ten con bastante gracia y llevan un zagalejo algo corto, jubon ceñido, con mangas que dejan descubierta la mitad del brazo, en muchas partes redecilla en la cabeza, en otras mantillas blancas, y en todas alpargates. El idioma es el antiguo de las provincias del Mediodía de Francia, que de la ciudad de Limoges se dice lemosin. En Cataluña perdió su antigua suavidad y dulzura adquiriendo pronunciacion áspera y terminaciones desagradables, pero conservando siempre mucha semejanza con el francés. Entregados de contínuo los habitantes de este pais á la industria y al trabajo, son de buenas costumbres en lo general, aunque la particular topografía del terreno, presenta á los bandidos (que aqui son de los mas feroces) nomerosos donde guarecerse, y donde encerrar sus víctimas, á las que suelen dar muerte en caso de no entregarles un crecido rescate. Las mas de las mugeres de los pueblos pequeños, se ocupan en la elaboración de encages. Asi como en casi todas nuestras provincias, está muy en uso las romerías ó fiestas campestres para celebrar las festividades religiosas, y en especial la del santo patrón del pueblo. La circunstancia de estar muy distribuida la propiedad, y el mismo desarrollo de la industria, hacen que sea desconocido en Cataluña el repugnante espectáculo de la mendicidad, que tanto abunda en otras partes. Tiene este pais, como Aragón, su legislación especial, que se diferencia bastante de los otros que forman la monarquía, sobre todo en punto á herencias, pues aqui todo el haber de los padres pasa precisamente al hijo mayor llamado hereu. Cuando la heredera es muger, sé denomina pubilla. El Principado se divide actualmente en las cuatro provincias de Lérida, Gerona, Barcelona y Tarragona, que comprenden catorce ciudades, doscientas cincuenta y cinco villas, mil quinientos noventa y ocho lugares y quinientas cincuenta y ocho aldeas, que forman un arzobispado, siete obispados, una capitanía general, cuatro comandancias generales, una audiencia, treinta y seis juzgados y mil setecientos cincuenta y seis ayuntamientos. La población sube á 1.049,658 almas. Desde los mas antiguos tiempos, figura el pais, que ahora nos ocupa, en la historia del modo mas notable. Los fenicios ya visitaron sus costas, poco después que las de la Bética, y sembraron sin duda en Cataluña los primeros gérmenes de civilización. Los griegos foceos llegaron después con objeto de traficar, y fueron bien recibidos de los habitantes, que no les impidieron fundar establecimientos y ciudades. A la venida de los cartagineses aparece lo que hoy llamamos Cataluña, dividida en ocho regiones ó repúblicas aliadas que eran Ilegetia, Lacetania, Cosetania, Laletania, Castellanía, Ausetania, Cerretania é Indigeto. Aquellos conquistadores encontraron aqui pocas simpaías, y en un tratado que celebraron con los romanos, les cedieron la conquista de los pueblos cae acabamos de nombrar. Sin embargo, el célebre Ánnibal al romper aquel convenio y destruir la ciudad de Sagunto, invadió este pais y se hizo dueño de él por algún tiempo, quedando por monumento de su conquista la ciudad de Barcelona, que se fundó par entonces ó poco antes por Amilcar su padre, Aparecieron en seguida los romanos bajo la conducta de los escipiones, y tomando tierra en Ampurias, se apoderaron al poco tiempo de toda la costa catalana fijando en la antiquísima Tarragona la capital de la España romana. No lograron esto sin resistencia, pues varias poblaciones les hicieron cruda guerra, antes de sucumbir á las victoriosas águilas de Rómulo. Llegado el siglo V, y con él la ruina del grande imperio de Augusto, Cataluña fué invadida por los vándalos, suevos, alanos y godos. Estos últimos permanecieron aqui mas tiempo y fundaron la monarquía española que aun subsiste. De aquella época, se cree data el actual nombre que distingue á este pais, derivándose, según algunos, de los antiguos catalanos ó castellanos, uno de los primitivos pueblos que lo habitaban, y segun otros del nombre ghot alani, godos–alanos, que se daba á sus conquistadores. Los moros dominaron a Cataluña al poco tiempo de su llegada á España, y llevaron sus armas hasta el Pirineo; pero muy en breve empezaron á perder terreno á impulsos de las victoriosas armas del valeroso emperador Carlo–Magno, y de su hijo Luis el Benigno, que formó de Cataluña en 801 una marca ó provincia fronteriza, que dividió en nueve condados y donó á sus principales capitanes. Los nuevos condes, abusando de su poder, vejaban á sus fieles subditos los catalanes; pero acudiendo estos en queja al emperador, fueron acogidos favorablemente, y aquellos amonestados con severidad. En tiempo de Carlos el Calvo, Wifredo, llamado el Velloso, conde ó marqués que era de Barcelona, se hizo independiente, y su condado, que comprendía ya una gran parte de Cataluña formó desde entonces un respetable estado que rivalizó con los reinos españoles. Aqui debemos hablar del origen de las armas de Cataluña, que son también las de Aragón, Valencia y Mallorca. Dicese que hallándose Wifredo á las ordenes de Carlos el Calvo, en una batalla, fue conducido muy mal herido á su tienda de campaña. Visitóle allí el emperador, y viendo que el escudo de Wifredo era dorado, sin divisa alguna, como de caballero novel, mojó cuatro dedos en la sangre que salía de las heridas y los pasó por el escudo diciendo: «Estas serán, conde, desde hoy vuestras armas.» Desde entonces pinta Cataluña, ó sea el condado de Barcelona, cuatro palos rojos en campo de oro. Los sucesores de Wifredo el Velloso se distinguieron por su valor en la guerra contra los moros y por su acierto en el gobierno. Al principio regían su estado por las leyes godas, y seguían el rito eclesiástico, llamado mozárabe ó gótico, pero el conde don Ramón Berenguer, llamado el Viejo, abolió unas y otro en un concilio celebrado en Barcelona el año 1068, é introdujo el breviario romano, y un nuevo código formado de algunas leyes godas, otras romanas y otras promulgadas de nuevo, al que se dio el nombre de Usages. Raimundo ó Ramón Berenguer III marchó contra los moros de Mallorca en 1114 con una escuadra compuesta de buques catalanes, en la que hizo después un viage á Italia. Habiéndose ya refundido todos los otros condados de Cataluña en el de Barcelona, y poseyendo este Raimundo Berenguer IV, se reunieron al Aragón por casamiento del conde con doña Petronila, hija y sucesora del rey don Ramiro el Monge, en 1137. Desde aquella época no volvieron á separarse, aunque siempre conservó Cataluña sus usos, costumbres, leyes y lenguaje. Descontento el Principado con la desordenada administración de Felipe IV, se apartó de su obediencia, y se entregó al rey de Francia, lo que dio lugar á guerras desoladoras, que terminaron por el tratado de paz de 1659. Muy en breve fué teatro
jueves, mayo 31, 2012
sábado, mayo 26, 2012
Viage ilustrado (Pág.648)
Catalanes de la costa
buena, aunque antiquísima fábrica, y con un buen claustro; otra iglesia, el Salvador, igualmente muy vieja, que sirvió de mezquita y luego de monasterio de canónigos regulares: y finalmente, el castillo, cuya fundación se cree ser de los moros, que contiene el arruinado palacio de los reyes de Sobrarbe. La famosa cruz de Sobrarbe es un monumento, fabricado á media legua de distancia con objeto de señalar el sitio en que se dio la gran batalla de García Jimenez; consiste en un templete de columnas dóricas, que sostienen una cúpula, y rodeado de una verja de hierro. Dentro del templete hay una especie de columna de piedra imitando el tronco de un árbol que sustenta una cruz. En todo aquel terreno se encuentran á cada paso multitud de huesos y fragmentos de armas, monumentos irrecusables de la gran batalla que nuestros críticos dan por apócrifa. Todos los años, el 14 de setiembre, se celebra aqui misa y romería, y algunos montañeses, vestidos unos de moros y otros de soldados cristianos, figuran el combate memorable que alli tuvo lugar. Se pasa luego por la villa de Graus, edificada en la ribera del Esera, sobre el que tiene dos puentes y consta de trescientas cincuenta casas. La iglesia parroquial de San Miguel es muy antigua, de arquitectura bizantina, y en ella se ve entallado el labaro de Constantino. También conserva el cuerpo del beato Cebrian, compañero de San Vicente Ferrer. A poca distancia de la población está el suntuoso santuario de Nuestra señora de la Peña, al pie de una elevada mas de doscientas varas. Esta villa, edificada ó restaurada por los moros, es célebre en la historia por la batalla que se dio en sus inmediaciones en 1063 entre Sancho II de Castilla (secundado por e1 famoso Cid que se halló y distinguió en ella), y su tio don Ramiro, primer rey de Aragón, que murió durante el combate. Es patria del célebre cardenal é inquisidor Torquemada, del ministro de Estado don Eusebio Bardají, y de su hermano don Dionisio Cardenal. Benabarre, que se halla á dos leguas y media distancia de Graus, era la antigua capital del renombrado condado de Ribagorza. Fué de las primeras poblaciones conquistadas á los moros, y padeció mucho en las guerras de sucesión y de independencia, y en especial en la última civil por los carlistas, que la saquearon y cometieron otras mil atrocidades. Tiene una parroquia dedicada á Nuestra Señora de Valdeflores y San Miguel, servida por un capítulo de un cura, seis racioneros y tres beneficiados. El edificio es de una nave, con nueve capillas, y fué concluido en 1844. Hay un convento de monjas dominicas, otro que fué de frailes agustinos, un hospital y un colegio de escolapios El número de habitantes es de 1,900 almas. Benabarre es capital de un partido judicial, que comprende ciento veinte y ocho poblaciones, de las que nueve son villas.
