es agua pura en grandes vasos de cristal. Entre los europeos, el que bebe, brinda por la salud de los demas; mas entre los otomanos, por una costumbre algo mas razonable, sucede al revés. El Coran prohibe severamente el vino y todo licor fermentado, prohibicion á la cual se ajustan los devotos, pero no los filósofos del pais que violan frecuentemente esta ley, cuidando mucho de saborear en secreto el liquido prohibido.
Mercado de esclavas circasianas en Constantinopla
Para reemplazar á la embriaguez del vino, los musulmanes procuran la que proporciona el opio, cuyas diversas clases y combinaciones se llaman madjoun, y cuyos efectos son mas ó menos violentos, segun la calidad de los ingredientes que las componen y la fuerza de los temperamentos. El madjoun ordinario es una mezcla de opio y de diversas especias, á la cual las personas opulentas añaden ámbar gris, cochinilla y esencias preciosas. Esta droga la lleva cada cual consigo, tomándola una ó dos veces al dia con un vaso de agua ó una taza de café, hallándose esto tan en uso como el café, el tabaco y los perfumes. No hay ciudad, ni villa, ni aldea en toda la estension del imperio, en que no se encuentren cafés, los cuales se hallan en todas partes, hasta en los paseos públicos. La mayor parte de ellos están construidos en forma de kioskos, y alli pasan horas enteras los ociosos, jugando á las damas ú ocupándose de las
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