martes, mayo 31, 2011

Viage ilustrado (Pág. 569)

de tierra, en la que hay una puerta. Dentro de este recinto habia una fuente y varios cuerpos de guardia, y estaba destinado á la fabricación de los palos de los buques, y á la de lanchas y todas las demás embarcaciones menores, lo que hoy se hace en el gran arsenal del Ferrol. Después de este de Carranza, hay una estensa playa en donde hubo siete diques, para contener las maderas que después se empleaban en la construcción. Al estremo opuesto de la citada playa, entre Carranza y el astillero, hay un gran dique destinado también para conservar las maderas bañadas por la marea. Sigue después el astillero, el que se halla ya dentro del recinto de la plaza, ocupando un espacio de ciento quince mil varas cuadradas, y al que da entrada una puerta que está en la estensa plaza llamada Cuadro de Esteiro, de que hemos hablado ya. Hay dentro dos grandes corralones con varios tinglados que sirven para depósitos de maderas, casetas para obradores y cuerpos dé guardia. Desde uno de los corralones se pasa por dos puertas á la parle del astillero mas próxima al mar, y se encuentra un edificio llamado Sala de Galibos, dividido en dos cuerpos. En el primero hay una oficina de cuenta y razón, almacenes y obradores de carpintería. El segundo cuerpo, que no contiene mas que una gran cuadra de cuatrocientos treinta y dos pies de longitud, cincuenta de latitud, con cincuenta y cinco ventanas y dos puertas, está destinado para trazar las plantillas de los buques que se construyen. Inmediatos a la sala de Galibos se ven tres tinglados para depositar las maderas y para trabajar los operarios en tiempos de lluvia. Alli están las doce gradas de primitiva construcción, que son admiradas por los inteligentes, por su solidez y escelente disposición, y miradas como las mejores de Europa. Se han construido en ellas navios de las mayores dimensiones posibles. Cerca de las gradas se encuentran diez y ocho fraguas para todas las obras de hierro que sean necesarias á los buques. Hay también en este astillero tres aserraderos cubiertos, y un pozo de agua dulce muy abundante. Para establecer todas las inmensas dependencias de un establecimiento tan vasto, que es sin duda el primero de Europa en su género, eligió el entendido Alvarez la grande ensenada que forma la ría desde el astillero hasta Ferrol viejo, de escelente fondo y de bastante profundidad para anclar en ella los mayores buques; mas teniendo de ancho la ria en esta parte cerca de milla y media, y soplando en ella con violencia los vientos; con objeto de procurar á los buques el necesario resguardo, concibió Alvarez y llevó á cabo el osado proyecto de elevar fuertes murallas sobre el mar, formando el asombroso arsenal del Ferrol.
Su figura es la de un paralelógramo de mil cuatrocientas veinte varas de longitud, y setecientas de latitud. El lado mas largo es un gran malecón que corre desde la puerta de San Fernando en línea recta sobre las aguas por espacio de novecientas cuarenta varas; en este punto, que tiene de ancho por la parte superior, no menos que cincuenta varas, deja una abertura de trescientas varas para la comunicación necesaria con las aguas de la ria, y luego continua el inmenso malecón por otras ciento ochenta varas, teniendo de ancho setenta. Sus cimientos están á treinta y seis pies de profundidad. Desde esta punta se dirige otro malecón á la parte de Ferrol viejo, formando con el primero un ángulo recto. Al acabar este, parte otro malecón, paralelo al primero, y de igual estension, de mil cuatrocientas veinte varas, el que está en su mayor parte construido sobre un terreno que antes cubrían las aguas del mar, y lo restante sobre la orilla antigua. Dentro de este gran paralelógramo se forma otro también con tres malecones, cuyos lados mayores tienen trescientas varas de largo y cincuenta de espesor, y los menores cien varas de largo y veinte de ancho. Todas estas atrevidas y magníficas fábricas encierran dos grandes dársenas, la mayor tiene quinientas catorce mil varas de superficie, y la menor veinte y seis mil quinientas cincuenta. Los malecones están en su mayor parte fundados sobre cimientos situados á muchas varas bajo el agua, y revestidos de piedra de sillería, y sustentan casi todos soberbios y grandiosos edificios también de sillería; solo el malecón de Oeste, que es el mas combatido por las olas, sostiene una terrible batería no menos que de ciento veinte y dos piezas de grueso calibre. Dos frentes de este arsenal están bañados por la ria, y por la parlé de tierra está también aislado por un gran dique para maderas, y por un largo foso que se cubre de agua con la marea. Dos puertas dan entrada á este inmenso edificio, la una se halla en la alameda, y para llegar á ella se atraviesa el foso por un puente. Encima de ésta puerta se alza una torre cuadrada y compuesta de cuatro cuerpos, que remata en un reloj. El segundo cuerpo de la torre es una capilla en la que se celebra misa los días de fiesta, y la que oyen los dependientes del arsenal desde una plazuela que está al frente. Un lado de esta se ve ocupado por las casas del comandante subinspector délos arsenales, y los otros por cuerpos de guardia. Después de la citada plazuela, está la gran dársena , y torciendo á la izquierda, un magnífico edificio de trescientos veinte y siete pies de longitud, ciento de latitud y cuarenta y dos de alto, dividido en cinco estancias distintas. Paralelo á este edificio hay otros de iguales dimensiones, aunque algo mas bajo. Uno y otro son muy sólidos y construidos enteramente de piedra, y sirven de almacenes generales. Otro que se alza cerca de estos y que tiene trescientos cincuenta y dos pies de largo y setenta y ocho de ancho, está destinado á las herrerías. Compónese de dos cuerpos; el bajo, que es donde se fabrican las obras gruesas, tiene en su circunferencia treinta y dos fraguas y otras cuatro mas grandes en el centro: aqui habia en otro tiempo hasta ciento cuarenta y cuatro trabajadores. El piso superior en que se fabrican objetos de cerrajería, contiene veinte y cuatro fraguas, y se ocupaban en él ciento setenta y dos operarios. Una parte de este edificio está destinada para la fundición de obras pequeñas, ocupándose en ellas setenta oficiales. Cerca de estas magnificas herrerías está otro edificio aislado que contiene el obrador de intrumentos náuticos establecido por Baleato, célebre maestro de cerrajería, en 1785. Compónese de grandiosos talletes y un bonito gabinete para guardar las instrumentos ya acabados. Inmediato al laboratorio de Baleato está el gran dique de las maderas, que ocupa un espacio de seiscientas treinta y cinco varas de longitud, y veinte de latitud. Las maderas flotan cuando crece la marea, y están contenidas por unos fuertes murallones, y una puerta de estacas que separan al dique de la ria. Inmediato al dique hay un estenso campo que sirve para depositar el carbon de piedra y los escombros, el cual está cercado por un buen murallon. Al estremo de este campo hay un grande edificio aislado llamado el

viernes, mayo 27, 2011

Viage ilustrado (Pág. 568)

