los primeros tiempos de la restauración, atribuyéndolo muchos al rey Pelayo, pero es mas probable sea una: de las muchas fortalezas que como dijimos edificó en este concejo Ordoño I para resistir á las correrías de los normandos. Desde muy lejanos tiempos perteneció á la ilustre y poderosa familia de Valdés, y constituyó uno de sus solares. En tiempo de los Reyes Católicos estaba casi arruinada, y su poseedor el noble Menendo de Valdés, dice una crónica «la restauró por su mucho valor y hacienda» —Perteneció después a la familia de Valdés–Coalla, y ahora á la de Larriba Valdés–Coalla, pues es cláusula del mayorazgo de Manzaneda conservar siempre el apellido de Valdés–Coalla y «firmarse de él».
La aldea de San Jorge tiene una pequeña iglesia del mismo nombre cuya capilla mayor es bizantina y data al menos del siglo X. A muy corta distancia hay otra parroquia que también conserva una capilla de la misma época y del mismo gusto, titulada de Santa Eulalia de Nembro, nombre que tiene memoria de una antiquisima ciudad asi llamada, y de la que ya solo restaban ruinas en el siglo XII.
Se llega á Luanco, cuya población se presenta á la vista del viagero como saliendo del mar, que bate en la mayor parte de sus casas, y aparenta ser mayor de lo que es en realidad, pues solo cuenta 340 vecinos. El origen de esta villa no sube mas allá del siglo XV, en que esta costa era muy concurrida por embarcaciones gallegas, vascongadas, francesas é inglesas, que se dedicaban á la pesca de la ballena en un gran banco de arena que estaba al frente del llamado hoy puerto de Luanco. Los pescadores atraídos por la comodidad que les ofrecía la concha ó bahía cercana para el resguardo de sus naves, edificaron en la ribera algunas chozas con objeto de verificar en ellas las operaciones que su importante industria exigía. A esta pequeña aldea dieron los gallegos, sus fundadores, en su dialecto particular el nombre de O banco, aludiendo al de arena en que pescaban, y de aqui con muy corta adulteración procedió Lo–vanco, Loanco y Luanco. Esta es la etimología vulgar; pero es mas probable provenga el actual nombre de este pueblo, del antiguo castillo de Buango que estaba edificado en estas inmediaciones, según consta de varias crónicas. La villa tomó en breve el mayor incremento por la continua concurrencia de buques españoles y estrangeros, y muchos comerciantes acudieron á avecindarse en la nueva población que ya encontraron may notable en el siglo XVI, pues era el pueblo de mas tráfico que en aquella época había en Asturias, y sus habitantes los mas intrépidos y entendidos navegantes de toda la costa. La iglesia parroquial llamada Santa María de la Pola, que es espaciosa y aseada, fué construida en los primeros años del siglo pasado. De poco tiempo después data un fuerte artillado con cuatro piezas de grueso calibre, que defendía la boca del puerto y que hoy está abandonado. El muelle, que data de mediados del siglo XVII, es regular y en estos momentos se está reedificando por cuenta del gobierno.
El camino de Luanco á Gijon, aunque va siempre al lado del mar y atravesando un bonito país, está en bastante mal estado. Muy cerca aun de Luanca y á la izquierda está la pintoresca isleta del Carmen, en la que hay una ermita dedicada á la Virgen de este titulo, fundada por un hijo del país que hubo de naufragar al volver de América. En seguida se llega al linde que divide el concejo de Gonon del de Carreño, que es mas fértil y rico que el primero. Comprende doce feligresías y tiene por capital á Candas, que dista de Luanco tres cuartos de legua en el mismo camino que se sigue. Esta villa, situada en las faldas de dos montañas contiguas cuyos estremos se esconden en el mar, tiene 191 vecinos, aduana de cuarta clase, una parroquia, tres ermitas y un buen muelle reedificado últimamente por disposición del gobierno, capaz solo de lanchas. Es Candas, pueblo muy antiguo, pues se supone existia ya en tiempo de los romanos, y las espaciosas casas que conserva, adornadas en su mayor parte de escudos de armas de familias respetables, muestran la importancia que tuvo en otros tiempos, la que cesó cuando el tráfico que se hacia en ballena y grasa, presentando hoy el aspecto de un pueblo pobre, decaído y casi en ruinas. Los candasinos son, con esclusion de otra ocupación cualquiera, pescadores, y poseen cuatro fábricas de salazón de sardina. La iglesia parroquial de San Felix, aunque nada ofrece de notable, respecto al punto de vista artístico, es una de las mas famosas de Asturias, por hallarse en ella el santuario del Santo Cristo, imagen que está en la mayor veneración en el pais y en cuyo honor se celebra una lucidísima romería el 14 de setiembre, que es de las mas concurridas del pais. La efigie del crucifijo es del tamaño natural, está toscamente escultada y parece ser obra del siglo XI ó XII, en que las artes habían decaído tanto; fué cogida en la red de unos pescadores que iban al besugo en el siglo XVI, por lo que se cree era una de las muchas que los ingleses católicos arrojaron al mar en tiempo de las persecuciones de Enrique VIII, y de las que vinieron varias á parar á esta costa.
