cuando. En este pais, donde tanto se ha impreso, y de donde han salido impresores tan distinguidos, no se lee nada; pues los holandeses hacen sus libros como las otras mercancías, es decir, para llevárselos á sus vecinos en cambio de dinero ó de otros objetos. Réstanos para terminar, hablar de Hindelopen.
Si no habéis leido ni oido pronunciar el nombre de Hindelopen, ó si conociéndole ignoráis solamente qué pais ó qué ciudad del globo se designa, no lo busquéis en un diccionario de geografía. Ninguno que sepamos le ha concedido una simple mención. Tomad un mapa de Holanda. En la parte occidental del continente, casi en frente del Marsdiep, canal que forma la entrada del Zuiderzée, entre la estremidad de la Norte—Holanda, donde se eleva la ciudad de Helder y la isla de Texel, encontrareis un terreno casi imperceptible; es Hindelopen, una ciudad de la Frisia, de todas las provincias de Holanda acaso la mas curiosa, y sin contradicción, la menos visitada y la menos conocida. Los viageros no van jamás á ella, pues todos siguen el mismo itinerario. Roterdam, la Haya, Leida, Haarlem, Amsterdam, Utrech, Arnheim. Algunos de los mas curiosos se determinan á llegar solo á la punta septentrional de la Norte—Holanda; de la Frisia, del Oberyssel no hay que hablar una palabra. «Yo también, lo confieso, dice un viagero, y me arrepiento de ello: cuando he visitado la Holanda he cometido la falta imperdonable de no tomar otros caminos que los ya trillados por la multitud.»
La Frisia en sí misma no ofrece ningún carácter particular, pues reúne el de todas las demás provincias de la Holanda, es una inmensa llanura cubierta de verdura y de ciudades, aldeas, quintas ó casas de recreo, surcada de canales y llena de ganadería que guardan los campesinos; pero difiere esencialmente en cuanto á la lengua, la constitución, las tradiciones, el trage, y especialmente en las costumbres de sus habitantes.
«Este pueblo, dice Mr. de Marmier en su Carta sobre la Holanda, refiere que procede de la India. Sabe que sus antepasados han ocupado en otro tiempo vastos dominios, y aunque privado de su poder, ha conservado, no obstante, su espíritu de independencia y su orgullo. Los hombres son generalmente altos y fornidos; las mugeres tienen una estatura mediana, los cabellos rubios y abundantes y los ojos de un azul límpido. En toda la Holanda tienen reputación de hermosas; llevan una mantilla corta que dibuja elegantemente su talle; una especie de gorra cubre su cabeza y la parte posterior del cuello, y dos anchas hojas de oro tapan sus sienes; las mas ricas añaden una diadema de perlas ó de diamantes. Hay también simples aldeanas que llevan el domingo á la iglesia adornos cuyo valor asciende á 8 ó 10,000 reales. Las mas pobres tienen precisión de llevar este adorno. Se sabe que generalmente las sirvientes hacían durante muchos años economías á costa de su trabajo para comprar primero una cinta de plata, y después una de oro. Al ver esta bella raza de la Frisia, á estos hombres de aspecto tan varonil y de formas tan robustas, á éstas mugeres con un andar tan grave y gracioso á la vez, y su diadema en la frente, se comprende que existe en esta gente un sentimiento de orgullo nacional, y se lee con mas interés la leyenda que refiere su origen.»
Cerca de trescientos años antes de Jesucristo, habia, dice la leyenda, en la India, en las riberas del Ganges, una monarquía floreciente, cuya riqueza y prosperidad eran célebres, y se llamaba el reino de la Frisia. Era gobernado por Adel, descendiente de Sem, hijo de Noé. Un hombre llamado Agrammos, de una estraccion oscura, pero ambicioso y atrevido, escitó entre el pueblo una revolución contra su soberano legítimo, le mató y se apoderó de su trono. Adel tenia tres hijos: Frizo, Saxo y Bruno, que fueron desterrados del reino y permanecieron en Grecia. Unos dicen que siendo discípulos de Platón estudiaron la filosofía para consolarse de sus desgracias, y otros, aseguran que habiendo sido soldados, acompañaron á Alejandro en sus espediciones. De cualquier modo que sea, á la muerte del hijo de Filipo hicieron las paces con el usurpador del trono de su padre, y volvieron á entrar en su patria; pero no permanecieron en ella mucho tiempo, pues durante su ausencia habían perdido el favor del pueblo. En su consecuencia resolvieron emigrar de nuevo. Habiendo partido con una flota de veinte y cuatro bageles, se dirigieron hacia un pais del Norte llamado la Germania, del cual habían oido hablar mucho. El viage duró siete años, y por último, el año 312 antes de Jesucristo desembarcaron en la comarca del Zuyderzea en el continente europeo. Esta región estaba casi inundada y ocupada por los suevos. Frizo sometió ó batió á los antiguos poseedores del territorio, levantó diques, fundó ciudades, entre otras la de Stavoren, y puso bajo su dominio todo el Sur de la Holanda, en tanto que sus hermanos pasaban á establecerse, Saxo en la Sajonia, y Bruno en el pais de Brunswick.
