Después de la revolución, es la frivolidad, sin embargo, se ha modificado bastante. Ya no tienen marqueses empolvados, su trage es mas severo, y la política, el comercio y la industria se han apoderado de todas las cabezas; la necesidad de abrirse una carrera á través de la inmensa muchedumbre que la paz aumenta de dia en dia, lleva á los jóvenes á las escuelas de instrucción, como la politécnica, de marina, de estado mayor, consulados, agricultura, derecho y medicina.
La Francia ha trabajado mucho para vencer a su vecina la Inglaterra en las ventajas que esta le lleva en industria. Asi es que hasta el presente, toda la actividad se ha empleado en el comercio interior, siendo el de esportacion casi nulo. Admitiendo con algunos economistas, que la suma total de los productos de la Francia asciende á 9 ó 10.000,000,000 es necesario reconocer que casi todo se emplea en el cambio interior, puesto que la esportacion de sus productos indígenas no alcanza á 600.000,000. Pero cuando, sus fábricas hayan resarcido el tiempo perdido y puedan entrar en concurrencia con los estrangeros, no dudamos que obtendrán ventajas iguales.
Estas reflexiones nos llevan á echar una rápida ojeada sobre el comercio de Francia en la actualidad. Si se considera que la Francia, situada bajo uno de los climas mas templados de Europa, está igualmente al abrigo de los escesivos calores que impiden el trabajo y enervan al hombre, y de los grandes fríos que no dejan prosperar la agricultura, y que goza casi siempre de un hermoso cielo, se convendrá sin esfuerzo en que es uno de los paises mas favorecidos de la naturaleza.
Fácilmente se concibe á qué grado de esplendor podrá llegar con tales recursos, y tambien se puede decir con verdad, que no hay nacion en Europa cuyo comercio sea mas activo y variado. Veamos ahora cuales son las manufacturas y la industria de Francia.
La fábrica de espejos de París, á la que ninguna sobrepuja; la de tapicería, llamada de los Gobelinos, también en París, y la de porcelana de Sévres, que no tienen iguales en el mundo; asi como la de alfombras de la Savonniere, que toda la Europa admira, son las manufacturas de Francia donde la pompa y el lujo nacional se desplegan con mas magnificencia.
Las sederías de Lyon y los objetos de platería de París son igualmente admirados. En ninguna parte hay paños superiores á los de Elbeuf, d'Abbeville, de Louviers y de Sedan, tanto en la buena calidad y finura, como en la permanencia y variedad de los colores. La fabricación de artículos de lana, estendida por todas partes, es inmensa, y da lugar á una esportacion considerable. El total de los obreros empleados en las fábricas de sedas de Lyon, Nimes y Tours, es casi innumerable. Las fábricas de gorros, de lanas y de lienzos de Rouen y de las ciudades comarcanas, los paños del Languedoc para el comercio de Levante, y las medias de seda de esta provincia; los galones de oro, plata y seda y las cintas y gasas de Paris, forman ramos de fabricación y de esportacion tan estensos como productivos.
Los lienzos de Flandre, los de Bretaña, y los conocidos por el nombre de Laval ó Mayenne, los del Leonesado, los encages de Valenciennes, los batistas y linones de la misma ciudad, de San Quintin y otros puntos de la Picardía, la Flandre, el Haynaut y el Artois, forman objetos de comercio no menos importantes.
Las fábricas de armas y de clavazón de Charleville, la quincallería y armas de Saint Etienne, las de cintas de esta ciudad y de Saint―Chamond, la clavazon de Forez y las fábricas de alfileres de l'Aygle y sus cercanías, no son menos preciosas para el comercio.
Las gergas y barraganes de Abbeville, los artículos de lana de Amiens, las estameñas y bujías de Mans, los paños de Reims, las fábricas de papel de Angoumois, de Annonay, de Buges, de Courtalin y de Essonne, la bonita loza de Sceaux, cerca de París, de Toul y otros puntos, la cristalería de Baccarat y Saint―Quirin, la porcelana de París y otras partes, y las soberbias fábricas de indianas, son también otros tantos ramos de industria de un producto considerable. Las esportaciones de la Francia consisten en vinos, vinagre, aguardiente, aceite, sedas, rasos, lienzos, artículos de lana, tapices, encages, bordados de oro y plata, porcelana, juguetes, bisutería, perfumería, droguería, papel, libros, etc. La importación se hace de vidriado, loza, latón, metales, cáñamo, lino, sedas, lanas, caballos y géneros de las Indias Orientales y Occidentales. Antes de la revolución de 1789, su comercio marítimo ascendía á un millón de toneladas y ocupaba cincuenta mil marinos; sus importaciones, se estimaban en 230.000,000 de francos, y sus esportaciones en 300.000,000; de modo, que el balance daba 70.000,000 de diferencia. Después, su comercio y manufacturas, oprimidos durante las guerras de la revolución y del imperio, han vuelto á tomar una estension muy considerable.
