sociedad de ambos sexos. Los hombres se echan al agua completamente desnudos, de lo cual me quedé sorprendido conociendo la rigidez de las costumbres inglesas.
Respecto á este particular; los españoles no pueden menos de sorprenderse, pues la decencia del pais no es mas que una pueril conveniencia; el cinismo está en el fondo de las costumbres; el que haya vivido en Lóndres lo afirmará, pues me repugna probarlo.
De Brighton, un camino de hierro conduce hasta Hanstings: en la mitad del camino hay un parage llamado Pevensey, célebre por un poético y viejo castillo, que construyó Guillermo el Conquistador, la primera vez que la isla fué invadida, por uno de los grandes vasallos de la dinastía cautiva. Mas tarde bajo el reinado de Felipe Augusto, Luis Corazón de Leon, padre de San Luis, tomó tierra cerca de Douvres, se apoderó de Lóndres, y allí fué coronado rey de Inglaterra.
Después de la precedente relación, nos queda que recorrer otra parte de la isla británica. Nos referimos, pues, á la Escocia, de la cual, antes de considerada geográficamente, la consideraremos por lo que hace relación á su historia, la que no dejará de prestar grande interés á nuestros lectores.
Los escoceses cuentan en sus épocas históricas; períodos remotísimos, en que la imaginación, impulsada por la vanidad nacional, desarrolla su fuerza creadora, poblando aquellas tinieblas de hechos maravillosos y personages fantásticos. Estas ficciones no tienen apoyo ni en monumentos, ni en tradicciones auténticas, ni siquiera en cantos populares, las primeras noticias algo correctas que posee la literatura sobre los habitantes de aquella apartada region, son las que nos han trasmitido los romanos. Los conquistadores del mundo, después de haberse apoderado de la parte de la isla llamada propiamente Inglaterra, quisieron penetrar hacía el Norte, y bajo el mando de Agricola emprendieron la invasion vigorosamente resistida por los caledonianos. Estos eran á la sazón los dominadores y pobladores de Escocia. Rechazados los romanos con grave pérdida, y viendo que, ademas de ser invencibles aquellos hombres, el pais, frio, nebuloso, cubierto de bosques y pantanos, no ofrecía grandes alicientes á su codicia, resolvieron abandonarlo y separarlo de sus posesiones británicas, por medio de una gran muralla que mandó construir Agrícola, y de que se conservan todavía algunos restos. Adriano, sucesor de Agrícola, no satisfecho con aquella defensa, concentro sus fuerzas en el Sur, y alzó otra muralla entre las dos ciudades modernas Newcastle y Carlisle. El terreno que separaba las dos murallas, fué sucesivamente ocupado y perdido por las dos naciones beligerantes, y sirvió de escena sangrienta á muchos y muy empeñados conflictos. La invasion del imperio por los godos, obligó á los romanos á abandonar aquellas regiones boreales, y después de su total retirada, Escocia se nos presenta en la historia ocupada por los escotos ó escoceses, y por los pictos. Estos eran una rama de los bretones, á quienes la invasion de Julio César habia obligado á buscar un asilo en el Norte la isla. Los escotos eran una tribu de celtas, que se habian apoderado algunos años antes de Irlanda, de donde pasaron á la costa opuesta de Escocia, bajo el mando del rey Kenneth II, el cual, segun las leyes de su nación, era el sesenta y nueve de su raza, y que habiendo derrotado un ejército de pictos, se apoderó de todo el pais, y formó una sola monarquía, cuyo territorio se estendia desde la muralla de Adriano hasta el mar del Norte. A fines del siglo XIII, el rey de Inglaterra, Eduardo I, pretendió tener derechos á la corona de Escocia, y para realizar con éxito su designio, halló medios de destruir los archivos que contenían los documentos justificativos de la independencia de aquel reino: pero el celo dé algunos patriotas pudo conservar innegables testimonios que destruian las pretensiones del monarca inglés, y con este incidente termina el primer periodo de la historia