La aldea de San Jorge tiene una pequeña iglesia del mismo nombre cuya capilla mayor es bizantina y data al menos del siglo X. A muy corta distancia hay otra parroquia que también conserva una capilla de la misma época y del mismo gusto, titulada de Santa Eulalia de Nembro, nombre que tiene memoria de una antiquisima ciudad asi llamada, y de la que ya solo restaban ruinas en el siglo XII.
Se llega á Luanco, cuya población se presenta á la vista del viagero como saliendo del mar, que bate en la mayor parte de sus casas, y aparenta ser mayor de lo que es en realidad, pues solo cuenta 340 vecinos. El origen de esta villa no sube mas allá del siglo XV, en que esta costa era muy concurrida por embarcaciones gallegas, vascongadas, francesas é inglesas, que se dedicaban á la pesca de la ballena en un gran banco de arena que estaba al frente del llamado hoy puerto de Luanco. Los pescadores atraídos por la comodidad que les ofrecía la concha ó bahía cercana para el resguardo de sus naves, edificaron en la ribera algunas chozas con objeto de verificar en ellas las operaciones que su importante industria exigía. A esta pequeña aldea dieron los gallegos, sus fundadores, en su dialecto particular el nombre de O banco, aludiendo al de arena en que pescaban, y de aqui con muy corta adulteración procedió Lo–vanco, Loanco y Luanco. Esta es la etimología vulgar; pero es mas probable provenga el actual nombre de este pueblo, del antiguo castillo de Buango que estaba edificado en estas inmediaciones, según consta de varias crónicas. La villa tomó en breve el mayor incremento por la continua concurrencia de buques españoles y estrangeros, y muchos comerciantes acudieron á avecindarse en la nueva población que ya encontraron may notable en el siglo XVI, pues era el pueblo de mas tráfico que en aquella época había en Asturias, y sus habitantes los mas intrépidos y entendidos navegantes de toda la costa. La iglesia parroquial llamada Santa María de la Pola, que es espaciosa y aseada, fué construida en los primeros años del siglo pasado. De poco tiempo después data un fuerte artillado con cuatro piezas de grueso calibre, que defendía la boca del puerto y que hoy está abandonado. El muelle, que data de mediados del siglo XVII, es regular y en estos momentos se está reedificando por cuenta del gobierno.
