martes, junio 30, 2009

Viage ilustrado (Pág. 405)

Iglesia de San Pedro en Roma

bóveda del Panteon, y producen el efecto mas admirable. Lo mismo puede decirse de otra gran composición de Bernin, llamada la cátedra de San Pedro, que termina la iglesia de una manera felicísima. Los cuatro doctores que sostienen esta cátedra son de un gran estilo, y tiene cada uno cinco metros de dimensión. A ambos lados de esta máquina colosal hay dos mausoleos hermosísimos de dos papas, Pablo y Urbano VIII. El magnífico pabellón de bronce, de que acabamos de hablar, puede en cierto modo, servir de medida para juzgar de la grandeza del edificio en que está colocado, considerando que desde el pavimento de la iglesia hasta lo mas alto de la cruz que le termina, hay 41 metros de altura; pero como nada es grande sino por comparación, este pabellón, que seria colosal en cualquiera otra parte, no es mas que proporcionado bajo una cúpula cuya altura interior es de 113 metros con un diámetro de 44 (1)
El palacio del Vaticano, donde reside el papa, está junto á la iglesia de San Pedro, y mas que un edificio regular, es un conjunto de hermosos pedazos mal unidos. Cuéntanse en el doce mil quinientas cámaras, salas y gabinetes, y brilla por todas partes la mas estraordinaria magnificencia. La biblioteca que hay en él es muy grande y posee infinitos manuscritos, aunque el tesoro inagotable del Vaticano son los frescos de Rafael.
Las breves líneas en que Mad. Staël describe la visita al Vaticano de Osvaldo y Corina en su célebre novela que lleva el último nombre, nos parecen tan bien escritas y tan dignas del asunto que las inspiraron, que no podemos menos de reproduciarlas en este lugar y en una obra como la presente.
«Fueron primeramente, dice, al Museo del Vaticano, aquel palacio de las estatuas donde se vé la figura humana divinizada por el paganismo, como ahora por el cristianismo los sentimientos del alma. Corina hizo repasará Osvaldo aquellas salas silenciosas, donde están reunidas las imágenes de los dioses y de los héroes, donde la mas perfecta belleza, en eterno descanso, goza al parecer de sí misma al contemplar aquellas facciones y aquellas formas admirables, se penetra no sé de qué designio de la Divinidad con el hombre, espresada en la noble figura con que le dotó; y el alma se eleva en tal meditación á esperanzas llenas de entusiasmo y de virtud; porque en el universo no hay sino una belleza, y con cualquier forma que se presente, escita siempre un movimiento religioso en el corazón del hombre. ¡Qué poseía para aquellos semblantes donde está siempre fija la espresion mas sublime, donde los mas grandiosos pensamientos se vén revestidos de tan digna imagen!
»A veces un escultor antiguo no hacia en su vida mas que una estatua, y aquella era toda su historia, que diariamente perfeccionaba; si amaba, si era amado, si recibía de la naturaleza ó de las bellas artes


(1) Domico Fontana, uno de los artistas mas grandes que empleó Sisto V, en este edificio, calculó que el gasto hecho en su tiempo y hasta entonces, subia á 45.000,000 de escudos romanos, lo cual hace una cantidad aproximada de 245.230,000 de francos. Considérese después el número de mármoles preciosos, pórfido y granito que adornan su interior, añádanse las pinturas en mosaico; estímense los bronces del pabellón y de la cátedra, y lo que han debido costar la plaza y el peristilo, y se verá que no basta con doblar dicha suma; por lo cual debe decirse que un edificio de esta clase no podía en los tiempos modernos haberse hecho sino en Roma, y por soberanos como los papas, que tienen el derecho de obtener estas enormes sumas para el culto de un Dios al cual lo deben todo, y del que son los primeros ministros.

jueves, junio 25, 2009

Viage ilustrado (Pág. 404)

