y aquella ciudad llegó á ser la mas comerciante y rica de Flandes.
Desde aquella época, la cria del ganado lanar y el cultivo del lino, se contaban en el número de los primeros ramos de la industria de la Bélgica, y las principales fuentes de su riqueza. Asi es que el comercio de paños y lienzos llegó á estar alli muy floreciente. A los flamencos es deudora la Inglaterra del arte de tejer los paños, y aun del de teñirlos.
El decreto espedido en 1199, por el conde Balduino de Constantinopla, para establecer en Flandes la uniformidad de pesos y medidas, puede dar una idea del grado de civilización á que ya habia llegado aquel pais á fines del siglo XII.
Las cruzadas detuvieron el vuelo de la industria belga; sin embargo, el arte de fabricar los tapices, practicado y perfeccionado por los belgas desde su regreso de aquellas espediciones, adquirió un grande desarrollo en Brujas y en Bruselas. En el siglo XIII, merced á las relaciones de las naciones del Norte con los italianos ó lombardos, volvió á florecer el comercio, formóse la liga anseática, y Brujas llegó á ser el almacén de depósito y el lugar de cambio de las mercaderías de Europa.
Eduardo III, rey de Inglaterra, vicario del emperador en Amberes, aseguró en 1339 por un privilegio, la salvaguardia de los negociantes flamencos que importaban á Bélgica las lanas de la Gran Bretaña. Los paños de Bruselas y de Lobayna alimentaban en 1349 á la Francia entera.
Gracias á la protección de los condes de Flandes, Gante sostenia también ya hacia tres siglos, el honor de sus manufacturas, cuando en 1391, la rebelión de sus habitantes destruyó su comercio: los obreros de sus fábricas emigraron á Lobayna. Esta última ciudad contaba en 1380, cuatro mil fábricas de paños, y mas de cincuenta mil obreros. Nivelles estableció en el siglo XIII las primeras fábricas de lienzos finos, conocidos con el nombre de batistas, cambrais y linones. Una sedición de los obreros en 1457, dió, como en Gante, un golpe mortal á la industria de Lobayna, y aquella industria se trasladó á Valenciennes, Cambrai, y Douai.
En el siglo XIV, Guillelmo Buckelz descubrió el medio de salar los arenques: desde entonces la pesca llegó á ser para la Bélgica un manantial inagotable de riquezas. Huys y Brujas fueron las ciudades que tuvieron mayor número de pesquerías. Mas tarde, Amsterdam se atrajo toda aquella industria. En el gobierno de la casa de Borgoña, fué cuando las artes y manufacturas llegaron entre los belgas al mas alto grado de prosperidad. La producción de las lanas habia sido, sobre todo, objeto de la atención de los flamencos. Felipe el Bueno, para honrar al comercio que enriquecía sus provincias, estableció en 1430 la orden del Toisón de oro.
Después de la rebelión de 1488, Brujas perdió simultáneamente sus privilegios y su comercio. Amberes los heredó y llegó bien pronto á una alta importancia comercial. Sus naves surcaban el Escalda, y trasportaban á lo lejos sus tejidos, damascos y terciopelos.
Las persecuciones que en otras partes sufrían los protestantes, condujeron á sus muros obreros industriosos: pero las guerras civiles y religiosas que asolaron á la Bélgica en tiempo de Felipe II, y las campañas de Luis XIV, arruinaron por fin su comercio, que fué á enriquecer á Amsterdam. Ademas, el tratado de Westfalia habia cerrado á los buques la entrada del Escalda, y dado de este modo á Amberes el último golpe que resonó en toda la Bélgica.
A principios del siglo XVIII, las principales ciudades comerciales de este pais, hicieron vanos esfuerzos para reconquistar la posición que la política europea se obstinaba en quitarlas. Las poblaciones de Brabante y de la Flandes, fijaron entonces su atención en la agricultura y la industria, y en esta época fué cuando se conquistaron á orillas del mar el pais de Waés y otros puntos.