De los siete grandes distritos que formaban en otro tiempo el pais de los frisones, no queda mas que la provincia de Frisia con 200,000 habitantes, cuya capital es Leuwarden, que cuenta 17,000 almas.
Los habitantes de Hindelopen no se parecen ya á los otros frisones, como los frisones á los holandeses propiamente dichos. Tienen manías particulares: por eso desde tiempo inmemorial llevan el mismo trage, sin que le hayan cambiado, y según todas las probabilidades no le cambiarán nunca. «El trage de las mugeres, dice Mr. Gauthier—Stirum, á quien copiamos testualmente, es muy estraordinario: tiene mucha analogía con el de las chinas y el de las turcas, y de tal modo participan del uno y del otro, que es imposible decir cual es de estas dos naciones la que ha tenido mas influencia sobre la composición primitiva de este trage. Seria bastante difícil hacer una descripción exacta de él. Nos dispensaremos este trabajo dando un dibujo que presente con verdad lo que nuestra pluma no podría hacer de una manera precisa.» Por el peinado se distingue la soltera de la muger casada; la gorra de la muger casada es mayor, y en cuanto al trage de los hombres es menos estraordinario que el de las mugeres. Llevan largos redingotes de color oscuro, muy anchos y formando una gran cantidad de pliegues. Gastan un pañuelo encarnado ó azul, echado a manera de chal sobre los hombros. Su adorno de cabeza consiste en un sombrero de anchas alas, redondo y bajo de copa.
Los habitantes de ambos sexos de Hindelopen tienen otras costumbres y otras manías, que asi como su trage no pertenece mas que á ellos y á los habitadores de la aldea de Molkwerum. Hablan una lengua que comprenden solamente ellos. Haga el tiempo que haga no encienden lumbre antes del 12 de noviembre; jamás cierran sus puertas durante el dia: lo mismo en el invierno que en el verano dejan desde por la ma—
Si no habéis leido ni oido pronunciar el nombre de Hindelopen, ó si conociéndole ignoráis solamente qué pais ó qué ciudad del globo se designa, no lo busquéis en un diccionario de geografía. Ninguno que sepamos le ha concedido una simple mención. Tomad un mapa de Holanda. En la parte occidental del continente, casi en frente del Marsdiep, canal que forma la entrada del Zuiderzée, entre la estremidad de la Norte—Holanda, donde se eleva la ciudad de Helder y la isla de Texel, encontrareis un terreno casi imperceptible; es Hindelopen, una ciudad de la Frisia, de todas las provincias de Holanda acaso la mas curiosa, y sin contradicción, la menos visitada y la menos conocida. Los viageros no van jamás á ella, pues todos siguen el mismo itinerario. Roterdam, la Haya, Leida, Haarlem, Amsterdam, Utrech, Arnheim. Algunos de los mas curiosos se determinan á llegar solo á la punta septentrional de la Norte—Holanda; de la Frisia, del Oberyssel no hay que hablar una palabra. «Yo también, lo confieso, dice un viagero, y me arrepiento de ello: cuando he visitado la Holanda he cometido la falta imperdonable de no tomar otros caminos que los ya trillados por la multitud.»
La Frisia en sí misma no ofrece ningún carácter particular, pues reúne el de todas las demás provincias de la Holanda, es una inmensa llanura cubierta de verdura y de ciudades, aldeas, quintas ó casas de recreo, surcada de canales y llena de ganadería que guardan los campesinos; pero difiere esencialmente en cuanto á la lengua, la constitución, las tradiciones, el trage, y especialmente en las costumbres de sus habitantes.