gusto, no fué después sino una de las ideas de Miguel Ángel, el remate de su iglesia de San Pedro. «Vosotros admiráis, dijo él á las naciones, la masa del Panteon, y os espantáis de que la tierra lo sostenga; pues yo lo pondré en el aire.» El genio de Miguel Ángel pronunció estas atrevidas palabras, y su mano lo ejecutó. Dejemos á otros el cuidado de contar todos los mármoles, todo el pórfido, todo el granito que enriquecen el interior de este edificio, que posee ademas el precioso tesoro de las cenizas de Rafael.
Si el Panteón es el mas bello monumento del genio romano, el Coliseo es, sin contradicion», el testimonio mas admirable de su poderío. En el recinto que lo abraza, en la multitud de piedras que lo componen, en la reunion de columnas de todos los órdenes que se elevan circularmente unas sobre otras para sostener tres hileras de pórticos, en todas las dimensiones, en una palabra, de este edificio inmenso, reconocéis inmediamente la obra de un pueblo soberano del universo, y esclavo de un emperador. Vespasiano fué quien hizo levantar este prodigioso anfiteatro, al cual dio el nombre de Flaviano, del nombre de la familia de este emperador, y Colosseum, porque se veía cerca del sitio en que se construyó una estatua colosal de Nerón. Dos mil esclavos judíos, que Vespasiano habia traído de su espedicion á Judea, fueron empleados en su construcción, que quedó terminada en menos de dos años. Su solidez es tal, que habría triunfado completamente del tiempo, si los romanos modernos no hubiesen precipitado su ruina, demoliéndolo para emplear sus materiales en sus construcciones modernas. El palacio Farnesio, la Chancillería, y el palacio de Venecia en Roma fueron edificados con sus restos. La parte izquierda del Coliseo se encuentra felizmente bastante conservada todavía; mas todo lo demás, y casi todo el interior se halla destruido. Los pórticos del piso bajo y los del principal subsisten aun en el lado que mas se conserva, y se ven ademas porciones considerables de bóvedas donde estaban las gradas ó asientos en que se colocaban los espectadores, pero de los cuales no queda ya vestigio alguno. Desde lo alto del plano inclinado que estas bóvedas forman, es desde donde se disfruta todavía del espectáculo de obra tan admirable en toda su estension, y del efecto figurado que debian producir cien mil espectadores reunidos, aplaudiendo unánimemente el triunfo de algún gladiador.
Después de estos principales monumentos, lo que mas recuerda y caracteriza en Roma la grandeza de los antiguos, en sus edificios públicos, es la vista de las agujas ú obeliscos egipcios que se encuentran todavía en algunas de esta ciudad. Los romanos, ilustres bandidos que despojaron á las naciones vencidas de todos los objetos de lujo que en ellas encontraron, cogieron de Egipto, hallando medio de trasportarlas á su pais, aquellas masas enormes, las cuales emplearon después en adornar sus circos y sepulcros. Augusto fué el primero que las dio á conocer en Italia, haciendo colocar en medio del gran circo y consagrando al sol, el obelisco que todavía se ve en la actualidad cuando se llega á Roma por la puerta del Pueblo. En Aurelio Victor, se lee que habia en esta ciudad cuarenta obeliscos semejantes aunque de tamaños distintos. El mas elevado que se ve aun, es el que Sisto V hizo poner delante de la iglesia de San Juan de Letran, y que tiene, comprendiendo el pedestal, 47 metros de altura. Pero el mas hermoso y mejor conservado es el que ocupa el centro de la columnata de San Pedro, y que fué igualmente puesto por orden de Sisto V; es de un pedazo de granito de 24 metros de longitud, y su altura, con el pedestal y la cruz que lo termina, tiene 41 metros. La columna Antonina, que fué levantada en memoria de las victorias de Marco Aurelio es del género de la columna Trajana, y casi tan alta como ella, pero de gusto menos delicado, y adornada con bajos relieves de menor estimación.
El Foro, esta plaza tan célebre en otro tiempo, cubierta de templos, palacios y arcos triunfales, que era el centro de Roma, y por consiguiente del mundo conocido, y el teatro de tantas revoluciones, el Foro, actualmente un montón de ruinas, está reducido al campo de las vacas, Il Campo vaccino.
La moderna Roma no tiene la grandeza de la antigua, pero los edificios que la adornan, la hacen quizá llevar ventaja sobre la de otros tiempos. Esta ciudad, cuando era reina del mundo, no tenia nada que pudiese compararse á la iglesia de San Pedro, al palacio del Vaticano, y tal vez, otras muchas iglesias modernas oscurecen á los templos antiguos por la belleza de la arquitectura, y la riqueza de los materiales y ornamentos. Pero detengámonos enfrente de la iglesia de San Pedro que hemos visto al paso; una plaza magnífica se abre en círculo delante de este soberbio templo; en medio de este inmenso recinto, coronado circularmente de un vasto pórtico que sostiene sobre cuatrocientas columnas magestuosas, doscientas estatuas colosales, se eleva atrevidamente al aire, el magnífico obelisco de granito de que hace poco hemos hablado. No es cosa sorprendente que la iglesia de San Pedro haya venido á convertirse en un edificio tan prodigioso: fué proyectada por Julio II, emprendida por el genio de Leon X que ambicionaba obras maestras, y en fin, al cabo de muchos siglos, acabada por un hombre como Sisto V, que todo lo quería dejar concluido. Este monumento es uno de los mas estensos que se conocen. Divide en dos partes el monte Vaticano, cubre el circo de Nerón sobre el cual se halla fundado, y acaba de formar, entre Roma y el universo, la célebre via Triunfal. Podria amontonarse á mayor altura, sobre una superficie mas grande, mayor cantidad de piedras; pero de tantas porciones colosales, hacer un conjunto que solo respira grandeza, de tantas y tan brillantes riquezas construir un monumento que solo parece magnífico, y por último, de tantas partes hacer un todo, he aqui la obra maestra del arte, y la obra que se debe en parte á Miguel Ángel. Bramante, fué quien hizo el primer plano de esta iglesia, y quien empezó á ejecutarla: él llegó á concebir una cúpula mas atrevida y soberbia que la que tiene, pero pareció imposible el construirla. Miguel Ángel corrigió á su predecesor, é imaginó solamente lo que los hombres podian ejecutar mas grande y magnífico en arquitectura, en una palabra, el último grado de la posibilidad, que es donde el verdadero genio debe detenerse. Se halla edificada en forma de cruz latina, y del centro de esta cruz es desde donde se eleva magestuosamente la cúpula, cuya idea fué concebida por la vista del Panteón. Bajo esta cúpula está el altar mayor. El soberbio pabellón que le cubre y corona es lo que mas llama la atención cuando se entra en el templo; se halla sostenido por cuatro grandes columnas compuestas, las cuales fueron hechas por entonces, lo mismo que la cátedra de San Pedro, con el bronce que se saco de la

martes, junio 23, 2009

Viage ilustrado (Pág. 403)

su monarca dicta leyes como el mas poderoso rey, pone constituciones representativas cuando le parece, las quita asi que se cansa de ellas, y en fin, se entretiene en jugar á la magestad, si nos es permitido espresarnos asi.

ESTADOS ROMANOS.