da de un general, 1,200 hombres y algunos caballos muertos, y varias lanchas y botes que olvidaron por la precipitación y desorden. Los españoles perdieron asimismo 230 hombres y tuvieren tambien que lamentar el incendio de algunos montes y casas de campo. El general francés Soult, á la cabeza de 8,000 hombres se apoderó por capitulación del Ferrol el 27 de enero de l.809, después de algunos dias de sitio. Tambien fue asediada esta villa por los franceses y realistas en 1823, y hubo de abrirles las puertas. Las armas del Ferrol consisten en una torre almenada, de la que está suspendido un gran farol, lo que parece aludir al origen que dijimos se suponía tener el nombre de la villa. Divídese esta en tres partes denominadas: Ferrol viejo, Ferrol nuevo ó la Magdalena, y Esteiro. La primera, como indica su nombre, está formada por la primitiva vida, presentando el desagradable aspecto de los pueblos antiguos, calles estrechas y tortuosas, casas pequeñas y desiguales, etc., etc. El Ferrol nuevo es por sí solo una población lindísima; su planta es un paralelógramo de trescientas mil varas cuadradas, cuya longitud atraviesan siete calles, compuestas de hermosas casas, las que son cruzadas por otras nueve. Todas están tiradas á cordel, y tienen diez varas de ancho. En el Ferrol nuevo se hallan también tres hermosas plazas; las dos primeras, la del Carmen y la de los Dolores, formando cada una un rectángulo de ciento veinte varas de longitud y ciento diez de latitud; en la otra está situada la hermosa casa que sirve de cárcel y ayuntamiento, de que hablaremos después. Las manzanas que forman las casas son enteramente iguales en figura de rectángulo, cuyos lados mayores tienen cien varas de estension y los menores cuarenta. El Ferrol nuevo no data mas allá de mediados del siglo pasado, pues se construyó al mismo tiempo que los arsenales. De aquella época es el Esteiro, cuyas calles, aunque no tienen la igualdad de las del Ferrol nuevo, están alineadas. En este barrio hay también una gran plaza, llamada el Cuadro, la que forma un paralelógramo rectángulo. Toda esta hermosa población está rodeada de fortificaciones compuestas de muros aspillerados, baluartes y baterías donde pueden colocarse doscientas nueve piezas de artillería, y que forman un perímetro de ocho mil cuatrocientas varas. Fueron terminadas estas obras de defensa en 1774.y ascendió su coste á 3.000,000 de reales. Las puertas de la villa son en número de seis, de las que tres dan á la marina, y tres á la parte de tierra. Los edificios públicos del Ferrol son muchos y magníficos; daremos de ellos una breve noticia. La parroquia del pueblo, que tiene por advocación San Julian, y cara curato, que es de término, es presentación del conde de Lemos, antiguo señor feudal de toda esta comarca, está situada en el centro del Ferrol nuevo, y fue acabada en 1772. Forma su entrada un elegante vestíbulo de tres arcos de piedra de sillería, que corresponden á otras tantas puertas. La fachada, que es elegante, sencilla y suntuosa, está terminada por un frontispicio con una cruz de hierro dorado y varios remates piramidales, y tiene á sus flancos dos graciosas torres le sillería. La planta de toda la iglesia es cuadrada, y sobre su área se alza un crucero formado por cuatro capillas y una espaciosa media naranja coronada por una elegante linterna. El interior es de muy buen gusto y espacioso; reina en él, asi como en el esterior, el órden compuesto. La parroquia castrense, que hasta 1847 ocupaba la bonita capilla de San Fernando, edificada en Esteiro en 1735, se trasladó á la iglesia del convento de San Francisco, fundada en el Ferrol viejo en el siglo XIII por uno de los compañeros del citado santo, y reedificada con mejoras en 1377 por Fernán Perez de Andrade, progenitor de los actuales duques de Alba como condes de Lemos. Aunque la planta de este edificio es rectangular, la iglesia es en figura de cruz, con cuatro capillas y una media naranja. El interior está decorado con pilastras de orden toscano y la fachada con otras de orden dórico. También tiene dos torres que están sin acabar. Ademas de las dos iglesias referidas hay nueve capillas, unas antiguas y otras de época muy reciente, mereciendo particular mención la de los Dolores y la del Cementerio. La cárcel es un bonito edificio aislado, inmediato á la alameda, de mucha solidez y simetría, y que presenta su principal fachada á la plaza mayor. Es uno de los edificios de su género mejores de España por la comodidad y buen orden de sus encierros. En un elegante y estenso salon del mismo celebra el ayuntamiento sus sesiones y tiene sus oficinas. La casa llamada consistorial ó de la villa, está situada en el Ferrol nuevo, y en sus espaciosas estancias se encuentran la escuela pública y la cátedra de latinidad. El hospital de caridad es un magnífico edificio, moderno también, y situado en la calle de Canido; fué fundado en tiempos antiguos en el Ferrol viejo con los piadosos objetos de hospedar los peregrinos, y curar enfermos pobres; hoy decaído y falto de recursos, como todos los establecimientos de su clase en nuestra desgraciada patria, á causa de la inversion dada á los bienes eclesiásticos de que se sostenía, puede albergar apenas cuarenta enfermos, número insuficiente para las necesidades de la población. Hay en este establecimiento una escuela de niñas pobres y una iglesia muy capaz, dedicada al Espíritu Santo. El hospital militar es un edificio bastante espacioso, situado en Esteiro, construido en 1751. Su fachada presenta una escelente vista, tiene á un lado su capilla, con advocación de la Virgen de los Dolores, y al otro una torre con un reloj. Hay en este hospital una buena botica y cementerio; los enfermos que acoge suelen ascender de ochenta á ciento. También merecen consideración, ademas de los referidos, los edificios del cuartel de guardias marinas; otro, no concluido, dedicado al mismo objeto; el cuartel de la plaza; las casas de la capitanía general del departamento, é intendencia; la contaduría, la aduana, el matadero, y sobre todo los magníficos arsenales que son la admiración de todos, y que exigen una descripción particular, si bien tan sucinta cual conviene á la índole de nuestra obra.
Después del establecimiento del arsenal en la villa de la Grana, como dijimos en la parte histórica, se hicieron en Esteiro doce gradas de construcción, que se terminaron en 1731, y que hoy subsisten. Luego se edificaron la dársena para resguardo y seguridad de los buques, los diques para carenar en seco toda clase de aquellos, y las obras del interior del arsenal y sus accesorios, en el espacio bien corto de 1732 á 1770, bajo la dirección del general de marina, don Cosme Alvarez. No lejos del Ferrol está el arsenal llamado de Carranza que ocupa un área de ciento cuarenta y siete mil varas cuadradas, cercado por la ria, y por una fuerte muralla por la parte

sábado, mayo 21, 2011

Viage ilustrado (Pág. 567)

como en la Palma y San Martin, hizo retroceder y retirarse á los soberbios hijos de Albion.
Próximo al castillo de la Palma, que como ya dijimos quedaba á nuestra derecha, está la punta que forma la embocadura de la ensenada del Baño, y en seguida se halla (á la misma banda) el pueblo y puerto de Mugardos, capital del ayuntamiento de su nombre, que tiene un buen fondeadero, y de población 1,782 habitantes, los que se ocupan, en su mayor parte, en la pesca de sardinas, pulpos, lenguados, acedías, congrios, mielgas, besugos, merluzas y otros muchos peces que profusamente ofrece este mar privilegiado. Hay en Mugardos una parroquia dedicada á San Julian, una ermita, dos molinos harineros, cinco telares de lienzos y seis fábricas de salazón. Los buques que pertenecen á los vecinos de este pueblo, son: veinte y un faluchos, veinte y nueve lanchas, ocho minuetas y noventa y dos botes. San Vicente de Meá es otro puerto distante un cuarto de legua de Mugardos y perteneciente á su ayuntamiento. Comprende esta feligresía 716 almas. Cerca de ella está otro pueblo y puerto llamado San Juan del Seixo. Al frente en la orilla opuesta de la ria, y por consiguiente á nuestra izquierda, vimos el pueblo y feligresía de San Andrés de la Graña; tiene un escelente fondeadero bastante espacioso para contener en seguridad un gran número de buques. Está situada esta villa en una ladera escarpada, y sus casas, que son en número de quinientas, forman una Y griega. Las calles son costaneras; hay una plaza, hornos y almacenes de víveres para la armada, iglesia parroquial dedicada á San Andres, tres ermitas, una con la advocación de San Cristóbal, y otra con la de Santa Rosa de Viterbo, construida en 1743, digna de observación por su buena arquitectura y bellas imágenes, y otra de la Orden tercera, que ocupa el centro de la población. Tiene esta muy buenos y deliciosos paseos, en especial el que por la orilla del mar conduce al castillo de San Felipe, y el que desde el barrio de la Cabana va al Ferrol. En la Cabana hay un dique con sus almacenes y oficinas correspondientes, todo de propiedad particular, para la construcción y carena de los buques mercantes. Hay en la Graña escelentes fuentes, que surten de agua á los buques de guerra y mercantes antes de emprender largas navegaciones, y varios molinos harineros, y sus habitadores son en número de 1,256. Pertenece al ayuntamiento y partido judicial del Ferrol, del que es un arrabal y dista media legua. Cuenta esta villa de la Graña algunos siglos de existencia, pues en 1344 el rey don Alfonso XI concedió á sus moradores privilegio de nobleza notoria, y libertad de tributos en recompensa de los servicios prestados por Nuño Freire de Andrade, conde de Lemos y de Andrade, señor jurisdiccional de todo este territorio, y en especial, por haber acudido con mucha gente del pais á la famosa batalla del Salado, ocurrida el 30 de de octubre de 1340, cuyo privilegio confirmaron después los reyes don Enrique II y don Juan I.
Entre la Graña y el Ferrol está el feraz y frondoso valle de Serantes, que forma una ensenada, la cual da paso al riachuelo del mismo nombre, y á otros que van á verter sus aguas en la ria. Desembarcamos en el muelle del Ferrol, y después de descansar de nuestro viage, recorrimos con mucho detenimiento aquella hermosa población, examinando cuidadosamente cuanto ofrece de curioso y de notable: he aqui el resultado de nuestras observaciones.
Esta villa es indudablemente de remota antigüedad, aunque, como es natural, de origen desconocido. Lo cómodo del puerto atraeria á algunos pescadores y marineros á edificar en este sitio sus chozas que, con el tiempo, se convirtieron en casas. La opinion de Romey, que fija en este lugar la antigua Abobrica, carece de todo fundamento y esta victoriosamente refutada; mas probable es el que el nombre de Ferrol se derive del farol que guiase á su puerto. En 1214 el obispo de Mondoñedo, que se llamaba Pedro, autorizó una escritura, en que un hidalgo que tenia por nombre Hernando Veremundin, empeñaba varias posesiones que tenia en el Ferrol. Alfonso XI en 1344 habla en un privilegio concedido á la Graña, de la villa del Ferrol. En los años de 1348, 1400 y 1403, se vio esta población afligida con el terrible azote de la peste, y en 1368 casi toda fué reducida á pavesas por un incendio casual. Desde aquel tiempo, y reinando Felipe II, data el origen de la importancia marítima del Ferrol, pues habiéndose los ingleses apoderado de Cádiz, se reunieron en Lisboa muchos buques españoles que escaparon de aquel desgraciado combate, y de allí se trasladaron al Ferrol, que les ofrecia mayor seguridad. Desde este puerto salió, por mandado del citado Felipe II, una escuadra contra Inglaterra; pero los buques que la componían fueron dispersados y maltratados por una furiosa tempestad. Preparáronse en el Ferrol otras nuevas embarcaciones para repetir la acometida, cuando el conde de Esex, almirante de la reina Isabel de Inglaterra, vino á atacar al Ferrol con cuarenta buques de guerra, y setenta de trasporte, con tropas de desembarco; pero no se atrevió á realizarlo por lo áspero y escarpado de la costa, y por dos pequeños castillos que entonces la defendían. En 26 de marzo de 1690 desembarcó en el Ferrol la reina María Ana de Neubourg, segunda muger de Carlos II. Este declaró el año siguiente á los vecinos del Ferrol exentos del servicio de levas de soldados y marineros. Habiéndose empezado á formar un arsenal en la villa de la Graña, de orden de Felipe V en 1726, y construídose ya algunos buques en él, se observó que, cerca del Ferrol, y en el sitio llamado Esteiro, habia un lugar mas á propósito; edificáronse allí algunas gradas, y se dio principio en ellas á construir buques. El referido monarca Felipe V, en atención á la extraordinaria miseria que padecía este territorio y villa, la declaró exenta de contribuciones en 1737. Fernando VI, y su ilustrado ministro, el marqués de la Ensenada, se propusieron formar en el Ferrol un establecimiento naval de primer orden, y dieron principio a las suntuosas obras del arsenal, que después continuó y terminó el gran Carlos III, el cual eximió en 1768 al vecindario de esta villa del servicio de milicia provinciales. El 20 de agosto de 1800, recibida en el Ferrol la inesperada nueva de que los ingleses desembarcaron en la playa de Doniños, se reunió de improviso un cuerpo de 1,500 hombres al mando del mariscal de campo conde de Donadío, y salieron en busca de los enemigos, los que, á pesar del ardimiento y esfuerzo de los españoles, les obligaron á cejar por la enorme desigualdad del número, y hubieron de retirarse al Ferrol y defenderse tras sus murallas. Rechazados los ingleses, como dijimos en otro lugar, del castillo de San Felipe, y temiendo la mudanza del temporal, se reembarcaron precipitadamente y abandonaron esta costa con la perdí–

jueves, mayo 19, 2011

Viage ilustrado (Pág. 566)

na, estaba Munia con el tierno infante en los brazos, sentada á la orilla de un rio, cuando de repente estalló una furiosa tormenta y un rayo cayó no lejos de ella: estremecida y asombrada con el terrible estampido del trueno, dejó caer el niño que rodó hasta el rio y desapareció para siempre entre las aguas. Munia, casi loca con tal desgracia, corrió desesperada por los campos y los montes, y su estrella la guió al camino que traia Alvar, que volvía alegre al castillo á anunciar la venida de su señor, quien tornaba victorioso de los moros. Munia sin poder articular una palabra cayó desfallecida en los brazos de su esposo, que al cabo de largo rato logró volverla en sí, y que le esplicase el terrible suceso que causaba su quebranto. Alvar condujo á su esposa á la choza de un pastor que cerca de aquel sitio estaba, y la hizo recostar para que recobrase el reposo en tanto que él velaba por su seguridad á la puerta de la cabaña. Comenzaba á amanecer, después de una larga y tormentosa noche, cuando el sayón del castillo, seguido de algunos hombres de armas llegó cerca de la choza que albergaba á los esposos. Eran enviados aquellos por doña Aldonza que al entrar en su alcázar supo la muerte de su tierno hijo, y la huida de la nodriza. Aquella madre desolada, armada del omnímodo poder del feudalismo, había ordenado la llevasen la cabeza de su vasalla, que había dejado perecer el hijo que la confiara. Pugnaba el sayón por entrar en la cabaña para apoderarse de su víctima, pero Alvar se había arrojado á sus plantas y estrechaba fuertemente sus rodillas pidiéndole no le privase de una esposa que formaba sus delicias y á la que amaba mas que á su propia vida. Nada podía ablandar al siervo encargado de aquella ejecución sangrienta, y ya iba, auxiliado por los hombres de armas, á penetrar en el asilo de Munia, cuando Alvar concibió de repente una idea terrible aconsejada por el ardiente amor que profesaba á su joven compañera. «Llévale, dijo al sayón, mi cabeza á la señora en lugar de la de Munia y no turbes el sueño de esta. —¿Estás loco? le contesto aquel. —Si; ¡por el cielo! accede a mis ruegos... toma esta bolsa que cogí en la toma de un castillo moro, pero llévale mi cabeza al ama, y deja libre á mi esposa.» Consintió por fin el verdugo señorial en el cambio, y el generoso Alvar inclinaba dulcemente su cuello bajo el hacha, cuando se abrazó con él su esposa que había escuchado sus últimas palabras. En aquel momento, el hacha levantada cayó, é hirió de muerte á ambos esposos. Dos robustos y elevadísimos pinos cuyas ramas se confunde y cuyos troncos están casi juntos, señalan el lugar de su tumba.
Desde la ria de Cedeira, vuelve la costa á tomar la dirección del Sudoeste hasta el cabo de Priorio, de allí va al Sur, por espacio de una legua hasta otro cabo llamado de Priorio–Chico, quedando un cuarto de legua antes de este la ensenada de Doniños, que pertenece á la feligresía de San Roman del señorío del conde de Lemos, y en la que el 25 de agosto de 1800 desembarcó el almirante inglés Warrem, y el general de tierra Pulney á la cabeza de 18,000 hombres que ocupaban ciento y ocho buques, con objeto de apoderarse del importante punto del Ferrol, que dista solo una legua; pero hubo de reembarcarse con los suyos el 27 después de haber sostenido en este punto de Doniños una acción con 1,500 soldados españoles de la guarnición del Ferrol, mandados por el general conde de Donadío. En el centro de la citada feligresía, hay una gran laguna próxima á la mar en cuya orilla se ve arruinado el antiguo castillo de Oesteiro, y á la izquierda de la laguna la vigía de Monte–Ventoso, el que se eleva 286 varas sobre el nivel del mar, y desde donde se descubre un espacio inmenso. En el citado cabo de Priorio–Chico, se empieza á formar la renombrada ria del Ferrol que es propiamente un gran golfo llamado por los romanos Portus Magnus Artabrorum, y en él se hallan las rias de Ares y la Coruña. Entre el referido cabo de Priorio–Chico, y la punta del Segaño, se estrecha la ria (1) por espacio de una legua, al cabo de la cual se ensancha considerablemente, y se estiende casi por otra legua y media, terminando en el puente de Jubia, en cuyo punto desagua el rio de este nombre. La ria de que hablamos forma uno de los mas seguros y magníficos puertos de Europa, y sus orillas, cubiertas de pueblos, aldeas, castillos y feracísimos valles, presentan el mas risueño y pintoresco aspecto. Para gozar mejor de tan bella perspectiva se hace por el mar el pasage desde Doniños al Ferrol. Después de pasar el angosto canal que forma la ria, y del que hablamos arriba, dejemos á nuestra derecha los castillos de San Martin y La Palma, que dista uno de otro como 900 varas, y á la izquierda el fuerte de San Cárlos y el hermoso y fuertísimo castillo de San Felipe, que está situado al frente del de San Martin. Medía entre ambos un brazo de mar de 600 varas de anchura, y una gruesa cadena de eslabones colosales, cierra por esta parte la entrada de la ria de uno á otro castillo. El de San Felipe, edificado en un promontorio que forma la costa, domina la ria de tal modo, que seria por sí solo suficiente para defender la entrada de aquella de cuantas fuerzas navales intentasen combatirlo. Es capaz de una guarnición de 1,000 hombres, y de 190 cañones; está construido de piedra de sillería y todas sus habitaciones y departamentos á prueba de bomba. Compónese esta interesante fortaleza de una batería baja, de otra mas alta y de la que formaba el recinto del castillo antiguo que está á barbeta y las otras dos á merlones, con sus correspondientes esplanadas de piedra de sillería. Las defensas por la parte de tierra, consisten en un hornabeque con su foso y camino cubierto en el que hay dos caponeras. La escarpa, que tiene 42 pies de altura, la contra–escarpa, el parapeto del camino cubierto, el de la plaza de armas, las baterías y el pavimento de las murallas, todo es de sillería. Hay en este castillo fuente, un gran algibe á prueba de bomba, un hornillo para bala roja, casa cómoda para el gobernador, y pabellones para los oficiales, etc., etc. Por la ligera reseña que acabamos de hacer conocerán nuestros lectores la grandísima importancia de este hermoso castillo que es la verdadera llave de la ria y puerto del Ferrol. Bien lo conocieron los ingleses, pues en el referido año de 1800 dirigieron todos sus esfuerzos para hacerse dueños de él. A la sazón estaba indefenso y abandonado, sin guarnición, sin artillería montada, y sin repuestos de ninguna especie; mas el valor de algunos trabajadores del arsenal, y los fuegos de varías piezas que se lograron montar, tanto en San Felipe