El principado de Cataluña, forma uno de los territorios mas interesantes de España por su posición geográfica, su estension, y sobre todo, por su industria. Su figura es semejante á un triángulo rectángulo, cuyo lado mayor ó hipotenusa, está bañado por el Mediterráneo, y comprende una estension de 1,004 leguas cuadradas, 44 de longitud y 40 de latitud. Sus límites son al N los Pirineos que le dividen de Francia, al S. el reino de Valencia, al E. el mar y al O. Aragón. El terreno es en su mayor parte muy áspero y cortado por ramales de montañas que se desprenden del Pirineo, dejando en claro hermosos y feraces valles. El clima se resiente de esta disposición topográfica del pais, pues al mismo tiempo, que es en las costas y territorios meridionales, muy templado, es frio en las tierras altas y en las montañas, cuyas cimas están cubiertas de nieve la mayor parte del año. Los montes principales son los Pirineos, el Montrech, el Monseni, el Montsant, San Llorens del Munt, Monserrat y Bufaganga, y los rios el Ebro, el Segre, el Llobregat, Ter, Fluvia, Tordera, Foix, etc., etc. Muchas y dilatadas son las producciones de este pais, de las que deberemos mencionar el trigo, centeno, cebada, maíz, legumbres de todas clases, vino escelente, aceite, frutas y maderas de construcción. En la parte de la montaña se cria algún ganado lanar y de cerda. Hay aguas termales y minas de diferentes metales. En lo mas fragoso del Pirineo se encuentran osos, cabras monteses y jabalíes, y en los otros montes, lobos, zorras, tejones, etc., etc. los catalanes son en estremo laboriosos, vehementes, sobrios, muy amantes de saber, vivos, penetrantes, constantes en sus propósitos, valientes hasta rayar en temerarios y entusiastas defensores de su libertad é independencia. Entre tan escelentes cualidades, suelen mezclarse también la dureza de carácter, aspereza en la espresion, y un espíritu provincial muy exagerado. Son en lo general muy robustos, de aventajada estatura y ágiles para toda clase de trabajos. Las mugeres merecen el epíteto vulgar de arrogantes mozas, á pesar de tener el pie algo grande. El trage de los hombres, si bien varía bastante en toda la estension del Principado, puede fijarse en calzón corto de pana, ó pantalón muy ancho de lo mismo, media azul, alpargates, faja, chaleco y chaqueta corta, manta al hombro, y un gorro de lana encarnado de mucha manga (1). Las catalanas de las aldeas vis–
(1) En Cataluña puede decirse son desconocidos el sombrero y la capa, piezas que tanto caracterizan el trage de la mayor parte de nuestras provincias; en cambio apenas hay hombre que no use la pipa.
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jueves, mayo 24, 2012
Viage ilustrado (Pág. 647)
mortal Pelayo, y guarecidos también en una santa cueva, dieran principio pocos años antes á la heroica empresa de sacudir el yugo de los sarracenos, sobre los que habian conseguido á la sazón señaladas victorias. Dóciles los montañeses á estos consejos, convinieron en elegir un caudillo que los guiase contra los moros, y de común acuerdo aclamaron á cierto noble llamado Garcia Jimenez, no menos conocido en el pais por su noble calidad de señor de Amezcoa y Arbasusa, que por su valor en los combates. Las ceremonias con que fué solemnizada la proclamación, fueron tan rudas y guerreras como las costumbres de aquel tiempo, y consistieron en cubrir al nuevo rey con un tosco yelmo que hacia veces de corona, poner en sus manos una fuerte lanza en lugar de cetro, y alzarlo tres veces sobre un pavés. García, después de de reunir un razonable ejército de cántabros y vascones, dio principio á sus conquistas con la toma de Ainsa, que destinó para capital de la nueva monarquía. Acudiendo poco después los moros en número considerable, García Jimenez salió á su encuentro, mas no podia prometerse la victoria por lo abreviado de su ejército, cuando al ver sobre un árbol una cruz milagrosa, conoció que el cielo le protegía y pelearía á su favor. En efecto, alcanzaron los cristianos el mas señalado triunfo sobre los sarracenos, y García Jimenez para perpetuar su memoria, pintó la cruz en su pavés, y llamó á su reino Sobrarbe, nombre derivado de sobre–arbe ó sobre el árbol. Los valientes reyes que le sucedieron, todos acrecentaron de continuo al devoto santuario de San Juan de la Peña, con edificios que unieron á la primitiva ermita, y con ricas donaciones y privilegios. En los primeros tiempos tenia aqui su silla el único obispo de Aragón asistido por ermitaños, hasta que en 808 se pusieron en lugar de estos, monges de San Benito. Celebráronse en este monasterio tres concilios, en el último de los que se decretó la adopción del breviario romano. El abad de San Juan de la Peña estaba solamente sujeto al papa, gozaba jurisdicción casi episcopal, y tenia en ella sesenta y cinco monasterios y ciento catorce iglesias seculares. Produjo esta santa casa muchos santos y escritores célebres de entre sus hijos, y contenia en su iglesia multitud de reliquias; mas lo que la dio mayor nombradla, fué ser destinada á panteón de los reyes de Aragón y de los ricos–hombres. El número de personas reales aqui sepultadas sube á treinta y cuatro, y el de los nobles y próceres no se puede calcular.
La gran cueva cavada por la naturaleza en el peñasco, tiene trescientos pasos de longitud y sesenta de concavidad. Dentro de ella se alza el antiguo y venerable monasterio que no tiene otra bóveda ni tejado sino la misma peña. Hay en él dos iglesias, una sobre otra, según estilo de la época en que se fundó. La mas baja es la primitiva, y consta de dos naves. A la entrada de la superior existe una sala llamada del concilio Pinnatesen, y desde ella arranca una estensa escalera, que conduce á otra sala descubierta, en que se ven los sepulcros de los ricos hombres. Esta sirve de atrio á la iglesia superior ó principal, de la que se sale á un antiguo claustro bizantino, de estilo del siglo XI, y en cuyo centro hay una fuente. En los ángulos de este cláustro están la capilla de San Victorían, que es gótica y de fábrica del siglo XV, y la la de San Voto y San Félix, que es mas moderna. Tambien se leen en uno de los lienzos de aquel multitud de inscripciones sepulcrales, muchas de las que datan del siglo X. El panteón real, restaurado magnificamente por Carlos III es una capilla suntuosa construida de ricos jaspes. Contiene un solo altar con un bello crucifijo de mármol, veinte y siete sepulcros de reyes dispuestos en tres filas, donde se guardan los restos de García Jimenez y todos sus sucesores, hasta Pedro I de Aragón, que murió en 1104. Al frente de estos sepulcros hay cuatro grandes medallones de estuco, en que están representados los principales sucesos guerreros de algunos de los monarcas alli sepultados. También se ven en este hermoso panteón dos tablas de mármol blanco, donde está escrito un resumen de la historia del monasterio, y un busto del gran Carlos III. Ademas del edificio que acabamos de describir, hay otro llamado Monasterio nuevo, situado en un gran llano sobre la célebre cueva, el cual fué construido en 1675, y desde esta época habitado por los monges, aunque bajaban al antiguo á celebrar misas y responsos por los reyes alli enterrados. El Monasterio nuevo tiene una buena fachada, aunque churrigueresca, con tres portadas y dos torres. La iglesia consta de tres naves y seis capillas, es bastante espaciosa, y está adornada con algunas pinturas de mérito. El golpe de vista que se descubre desde San Juan de la Peña es soberbio, viéndose por una parte los altísimos montes que circundan el monasterio, y por otra la gran llanada fertilizada por el rio Aragón, y en lontananza la antigua ciudad de Jaca.
Boltaña, es una villa que está á la orilla del Ara, en el corazón de los Pirineos dominando una fértil vega ; es cabeza de un partido judicial compuesto de seis villas y ciento ochenta y seis lugares, que forma ciento treinta y siete ayuntamientos. Tiene Boltaña una buena plaza é iglesia colegial (San Pedro), servida por un prior y siete beneficiados. El edificio es bueno, y fué construido en el siglo XVI. Conserva Boltaña las ruinas de su célebre castillo, que en los antiguos tiempos debia ser siempre gobernado por un rico hombre de Aragón, y cuya fundación se atribuye á Anibal. En sus cercanías se han encontrado muchos sepulcros que contenían cadáveres bien conservados, y con la cabeza hacia el Oriente. Las armas de Boltaña consisten en la encina y cruz de Sobrarbe encima de un castillo, y su población en 1,770 almas. Una legua mas allá de Boltaña, se halla la muy antigua villa de Ainsa, asentada en un monte que se alza sobre una llanura y en la confluencia del Ara y el Cinca. Es población de antigüedad muy remota, y se cree haber sido la capital de los pueblos cincenses, de donde tomó nombre el rio Cinca. Fué conquistada á los moros por el primer caudillo ó rey de estos montañeses, García Jimenez, en 718, el cual alcanzó una señalada victoria sobre aquellos en las cercanías de Ainsa, villa que fortificó y designó para córte y capital de su pequeño estado. En la distribución que Sancho el Mayor, rey de Navarra, hizo á sus hijos, dio el Sobrarbe con título de rey á Gonzalo, el mas joven de ellos. Este tuvo también su córte en Ainsa. En 1706 fué incendiada esta villa por los franceses, pues habia abrazado la causa del archiduque. Fué en todos tiempos tenida en grande estima por los reyes, que la concedieron grandes mercedes, entre ellas voto en córtes. Conserva como recuerdos de su pasada grandeza, una fortísima muralla que circuye; una antigua iglesia denominada de Santa Cruz, que fué mezquita; una colegiata–parroquia con título de Capilla real, dedicada á la Asuncion, de
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martes, mayo 22, 2012
Viage ilustrado (Pág. 646)
Anzanigo, es un pequeño lugar de solo nueve vecinos. Javierrelatre, se halla este lugar al pie de una sierra, y cerca del rio Gallego. Tiene una parroquia con la advocación de los Santos Reyes y 142 habitantes. De esta reducida población subsiste un recuerdo en el documento mas antiguo que se conoce relativo á Aragón. Es este el testamento ó última voluntad de Ramiro el Bastardo, primer rey de este pais, otorgado en San Juan de la Peña en la era 1099, año de 1061, en el que se lee que deja los lugares de Ayviar y Javierrelatre á su hijo don Sancho, distinto de otro del mismo nombre, que le sucedió en el reino.