Los Estados romanos tienen por límites, al N. la Toscana; y la Lombardía y al Mediodía de Nápoles; al 0. E. los baños Mediterráneo, á donde desemboca el Tiber de gloriosa memoria, y al E. el Adriático, sabinos, veyos, samnitas, hérulos, volscos, albunos y otros pueblos famosos por sus luchas contra el imperio naciente de Rómulo, y mas aun por sus derrotas, han formado parte de estas comarcas, que después han venido á ser la herencia de San Pedro. Muchos pueblos bárbaros han pisado sucesivamente el suelo donde se elevaban sus antiguas ciudades, de las que no queda mas que ruinas. Pero por todas partes, gloriosos recuerdos desde Eneas hasta Napoleon, admirables bellezas naturales, cascadas, lagos deliciosos, y soberbios palacios, se presentan al viagero á cada paso que da, y escitan vivamente su atención; pero sobre todo, lo que reasume para él toda la Italia, tanto la de los antiguos tiempos, como la de nuestros días, es la ciudad de las siete colinas, Roma.
Ferrara tiene sus palacios desiertos, las estatuas del Áriosto y la prisión del Tasso; Bolonia su antigua y célebre universidad, sus torres inclinadas y su galería de pinturas; Faenza sus famosos vidriados; Perusa, la gloria de Perugino; Asis, los restos de San Francisco; Ancona la anchura de su puerto y su proximidad á Loreto; Tívoli, sus cascadas, su villa de Este, su villa Adriana y sus deliciosas arboledas que sucesivamente vieron reverdecer Virgilio, Horacio, Catulo y posteriormente Zenobio: Fracati, sus dulces campiñas; Ostia, el último adiós de San Agustin á su madre; Viterbo es la ciudad de las fuentes hermosas, Orvieto, la de los escelentes vinos; Espoleto, recuerda los pelasgos; Rávena, á Teodorico, Narsés y Belisario; Sinigalia , tiene su célebre feria; Benevento, su arco triunfal; Terracina, sus lagunas Pontinas y sus leyendas siniestras de bandidos; Terni, su inmensa cascada, y en fin, Subiano muestra al viagero en el convento de San Benito, sus enramadas de rosales donde circulan blancas serpentinas. Pero todas estas curiosas ciudades, á pesar de su belleza y de los tesoros de historias y de artes que encierran, desaparecen y se eclipsan delante de Roma, como desaparecen las estrellas al venir la aurora. Cuando el viagero desembarca en Civita–Vechia y sube y baja sucesivamente las colinas fluctuantes que rodean las marismas por este lado, atraviesa con emoción la campiña desierta que se presenta ante él; mas bien pronto no mira mas que con ojos distraidos los campos de lirios que bordan el camino, los grandes bueyes que pacen y las cabras encaramadas en la punta de las rocas, y su vista, abarcando el horizonte, quiere devorar la distancia, desea adivinar un punto en el espacio, un punto que ignora, pero que presiente; este punto es la cúpula de San Pedro, Roma.
Apenas ha atravesado los jardines cubiertos de rosales y ha penetrado por la puerta Cavaligiera, comienzan á desarrollarse ante su vista las maravillas de la ciudad eterna. A su izquierda se levantan San Pedro, el Vaticano y su columnata, y á su derecha se ostenta á su vista el castillo de Sant–Angelo; atraviesa el Tiber por un puente adornado de estatuas colosales, sigue la via de los Contadinos, llega á la plaza de España y se halla al pie de la Scalinata; delante de él está el Monte Pimio con la academia francesa, la Trinidad del Monte, y formando ángulo con la via Festocalenda, la casa que habitó Poussin. Después atraviesa el Corso, que por un lado termina en la villa Borghese y por el otro en el palacio de Venecia; el corso, teatro de las carreras de caballos barberinos y de las mil locuras del carnaval.
Es imposible dar un paso en Roma sin encontrar ruinas en mejor ó peor estado que recuerdan toda la serie del pasado, desde las prisiones Mamertinas basta la casa de Rienzi. Entre las que están mejor conservadas se distinguen los arcos de triunfo de los emperadores Tito y Constantino. El primero no tiene mas que una arcada, adornada por dentro de bajos relieves que representan por un lado á Tito, en una carroza tirada por cuatro caballos después de la toma de Jerusalen, y por el otro, el candelero de los siete brazos, la mesa de oro y los demás despojos del templo. El segundo tiene tres arcadas, y fué erigido por el senado y el pueblo romano en honor de Constantino, después de la victoria que alcanzó sobre Maxencio. El arco de Tito esta al pie del monte Palatino. Sobre este monte está el Capitolio, que dio la ley á todo el mundo, y del cual no queda mas que el nombre, pues fué reemplazado por un moderno edificio, que es un museo donde se conservan muchas esculturas antiguas. La roca Tarpeya está enterrada en mas de sus tres cuartas partes. El monte Palatino contiene muchas iglesias, el jardín de Montalto, que es uno de los mas bellos de Roma, y sobre todo la columna Trajana, que está de pie, intacta como si acabara de ser colocada. Esta columna es admirable por sus proporciones, por su forma y por su escultura. Toda la vida militar de Trajano esta esculpida en ella en triunfos, llegando quizá á mil los personages que se ven, entre los cuales el buril y el pincel acuden á buscar todos los dias espresiones, actitudes y formas. Su base es magnífica y se halla revestida de cascos, corazas y de una multitud de instrumentos de guerra.
Pero junto á la plaza Nabona es donde hay que admirar el monumento mas magnífico de la antigüedad, el Panteón, que no se llama sino la Rotonda.
Consagrólo Agripa á todos los dioses, y después los papas á todos los santos, dedicatoria que le preservó de la destrucción que cupo á la mayor parte de los otros templos. Fué despojado, no obstante, de todo lo que constituía su riqueza; perdió sus mármoles, su pórfido, su alabastro y sus bronces, aunque conservó la bóveda, su peristilo y sus columnas corintias, sobre las cuales reposa el fronton de este monumento inmortal. Las columnas tienen la belleza armónica de las proporciones mas perfectas, del mas esquisito trabajo, y el mérito de una duración de veinte siglos. La puerta de la Rotonda es verdaderamente la puerta de un templo, la puerta del Panteón, la puerta por la cual debían pasar las oleadas de las naciones, que todas las creencias del universo arrojaban allí... El diseño de este edificio es sencillo y grande; una vasta cúpula lo corona magestuosamente.
He aqui, pues, el Panteón que espantó la imaginación romana, y que no sorprendió á Miguel Ángel. El Panteón, que fué un pensamiento del siglo de Au–

sábado, junio 20, 2009

Viage ilustrado (Pág. 402)

de Niolo y las agradables y fértiles cercanías de Dalagna. Sus poblaciones mas notables, son: San Florencio, cuya admirable catedral, de estilo gótico, llama la atención de todos los inteligentes; Calvi, plaza fuerte de 1,000 habitantes, arruinada en parte desde el asalto que sostuvo contra los ingleses en 1791; Corte, Olmeto, Sartone, teatro de escenas sangrientas en 1830; Bonifacio y Morosaglia, cuna y frecuente morada del célebre Paolí. Las playas corsas están rodeadas de pequeñas islas, entre las cuales se distinguen la de Rossa, que tiene una pequeña ciudad de 1,400 almas, las poblaciones de Calacucia y Dartelica, y los baños de Guagno, de Pietrapala y otros. Los habitantes de esta isla son en general de un carácter fuerte y vigoroso, al paso que muy dados á la venganza. Entre las gentes notables que aquí han visto la luz primera, pueden contarse la familia de Bonaparte, el célebre guerrero y político Pascuale Paolí, el conde Pozzo di Borgo, Salicetti, Sebastiani y otros, que, asi con sus libros como con sus espadas, han logrado causar la admiración del mundo.
GRAN DUCADO DE TOSCANA.

