ración, como se verificó, y nosotros nos complacemos á fuer de amantes de las antigüedades, en consagrarle aqui un agradecido recuerdo. Inmediato á la iglesia está el cementerio, muy capaz, ventilado y de aspecto risueño, pues todo él forma un gran jardín cubierto de flores.
Desde la parroquia de Amandi se empiezan á subir los altos montes que conducen al concejo de Cabranes, pero antes de salir del de Villaviciosa y á media legua de esta población, se ve á la izquierda, en un prado que corona una alegre colina, y está circundado de espesos bosques, el pintoresco santuario de Nuestra Señora de Lugás, uno de los que en estos últimos años han adquirido mas celebridad en Asturias, pues asisten á su suntuosa fiesta ó romería, puede decirse que todos los habitantes del pais á diez leguas en contorno. Tiene lugar esta festividad el 8 de setiembre, en que también se celebra la famosa romería de Covadonga, por lo que desde el primer día del espresado mes se ven los caminos que conducen á uno y otro santuario, cubiertos de peregrinos que se cruzan, pues los unos van á asistir el dia 7 á la foguera á Covadonga, de donde salen muy de madrugada el 8 para llegar á Lugás, y otros al contrario pasan la foguera en Lugás y asisten á la funcion de Covadonga. La de Lugás se verifica con el mayor lujo, pues se hacen venir una ó mas musicas de la capital: una bien dispuesta iluminación de vasos de calores luce en la torre y pórtico de la iglesia; hay globos aereostáticos, fuegos artificiales muy notables, grande hoguera y solemne procesion escoltada por tropa. Cuanto mas viagero de la ribera del mar, el que se pisa es mas y mas montuoso, y muy pronto se entra en el concejo de Cabranes, que es muy fértil y frondoso, pero de poca estension, pues no contiene mas que seis parroquias. Su capital es Santa Eulalia de Cabranes, que consta de trescientas casas, y en la que está la iglesia parroquial de su nombre y cuatro ermitas. Nada ofrece de notable esta población, que está situada á la derecha del rio Salas, que atraviesa todo el concejo. Súbese después al gran monte en cuya cima se sienta la parroquia y aldea de Torazo, dos leguas distante de Villaviciosa, y una bastante larga del Infiesto. La senda es penosa, pero sin embargo practicable para carros. Alla va un hecho que se refiere en Torazo como sucedido de muy poco tiempo á esta parte en un pueblo inmediato, y que llenó de terror á este país, donde reinan costumbres; tan inocentes y patriarcales.
Un joven labrador recien casado, se dirigió con otros varios compañeros y vecinos suyos á Castilla, con objeto de tomar parte en las faenas de la siega; y terminadas estas marchó con dos de sus amigos á Sevilla y otras ciudades de Andalucía. Dos años largos tardó en volver á su casa, sin avisar de su vuelta á su esposa, tal vez por sospechas que ya abrigaría de su infidelidad. Arrojóse ella á los pies de su marido, y anegada en lágrimas le confesó había olvidado todos sus deberes; que recibiera muchas veces durante su ausencia á un primer amante con quien sus padres no le permitieran casar por que era vaquero (1), y que hacia siete meses llevaba en su seno la prenda de un amor culpable. El ofendido esposo lejos de reprender á su compañera, la perdonó, la estrechó en sus brazos, le manifestó mas cariño que nunca, y se confesó culpado de iguales faltas cometidas contra la fé conyugal, en Madrid, Sevilla y Cádiz. Celebróse la vuelta del viagero con una espléndida cena á la que asistieron algunos vecinos, y acabada se retiraron ambos esposos á una panera donde solían dormir. Al otro dia al amanecer los labradores que iban alegremente al campo guiando sus bueyes retrocedieron llenos de espacio al pasar delante de la panera. La esposa infiel estaba desnuda y ahorcada de un clavo de la puerta, colgado al cuello el feto mal formado aun, y a pocos pasos el perro del ganado devorando el corazon que su marido le arrancara. El parricida había desaparecido.
Al bajar de Tazo se entra muy en breve en el concejo de Piloña, dicho asi del histórico y caudoloso rio Pionia, que le atraviesa en su mayor parte. Este territorio por su feracidad y rica vegetacion, pues todos los montes que lo componen, están cubiertos de robles, hayas, castaños y otros árboles. Hay también muchos criaderos de carbon de piedra, escelentes pastos y plantas medicinales. A la izquierda del camino se deja la poética torre de Lodeña, viejo solar de la familia de este apellido, y morada de los señores feudales del antiguo Coto ó señorío de Lodeña, que perteneció á la familia de Rivero y Posada y hoy es propiedad del marqués del Real trasporte.
