pelo, un pañuelo pequeño de seda al cuello, collar y pendientes de oro; en la cabeza un pañuelo blanco bordado, y por fin, zapatos de pana. Entre las aldeanas, es bastante común el andar descalzas como las escocesas, menos por pobreza que por costumbre.
En Galicia vuelven á encontrarse como en Asturias las romerías, los mercados, las filazones ó serenas en que se reúnen por las noches los jóvenes de ambos sexos, la alegre gaita pastoril, y las leyendas de brujas y encantamentos. Sin embargo, aqui no hay xanas ni huestes, y la grave danza prima de los asturos es sustituida por la alegre muñeira y contrapaso, gracioso y animado baile del que no puede formarse idea por "el grosero y bárbaro que con el nombre de gallegada suele verse algunas veces en los teatros de la corte, La creencia do pájaro da morte, especie de ave negra, fiera y de mirar terrible, que anuncia la muerte de un enfermo, es esclusiva de este pais.
Galicia figuró siempre como una de las primeras provincias de la península española, y tiene copiosas glorias que recordar. Recorreremos brevemente su historia.
El erudito San Isidoro atribuye en sus etimologías, la población de Galicia á Teucro, que en tiempo de la guerra de Troya, y después de muerto su hermano Ayax, no permitiéndole su padre Telamón tornar solo á su patria, emprendió largas peregrinaciones seguido de muchos compañeros, y llegó por mar a estas remotas playas, á las que dio el nombre griego de Gallæcia, que con ligerísima adulteración se convirtió en el actual y que según varios etimologistas, se deriva de gallagalactos, interpretado leche, aludiendo á la vida pastoral que tenían sus habitantes. Otros lo atribuyen al idioma greco–scitio significando blancura, por el color general de aquellos. Aunque no pueden negarse, según los mas antiguos y afamados escritores y las mas acreditadas tradiciones, que los griegos establecieron varias colonias en Galicia, no admite duda que la mayor parte de esta provincia no fue poblada por los galo-celtas. Según Estrabon, Plinio y Tolomeo, los galleci, gallaice ó galaicos, ocupaban un estenso pais mas arriba de los lusitanos, entre el Duero y el mar, formando al parecer una confederación de distintas tribus, entre las que sobresalían las de los bracarios, los celerinos, los gravios, los limicos, los gaporos, los guerguerinos y los artabros ó arrotrebas. Tolomeo los designa divididos en dos grandes porciones, los galaicos-gracarios que ocupan el pais del Sur en lo que hoy se llaman provincias de entre Duero y Miño y Tras dos montes y los galaicos-lucenses, que vivían al Norte en la Galicia–propia y llegaban hasta los países dejos pesicos, pueblos de los asturos. El país de los galaicos era rico (según los citados escritores) en minas de oro, plomo, cobre y minio; en especial el oro era tan abundante, que muchas veces el labrador rompía involuntariamente con la punta del arado, grandes pedazos Según una antigua tradición habia hacia las fronteras de este pais, un monte sagrado al que estaba prohibido tocar con el hierro. Solo cuando el rayo heria la tierra, dice el historiador Justino, lo que acontecia frecuentemente, era lícito recoger el oro que quedaba descubierto, y que se miraba como un presente de los dioses. Los romanos sacaban mucho oro de Galicia, no solo de los montes, sino también de las arenas de los rios, entre las que se encuentran aun hoy algunos granos de aquel precioso metal.