El Gran Ducado de Toscaza está comprendido entre los territorios de Luca y de Módena, los estados romanos y el Mediterráneo. Esta es la antigua Etruria, donde los pelasgos, los meonios de Lydia, los ligurios y otros antiguos pueblos vinieron sucesivamente á plantar sus tiendas y á traer sus artes y sus creencias. Vencida Roma, los godos, los lombardos, y los francos de Carlo–Magno se apoderaron sucesivamente de esta parte de su herencia. Después, la Roma de los Papas estableció aqui repúblicas, cuyas libertades y riquezas absorbieron en provecho suyo los Médicis. Tal es la suerte de todo lo que es bueno, escitar la envidia y ser objeto de la ambición, porque la Toscana, sobre todo después de la desaparición de las marismas, es un magnífico pais, fértil en todos los productos meridionales, poblado de hombres activos, inteligentes é industriosos, y Florencia, su capital merece su nombre de ciudad de las flores; flores de rosa que caen en festones sobre sus muros, y flores del genio y de las artes, porque es la patria de Miguel Ángel, de Maquiavelo, de Galileo y del Dante, que soñó el infierno cuando fué desterrado de su ciudad natal.
Florencia, situada á orillas del Arno, en medio de una llanura esmaltada de flores, ve elevarse en segundo término y en torno de ella una corona de colinas cubiertas de olivares, de viñedos y de deliciosas aldeas. Sus monumentos son dignos de la ciudad que los contiene. La catedral y la Campanila son de una arquitectura admirable. El palacio Pitti, que hoy habita el gran duque, y cuya base esterior está compuesta de grandes rocas cortadas, admira por de fuera por su sólida construcción , y por dentro por el lujo de sus adornos y por la maravilla que encierra. La plaza del Gran Duque, con su torre de la edad media y su Loggia dú Lanzí, magnífico pórtico adornado de estatuas, obras maestras del cincel italiano, es de un efecto imposible de describir. Si se entra en la iglesia de Santa Cruz, se siente una emoción inesplicable á la vista de los sepulcros de Galileo, de Miguel Ángel, de Alfieri, de Maquiavelo y de Leonardo Bruni, el Aretino. El palacio Strozzi que compone solo una manzana rodeada por cuatro calles, con sus ventanas estrechas, y sus troneras en el piso bajo, que parecen preparadas siempre para las sediciones interiores y las guerras civiles, es un verdadero monumento de arquitectura florentina. No enumeraremos las bibliotecas, los museos, las preciosas colecciones que encierra la ciudad de los Médicis; pero no podemos abandonar sus muros sin hacer mención de la Rotonda, de este tabernáculo del arte, donde la Venus de Medicis se eleva sobre su atrio de mármol, junio á la Niove, enfrente de la Venus del Ticiano, de la Sacra familia, de Andrés del Sarto, y de otras obras maestras escogidas, cuyo grupo está tan felizmente combinado, que nada hay en el mundo con que compararlo.
Añadiremos para que nuestro cuadro sea lo mas completo posible, que Florencia es nombrada por sus mosaicos incrustados de piedras preciosas, sus sederías, sus sombreros de paja y sus porcelanas.
Pisa, la antigua rival de Florencia, y poderosa república comercial en el siglo XIII, es ahora una ciudad llena de encanto y de interés. Su torre inclinada, que se levanta oblicua sobre una vasta plaza invadida por la yerba, cerca de su magnífica catedral de mármol, de su Baptisterio y de su Campo Santo, es uno de esos espectáculos que es necesario ver para apreciarlos. El Campo Santo es un cementerio, pero es lo mas poético que se puede soñar; mas de seiscientas tumbas de mármol de Páros pueblan este religioso recinto, al que decoran frescos de Orcagna; y la tierra misma que lo compone fué traída de Jerusalem por los piadosos guerreros de la tercera cruzada.
Siena es rica, industriosa y muy poblada; apenas se ve en esta ciudad un mendigo. Liorna es el puerto franco de la Toscana, lo que da á su comercio una gran estension. Liorna que no era mas que un pueblo pequeño cuando Pisa florecía orgullosa con sus 120,000 almas, cuenta hoy cerca de 80,000, mientras que esta apenas tiene actualmente 20,000.
A causa de los tratados, el Ducado de Luca ha venido á ser una dependencia del Gran Ducado de Toscana. Durante cerca de cuatrocientos años los lucanos se rigieron por un gobierno democrático, y si se ha de juzgar por su población, comparada á la estension de su suelo, fué un pueblo dichoso y próspero. Los lucanos son industriosos y amantes del trabajo; de su territorio han hecho un vasto jardín que produce granos, viñas, olivares, castaños y moreras, y hay valles tan bien cultivados y fértiles, que dan quince y veinte por uno. Los lucanos tienen también un aire resuelto y modales desembarazados.
Luca es una hermosa ciudad; sus calles son anchas, bien empedradas y adornadas de casas bien construidas. Su fortificación es regular y se compone de once bastiones. El palacio ducal es un vasto edificio, y contiene un arsenal con lo necesario para armar 20,000 hombres. Hay en Luca muchas manufacturas, de seda, y se hace un gran comercio en aceite, mercería, vinos, frutas, y especialmente en aceitunas. Via–Reggio es un pueblo bastante fuerte y el solo puerto de este pequeño estado. Nada diremos del estado de Monaco, cuya capital tiene 1,200 almas, y cuyo principe apenas puede vivir como una persona decente en Madrid.
Con añadir que, segun la atrevida frase de un viagero, toda la estension de Monaco se atraviesa en el espacio en que se fuma ordinariamente un cigarro, creemos que está dicho todo. Pues á pesar de esto,

jueves, junio 18, 2009

Viage ilustrado (Pág. 401)

blicas han hecho marcadísimos progresos en su enseñanza. Como estos, han adquirido también bastante desarrollo algunos otros medios de civilización.
Las costumbres de los sardos no dejan de ofrecer cosas dignas de notarse, como que son consecuencia de su carácter especial y de la ausencia del trato de una delicada sociedad. Su valor y su amor á la independencia se han manifestado en todas las épocas, como por ejemplo, en 1789, cuando por espacio de cuatro años defendieron contra los franceses el paso de los Alpes, y en 1772, cuando la espedicion del almirante Truquet. Por su espíritu independiente, con justísima razón les aplicó Tácito las siguientes honrosas palabras: Jam domiti ut pareant, nondum ut serviant.
En la población de la Cerdeña se han operado dos movimientos opuestos desde el período último del pasado siglo uno que comprende la época que corrió desde la muerte del rey Carlos Manuel en 1775 hasta 1816, y otro desde este año en adelante: tiempo en que se han establecido las nuevas comunicaciones al esterior: el primero ha sido retrógrado, y el segundo progresivo.
Los sardos conservan como por herencia las ideas del odio y de la venganza: son como los habitantes de su vecina isla, la Córcega; el puñal asesino hace muchas víctimas en manos de estos hombres. Parecen nacidos para diezmar el género humano, sin ningún linage de consideraciones, de filantropía y de fraternidad. Son tan horribles las relaciones que hacen de sus crímenes los viageros, que se cuenta de un sardo que estuvo siete años colocado sobre un árbol muchas horas cada día, sin perder uno siquiera, con el solo objeto de vengarse de un enemigo. Al cabo de este tiempo se realizó la terrible venganza. Dícese aun mas todavía: que las mugeres sardas enseñaban á sus hijos diariamente, desde que empezaban á hablar, la camisa ensangrentada de su padre asesinado, con el fin de desarrollar en sus niños desde la primera edad la idea de la venganza, y de que, corriendo el tiempo, el asesino de aquel fuese también asesinado. Asi estos no dudarían del mal de que habían de morir, si los herederos de su víctima habían también de sacrificarlos. ¡Magnífica cadena es esta con que se establece la vida de relación entre los sardos! Es asombros leer que en una población de 490,000 almas se verifiquen mil asesinatos al año!
Estos hombres son comunmente de mediana estatura, de formas bellas y de gran desarrollo muscular, por lo que tienen unas fuerzas hercúleas. Sin embargo de las malas inclinaciones de que hemos hablado, son amigos de conceder hospitalidad, y laboriosos por naturaleza, aunque por educación no practiquen estos actos. Son grandes sus facultades intelectuales, y mucho su gusto, y notable su disposición para la literatura y la poesía. No saben atesorar el oro, porque prefieren gastarlo en objetos de lujo, en ricos manjares para la mesa y en sus diversiones favoritas, la caza y la danza. El equilibrio interior de la familia saben mantenerlo perfectamente para no ver nunca turbada la paz; pero la idea de la venganza que los domina, es capaz de dar en tierra á cada momento con esa tendencia á la armonía del orden.
En sus bailes observan con rigor una costumbre, que, ¡ay! del que ose alterarla. Los casados enlazan las manos tocando palma con palma y cruzando los dedos. ¡Desgraciado el soltero que haga esto con la muger agena ó con la joven con quien no haya de desposarse! Castigo digno de los celibatos.