El camino de Luanco á Gijon, aunque va siempre al lado del mar y atravesando un bonito país, está en bastante mal estado. Muy cerca aun de Luanca y á la izquierda está la pintoresca isleta del Carmen, en la que hay una ermita dedicada á la Virgen de este titulo, fundada por un hijo del país que hubo de naufragar al volver de América. En seguida se llega al linde que divide el concejo de Gonon del de Carreño, que es mas fértil y rico que el primero. Comprende doce feligresías y tiene por capital á Candas, que dista de Luanco tres cuartos de legua en el mismo camino que se sigue. Esta villa, situada en las faldas de dos montañas contiguas cuyos estremos se esconden en el mar, tiene 191 vecinos, aduana de cuarta clase, una parroquia, tres ermitas y un buen muelle reedificado últimamente por disposición del gobierno, capaz solo de lanchas. Es Candas, pueblo muy antiguo, pues se supone existia ya en tiempo de los romanos, y las espaciosas casas que conserva, adornadas en su mayor parte de escudos de armas de familias respetables, muestran la importancia que tuvo en otros tiempos, la que cesó cuando el tráfico que se hacia en ballena y grasa, presentando hoy el aspecto de un pueblo pobre, decaído y casi en ruinas. Los candasinos son, con esclusion de otra ocupación cualquiera, pescadores, y poseen cuatro fábricas de salazón de sardina. La iglesia parroquial de San Felix, aunque nada ofrece de notable, respecto al punto de vista artístico, es una de las mas famosas de Asturias, por hallarse en ella el santuario del Santo Cristo, imagen que está en la mayor veneración en el pais y en cuyo honor se celebra una lucidísima romería el 14 de setiembre, que es de las mas concurridas del pais. La efigie del crucifijo es del tamaño natural, está toscamente escultada y parece ser obra del siglo XI ó XII, en que las artes habían decaído tanto; fué cogida en la red de unos pescadores que iban al besugo en el siglo XVI, por lo que se cree era una de las muchas que los ingleses católicos arrojaron al mar en tiempo de las persecuciones de Enrique VIII, y de las que vinieron varias á parar á esta costa.
De Candas el Cristo y no mas,
dice un proverbio asturiano aludiendo á lo poco que ofrece el pueblo, de que tratamos, pero es en cierto modo justo, pues es también notable por sus mugeres, que son bien parecidas y visten con gracia. Entre las elegantes de las aldeas el pañuelo atado á la candasina es de rigor.
Al cuarto de legua en dirección de Gijon se encuentra la feligresía de Perlora, en la que, en el parage llamado Perán, y sobre unas rocas que se avanzan en el mar, se ven las ruinas de un gran castillo ó palacio, con una capilla inmediata dedicada á San Pedro, y muchos vestigios de antiguos edificios á su alrededor. Estas ruinas son las que con muchas probabilidades se suponen ser los restos del castillo de Gauzon. Las crónicas antiguas solo dicen estaba situada esta histórica fortaleza sobre peñas, á orillas del mar y entre Oviedo y Gijón, sin determinar otra cosa, lo que ha dado origen á multitud de conjeturas. Muchos opinan por este sitio de Peran, fundados en la situación á la orilla del mar y sobre peñas, en estar dedicada al Salvador la inmediata parroquia de Perlora en que están enclavadas esas ruinas, como lo está la iglesia del castillo, ven pertenecer aun las tierras inmediatas á la catedral de Oviedo, á la que fué donado como hemos visto, el castillo con todos sus términos. La tradición vulgar dice que estas ruinas de Peran fueron un soberbio castillo de moros, y que tienen una larga mina ó camino subterráneo que conduce á Oviedo.
Estas ruinas tienen su leyenda, como casi todas las de su especie, héla aqui.
Al cuarto de legua en dirección de Gijon se encuentra la feligresía de Perlora, en la que, en el parage llamado Perán, y sobre unas rocas que se avanzan en el mar, se ven las ruinas de un gran castillo ó palacio, con una capilla inmediata dedicada á San Pedro, y muchos vestigios de antiguos edificios á su alrededor. Estas ruinas son las que con muchas probabilidades se suponen ser los restos del castillo de Gauzon. Las crónicas antiguas solo dicen estaba situada esta histórica fortaleza sobre peñas, á orillas del mar y entre Oviedo y Gijón, sin determinar otra cosa, lo que ha dado origen á multitud de conjeturas. Muchos opinan por este sitio de Peran, fundados en la situación á la orilla del mar y sobre peñas, en estar dedicada al Salvador la inmediata parroquia de Perlora en que están enclavadas esas ruinas, como lo está la iglesia del castillo, ven pertenecer aun las tierras inmediatas á la catedral de Oviedo, á la que fué donado como hemos visto, el castillo con todos sus términos. La tradición vulgar dice que estas ruinas de Peran fueron un soberbio castillo de moros, y que tienen una larga mina ó camino subterráneo que conduce á Oviedo.
Estas ruinas tienen su leyenda, como casi todas las de su especie, héla aqui.
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