Desde Santa María de Lodeña se entra pronto en un buen paseo denominado El Calzado á orillas del Pionia, hoy Piloña, que conduce inmediatamente á la villa del Infiesto, capital del concejo y partido judicial, que comprende treinta y dos parroquias, repartidas en los concejos de Cabranes, Nava , Piloña y Sariego. Da entrada á la villa un magnífico puente de piedra de tres arcos, edificado en 1719. Ocupa el Infiesto casi el centro de la provincia y está situado en un estrecho valle circundado de altísimos montes. La pablacion no consta sino de sesenta casas que forman una gran plaza, en la que se celebra todos los lunes un concurridísimo mercado, y algunas calles; hay una pequeña iglesia con titulo de colegiata, fábrica del siglo pasado, y dos ermitas, una dedicada á Santa Teresa en la plaza, y otra en las afueras de la villa en pintoresca posición, llamada de San Cipriano. Esta es de bastante capacidad, en forma de cruz latina y de arquitectura dórica; parece ser fabrica de los últimos años del siglo XVI.
Una de las rarezas naturales que adornan los risueños paisajes que rodean al Infiesto es el agreste santuario de la Virgen de la Cueva, situado á un octavo de legua de la población, y enclavado en la parroquia de Santa Eulalia de Gues. Nada hay que presente una belleza mas salvage que este lugar, que mas bien que realidad parece la fantasía de un pintor. Después de atravesar el rio de la Cueva (que á pocos pasos se reune al Piloña) por medio de un puente rústico de madera, se entra en una frondosa alameda de árboles frutales, que conduce al santuario. Está situado en la concavidad de un enorme peñasco cuya bó–
(1) Hay la creencia en Asturias de que los vaqueros ó habitantes de las brañas, son descendientes de aquellos malos españoles que rehusaron seguir á Pelayo en su patriótica empresa de reconquistar la patria, por lo que se miran en el pais con el mayor desprecio, y ningún aldeano por pobre que sea, consentiría la afrenta de que una hija ó hermana se casase con un vaquero, que es la palabra mas infamente con que puede llamarse á cualquiera en Asturias.
Desde la parroquia de Amandi se empiezan á subir los altos montes que conducen al concejo de Cabranes, pero antes de salir del de Villaviciosa y á media legua de esta población, se ve á la izquierda, en un prado que corona una alegre colina, y está circundado de espesos bosques, el pintoresco santuario de Nuestra Señora de Lugás, uno de los que en estos últimos años han adquirido mas celebridad en Asturias, pues asisten á su suntuosa fiesta ó romería, puede decirse que todos los habitantes del pais á diez leguas en contorno. Tiene lugar esta festividad el 8 de setiembre, en que también se celebra la famosa romería de Covadonga, por lo que desde el primer día del espresado mes se ven los caminos que conducen á uno y otro santuario, cubiertos de peregrinos que se cruzan, pues los unos van á asistir el dia 7 á la foguera á Covadonga, de donde salen muy de madrugada el 8 para llegar á Lugás, y otros al contrario pasan la foguera en Lugás y asisten á la funcion de Covadonga. La de Lugás se verifica con el mayor lujo, pues se hacen venir una ó mas musicas de la capital: una bien dispuesta iluminación de vasos de calores luce en la torre y pórtico de la iglesia; hay globos aereostáticos, fuegos artificiales muy notables, grande hoguera y solemne procesion escoltada por tropa. Cuanto mas viagero de la ribera del mar, el que se pisa es mas y mas montuoso, y muy pronto se entra en el concejo de Cabranes, que es muy fértil y frondoso, pero de poca estension, pues no contiene mas que seis parroquias. Su capital es Santa Eulalia de Cabranes, que consta de trescientas casas, y en la que está la iglesia parroquial de su nombre y cuatro ermitas. Nada ofrece de notable esta población, que está situada á la derecha del rio Salas, que atraviesa todo el concejo. Súbese después al gran monte en cuya cima se sienta la parroquia y aldea de Torazo, dos leguas distante de Villaviciosa, y una bastante larga del Infiesto. La senda es penosa, pero sin embargo practicable para carros. Alla va un hecho que se refiere en Torazo como sucedido de muy poco tiempo á esta parte en un pueblo inmediato, y que llenó de terror á este país, donde reinan costumbres; tan inocentes y patriarcales.