ISLA DE CÓRCEGA

Siguiendo al viagero ya citado, vamos á ocuparnos aqui brevemente de otra isla notable de Italia, de la Córcega, que cuenta entre sus timbres el haber sido patria de la familia del gran conquistador moderno, del emperador Napoleon Bonaparte.
La Córcega, llamada por los antiguos Kirnos, fué sucesivamente ocupada por todos los pueblos que estendieron su poder hasta esa parle del Mediterráneo.
Habiéndose, hecho independiente en la edad media, fué sojuzgada mas tarde por los písanos y genoveses, contra quienes sostuvo las mas sangrientas y encarnizadas guerras, hasta que estos la entregaron á la Francia en 1786. Esta isla esta atravesada en toda su longitud de S. á N. por una cadena de montañas, cuyas ramificaciones se estienden por toda ella. Sus eminencias mas notables son el monte de Oro y el Rotondo. En las partes montañosas reinan constantemente el frio y la nieve, mientras que en sus valles se desarrolla una admirable y frondosa vegetación, particularmente de viñedos.
Una ancha carretera divide la isla y abre comunicacion entre sus ciudades principales, Bastia y Ajaccio la cual fué comenzada en 1770. Otro camino notable conduce desde Bastia á San Fiorenzo.
Bastia, antigua capital de la Córcega, fué construida en forma de antiteatro, y circundada de apretadísimos bosques. Tiene un puerto pequeño y poco seguro, y su población asciende á 9,500 habitantes, mientras la de su circunferencia llega á 58,000. En ella residen el gobernador militar, el subprefecto y los tribunales superiores. Sus principales iglesias son, la grandiosa y rica catedral, no acabada aun, la Concepcion, y el antiguo convento de San Francisco, convertido hoy en un vasto hospital militar. La biblioteca, existente en el convento de jesuitas, es riquísima por la multitud de legados que se le han hecho.
Ajaccio es la capital actualmente, y residencia del obispo y del prefecto. Está situada en una agradable posición, y tiene un bellísimo puerto. Consta de 9,000 almas.
En la catedral, fábrica del siglo XIV, llama la atención su admirable cúpula y su riquísimo altar mayor. En ella fué bautizado Napoleon en 1771. La casa paterna de este grande hombre se encuentra en una pequeña plaza llamada de Santa Letizia. La ha bitacion donde el bizarro emperador vio la luz primera es objeto de una especie de culto por todos los viageros, á pesar de su miserable aspecto, pues solamente tiene una ventana. Cerca hay un hermoso retrato de Napoleon, debido al pincel de Gerard. El palacio municipal, el teatro, la casa de la familia de Pozzo di Borgo, y la del cardenal Fesch son los edificios particulares mas notables. Este cardenal ha dejado una suma de 400,000 reales para la adquisición de las antiguas propiedades de que gozaba la familia de Bonaparte, y una inmensa riqueza en pinturas que había adquirido en Roma, para establecer en Ajaccio un magnífico museo. La última cosa digna de esta población, es la ciudadela que edificó Enrique II hacia la mitad del siglo XVI.
La provincia principal de la Córcega ofrece vistas tan deliciosas y pintorescas como el amenísimo valle

lunes, junio 15, 2009

Viage ilustrado (Pág. 400)

to, monte muy considerable, que conserva nieve en el verano, y el Limbara, otro monte de notable altura.
Entre todas estas montañas hay numerosas y estensas llanuras, distinguiéndose mucho la nominada Campidano, vega grande y fértilísima, regada por cuatro rios, de los cuales el mas caudaloso es el Tirso, que atravesando la isla, desemboca en el golfo de Oristano. En esta deliciosa tierra, han existido hasta sesenta volcanes, según las tradiciones que en ella se conservan, y el testimonio de la historia.
Las poblaciones principales de la Cerdeña son: Cagliari, cabeza de distrito de la parte meridional de la isla, que consta de 30,000 almas, Sassari, cabeza de distrito de la parte septentrional, muy rica en manantiales de agua, que contiene 21,000 habitantes; y otras, como Oristano, arzobispado de 6,000 almas.
Uno de los edificios mas antiguos, entre los magníficos y numerosos que han ornado esta isla, es el palacio de Medusa, de rara construcion, situado cerca de Laconi y de Sorgano. Lleva el nombre de la maga que pintaban los poetas como la mas hermosa de las princesas de su tiempo, porque parece que nació y reinó en la antigua Sardinia, hoy Cerdeña. Tiene esta, dos universidades, una en Cagliari y otra en Sassari, y una sociedad agraria y económica. El mínimun de sus fuerzas militares de todas armas es de 16,000 hombres; pero en caso necesario pueden ascender hasta cerca de 100,000. La marina sarda es escelente, como acreditó la espedicion de Trípoli.
Entre sus fortificaciones distínguense como las mas notables las que construyeron los españoles en el siglo XVI. Merecen particular mención el pintoresco castillo de Sassari, en cuyo campanario aun lucen las armas aragonesas. Esta fortaleza es de época anterior: fué edificada en 1330, cuando los sardos se rebelaron contra el rey don Alfonso de Aragón.
El número de habitantes que hoy tiene la Cerdeña, es de 400,000. Su idioma es una verdadera mezcla de los de algunos de sus conquistadores, principalmente del griego, del árabe y del español, y tiene la particularidad de carecer de futuro. Por esto se ha dicho que los sardos no pensaban en el porvenir. Ademas de su lengua, usan varios dialectos: el catalán, el genovés y el patuescorso.
Si el comercio de la India, dice un viagero, vuelve algún dia á tomar el camino de Suez y del mar Rojo, la Cerdeña será sin duda, una hermosa y cómoda escala, debida á la buena posición del golfo de Cagliari, el cual es muy á menudo surcado por todos los buques procedentes de Levante que se dirigen al Oeste y al Norte del Mediterráneo. El coral que producen las costas de estas islas es famoso por su hermosura, y constituye uno de los principales géneros de su riqueza, asi como su escelente trigo, el atún que en ella se pesca, que siendo á razón de 100,000 por año, da una renta de 8.000,000 de reales, y la gran cantidad y buena calidad de su queso, que proporciona á los lazzaroni de Nápoles un manjar delicioso unido á sus esquisitos macarrones.
Mucho mas adelantados pudieran encontrarse cntre los sardos la industria, la artes y el comercio, si desde antes de haber empezado á gozar de los beneficios de la paz hubiesen tenido gobiernos protectores y que se hubieran cuidado mas de los adelantamientos de su conquista que de su propio engrandecimiento. Su buena posición para el comercio con el esterior, la proverbial fertilidad de sus tierras y las brillantes cualidades con que la naturaleza ha dotado á los naturales de la Cerdeña, son circunstancias todas muy apreciables, y que favorecidas por una administración protectora, hubiera sido muy fecunda en felices resultados. Pero la aproximación de la isla al continente latino la ha obligado á estar siempre sometida al yugo de los diferentes estados de Italia, habiendo sido muy breves y fugaces los días de su independencia.
De muy poco, pues, lo han valido su ventajosa posición, que abre sus puertos y sus radas al comercio, y atrae la industria nacional y estrangera, y el talento, el valor, la agreste originalidad de los sardos, y otras prendas no menos dignas con que la ha favorecido el cielo, sin duda para que jamás ocupase el miserable lugar que ha ocupado en el cuadro de los pueblos de la culta y civilizada Europa. Asi es que nada han podido las circunstancias favorables que hemos indicado, contra los elementos de ruina que siempre ha abrigado en su seno, los cuales han hecho viciosas sus instituciones, difíciles, sino imposibles, sus obras de comunicación interior, estraña la armonía y el equilibrio social, y frecuentes y familiares solamente el vicio, el pillage, el robo y el asesinato. Si á todo esto se añade la indolencia, hija de la temperatura del clima, que domina á los sardos, tendremos el conjunto de causas que han neutralizado sus facultades y paralizado los progresos de la industria y de las letras entre los moradores de esa isla tan codiciada por los estrangcros.
Por mas que el estado de su civilización sea nada envidiable, no es posible convenir con la Bruyere en el juicio que ha formado de los hijos de la Cerdeña, cuando dice: «Hay en esta isla ciertos animales feroces, machos y hembras, esparcidos por los campos, negros, lívidos, tostados por el sol, pegados a la tierra, que están cavando con una tenacidad invencible, los cuales tienen una voz articulada, y cuando se levantan sobre sus pies presentan un rostro humano, y se ve que con efecto son hombres, se retiran de noche á sus pajares, donde se alimentan de pan negro, de agua y de raices. Esas criaturas ahorran á las demás el trabajo de sembrar, de trabajar y de recoger para vivir, y merecerían ciertamente comer de ese pan que sembraron.» Este juicio, en nuestro concepto, solamente puede ser aplicable á la parte de la población que aun se encuentra en estado semisalvage, y aun asi parece deducirse de sus mismas palabras. A la demás no la consideramos merecedora del lamentable descuido á que ha estado reducida.
La Cerdeña rinde al erario 3.000,000 reales por contribuciones indirectas, y muy cómodamente podría rendir mucho mas, si sus intereses agrícolas no estuviesen heridos de muerto por los muchos feudos que absorben el numerario, sin servir de nada para el cultivo de la tierra. Existen setenla y seis feudos, cuya influencia ya ha sido muy modificada por la autoridad real. Si el gobierno piamontés sigue mirando por los intereses de la isla, nada tiene de estraño que comience á ser otra su suerte. Las reformas introducidas por la última administración ya han empezado á hacerse perceptibles. Un camino real y otras varias comunicaciones han estrechado los vínculos de amistad entre los hijos de Cagliari y de Sassari, acérrimos enemigos antes de las relaciones nuevamente establecidas. Se ha levantado un cuerpo de ingenieros, con destino á los puentes y calzadas, y las escuelas pú–