Napoleón quiso fomentar el comercio y la industria de la Bélgica, protegiendo las manufacturas y abriendo el puerto de Amberes. Pero los destinos comerciales de esta ciudad infundieron recelos á los comerciantes de Londres, y la reunión de la Bélgica con la Holanda anonadó el porvenir que el emperador reservaba al primero de aquellos países. Bajo la dominación holandesa, Amberes fué levantándose parcialmente de su postración comercial, sin que por eso recobrase la Bélgica la elevada posición que habia perdido. Por último, este pais llegó á ser un reino independiente, pero antes de dar á conocer el impulso que la industria y el comercio recibieron con este acontecimiento, debemos manifestar los elementos de prosperidad con que la naturaleza habia dotado á la Bélgica, y que la inteligente actividad de sus habitantes ha sabido desarrollar.
La prosperidad comercial, industrial y agrícola de un pais, depende particularmente del estado de viabilidad de su territorio. Bajo este aspecto, la Bélgica lleva mucha ventaja á la Inglaterra, la Francia, y las demás naciones de Europa. Los belgas se han ocupado hace mucho tiempo en mejorar sus vias de comunicación. Ademas de los numerosos caminos vecinales, del Estado, y provinciales, presentan una longitud de mas de 16,000,000 de pies.
La Bélgica presenta una disposición hidrográfica de las mas favorables para la navegación natural y artificial. Su territorio está dividido por tres cauces ó álveos, el del Escalda, el del Mosa, y el del Issel, que ofrecen ventajas y condiciones notables para abrir líneas de navegación profunda. Asi es que las ciudades de Gante y de Brujas, poseían ya en los siglos XII y XIII los únicos grandes canales que entonces se veían conducir al mar barcos de vela. La navegación del Escalda Superior fué mejorada en el siglo XV. Durante el XVI, época en que Amberes adquirió la supremacía comercial, el Denle, el Selle y el Dyle, se hicieron navegables para los barcos del Escalda En 1550, Bruselas emprendió su célebre canal, cuya longitud es de 26,334 varas castellanas. En tiempo de Luis XIV, Vauban hizo abrir canales, aunque con un objeto puramente estratégico: por último, en el siglo XVIII, en tiempo de la dominación francesa y holandesa, se abrieron otros muchos.
La navegación natural de los rios, se estiende á 2.174,617 y 1/2 pies, cuya mayor parte está alimentada por la marea. Los canales están tan desarrollados como los rios: su estensión es de 2.553,416 y 1/2 pies. Merced á este sistema admirable de navegación, lo—
Desde aquella época, la cria del ganado lanar y el cultivo del lino, se contaban en el número de los primeros ramos de la industria de la Bélgica, y las principales fuentes de su riqueza. Asi es que el comercio de paños y lienzos llegó á estar alli muy floreciente. A los flamencos es deudora la Inglaterra del arte de tejer los paños, y aun del de teñirlos.
El decreto espedido en 1199, por el conde Balduino de Constantinopla, para establecer en Flandes la uniformidad de pesos y medidas, puede dar una idea del grado de civilización á que ya habia llegado aquel pais á fines del siglo XII.
Las cruzadas detuvieron el vuelo de la industria belga; sin embargo, el arte de fabricar los tapices, practicado y perfeccionado por los belgas desde su regreso de aquellas espediciones, adquirió un grande desarrollo en Brujas y en Bruselas. En el siglo XIII, merced á las relaciones de las naciones del Norte con los italianos ó lombardos, volvió á florecer el comercio, formóse la liga anseática, y Brujas llegó á ser el almacén de depósito y el lugar de cambio de las mercaderías de Europa.
Eduardo III, rey de Inglaterra, vicario del emperador en Amberes, aseguró en 1339 por un privilegio, la salvaguardia de los negociantes flamencos que importaban á Bélgica las lanas de la Gran Bretaña. Los paños de Bruselas y de Lobayna alimentaban en 1349 á la Francia entera.
Gracias á la protección de los condes de Flandes, Gante sostenia también ya hacia tres siglos, el honor de sus manufacturas, cuando en 1391, la rebelión de sus habitantes destruyó su comercio: los obreros de sus fábricas emigraron á Lobayna. Esta última ciudad contaba en 1380, cuatro mil fábricas de paños, y mas de cincuenta mil obreros. Nivelles estableció en el siglo XIII las primeras fábricas de lienzos finos, conocidos con el nombre de batistas, cambrais y linones. Una sedición de los obreros en 1457, dió, como en Gante, un golpe mortal á la industria de Lobayna, y aquella industria se trasladó á Valenciennes, Cambrai, y Douai.