La ciudad de Jaca, de donde dista Javierrelatre cuatro leguas ó sean seis horas, está situada en una gran llanura regada por el rio Aragón y limitada por los mas elevados Pirineos y los montes Uruel y Pano. Inútil será decir que este paisage es magnífico. Es sin duda Jaca una de las poblaciones de mas remota antigüedad, y ya en tiempo de Estrabon era cabeza y daba nombre al pais de los jacetanos, que comprendía parle del Ilirgeto y la Vasconia, y las ciudades de Huesca y Barbastro. Los moros, que dominaron poco tiempo la ciudad que nos ocupa, la llamaban Diaka, y pusieron en ella un walí, Ignórase en qué año fué conquistada por los cristianos, pero consta que pertenecía á los estados de Sancho el Mayor, rey de Navarra, el cual la cedió con los encumbrados valles del Cinca y del Gallego á su hijo Ramiro el Bastardo, formando de todo un pequeño reino que se llamó Aragón. La primera córte y capital fué Jaca, y Ramiro la dio título de ciudad, y reunió en ella el año 1063 un famoso concilio cuyos decretos aprobó el pueblo. Uno de ellos ordenaba estuviese en Jaca la sede episcopal de Huesca hasta que esta última ciudad se restaurase, y asi se verificó. El año 1154 el conde de Barcelona don Ramon Berenguer, príncipe de Aragón, y el rey Luis de Francia, visitaron á Jaca, donde fueron recibidos magnificamente. Aqui tuvieron una entrevista en 1459, el rey don Juan II de Aragón y su hijo don Carlos, príncipe de Viana. Felipe II erigió un obispado en 1571, segregándolo del de Huesca. Don Juan de Austria, hijo de Felipe IV, se hizo fuerte en Jaca por algún tiempo el año 1668. Durante la guerra de sucesión fué esta la única ciudad de Aragón que se mantuvo fiel á Felipe V, que la premió dándole el título de muy noble, muy leal y vencedora. Las armas son la cruz de San Jorge, cuatro cabezas de moros y una flor de lis. Está la ciudad circuida de fuertes murallas coronadas de almenas y con torreones, y consta de siete plazas y treinta y siete calles, anchas, alineadas y bien empedradas. La iglesia catedral tiene la advocación de San Pedro; es un templo bastante bueno, y se compone de tres naves, y fué construida por don Ramiro I el Bastardo en 1040. Consérvase en esta iglesia, en una urna de plata, el cuerpo de Santa Orosia, patrona de la ciudad y del obispado. Su clero se compone de un obispo, seis dignidades, doce canónigos, diez racioneros y diez beneficiados. Hay una parroquia (que es la catedral), un monasterio de benedictinas, dos conventos que fueron de religiosos, y cuyas iglesias están aun abiertas al público, un seminario, buena casa de ayuntamiento, en donde se conserva el libro de los fueros y privilegios de la ciudad atado á una mesa con una cadena, casa de espósitos y hospital. Mas el edificio de mayor importancia de Jaca es su fortísima y hermosa ciudadela. Situada en la misma colina en que está la ciudad, tiene la figura de un pentágono regular. Es de buena y sólida construcción, y contiene todos los almacenes, cuarteles y demás dependencias propias de su objeto. Fué edificada de orden de Felipe II en 1598, y es de suma importancia por su proximidad á Francia. Su guarnición debe ser de un batallón, y el gobernador de la clase de mariscal de campo. Jaca es también capital de un juzgado que comprende una ciudad, diez villas, ciento sesenta y seis lugares y tres aldeas. Cerca de Jaca se halla el poético y celebrado monasterio de San Juan de la Peña, donde se cree tuvieron origen las famosas monarquías de Sobrarbe, Navarra y Aragón, lo cual se refiere de este modo. Habia pasado corto tiempo de la rota de Guadalete, cuando un caballero, muzárabe de Zaragoza, llamado Voto, corría tras de un ciervo por el llano de Paño, situado en el monte Uruel. Desbocado su caballo, se detuvo milagrosamente en el borde del precipicio, y Voto se apeó lleno de asombro, y dio gracias á Dios por haberle salvado de tan gran peligro. Mirando á su alrededor, se vio cerca de una inmensa cueva que la naturaleza habia formado dentro de un enormísimo peñasco, y cuya entrada estaba cerrada con jarales y maleza. Abrióse paso con su espada, y penetrando en lo interior, fué sorprendido con un inesperado espectáculo. Dentro de la misteriosa caverna habia una reducida ermita dedicada á San Juan Bautista, y delante del tosco altar en que se veia la efigie del santo, estaba tendido el cuerpo difunto de un anciano cenobita, al que respetaban las fieras que iban á apagar su sed en una fuente que corria dentro de aquel escondido lugar. La venerable cabeza del ermitaño reposaba sobre una piedra triangular en que se leia en latin esta inscripción:
Yo Juan, primer anacoreta de este lugar, habiendo despreciado el siglo, por amor de Dios, fabriqué, según alcanzaron mis fuerzas, esta iglesia en honor de San Juan, y aqui reposo.
Este santo era natural de Atarés, aldea cercana, y habitaba la cueva desde principios del siglo VIII, por lo que una antigua crónica lo llama nuevo Noé, que habia fabricado esta arca, antes que la inundación de los bárbaros anegase á España, y en la que se salvaron los pocos fieles. El cazador hizo oración á Dios y á San Juan Bautista, de quien era especial devoto; dio sepultura al ermitaño, colocó también en la huesa la piedra escrita, y volvió á Zaragoza, donde ya le aguardaban impacientes sus padres y su hermano Félix. A este último participó el pensamiento que habia concebido de ceder sus haciendas á los pobres, retirarse á la ermita que el acaso le hiciera descubrir, y consagrarse alli á una vida de oración y penitencia. Convino Félix en el piadoso proyecto, y ambos hermanos marcharon á Uruel, donde moraron largo tiempo ocultos y apartados del trato de los hombres, hasta que fueron descubiertos por varios cristianos, que huyendo del enemigo moro, buscaban un asilo entre la fragosidad de los montes. Los piadosos solitarios les prodigaron cuantos auxilios espirituales y temporales estaban á su alcance, y cierto dia que determinaron trasladar á un nuevo sepulcro el cuerpo de San Juan de Atarés, se reunieron bajo la tosca bóveda de la cueva hasta trescientos montañeses, entre los que se contaban algunos sacerdotes. Después de cumplidos los deberes religiosos, persuadieron los dos ermitaños á los circunstantes, imitasen el noble ejemplo de los asturianos, que acaudillados por el in–
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domingo, mayo 20, 2012
Viage ilustrado (Pág. 645)
Miñones y paisanos del Bajo Aragón
en su real cámara con su esposa doña Inés, á la cual esponia su resentimiento, por causa de sus amores con el conde de Atarés; mas la reina, con aquella energía que imprime Dios en el alma de los inocentes, logró persuadir á su esposo de su inculpabilidad, haciéndole al mismo tiempo comprender los criminales designios de don Pedro de Tizón. Esta conferencia trajo en pos, no solamente la paz del regio consorcio, sino también la libertad del conde de Atarés, que gemia sin consuelo en un lóbrego calabozo.
Monteagudo entró en el instante de la reconciliación en la estancia del rey, al cual anunció, que los conspiradores no volverían á incomodarle, y convidó al monarca para que fuese con él á presenciar la obra que habia hecho en beneficio de la patria.
—Ya tenéis fabricada la campana que ha de oírse en toda España, dijo Monteagudo sonriendo malignamente.
—Pasemos á verla, respondió el Monge, despidiéndose de doña Inés, y acompañando á don Pedro Tizón; pero sin dirigirle la palabra.
Entraron, pues, en el salon que ya conocen nuestros lectores: lo que apareció en aquella estancia dejó petrificado al monarca á punto de helársele la sangre en el cuerpo; pero recobrando su primitiva tranquilidad de espíritu, sintió desde luego una repentina transición en su alma, que le hizo concebir un proyecto que ponia cumplido término al infernal que habia meditado Monteagudo.
El espectáculo que se presentó á los ojos del rey fué el siguiente:
En lo interior de aquel espacioso recinto vio don Ramiro quince cabezas de hombres recien cortadas formando un horrible círculo sobre el pavimento, dispuesto con tal simetría y regularidad que imitaba perfectamente la forma de una grande campana. Encima, y suspensos de una monstruosa argolla, estaban los cuerpos respectivos de aquellas cabezas aladas por los pies, y cayendo cada uno verticalmente en dirección á su cabeza, cuyas posiciones de este modo combinadas, remataban la forma de la campana sangrienta —¿Pensáis, señor, dijo don Pedro Tizón, que se oirá en toda España?
—No, repuso el rey con prontitud.
—¿Por qué? preguntóle Monteagudo.
—¿No lo adivináis? dijo el rey.
—No... decidlo, señor, que deseo saberlo.
—Porque le falta el badajo, observó tranquilamente el monarca.
—Tenéis razón, esclamó sonriendo Monteagudo. Ya habia yo pensado en ello. La cabeza del conde de Atarés me parece á propósito...
—No, interrumpió don Ramiro; la vuestra producirá una vibración mas sonora y lejana.
—¿Qué me decís, señor? esclamó Monteagudo con asombro.
El rey entonces, por única contestación, llamó al verdugo, y dispuso que su sentencia se cumpliera. Súplicas, razones, lamentos, todo fué inútil para hacer variar la resolución de don Ramiro, quien oyendo al subir las escaleras que conducían á un aposento, los gritos desconsoladores de Monteagudo;
—Ya comienza á vibrar la campana, dijo con la mayor sangre fria; y penetró en una cámara. En ella se hallaba la reina, á la cual abrazó añadiendo:
—Señora, estamos vengados, y mi reino libre de traidores.
