quienes sirvió y la de los acontecimientos que vio realizados y en que tomó alguna parte. Montagne, hablando de su libro, dice que tiene autoridad y gravedad, y que en todas partes revela que era hombre de buena posición, avezado á los grandes negocios. Mr. Villemain llama á Comines un ingenio serio, formal, conocedor de todas las intrigas y que juzga con un criterio maravilloso el carácter, la forma y el objeto del gobierno; mas hábil que escrupuloso, pero llegando á la probidad por la sensatez, porque ésta asegura mejor que todo lo demás la conservación del poder. El estilo en este autor es juicioso, grave, reflexivo, mas pintoresco que poético en la espresion, refiriendo simplemente los sucesos, los cuenta con claridad, juzga con acierto y emplea siempre para las ideas los términos mas propios.
Al mismo tiempo que las memorias y crónicas tomaban proporciones nuevas, elevándose á la dignidad de la historia, principiaba á conocerse la necesidad desconocida hasta esta época de la historia general y dogmática, esto es, de la historia que enseña á los pueblos su origen y sigue después todas su vicisitudes paso á paso á través de los tiempos Roberto Gaguin (1440—1501) fué el primero que intentó sacar la historia de Francia de las tinieblas que la ocultaban y descargarla de las fábulas, de las tradiciones y de las leyendas que embarazaban á cada paso é impedían el descubrimiento de la verdad.
Este mismo Roberto Gaguin, fué uno de los primeros que trabajaron para abrir al genio un nuevo camino en la literatura, puesto que en unión del ilustre Juan Gerson (1363―1429), canciller de la universidad de París, dió los primeros pasos en la oratoria. En 1460, Martin Delphe publicó un tratado de este arte.
Es un espectáculo digno de llamar la atención, el observar los medios sucesivos, las trasformaciones sensibles por que iba pasando la lengua francesa, sujeta á los caprichos de la imaginación y á las necesidades de la rima. Cada año se notaba un nuevo progreso, y en cada poeta un lenguaje particular. Cristina de Pisan hubiera sido una grande poetisa sin las dificultades que la ofrecía la lengua imperfecta y pobrísima en que habia de escribir. Compuso, sin embargo, un número grande de poemas y entre ellos el Romance de Héctor ó las Cien historias de Troya.
Alain Chartier (1386-1458) escitó entre sus contemporáneos la admiración que nos confirma la anécdota del beso dado sobre la boca elocuente del poeta por la reina Margarita de Escocia. Carlos de Orleans (1391―1463) padre de Luis XII, hijo de la juiciosa Valentina de Milán, escríbió en un lenguaje mas claro, mas puro, mas preciso y manejado con mucho mas vigor. Unas veces tierno, otras gracioso y mas poético que el de Cristina; cuando canta la hermosura de su dama y la riqueza de la naturaleza es mas valiente, mas enérgico que cuando canta los ingleses vencidos y la libertad de su patria. Sus poesías han estado perdidas hasta 1734 en que las descubrió el padre Sallíer. Esta aparición tardía ha contribuido á la gloria de Villon (1431―1490) á quien Boileau atribuía los primeros ensayos de la musa francesa. Todos saben la vida aventurera de Villon, sus relaciones poco decorosas, sus amores de baja esfera, su inclinación á las industrias criminales, su condenación á la pena de muerte, su apelación al parlamento que le salvó y sus incorregibles reincidencias. Su poesía se resiente de sus costumbres y de su método de vida; está impregnada de la mas completa inmoralidad con una tendencia continua á las gracias groseras y obscenas. A pesar de todo, ha obtenido grandes alabanzas y ha dado materia á decorosas imitaciones. Marot, Rabelais, La Fontaine le han tenido una singular predilección, le han estudiado y han sacado partido de su escuela. El perfeccionó la rima y dio á la frase poética una energía y una flexibilidad desconocidas hasta entonces. Entre sus poesías poco numerosas y que consisten sobre todo en baladas y redondillas, etc., son notables El testamento grande y El testamento pequeño.
Entre los poetas franceses de este siglo debemos contar á Marcial de la Auvernia ó de París, nacido por los años de 1440 y muerto en 1508, de quien ha dicho el abate Goujet que era el hombre de su siglo que mejor habia escrito. Octaviano de San Gelais, nacido en 1466, muerto en 1502, dejó algunas poesías originales, una traducción en verso de la Eneida y otra de las Epístolas de Ovidio.
Del siglo XV data también en Francia el origen de la poesía dramática. El 4 de diciembre de 1402, los cofrades de la Pasión de Nuestro Señor, habiendo trabajado delante del rey, obtuvieron un privilegio real, que los autorizaba á establecerse en París con esclusion de toda otra sociedad del mismo género. Los misterios que habían comenzado á representar los peregrinos que venían de la Tierra Santa, y que representaban también los privilegiados no eran otra cosa que traducciones puestas en diálogo de pasages de la Santa Escritura ó de leyendas célebres, pero sin plan y sin orden alguno en la composición. El autor seguia el testo santo con un servilismo que cscluia toda especie de orden y de método. De aqui los continuos cambios de escena y la estraordinaria pesadez de estas representaciones dramáticas, que llegaron á durar hasta un mes entero. De esta manera se compuso el misterio de Las actas de los apóstoles, el de la Concepción, el de la Asunción, etc. Pero el misterio por escelencia fué el de la Pasión de Nuestro Señor, que abrazaba toda la vida de Jesucristo, introducía en la escena cien personages, y se dividía en seis partes distintas, subdividida cada una en piezas que formaban misterios separados.
Al lado de los misterios principiaron bien pronto las moralidades, en las cuales los autores, abandonando el camino trillado hasta entonces, buscaron nuevos recursos en la mitología, inventando fábulas alegóricas. Las farsas y las gargarillas vinieron después á atacar la ridiculez, siendo verdaderamente mas propias para hacer reir que para enseñar, y mas llenas de figuras y de escenas grotescas y cómicas que de pinturas de naturaleza mas elevada. Sin embargo, algunas veces se llegó á la verdad cómica y se vieron algunas farsas que merecen el nombre de comedias, como El Abogado Patelin, en que la invención y el diálogo tienen algún mérito y honran en cierta manera al siglo que lo produjo.
Llega por fin la época en que al mérito parcial y á los escritores notables por los esfuerzos empleados en la formación y desarrollo literario, suceden las glorias completas sin restricción y los nombres verdaderamente grandes. En esta época todas las artes á la vez despiertan de su letargo ó resucitan mas bien de la muerte. La pintura, la escultura, la poesía se elevan reflejando sus rayos luminosos sobre las tinieblas
Al mismo tiempo que las memorias y crónicas tomaban proporciones nuevas, elevándose á la dignidad de la historia, principiaba á conocerse la necesidad desconocida hasta esta época de la historia general y dogmática, esto es, de la historia que enseña á los pueblos su origen y sigue después todas su vicisitudes paso á paso á través de los tiempos Roberto Gaguin (1440—1501) fué el primero que intentó sacar la historia de Francia de las tinieblas que la ocultaban y descargarla de las fábulas, de las tradiciones y de las leyendas que embarazaban á cada paso é impedían el descubrimiento de la verdad.
Este mismo Roberto Gaguin, fué uno de los primeros que trabajaron para abrir al genio un nuevo camino en la literatura, puesto que en unión del ilustre Juan Gerson (1363―1429), canciller de la universidad de París, dió los primeros pasos en la oratoria. En 1460, Martin Delphe publicó un tratado de este arte.
Es un espectáculo digno de llamar la atención, el observar los medios sucesivos, las trasformaciones sensibles por que iba pasando la lengua francesa, sujeta á los caprichos de la imaginación y á las necesidades de la rima. Cada año se notaba un nuevo progreso, y en cada poeta un lenguaje particular. Cristina de Pisan hubiera sido una grande poetisa sin las dificultades que la ofrecía la lengua imperfecta y pobrísima en que habia de escribir. Compuso, sin embargo, un número grande de poemas y entre ellos el Romance de Héctor ó las Cien historias de Troya.
Alain Chartier (1386-1458) escitó entre sus contemporáneos la admiración que nos confirma la anécdota del beso dado sobre la boca elocuente del poeta por la reina Margarita de Escocia. Carlos de Orleans (1391―1463) padre de Luis XII, hijo de la juiciosa Valentina de Milán, escríbió en un lenguaje mas claro, mas puro, mas preciso y manejado con mucho mas vigor. Unas veces tierno, otras gracioso y mas poético que el de Cristina; cuando canta la hermosura de su dama y la riqueza de la naturaleza es mas valiente, mas enérgico que cuando canta los ingleses vencidos y la libertad de su patria. Sus poesías han estado perdidas hasta 1734 en que las descubrió el padre Sallíer. Esta aparición tardía ha contribuido á la gloria de Villon (1431―1490) á quien Boileau atribuía los primeros ensayos de la musa francesa. Todos saben la vida aventurera de Villon, sus relaciones poco decorosas, sus amores de baja esfera, su inclinación á las industrias criminales, su condenación á la pena de muerte, su apelación al parlamento que le salvó y sus incorregibles reincidencias. Su poesía se resiente de sus costumbres y de su método de vida; está impregnada de la mas completa inmoralidad con una tendencia continua á las gracias groseras y obscenas. A pesar de todo, ha obtenido grandes alabanzas y ha dado materia á decorosas imitaciones. Marot, Rabelais, La Fontaine le han tenido una singular predilección, le han estudiado y han sacado partido de su escuela. El perfeccionó la rima y dio á la frase poética una energía y una flexibilidad desconocidas hasta entonces. Entre sus poesías poco numerosas y que consisten sobre todo en baladas y redondillas, etc., son notables El testamento grande y El testamento pequeño.
Entre los poetas franceses de este siglo debemos contar á Marcial de la Auvernia ó de París, nacido por los años de 1440 y muerto en 1508, de quien ha dicho el abate Goujet que era el hombre de su siglo que mejor habia escrito. Octaviano de San Gelais, nacido en 1466, muerto en 1502, dejó algunas poesías originales, una traducción en verso de la Eneida y otra de las Epístolas de Ovidio.
Del siglo XV data también en Francia el origen de la poesía dramática. El 4 de diciembre de 1402, los cofrades de la Pasión de Nuestro Señor, habiendo trabajado delante del rey, obtuvieron un privilegio real, que los autorizaba á establecerse en París con esclusion de toda otra sociedad del mismo género. Los misterios que habían comenzado á representar los peregrinos que venían de la Tierra Santa, y que representaban también los privilegiados no eran otra cosa que traducciones puestas en diálogo de pasages de la Santa Escritura ó de leyendas célebres, pero sin plan y sin orden alguno en la composición. El autor seguia el testo santo con un servilismo que cscluia toda especie de orden y de método. De aqui los continuos cambios de escena y la estraordinaria pesadez de estas representaciones dramáticas, que llegaron á durar hasta un mes entero. De esta manera se compuso el misterio de Las actas de los apóstoles, el de la Concepción, el de la Asunción, etc. Pero el misterio por escelencia fué el de la Pasión de Nuestro Señor, que abrazaba toda la vida de Jesucristo, introducía en la escena cien personages, y se dividía en seis partes distintas, subdividida cada una en piezas que formaban misterios separados.
Al lado de los misterios principiaron bien pronto las moralidades, en las cuales los autores, abandonando el camino trillado hasta entonces, buscaron nuevos recursos en la mitología, inventando fábulas alegóricas. Las farsas y las gargarillas vinieron después á atacar la ridiculez, siendo verdaderamente mas propias para hacer reir que para enseñar, y mas llenas de figuras y de escenas grotescas y cómicas que de pinturas de naturaleza mas elevada. Sin embargo, algunas veces se llegó á la verdad cómica y se vieron algunas farsas que merecen el nombre de comedias, como El Abogado Patelin, en que la invención y el diálogo tienen algún mérito y honran en cierta manera al siglo que lo produjo.
Llega por fin la época en que al mérito parcial y á los escritores notables por los esfuerzos empleados en la formación y desarrollo literario, suceden las glorias completas sin restricción y los nombres verdaderamente grandes. En esta época todas las artes á la vez despiertan de su letargo ó resucitan mas bien de la muerte. La pintura, la escultura, la poesía se elevan reflejando sus rayos luminosos sobre las tinieblas
No hay comentarios:
Publicar un comentario