(1) Antes de llegar á este estrecho están las baterías del cabo Priorio–Chico, de Canelas, de Viñas, de Cariño y San Cristóbal por la parte del Norte, y al Sur la del Segaño. Todas son grandes y sólidamente construidas. En algunas hay hornillos para bala roja.

lunes, mayo 16, 2011

Viage ilustrado (Pág. 565)

de rebajar la preponderancia aristocrática, diputaron á don Fernando de Acuña para gobernador de Galicia, y al jurisconsulto García de Chinchilla para resolver sobre la situación de Pardo de Cela. Congregaron junta del reino en la ciudad de Santiago, y decretaron la pena de muerte contra el mariscal y otros cómplices.
Pardo de Cela se reforzó altivo y sereno en el mencionado castillo de la Frouseira, y para la toma de esta fortaleza y prisión del mariscal comisionaron al capitán francés Luis Mudarra, con la fuerza suficiente para ambos objetos. Algunos parciales de Pardo de Cela se entregaron por la desconfianza del éxito á los regios comisionados. La defensa del castillo de la Frouseira estaba preparada con decision é inteligencia: la toma de esta fortaleza ofrecía muchos peligros. Luis Mudarra prefirió el soborno á la táctica militar: logró corromper hasta veinte y un individuos de la confianza del mariscal, y en la noche del 7 de diciembre de 1483, cuando dormia Pardo de Cela, penetró el enemigo en la fortaleza, y se apoderó no solo de la persona del mariscal, sino de otros hidalgos, cómplices suyos.
Pardo de Cela fué conducido á la ciudad de Mondoñedo, y temerosos los regios comisionados de que sus parientes y confederados Pedro Bolaño y Pedro Miranda replegasen sus fuerzas sobre la población, ordenaron la decapitación del mariscal, la que tuvo lugar en 17 de diciembre, pocos dias después de su captura.
Su esposa doña Isabel de Castro, que á la sazón se hallaba en Valladolid, pidió á la reina Católica un rasgo de clemencia para Pardo de Cela, pero nada alcanzó. Posteriormente se le devolvieron los bienes confiscados, con escepcion de los pertenecientes á la mitra, y fueron declarados perjuros, y en lo sucesivo inhábiles ellos y sus sucesores por algunas generaciones, para ser testigos en cualquiera información. El castillo de la Frouseira fué completamente demolido á la muerte de Pardo Cela: solo en la cárcel de Mondoñeedo se conserva una enorme cadena de hierro que en él habia, y á la cual se le llama desde entonces la Mariscala.
Con objeto de recorrer en parte la pintoresca costa de Galicia, de que tan bellas y repetidas descripciones se han hecho, se debe retroceder algún tanto desde Mondoñedo, para visitar la villa de Vivero, tan renombrada por sus lienzos, de que en Madrid se hace gran consumo.
Está Vivero construido sobre peñascos sobre la falda del monte Chamorro, y á la orilla de la ria de su nombre, llamada en otros tiempos Arrotreva, que está formada por el río Landrove, que después de nacer en el monte del Histral, y atravesar un espacio de cuatro leguas, entra en el mar en este puerto. Este rio que también tiene hoy el nombre de Vivero, riega muchos maizales, da impulso á varios molinos, y produce abunante pesca. Le cruzan algunos puentes, de los que hay uno bastante suntuoso en la villa que en este momento es objeto de nuestros recuerdos. Según Huerta, historiador de Galicia, y Rodrigo Méndez Silva (en su población de España) es Vivero villa muy antigua, conserva vestigios del tiempo de la dominación romana, y fué trasladado al sitio que hoy ocupa por el rey den Pelayo, el que la concedió grandes franquicias y privilegios por los especiales servicios que sus moradores le prestaran contra moros. Si se ha de dar crédito á dichos historiadores, el sitio antiguo de esta población, era en el mismo en que hoy se ve una capilla dedicada á San Pedro á una legua de distancia. La campiña que circunda la villa, tendrá como uno legua de largo, y un cuarto de ancho, y en ella está la parroquia de Santa Maria de Galdo. Es como todo lo de Galicia y Asturias, muy risueña y pintoresca; y de producciones abundantes y variadas.
El puerto de Vivero es cómodo y bastante capaz para contener gran número de embarcaciones menores, y en él hay un astillero para la construcción de aquellas. Es también esta villa cabeza de un partido judicial de ascenso, que contiene cuarenta y seis feligresías, tiene ayudantía de marina, aduana de cuarta clase, dos parroquias, una dedicada á Santa María, y otra á Santiago, un convento de religiosos, dos de monjas, un pequeño seminario, y 4,606 habitadores. La industria mas considerable es la de lienzos, que según parece, data ya de tiempos muy remotos. Apenas hay una muger en Vivero que no hile cada año una tela, que después dan á tejer á otras. La mayor parte del lino que aqui se gasta viene de Rusia, lo que es bastante común en Galicia, y por lo que se le da el nombre de lino de la mar. El resultado anual de esta manufactura, sube á mas de 300,000 varas de lienzo, sin contar las telas de estopa y estopilla, la que se estrae en su mayor parte para las provincias de Castilla.
Después de Vivero, siguiendo la costa, se encuentra la ria de Barés, llamada por los romanos Florius, y la villa de Santa María de Barés antiguamente Barum. En el puerto inmediato que se halla á la desembocadura de la citada ria, hay un muelle de construcción romana, pero en completo abandono. Entre Barés y Ortigueira está situado el antiguo solar de la familia de Vivero, de cuyo linage fué Alonso Perez de Vivero, contador mayor del rey don Juan II, y señor de Fuen–Saldaña, a quien hizo arrojar por un balcón en Burgos, el favorito don Alvaro de Luna. Siguiendo nuestra marcha bailamos el puerto de Espasante, y á la distancia de una legua la ria de Santa Marta formada por el río Mera que entra en ella por la parte del Sur. Los puertos de Santa Marta y de Cariño son pequeños y solo permiten la entrada de cachemarines y otros buques menores; pero abundan mucho en esquisita pesca. Desde aquí se avanza la costa hacia el Norte formando el Cabo de Ortegal, conocido en los tiempos de la dominación romana con los nombres de Promontorium–Trilemum y Lapatia–Coru; después no se encuentra ningún puerto hasta la ria de Cedeira distante tres leguas y media. El puerto de este nombre es bastante capaz/y está defendido por una balería de quince piezas con parapetos de pizarra. En Cedeira se refiere la siguiente leyenda.
En los turbulentos siglos de la edad media, una honrada labradora llamada Munia, jóven, y casada con un hombre á quien amaba mucho, dio á luz una criatura muerta, circunstancia que hizo fuera elegida para nodriza de un niño que dos dias antes había nacido de doña Aldonza, esposa del señor feudal del territorio. Alvar, el esposo de Munia, estaba ausente á la sazón siguiendo el estandarte de su señor en la guerra, y la aldeana como era natural, estaba triste y cavilosa pensando siempre en la vuelta de su marido. Un dia que la castellana se ausentó momentáneamente de su alcázar, para ir en romería á una ermita cerca–

sábado, mayo 14, 2011

Viage ilustrado (Pág. 564)

El palacio episcopal, bastante cómodo y espacioso, está inmediato á la catedral, y tiene comunicación con ella por el claustro. El seminario es un magnífico edificio, que estaba en el siglo XVI situado en la plaza, y se trasladó en 1770 al lugar que hoy ocupa en las huertas del Torrillon. Este seminario era casi una universidad, y Carlos III dispuso que los discípulos estemos fuesen incorporables para todas las carreras en las universidades del reino. En el dia está, como todos los establecimientos de su clase, en la mayor decadencia: sin embargo, concurren á él sobre 200 niños.
La casa de ayuntamiento situada en un ángulo de la plaza es espaciosa y de buena construcción. A su entrada se lee la siguiente cuarteta:


Aquí dentro no ha lugar
Pasión temor ó interés;
Solo el bien público es
Lo que aqui se ha de mirar.
1584.