Pocos momentos después se presentó el conde de Atarés á dar las gracias á don Ramiro por haberle libertado de la prisión.
A pesar del tiempo que ha trascurrido desde la época de esta horrorosa catástrofe, todavía encuentra el viagero el recinto fatal donde fueron decapitados todos aquellos nobles; es una pieza ovalada con bóveda alta, formada por arcos cruzados, en que se ve también la memorable argolla donde estuvo suspenso el cuerpo de don Pedro Tizón, (1) situada en la sala que se halla debajo de la biblioteca en el edificio que, como dijimos, es hoy instituto, y donde antes estuvo la universidad de Huesca. Los cuerpos de los quince próceres fueron sepultados en la iglesia de San Juan de Jerusalen, en otros tantos sepulcros que tenían por adorno en relieve, una espada desnuda y una campana, y se conservaron hasta tiempos muy modernos.
Bolea es una población de 480 habitantes, es bastante antigua y se cuenta entre las numerosas conquistas que á los moros hizo Sancho Ramírez. Su parroquia, titulada Santa María la Mayor, tiene un capítulo de diez racioneros. Hay también un ex-convento de servitas, de fábrica muy antigua, y cuya iglesia está abierta al culto. Mas allá de Bolea está Loarre. Alzase esta villa al pie de la sierra de su nombre, y solo tiene 250 habitantes. En su territorio subsiste un viejísimo castillo que es muy renombrado en la historia, y que contiene una ermita. Loarre se llamó Calagurris–Fivularia, y sus habitantes, en union con los de Huesca, enviaron diputados á Julio César para ofrecerle obediencia, como él mismo asegura en sus comentarios. En la fortaleza de Loarre, dícese encerraron los moros al famoso conde don Julian hasta su muerte. Conquistó esta población Sancho Ramirez en 1092, y la concedió la merced de voto en Córtes.
(1) Algunos historiadores aseguran que á quien hizo decapitar el rey, fué á su secretario llamado Ordaz.
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viernes, mayo 18, 2012
Viage ilustrado (Pág. 644)
doña Inés, ó como una escusa poderosa que solo tiene por objeto atenuar su criminal conducta, y destruir á su acusador.
El rey Monge, que mas tenia de monge que de rey, dio crédito al favorito, y sintió en su pecho por la primera vez de su vida, el terrible aguijón de los celos y el mas vehemente deseo de una pronta y ejemplar venganza.
Acto continuo dispuso secretamente la prisión de Atarés, y difirió para mas adelante el castigo de éste y el de su esposa, acaso con el objeto de no despertar las sospechas de los conjurados, á los cuales quiso sorprender en sus secretos conciliábulos.
Con efecto, cierta noche, en la que debía reunirse la asamblea conspiradora, lo cual supo Tizón por sus diestros, y bien sobornados espías, acudieron éste y el monarca disfrazados, á una habitación contigua á la estancia donde habia de celebrarse la reunion, y sin ser vistos oyeron y vieron cuanto pasó allí; y se enteró don Ramiro, de que trataban destronarle y proclamar por sucesor al conde de Atarés, su primo, en el cual veian prendas mas propias para reinar, que las mansas y monásticas que caracterizaban al pusilánime don Ramiro. Oyó los denuestos é imprecaciones que le dirigían y apuntó los nombres de los principales personages que componían la numerosa asamblea, entre los cuales se hallaban los siguientes: don Lope Ferrench de Luna, cuñado del conde de Atarés; su hermano Rui Jimenez, su otro hermano don Pedro Martínez, y los otros dos hermanos don Fernando y don Gomez de Luna; don Ferriz de Lizana, don Gil de Atrovillo, don Pedro de Luecia, don Miguel de Azlor y don Sancho de Fontova. Don Pedro Coronel, don Ramon de Faces y don García de Vidaure, don García de la Peña y don Pedro de Vergua. El rey se contentó con apuntar á estos quince caballeros, y no teniendo ánimo para continuar escuchando los injuriosos epítetos con que le calificaban, se retiró á su palacio con el de Tizón, á fin de meditar tranquilamente el partido que tomaria sobre el asunto.
Mucho tiempo estuvo vacilante, ora optando por el castigo, ora por el perdón. Últimamente quiso confiar la decision á otra persona menos parcial y menos acalorada, y mandó al de Tizón al monasterio de San Ponce de Torneras, para que el abad Fr. Frotardo le aconsejara después de saberla historia de lo ocurrido.
Fr. Frotardo lo oyó todo, y bajando al huerto con el conde de Monteagudo, fué en su presencia cortando las coles mas altas que habia, y dijo en acabando:
—Decid al rey, que esta es mi contestación.
Volvióse á Huesca el de Tizón, contó al rey lo que habia pasado con el abad, ^ preguntóle en seguida lo que decidía.
—Obra conforme á las insinuaciones de Fr. Frotardo, respondió don Ramiro, y dejó á Monteagudo solo con su proyecto de venganza.
Sabedor Monteagudo del dia y hora convenidos para la última reunion de los conjurados, en la cual debia decidirse el destronamiento de don Ramiro, combinó su plan anticipadamente, á fin de sorprender al rey con un suceso estraordinario. En efecto, llegó el día señalado para la postrer reunion de los descontentos, y á la hora indicada fueron poco á poco penetrando en el alcázar del rey y ocupando un salon apartado del mismo edificio.
Media hora después de hallarse todos los nobles reunidos, comenzaron á hablar en voz alta acerca de la impotencia del soberano, y reprodujeron en términos violentos y amenazadores la idea que mas los halagaba, esta era, el pronto destronamiento del rey Cogulla, que asi le calificaban los nobles y el pueblo. Poco tiempo después entró alli don Pedro Tizón, quien adulando diestramente el unánime parecer de los conjurados, aparentó aceptar la sublevación, y formó parte de los descontentos.
Luego, ridiculizando al rey, habló de su manera estravagante de montar á caballo, cogiendo las riendas con la boca, y recordó lanzando estrepitosas carcajadas el pensamiento de don Ramiro relativo al ofrecimiento que habia hecho de una campana, cuyo sonido se oyese en todas partes. Todos calificaron esta idea con el epíteto de ridicula, y acompañaron á Tizón en sus risas y en su supuesta burla.
—Caballeros, esclamó Tizón repentinamente; la campana ofrecida está ya fabricada; es una campana monstruo, que os enseñaré con gusto especial, si queréis acompañarme, pero solo podéis venir cinco á cinco para no llamar demasiado la atención por el número. —Si, si, repitió á gritos la insubordinada asamblea... Veamos esa campana.
—Pues entonces que me sigan los cinco caballeros de Luna primeramente.
Con efecto, los indicados personages siguieron al conde de Monteagudo.
Atravesaron largos corredores y llegaron á un patio donde habia una puerta grande cerrada, y sobre la cual dio cinco fuertes golpes donde Pedro de Tizón. Abrióse la puerta de par en par, y volvió á cerrarse al momento que los nobles hubieron entrado. Era un salon espacioso, y en donde los ricos–hombres no vieron campana alguna, sino solamente dos gruesos maderos clavados debajo del cornisamento.
—¿Y la campana? preguntaron.
—Vedla, dijo el de Tizón señalando á los maderos. Y acto continuo acercó á sus labios un silbato de plata, y después de haber silbado, aparecieron, como por encanto, mas de cuarenta arqueros, que saliendo por una puerta que se hallaba situada á un estremo del salon interior, se apoderaron de los Lunas y los desarmaron.
—Esos maderos que veis en lugar de la campana, son para ahorcaros, dijo el de Monteagudo con risa infernal.
—¡Traición! ¡Traición! gritaron los Lunas.
—¡Silencio! ¡partidarios del conde de Atarés! dijo Monteagudo; hizo una señal de inteligencia al verdugo, y se ausentó dejando á los caballeros en situación mas fácil de adivinar que de describir.
Subió las escaleras que poco antes habia bajado; penetró en la sala de los conspiradores, y afectando una sonrisa algo mas que satisfactoria, gritó:
—Ferriz de Lizana, Gil de Atrovillo, Pedro de Luecia, Miguel de Azlor, Sancho de Fontova, seguidme, que os aguardan vuestros compañeros.
Estos caballeros le siguieron llenos de júbilo y deseosos de hallar un nuevo objeto de mofa hacia don Ramiro. Don Pedro Tizón reprodujo con ellos la misma escena que habia tenido lugar con los anteriores y asi sucesivamente con los otros cinco hidalgos, hasta completar el número de los quince principales cabezas del motin apuntados por el rey.
Mientras tanto se verificaban estas terribles decapitaciones en el salon misterioso, don Ramiro hablaba
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miércoles, mayo 16, 2012
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que es perpétuo el duque de Villahermosa. La de San Lorenzo, alzada sobre el solar de la casa en que vivió este santo mártir, es de tres naves, y tiene diez capillas. Fué reedificada en el siglo XVII. La universidad, ocupada hoy por el instituto de segunda enseñanza, es un edificio de poca elevación; y encierra, ademas de las dependencias necesarias, un muy estenso patio. Fué construido en 1690, derribado el antiguo, que había servido de palacio á los reyes de Aragón. Este establecimiento de enseñanza es el mas antiguo de España, pues debe su erección al célebre Sertorio, 11 años antes de Jesucristo, y la restauración á Pedro IV el Ceremonioso. Cuando aun era universidad, le estaban incorporados los colegios mayores de San Vicente y Santiago, y el seminario conciliar. La casa consistorial es un edificio gradioso, asi como el teatro nuevo, que puede contener mil y cien personas. Entre las casas particulares, ocupan el primer lugar la de los Abarcas, la del conde de Guara, la de Lastanosa y la del marqués de Nibiano. Tiene la ciudad diez plazas, trece plazuelas, y cincuenta y dos calles, y comprende cuatro parroquias, cinco conventos de religiosas, un instituto de segunda enseñanza, un hospital civil, una casa de misericordia, dos teatros y varios paseos. Hubo hasta diez conventos de frailes. Huesca es capital de una estensa provincia compuesta de ocho partidos judiciales, cuatro ciudades, cincuenta y siete villas, quinientos sesenta y ocho lugares y cuarenta y ocho aldeas, que constituyen seiscientos sesenta ayuntamientos. Su obispado abraza ciento diez y nueve parroquias y ciento quince pueblos, y el partido judicial á que da nombre, una ciudad, seis villas, noventa y un lugares y dos aldeas. La población de Huesca es de 10,576 habitantes.
