domingo, noviembre 28, 2010

Viage ilustrado (Pág. 520)


Atropello de un alguacil

Enriquez de Cabrera y doña Teresa Enriquez de Velasco, marqueses de Alcañices, y de Oropesa de Indias, en virtud de escritura otorgada en la ciudad de Toro á 24 de mayo de 1681, con la espresa condición de que no se demoliese pared alguna del espresado palacio, por respeto á su venerable antigüedad, Aprobó esta escritura el señor don Carlos II en 14 de julio del mismo año, y el 19 de febrero del siguiente, á nombre de la reina, tomó posesión del mencionado palacio don Manuel de Arce, corregidor de Guipúzcoa; acto que se celebró con grande aparato en presencia de personas distinguidas, y le solemnizó la brillante compañía de paisanos armados de Azpeitia. Hallándose en el real sitio del Buen—Retiro la reina doña María Ana, firmó en 24 de mayo de 1682 la escritura de fundación de este colegio, y pidió á su hijo que le incorporase en el patronato "real con las mismas preeminencias, prorogativas, gracias y esenciones que gozaban el monasterio del Escorial y los conventos de las Descalzas v Encarnación de Madrid. Accedió el señor don Carlos II á las instancias de la reina madre, despachando una cédula el 23 de marzo de 1683, por la que en todas partes confirmaba la referida fundación.
Dueña la compañía de Jesús de la Casa—Palacio de Loyola desde el día 14 de agosto de 1682 por merced de la reina, tomó las oportunas disposiciones a fin de levantar el colegio, y en su consecuencia se puso la primera piedra el dia 28 de marzo de 1689. Hizo en Roma los correspondientes diseños el arquitecto Carlos Fontana, á quien habían dado fama en aquella ciudad, y aun en toda Europa, las muchas obras que proyectó y dirigió durante los pontificados de Inocencio XI1 y Clemente XI. Ignoramos el nombre del artista que se encargó de ejecutar los vastos y difíciles planes de Fontana, constando tan solo que en el primer tercio del siglo XVIII se puso al frente de la obra (que por su mucho coste segura con lentitud) el guipuzcoano don Ignacio de Ibero. Sucedióle don Javier Ignacio de Echevarría, que aun continuaba dirigiéndola en 1767, cuando ó causa de la espulsion de los jesuítas quedó este monumento en el estado en que hoy le vemos, pues desde dicho año no se ha colocado una sola piedra. Los diseños de Fontana, á pesar de la severa crítica que de las obras de este arquitecto hace Milizia, eran dignos de elogio, como lo serian todas las partes del edificio si el que tuvo á su cargo la dirección no le hubiese afeado con estravagantes adornos.
Ocuparon este colegio los jesuitas basta la espulsion verificada por orden de Carlos III; posteriormente se trasladaron á él los canónigos premostratenses de Urdax por haber incendiado los franceses en la guerra de la república el insigne monasterio de San Salvador. Volvieron los individuos de la compañía de Jesús á esta casa en el reinado de Fernando VII, y permanecieron en ella hasta principios de 1841, es decir, seis años después de haber sido estinguida la referida compañía en el resto de España.
La planta del edificio de Loyola es un paralelogramo rectángulo, en el que con el auxilio de resaltos, se figura ingeniosamente un águila en actitud de levantar el vuelo, aludiendo al título de imperial que dio á este colegio su fundadora por ser hija del emperador de Alemania Fernando III. Representa el cuerpo del águila el templo, el pico la portada, los dos lados del colegio las alas, y la cola un resalto en que se halla el vasto comedor y varias piezas accesorias. La fachada principal mira al nordeste y tiene de ostensión, asi como la opuesta que da al Sudoeste 524 pies, ocupando el centro la portada de la iglesia: cada uno de los lados menores no pasa de 210 pies, comprendiendo toda la fábrica 122,000 pies de área próximamente.
Larga seria y agena de nuestro propósito la descripción artística de este santuario; la estensa y magnífica escalinata compuesta de tres ramales, que partiendo el mayor por el centro y los menores por los

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