Tiene Mondoñedo ademas un buen cuartel, un hospital, casa de espositos, un teatro, una cárcel y un paseo con regular arboleda en el campo de los Remedios. La historia civil de esta ciudad es bastante descarnada; no asi la eclesiástica de la que abundan los datos y noticias. Su origen desconocido sube á remotos siglos, y parece que su primitivo nombre fué Ontonia. En tiempo de los reyes godos se trasladó á Britonia, hoy Santa María de Bretoña, á dos leguas de Mondoñedo (1). la silla episcopal Lambriense; pero siendo acometida por los moros la ciudad de Britonia en 738, fué totalmente destruida. La misma suerte sufrió Ontonia, que opuso á los sarracenos una tenaz resistencia; pero habiéndolos arrojado de este territorio el belicoso rey Alfonso I el Católico, en 742, empezó, aunque lentamente, á renacer de sus escombros. Parece que volvió esta comarca poco después al dominios de los moros, pero fué recobrada de nuevo por Alfonso III el Magno en 870. La arruinada sede de Britonia, habia sido desmembrada de una gran parte del territorio que tenia en Asturias, desde los tiempos de Alfonso el Casto, para formar el nuevo obispado de Oviedo: pero en el citado año de 870 vino huyendo de los moros á esta comarca. Sabarico, obispo del célebre monasterio de Dumio, junto á Braga, y fijó su silla á tres leguas de Mondoñedo, cerca del mar, en el lugar de San Martin, llamándose desde entonces la antigua sede de Britonia, con el nombre de Dumiense. Por este tiempo un conde ó gobernador de la ciudad que nos ocupa, llamado Gomez Arias de Castro, la hizo libre de pechos, sin duda con el objeto de aumentar el número de sus pobladores.
Permaneció la silla dumiense en San Martin hasta 1112, en cuyo tiempo, por disposición de la reina doña Urraca, se trasladó á Villamayor, del valle de Brea, ó sea Mendumieto ó Mondumeto, como dicen las escrituras de aquel tiempo. Estas repelidas traslaciones hicieron que los prelados de esta diócesis se intitulasen unas veces dumienses por el origen, otras valibriensis, por el lugar en que tenian su catedral, otras britonienses, por la iglesia que sustituían, y finalmente mindunienses, por la nueva iglesia y ciudad que poblaron en tiempos mas posteriores, lo que causó bastante confusion en los anales eclesiásticos. En 1206 se trasladó la sede por orden del rey Fernando II á Rivadeo, aunque conservando la denominación de Mindoniense, pero en 1233 regresó á Mondoñedo (2). El rey don Fernando IV, el Emplazado, concedió en 1311 el señorío temporal de esta ciudad á sus obispos, los que lo conservaron hasta nuestros días. En 1808 fueron sorprendidas y dispersadas en Mondoñedo las tropas españolas por las francesas que mandaba el general Mathiu. Esta ciudad eminentemente teocrática, no solo tuvo escelentes y benéficos prelados, sino que también produjo muchos ilustres eclesiásticos, entre otros don José Cayetano Luaces, obispo de Palencia, y fundador del hospicio de Valladolid , y don Antonio Rubiños del Monte, ilustrado canónico magistral de Coria.
No queremos dejar á Mondoñedo sin hacer mérito del célebre mariscal Pardo de Cela, uno de los nobles mas poderosos de Galicia. Poseía muchas jurisdicciones y fortalezas, entre las que se contaban el castillo de Santa Cruz, del valle de Oro, castillo de Villa–Juan, casa de Villa Guisado, fortaleza de Sobrado de Aguiar, casa fuerte de la Barreira, casa de Santa María de Saavedra, castillo de Penadreda y otros muchos demolidos en tiempo de las comunidades. De joven estuvo en el servicio de las armas, reinando Enrique IV, y en la época de los Reyes Católicos fué ascendido á la alta dignidad de mariscal.
Se casó con la sobrina del obispo de Mondoñedo don Pedro Enriquez ; Isabel de Castro era su nombre; y este le dio como bienes dotales, la mayor parte de las rentas, señoríos y fortalezas que pertenecían á la mitra. Entre estas se contaba el castillo de la Frouseira. A la muerte de este obispo, el mariscal se negó á la devolución de estos bienes, y confiado en el valimentó y poder de que podía disponer, hizo resistencia á las repetidas demandas de los que por orden del obispo le hostigaban á que devolviese las pertenencias y los frutos de la mitra. Nada importaba el carácter sacerdotal de estos enviados, porque cogidos en sus estados, y por su gente, eran víctimas de severos castigos, y hasta de la muerte. El mariscal no tomó en cuenta los anatemas y bulas condenatorias que en el concepto de raptor de la iglesia espedia el pontífice contra su persona: solo quería la integridad de sus derechos, y únicamente combatía toda clase de invasion en sus estados. Hubo por medio mandatos de los reyes y decisiones del tribunal superior promovidas por el entonces obispo de Mondoñedo don Fadrique de Guzman, que por evitar la saña de Pardo de Cela se habia retirado á la córte; pero el estado imponente de Mondoñedo y de Vivero, donde el mariscal ejercía amplia jurisdicción, hacia imposible toda resolución enérgica. Entonces (1840) los Reyes Católicos

(1) Ademas de su iglesia parroquial de Santa María, que por sus nueve arcos grandiosos y antiguas lápidas con sus inscripciones, manifiesta haber sido la primitiva catedral, conserva Britonia muchos vestigios de sus fortificaciones, y del palacio del obispo. Fué esta población, que entonces se llamaba Brutonia ó Britania, incendiada por los árabes.

(2) A instancias de la villa de Rivadeo, el obispo de Mondoñedo don Ñuño II y su cabildo, se comprometieron por escritura en 1270 á poner en ella una colegiata, compuesta de un canónigo y cuatro racioneros, como se verificó y aun subsiste. Esto fué para conservar el recuerdo de haber permanecido en la citada villa la catedral y el obispo.

jueves, mayo 12, 2011

Viage ilustrado (Pág. 563)

ludable y de una campiña deliciosa, y tiene una iglesia parroquial con el título de colegiata. Su origen es remoto, y conserva restos de un astillero para la constricción de buques, que se supone existia aun en 1628. En lo antiguo estuvo murada con dos castillos para su defensa. Su nombre indica su situación á orillas del Eo, cuyo rio nace en el valle de Pedroso, no lejos de Lugo y después de haber corrido cinco leguas hacia el Norte empieza en el lugar de Conforto á servir de línea divisoria entre Asturias y Galicia por espacio de tres leguas y media.
Rivadeo es desde largos tiempos cabeza de un condado que poseyó la familia de Villandrado, y hoy está unido á la casa de los duques de Hijar. Los condes de Rivadeo tenían y conservan el singular privilegio de comer con el rey el dia de Reyes, siempre que lo hace en público, y recibir luego el vestido completo que usa en semejante dia. Esta circunstancia nos hace recordar naturalmente haber visto cien veces en Madrid la ceremonia de la traslación del trage, que se hace en un coche de etiqueta escoltado por alabarderos ahora, y antes por guardias de corps, en el que va dentro un gefe de palacio que lo presenta en una bandeja de plata al duque de Hijar, como conde de Rivadeo.
He aqui el origen de este privilegio.
«Cuentan que uno de los antiguos monarcas de Castilla fué cierto dia convidado á un banquete por uno de sus próceres, hombre turbulento, ambicioso y froz, que tenia dispuesto nada menos que darle muerte en union de otros conjurados para sus fines particulares. Si supiéramos el reinado en que esto aconteció seria fácil adivinar á qué parcialidad pertecia el prócer traidor, y quizás pudiéramos descubrir su nombre; pero nada de esto ha llegado á nuestra noticia, y he aqui por qué desconfio de la exactitud. Sea de ello lo que quiera, es el caso que un joven de la familia de Villandrado page á la sazón del rey, oyó por casualidad algunas palabras que le descubrieron el terrible proyecto tramado contra la vida de su señor, y resolvió salvársela aun á costa de la suya propia. Dirigióse con presteza al salon del festín, cuando se hallaban en medio de la comida, y presentándose al rey le manifestó que tenia que hablarle en el acto de un asunto de la mas alta importancia, suplicándole que pasase para escucharle á una cámara vecina por ser cosa en estremo reservada. Accedió el rey al punto, pues tenia gran confianza en su page, y los conjurados se miraron unos á otros temerosos de haber sido descubiertos; mas luego reflexionaron que este incidente podia ser casual, y como por otra parte la estancia en que habian entrado el monarca y Villandrado, no tenia mas salida que el comedor donde se hallaban, resolvieron que ella les sirviese para consumar, su depravado intento. Al efecto, colocaron varios hombres de armas á lo largo de una galería poco alumbrada, que conducía á la habitación referida, y les dieron orden de no permitir el paso mas que al page, y de ninguna manera al rey á quien debían de dar muerte si intentaba forzarlo. Villandrado, entretanto, rogaba a su amo que cambiase con él de trage, y se pusiese en salvo inmediatamente, en lo que consintió el rey, creyendo tal vez que no corria riesgo su leal servidor. Disfrazado, pues, con los sencillos vestidos de éste, pudo escapar del recinto de aquel peligroso palacio, y al punto dispuso que fuesen sus gentes á apoderarse de los culpables, y á libertar á su page; pero los primeros habían escapado temerosos del peligro, y el segundo estaba muerto á puñaladas, sin duda por los mismos conjurados que quisieron tomar esta venganza. El rey entonces furioso por el atentado contra su persona y por la muerte de su libertador, hizo pregonar que daria grandes recompensas y haria muchas mercedes al que le entregase muerto ó vivo al magnate traidor, y dispuso que para perpetuar la memoria de aquel hecho, todos los días de Reyes, aniversario del suceso, se entregase al poseedor de la casa de Villandrado el vestido que él y sus sucesores usaran en tal dia, convidándolo ademas á comer á la mesa real. He aqui lo que se sabe del origen de la ceremonia que nos ocupa.»
Desde Rivadeo debe dirigirse el viagero á Mondoñedo pasando por el valle de Lorenzana, que goza de un clima benigno, y comprende las feligresías de San Andriano, Santo Tomé, Val–de–Flores, ó Villanueva y Santa María. En este valle está el solar de la antigua y nobilísima familia de Osorio, de quien decía el historiador Sandoval el siglo XVII para encarecer su linage lo siguiente. «Basta saber que hace mas de ochocientos años, según está averiguado por documentos, que los Osorios eran condes y duques, y de tan alta sangre, que los reyes casaban con sus hijas, y ellos con hijas de reyes, cuya grandeza continuó sin interrupción hasta nuestros dias.»
El primer progenitor de este linage, según los mas eruditos genealogistas é historiadores, fué un tal Dionisio Osorio, hijo del rey ostrogodo Teodorico, que fué regente de España durante la minoría de su nieto Amalarico. Consta que vivia en 313, y que poseía grandes feudos en Galicia, y lo que se llamó después Leon y Castilla, y que tenia 10,000 vasallos. Sus descendientes se retiraron á Galicia cuando la irrupción de los moros, y alli hicieron asiento, fundando el solar que aun permanece en esta tierra de Lorenzana. Desde dicha época el apellido de Osorio se lee con frecuencia en todas nuestras crónicas, pues con él se distinguieron muchos aféreces mayores y mayordomos de los reyes, ricos hombres y próceres. Hoy el pariente mayor de esta familia es el conde de Altamira.
La ciudad de Mondoñedo dista legua y media de Lorenzana, y está situada á la falda del monte de la Infiesta, y rodeada de otros bastantes elevados. Tiene 7,600 habitantes, y goza de un clima muy saludable. La forma de la población es en anfiteatro, las casas casi todas de dos pisos, son buenas en general, y las calles limpias y empedradas. Antes de la division territorial hecha en 1833 era capital de una provincia de su nombre; hoy solo es cabeza de partido judicial y sede episcopal sufragánea de la de Santiago. El edificio mas notable es la catedral, que fundada en remotos siglos, y trasladada á varios puntos, se fijó definitivamente en esta ciudad por disposición de la reina doña Urraca en 1114; la fábrica actual no se empezó, sin embargo, hasta 1636, y se concluyó en 1640. Su figura es de cruz latina: tiene 280 palmos de longitud, 148 de latiud y 68 de altura hasta la bóveda de la nave media, y 14 mas hasta el techo. Es de piedra sillería, y de orden corintio, lo mismo interior que esteriormente. Lo que entre todo nos pareció mas digno de consideración fué la sacristía principal, por su nave, modelo de arquitectura, y por la calajería, pinturas, alhajas y ornamentos ricos que encierra.