escocesa. El segundo comprende el tiempo trascurrido desde la muerte de Kennet hasta la de Alejandro III. Los pocos hechos verdaderamente históricos, relativos á esta época, de que se tiene noticia, están mezclados con tantas fábulas que es difícil sacar de esta mezcla de verdad y mentira algunos pocos sucesos instructivos y dignos de atención. Sabemos que los escoceses mantuvieron denodadamente su independencia contra las repetidas incursiones de los reyes sajones y daneses, que sucesivamente ocuparon el trono de Inglaterra. El rey Malcolm II introdujo el derecho feudal, que posteriormente se arraigó en Escocia, mas tenazmente quizás que en ningún otro pais de Europa. Su hijo Malcolm III, comunmente llamado Canmore, de dos palabras gaélicas que significan cabeza grande, quizás por su grande capacidad mental, subió al trono de Escocia en 1057. Su nombre ha adquirido eterna celebridad en la sublime tragedia de Shakespeare, intitulada Macbeth. Fué un príncipe sabio y magnánimo, y no inferior en grandes prendas á su contemporáneo Guillermo de Normandía, él conquistador de Inglaterra, con el cual sostuvo muchos severos conflictos. Casó con Margarita, hija de Eduardo el Proscripto, y nieta de Edmundo, apellidado Costado de hierro. Por muerte de su hermano Edgar Atheling, el derecho de la raza sajona al trono de Inglaterra, recaía en aquella princesa, una de las mas célebres de su tiempo, tanto por su hermosura, como por sus virtudes, Su hija Matilde casó con Enrique I de Inglaterra. Malcolm, después de un reinado fecundo en sucesos prósperos y adversos, fué muerto á traición, como uno de sus hijos, en el sitio de Alnwick. Sucedióle su hermano Donaldo VII, destronado por Duncano II, de cuya legitimidad habia muchas dudas. Reinaron después sucesivamente Edgar, hijo de Malcolm III, príncipe valiente y sabio; Alejandro I, de quien nada notable se refiere; y por último David I, uno de los monarcas mas perfectos de aquel siglo, ya se le considere como hombre, ya como guerrero, ya como legislador. A él debió la corona de Inglaterra Enrique II, uno de los príncipes mas poderosos de su tiempo, y las posesiones de David en Inglaterra, unidas á todo el territorio de Escocia, colocaron su poder en la Gran Bretaña, casi al nivel del de los reyes de Inglaterra. Las leyes que promulgó hacen eterno honor á su memoria. Las compilaron los hombres doctos que atrajo de todos los reinos de Europa, y á quienes hospedó en su magnífica abadía de Melross. Sus sucesores fueron Malcolm IV, Guillermo, apellidado el Leon, y los dos Alejandros II y III. Casó este último en primeras nupcias con Margarita, hija de Enrique III de Inglaterra, en quien tuvo tres hijos, á saber: Alejandro, quien casó con la hija de un conde de Flandes; David y Margarita, que fué después reina de Noruega, y madre de la famosa doncella noruega. En estos tres príncipes terminó la descendencia de Guillermo, y la corona volvió á la de David,
Respecto á este particular; los españoles no pueden menos de sorprenderse, pues la decencia del pais no es mas que una pueril conveniencia; el cinismo está en el fondo de las costumbres; el que haya vivido en Lóndres lo afirmará, pues me repugna probarlo.
De Brighton, un camino de hierro conduce hasta Hanstings: en la mitad del camino hay un parage llamado Pevensey, célebre por un poético y viejo castillo, que construyó Guillermo el Conquistador, la primera vez que la isla fué invadida, por uno de los grandes vasallos de la dinastía cautiva. Mas tarde bajo el reinado de Felipe Augusto, Luis Corazón de Leon, padre de San Luis, tomó tierra cerca de Douvres, se apoderó de Lóndres, y allí fué coronado rey de Inglaterra.
Después de la precedente relación, nos queda que recorrer otra parte de la isla británica. Nos referimos, pues, á la Escocia, de la cual, antes de considerada geográficamente, la consideraremos por lo que hace relación á su historia, la que no dejará de prestar grande interés á nuestros lectores.
