Antonelli. Hay ademas vastos graneros y otros varios edificios, todos de construcción moderna.
»Los restos de un antiguo puerto reparado por Antonio, y la admirable solidez del muelle, revelan que Terracina debió ser el centro de una navegación muy activa. En la parte baja de la ciudad se ve también el principio del canal abierto por Pio VI en 1777, con el objeto de secar las insalubles lagunas Pontinas, y al otro lado, sobre la puerta de Nápoles, el Pischio Montano, preciosa roca piramidal, que arranca esbelta de la montaña y se mantiene casi completamente aislada, sin estar asida mas que por su base y un poco por su lado posterior.
»Este promontorio fué cortado verticalmente por su cara anterior, de orden de Valerio Flaco, censor romano, que concibió el proyecto de cortarlo en toda su altura hasta el nivel de la orilla del mar, para abrir paso al camino real de Nápoles, que se unió á la via Apia. En este peñasco se ven esculpidos en cifras romanas desde el número X hasta el CXX. A menos de la mitad de su altura, y dando vista al mar, tiene una pequeña casa medio destruida hasta cuyo punto es fácil el ascenso á tan erguido y esbelto promontorio.
»La iglesia del Salvador, que se está concluyendo actualmente, es preciosísima y de muy buen gusto arquitectónico. Su longitud es de 230 palmos, y de 90 su ancho; la altura de 93, y de 225 la cúpula. Tiene veinte y dos columnas interiores de 60 palmos de largo y 4¾ de diámetro. El diseño de este templo es del conocido arquitecto Antonio Sarti, y la ejecución debida al hábil artista Luigi Mollari.
»Mas arriba del templo de la Marina de que hemos hablado, y cerca de otro que existia erigido á Vesta, se halla el de San Francisco, en el que se lee una inscricion que acredita el nacimiento de Galva en Terracina.
»Lo que contemplamos con un verdadero y religioso entusiasmo fué la última obra del escultor Canova. Esta consiste en un precioso grupo de mármol de Carrara, que consta de tres figuras de tamaño natural, representando á Jesucristo descendido de la cruz en brazos de la Virgen y acompañada de la Magdalena. La Virgen está sentada al pie del divino madero, sobre un peñasco, dirigiendo la vista al ciclo, mientras mantiene en su regazo al Redentor del mundo. La Magdalena se halla arrodillada é inclinada sobre el cadáver de Jesucristo. La figura del Señor es hermosísima: tal vez está demasiado embellecida por lo rabustez de sus miembros y redondez de sus contornos. En la mitad superior, muy especialmente, no parece sino que el artista ha querido hacer un buen alarde de sus conocimientos anatómicos. Los músculos pectorales y yugulares pueden servir de estudio. No cabe mas verdad ni mas filosofía que las que resaltan en aquella cabeza inanimada; ni tampoco mas espresion ni mas sentimiento que los que demuestran las de la Virgen y su compañera. Aunque hay algunos estudios en este grupo hechos sobre las obras de otros grandes hombres, como el pie izquierdo de la Magdalena que está copiado del cuadro de la Transfiguración de Rafael, aquellos contribuyen á engrandecerlo, porque han sido perfectamente aplicados. Las ropas están plegadas sin violencia y con suma sencillez y naturalidad. Recomendamos á todos los viageros una visita especial á este magnífico recuerdo de lo que era ese noble arte en la antigua tierra de Rómulo, representado en esta obra moderna. En la cara posterior de la piedra que sostiene á la Virgen, se lee la inscripción siguiente: Antonio Canova, modeló. Cincinato Bairacosi, discépolo, sculpi. Este grupo que ha de ocupar un lugar en la nueva iglesia del Salvador, se encuentra hoy en casa del arquitecto Mollari.
»En la parte superior de la ciudad, hemos visto en una asquerosa callejuela un resto del templo de Minerva, y la catedral construida sobre otro de Jove. Este templo es pequeño y de sombrío aspecto. Lo mas digno que en él se halla, es un pulpito de mosaicos, una columnita salomónica, y algunos trozos de aquellos embutidos en el pavimento. Todo esto, asi por su naturaleza como por algunas inscripciones que contiene, consta que es anterior al siglo XII. Hay una virgen en una capilla, pintada, según se dice, por San Lucas. En el pórtico de la ciudad existe una especie de baño de granito, en el que se hacian sacrificios á los dioses, y una cruz greca. Según dalos adquiridos, todos estos objetos han sido hallados en la via Apia. En la plaza que precede á la iglesia metropolitana, se ha descubierto recientemente un fuerte pavimento del antiguo templo de Jove, en el que se alcanza á leer: A Emilias A. F.
