martes, mayo 31, 2011

Viage ilustrado (Pág. 569)

de tierra, en la que hay una puerta. Dentro de este recinto habia una fuente y varios cuerpos de guardia, y estaba destinado á la fabricación de los palos de los buques, y á la de lanchas y todas las demás embarcaciones menores, lo que hoy se hace en el gran arsenal del Ferrol. Después de este de Carranza, hay una estensa playa en donde hubo siete diques, para contener las maderas que después se empleaban en la construcción. Al estremo opuesto de la citada playa, entre Carranza y el astillero, hay un gran dique destinado también para conservar las maderas bañadas por la marea. Sigue después el astillero, el que se halla ya dentro del recinto de la plaza, ocupando un espacio de ciento quince mil varas cuadradas, y al que da entrada una puerta que está en la estensa plaza llamada Cuadro de Esteiro, de que hemos hablado ya. Hay dentro dos grandes corralones con varios tinglados que sirven para depósitos de maderas, casetas para obradores y cuerpos dé guardia. Desde uno de los corralones se pasa por dos puertas á la parle del astillero mas próxima al mar, y se encuentra un edificio llamado Sala de Galibos, dividido en dos cuerpos. En el primero hay una oficina de cuenta y razón, almacenes y obradores de carpintería. El segundo cuerpo, que no contiene mas que una gran cuadra de cuatrocientos treinta y dos pies de longitud, cincuenta de latitud, con cincuenta y cinco ventanas y dos puertas, está destinado para trazar las plantillas de los buques que se construyen. Inmediatos a la sala de Galibos se ven tres tinglados para depositar las maderas y para trabajar los operarios en tiempos de lluvia. Alli están las doce gradas de primitiva construcción, que son admiradas por los inteligentes, por su solidez y escelente disposición, y miradas como las mejores de Europa. Se han construido en ellas navios de las mayores dimensiones posibles. Cerca de las gradas se encuentran diez y ocho fraguas para todas las obras de hierro que sean necesarias á los buques. Hay también en este astillero tres aserraderos cubiertos, y un pozo de agua dulce muy abundante. Para establecer todas las inmensas dependencias de un establecimiento tan vasto, que es sin duda el primero de Europa en su género, eligió el entendido Alvarez la grande ensenada que forma la ría desde el astillero hasta Ferrol viejo, de escelente fondo y de bastante profundidad para anclar en ella los mayores buques; mas teniendo de ancho la ria en esta parte cerca de milla y media, y soplando en ella con violencia los vientos; con objeto de procurar á los buques el necesario resguardo, concibió Alvarez y llevó á cabo el osado proyecto de elevar fuertes murallas sobre el mar, formando el asombroso arsenal del Ferrol.
Su figura es la de un paralelógramo de mil cuatrocientas veinte varas de longitud, y setecientas de latitud. El lado mas largo es un gran malecón que corre desde la puerta de San Fernando en línea recta sobre las aguas por espacio de novecientas cuarenta varas; en este punto, que tiene de ancho por la parte superior, no menos que cincuenta varas, deja una abertura de trescientas varas para la comunicación necesaria con las aguas de la ria, y luego continua el inmenso malecón por otras ciento ochenta varas, teniendo de ancho setenta. Sus cimientos están á treinta y seis pies de profundidad. Desde esta punta se dirige otro malecón á la parte de Ferrol viejo, formando con el primero un ángulo recto. Al acabar este, parte otro malecón, paralelo al primero, y de igual estension, de mil cuatrocientas veinte varas, el que está en su mayor parte construido sobre un terreno que antes cubrían las aguas del mar, y lo restante sobre la orilla antigua. Dentro de este gran paralelógramo se forma otro también con tres malecones, cuyos lados mayores tienen trescientas varas de largo y cincuenta de espesor, y los menores cien varas de largo y veinte de ancho. Todas estas atrevidas y magníficas fábricas encierran dos grandes dársenas, la mayor tiene quinientas catorce mil varas de superficie, y la menor veinte y seis mil quinientas cincuenta. Los malecones están en su mayor parte fundados sobre cimientos situados á muchas varas bajo el agua, y revestidos de piedra de sillería, y sustentan casi todos soberbios y grandiosos edificios también de sillería; solo el malecón de Oeste, que es el mas combatido por las olas, sostiene una terrible batería no menos que de ciento veinte y dos piezas de grueso calibre. Dos frentes de este arsenal están bañados por la ria, y por la parlé de tierra está también aislado por un gran dique para maderas, y por un largo foso que se cubre de agua con la marea. Dos puertas dan entrada á este inmenso edificio, la una se halla en la alameda, y para llegar á ella se atraviesa el foso por un puente. Encima de ésta puerta se alza una torre cuadrada y compuesta de cuatro cuerpos, que remata en un reloj. El segundo cuerpo de la torre es una capilla en la que se celebra misa los días de fiesta, y la que oyen los dependientes del arsenal desde una plazuela que está al frente. Un lado de esta se ve ocupado por las casas del comandante subinspector délos arsenales, y los otros por cuerpos de guardia. Después de la citada plazuela, está la gran dársena , y torciendo á la izquierda, un magnífico edificio de trescientos veinte y siete pies de longitud, ciento de latitud y cuarenta y dos de alto, dividido en cinco estancias distintas. Paralelo á este edificio hay otros de iguales dimensiones, aunque algo mas bajo. Uno y otro son muy sólidos y construidos enteramente de piedra, y sirven de almacenes generales. Otro que se alza cerca de estos y que tiene trescientos cincuenta y dos pies de largo y setenta y ocho de ancho, está destinado á las herrerías. Compónese de dos cuerpos; el bajo, que es donde se fabrican las obras gruesas, tiene en su circunferencia treinta y dos fraguas y otras cuatro mas grandes en el centro: aqui habia en otro tiempo hasta ciento cuarenta y cuatro trabajadores. El piso superior en que se fabrican objetos de cerrajería, contiene veinte y cuatro fraguas, y se ocupaban en él ciento setenta y dos operarios. Una parte de este edificio está destinada para la fundición de obras pequeñas, ocupándose en ellas setenta oficiales. Cerca de estas magnificas herrerías está otro edificio aislado que contiene el obrador de intrumentos náuticos establecido por Baleato, célebre maestro de cerrajería, en 1785. Compónese de grandiosos talletes y un bonito gabinete para guardar las instrumentos ya acabados. Inmediato al laboratorio de Baleato está el gran dique de las maderas, que ocupa un espacio de seiscientas treinta y cinco varas de longitud, y veinte de latitud. Las maderas flotan cuando crece la marea, y están contenidas por unos fuertes murallones, y una puerta de estacas que separan al dique de la ria. Inmediato al dique hay un estenso campo que sirve para depositar el carbon de piedra y los escombros, el cual está cercado por un buen murallon. Al estremo de este campo hay un grande edificio aislado llamado el

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