Los escoceses cuentan en sus épocas históricas; períodos remotísimos, en que la imaginación, impulsada por la vanidad nacional, desarrolla su fuerza creadora, poblando aquellas tinieblas de hechos maravillosos y personages fantásticos. Estas ficciones no tienen apoyo ni en monumentos, ni en tradicciones auténticas, ni siquiera en cantos populares, las primeras noticias algo correctas que posee la literatura sobre los habitantes de aquella apartada region, son las que nos han trasmitido los romanos. Los conquistadores del mundo, después de haberse apoderado de la parte de la isla llamada propiamente Inglaterra, quisieron penetrar hacía el Norte, y bajo el mando de Agricola emprendieron la invasion vigorosamente resistida por los caledonianos. Estos eran á la sazón los dominadores y pobladores de Escocia. Rechazados los romanos con grave pérdida, y viendo que, ademas de ser invencibles aquellos hombres, el pais, frio, nebuloso, cubierto de bosques y pantanos, no ofrecía grandes alicientes á su codicia, resolvieron abandonarlo y separarlo de sus posesiones británicas, por medio de una gran muralla que mandó construir Agrícola, y de que se conservan todavía algunos restos. Adriano, sucesor de Agrícola, no satisfecho con aquella defensa, concentro sus fuerzas en el Sur, y alzó otra muralla entre las dos ciudades modernas Newcastle y Carlisle. El terreno que separaba las dos murallas, fué sucesivamente ocupado y perdido por las dos naciones beligerantes, y sirvió de escena sangrienta á muchos y muy empeñados conflictos. La invasion del imperio por los godos, obligó á los romanos á abandonar aquellas regiones boreales, y después de su total retirada, Escocia se nos presenta en la historia ocupada por los escotos ó escoceses, y por los pictos. Estos eran una rama de los bretones, á quienes la invasion de Julio César habia obligado á buscar un asilo en el Norte la isla. Los escotos eran una tribu de celtas, que se habian apoderado algunos años antes de Irlanda, de donde pasaron á la costa opuesta de Escocia, bajo el mando del rey Kenneth II, el cual, segun las leyes de su nación, era el sesenta y nueve de su raza, y que habiendo derrotado un ejército de pictos, se apoderó de todo el pais, y formó una sola monarquía, cuyo territorio se estendia desde la muralla de Adriano hasta el mar del Norte. A fines del siglo XIII, el rey de Inglaterra, Eduardo I, pretendió tener derechos á la corona de Escocia, y para realizar con éxito su designio, halló medios de destruir los archivos que contenían los documentos justificativos de la independencia de aquel reino: pero el celo dé algunos patriotas pudo conservar innegables testimonios que destruian las pretensiones del monarca inglés, y con este incidente termina el primer periodo de la historia escocesa. El segundo comprende el tiempo trascurrido desde la muerte de Kennet hasta la de Alejandro III. Los pocos hechos verdaderamente históricos, relativos á esta época, de que se tiene noticia, están mezclados con tantas fábulas que es difícil sacar de esta mezcla de verdad y mentira algunos pocos sucesos instructivos y dignos de atención. Sabemos que los escoceses mantuvieron denodadamente su independencia contra las repetidas incursiones de los reyes sajones y daneses, que sucesivamente ocuparon el trono de Inglaterra. El rey Malcolm II introdujo el derecho feudal, que posteriormente se arraigó en Escocia, mas tenazmente quizás que en ningún otro pais de Europa. Su hijo Malcolm III, comunmente llamado Canmore, de dos palabras gaélicas que significan cabeza grande, quizás por su grande capacidad mental, subió al trono de Escocia en 1057. Su nombre ha adquirido eterna celebridad en la sublime tragedia de Shakespeare, intitulada Macbeth. Fué un príncipe sabio y magnánimo, y no inferior en grandes prendas á su contemporáneo Guillermo de Normandía, él conquistador de Inglaterra, con el cual sostuvo muchos severos conflictos. Casó con Margarita, hija de Eduardo el Proscripto, y nieta de Edmundo, apellidado Costado de hierro. Por muerte de su hermano Edgar Atheling, el derecho de la raza sajona al trono de Inglaterra, recaía en aquella princesa, una de las mas célebres de su tiempo, tanto por su hermosura, como por sus virtudes, Su hija Matilde casó con Enrique I de Inglaterra. Malcolm, después de un reinado fecundo en sucesos prósperos y adversos, fué muerto á traición, como uno de sus hijos, en el sitio de Alnwick. Sucedióle su hermano Donaldo VII, destronado por Duncano II, de cuya legitimidad habia muchas dudas. Reinaron después sucesivamente Edgar, hijo de Malcolm III, príncipe valiente y sabio; Alejandro I, de quien nada notable se refiere; y por último David I, uno de los monarcas mas perfectos de aquel siglo, ya se le considere como hombre, ya como guerrero, ya como legislador. A él debió la corona de Inglaterra Enrique II, uno de los príncipes mas poderosos de su tiempo, y las posesiones de David en Inglaterra, unidas á todo el territorio de Escocia, colocaron su poder en la Gran Bretaña, casi al nivel del de los reyes de Inglaterra. Las leyes que promulgó hacen eterno honor á su memoria. Las compilaron los hombres doctos que atrajo de todos los reinos de Europa, y á quienes hospedó en su magnífica abadía de Melross. Sus sucesores fueron Malcolm IV, Guillermo, apellidado el Leon, y los dos Alejandros II y III. Casó este último en primeras nupcias con Margarita, hija de Enrique III de Inglaterra, en quien tuvo tres hijos, á saber: Alejandro, quien casó con la hija de un conde de Flandes; David y Margarita, que fué después reina de Noruega, y madre de la famosa doncella noruega. En estos tres príncipes terminó la descendencia de Guillermo, y la corona volvió á la de David,
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