Un joven labrador recien casado, se dirigió con otros varios compañeros y vecinos suyos á Castilla, con objeto de tomar parte en las faenas de la siega; y terminadas estas marchó con dos de sus amigos á Sevilla y otras ciudades de Andalucía. Dos años largos tardó en volver á su casa, sin avisar de su vuelta á su esposa, tal vez por sospechas que ya abrigaría de su infidelidad. Arrojóse ella á los pies de su marido, y anegada en lágrimas le confesó había olvidado todos sus deberes; que recibiera muchas veces durante su ausencia á un primer amante con quien sus padres no le permitieran casar por que era vaquero (1), y que hacia siete meses llevaba en su seno la prenda de un amor culpable. El ofendido esposo lejos de reprender á su compañera, la perdonó, la estrechó en sus brazos, le manifestó mas cariño que nunca, y se confesó culpado de iguales faltas cometidas contra la fé conyugal, en Madrid, Sevilla y Cádiz. Celebróse la vuelta del viagero con una espléndida cena á la que asistieron algunos vecinos, y acabada se retiraron ambos esposos á una panera donde solían dormir. Al otro dia al amanecer los labradores que iban alegremente al campo guiando sus bueyes retrocedieron llenos de espacio al pasar delante de la panera. La esposa infiel estaba desnuda y ahorcada de un clavo de la puerta, colgado al cuello el feto mal formado aun, y a pocos pasos el perro del ganado devorando el corazon que su marido le arrancara. El parricida había desaparecido.
Al bajar de Tazo se entra muy en breve en el concejo de Piloña, dicho asi del histórico y caudoloso rio Pionia, que le atraviesa en su mayor parte. Este territorio por su feracidad y rica vegetacion, pues todos los montes que lo componen, están cubiertos de robles, hayas, castaños y otros árboles. Hay también muchos criaderos de carbon de piedra, escelentes pastos y plantas medicinales. A la izquierda del camino se deja la poética torre de Lodeña, viejo solar de la familia de este apellido, y morada de los señores feudales del antiguo Coto ó señorío de Lodeña, que perteneció á la familia de Rivero y Posada y hoy es propiedad del marqués del Real trasporte.
Desde Santa María de Lodeña se entra pronto en un buen paseo denominado El Calzado á orillas del Pionia, hoy Piloña, que conduce inmediatamente á la villa del Infiesto, capital del concejo y partido judicial, que comprende treinta y dos parroquias, repartidas en los concejos de Cabranes, Nava , Piloña y Sariego. Da entrada á la villa un magnífico puente de piedra de tres arcos, edificado en 1719. Ocupa el Infiesto casi el centro de la provincia y está situado en un estrecho valle circundado de altísimos montes. La pablacion no consta sino de sesenta casas que forman una gran plaza, en la que se celebra todos los lunes un concurridísimo mercado, y algunas calles; hay una pequeña iglesia con titulo de colegiata, fábrica del siglo pasado, y dos ermitas, una dedicada á Santa Teresa en la plaza, y otra en las afueras de la villa en pintoresca posición, llamada de San Cipriano. Esta es de bastante capacidad, en forma de cruz latina y de arquitectura dórica; parece ser fabrica de los últimos años del siglo XVI.
Una de las rarezas naturales que adornan los risueños paisajes que rodean al Infiesto es el agreste santuario de la Virgen de la Cueva, situado á un octavo de legua de la población, y enclavado en la parroquia de Santa Eulalia de Gues. Nada hay que presente una belleza mas salvage que este lugar, que mas bien que realidad parece la fantasía de un pintor. Después de atravesar el rio de la Cueva (que á pocos pasos se reune al Piloña) por medio de un puente rústico de madera, se entra en una frondosa alameda de árboles frutales, que conduce al santuario. Está situado en la concavidad de un enorme peñasco cuya bó–
(1) Hay la creencia en Asturias de que los vaqueros ó habitantes de las brañas, son descendientes de aquellos malos españoles que rehusaron seguir á Pelayo en su patriótica empresa de reconquistar la patria, por lo que se miran en el pais con el mayor desprecio, y ningún aldeano por pobre que sea, consentiría la afrenta de que una hija ó hermana se casase con un vaquero, que es la palabra mas infamente con que puede llamarse á cualquiera en Asturias.
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