viernes, junio 12, 2009

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nova era una de las repúblicas mas antiguas de Europa; su gobierno era aristocrático, y su gefe llevaba el título de Dux, siendo necesario para obtener esta dignidad tener cincuenta años por lo menos. Cada dos años se renovaba el dux y no podia volver á ser reelegido antes de cinco años. Durante muchos siglos, Génova enriquecida por su inmenso comercio cubrió con sus ilotas el Mediterráneo y el Ponto Euxino, y todavía se ven los restos de muchas de sus colonias en las costas del Asia Menor. El ducado de Génova es en general montuoso y poco fértil, y tiene que llevarse casi siempre de Africa, de la Sicilia y de otros países el trigo necesario para su consumo. Génova está situada casi en medio de su territorio, y construida en forma de anfiteatro en la pendiente de una colina y á la orilla del mar. Su población pasa de 100,000 almas.
«Si se quiere ver la calle mas hermosa que hay en todo el mundo, dice un viagero, es menester ir en Génova á la calle Novissima. Sobre dos líneas muy prolongadas y un pavimento de lavas, una multitud de palacios rivalizando en riqueza, en magnificencia y en elevación, ostentan sus pórticos, sus fachadas, sus peristilos brillantes de estuco negro, blanco y de mil colores. Las casas de Génova son muy altas y las calles muy estrechas; el sol no baja á ellas nunca, y parece que Génova está edificada solamente para una estación, parece una ciudad de verano.
«Nada produce un efecto mas singular que las azoteas cubiertas de jardines y remplazando al tejado de los palacios y de las casas, sobre todo, cuando se ve de lejos. No se limitan á cultivar alli pequeños arbustos y enredaderas, las azoteas están construidas de modo que pueden soportar una espesa capa de tierra, de donde descuellan naranjos de mas de seis metros de altura.
En Génova se admira el aseo y el aire resuelto de las gentes del pueblo; las mugeres son muy elegantes y llevan con mucha gracia un gran velo blanco, llamado mazzaro, con el que cubren la mitad de la espalda y los brazos. Los genoveses poseen cultura, talento, libertad en las ideas y una afición marcada al comercio.»
La Cerdeña, al S. de la Córcega, de quien no está separada mas que por un brazo de mar, de 16 á 20 kilómetros, es una de las grandes islas del Mediterráneo. Los griegos la llamaron Ichnusa ó Sardon, y los romanos Sardinia. Algunos pretenden que la piedra preciosa llamada sardónica ha tomado el nombre de este país, y que la risa sardónica era una enfermedad mortal, producida por la raiz de un ranúnculo que se cría en la isla; lo que sí es mas cierto es, que las sardinas que se pescan en sus costas han recibido realmente de ellas su denominación. La población de la isla asciende á cerca de 500,000 habitantes.
Su fértil suelo producía en otro tiempo tanta abundancia de trigo, que Roma miraba la Cerdeña como uno de los graneros de la república, hoy produciría lo mismo, si no fuera por el terreno que se pierde en bosques inútiles, y en lagunas de aguas estancadas que infestan el aire. El ganado vacuno se multiplica maravillosamente, y produce mucho queso y cueros. Los caballos que se crian en la isla son también muy estimados. Las montañas y colinas abundan en caza de toda especie; por todas partes se ven bosques de olivares, de naranjos y limoneros, y todas las frutas son escelentes en este pais. La tierra está cubierta de flores todo el año; en las montañas hay minas de plomo, de hierro, de alumbre y de azufre, y en las costas se pesca el atún y la sardina. Añadamos á estas ventajas la de tener la Cerdeña muy buenos puertos para el comercio capaces de recibir toda clase de buques, y que aqui como en la India se cria el algodón y el añil.
La principal ciudad es Cagliari, situada á orillas de un gran golfo que lleva su nombre. Su puerto, que es muy seguro, puede contener un gran número de embarcaciones. Las otras ciudades son: Sassari, Oristano, Alghero y Terranova. En tiempo de los romanos, que la conquistaron después de los pelasgos, los fenicios, los etrusos y los cartagineses tenia esta isla cuarenta y dos ciudades.
De esta isla interesante por mas de un concepto, y que ha dado nombre á los estados sardos, ha hecho una descripción muy exacta un viagero va citado por nosotros en esta obra, el señor Gutiérrez de la Vega, de cuyo viage hemos tomado los siguientes apuntes, que no vacilamos en añadir, porque en un libro de esta especie no pueden de modo alguno ser prolijos.
Esta isla fué ocupada en sus primitivos tiempos por los griegos, y después sucesivamente por los iberos, tespienses, troyanos, libios, cartagineses, pueblo del bajo imperio, Carlo–Magno, moros, genoveses y písanos, hasta que los españoles se apoderaron de ella en el reinado de don Jaime II de Aragón, los cuales, después del tratado de 1720, la entregaron a la casa de Saboya.
Sus primeros habitadores le dieron el nombre de Ichnusa, ó planta del pie, en vista de su rara configuración, asi como compararon a una galena la Mesopotamia, y el Peloponeso á una hoja de plátano. Después cambió aquel nombre por el de Sardan, caudillo de los libios. De este se deriva el de sardina, pescado que se cria en abundancia en las playas de la Cerdeña.
Durante los ocho siglos en que esta isla estuvo sometida al poder de los romanos, corrió una época de completa prosperidad por lo mucho que se multiplicaron sus habitantes, las grandes obras, eternos monumentos de las artes, que hicieron sus conquistadores, y las ricas producciones que ofrecían sus fértiles campiñas. No obstante esta circunstancia, el clima de la Cerdeña es tan desagradable, que los romanos constituyeron la isla en destierro de los criminales, sin tener en cuenta, que tal castigo puede muy bien tolerarse en medio de una frondosa y pintoresca vegetación como la que tiene, ofreciendo los mas poéticos y risueños paisages. Para que nada fallase en esta época tan brillante para la antigua Ichnusa, entonces fué cuando el apóstol San Pablo esparció sobre ella la fecunda semilla de la religion cristiana, al hacer su viage desde el Africa á España.
Esta isla está atravesada en distintas direcciones por cinco cadenas de montañas, una que corre desde las rocas de Bonifacio hasta el cabo de Carbonera, que es la mas considerable; otra que desde el cabo de la Frasca, cerca del golfo de Oristano, pasa al cabo de Tenlada; la tercera, continuación de esta, que ocupa el Norte Occidental de la Cerdeña, y otras dos que constituyen los montes de Ales y de Santa Lisurgia, que se pierden en el mar de la Córcega. En la primera, cadena de montañas se levanta el Genargen

martes, junio 09, 2009

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ofrece á primera vista al viagero todas las bellezas salvages de la naturaleza alpestre, y despliega en seguida á sus ojos todas la rica fecundidad de la Italia. Su suelo es tan vario en aspecto como en sus producciones. Se coge en general buen trigo, centeno, cebada, maiz, vinos de mediana calidad, trufas muy estimadas, y arroz en abundancia, que forma un ramo de comercio considerable. Sus abundantes pastos alimentan numerosos rebaños: la seda se recoge en gran cantidad, y es la mejor de Italia, especialmente para torcer.
La principal ciudad del Piamonte es Turin, capital del reino de Cerdeña, y es la residencia ordinaria del soberano Turin forma un cuadro casi perfecto de cerca de cuatro kilómetros. Las fortificaciones consisten en quince bastiones muy regulares y tres fuertes, en los que se ha desplegado todo el lujo de que es susceptible la severidad de la arquitectura militar. Una de estas obras, que cada una por sí sola forma una fortaleza, es llamada, el Bastion Verde, á causa del bonito paseo que se ha construida en su plataforma. Los ángulos de todos estos bastiones están adornados de una garita de piedra labrada, y para guardar simetría se ha construido una en el bastion Verde, mucho mas elegante, que es una especie de pabellón donde en otro tiempo habia un sofá y todos los adornos de un retrete.
Hay cuatro hermosas puertas; la puerta Nueva, la del Pó, la de Suze y la del Palomo, que miran exactamente á los cuatro puntos cardinales, y están adornadas de fachadas de mármol, de columnas, de bronces y de inscripciones. La del Pó particularmente es de un estillo sencillo, pero noble y elegante.
El Pó y el Doire confunden sus aguas á poca distancia de la ciudad. Este último sirve para llenar los fosos, y para limpiar y regar las calles por la noche, para lo cual dan dirección á las aguas. La ciudad esta dividida, por calles cuya mayor parte se cortan en ángulos rectos, en ciento cuarenta ó ciento cincuenta manzanas, siendo la parte nueva la mejor alineada; la calle del Pó, la calle Nueva y la de Dora–Grossa ó de Mont–Cenis, son las mas notables por la belleza de sus edificios, cuyos pisos bajos ostentan soberbios pórticos. La última, construida en tiempo de uno de los últimos reyes, tiene mas de 170 metros de anchura.
La mayor parte de las casas son de ladrillo, lo que les da solidez, y es al mismo tiempo económico, sin que destruya el buen efecto. Algunas casas están rebocadas de estuco; pero este mármol ungido admite fácilmente el polvo, y las lluvias lo destruyen; de suerte, que observando detenidamente, el amante de las artes encontraria una porción de objetos dignos de crítica, pero mirando el conjunto no se puede menos de admirar.
El palacio real presenta por un lado una fachada gótica y por otro es de una arquitectura griega, lo cual le da un aspecto raro; su principal mérito consiste en el lujo de sus adornos y en su hermosa colección de pinturas, fruto de un siglo de trabajo y de cuidados. La Plaza Real, que está frente al palacio, es de un efecto agradable.
El antiguo palacio del duque de Saboya es notable por una columnata que recuerda la del Louvre; la fachada tiene solamente la falta de estar demasiado sobrecargada de adornos.
El teatro es grande y hermoso, y esta cerca del Palacio Real. La platea es de figura oval, como casi todos los grandes teatros de Italia. La embocadura es ancha, y está sostenida por dos grandes columnas corintias coronadas de una cornisa, y otros adornos sostenidos por dos cariátides. El palco del rey tiene diez metros de ancho; los demás tienen dos metros á lo mas, pero mucho fondo, y pueden contener con comodidad ocho personas.
La duración de los espectáculos en Italia hace que los teatros sean mas bien salones donde se va por el único placer de reunirse. Durante casi toda la representación, se toman helados, se juega á los naipes, ó se hacen visitas, y muy poco se ocupan del espectáculo, escepto cuando llaman la atencion algunos trozos escogidos.
Turin es rico en todo lo que puede animar y facilitar el cultivo de las ciencias y de la literatura. El monetario que los reyes de Cerdeña han reunido es uno de los mas completos de Europa; y el museo egipcio es también, en su género la mas bella colección que existe.
La Academia de Turin ha publicado muchos volúmenes de memorias interesantes. De su seno salió el célebre matemático Lagrange, que fué miembro del Cenado conservador en Francia.
Muchas iglesias llaman también la atención de los viageros. Entre ellas, las mejores son: la de San Lorenzo, la de San Felipe Neri y la de Saint–Suaire.
Los alrededores de la ciudad son encantadores. La cordillera de alturas, que se llama, la Colina, está sembrada de soberbias quintas. El convento de capuchinos ocupa también una situación la mas agradable.
Las otras ciudades principales del Piamonte son Alejandría, edificada en honor de Alejandro III. Asti, la antigua Hasta Pompeya y Verceil (Verulla) fundada, según dicen, por Belloveso. En las cercanías de esta última ciudad fué donde los cimbrios fueron derrotados por Mario.
Los piamonteses son italianos por los usos, las costumbres y el idioma, que es un dialecto toscano; sin embargo, no tienen la escesiva viveza de los demas italianos, ni en su rostro se pintan las pasiones con tanta rapidez y energía. Dotados de una estrcmada sutileza, ó por mejor decir, astucia, son desconfiados y taciturnos. Ellos recelan naturalmente de los demás los lazos que ellos mismos están dispuestos á tenderles; por esto es por lo que siempre procuran rodearse de precauciones, como si les amenazasen muchos peligros.
Nada se da en este pais sino por interés; los menores servicios que prestan en las posadas, la menor atención de un mozo de fonda son interesados; si se le pregunta á un hombre del pueblo las señas de alguna parte, no es estraño verle antes alargar la mano, y responder después con una exactitud proporcionada al dinero que ha recibido.
Naturalmente pensativos y melancólicos, parecen hacer poco caso de la poesía. Esceptuando á Alfieri, apenas se cuenta un poeta de genio entre los hijos del Piamonte; pero son mas felices en las obras que necesitan lógica y estudio, y han dado escelentes tratados de filosofía, de jurisprudencia, de medicina y de matemáticas.
El territorio de Genova, confina con el del Piamonte, y se estiende al Mediodía á lo largo del Mediterráneo, en una escala de cerca de 180 kilómetros.
Los latinos llamaban á este pais, Liguria litoral. Gé–

