lunes, mayo 05, 2008

Viage ilustrado (Pág. 231)

lia, entre otras espresiones, «los términos de guerra, abandonando los propios y antiguos.»
En épocas mas recientes se introdujeron en el francés algunas raices inglesas, á lo cual no contribuyó poco la conformidad de tendencias políticas.
El francés es una lengua eminentemente analítica; no tiene la facilidad de formar con varias radicales la espresion única de una idea complexa; tampoco tiene aumentativos ni diminutivos, esceptuando algunos pocos. Sus adjetivos no son tan numerosos como en otros idiomas.
No hay en la lengua francesa mas que dos géneros, el masculino y femenino; tiene el artículo definido, y lo debe al mismo origen que el español, es decir, lo ha tomado del latin ille, illa. La conjugación francesa se parece mucho á la española en sus elementos; pero no se presta á la formación de oraciones de gerundio, ni cuenta mas que dos verbos auxiliares.
La lengua francesa no se construye con tanta facilidad como la española; la frase de aquella es mas embarazosa y huye de las inversiones. En cambio, el lenguaje resulta claro, pero muchas veces frio.
Willam Edwarsd, en sus Investigaciones sobre las lenguas célticas, cree que la pronunciación actual del francés es un resto de la pronunciación céltica, y cita en prueba de su opinión las vocales nasales que los latinos no conocían. Otros creen que la pronunciación dominante es la de los antiguos francos. Como quiera que sea, las vocales sonoras latinas a, o, i, se hallan cambiadas en francés por las sordas e, eu, u. El sonido eu es debido al Norte, porque ha habido épocas en que la palabra fleur, por ejemplo, se pronunciaba en el Mediodía de la Francia flur. La pronunciación francesa ha sufrido muchas modificaciones: en algunos versos antiguos se halla la voz croître rimando con apparoître; la palabra reine era en tiempos antiguos roine. El diptongo ai, que hoy se pronuncia e, se leia haciendo sonar las dos vocales que le componen. Varios consonantes finales que en el día suenan, tales como l, n, r, no se pronunciaban antiguamente.
La pronunciación de la lengua francesa es sumamente complicada, y el conjunto de reglas á que está sujeta podría formar un arte completo digno de estudiarse aparte de la gramática. Esta desventaja que no tienen el español y el italiano, lejos de desaparecer del idioma francés, se afirma en él y constituye uno de sus caracteres mas notables. Los escritores son tan celosos de la ortografía característica de su idioma, que consideran como un grande error escribir, por ejemplo: ai por ei, aun en aquellas palabras en que ambos diptongos tienen la misma pronunciación. Ni aun en la poesía se autorizan las licencias que tiendan á alterar la ortografía.
La poesía francesa se diferencia muy poco de la prosa, porque la metáfora y la inversión no hacen buen papel en el francés cuando se prodigan.
La cadencia del idioma francés es muy pobre. Puede decirse que todas las voces son agudas, porque en las únicas donde el acento carga en la penúltima sílaba, la última es muda; de aquí resulta una monotonía que no permite á los poetas franceses usar asonancias ni versos libres.
Hay en la lengua francesa otro defecto muy notable, y es una gran cantidad de palabras homónimas, que dan lugar á mil retruécanos y equívocos, razón por la cual los escritores se ven en la precisión de hacer un estudio profundo de la espresion de sus conceptos. Como hay que huir de tantos escollos, como la inversión es raras veces posible, como las dificultades mismas del francés obligan á estudiar lo que se escribe, resulta una ventaja, la única quizá de que puede vanagloriarse el idioma francés, y es la claridad; pero creemos que todas las lenguas son susceptibles de presentarla si se escriben con el mismo cuidado que los franceses tienen que emplear por necesidad para la suya.
Algunos han dicho que el francés es por escelencia la lengua de la conversación y de las ciencias, y esto consiste en que no aparece tan metafórica como otros idiomas. Ella ha logrado introducirse en la diplomacia, y lo debe, en nuestro concepto, á la política en primer lugar, y luego al afán con que procuran pulirla y sujetarla á reglas fijas los escritores franceses, á fin de facilitar su estudio. Otra circunstancia ha influido mucho en la propagación de la lengua francesa, y es la boga que adquirieron los escritores filosóficos franceses del siglo pasado; los adelantos de las ciencias y la multitud de obras científicas escritas en francés, han hecho casi necesario el estudio de este idioma para los que se dedican á ciertas carreras.
El dominio de la lengua francesa, como lengua vulgar, abraza en Europa, ademas de la Francia, una parte considerable de la Bélgica, y casi la totalidad de los cantones suizos de Ginebra, Vaud y Neufchatel: en parte los de Berna y Friburgo, el Bajo Valais, toda la Saboya, el valle de Aosto y una porción del condado de Niza; también se habla en las islas anglo―normandas Jersey y Guernesey, en algunas colonias asiáticas, en las del Senegal, en la isla de Borbon, en las Mascariñas, Mauricio, Rodrigo y las Seichelas. Se va introduciendo también en la población indígena de Argelia, y se halla muy estendida por la América, aunque no tanto como la española.
En Francia existen todavía muchos dialectos, entre ellos el normando, del cual dependen los de la Alta Bretaña, de la Perche, del Alto Maine, de Angers, de Poitiers y de Saintes; el picardo, del cual dependen el artesiano y los de Retz y del Bajo Maine; al Este se encuentra el borgoñon, con los dialectos de Lorena, Champaña, Franco―Condado, Berri, Nivernés y Bajo Borbonés A las orillas del Vilaine se habla todavía el francés del siglo XIII. Los dialectos de Champaña y de Normandía no se diferencia tanto por algunas voces estrañas como por el acento particular con que se pronuncian. En cuanto al borgoñon, es el dialecto mas notable que han tenido sus poetas y su literatura.
En mas de treinta departamentos del Mediodía, se encuentran el lemosin, el provenzal y el dialecto del Langüedoc que se aproxima mucho al catalán.
Cerca de un millón de habitantes del Finisterre, del Morbihan y de las costas del Norte hablan el celta bretón, y algunas comarcas de los Bajos Pirineos, el vascongado. El alemán se habla en los departamentos del Alto y Bajo Rhin y en una parte de los del Mosela y de la Meurthe; el flamenco domina en una parte notable de las fronteras del Norte, el catalán se habla en los Pirineos Orientales y el italiano en Córcega. Terminaremos con la observación siguiente. La transición entre una aldea francesa y otra donde se habla el alemán, el flamenco ó el bretón es brusca, al paso que en el Mediodía, el viagero pasa por una série de

No hay comentarios: