domingo, octubre 21, 2007

Viage ilustrado (Pág. 92)

Constantinopla: tumba de la sultana Validé

del cual se eleva el templo mas venerado, la mezqui­ta Santa por escelencia, se reconoce perfectamente que aquel lugar es el sitio predilecto de los soberanos de la Gran Puerta. A aquella mezquita de Eyoub, en efecto, acuden los sultanes con gran pompa cinco ó seis dias después de su advenimiento para hacer con­sagrar su derecho á la mencion especial. El schéikg de los mewlewis, ó dervises saltadores, le ciñe el sable de Osman con las ceremonias de costumbres en semejantes circunstancias.
«La mezquita encierra las cenizas de San Cyub (el santo Job) compañero de armas de Osman. Este héroe sucumbió persiguiendo á los turcos: en el primer ataque que los hordas otomanas dirigieron contra Orzancio. Mahomet II, habiendo encontrado su cuer­po, le erigió aquella mezquita é hizo colocar en ella estas preciosas reliquias, que desde entonces han sido el objeto de la veneracion de los fieles creyentes.
»No podria suponerse nada mas hermoso, mas grande y mas pintoresco á la vez que aquel Elíseo colmado de árboles magníficos, de flores, de fuentes, de arroyos y de tumbas de todas formas y de infini­tos colores, se ve un soberbio mausoleo de mármol blanco que sostiene una cúpula descubierta con ver­jas de hierro de la mas elegante arquitectura, á imitacion del de Validé sultan, la madre gloriosa de Se­lim III.
»Hemos tomado la vista esterior de este cementerio lleno de flores y plantas, para dar un ejemplo de lujo y de la risueña poesía con que los musulmanes revestian la muerte, tan lúgubre entre nosotros. Cer­ca de este sitio se ve tambien la tumba de Hussein—Pachá, aquel esclavo georgiano que por su rara ca­pacidad llegó á la dignidad de grande almirante. Una de esas fuentes turcas llamadas zebir está unida á aquel monumento por una piadosa fundacion del di—

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