Los galaicos, eran como ya dijimos, en su mayor parte de estirpe gala, y tenian los mismos usos y costumbres y trages que los demás pueblos de su raza que ocupaban otros territorios de la Península, á la que vinieron desde las Galias cerca de 1,600 años antes de J. C. Estrabon describe detenidamente los usos, costumbres y trages de los lusitanos (muy semejante á las de los galos) las que dice son enteramente iguales á las de sus vecinos los galecios, asturos y cántabros, y todos los demás habitantes del Norte de Iberia, que no repetimos aqui por haberlo hecho ya al recorrer á Asturias, y asi nos referimos á lo dicho allí. De los galaicos ó galecios, que moraban en las riberas del Duero, refiere Estrabon que tenian por costumbre ungirse con aceite dos veces al dia, y que usaban estufas templadas con guijarros caldeados, se bañaban en agua fria, no hacian sino una sola comida frugal «y vivían al modo de los lacedemonios.» Esto demostraba el origen griego de los hombres de estas comarcas, asi como los demás galaicos demostraban en todo una ascendencia gala: entre otros recuerdos, el nombre del rio Durio, hoy Duero, principal de su region, derivaba sin duda de la palabra bretona dur, que quiere decir agua. En el pais que ocupan los artabros estaba el promontorio Céltico, hoy cabo de Finisterre, el puerto de Calle á la desembocadura del Durio ó Durius, no lejos de donde hoy Oporto, cuyo nombre es galo–celta, pues quiere decir en esta lengua bahía ó ensenada. También el de la tribu de los gravii, aunque algunos quieren sea corrupción de la palabra greii (griegos) puede derivarse sin violencia de graih, peñasco en la lengua de los galos, que era sin duda la que se hablaba en Galicia antiguamente. En cuanto á su religion, aunque Estrabon asegura que los galaicos no tenian ninguna, sin duda porque no profesaban la suya, se presume era la de los druidas, traída por los galo–celtas á estas regiones tan lejanas de su primera patria, de lo que es una prueba el lucus ó bosque sagrado, que tenian los galaicos–caporos (en donde está hoy la ciudad de Lugo), y en el que se reunian en los plenilunios á adorar con festines y danzas misteriosas á aquel dios innominado que no cabía por su grandeza en ningún templo fabricado por las manos de los hombres. Según Plinio, el término de Luco, «comprendía ademas de los celticos y los lebunos, diez y seis pueblos poco conocidos y con nombres bárbaros que componían un total de 168,000 hombres libres,» y el de Bracara «que se componía de veinte y cuatro poblaciones tenia 173,000.»
Los fenicios visitaron con sus naves las costas é islas de Galicia, y de las llamadas Casiterides, que algunos creen eran las de Bayona, sacaban aquellos comerciantes viageros multitud de estaño. No se empieza á leer en la historia el nombre de Galicia hasta la conquista que de parte de su territorio hizo Decio–Junio–Bruto con sus legiones el año 136 antes de Jesucristo, con motivo de haberse sublevado los lusitanos después de la muerte del célebre Viriato; los avasalló y sujetó, y luego se apoderó de algunas comarcas del pais de los galaicos, que le opusieron la mas tenaz y heroica resistencia En tanto que sitiaba á Bracara salieron los defensores acompañados de sus mugeres á acometer á los soldados romanos, que solo pudieron rechazarlos por su escesivo número; pero las bracaras se distinguieron tanto por sus hazañas en esta sangrienta batalla, que el mismo vencedor no pudo menos de apellidarlas heroínas. Por estas victorias sobre
En Galicia vuelven á encontrarse como en Asturias las romerías, los mercados, las filazones ó serenas en que se reúnen por las noches los jóvenes de ambos sexos, la alegre gaita pastoril, y las leyendas de brujas y encantamentos. Sin embargo, aqui no hay xanas ni huestes, y la grave danza prima de los asturos es sustituida por la alegre muñeira y contrapaso, gracioso y animado baile del que no puede formarse idea por "el grosero y bárbaro que con el nombre de gallegada suele verse algunas veces en los teatros de la corte, La creencia do pájaro da morte, especie de ave negra, fiera y de mirar terrible, que anuncia la muerte de un enfermo, es esclusiva de este pais.
Galicia figuró siempre como una de las primeras provincias de la península española, y tiene copiosas glorias que recordar. Recorreremos brevemente su historia.
El erudito San Isidoro atribuye en sus etimologías, la población de Galicia á Teucro, que en tiempo de la guerra de Troya, y después de muerto su hermano Ayax, no permitiéndole su padre Telamón tornar solo á su patria, emprendió largas peregrinaciones seguido de muchos compañeros, y llegó por mar a estas remotas playas, á las que dio el nombre griego de Gallæcia, que con ligerísima adulteración se convirtió en el actual y que según varios etimologistas, se deriva de gallagalactos, interpretado leche, aludiendo á la vida pastoral que tenían sus habitantes. Otros lo atribuyen al idioma greco–scitio significando blancura, por el color general de aquellos. Aunque no pueden negarse, según los mas antiguos y afamados escritores y las mas acreditadas tradiciones, que los griegos establecieron varias colonias en Galicia, no admite duda que la mayor parte de esta provincia no fue poblada por los galo-celtas. Según Estrabon, Plinio y Tolomeo, los galleci, gallaice ó galaicos, ocupaban un estenso pais mas arriba de los lusitanos, entre el Duero y el mar, formando al parecer una confederación de distintas tribus, entre las que sobresalían las de los bracarios, los celerinos, los gravios, los limicos, los gaporos, los guerguerinos y los artabros ó arrotrebas. Tolomeo los designa divididos en dos grandes porciones, los galaicos-gracarios que ocupan el pais del Sur en lo que hoy se llaman provincias de entre Duero y Miño y Tras dos montes y los galaicos-lucenses, que vivían al Norte en la Galicia–propia y llegaban hasta los países dejos pesicos, pueblos de los asturos. El país de los galaicos era rico (según los citados escritores) en minas de oro, plomo, cobre y minio; en especial el oro era tan abundante, que muchas veces el labrador rompía involuntariamente con la punta del arado, grandes pedazos Según una antigua tradición habia hacia las fronteras de este pais, un monte sagrado al que estaba prohibido tocar con el hierro. Solo cuando el rayo heria la tierra, dice el historiador Justino, lo que acontecia frecuentemente, era lícito recoger el oro que quedaba descubierto, y que se miraba como un presente de los dioses. Los romanos sacaban mucho oro de Galicia, no solo de los montes, sino también de las arenas de los rios, entre las que se encuentran aun hoy algunos granos de aquel precioso metal.