»Terracina era en la antigüedad el punto de reunion durante los dias de verano; pues á la presencia de un mar tranquilo y delicioso, reúne la de una fértil y hermosa campiña. La población antigua es triste en el interior por la disposición de sus calles; pero disfruta de las mas risueñas perspectivas, tan pronto como se dirige la vista á su magestuosa montaña ó á sus deliciosos campos, que se estienden por la derecha hasta el empinado monte Circello. Nada de particular ofrecen ni el carácter ni las costumbres de los terracinenses, que no pueda referirse á la generalidad, de los hijos de aquel pais.»
Acerca del monte Circello, da el mismo escritor los siguientes curiosos pormenores. »Este monte, según dice Homero en su Odisea, fué antiguamente una isla. De esta opinion son muchos escritores, afirmando que antes que las arenas llevadas por el mar y el cieno de los rios lo hubiesen convertido en un promontorio, estaba completamente aislado. Su misma oposición al ímpetu de las corrientes, la facilidad con que se prestaba á recibir las materias que arrastraban la vertientes del Apenino, y su aproximación á la orilla, prueban su reunion con la tierra firme. Ademas que la retirada del mar está indicada, no solamente por el testimonio de Homero, Teofrasto y Seminode de Chio, sino también por ciertos fenómenos naturales, como son su territorio formado en parte por un baluarte de arena en figura de semicírculo, los mariscos que se encuentran junto á las alturas que forman el promontorio al Norte, los muchos esqueletos marinos hallados entre los peñascos, y la lengua de tierra arcillosa muy estrecha que separa las olas del Mediterráneo de las tranquilas aguas reunidas de los lagos Fogliano, Monace, Caprolace y Paolo.
»El monte Circello, habitado, según la fábula, por la maga Circea, famosa encantadora é hija mágica del Sol, está situado á 12 millas de Terracina y 76 de Roma. Se halla ceñido al O. por la playa romana y los lagos citados de Fogliano, Caprolace y Paolo: al N. por montecillos de roja arena y por las aguas del rio Sixto; al E. por el golfo de Terracina y al S. por el mar.
»Seis torres, distantes unas de otras 10 millas, de–
»Los restos de un antiguo puerto reparado por Antonio, y la admirable solidez del muelle, revelan que Terracina debió ser el centro de una navegación muy activa. En la parte baja de la ciudad se ve también el principio del canal abierto por Pio VI en 1777, con el objeto de secar las insalubles lagunas Pontinas, y al otro lado, sobre la puerta de Nápoles, el Pischio Montano, preciosa roca piramidal, que arranca esbelta de la montaña y se mantiene casi completamente aislada, sin estar asida mas que por su base y un poco por su lado posterior.
»Este promontorio fué cortado verticalmente por su cara anterior, de orden de Valerio Flaco, censor romano, que concibió el proyecto de cortarlo en toda su altura hasta el nivel de la orilla del mar, para abrir paso al camino real de Nápoles, que se unió á la via Apia. En este peñasco se ven esculpidos en cifras romanas desde el número X hasta el CXX. A menos de la mitad de su altura, y dando vista al mar, tiene una pequeña casa medio destruida hasta cuyo punto es fácil el ascenso á tan erguido y esbelto promontorio.
»La iglesia del Salvador, que se está concluyendo actualmente, es preciosísima y de muy buen gusto arquitectónico. Su longitud es de 230 palmos, y de 90 su ancho; la altura de 93, y de 225 la cúpula. Tiene veinte y dos columnas interiores de 60 palmos de largo y 4¾ de diámetro. El diseño de este templo es del conocido arquitecto Antonio Sarti, y la ejecución debida al hábil artista Luigi Mollari.
»Mas arriba del templo de la Marina de que hemos hablado, y cerca de otro que existia erigido á Vesta, se halla el de San Francisco, en el que se lee una inscricion que acredita el nacimiento de Galva en Terracina.
»Lo que contemplamos con un verdadero y religioso entusiasmo fué la última obra del escultor Canova. Esta consiste en un precioso grupo de mármol de Carrara, que consta de tres figuras de tamaño natural, representando á Jesucristo descendido de la cruz en brazos de la Virgen y acompañada de la Magdalena. La Virgen está sentada al pie del divino madero, sobre un peñasco, dirigiendo la vista al ciclo, mientras mantiene en su regazo al Redentor del mundo. La Magdalena se halla arrodillada é inclinada sobre el cadáver de Jesucristo. La figura del Señor es hermosísima: tal vez está demasiado embellecida por lo rabustez de sus miembros y redondez de sus contornos. En la mitad superior, muy especialmente, no parece sino que el artista ha querido hacer un buen alarde de sus conocimientos anatómicos. Los músculos pectorales y yugulares pueden servir de estudio. No cabe mas verdad ni mas filosofía que las que resaltan en aquella cabeza inanimada; ni tampoco mas espresion ni mas sentimiento que los que demuestran las de la Virgen y su compañera. Aunque hay algunos estudios en este grupo hechos sobre las obras de otros grandes hombres, como el pie izquierdo de la Magdalena que está copiado del cuadro de la Transfiguración de Rafael, aquellos contribuyen á engrandecerlo, porque han sido perfectamente aplicados. Las ropas están plegadas sin violencia y con suma sencillez y naturalidad. Recomendamos á todos los viageros una visita especial á este magnífico recuerdo de lo que era ese noble arte en la antigua tierra de Rómulo, representado en esta obra moderna. En la cara posterior de la piedra que sostiene á la Virgen, se lee la inscripción siguiente: Antonio Canova, modeló. Cincinato Bairacosi, discépolo, sculpi. Este grupo que ha de ocupar un lugar en la nueva iglesia del Salvador, se encuentra hoy en casa del arquitecto Mollari.
»En la parte superior de la ciudad, hemos visto en una asquerosa callejuela un resto del templo de Minerva, y la catedral construida sobre otro de Jove. Este templo es pequeño y de sombrío aspecto. Lo mas digno que en él se halla, es un pulpito de mosaicos, una columnita salomónica, y algunos trozos de aquellos embutidos en el pavimento. Todo esto, asi por su naturaleza como por algunas inscripciones que contiene, consta que es anterior al siglo XII. Hay una virgen en una capilla, pintada, según se dice, por San Lucas. En el pórtico de la ciudad existe una especie de baño de granito, en el que se hacian sacrificios á los dioses, y una cruz greca. Según dalos adquiridos, todos estos objetos han sido hallados en la via Apia. En la plaza que precede á la iglesia metropolitana, se ha descubierto recientemente un fuerte pavimento del antiguo templo de Jove, en el que se alcanza á leer: A Emilias A. F.
»Terracina era en la antigüedad el punto de reunion durante los dias de verano; pues á la presencia de un mar tranquilo y delicioso, reúne la de una fértil y hermosa campiña. La población antigua es triste en el interior por la disposición de sus calles; pero disfruta de las mas risueñas perspectivas, tan pronto como se dirige la vista á su magestuosa montaña ó á sus deliciosos campos, que se estienden por la derecha hasta el empinado monte Circello. Nada de particular ofrecen ni el carácter ni las costumbres de los terracinenses, que no pueda referirse á la generalidad, de los hijos de aquel pais.»
Acerca del monte Circello, da el mismo escritor los siguientes curiosos pormenores. »Este monte, según dice Homero en su Odisea, fué antiguamente una isla. De esta opinion son muchos escritores, afirmando que antes que las arenas llevadas por el mar y el cieno de los rios lo hubiesen convertido en un promontorio, estaba completamente aislado. Su misma oposición al ímpetu de las corrientes, la facilidad con que se prestaba á recibir las materias que arrastraban la vertientes del Apenino, y su aproximación á la orilla, prueban su reunion con la tierra firme. Ademas que la retirada del mar está indicada, no solamente por el testimonio de Homero, Teofrasto y Seminode de Chio, sino también por ciertos fenómenos naturales, como son su territorio formado en parte por un baluarte de arena en figura de semicírculo, los mariscos que se encuentran junto á las alturas que forman el promontorio al Norte, los muchos esqueletos marinos hallados entre los peñascos, y la lengua de tierra arcillosa muy estrecha que separa las olas del Mediterráneo de las tranquilas aguas reunidas de los lagos Fogliano, Monace, Caprolace y Paolo.
»El monte Circello, habitado, según la fábula, por la maga Circea, famosa encantadora é hija mágica del Sol, está situado á 12 millas de Terracina y 76 de Roma. Se halla ceñido al O. por la playa romana y los lagos citados de Fogliano, Caprolace y Paolo: al N. por montecillos de roja arena y por las aguas del rio Sixto; al E. por el golfo de Terracina y al S. por el mar.
»Seis torres, distantes unas de otras 10 millas, de–
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