Una cosa bastante notable es, que «París contribuye por sí solo con la quinta parte de los productos que se esportan de Francia; y esto se concibe fácilmente, pues lo que mas pide el estrangero son las obras de buen gusto, los artículos de modas, de lujo y de arte, de que París es productor inagotable.
Antes de dejar á París para recorrer los puntos mas notables de la Francia, es necesario visitar rápidamente los alrededores, que en general son dignos de la ciudad que circuyen. No nos detendremos en las cercanías mas inmediatas; la multitud de casas que los parisienses llaman de demi―campagne, porque ni bien están en el campo, ni bien en la ciudad, los numerosos figones, las fortificaciones, que hoy rodean la metrópoli, han destruido todo el encanto. Belle―ville, Ménilmontant, Romainville, Montrouge, Ivry, etc., mas que aldeas, son hoy arrabales. Hacia Sceaux y Saint―Denis, hay todavía bosques y praderas por un lado, y por el otro una isla sobre el Sena, que sirven de agradables paseos al parisiense que no puede disponer mas que de algunas horas. El bosque de Boloña, Auteuil, Vincennes y su bosque, son una continuación digna de los Campos Elíseos. Sin embargo, las cercanías de la gran ciudad, sus diarias usurpaciones, y hasta el olor de sus fábricas y de sus lodazales se hacen sentir en todo el departamento del Sena. Para encontrar el campo verdaderamente, es necesario atravesar la cadena de colinas que rodea el Sena desde los bosques de Verrieres hasta Maisson, y desde Villeneuve―Saint―Georges hasta Montmorency, y es preciso entrar en el departamento del Sena―et―Oise. Aqui la materia es larga y abundante; pero como no se puede describir todo, Versalles, Marly, Saint―Cloud, San Germán y Montmorency serán los únicos puntos de que diremos algunas palabras.
Versalles, á quien dos caminos de hierro unen hoy
La Francia ha trabajado mucho para vencer a su vecina la Inglaterra en las ventajas que esta le lleva en industria. Asi es que hasta el presente, toda la actividad se ha empleado en el comercio interior, siendo el de esportacion casi nulo. Admitiendo con algunos economistas, que la suma total de los productos de la Francia asciende á 9 ó 10.000,000,000 es necesario reconocer que casi todo se emplea en el cambio interior, puesto que la esportacion de sus productos indígenas no alcanza á 600.000,000. Pero cuando, sus fábricas hayan resarcido el tiempo perdido y puedan entrar en concurrencia con los estrangeros, no dudamos que obtendrán ventajas iguales.
Estas reflexiones nos llevan á echar una rápida ojeada sobre el comercio de Francia en la actualidad. Si se considera que la Francia, situada bajo uno de los climas mas templados de Europa, está igualmente al abrigo de los escesivos calores que impiden el trabajo y enervan al hombre, y de los grandes fríos que no dejan prosperar la agricultura, y que goza casi siempre de un hermoso cielo, se convendrá sin esfuerzo en que es uno de los paises mas favorecidos de la naturaleza.
Fácilmente se concibe á qué grado de esplendor podrá llegar con tales recursos, y tambien se puede decir con verdad, que no hay nacion en Europa cuyo comercio sea mas activo y variado. Veamos ahora cuales son las manufacturas y la industria de Francia.
La fábrica de espejos de París, á la que ninguna sobrepuja; la de tapicería, llamada de los Gobelinos, también en París, y la de porcelana de Sévres, que no tienen iguales en el mundo; asi como la de alfombras de la Savonniere, que toda la Europa admira, son las manufacturas de Francia donde la pompa y el lujo nacional se desplegan con mas magnificencia.
