Cuartel de Inválidos
á París, no era hace ciento cincuenta años mas que una pobre aldea, que nada tenia de interesante, y que hasta carecía de aguas. Luis XIV, por razones que no se pueden concebir, escogió este lugar para edificar un soberbio palacio y hacerlo su residencia. Las sumas que fué necesario gastar para embellecer un terreno árido y seco y un sitio sin vida, fueron enormes: cuando se presentó la memoria al rey, la desgarró, para evitar que el país tuviera noticia de ella. Todas las artes han concurrido para embellecer á Versalles, pudiendo admirarse allí todo lo que la arquitectura, la escultura y el dibujo han producido de mas bello. Bosques, parterres, escalinatas, fuentes, cascadas, juegos de aguas de mil formas, un canal 1,600 metros de longitud y 64 de latitud, un magnifico naranjal al que se baja por dos rampas, tales son en conjunto las principales bellezas del parque. La construcción de la ciudad corresponde también á la suntuosidad del palacio y tiene vastas plazas y calles muy anchas; pero aun en tiempo de la monarquía, parecía desierta cuando no estaba allí la corte. Hoy día, apenas cuenta Versalles treinta y cinco mil habitantes, y sin el Museo histórico que adorna y anima el palacio, la ciudad seria muy triste. Todas las avenidas de las cercanías, plantadas de árboles desde hace mas de cien años, tienen un carácter de magestad muy notable.
De Marly, aldea que está á seis quilómetros, fué de donde se llevó el agua necesaria á Versalles. La empresa no era muy fácil, y costó sumo trabajo hacer subir el agua á la cima de una montaña elevada 165 metros sobre el lecho del rio, Sumas enormes fué necesario gastar solo para establecer la máquina que se inventó para este objeto, y el gasto se valuó en 8.000,000 de francos. Esta máquina era verdaderamente una obra del genio, pero de un volumen considerante y muy costoso el hacerla funcionar. Catorce ruedas de unas de 10 metros de diámetro, movidas por el agua del Sena, hacian trabajar una multitud de manubrios balancines y bombas, dé modo, que cuando el rio se encontraba á una altura conveniente, la máquina podía dar en veinte y cuatro horas mas de veinte y siete mil barriles de agua, con la que se surtían los palacios de Marly y de Versalles, con sus parques, jardines, canales y fuentes. Esta admirable máquina fué inventada por Rannequín Sualem, nacido en Lieja, y no disfrutó casi del honor de su invención; el ingeniero Deville se apodero de ella, y el hombre de genio fué casi olvidado. Hoy dia, una simple bomba de vapor ha reemplazado todo aquel aparato. Saint-Cloud, otra ciudad á 10 quilómetros de París, ésta situada á orillas del Sena, en la posición mas encantadora. La perspectiva de que goza su palacio es deliciosa; y sus aguas son también muy nombradas: su cascada es una de las mas magníficas de Europa, y se ve alli también un saltador que se eleva á 30 metros de altura. El parque fue plantado por Lenotre.
Uno de los puntos mas risueños y bellos de las cercanías de París es Saint―Germáin―en―Laye. Es una pequeña y bonita ciudad situada á 20 quilómetros de París, sobre una montaña cuya falda baña el Sena. El aire es muy sano, y esta ventaja, unida á su deli―
á París, no era hace ciento cincuenta años mas que una pobre aldea, que nada tenia de interesante, y que hasta carecía de aguas. Luis XIV, por razones que no se pueden concebir, escogió este lugar para edificar un soberbio palacio y hacerlo su residencia. Las sumas que fué necesario gastar para embellecer un terreno árido y seco y un sitio sin vida, fueron enormes: cuando se presentó la memoria al rey, la desgarró, para evitar que el país tuviera noticia de ella. Todas las artes han concurrido para embellecer á Versalles, pudiendo admirarse allí todo lo que la arquitectura, la escultura y el dibujo han producido de mas bello. Bosques, parterres, escalinatas, fuentes, cascadas, juegos de aguas de mil formas, un canal 1,600 metros de longitud y 64 de latitud, un magnifico naranjal al que se baja por dos rampas, tales son en conjunto las principales bellezas del parque. La construcción de la ciudad corresponde también á la suntuosidad del palacio y tiene vastas plazas y calles muy anchas; pero aun en tiempo de la monarquía, parecía desierta cuando no estaba allí la corte. Hoy día, apenas cuenta Versalles treinta y cinco mil habitantes, y sin el Museo histórico que adorna y anima el palacio, la ciudad seria muy triste. Todas las avenidas de las cercanías, plantadas de árboles desde hace mas de cien años, tienen un carácter de magestad muy notable.
De Marly, aldea que está á seis quilómetros, fué de donde se llevó el agua necesaria á Versalles. La empresa no era muy fácil, y costó sumo trabajo hacer subir el agua á la cima de una montaña elevada 165 metros sobre el lecho del rio, Sumas enormes fué necesario gastar solo para establecer la máquina que se inventó para este objeto, y el gasto se valuó en 8.000,000 de francos. Esta máquina era verdaderamente una obra del genio, pero de un volumen considerante y muy costoso el hacerla funcionar. Catorce ruedas de unas de 10 metros de diámetro, movidas por el agua del Sena, hacian trabajar una multitud de manubrios balancines y bombas, dé modo, que cuando el rio se encontraba á una altura conveniente, la máquina podía dar en veinte y cuatro horas mas de veinte y siete mil barriles de agua, con la que se surtían los palacios de Marly y de Versalles, con sus parques, jardines, canales y fuentes. Esta admirable máquina fué inventada por Rannequín Sualem, nacido en Lieja, y no disfrutó casi del honor de su invención; el ingeniero Deville se apodero de ella, y el hombre de genio fué casi olvidado. Hoy dia, una simple bomba de vapor ha reemplazado todo aquel aparato. Saint-Cloud, otra ciudad á 10 quilómetros de París, ésta situada á orillas del Sena, en la posición mas encantadora. La perspectiva de que goza su palacio es deliciosa; y sus aguas son también muy nombradas: su cascada es una de las mas magníficas de Europa, y se ve alli también un saltador que se eleva á 30 metros de altura. El parque fue plantado por Lenotre.
Uno de los puntos mas risueños y bellos de las cercanías de París es Saint―Germáin―en―Laye. Es una pequeña y bonita ciudad situada á 20 quilómetros de París, sobre una montaña cuya falda baña el Sena. El aire es muy sano, y esta ventaja, unida á su deli―
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