de Niolo y las agradables y fértiles cercanías de Dalagna. Sus poblaciones mas notables, son: San Florencio, cuya admirable catedral, de estilo gótico, llama la atención de todos los inteligentes; Calvi, plaza fuerte de 1,000 habitantes, arruinada en parte desde el asalto que sostuvo contra los ingleses en 1791; Corte, Olmeto, Sartone, teatro de escenas sangrientas en 1830; Bonifacio y Morosaglia, cuna y frecuente morada del célebre Paolí. Las playas corsas están rodeadas de pequeñas islas, entre las cuales se distinguen la de Rossa, que tiene una pequeña ciudad de 1,400 almas, las poblaciones de Calacucia y Dartelica, y los baños de Guagno, de Pietrapala y otros. Los habitantes de esta isla son en general de un carácter fuerte y vigoroso, al paso que muy dados á la venganza. Entre las gentes notables que aquí han visto la luz primera, pueden contarse la familia de Bonaparte, el célebre guerrero y político Pascuale Paolí, el conde Pozzo di Borgo, Salicetti, Sebastiani y otros, que, asi con sus libros como con sus espadas, han logrado causar la admiración del mundo.
GRAN DUCADO DE TOSCANA.
El Gran Ducado de Toscaza está comprendido entre los territorios de Luca y de Módena, los estados romanos y el Mediterráneo. Esta es la antigua Etruria, donde los pelasgos, los meonios de Lydia, los ligurios y otros antiguos pueblos vinieron sucesivamente á plantar sus tiendas y á traer sus artes y sus creencias. Vencida Roma, los godos, los lombardos, y los francos de Carlo–Magno se apoderaron sucesivamente de esta parte de su herencia. Después, la Roma de los Papas estableció aqui repúblicas, cuyas libertades y riquezas absorbieron en provecho suyo los Médicis. Tal es la suerte de todo lo que es bueno, escitar la envidia y ser objeto de la ambición, porque la Toscana, sobre todo después de la desaparición de las marismas, es un magnífico pais, fértil en todos los productos meridionales, poblado de hombres activos, inteligentes é industriosos, y Florencia, su capital merece su nombre de ciudad de las flores; flores de rosa que caen en festones sobre sus muros, y flores del genio y de las artes, porque es la patria de Miguel Ángel, de Maquiavelo, de Galileo y del Dante, que soñó el infierno cuando fué desterrado de su ciudad natal.
Florencia, situada á orillas del Arno, en medio de una llanura esmaltada de flores, ve elevarse en segundo término y en torno de ella una corona de colinas cubiertas de olivares, de viñedos y de deliciosas aldeas. Sus monumentos son dignos de la ciudad que los contiene. La catedral y la Campanila son de una arquitectura admirable. El palacio Pitti, que hoy habita el gran duque, y cuya base esterior está compuesta de grandes rocas cortadas, admira por de fuera por su sólida construcción , y por dentro por el lujo de sus adornos y por la maravilla que encierra. La plaza del Gran Duque, con su torre de la edad media y su Loggia dú Lanzí, magnífico pórtico adornado de estatuas, obras maestras del cincel italiano, es de un efecto imposible de describir. Si se entra en la iglesia de Santa Cruz, se siente una emoción inesplicable á la vista de los sepulcros de Galileo, de Miguel Ángel, de Alfieri, de Maquiavelo y de Leonardo Bruni, el Aretino. El palacio Strozzi que compone solo una manzana rodeada por cuatro calles, con sus ventanas estrechas, y sus troneras en el piso bajo, que parecen preparadas siempre para las sediciones interiores y las guerras civiles, es un verdadero monumento de arquitectura florentina. No enumeraremos las bibliotecas, los museos, las preciosas colecciones que encierra la ciudad de los Médicis; pero no podemos abandonar sus muros sin hacer mención de la Rotonda, de este tabernáculo del arte, donde la Venus de Medicis se eleva sobre su atrio de mármol, junio á la Niove, enfrente de la Venus del Ticiano, de la Sacra familia, de Andrés del Sarto, y de otras obras maestras escogidas, cuyo grupo está tan felizmente combinado, que nada hay en el mundo con que compararlo.
Añadiremos para que nuestro cuadro sea lo mas completo posible, que Florencia es nombrada por sus mosaicos incrustados de piedras preciosas, sus sederías, sus sombreros de paja y sus porcelanas.
Pisa, la antigua rival de Florencia, y poderosa república comercial en el siglo XIII, es ahora una ciudad llena de encanto y de interés. Su torre inclinada, que se levanta oblicua sobre una vasta plaza invadida por la yerba, cerca de su magnífica catedral de mármol, de su Baptisterio y de su Campo Santo, es uno de esos espectáculos que es necesario ver para apreciarlos. El Campo Santo es un cementerio, pero es lo mas poético que se puede soñar; mas de seiscientas tumbas de mármol de Páros pueblan este religioso recinto, al que decoran frescos de Orcagna; y la tierra misma que lo compone fué traída de Jerusalem por los piadosos guerreros de la tercera cruzada.
Siena es rica, industriosa y muy poblada; apenas se ve en esta ciudad un mendigo. Liorna es el puerto franco de la Toscana, lo que da á su comercio una gran estension. Liorna que no era mas que un pueblo pequeño cuando Pisa florecía orgullosa con sus 120,000 almas, cuenta hoy cerca de 80,000, mientras que esta apenas tiene actualmente 20,000.
A causa de los tratados, el Ducado de Luca ha venido á ser una dependencia del Gran Ducado de Toscana. Durante cerca de cuatrocientos años los lucanos se rigieron por un gobierno democrático, y si se ha de juzgar por su población, comparada á la estension de su suelo, fué un pueblo dichoso y próspero. Los lucanos son industriosos y amantes del trabajo; de su territorio han hecho un vasto jardín que produce granos, viñas, olivares, castaños y moreras, y hay valles tan bien cultivados y fértiles, que dan quince y veinte por uno. Los lucanos tienen también un aire resuelto y modales desembarazados.
Luca es una hermosa ciudad; sus calles son anchas, bien empedradas y adornadas de casas bien construidas. Su fortificación es regular y se compone de once bastiones. El palacio ducal es un vasto edificio, y contiene un arsenal con lo necesario para armar 20,000 hombres. Hay en Luca muchas manufacturas, de seda, y se hace un gran comercio en aceite, mercería, vinos, frutas, y especialmente en aceitunas. Via–Reggio es un pueblo bastante fuerte y el solo puerto de este pequeño estado. Nada diremos del estado de Monaco, cuya capital tiene 1,200 almas, y cuyo principe apenas puede vivir como una persona decente en Madrid.
Con añadir que, segun la atrevida frase de un viagero, toda la estension de Monaco se atraviesa en el espacio en que se fuma ordinariamente un cigarro, creemos que está dicho todo. Pues á pesar de esto,
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