martes, mayo 10, 2011

Viage ilustrado (Pág. 562)

que vinieron á sobresalir y encumbrarse hasta el nivel; del mismo rey de Oviedo, como caudillos de un pueblo tan numeroso y guerrero.
En Galicia alcanzó el rey Fruela una señalada victoria en el lugar de Pontumio contra los moros, á los que según el cronicón de Sebastian, obispo de Salamanca, mató 54,000 hombres. Contra este rey se rebelaron los gallegos en 761, pero los avasalló por la fuerza de las armas. Una nueva sublevación tuvo lugar en Galicia en el reinado de Silo, pero también fué reprimida con la derrota de los rebeldes que se acogieran á las asperezas del Cebrero. En Samanos, hoy Samos, monasterio de Galicia, se educó y crió el rey don Alfonso II, llamado el Casto, y en su reinado se descubrió en Galicia, cerca de Padrón, el sepulcro de Santiago. A este buen monarca debe Galicia la construcción de un camino que conducia al nuevo templo del Apóstol, el cual por ser frecuentado por muchos peregrinos franceses, recibió después el nombre de camino francés. El mismo Alfonso el Casto fundó en el monte Cebrero un hospital, que después fué monasterio para hospedar á los peregrinos. El año de 822, según Huerta, conista de Galicia, fué proclamado por rey en este pais don Ramiro, hijo de Bermudo I, y con anuencia de Alfonso el Casto, tuvo el gobierno del mismo hasta 843, en que muerto el Casto, le sucedió Ramiro en todos sus dominios. Desde entonces, según el mismo Huerta, el título de rey de Galicia fué el de los primogénitos ó herederos de la corona, asi como se llaman ahora príncipes de Asturias. Durante el reinado de Ramiro, las costas de Galicia sufrieron distintos ataques por los piratas normandos, pero fueron derrotados por aquel, y obligados á reembarcarse. A la muerte de Ordoño I subió al trono su hijo Alfonso III, llamado el Magno. Fruela, hijo del rey don Bermudo, que era á la sazón conde de Galicia, apoyado por los próceres de este pais, logró desposeer al nuevo monarca, y establecerse como tal en el real palacio de Oviedo, pero los habitantes de esta ciudad le quitaron la vida al poco tiempo dentro del citado edificio. Los historiadores árabes de aquella época calificaban al pueblo de Galicia por el mas belicoso y bárbaro de toda la cristiandad, y nos instruyen no pasaba dia sin que esta tierra fuese teatro de sangrientos y porfiados combates con los fieles muslimes. A los reyes de Asturias, llamaban siempre los árabes reyes de Galicia, nombre que estendian á todo el territorio comprendido en la Galicia propia, Asturias, Vizcaya, Guipúzcoa, y parte de Navarra, en fin, desde el Miño hasta los Pirineos, era para los árabes tierra de Djalikiah (Galicia). También el papa Juan VIII llama á Alfonso III en un breve, rey cristianísimo de las Galicias. Durante su reinado tuvieron lugar varias rebeliones en Galicia; la principal era acaudillada por un magnate llamado Wtiza, que aunque logró prolongarla por algunos años, hubo de sucumbir al poder y al castigo de Alfonso. Igual suerte sufrió otro rebelde llamado Sarracino, que sucedió al primero. En 913, Ordoño, hijo de Alfonso el Magno, conde de Galicia, heredó el trono por muerte de su hermano don García, y habiendo fijado la corte en Leon, tomó el título de rey de Leon, comprendiéndose desde entonces Galicia en el reino de aquel nombre. Sancho I el Gordo, sofocó también una rebelión en este pais indómito é independiente, y que pugnaba siempre por libertarse del dominio asturiano ó leonés. Los corifeos eran entonces los próceres Rodrigo Velazquez, Gonzalo Sanchez y Sisenando, obispo de Compostela, los cuales intentaban alzar por rey á un hijo de Ordoño III, llamado Bermudo, el qué por fin alcanzó la corona, por los esfuerzos de los condes gallegos, y fué el segundo de su nombre. Reñidas guerras civiles tuvieron lugar entre Leon y Galicia , y luego este último reino fué trabajado por las armas del célebre Almanzor, que llegó hasta Santiago, y saqueó el templo del Apostol. Al morir en 1067 Fernando I, apellidado el Magno, rey de Leon y Castilla, dejó la Galicia y el Portugal á su tercer hijo García, con el título de rey de Galicia, el que se hizo aborrecible á sus vasallos por sus tiranías aconsejadas por un valido llamado Vernula, el cual fué muerto por los próceres gallegos casi en brazos del rey; éste cayó á poco en poder de su hermano Sancho II, rey de Castilla, y fué encerrado en el castillo de Luna, donde murió. Desde esta época, Galicia no volvió á separarse de la corona de Castilla y Leon, figurando siempre como una de las provincias mas interesantes de la Península. Sin ser de este lugar el hacer una historia detallada de todos los sucesos acaecidos en este noble país, deberemos mencionar las guerras que tuvieron lugar en el desastroso reinado de la tristemente célebre reina doña Urraca, condesa que habia sido de Galicia, y que fué sostenida por los gallegos, contra las pretensiones de su segundo esposo Alfonso el Batallador, rey de Aragón, hasta que en 1116 el obispo de Santiago don Diego Gelmirez, disgustado de la inconstancia y liviandad de la reina, hizo proclamar por rey á su hijo Alfonsito Raimindez (1), nacido en Galicia, y que en la mayor edad se llamó Alfonso VII el Emperador. En nuestros dias también se distinguieron los gallegos en la gloriosa guerra de la independencia secundando el grito dado por los asturianos, no de otro modo que en los tiempos de Pelayo La Coruña fué la primera población que se sublevó contra los invasores el dia de San Fernando de 1808, é hizo reunir una junta suprema y soberana, compuesta de los siete diputados de las siete ciudades gallegas de voto en Cortes, la que formó inmediatamente ejércitos numerosos que humillaron repetidas veces á las altivas águilas de Napoleón.
En el dia el reino de Galicia forma una audiencia territorial y una capitanía general que llevan su nombre, y está dividido en las cuatro provincias de la Coruña, Lugo, Orense y Pontevedra. Tiene el arzobispado de Santiago, y los cuatro obispados de Tuy, Orense, Lugo y Mondoñedo; nueve ciudades, la Coruña, Betanzos, Santiago, Lugo, Orense, Tuy, Mondoñedo, Vigo y Pontevodra, muchas villas y lugares, cuarenta y siete partidos judiciales, tres mil seiscientas ochenta y tres parroquias, y habia antes de la estincion de los regulares, setenta y cuatro conventos de religiosos y veinte y cinco de monjas.
Saliendo de Luanco se sigue el camino llamado de la costa, que como en otro lugar indicamos, atraviesa por Luarca, Navia y Castropol Esta última población es una bonita villa situada en el confín de Asturias, junto á la ria de Rivadeo, que es preciso atravesar para entrar en territorio gallego, y en el pueblo del mismo nombre. Rivadeo, es puerto de mar bastante capaz para fragatas de veinte y treinta cañones, y cabeza de partido judicial de su nombre, con treinta y tres feligresías y 2,789 habitantes. Goza de un clima sa–

(1) Asi le nombran las crónicas por ser niño á la sazón.

domingo, mayo 08, 2011

Viage ilustrado (Pág. 561)

Los galaicos bracarenses consiguió Decio–Junio–Bruto el glorioso renombre de Galaico. Rebelados de nuevo los lusitanos y vencidos por Julio César, huyeron muchos de aquellos á la Galicia–propia. Cesar los persiguió, pasó el Duero y no se detuvo hasta la orilla del mar, donde le dieron cuenta que los fugitivos se habían acogido á una isleta vecina, que se supone ser una de las de Bayona, en donde les dio muerte á todos. Desde allí con objeto de reconocer aquellos mares ignorados, siguió con sus naves toda la costa de Galicia, dobló el promontorio Artabro y llegó al puerto Brigantino (hoy Coruña) donde no habia fondeado nunca ningún bagel romano. Los galaicos de aquel parage, acostumbrados solamente á sus canoas de mimbres, revestidas de pieles, se llenaron del mayor asombro á la vista de las grandiosas galeras y triremes romanas, cargadas de soldados, cuyas armas resplandecían á los rayos del sol, y sobrecogidos de unpasmo religioso, como los americanos á la vista de las carabelas de Cristóbal Colon y de Hernan Cortés, se entregaron sin resistencia á sus nuevos huespedes. César ufano con tan fácil triunfo, despachó sus naves á Cádiz y continuó su conquista, ó mas bien su paseo militar por tierra, quedando muchos de los galaicos lucenses sujetos á Roma, como antes lo fueron los bracarenses. En la célebre guerra de Cantabria los galaicos tomaron una parte activa en auxilio de sus vecinos los cántabros y asturos, que vencidos por C. Antistio, enviado por Octaviano Augusto, se refugiaron en un monte de Galicia llamado Medulio, mirado entonces como inaccesible. Llegó en breve Antistio con sus legiones, y haciendo cercar el monte con un ancho y profundo foso que abarcaba cinco leguas, edificó torres de trecho en trecho, con lo que los cántabros, asturos y galaices quedaron estrechamente sitiados. Prefiriendo entonces la muerte á la esclavitud, y siguiendo el heroico ejemplo de Sagunto y de Numancia, se atravesaron unos á otros con sus espadas, otros bebieron veneno sacados de las ramas del tejo que para semejantes casos llevaban prevenido, y otros en fin, que cayeron en manos de los romanos, fueron puestos en cruz, desde cuyo suplicio entonaban canciones guerreras entre las agonías de la muerte. En celebridad de la conclusion de esta guerra, que fué el último esfuerzo que España hizo en defensa de su libertad, y en honor de Augusto, se edificaron en Galicia en las riberas del Ulla unas altas pirámides llamadas Turris–Augusti. Galicia entonces fué incorporada á la provincia Tarraconense, una de las tres en que Augusto dividió á España, y tuvo los tres conventos jurídicos ó chancillerías de Asturias, Bracara y Luco.
En tiempo del emperador Adriano, se hizo una nueva division de España en seis provincias, de las que una era Galecia, que comprendía entre sus límites no solo lo que hoy llamamos Galicia, sino el reino de Leon, parte de Castilla la Vieja y parte de Asturias. El célebre emperador español Trajano que tantas magníficas y de utilidad dejó en España, como su glorioso reinado, miró á lo que parece este hermoso pais de Galicia, que hizo cruzar de varias vías militares.
El año 411 es muy señalado en las historias españolas por la irrupción que á la manera de un torrente desolador, verificaron las naciones bárbaras del Norte. La Galicia fue entonces ocupada por los suevos y vándalos; los primeros, tenian por rey ó caudillo á Hermenérico, y los segundos á Gundérico. Guerrearon furiosamente sobre la posesion de tan rico territorio ambos pueblos, llevando lo peor los suevos; mas volviendo estos á acomer á sus contrarios apenas rehechos de la derrota, convinieron antes de comenzar la batalla en remitir la decision de sus pretensiones al éxito de un combate singular. Eligiéronse en el instante dos campeones, y el que representaba á los suevos quedó vencedor dando muerte á su contrario. Los vándalos fieles á su compromiso, abandonaron inmediatamente á Galicia y se dirigieron á la Bética; pero en cambio fueron á ocupar el pais gallego los restos de la division de los alanos que ocupaban la Lusitania, derrotados por los godos, y aquí se confundieron con los suevos. Estos fueron los verdaderos fundadores del reino de Galicia que duró 174 años.
En el reinado de Rechiario, abrazaron los suevos la religion católica, pero la abandonaron al poco tiempo profesando el arrianismo.
En 456 Rechiario, que habia hecho una invasion en la provincia Tarraconense, fué derrotado por Teodorico, rey de los godos, en la ribera del Orbigo. Refugióse el rey de Galicia á Braga su capital, pero cayó en manos del vencedor, que le hizo quitar la vida. Teodorico nombró entonces por gobernador de Galicia á Achiluljo: al mismo tiempo las costas de Galicia fueron devastadas por piratas herulos hácia la comarca de Mondoñedo, pero fueron rechazados por los gallegos. Varios suevos que escaparon de las derrotas de Orbigo y Braga, se retiraron entre Lugo y Brigancio, y eligieron por rey á Maldrás, hijo de Masilia, pero quedaron por feudatarios de los godos. Una parte de los suevos rehusaron reconocer por rey á Maldrás y proclamaron á Frostan. Ambos reyes guerrearon entre sí, y Frostan murió en un combate. En tiempo de Teodomiro abrazaron de nuevo el catolicismo los suevos. Reinando Everico, Andeca se rebeló contra él, le hizo cortar el cabello, ceremonia que en aquel tiempo inhabilitaba para reinar, y le encerró en un monasterio. Acudiendo Leovigildo rey de los godos en defensa (al parecer) de Evorico, sitió á Braga, residencia de Andeca, y apoderándose de la ciudad hizo sufrir al usurpador la misma suerte que este impusiera á Evorico, pues lo encerró en un monasterio de Badajoz después de raparle la cabellera en 586. Destruido de este modo el reino de los suevos quedó desde entonces la Galicia formando parte de la monarquía goda.
Por los años de 696 el rey Egica asoció en el trono á su hijo Witiza encargándole el gobierno de Galicíia. Witiza fijó su corte en Tuy, y alli permaneció cinco años hasta la muerte de su padre que se restituyó á últimos de 701.
Los sarracenos se apoderaron de la mayor parte de Galicia en 715 é incendiaron á Astorga. Cuando el alzamiento de Pelayo en Asturias, acudieron á participar de la santa empresa de libertar la patria, considerable número de gallegos, que desde entonces fueron vasallos de los reyes de Asturias, tomando una parte muy activa en todas sus conquistas. El año 742 se apoderó Alfonso I, el católico, rey de Asturias, de una gran parte de la tierra avasallada por los moros; entre otras fueron por él restauradas las ciudades de Astorga, Lugo, Orense, Tuy, Oporto y Braga. Formóse entonces el hermoso condado de Galicia, feudatario de los reyes asturianos, que nombraban los gobernadores ó condes, y los

viernes, mayo 06, 2011

Viage ilustrado (Pág. 560)