Los galaicos, eran como ya dijimos, en su mayor parte de estirpe gala, y tenian los mismos usos y costumbres y trages que los demás pueblos de su raza que ocupaban otros territorios de la Península, á la que vinieron desde las Galias cerca de 1,600 años antes de J. C. Estrabon describe detenidamente los usos, costumbres y trages de los lusitanos (muy semejante á las de los galos) las que dice son enteramente iguales á las de sus vecinos los galecios, asturos y cántabros, y todos los demás habitantes del Norte de Iberia, que no repetimos aqui por haberlo hecho ya al recorrer á Asturias, y asi nos referimos á lo dicho allí. De los galaicos ó galecios, que moraban en las riberas del Duero, refiere Estrabon que tenian por costumbre ungirse con aceite dos veces al dia, y que usaban estufas templadas con guijarros caldeados, se bañaban en agua fria, no hacian sino una sola comida frugal «y vivían al modo de los lacedemonios.» Esto demostraba el origen griego de los hombres de estas comarcas, asi como los demás galaicos demostraban en todo una ascendencia gala: entre otros recuerdos, el nombre del rio Durio, hoy Duero, principal de su region, derivaba sin duda de la palabra bretona dur, que quiere decir agua. En el pais que ocupan los artabros estaba el promontorio Céltico, hoy cabo de Finisterre, el puerto de Calle á la desembocadura del Durio ó Durius, no lejos de donde hoy Oporto, cuyo nombre es galo–celta, pues quiere decir en esta lengua bahía ó ensenada. También el de la tribu de los gravii, aunque algunos quieren sea corrupción de la palabra greii (griegos) puede derivarse sin violencia de graih, peñasco en la lengua de los galos, que era sin duda la que se hablaba en Galicia antiguamente. En cuanto á su religion, aunque Estrabon asegura que los galaicos no tenian ninguna, sin duda porque no profesaban la suya, se presume era la de los druidas, traída por los galo–celtas á estas regiones tan lejanas de su primera patria, de lo que es una prueba el lucus ó bosque sagrado, que tenian los galaicos–caporos (en donde está hoy la ciudad de Lugo), y en el que se reunian en los plenilunios á adorar con festines y danzas misteriosas á aquel dios innominado que no cabía por su grandeza en ningún templo fabricado por las manos de los hombres. Según Plinio, el término de Luco, «comprendía ademas de los celticos y los lebunos, diez y seis pueblos poco conocidos y con nombres bárbaros que componían un total de 168,000 hombres libres,» y el de Bracara «que se componía de veinte y cuatro poblaciones tenia 173,000.»
Los fenicios visitaron con sus naves las costas é islas de Galicia, y de las llamadas Casiterides, que algunos creen eran las de Bayona, sacaban aquellos comerciantes viageros multitud de estaño. No se empieza á leer en la historia el nombre de Galicia hasta la conquista que de parte de su territorio hizo Decio–Junio–Bruto con sus legiones el año 136 antes de Jesucristo, con motivo de haberse sublevado los lusitanos después de la muerte del célebre Viriato; los avasalló y sujetó, y luego se apoderó de algunas comarcas del pais de los galaicos, que le opusieron la mas tenaz y heroica resistencia En tanto que sitiaba á Bracara salieron los defensores acompañados de sus mugeres á acometer á los soldados romanos, que solo pudieron rechazarlos por su escesivo número; pero las bracaras se distinguieron tanto por sus hazañas en esta sangrienta batalla, que el mismo vencedor no pudo menos de apellidarlas heroínas. Por estas victorias sobre
No hay comentarios:
Publicar un comentario