domingo, julio 01, 2007

Viage ilustrado (Pág. 13)

Esto sucedia en 1613, época que señala la historia de Rusia corno el principio de una era de felicidad, que inauguró la dinastía Romanof. Pero no se crea que esta ventura está basada en la ilustracion de los rusos: fanáticos, ignorantes y rudos en sus costumbres, no deponian tan fácilmente estas cualidades que les dis­tinguian. Siervos hasta la abyeccion, solo sabian obe­decer y servir: este era el carácter distintivo de los nobles y los plebeyos, pero tenian, sin embargo sus garantías, que les servian de tanto, como á los habi­tantes del Mediodía y Occidente europeo sirvieron los comunes ó concejos, base de su futura civilizacion ó mas bien de su preponderancia; pues por ellos se formó esa clase media, centro del talento, de la ilustra­cion y de la riqueza que constituye el principal poder de la sociedad moderna.
Miguel Romanof, que asciende al trono, era hijo de Philareto, arzobispo de Rostou y de una religiosa unida por línea femenina á los antiguos soberanos.
Philareto, señor antes poderoso, habia abrazado la vida monástica, obligado á ello por Boris, siguiéndole su esposa, que tomó el velo, como antiguamente se usaba. Siguió ejerciendo algunos cargos de digni­dad en la córte, y al ir de embajador á Polonia, fué preso en este reino, y en el ínterin elegido su hijo çzar de Rusia. Se le cangea entonces, es nombrado patriarca, y es el verdadero soberano bajo el nombre de su lujo.
La eleccion de esposa por los soberanos de Rusia se hacia entonces de un modo singular. Traíanse á la córte las jóvenes mas bellas de las provincias; recibíalas la primera dama de la córte; las hospedaba separadamente; pero comían todas á una mesa. El czar las veia oculto ó disfrazado, y señalaba el dia del matrimonio sin que fuera sabida su eleccion. Llegado aquel, se presentaba con trage de boda la afortunada en quien habia recaido la secreta eleccion, y se distribuian trages á las demas pretendientes, que volvian á sus casas con ellos.
De este modo, dice Voltaire, se casó Miguel Romanof con Eudoxia, hija de un pobre caballero llama­do Streshuev, que cultivaba por sí mismo sus tierras con sus criados, en cuya ocupacion le hallaron los en­viados por el czar con sus presentes para anunciarle que su hija habia ascendido al trono.
Al coronarse con profundo sentimiento de su madre el primero de los Romanof, jura ante sus vasallos proteger la religion, correr un velo sobre todo lo pasado, no hacer nuevas leyes ni cambiar las antiguas, no decidir por sí mismo ningun negocio importante, juzgarlos todos segun las leyes y la forma ordinaria de los procesos, no declarar la guerra ni hacer la paz con sus vecinos de su propia cuenta, y á fin de demostrar su desinterés y evitar disgustos, cedería sus bienes á su familia ó los haría incorporar á los do­minios del Estado.
Esta fórmula de juramento, así como la usada en los documentos públicos de aquella época demuestran la participacion que tenia el pueblo en el gobierno. Es verdad que obedecian todos con servil sumision; pero tambien sabian derribar á sus señores. Preferian mejor los rusos á un tirano que á un infractor de sus leyes, y amaban mejor la estabilidad de sus costumbres públicas, que su propia vida. No se vengaba tan­to la muerte de un individuo como la infraccion de una ley; pues reconociendo en el czar el derecho sobre (Faltan algunas letras) le acataban, y presentaban su cuello al hacha del verdugo, sin atender el reo á su inocencia.
Los primeros años del reinado de Miguel fueron fatales para la Rusia, que acometida por todas parte de enemigos esteriores, apenas gozó de un momento de tranquilidad. Los suecos, los polacos, casi todo sus vecinos invadieron con sus ejércitos el imperio que tuvo que desprenderse de algunas importante poblaciones, renunciar á la posesion de provincias enteras, é ir amenguando su estenso territorio.
Muere en 1615 Miguel dejando tres hijos y seis hijas de su segunda muger, y á Alejo por heredero del trono cuando apenas contaba quince años; tomando por apellido como era costumbre el nombren de si padre, añadiendo la terminacion witch; y por esto se llamaba Alejo Miquelowitch.
Asciende al trono con los mismos juramentos fórmulas que sus antecesores, y poco afecto á los ne­gocios públicos, confia el mando del imperio á un gobernador, que abusando de su posicion sumerge á la Rusia en un abismo de desdichas, que acabando con la paciencia de los rusos, los subleva, y corre en Moscou la sangre de los parientes y de los amigos de ministro. Consérvanle á este la vida por intercesion del czar, y le consienten seguir dominando.
Nuevas turbulencias se suceden en Novogorod donde no se respeta ni al metropolitano Nicon, este historiador de los mas célebres de la Rusia; pero apaciguado un tanto el furor de las masas, imploran la clemencia del mismo Nicon, que la dispensa con reli­giosa caridad.
Para que nada faltara á tantos desórdenes, un nuevo Demetrio, y era el quinto, se presentó en Moscou; pero subió al mismo trono que sus cuatro predecesores, esto es, al suplicio.
Alejo, como si despertara de un indolente sueño, procura reconquistar el ascendiente de las armas ru­sas, convoca en Moscou estados generales, donde se contaba al patriarca, á los gefes del clero, de la no­bleza, á oficiales de su casa y á los principales mer­caderes de Moscou. Participan todos de los sentimien­tos de Alejo; pónese á la cabeza de sus tropas; ábrenle sus puertas multitud de poblaciones; cae en su poder Kief; se apodera de Wilna y de casi toda la Lituania; cede á sus armas la Siberia novogoriana; entra en la Carelia, en la Ingria, en la Livonia, y detiénese solo delante de los muros de Riga, su capital.
Una alteracion verificada en la moneda rusa causó lamentables desgracias. Engañado el pueblo con la variacion que tanto le perjudicaba, acudió á las armas; pero fué vencido y degollado por los strelices; despues de lo cual retiró el czar de la círculacion la moneda falsificada.
Un hecho cuentan los historiadores de Rusia, al que dan alta importancia, por haber ocasionado vivas inquietudes al soberano.
«Stenka-Razin, dicen, cosaco del Don, empezó por ser salteador de caminos. En las costumbres de sus compatriotas era esta una profesion reconocida, autorizada, y á la cual no se aplicaba la menor idea de oprobio ni de deshonor. Tiene la fortuna de apoderarse de un convoy de objetos pertenecientes al em­perador que se dirigía á Astrakan, y este golpe audaz engrandece la reputacion de Razin, al mismo tiempo que aumenta sus recursos; viéndosele en breve de gefe de una gran partida de ladrones, que lleva la desolacion á la parte oriental del imperio.
«Era este hombre audaz y de valor, y al multi—

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