Antes de dejar esta noble ciudad tan rica en recuerdos, debemos decir dos palabras de su famosa campana.
Merced á la grande influencia que ejercía en Aragón don Pedro Tizón, conde de Monteagudo, fué proclamado rey por los años de 1136 don Ramiro II, llamado el Monge, por muerte de su hermano don Alfonso el Batallador. Naturalmente pacífico y ageno á las adversidades que sufría el reino, á consecuencia de las guerras que sostenía contra los navarros, los castellanos y los moros, siguió una conducta tan indolente y fatal á los intereses del pueblo y de su misma corona, que la nobleza aragonesa no pudo menos de resentirse y de manifestarse en abierta oposición contra un régimen que tan mal se avenía con los intereses del pais. Siempre que los nobles se acercaban al rey y le hacian ver las tristes consecuencias de su reprensible lentitud en circunstancias tan azarosas, el monarca ensordecía, y solamente hablaba de la fundación de algunos monasterios, al mismo tiempo que los navarros y los castellanos avanzaban animosos y llevaban sus armas victoriosas por las fronteras de Aragón.
La mayor parte de la nobleza se retiró á sus respectivos castillos, y pretendió defenderse por su propia cuenta. Organizaron los aragoneses sus haces de vasallos, mercenarios y aventureros, y como no vivían mas que del robo y del pillage, cada señor feudal se entregó sin hallar dique, á todo género de degradaciones y desafueros, cuya desastrosa conducta imitaron los plebeyos, y Aragón se vio en poco tiempo desastrosa víctima de los suyos y de los agenos.
Cansado el rey de las continuas quejas de los pueblos, convocó Córtes en Huesca para oponer sus armas contra el navarro y el castellano; habló en ellas á los diputados de levantar una milicia numerosa, y terminó su discurso con el ofrecimiento de hacer una campana tan grande, que su sonido se oyese en toda España. Los nobles dedujeron de esta conclusion, que don Ramiro en todo pensaba menos en libertar al reino de las calamidades que le agoviaban, y en su consecuencia le abandonaron.
El rey de Castilla, que pretendía á la sazón, no solo la corona del monarca aragonés, sino también la del soberano de Navarra, fundado en el derecho de ser nieto del rey don Sancho el Mayor, desplegó sus mejores medios para obtenerlas, y rompiendo por la Rioja se apoderó de todos los castillos y plazas fuertes que se alzaban entre Villorado y Calahorra, Nájera, Logroño, Arnedo y Viguera, y revolviendo después sobre Aragón, amenazó llevarlo todo á sangre y fuego sino se le rendian los pueblos y castillos que encontraba durante su belicoso tránsito.
Tal era la situación en que se encontraba Aragón cuando sucedió lo que seguidamente vamos á referir.
Don Pedro Tizón, conde de Monteagudo, y favorito de don Ramiro, había mirado á la esposa de su rey con ojos del amor; viendo que la reina no daba la debida solución á este geroglífico amoroso, determinó ser mas esplícito con ella, y aprovechándose del gran favor que tenia con los regios personages, se introdujo en la cámara de doña Inés (que asi se llamaba la reina) y la requirió de amores en términos bastantemente licenciosos para que aquella no demostrase su justa indignación por tan grande desacato.
Sin embargo, con la indiferencia propia de un corazón generoso que perdona la ofensa, mandó la reina á Monteagudo que se retirase y desistiera de su loco propósito; mas éste, lejos de acatar tan razonada determinación, insistió en su loco propósito, y aseguró á la princesa que se vengaría sino daba una benéfica acogida á sus pretensiones. Al mismo tiempo recordó á la reina sus antiguos amores con el conde de Atares, personage que disfrutaba todavía del distinguido favor de doña Inés, y esta preferencia, que no traspasaba los límites de una especial consideración, debida al lisonjero recuerdo de días mas venturosos, la interpretaba el de Tizón, como un favor criminal que hacia que la reina faltase á sus deberes de buena esposa.
Prometió revelar al rey el misterioso arcano, y doña Inés, después de haber desmentido solemnemente la calumniosa suposición de su atrevido pretensor, le mandó de nuevo que se alejara, asegurándole llena de noble energía, que despreciaba sus injuriosas acusaciones.
Monteagudo obedeció esta vez, y se ausentó de la regia cámara, sustentando en su mente el proyecto mas atroz de venganza.
La coincidencia de estarse fraguando una conspiración contra el rey Monge, y de la cual tenia Tizón conocimiento, y la de ser el conde de Atares el destinado á suceder á don Ramiro, favorecieron su fatal propósito; se presentó al rey diciéndole que tenia un doble rival, que aspiraba nada menos que á arrebatarle el honor y el trono, y pronunció el nombre del conde de Atares.
—La reina, añadió maliciosamente, tal vez os diga que yo he aspirado á iguales favores; pero contemplad esa respuesta como una venganza por parte de la
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sábado, mayo 12, 2012
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guarnecida con diez torreones. Tenia de elevación treinta varas, y de espesor tres, y había ademas un segundo recinto que rodeaba al primero, Dentro de este fortísimo castillo se alzaba la iglesia, capillas, palacio del abad, casas de canónigos y dependientes. Todo esto desapareció en 1845, á impulsos de un incendio, y de la demolición, quedando no mas que un montón de escombros de lo que fué monasterio, y conservándose únicamente la iglesia, que no es ya la de Sancho Ramirez, que también desapareció entre las llamas en 1477, sino una construida entonces. Esta conserva de notable el altar mayor, todo de alabastro, presente del infante don Alonso, hijo de Femando el Católico, y muchas reliquias de santos. Tenia Montearagon un abad con jurisdicción exenta, tres canónigos, que eran regulares de San Agustín, seis racioneros y cuatro beneficiados. Las rentas ascendían á 40,000 ducados.
La posición de Huesca es en una pequeña colina en el centro de una fértil y estensa llanura denominada la Hoya, y á la ribera derecha del rio Isuela. El origen de esta ciudad es remotísimo y desconocido. Desde los primeros tiempos aparece formando el límite entre los vascones y los ilergetes, y perteneciente á estos últimos, con el nombre de Osca. El célebre Sertorio quiso formar de esta ciudad una segunda Roma, y en ella erigió un senado á imitación del romano, y fundó varios establecimientos de pública utilidad. Llevaba entonces el título de Ciudad vencedora, y en ella se acuñaba moneda de la que restan aun repetidas muestras. Los godos la ennoblecieron con silla episcopal, y los moros la tuvieron en grande estima, y la denominaban Weschka, siendo á la sazón plaza muy fuerte, y figurando notablemente sus walies en las contiendas que dividían á aquellos. Cuando los mas de los gobernadores sacudieron el yugo de Córdoba, el de Huesca fué uno de ellos, y tomó el dictado de emir, equivalente al de rey. Sancho Ramirez la puso un estrecho cerco en 1094 , y Ebn–Hud, rey de Huesca, se defendió valerosamente y pidió socorro á Alfonso IV, que lo era de Castilla. Este no tuvo reparo en concedérselo, enviando á un conde llamado don Sancho para que corriese las tierras de Navarra, que eran también pertenencia del rey de Aragón, el que envió contra él á sus dos hijos don Pedro y don Alfonso, que hicieron retroceder á los castellanos, y el sitio de Huesca continuó con ardor. Un dia, el 4 de junio, que el valeroso Sancho Ramirez recorría los puntos avanzados de su campamento, observando los muros para determinar el asalto, alzó el brazo señalando un parage que le parecía mas á propósito, y en aquel instante una flecha disparada por los sitiados vino á clavarse en el costado, causando al rey una herida mortal. Conducido á su tienda de campaña, que se alzaba á corta distancia en un sitio señalado hasta hoy, y llamado el Pueyo de Sancho, no permitió le estrajesen la flecha homicida hasta que sus hijos y los próceres del reino, juraron en sus manos solemnemente no alzar el cerco sin apoderarse de Huesca. Pronunciado tan memorable juramento, el rey se arrancó la flecha y espiró en el instante. Su cuerpo fué conducido á Montearagon. Cumplieron los infantes su promesa, estrecharon el sitio mas y mas, y Ebn–Hud, apurado hasta el estremo, pidió auxilio á Abd–el–Melek, emir ó rey de Zaragoza, el cual acudió con grandes fuerzas, entre las que figuraban los Sahebes, moros de Játiva y Denia, y algunos cristianos acaudillados por don García, conde de Cabra. Pedro I, hijo y sucesor de Sancho Ramirez, salió al encuentro con una parte de su ejército, y en los campos de Alcoraz, no lejos de Huesca, y en el mismo sitio donde hoy se alza la iglesia de San Jorge, se dio el 18 de noviembre del citado año de 1096, una de las mas señaladas batallas. El infante don Alfonso mandaba la vanguardia, las alas, Lizana y Bacalla, y el rey el centro. Duró el combate hasta cerrar la noche, y los moros fueron vencidos, y tuvieron, según algunos historiadores, hasta 40,000 muertos, entre ellos cuatro gefes ó capitanes, á los que los escritores dan el nombre de reyes.