«Este pueblo, dice Mr. de Marmier en su Carta sobre la Holanda, refiere que procede de la India. Sabe que sus antepasados han ocupado en otro tiempo vastos dominios, y aunque privado de su poder, ha conservado, no obstante, su espíritu de independencia y su orgullo. Los hombres son generalmente altos y fornidos; las mugeres tienen una estatura mediana, los cabellos rubios y abundantes y los ojos de un azul límpido. En toda la Holanda tienen reputación de hermosas; llevan una mantilla corta que dibuja elegantemente su talle; una especie de gorra cubre su cabeza y la parte posterior del cuello, y dos anchas hojas de oro tapan sus sienes; las mas ricas añaden una diadema de perlas ó de diamantes. Hay también simples aldeanas que llevan el domingo á la iglesia adornos cuyo valor asciende á 8 ó 10,000 reales. Las mas pobres tienen precisión de llevar este adorno. Se sabe que generalmente las sirvientes hacían durante muchos años economías á costa de su trabajo para comprar primero una cinta de plata, y después una de oro. Al ver esta bella raza de la Frisia, á estos hombres de aspecto tan varonil y de formas tan robustas, á éstas mugeres con un andar tan grave y gracioso á la vez, y su diadema en la frente, se comprende que existe en esta gente un sentimiento de orgullo nacional, y se lee con mas interés la leyenda que refiere su origen.»
Cerca de trescientos años antes de Jesucristo, habia, dice la leyenda, en la India, en las riberas del Ganges, una monarquía floreciente, cuya riqueza y prosperidad eran célebres, y se llamaba el reino de la Frisia. Era gobernado por Adel, descendiente de Sem, hijo de Noé. Un hombre llamado Agrammos, de una estraccion oscura, pero ambicioso y atrevido, escitó entre el pueblo una revolución contra su soberano legítimo, le mató y se apoderó de su trono. Adel tenia tres hijos: Frizo, Saxo y Bruno, que fueron desterrados del reino y permanecieron en Grecia. Unos dicen que siendo discípulos de Platón estudiaron la filosofía para consolarse de sus desgracias, y otros, aseguran que habiendo sido soldados, acompañaron á Alejandro en sus espediciones. De cualquier modo que sea, á la muerte del hijo de Filipo hicieron las paces con el usurpador del trono de su padre, y volvieron á entrar en su patria; pero no permanecieron en ella mucho tiempo, pues durante su ausencia habían perdido el favor del pueblo. En su consecuencia resolvieron emigrar de nuevo. Habiendo partido con una flota de veinte y cuatro bageles, se dirigieron hacia un pais del Norte llamado la Germania, del cual habían oido hablar mucho. El viage duró siete años, y por último, el año 312 antes de Jesucristo desembarcaron en la comarca del Zuyderzea en el continente europeo. Esta región estaba casi inundada y ocupada por los suevos. Frizo sometió ó batió á los antiguos poseedores del territorio, levantó diques, fundó ciudades, entre otras la de Stavoren, y puso bajo su dominio todo el Sur de la Holanda, en tanto que sus hermanos pasaban á establecerse, Saxo en la Sajonia, y Bruno en el pais de Brunswick.
De los siete grandes distritos que formaban en otro tiempo el pais de los frisones, no queda mas que la provincia de Frisia con 200,000 habitantes, cuya capital es Leuwarden, que cuenta 17,000 almas.
Los habitantes de Hindelopen no se parecen ya á los otros frisones, como los frisones á los holandeses propiamente dichos. Tienen manías particulares: por eso desde tiempo inmemorial llevan el mismo trage, sin que le hayan cambiado, y según todas las probabilidades no le cambiarán nunca. «El trage de las mugeres, dice Mr. Gauthier—Stirum, á quien copiamos testualmente, es muy estraordinario: tiene mucha analogía con el de las chinas y el de las turcas, y de tal modo participan del uno y del otro, que es imposible decir cual es de estas dos naciones la que ha tenido mas influencia sobre la composición primitiva de este trage. Seria bastante difícil hacer una descripción exacta de él. Nos dispensaremos este trabajo dando un dibujo que presente con verdad lo que nuestra pluma no podría hacer de una manera precisa.» Por el peinado se distingue la soltera de la muger casada; la gorra de la muger casada es mayor, y en cuanto al trage de los hombres es menos estraordinario que el de las mugeres. Llevan largos redingotes de color oscuro, muy anchos y formando una gran cantidad de pliegues. Gastan un pañuelo encarnado ó azul, echado a manera de chal sobre los hombros. Su adorno de cabeza consiste en un sombrero de anchas alas, redondo y bajo de copa.
Los habitantes de ambos sexos de Hindelopen tienen otras costumbres y otras manías, que asi como su trage no pertenece mas que á ellos y á los habitadores de la aldea de Molkwerum. Hablan una lengua que comprenden solamente ellos. Haga el tiempo que haga no encienden lumbre antes del 12 de noviembre; jamás cierran sus puertas durante el dia: lo mismo en el invierno que en el verano dejan desde por la ma—
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