Las sederías de Lyon y los objetos de platería de París son igualmente admirados. En ninguna parte hay paños superiores á los de Elbeuf, d'Abbeville, de Louviers y de Sedan, tanto en la buena calidad y finura, como en la permanencia y variedad de los colores. La fabricación de artículos de lana, estendida por todas partes, es inmensa, y da lugar á una esportacion considerable. El total de los obreros empleados en las fábricas de sedas de Lyon, Nimes y Tours, es casi innumerable. Las fábricas de gorros, de lanas y de lienzos de Rouen y de las ciudades comarcanas, los paños del Languedoc para el comercio de Levante, y las medias de seda de esta provincia; los galones de oro, plata y seda y las cintas y gasas de Paris, forman ramos de fabricación y de esportacion tan estensos como productivos.
Los lienzos de Flandre, los de Bretaña, y los conocidos por el nombre de Laval ó Mayenne, los del Leonesado, los encages de Valenciennes, los batistas y linones de la misma ciudad, de San Quintin y otros puntos de la Picardía, la Flandre, el Haynaut y el Artois, forman objetos de comercio no menos importantes.
Las fábricas de armas y de clavazón de Charleville, la quincallería y armas de Saint Etienne, las de cintas de esta ciudad y de Saint―Chamond, la clavazon de Forez y las fábricas de alfileres de l'Aygle y sus cercanías, no son menos preciosas para el comercio.
Las gergas y barraganes de Abbeville, los artículos de lana de Amiens, las estameñas y bujías de Mans, los paños de Reims, las fábricas de papel de Angoumois, de Annonay, de Buges, de Courtalin y de Essonne, la bonita loza de Sceaux, cerca de París, de Toul y otros puntos, la cristalería de Baccarat y Saint―Quirin, la porcelana de París y otras partes, y las soberbias fábricas de indianas, son también otros tantos ramos de industria de un producto considerable. Las esportaciones de la Francia consisten en vinos, vinagre, aguardiente, aceite, sedas, rasos, lienzos, artículos de lana, tapices, encages, bordados de oro y plata, porcelana, juguetes, bisutería, perfumería, droguería, papel, libros, etc. La importación se hace de vidriado, loza, latón, metales, cáñamo, lino, sedas, lanas, caballos y géneros de las Indias Orientales y Occidentales. Antes de la revolución de 1789, su comercio marítimo ascendía á un millón de toneladas y ocupaba cincuenta mil marinos; sus importaciones, se estimaban en 230.000,000 de francos, y sus esportaciones en 300.000,000; de modo, que el balance daba 70.000,000 de diferencia. Después, su comercio y manufacturas, oprimidos durante las guerras de la revolución y del imperio, han vuelto á tomar una estension muy considerable.
Una cosa bastante notable es, que «París contribuye por sí solo con la quinta parte de los productos que se esportan de Francia; y esto se concibe fácilmente, pues lo que mas pide el estrangero son las obras de buen gusto, los artículos de modas, de lujo y de arte, de que París es productor inagotable.
Antes de dejar á París para recorrer los puntos mas notables de la Francia, es necesario visitar rápidamente los alrededores, que en general son dignos de la ciudad que circuyen. No nos detendremos en las cercanías mas inmediatas; la multitud de casas que los parisienses llaman de demi―campagne, porque ni bien están en el campo, ni bien en la ciudad, los numerosos figones, las fortificaciones, que hoy rodean la metrópoli, han destruido todo el encanto. Belle―ville, Ménilmontant, Romainville, Montrouge, Ivry, etc., mas que aldeas, son hoy arrabales. Hacia Sceaux y Saint―Denis, hay todavía bosques y praderas por un lado, y por el otro una isla sobre el Sena, que sirven de agradables paseos al parisiense que no puede disponer mas que de algunas horas. El bosque de Boloña, Auteuil, Vincennes y su bosque, son una continuación digna de los Campos Elíseos. Sin embargo, las cercanías de la gran ciudad, sus diarias usurpaciones, y hasta el olor de sus fábricas y de sus lodazales se hacen sentir en todo el departamento del Sena. Para encontrar el campo verdaderamente, es necesario atravesar la cadena de colinas que rodea el Sena desde los bosques de Verrieres hasta Maisson, y desde Villeneuve―Saint―Georges hasta Montmorency, y es preciso entrar en el departamento del Sena―et―Oise. Aqui la materia es larga y abundante; pero como no se puede describir todo, Versalles, Marly, Saint―Cloud, San Germán y Montmorency serán los únicos puntos de que diremos algunas palabras.
Versalles, á quien dos caminos de hierro unen hoy
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