Nueve dias después de esta batalla, las banderas cristianas ondeaban en los muros de Huesca. Don Ramiro el Monge reunió Cortes en esta ciudad en 1136, é hizo quitar la vida á quince de los principales miembros de la nobleza aragonesa. El mismo monarca, después de su abdicación, se retiró á Huesca, donde murió en 1147. Celebráronse aqui Córtes en 1162, 1179, 1218, 1219, 1221, 1247 y 1286. Durante la última guerra, los campos de esta ciudad fueron teatro de sangrienta batalla el 25 de mayo de 1837, en la que la victoria quedó indecisa, teniendo de pérdida el ejército de la reina, ademas de los generales Iribarren y Leon muertos, cuatrocientas bajas, no siendo menor la de los carlistas. Las armas de Huesca consisten en un guerrero á caballo con lanza en mano, que algunos creen representa á San Jorge, cuatro cabezas de reyes moros, y el lema Urbi–Victrix–Osca. Fué patria de muchos hombres notables, como los santos Orencio, Paciencia, Lorenzo y Vicente, don Martin Clerignet, obispo y escritor, don Vicente de Lastanosa, etc., etc. Conserva Huesca algunos restos de sus antiguas murallas, que estaban fortalecidas con noventa y nueve torres. La catedral, que es magnífica, ocupa la misma área que la antigua mezquita; fué empezada á renovar el año 1300, y se terminó en 1515. Es en figura de cruz, cuyo largo es de 254 palmos, y de ancho 214 , y contiene veinte y cinco capillas, de las que es la de mas mérito, la denominada mayor. Hay en ella uno de los mas bellos retablos que se conocen por su materia, que es de alabastro, y por el primor, elegancia y buen gusto con que está ejecutado. Pertenece al género gótico, y es obra del siglo XVI. El coro es también suntuoso, y se compone de ochenta y cinco sillas. Igualmente posee esta gran iglesia un rico archivo. El clero consta de un obispo, siete dignidades, diez y ocho canónigos y ocho racioneros. Después de la catedral, merece mención particular la histórica iglesia de San Pedro el Viejo, que fué desde mas antiguo de un monasterio de benedictinos, dependiente del de la misma orden de San Ponce de Tomeras, en Francia, y antes iglesia mozárabe. Aqui fué donde tomó la cogulla el rey don Ramiro el Monge, y donde falleció. Su primera arquitectura, del tiempo de los godos, desapareció con repetidas restauraciones, y en el dia la parte material de este antiquísima templo es poco notable. Conserva, sin embargo, un claustro, en el que hay varias capillas que guardan sepulcros de ricos hombres, y en una de ellas, titulalada de San Bartolomé, se ve una urna con bajos relieves de fábrica romana, que encierra el cadáver de Ramiro, y á pocos pasos, en una caja de madera, el de Alfonso I el Batallador, conducido de Montearagon en 1815. Tiene esta iglesia un capitulo compuesto de un prior y siete racioneros, uno de los
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jueves, mayo 10, 2012
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Vista de Huesca
que se cree muy antigua, solo tiene memoria en la historia desde el tiempo de la invasion de los sarracenos, pues su gobernador fué uno de los que se hicieron independientes de los califas. En aquel tiempo la llamaban Barbaschter. El belicoso Sancho Ramirez la tomó por asalto, y habiendo muerto durante el cerco, su suegro Armengol, conde de Urgel, los soldadados cristianos, por vengarlo, cometieron mil escesos y crueldades con los habitantes. Volvió Barbastro al poder de los moros, pero fué definitivamente rescatada por Pedro I en 1101. Este rey erigió la mezquita principal en catedral, y puso por obispo á Poncio, que lo era de Roda. El segundo sucesor de este fué el infante don Ramirez Sanchez, que después reinó en Aragón y fué llamado el Monge, el cual reunió Córtes en Barbastro el año 1137 en las que abdicó la corona en su hija doña Petronila. También las celebró aqui Pedro II en 1196 y Felipe IV en 1626. En las cercanías de esta ciudad, se dio en 2 de junio de 1837 la reñida batalla que lleva su nombre entre las tropas de don Cárlos, mandadas por él mismo, y el ejército de la reina, llamado del centro, que lo era por el general Oraa. Fué de las mas disputadas y sangrientas de esta guerra, y la victoria quedó indecisa. Las armas de Barbastro son en campo simple una cabeza humana con las barbas y el cabello largos, y por orla cinco escudetes con los palos ó bastones rojos de Aragón. Son dignos de notarse los edificios siguientes: la catedral, que aunque no muy grande, es de bastante mérito: está dedicada á la Asuncion de la Virgen, consta de tres naves y tiene once capillas y una escelente sillería en el coro del gusto plateresco; el palacio episcopal, la casa de ayuntamiento y el convento de los Paules. Tiene Barbastro un teatro, un hospital civil, una parroquia con dos anejos, dos conventos de monjas, casa de misericordia, plaza de toros, un colegio de esculapios, tres ermitas, y hubo cinco conventos de frailes. El clero de la catedral se compone de un obispo, cuatro dignidades, doce canónigos, ocho racioneros, once beneficiados y varios dependientes. El obispado de Barbastro comprende una catedral, siete colegiatas y ciento sesenta y ocho parroquias. El partido judicial se compone de una ciudad y cinco villas y cuarenta lugares, ó sea de cuarenta y seis ayuntamientos. El número de habitantes de la ciudad es de 6,175. Celebra dos ferias al año y dos mercados á la semana (1). El venerado santuario de Nuestra Señora del Pueyo es en donde se conserva la imagen de la Virgen, aparecida, según las piadosas leyendas del pais, al pastor Balandrán en el siglo XII, y cuyo sepulcro se conserva también en la misma iglesia. Luego se pasa por Castillazuelo, Azara, en cuyas cercanías se conservan restos de una fortaleza de los templarios sobre una elevada peña. Las–Cellas, Angues, Belillas, Sietamo, con un antiguo castillo que subsiste en buen estado, y que pertenece á los condes de Aranda, y en donde vivió mucho tiempo el ministro de Carlos III don Pedro Abarca de Rolea, y finalmente, dejando á la derecha el histórico y derruido monasterio de Montearagon, se llega á Huesca.
Antes de internarnos en esta considerable ciudad, dedicaremos algunas líneas al célebre castillo-monasterio que acabamos de nombrar, y que ocupa una situación pintoresca en lo alto de un monte, de figura cónica, y solo accesible por una parte. Cuando el valiente Sancho Ramirez estendia los limites de su abreviado reino con su vencedora espada, y talaba las comarcas de Huesca, poseida á la sazón por los moros, se apoderó á viva fuerza de este monte, al que dio el nombre de su reino, y ayudado de sus soldados fabricó en él un monasterio y fortaleza dedicada á Jesús Nazareno para que le sirviese de baluarte y apoyo en sus operaciones militares. Alli fué llevado á poco tiempo su cadáver, que mas adelante se trasladó á San Juan de la Peña. También tuvo aqui su espulcro el famoso rey Alfonso I el Batallador, hijo de Sancho Ramirez, y entre los de otros personages ilustres el del abad de este mismo monasterio, don Fernando de Aragón, turbulento infante que disputó por largo tiempo la corona á su sobrino Jaime el Conquistador. La muralla que circuía el monasterio, era muy fuerte y
(1) En Barbastro nacieron Bartolomé y Lupercio de Argensola, conocidos literatos; su obispo Lanuza, el duque de Montemar y otros muchos hombres célebres.
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martes, mayo 08, 2012
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siones quo tuvieron lugar en Aragón después de la muerte del rey don Martin, se reunieron Córtes en esta villa, año de 1411. Varias veces resistió los ataques de los franceses, pero al fin hubo de capitular en mayo de 1810. Lo que da mas importancia á Mequinenza son sus fortificaciones, entre las que descuella el castillo, antigua morada de los marqueses de Aytona, y que corona la cresta de una montaña circuida por el Ebro y el Segre, que se reúnen á poca distancia. Contiene ademas de las dependencias necesarias, cuarteles para un batallón, y un buen algibe. La parroquia es una bella iglesia de fábrica muy moderna, y está dedicada á Nuestra Señora, hay dos ermitas, dos cuarteles, almacenes de artillería y de víveres, etc. La población sube á 1,370 almas, y aunque está ya en el territorio llamado Alto Aragón, ó de la parte allá del Ebro, pertenece al partido de Caspe. Después de salir de Mequinenza, se halla á Torre de Cinca, y luego atravesando este rio por un puente colgante nuevo y de elegante construcción (1) se llega á la fidelísima y vencedora ciudad de Fraga, que ya pertenece á Huesca, situada entre dos colinas a orillas del Cinca, y en terreno muy feraz donde crecen los olivos, los viñedos, los frutales, el trigo y la cebada. Las calles son estrechas y pendientes como en la mayor parle de los pueblos de Aragón, y sus edificios no ofrecen particularidad alguna notable, debiendo mencionar sin embargo la parroquia de San Pedro, que es muy antigua, de construcción morisca y que sirvió de mezquita. Tiene ocho capillas y está en ella servido el culto por dos curas y trece beneficiados. Hubo tres conventos de religiosos, de los que subsiste solo el de Esculapios. También se conservan dos ermitas. La casa de ayuntamiento es de fábrica moderna y elegante. La población se compone de ochocientas casas habitadas por 3,648 almas. Tiene esta ciudad un mercado semanal y feria todos los años, y es cabeza de un juzgado que comprende veinte ayuntamientos. Su antigüedad es grande. Llamóse Gallica–Flavia, y pertenecía á los pueblos illergetes. Dominada por los moros, se hizo independiente su gobernador á mediados del siglo XI. Sancho Ramírez II, rey de Aragón, tomó á Fraga en 1093, pero volvió á caer en poder de los moros al poco tiempo. Alonso I el Batallador intentó recobrarla en 1134, pero al pie de sus muros fué destrozado su ejército, y él mismo cayó entre los muertos: por fin fué conquistada por Ramón Berenguer, conde de Barcelona, el año 1149. Jaime I concedió á Fraga el fuero de Huesca: doña Leonor, reina de Castilla, vivió por algún tiempo en esta población en 1336, y en 1460, reinando Juan II en Aragón, se reunieron Córtes. El pretendiente ó archiduque Carlos de Austria, se apoderó de Fraga en en 1705; pero al poco tiempo volvió al dominio de Felipe V que le concedió varias mercedes, entre otras el título de ciudad, el año 1709. Su escudo de armas se compone de los cuatro palos sangrientos de Aragón en campo de oro, un arbusto, una flor de lis y al timbre un murciélago.
