miércoles, octubre 24, 2007

Viage ilustrado (Pág. 95)

la necesidad de pronunciarse por alguno, el cordon al mas débil, y las colas al mas poderoso.
En la misma provincia se encuentra tambien Filipa, pueblo situado sobre las ruinas de Filipo, ciudad tan célebre por la derrota de los dos últimos romanos Casio y Bruto.
La Tesalia, que los turcos llaman Janniah ó Janina, ofrece igualmente al viagero grandes recuerdos, encantándole sin cesar por la belleza de sus sitios, y la frondosidad de su suelo. Por tres lados se halla li­mitada por montañas célebres en la poesía; el Olimpo al Norte, el Pindo al Poniente y el Ossa al Mediodía. El rio del Peneo, de tan límpida corriente, la cruza de Occidente á Oriente, sepultándose en un brazo del Mar Egeo, despues de haber regado el famosísimo valle de Tempé.
Este pais, erizado de montañas, no contó nunca en su seno muchas ciudades grandes; Larissa fué una de las mas distinguidas; porque era el centro de la pequeña soberanía de Aquiles. Los turcos la llaman actualmente Jenhi-Chehir, y podrá tener unos 20,000 habitantes. Despues de dejar á Larissa en su márgen derecha, es cuando el Peneo se encierra en una garganta entre el Olimpo y el Ossa no lejos de Tempé. El viagero que haya leido las magnificas descripcio­nes que se han hecho de este valle tan célebre, casi perdido en el mundo, no puede menos de encontrarse cruelmente engañado cuando llega á dicha garganta. El va buscando un valle delicioso, al abrigo de los vientos, sombreado de laureles, mirtos, y cubierto de un tapiz de verdura y flores, y al avanzar algunos pa­sos no halla mas que una especie de precipicio terrible. «El Tempé, dice Pococke, ha sido siempre y es todavía una garganta muy estrecha y profunda, entre dos montañas tan elevadas que apenas puede mirarse de arriba á abajo sin llenarse de terror y sin esperimentar algun vértigo al aspecto de un precipicio tan espantoso, por donde el rio Peneo corre de Occidente á Oriente, dejando tan corto espacio en sus márgenes, que difícilmente pueden pasar por ellas diez hombres de frente siguiendo el camino que conduce de Larissa á Salónica. En el momento en que el Peneo se desparrama con mucho estruendo por aqui, recibe un arroyo envenenado, nacido en la Macedonia, el cual se llama Titareso, que agosta la verdura á su paso, y quema las fibras de las plantas por la actitud de sus aguas, cargadas de un principio bituminoso cáustico que se ve sobrenadar lo mismo que una materia olea­ginosa. Los bosques que se hallan por una parte en el desfiladero del monte Olimpo, y por otra en el de Ossa, impiden la evaporacion del aire húmedo que reina siempre en el fondo del precipicio bajo la forma de un gas. Los griegos modernos llaman al Tempé el Licostomo ó la Boca del Lobo, porque presenta un as­pecto análogo, mirado del lado del mar hácia la em­bocadura del Peneo. Tal es este sitio salvage, mas propio para inspirar una profunda melancolía que pa­ra imprimir en el alma la dulce alegría que esperimenta á la vista de un hermoso pais habitado por mortales libres y felices.»
Una ciudad pequeña, llamada Pharsala, recuerda á Farsalia, tan célebre por la victoria de César y la estincion de la república romana.
Jania ó Janina es la ciudad capital de la provincia y la residencia del pachá.
La Albania contiene la antigua Iliria griega y el Epiro, y se halla dividida en dos partes, una de las cuales, limítrofe de la Dalmacia, está habitada por turcos y cristianos católicos. Estos últimos componen la fuerza del pachá de Scutari. Los habitantes de las bocas de Cattaro llegan al número de 10,000 en es­tado de tomar las armas. Entre los que habitan el Montenegro se cuentan 25,000 hombres, indepen­dientes todos y enemigos mortales del nombre turco; unos y otros siguen el rito griego. Estas tribus aguerridas ocupan la frontera de la Dalmacia dedes el mar, hasta la montaña.
La otra parte de la Albania comienza en Vollona, distante 100 millas de la frontera de Dalmacia, y se estiende hasta el istmo de la Morea.
Toda la Albania en general se halla sumamente poblada. Los albanos son altos, robustos, animosos, escelentes ginetes, y sobre todo grandes ladrones. Los turcos les debieron importantes servicios contra los griegos revueltos durante la guerra que tuvieron que sostener contra la Rusia y que no terminó hasta 1774. En los cinco años subsiguientes mataron y saquearon igualmente á griegos y mahometanos, y fué preciso enviar un ejército para contener sus estragos en este desdichado pais. Cinco pachaes hacen pesar sobre este pueblo un cetro de hierro, pachaes que por lo demas se hacen continuamente la guerra entre sí, ó que la hacen al gran señor, por cuya razon aqui siempre es­tá la gente con las armas en la mano.
Entre los albanos, preciso es distinguir á los de Paramathia, cuya valentía y amor á la libertad hacen temblar á los turcos. Su ciudad está situada á 36 ki­lómetros de Janina; poseen un territorio de igual número de kilómetros de circunferencia, y pueden po­ner en campaña 20,000 hombres. Retirados en mon­tañas inaccesibles á todo enemigo, desprecian á los turcos y los griegos que los rodean, y disfrutan de paz y de libertad. Su gobierno no es nada regular; pero conviene á hombres tan cercanos aun de la naturaleza: cada familia ó reunion de aliados, que pue­de llamarse un clan, administra justicia en su seno, y los clanes mas numerosos son los que tienen mayor influencia en el pais para todo cuanto concierne á los negocios públicos; tienen mucho cuidado en no matar á ningun individuo en otro clan, porque sus parientes vengan su muerte, y cuando una vez se ha derramada sangre, la matanza continúa hasta la estincion total de uno ú otro clan. Su costumbre al salir de sus casas es llevar el fusil, y ni aun dentro de ellas permanecen sin tener en la cintura un par de pistolas, y el fusil junto á la cama. La mayor parte de los albanos de Paramathia son mahometanos, aunque poco afectos á su religion; toleran entre ellos á los cristianos griegos y los tratan como hermanos, celebrando enlaces con ellos sin dificultad alguna. El vino les gusta demasiado para que se priven de él, asi es que en este concepto el mandato del Profeta les es perfectamente desconocido. De lo único que se abstienen es de la carne de puerco; pero si el marido y la muger son de religiones diferen­tes, no tienen escrúpulo ninguno en que se guise en el mismo puchero un pedazo de carne de puerco y otro de carnero. Son muy hospitalarios; pero respecto del estrangero que se encuentra bajo la proteccion de uno de Paramathia, pues si por el contrario aparece solo en sus montañas un estrangero cualquiera, griego, turco ó europeo, lo cogen inmediatamente y lo llevan á vender al mercado. No hay que escarnecerlos mucho por esta conducta violenta, porque se apoya en el amor que profesan á la libertad de su pais. Si ellos

No hay comentarios: