to, monte muy considerable, que conserva nieve en el verano, y el Limbara, otro monte de notable altura.
Entre todas estas montañas hay numerosas y estensas llanuras, distinguiéndose mucho la nominada Campidano, vega grande y fértilísima, regada por cuatro rios, de los cuales el mas caudaloso es el Tirso, que atravesando la isla, desemboca en el golfo de Oristano. En esta deliciosa tierra, han existido hasta sesenta volcanes, según las tradiciones que en ella se conservan, y el testimonio de la historia.
Las poblaciones principales de la Cerdeña son: Cagliari, cabeza de distrito de la parte meridional de la isla, que consta de 30,000 almas, Sassari, cabeza de distrito de la parte septentrional, muy rica en manantiales de agua, que contiene 21,000 habitantes; y otras, como Oristano, arzobispado de 6,000 almas.
Uno de los edificios mas antiguos, entre los magníficos y numerosos que han ornado esta isla, es el palacio de Medusa, de rara construcion, situado cerca de Laconi y de Sorgano. Lleva el nombre de la maga que pintaban los poetas como la mas hermosa de las princesas de su tiempo, porque parece que nació y reinó en la antigua Sardinia, hoy Cerdeña. Tiene esta, dos universidades, una en Cagliari y otra en Sassari, y una sociedad agraria y económica. El mínimun de sus fuerzas militares de todas armas es de 16,000 hombres; pero en caso necesario pueden ascender hasta cerca de 100,000. La marina sarda es escelente, como acreditó la espedicion de Trípoli.
Entre sus fortificaciones distínguense como las mas notables las que construyeron los españoles en el siglo XVI. Merecen particular mención el pintoresco castillo de Sassari, en cuyo campanario aun lucen las armas aragonesas. Esta fortaleza es de época anterior: fué edificada en 1330, cuando los sardos se rebelaron contra el rey don Alfonso de Aragón.
El número de habitantes que hoy tiene la Cerdeña, es de 400,000. Su idioma es una verdadera mezcla de los de algunos de sus conquistadores, principalmente del griego, del árabe y del español, y tiene la particularidad de carecer de futuro. Por esto se ha dicho que los sardos no pensaban en el porvenir. Ademas de su lengua, usan varios dialectos: el catalán, el genovés y el patuescorso.
Si el comercio de la India, dice un viagero, vuelve algún dia á tomar el camino de Suez y del mar Rojo, la Cerdeña será sin duda, una hermosa y cómoda escala, debida á la buena posición del golfo de Cagliari, el cual es muy á menudo surcado por todos los buques procedentes de Levante que se dirigen al Oeste y al Norte del Mediterráneo. El coral que producen las costas de estas islas es famoso por su hermosura, y constituye uno de los principales géneros de su riqueza, asi como su escelente trigo, el atún que en ella se pesca, que siendo á razón de 100,000 por año, da una renta de 8.000,000 de reales, y la gran cantidad y buena calidad de su queso, que proporciona á los lazzaroni de Nápoles un manjar delicioso unido á sus esquisitos macarrones.
Mucho mas adelantados pudieran encontrarse cntre los sardos la industria, la artes y el comercio, si desde antes de haber empezado á gozar de los beneficios de la paz hubiesen tenido gobiernos protectores y que se hubieran cuidado mas de los adelantamientos de su conquista que de su propio engrandecimiento. Su buena posición para el comercio con el esterior, la proverbial fertilidad de sus tierras y las brillantes cualidades con que la naturaleza ha dotado á los naturales de la Cerdeña, son circunstancias todas muy apreciables, y que favorecidas por una administración protectora, hubiera sido muy fecunda en felices resultados. Pero la aproximación de la isla al continente latino la ha obligado á estar siempre sometida al yugo de los diferentes estados de Italia, habiendo sido muy breves y fugaces los días de su independencia.
De muy poco, pues, lo han valido su ventajosa posición, que abre sus puertos y sus radas al comercio, y atrae la industria nacional y estrangera, y el talento, el valor, la agreste originalidad de los sardos, y otras prendas no menos dignas con que la ha favorecido el cielo, sin duda para que jamás ocupase el miserable lugar que ha ocupado en el cuadro de los pueblos de la culta y civilizada Europa. Asi es que nada han podido las circunstancias favorables que hemos indicado, contra los elementos de ruina que siempre ha abrigado en su seno, los cuales han hecho viciosas sus instituciones, difíciles, sino imposibles, sus obras de comunicación interior, estraña la armonía y el equilibrio social, y frecuentes y familiares solamente el vicio, el pillage, el robo y el asesinato. Si á todo esto se añade la indolencia, hija de la temperatura del clima, que domina á los sardos, tendremos el conjunto de causas que han neutralizado sus facultades y paralizado los progresos de la industria y de las letras entre los moradores de esa isla tan codiciada por los estrangcros.
Por mas que el estado de su civilización sea nada envidiable, no es posible convenir con la Bruyere en el juicio que ha formado de los hijos de la Cerdeña, cuando dice: «Hay en esta isla ciertos animales feroces, machos y hembras, esparcidos por los campos, negros, lívidos, tostados por el sol, pegados a la tierra, que están cavando con una tenacidad invencible, los cuales tienen una voz articulada, y cuando se levantan sobre sus pies presentan un rostro humano, y se ve que con efecto son hombres, se retiran de noche á sus pajares, donde se alimentan de pan negro, de agua y de raices. Esas criaturas ahorran á las demás el trabajo de sembrar, de trabajar y de recoger para vivir, y merecerían ciertamente comer de ese pan que sembraron.» Este juicio, en nuestro concepto, solamente puede ser aplicable á la parte de la población que aun se encuentra en estado semisalvage, y aun asi parece deducirse de sus mismas palabras. A la demás no la consideramos merecedora del lamentable descuido á que ha estado reducida.
La Cerdeña rinde al erario 3.000,000 reales por contribuciones indirectas, y muy cómodamente podría rendir mucho mas, si sus intereses agrícolas no estuviesen heridos de muerto por los muchos feudos que absorben el numerario, sin servir de nada para el cultivo de la tierra. Existen setenla y seis feudos, cuya influencia ya ha sido muy modificada por la autoridad real. Si el gobierno piamontés sigue mirando por los intereses de la isla, nada tiene de estraño que comience á ser otra su suerte. Las reformas introducidas por la última administración ya han empezado á hacerse perceptibles. Un camino real y otras varias comunicaciones han estrechado los vínculos de amistad entre los hijos de Cagliari y de Sassari, acérrimos enemigos antes de las relaciones nuevamente establecidas. Se ha levantado un cuerpo de ingenieros, con destino á los puentes y calzadas, y las escuelas pú–
Entre todas estas montañas hay numerosas y estensas llanuras, distinguiéndose mucho la nominada Campidano, vega grande y fértilísima, regada por cuatro rios, de los cuales el mas caudaloso es el Tirso, que atravesando la isla, desemboca en el golfo de Oristano. En esta deliciosa tierra, han existido hasta sesenta volcanes, según las tradiciones que en ella se conservan, y el testimonio de la historia.
Las poblaciones principales de la Cerdeña son: Cagliari, cabeza de distrito de la parte meridional de la isla, que consta de 30,000 almas, Sassari, cabeza de distrito de la parte septentrional, muy rica en manantiales de agua, que contiene 21,000 habitantes; y otras, como Oristano, arzobispado de 6,000 almas.
Uno de los edificios mas antiguos, entre los magníficos y numerosos que han ornado esta isla, es el palacio de Medusa, de rara construcion, situado cerca de Laconi y de Sorgano. Lleva el nombre de la maga que pintaban los poetas como la mas hermosa de las princesas de su tiempo, porque parece que nació y reinó en la antigua Sardinia, hoy Cerdeña. Tiene esta, dos universidades, una en Cagliari y otra en Sassari, y una sociedad agraria y económica. El mínimun de sus fuerzas militares de todas armas es de 16,000 hombres; pero en caso necesario pueden ascender hasta cerca de 100,000. La marina sarda es escelente, como acreditó la espedicion de Trípoli.
Entre sus fortificaciones distínguense como las mas notables las que construyeron los españoles en el siglo XVI. Merecen particular mención el pintoresco castillo de Sassari, en cuyo campanario aun lucen las armas aragonesas. Esta fortaleza es de época anterior: fué edificada en 1330, cuando los sardos se rebelaron contra el rey don Alfonso de Aragón.
El número de habitantes que hoy tiene la Cerdeña, es de 400,000. Su idioma es una verdadera mezcla de los de algunos de sus conquistadores, principalmente del griego, del árabe y del español, y tiene la particularidad de carecer de futuro. Por esto se ha dicho que los sardos no pensaban en el porvenir. Ademas de su lengua, usan varios dialectos: el catalán, el genovés y el patuescorso.