Monzón es plaza de armas, forma como una media luna en derredor de un alto cerro de cerca de 500 pies de elevación, cuya cumbre está coronada por un fuerte castillo. A corta distancia corre el Cinca, uno de los mas caudalosos ríos de Aragón, y fertiliza una bella y rica campiña que produce trigo, cebada, aceite, maiz, cáñamo, seda, vino y escelentes frutas. La villa se compone de cuatrocientas ochenta y seis casas, las mas bastante antiguas. La insigne colegiata de Santa Maria, que es también parroquia, tiene para su servicio un cabildo de tres dignidades, doce canónigos y ocho racioneros. El edificio, renovado desde su fundación repelidas veces, ofrece poco de notar. La iglesia de San Juan es igualmente parroquial, pertenece á la orden de San Juan de Jerusalen, está servida por un prior, individuo de aquella, un vicario y cuatro racioneros, y es del género gótico. Hubo tres conventos de religiosos, de los que el uno sirve de hospital militar; uno de monjas que aun existe, y un hospital civil. Lo mas notable de esta población es el castillo gobernado por un brigadier y guarnecido en tiempo de paz por una compañía de infantería y una sección de artillería. Es muy fuerte por su posición casi inaccesible, y contiene todas las dependencias necesarias, entre otras varias cisternas que pueden encerrar gran cantidad de agua. El número dé habitantes de Monzón sube á 2,597. Ostenta esta villa respetable antigüedad. Llamóse Tolous, que interpretan monte y era mansion en la vía romana que conducía á Leon. Dominada por los moros cuando la mayor parte de este pais, es mencionada en la historia con motivo de haberse rebelado su gobernador contra los califas de Córdoba, y declararse independiente el año 1036; Sancho Ramirez recobró á Monzón el año 1089, y después de la muerte de Alfonso el Batallador, se reunieron aqui los próceres aragoneses en 1134 y eligieron por rey á su hermano Ramiro el Monge, á la sazón obispo de Roda. El castillo de Monzón fué donado á la orden del Temple en el año 1143. Habiendo heredado la corona de su padre el rey don Jaime el Conquistador, á la temprana edad de seis años, fué entregado á los caballeros templarios que guarnecían el castillo, y en este se crió y educó aquel bajo la tutela de Guillen de Monredon, que era el gran maestre. La posición de esta villa cerca del linde de Aragón y Cataluña, hizo que fuese designada muchas veces para la celebración de Córtes de aquellos estados. Asi es que Jaime I las reunió en 1222, 1223, 1236 y 1243, Pedro IV el Ceremonioso en 1383 , reinando Juan I en 1390, la reina doña María, como esposa de Alfonso V, en 1435 y 1436, Juan II en 1469, Fernando el Católico en 1510 y 1512, su esposa segunda doña Germana en 1513. Cárlos V al hallarse en Monzón para presidir las Córtes de 1528, recibió un cartel de desafio de su constante rival Francisco I de Francia, y desde esta villa escribió al marqués de Villena. El mismo Cárlos celebró en ella Corles en 1533, 1537 y 1542, y su hijo Felipe II en 1547, 1552, 1553, 1563,1564 y 1585. Las últimas Córtes de Monzón fueron reunidas por Felipe IV en 1626. En este año se celebró en dicha villa un tratado que lleva su nombre para que el pais de la Valtelina quedase en poder de los grisones. Estuvo por algún tiempo Monzón en poder de los franceses en 1643, y en el del archiduque Carlos en 1705. Durante la guerra de la independencia también sufrió dos veces el yugo de los invasores, que fueron arrojados de su recinto por los vecinos con pérdida considerable. Las armas de la villa se componen de cuatro cuarteles. El primero y cuarto un monte, y encima una flor de lis, y el segundo y tercero un castillo. La ciudad de Barbastro, aun–
(1) Es de un solo tramo de 630 pies de abertura, y está formado de hierro con tablones. Fué acabado en 1847.
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domingo, mayo 06, 2012
Viage ilustrado (Pág. 639)
Santo Cristo, se ve el suntuoso enterramiento del fundador don Juan Fernandez de Heredia, gran maestre de la orden de San Juan (1). También encierra esta iglesia el sepulcro del cardenal García. Convertida en fortaleza durante la última guerra, se trasladó la parroquia al convento de San Agustín, donde aun permanece. Es de una nave y de moderna arquitectura, y en ella se halla sepultado el general Pardillas, muerto á lanzadas en la acción de Maella el 1.° de octubre de 1838. Hubo en Caspe cuatro conventos de religiosos y uno de capuchinas, que aun existe, como también varias ermitas, un hospital de caridad, y un fuerte de reducidas dimensiones, en lo que fué antes convento de la orden de San Juan y palacio del bailio. El término de Caspe es muy feraz, y produce aceite en abundancia, cereales, vino y seda. El número de habitantes es de 7,500. Caspe es cabeza de partido judicial, y este se compone de ocho villas y dos lugares, regidos por diez ayuntamientos. En esta población se refiere la siguiente historia, como sucedida hace pocos años.
Engracia era una joven muy bella, hija única de un rico labrador, amable y alegre, pero que á diferencia de las mas de sus paisanas, no ostentaba la constancia entre sus buenas propiedades. Casi será inútil decir, que como era tan buen partido, tenia muchos pretendientes, por lo que las rondallas delante de su ventana, se repetían sin cesar, y siguiendo la costumbre de la tierra, cada uno de ellos la dedicaba con frecuencia jotas y letrillas nuevas. Uno había llamado Valero, que era el mas tenaz de todos; hombre brutal y torpe, sus rondallas nada contenían de nuevo en punto a cantares, pero eran mas asiduas que ningunas otras, y se componían de mayor número de panderos y guitarras. Engracia, festiva y coqueta, las admitía con sonrisa como todas las demás, sin manifestar preferencia. Últimamente, siendo Valero un chico bien acomodado, por haberle su padre nombrado heredero (2) al morir, fué el elegido por los padres de la niña para ser su esposo, y ella consintió sin repugnancia. Hacíanse los preparativos de la boda, cuando llegó á Caspe desgraciadamente, Alonsico, hermano menor de Valero, cabo de lanceros de la guardia real, de figura esbelta y amable carácter, el cual al presentarse hizo variar el aspecto de los negocios. La novia, acostumbrada á no ver á su alrededor sino rostros atezados por el sol, manos encallecidas en el trabajo, y modales toscos, se enamoró perdidamente del joven militar, que usaba un vistoso uniforme, un bonito sable que sabia arrastrar con gracia, y que ostentaba lindos bigotes rubios. Inútiles fueron cuantos medios pusieron en planta los padres de Engracia, para que no anulase la primera elección: aquella les aseguró enérgicamente que no se casaria jamás con otro hombre que con Alonsico, el cual por su parte, también amaba á Engracia. Valero defendió sus derechos según le aconsejaban sus cortos alcances, pero inútilmente, y al terminar la última conferencia que tuvo con su ingrata prometida, la dijo: Chica, tú harás lo que quieras, pero acuérdate que yo soy tres veces bruto, la una porque soy aragonés, la otra porque soy de la tierra, baja, y la otra por que soy de Caspe, y asi el día menos pensao haré una barbaridad... No te digo mas. Poco tiempo después se celebraba el casamiento de Engracia y Alonsico, en una masada (3) propia de los padres de la novia, y Valero, al parecer resignado con su desgracia, era uno de los convidados. Reinaba la mayor alegría en el banquete nupcial, cuando aquel se levantó y dirigiéndose á un cuarto contiguo llamó á Engracia, diciéndola quería regalarla una cosica. Acudió esta sin recelo, y en el instante Valero la sepultó su navaja en el corazón diciéndola: ¿pensabas que no me habia de vengar? Fué el golpe tan repentino y tan bien dirigido que la víctima cayó sin dar un gemido y sin que se apercibiesen los que estaban á la mesa en la habitación inmediata. Valero llamó en seguida á su hermano con voz tranquila y aun cariñosa, y apenas llegó éste, cerró la puerta, le mostró el reciente cadáver, y le dijo: Ahí la tienes... hasta hoy nadie se ha reido de Valero, ahora veremos si eres hombre ó si los soldados no sirven mas que para andar pintando la mona y luciendo el sable. Al pronunciar estas palabras le puso en la mano una navaja, y con la suya ensangrentada, le acometió furiosamente. Momentos no mas duró aquel terrible duelo, y Alonsico cayó traspasado de cien heridas. Valero se dejo conducir sin resistencia á la presencia del juez, y contestó con sangre fria á sus interrogatorios. Muy poco tiempo después en la plaza del Mercado de. Zaragoza, se veia alzada una horca rodeada de soldados y de una inmensa multitud que aguardaba al reo. Era este Valero, que en sus últimos momentos no desmintió la ferocidad que formaba la parte principal de su carácter. Sentado ya en el mas alto escalón, y teniendo al cuello el fatal dogal, habló con voz tranquila al pueblo diciendo: «No penséis que me traen aqui por ladrón, solamente por haberme vengado de una infame que me faltó y de un pícaro de un hermano mio. No me arrepiento de lo que...» Aqui el verdugo cumplió con su oficio, y Valero espió su fratricidio.
De Caspe á Mequinenza hay seis leguas de mal camino. Después de pasar el Ebro en una barca se llega á este pueblo, del que se encuentra en la historia mención antigua, con el nombre de Octogesia, y donde los partidarios de Pompeyo colocaron un puente de barcal para trasladarse á la Celtiberia, pais en que tenían muchos partidarios, y aunque César (como él mismo asegura en sus comentarios) quiso anticiparse, no pudo lograrlo por hallarse ocupados todos los pasos. Los moros destruyeron esta población en 809, que reedificaron después, y que recobró en 1133 el rey de Castilla don Alfonso VII, el Emperador. El año 1184 pasó al señorío del conde de Urgel, y luego vino posteriormente á parar en el de los duques de Medinaceli, como marqués de Aytona. Cuando las disen–
(1) Fué uno de los mas brillantes ornamentos de esta ínclita orden de caballería, y natural de Aragón. Electo maestre en 1576, dio un gran ejemplo de magnanimidad. Cautivado por los turcos, ofreció la orden por su rescate una gran suma, la devolución del castillo de Patrás, y que tres de los principales caballeros quedarían en rehenes en tanto se cumplían estas condiciones; mas Heredia lo rehusó decididamente, y prefirió quedar tres años mas entre, cadenas, hasta qué le rescató su familia. Murió en Francia, y su cadáver fué traslado á Caspe.
(2) En Aragón subsiste la ley ó antigua costumbre de que el padre nombra por heredero al hijo que le parece, sin pender los demás hermanos exigir nada. Si el padre no elige, entonces se divide su herencia entre todos sus hijos por partes iguales como en Castilla.
(3) Este nombre se da en Aragón alas caserías ó casas de campo.
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Viage ilustrado (España)
viernes, mayo 04, 2012
Viage ilustrado (Pág. 638)
en donde murió al poco tiempo de melancolía. Aldonza fué aun mas desdichada, pues perdió enteramente la razón: huyó de la casa de su pérfido tutor, y vino á recorrer los alrededores de Montalvan, donde sabia que habia muerto su fiel amante, pasando lo mas del tiempo en la peña del Cid, desde donde divisaba el encumbrado castillo de la encomienda. Su alimento eran las yerbas, y su lecho una dura peña. Cuando algún hombre se le acercaba, huia con la velocidad de una cierva, gritando: ¡Era mi hermano!... ¡Era mi hermano!... Prolongó muchos años tan triste existencia, y cierto dia, al ir los sirvientes de la iglesia á cerrar las puertas, se encontraron una muger cubierta de harapos, y que se conocía habia sido muy bella, muerta al pie del sepulcro de Berenguer. Dieron parte inmediatamente al nuevo comendador, su sucesor, y éste, que sabia bien la triste historia de sus amores, dispuso que Aldonza fuese sepultada en aquel mismo panteón, en el que colocó una inscripción latina que espresaba este pensamiento:
Justo es reposen juntos en la muerte
Los que tanto se amaron en la vida.
En cuanto á mosen Jaime, arrepentido aunque tarde .de su pérfida traza, dio sus grandes haciendas á los pobres, tomó el hábito de religioso en el convento de San Francisco de Zaragoza, y allí hizo una vida penitente y ejemplar. Mas deseando predicar el Evangelio entre los bárbaros, naufragó y perdió la vida al tocar las costas de Marruecos. El sepulcro de Berenguer y Aldonza subsistió hasta la última guerra, en que fué destruido por los soldados que guarnecian la iglesia de Montalvan, convertida entonces en fuerte.
Siguiendo el curso del rio Martin, y por un camino fatal, se pasa por Peñarroyas, arrabal de Montalvan, por Obon, Oliete, villa de 1,722 almas, Con una parroquia y tres ermitas; Albalate del Arzobispo, también villa considerable, de fundación árabe y del señorío del arzobispo de Zaragoza, con un antiguo castillo–palacio de este prelado (1), con una parroquia de tres naves y de buena fábrica, dos ermitas, un convento de capuchinos, un hospital y 3,746 hablantes. Rodea á este pueblo una huerta bastante fértil, en que se dan con abundancia trigo, aceite, vino, frutas y legumbres. Dos leguas mas allá de Albalate está Hijar. Esta villa es muy antigua. Llamóse Arsse, y pertenecía al convento jurídico de Zaragoza, según Plinio y Ptolomeo, Jaime I el Conquistador, la quitó del poder de los árabes, y dio su señorío á su hijo natural don Pedro Fernandez de Hijar, cuyo quinto nieto, don Juan Fernandez de Hijar, llamado el Grande Orador, fué el primer duque de este estado en 1483 por merced de los reyes católicos. Recibíó esta villa señalados privilegios de Felipe IV y Felipe V, en premio de los servicios que prestó á ambos. Sus armas son en campo azul nueve torres de plata y una flor de lis. La situación de Hijar es á la orilla derecha del rio Martin, sobre el que tienen un puente, entre colinas, y en un terreno feraz en vino, aceite, cereales, frutas, lana y seda. Conserva un antiguo palacio de sus duques, que al través de sus ruinas ostenta aun reliquias de su pasada magnificencia. Hay una parroquia titulada Santa María la Mayor, servida por un cura y un capítulo de cinco beneficiados cinco ermitas, un hospital, y en las inmediaciones de la villa un convento, que fué de franciscos, y que hoy está ocupado por religiosas. Hijar es cabeza dé un partido judicial, compuesto de trece pueblos y otros tantos ayuntamientos, y tiene de población 2,638 almas.
El primer lugar que después se encuentra es la Puebla de Hijar; con bellísima huerta, y luego á muy corta distancia Samper de Calanda, donde acaba la provincia de Teruel y comienza la de Zaragoza. De este pueblo, que es antiguo, y pertenece al territorio de la orden de San Juan, hay un recuerdo notable de la última guerra civil. Habiéndolo sitiado Cabrera en junio de 1837, sobrevino de repente una terrible tormenta, y un rayo que cayó dio muerte al secretario de este gefe.
Ocupémonos de Caspe que es una de las villas mas grandes de España, y considerable por muchos conceptos, situada en la ribera del Guadalupe, y no lejos del parage donde este rio se junta con el Ebro. Esta población es de antigüedad remota, y de origen desconocido. Sus habitantes se distinguieron por su valor en la famosa batalla de Alcoraz, y fueron recompensados con largueza por Pedro 1, que los concedió entre otras mercedes el actual escudo que usa la villa de una cabeza de rey moro, que algún tiempo después se cuarteló con los palos de Aragón. Alfonso I el Batallador conquistó a Caspe, que poseían los moros en 1168, y dio su señorío á la orden de San Juan. Muerto en 1410 el rey don Martin, y siendo muchos los que se creían con derecho á sucederle, después de dos años de revueltas y guerras, se decidió que se formase una especie de tribunal compuesto de tres jueces por Aragón, tres por Cataluña y tres por Valencia, los que se reunieron en Caspe en 1412, y eligieron por rey de Aragón al infante de Castilla don Fernando de Antequera. En esta decision tuvieron gran parte el cardenal don Pedro de Luna, que se titulaba papa con el nombre de Benedicto XIII, y San Vicente Ferrer, que fué uno de los compromisarios. En la guerra de sucesión que afligió á nuestra patria á principios del siglo pasado, Caspe se decidió por el partido del archiduque. En 1700 vio dentro de su recinto á Felipe V, que aqui se reunió con varios de sus generales para marchar contra Barcelona. Durante la guerra de la independencia, fué esta villa varias veces punto de apoyo y centro de operaciones de las fuerzas beligerantes, y en la última civil sufrió repetidos asedios de los carlistas, padeciendo, sobre todo, en el que en junio de 1837 le puso Llangostera y Forcadell, que incendiaron doscientas veinte y tres casas, despechados de no poder hacerse dueños del fuerte, defendido bizarramente por los nacionales y guarnición de la villa. En Caspe nacieron varios hombres ilustres, entre otros San Indalecio, el cardenal don Luis García, don Jaime Ejerie, escritor, el teólogo Fr. Luis de Caspe, y el general Latre. Cómponese la villa de mil quinientas casas, distribuidas en setenta calles, una plaza y nueve plazuelas. La iglesia colegial de Santa María la Mayor, es un edificio muy antiguo, y cuyo origen se remonta á los primeros siglos de la cristiandad, pero renovado en épocas muy posteriores, pertenece en la actualidad al género llamado gótico. Consta de tres naves, tiene de longitud 200 palmos, y de ancho 160, y cuenta diez capillas y trece altares. En la denominada del
(1) En este palacio falleció en 1475 el infante don Juan de Aragón, arzobispo de Zaragoza.
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miércoles, mayo 02, 2012
Viage ilustrado (Pag. 637)
Alcázar de Hijar
Si vas á Montalvan
Llévate pan, que vino
Allí te lo darán.
En Montalvan tienen su residencia desde largos tiempos las muy antiguas familias infansonas de La Torre y Dolz. También está aqui establecido el juzgado de primera instancia de Segura por hallarse esta población arruinada.
En Montalvan se cuenta la historia siguiente:
Vivia en Zaragoza un noble aragonés ya entrado en dias, en el reinado del célebre Alfonso V, llamado mosen Jaime de Bolea, y tenia en su palacio como pupila á doña Aldonza de Entenza, bellísima huérfana, heredera de un ilustre nombre, y de inmensa fortuna. Era su caballero Berenguer de Azlor, gallardo y bizarro paladin, que se señalara por su valor en el ejército de Aragón, y que solo aguardaba terminar la guerra de Nápoles, en que á la sazón se hallaba, para solicitar de mosen Jaime la mano de Aldonza. Mas esta babía encendido una pasión ardiente en el pecho de su tutor, el que como conocía la imposibilidad de ser correspondido, quiso al menos que el objeto de su amor no fuese poseido por hombre alguno. Asi es, que cuando Berenguer fué á pedirle la mano de Aldonza de Entenza, le dijo que un obstáculo terrible, insuperable, los separaba uno de otro para siempre. Pidióle esplicaciones el impaciente joven, y mosen Jaime le llenó de asombro al decirle que estaba enamorado de su propia hermana, embuste que le acreditó con ciertas escrituras apócrifas que convencieron enteramente de su desgracia al de Azlor. Grande fué en los primeros momentos su desesperación, y aun tuvo impulsos de arrojarse sobre la espada, pero dando lugar á mas cristianos sentimientos, entró de caballero profeso en la orden de Santiago, con voto de castidad, y obtuvo la encomienda de Montalvan,
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