jueves, junio 04, 2009

Viage ilustrado (Pág. 397)

Puente de Carigno en Génova

»Sueltas las colas de las sotanas, revestidos con unas albas cortas y con mucetas grana, entraron los seis canónigos en el coro y á los acordes del órgano empezaron los cánticos de acción de gracias. Cediendo á un movimiento maquinal caímos de hinojos y clavando la vista en el suelo; en todo el tiempo que duró la oración ni nos atrevimos á respirar una emoción profunda nos dominaba, emoción indescriptible, que jamás habíamos esperimentado, una emoción mezclada de respeto y de terror; si, alli, á 8,000 pies de elevación, alli, colocados entre el cielo y la tierra; segregados enteramente de ésta, envueltos en una niebla que no nos permitía ver á diez pasos; rodeados de la muerte y de la destrucción, donde solo viven los que habitan el Hospicio, se ve patente el dedo de la Providencia, el poder inmenso de Dios, la bondad infinita del Creador, que sostiene la fé de aquellos monges para bien de la humanidad; de aquellos monges, que sin el incentivo del lucro, porque no le tienen, sin el de la fama, porque sus nombres quedarán sepultados en la nieve; corren á una muerte cierta y solo de desolación y muerte se hallan rodeados y que, sin embargo, con voz entrecortada, porque tienen una y otra vez que suspender el canto para respirar, alaban y glorifican al Dios que estos trabajos les ofrece; el mas insensible corazón se doma y la mas fuerte organización se clava de rodillas y el descreído el mas ateo reza y teme.
»No, jamás olvidaremos el 7 de setiembre, jamás á aquellos varones evangélicos.
«De vuelta al comedor trajeron un perro, al cual una señorita inglesa cortó un mechón de pelo para colocarlo en un alfiler con cerco de brillantes, que llevaba al pecho; son los perros de gran tamaño y de un olfato prodigioso, tanto, que el camino que una vez recorren, recorren siempre sin desviarse una sola linea, aunque se halle cubierto por diez varas de nieve, y evitan asi que los monges den en despeñaderos, si bien no los libran de las avalanchas, que diezman la comunidad.
»E1 organista acompañó al piano á la inglesa, y tocaron y cantaron varias piezas escogidas de óperas italianas con bastante afinación y gusto: á las diez nos retiramos á nuestra habitación y nos preparamos con un sueño reparador á abandonar el hospicio al dia siguiente. ¡Plegué á Dios que vuelva á pisar las ruinas del templo de Júpiter Penino!»
La Saboya fué habitada antiguamente por los nantuatos, que ocupaban las orillas del lago Léman, los centrones y los allobroges. Los centrones estaban al pie de los Apeninos, y es la que hoy se llamaba la Tarentesia. Por aquí fué por donde pasó César cuando fué á las Galias con aquellas cinco legiones que tan notables llegaron á hacerse. Los allobroges, pueblo estraordinariamente temido de los mismos invencibles romanos, se estendieron por todo el país que está entre el Ródano, al salir del lago Léman, y el Isére. Este pais se divide en seis partes: la Saboya propiamente llamada, el Genovesado, el Chablais, el Faucigni, la Tarentesia, y la Moriena. Hasta el quinto siglo no principió á aparecer en la historia el nombre Sapandia.
La capital de la intendencia general de la Saboya es Chambery, ciudad situada en un hermoso valle pero poco notable por sus edificios, aunque tiene algunas calles anchas y bien alineadas, especialmente una con arcos, debida á la munificencia del general de Boigne. Aix, á 12 kilómetros al Norte de Chambery, es célebre por sus baños. Annecy, sobre el camino de Genova, es la segunda ciudad de la Saboya; situada á la orilla de un lago en un pintoresco valle es igualmente notable por el antiguo castillo de los condes de Genova, como por lo recuerdos de San Francisco de Sales, que está enterrado en su catedral, y Santa Chantal, que instituyó por sus consejos la congregación religiosa de la Visitación, célebre pollos servicios que ha prestado en la educación de las niñas.
Al otro lado de los Alpes y al pie de estos montes, como su nombre indica, está el Piamonte, que

martes, junio 02, 2009

Viage ilustrado (Pág. 396)

Vista del puerto de Génova
un ventisquero ó depósito eterno de hielos, y al llegar á ella la voz sonora y grave del abad nos dijo: «aqui murieron hace algunos años cuatro de mis hermanos» parecía que estas palabras habían surtido en nosotros un efecto prodigioso, caímos de rodillas al pie de la cruz y oramos en silencio; yo hablo de mí, yo tenia miedo; la campana del convento nos sacó de nuestro arrobamiento; precedidos del abad nos dirigimos á la iglesia á oír las vísperas. Tuve la desgracia de perder la senda que el canónigo nos mostraba, y me enterré en una nevera; después de algunos esfuerzos conseguí salir de aquella sima.
»La iglesia es en extremo sencilla, de una sola nave dividida en su mitad por un enverjado; que separa el altar mayor y coro del resto donde se coloca el pueblo, á la izquierda de la puerta se halla el sepulcro de Deux: sobre un alto relieve de mármol blanco, que representa la muerte de este general, se lee esta sencilla inscripción A Deux, mort á la batalla de Marengo.