Si el comercio de la India, dice un viagero, vuelve algún dia á tomar el camino de Suez y del mar Rojo, la Cerdeña será sin duda, una hermosa y cómoda escala, debida á la buena posición del golfo de Cagliari, el cual es muy á menudo surcado por todos los buques procedentes de Levante que se dirigen al Oeste y al Norte del Mediterráneo. El coral que producen las costas de estas islas es famoso por su hermosura, y constituye uno de los principales géneros de su riqueza, asi como su escelente trigo, el atún que en ella se pesca, que siendo á razón de 100,000 por año, da una renta de 8.000,000 de reales, y la gran cantidad y buena calidad de su queso, que proporciona á los lazzaroni de Nápoles un manjar delicioso unido á sus esquisitos macarrones.
Mucho mas adelantados pudieran encontrarse cntre los sardos la industria, la artes y el comercio, si desde antes de haber empezado á gozar de los beneficios de la paz hubiesen tenido gobiernos protectores y que se hubieran cuidado mas de los adelantamientos de su conquista que de su propio engrandecimiento. Su buena posición para el comercio con el esterior, la proverbial fertilidad de sus tierras y las brillantes cualidades con que la naturaleza ha dotado á los naturales de la Cerdeña, son circunstancias todas muy apreciables, y que favorecidas por una administración protectora, hubiera sido muy fecunda en felices resultados. Pero la aproximación de la isla al continente latino la ha obligado á estar siempre sometida al yugo de los diferentes estados de Italia, habiendo sido muy breves y fugaces los días de su independencia.
De muy poco, pues, lo han valido su ventajosa posición, que abre sus puertos y sus radas al comercio, y atrae la industria nacional y estrangera, y el talento, el valor, la agreste originalidad de los sardos, y otras prendas no menos dignas con que la ha favorecido el cielo, sin duda para que jamás ocupase el miserable lugar que ha ocupado en el cuadro de los pueblos de la culta y civilizada Europa. Asi es que nada han podido las circunstancias favorables que hemos indicado, contra los elementos de ruina que siempre ha abrigado en su seno, los cuales han hecho viciosas sus instituciones, difíciles, sino imposibles, sus obras de comunicación interior, estraña la armonía y el equilibrio social, y frecuentes y familiares solamente el vicio, el pillage, el robo y el asesinato. Si á todo esto se añade la indolencia, hija de la temperatura del clima, que domina á los sardos, tendremos el conjunto de causas que han neutralizado sus facultades y paralizado los progresos de la industria y de las letras entre los moradores de esa isla tan codiciada por los estrangcros.
Por mas que el estado de su civilización sea nada envidiable, no es posible convenir con la Bruyere en el juicio que ha formado de los hijos de la Cerdeña, cuando dice: «Hay en esta isla ciertos animales feroces, machos y hembras, esparcidos por los campos, negros, lívidos, tostados por el sol, pegados a la tierra, que están cavando con una tenacidad invencible, los cuales tienen una voz articulada, y cuando se levantan sobre sus pies presentan un rostro humano, y se ve que con efecto son hombres, se retiran de noche á sus pajares, donde se alimentan de pan negro, de agua y de raices. Esas criaturas ahorran á las demás el trabajo de sembrar, de trabajar y de recoger para vivir, y merecerían ciertamente comer de ese pan que sembraron.» Este juicio, en nuestro concepto, solamente puede ser aplicable á la parte de la población que aun se encuentra en estado semisalvage, y aun asi parece deducirse de sus mismas palabras. A la demás no la consideramos merecedora del lamentable descuido á que ha estado reducida.
La Cerdeña rinde al erario 3.000,000 reales por contribuciones indirectas, y muy cómodamente podría rendir mucho mas, si sus intereses agrícolas no estuviesen heridos de muerto por los muchos feudos que absorben el numerario, sin servir de nada para el cultivo de la tierra. Existen setenla y seis feudos, cuya influencia ya ha sido muy modificada por la autoridad real. Si el gobierno piamontés sigue mirando por los intereses de la isla, nada tiene de estraño que comience á ser otra su suerte. Las reformas introducidas por la última administración ya han empezado á hacerse perceptibles. Un camino real y otras varias comunicaciones han estrechado los vínculos de amistad entre los hijos de Cagliari y de Sassari, acérrimos enemigos antes de las relaciones nuevamente establecidas. Se ha levantado un cuerpo de ingenieros, con destino á los puentes y calzadas, y las escuelas pú–
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