pelo, un pañuelo pequeño de seda al cuello, collar y pendientes de oro; en la cabeza un pañuelo blanco bordado, y por fin, zapatos de pana. Entre las aldeanas, es bastante común el andar descalzas como las escocesas, menos por pobreza que por costumbre.
En Galicia vuelven á encontrarse como en Asturias las romerías, los mercados, las filazones ó serenas en que se reúnen por las noches los jóvenes de ambos sexos, la alegre gaita pastoril, y las leyendas de brujas y encantamentos. Sin embargo, aqui no hay xanas ni huestes, y la grave danza prima de los asturos es sustituida por la alegre muñeira y contrapaso, gracioso y animado baile del que no puede formarse idea por "el grosero y bárbaro que con el nombre de gallegada suele verse algunas veces en los teatros de la corte, La creencia do pájaro da morte, especie de ave negra, fiera y de mirar terrible, que anuncia la muerte de un enfermo, es esclusiva de este pais.
Galicia figuró siempre como una de las primeras provincias de la península española, y tiene copiosas glorias que recordar. Recorreremos brevemente su historia.
El erudito San Isidoro atribuye en sus etimologías, la población de Galicia á Teucro, que en tiempo de la guerra de Troya, y después de muerto su hermano Ayax, no permitiéndole su padre Telamón tornar solo á su patria, emprendió largas peregrinaciones seguido de muchos compañeros, y llegó por mar a estas remotas playas, á las que dio el nombre griego de Gallæcia, que con ligerísima adulteración se convirtió en el actual y que según varios etimologistas, se deriva de gallagalactos, interpretado leche, aludiendo á la vida pastoral que tenían sus habitantes. Otros lo atribuyen al idioma greco–scitio significando blancura, por el color general de aquellos. Aunque no pueden negarse, según los mas antiguos y afamados escritores y las mas acreditadas tradiciones, que los griegos establecieron varias colonias en Galicia, no admite duda que la mayor parte de esta provincia no fue poblada por los galo-celtas. Según Estrabon, Plinio y Tolomeo, los galleci, gallaice ó galaicos, ocupaban un estenso pais mas arriba de los lusitanos, entre el Duero y el mar, formando al parecer una confederación de distintas tribus, entre las que sobresalían las de los bracarios, los celerinos, los gravios, los limicos, los gaporos, los guerguerinos y los artabros ó arrotrebas. Tolomeo los designa divididos en dos grandes porciones, los galaicos-gracarios que ocupan el pais del Sur en lo que hoy se llaman provincias de entre Duero y Miño y Tras dos montes y los galaicos-lucenses, que vivían al Norte en la Galicia–propia y llegaban hasta los países dejos pesicos, pueblos de los asturos. El país de los galaicos era rico (según los citados escritores) en minas de oro, plomo, cobre y minio; en especial el oro era tan abundante, que muchas veces el labrador rompía involuntariamente con la punta del arado, grandes pedazos Según una antigua tradición habia hacia las fronteras de este pais, un monte sagrado al que estaba prohibido tocar con el hierro. Solo cuando el rayo heria la tierra, dice el historiador Justino, lo que acontecia frecuentemente, era lícito recoger el oro que quedaba descubierto, y que se miraba como un presente de los dioses. Los romanos sacaban mucho oro de Galicia, no solo de los montes, sino también de las arenas de los rios, entre las que se encuentran aun hoy algunos granos de aquel precioso metal.
Los galaicos, eran como ya dijimos, en su mayor parte de estirpe gala, y tenian los mismos usos y costumbres y trages que los demás pueblos de su raza que ocupaban otros territorios de la Península, á la que vinieron desde las Galias cerca de 1,600 años antes de J. C. Estrabon describe detenidamente los usos, costumbres y trages de los lusitanos (muy semejante á las de los galos) las que dice son enteramente iguales á las de sus vecinos los galecios, asturos y cántabros, y todos los demás habitantes del Norte de Iberia, que no repetimos aqui por haberlo hecho ya al recorrer á Asturias, y asi nos referimos á lo dicho allí. De los galaicos ó galecios, que moraban en las riberas del Duero, refiere Estrabon que tenian por costumbre ungirse con aceite dos veces al dia, y que usaban estufas templadas con guijarros caldeados, se bañaban en agua fria, no hacian sino una sola comida frugal «y vivían al modo de los lacedemonios.» Esto demostraba el origen griego de los hombres de estas comarcas, asi como los demás galaicos demostraban en todo una ascendencia gala: entre otros recuerdos, el nombre del rio Durio, hoy Duero, principal de su region, derivaba sin duda de la palabra bretona dur, que quiere decir agua. En el pais que ocupan los artabros estaba el promontorio Céltico, hoy cabo de Finisterre, el puerto de Calle á la desembocadura del Durio ó Durius, no lejos de donde hoy Oporto, cuyo nombre es galo–celta, pues quiere decir en esta lengua bahía ó ensenada. También el de la tribu de los gravii, aunque algunos quieren sea corrupción de la palabra greii (griegos) puede derivarse sin violencia de graih, peñasco en la lengua de los galos, que era sin duda la que se hablaba en Galicia antiguamente. En cuanto á su religion, aunque Estrabon asegura que los galaicos no tenian ninguna, sin duda porque no profesaban la suya, se presume era la de los druidas, traída por los galo–celtas á estas regiones tan lejanas de su primera patria, de lo que es una prueba el lucus ó bosque sagrado, que tenian los galaicos–caporos (en donde está hoy la ciudad de Lugo), y en el que se reunian en los plenilunios á adorar con festines y danzas misteriosas á aquel dios innominado que no cabía por su grandeza en ningún templo fabricado por las manos de los hombres. Según Plinio, el término de Luco, «comprendía ademas de los celticos y los lebunos, diez y seis pueblos poco conocidos y con nombres bárbaros que componían un total de 168,000 hombres libres,» y el de Bracara «que se componía de veinte y cuatro poblaciones tenia 173,000.»
Los fenicios visitaron con sus naves las costas é islas de Galicia, y de las llamadas Casiterides, que algunos creen eran las de Bayona, sacaban aquellos comerciantes viageros multitud de estaño. No se empieza á leer en la historia el nombre de Galicia hasta la conquista que de parte de su territorio hizo Decio–Junio–Bruto con sus legiones el año 136 antes de Jesucristo, con motivo de haberse sublevado los lusitanos después de la muerte del célebre Viriato; los avasalló y sujetó, y luego se apoderó de algunas comarcas del pais de los galaicos, que le opusieron la mas tenaz y heroica resistencia En tanto que sitiaba á Bracara salieron los defensores acompañados de sus mugeres á acometer á los soldados romanos, que solo pudieron rechazarlos por su escesivo número; pero las bracaras se distinguieron tanto por sus hazañas en esta sangrienta batalla, que el mismo vencedor no pudo menos de apellidarlas heroínas. Por estas victorias sobre







miércoles, mayo 04, 2011

Viage ilustrado (Pág. 559)



Gallegos

Los gallegos son laboriosos, constantes, honrados y valientes á toda prueba, lo que los constituye los mejores soldados que se conocen, sobrios, sufridos, sérios é inclinados á la melancolía, pero la sociabilidad. Los vicios de que mas suelen adolecer, son la codicia, la venganza y los celos y la inclinación á la bebida. La primitiva rudeza de los gallegos se modifica de dia en dia, y en las montañas se encuentran aquellas costumbres simples y puras de los pueblos pacíficos y hospitalarios. Son generalmente robustos, de elevada estatura, blancos, rubios y bien formados, y las mugeres se distinguen por su belleza. Lo mismo que sus vecinos los asturianos, con quien tienen muchos puntos de semejanza, abandonan en gran número sus hogares para ganar su vida en países distantes. El idioma, es el castellano antiguo, mezclado con algunas frases portuguesas y latinas, y pueden servir de muestra del que se habla hoy, los siguientes versos del muy erudito escritor Fr. Martín Garcia Sarmiento, del órden de San Benito, que floreció á mediados del siglo pasado. El asunto de estos versos es la descripción del pintoresco paisage que se descubre desde el llamado Chan de Parafita, en Morrazo.


Alli corren lebres
é cazan coellos
os homes ñas festas
despois van véndelos.
Dali d'a quel chan
tan alto en estremo
se ve toda á vila
con seus arrodeos.
Se vé ó mar bravo,
se vé ó mar quedo,
de Ons é de Tambo
as llhas do lexos.
Se ven Porto Novo
é junto San Xenxo
Marin é Combarro
Lourido é Campelo.
Por fin os navios
é barcos dos pescos
se ven navegare
é mais estar quedos.
Os olhos se fartan
con tanto recreo
de terra, de verde,
do mar é de ceo.
Ali no chan dito,
subindo ou decendo
sa gente se para,
relouca de velo.
S'asenta no chan
ou sobre un penedo
é colle refolgo,
co vento marreiro.
Ali as meninas
as mozas, os nenos,
as velhas, os mozos,
os homes, os bellos.
Que veñan, que volten
á Vila ao Eido
almorzan. merendan
é frailec proveito.


Es, pues, el dialecto de Galicia en estremo dulce y cariñoso, sobre todo en la boca de una muger. El trage de hombres se asemeja algo al de Asturias, pero es mas vistoso y rico, y aunque difiere bastante de una á otra comarca, en este dilatado reino, puede describirse, generalmente diciendo consiste en calzones flojos de pana azul con botones de plata, polaina negro, por entre la que y el calzón deben verse los calzoncillos de bastante vuelo, llamados cirolas; chaleco de rizo encarnado y de forma asolapada de pana, ó especie de casaca con faldillas muy cortas de paño, botones de plata en la camisa, y finalmente montera de paño negro con vueltas de pana. Esta es una forma elegante, y recuerda los antiguos yelmos de los paladines: su origen se remonta al tiempo de los suevos, antiguos dominadores de este pais. Las mugeres llevan una ó mas sayas de bastante vuelo, un delantal de paño llamado mantelo, cotilla de seda ó terciopelo, dengue de grana con terciopelo negro alrededor, llamado capotillo, cofia de encaje en la cabeza, y collar y arracadas de oro. En muchos parajgs se ha sustituido en estos últimos años á la graciosa cofia, el desairado pañuelo, que las gallegas atan á la verdad con poca gracia á la cabeza. El cabello suelen llevarlo en dos trenzas unidas por medio de un lazo. Los habitantes del territorio llamado Rias de Abajo, ó sea Rianjieras, se distinguen entre todas las paisanas de Galicia, por su lujo y gracia en el vestir. Llevan en vez del dengue de grana un jubón ajustado de pana ó tercio–

lunes, mayo 02, 2011