En el siglo XIV, Guillelmo Buckelz descubrió el medio de salar los arenques: desde entonces la pesca llegó á ser para la Bélgica un manantial inagotable de riquezas. Huys y Brujas fueron las ciudades que tuvieron mayor número de pesquerías. Mas tarde, Amsterdam se atrajo toda aquella industria. En el gobierno de la casa de Borgoña, fué cuando las artes y manufacturas llegaron entre los belgas al mas alto grado de prosperidad. La producción de las lanas habia sido, sobre todo, objeto de la atención de los flamencos. Felipe el Bueno, para honrar al comercio que enriquecía sus provincias, estableció en 1430 la orden del Toisón de oro.
Después de la rebelión de 1488, Brujas perdió simultáneamente sus privilegios y su comercio. Amberes los heredó y llegó bien pronto á una alta importancia comercial. Sus naves surcaban el Escalda, y trasportaban á lo lejos sus tejidos, damascos y terciopelos.
Las persecuciones que en otras partes sufrían los protestantes, condujeron á sus muros obreros industriosos: pero las guerras civiles y religiosas que asolaron á la Bélgica en tiempo de Felipe II, y las campañas de Luis XIV, arruinaron por fin su comercio, que fué á enriquecer á Amsterdam. Ademas, el tratado de Westfalia habia cerrado á los buques la entrada del Escalda, y dado de este modo á Amberes el último golpe que resonó en toda la Bélgica.
A principios del siglo XVIII, las principales ciudades comerciales de este pais, hicieron vanos esfuerzos para reconquistar la posición que la política europea se obstinaba en quitarlas. Las poblaciones de Brabante y de la Flandes, fijaron entonces su atención en la agricultura y la industria, y en esta época fué cuando se conquistaron á orillas del mar el pais de Waés y otros puntos.
Napoleón quiso fomentar el comercio y la industria de la Bélgica, protegiendo las manufacturas y abriendo el puerto de Amberes. Pero los destinos comerciales de esta ciudad infundieron recelos á los comerciantes de Londres, y la reunión de la Bélgica con la Holanda anonadó el porvenir que el emperador reservaba al primero de aquellos países. Bajo la dominación holandesa, Amberes fué levantándose parcialmente de su postración comercial, sin que por eso recobrase la Bélgica la elevada posición que habia perdido. Por último, este pais llegó á ser un reino independiente, pero antes de dar á conocer el impulso que la industria y el comercio recibieron con este acontecimiento, debemos manifestar los elementos de prosperidad con que la naturaleza habia dotado á la Bélgica, y que la inteligente actividad de sus habitantes ha sabido desarrollar.
La prosperidad comercial, industrial y agrícola de un pais, depende particularmente del estado de viabilidad de su territorio. Bajo este aspecto, la Bélgica lleva mucha ventaja á la Inglaterra, la Francia, y las demás naciones de Europa. Los belgas se han ocupado hace mucho tiempo en mejorar sus vias de comunicación. Ademas de los numerosos caminos vecinales, del Estado, y provinciales, presentan una longitud de mas de 16,000,000 de pies.
La Bélgica presenta una disposición hidrográfica de las mas favorables para la navegación natural y artificial. Su territorio está dividido por tres cauces ó álveos, el del Escalda, el del Mosa, y el del Issel, que ofrecen ventajas y condiciones notables para abrir líneas de navegación profunda. Asi es que las ciudades de Gante y de Brujas, poseían ya en los siglos XII y XIII los únicos grandes canales que entonces se veían conducir al mar barcos de vela. La navegación del Escalda Superior fué mejorada en el siglo XV. Durante el XVI, época en que Amberes adquirió la supremacía comercial, el Denle, el Selle y el Dyle, se hicieron navegables para los barcos del Escalda En 1550, Bruselas emprendió su célebre canal, cuya longitud es de 26,334 varas castellanas. En tiempo de Luis XIV, Vauban hizo abrir canales, aunque con un objeto puramente estratégico: por último, en el siglo XVIII, en tiempo de la dominación francesa y holandesa, se abrieron otros muchos.
La navegación natural de los rios, se estiende á 2.174,617 y 1/2 pies, cuya mayor parte está alimentada por la marea. Los canales están tan desarrollados como los rios: su estensión es de 2.553,416 y 1/2 pies. Merced á este sistema admirable de navegación, lo—
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