lunes, noviembre 22, 2010

Viage ilustrado (Pág. 518)

la admiración de los inteligentes. Sin otro apoyo que el estribo de poco espesor que está en el vértice, carga sobre el referido arco toda la torre con mas de sesenta hiladas de piedras sillares, y sostiene ademas el empujo de la pared meridional de la iglesia.
Tiene Rentería un convento de religiosas dedicado á la Santísima Trinidad, fundado en 1593 por tres hermanas naturales, de Apellido Anteazu, y hubo un convento de frailes capuchinos, cuyas ruinas se ven contiguas al camino.
Es admirable espectáculo, aunque no singular ni nuevo, el que ofrecen varias huertas y heredades ocupando el sitio en que hace tres siglos surcaban embarcaciones de mucho porte. Hállase aun vestigios de los antiguos muelles y astilleros, y en 1762 se descubrió una escalera de piedra arenisca, de catorce gradas, y cerca de ella una argolla de fierro, que sirvió sin duda para amarrar los buques, por ser acaso el sitio del embarcadero.
Desde Rentería se pasa á una pequeña población situada á la parte opuesta del canal ó rio de Pasages; su iglesia parroquial, dedicada á San Juan Bautista, es antigua y bastante buena; pero lo que mas llama la atención es la basílica del Santo Cristo, que ocupa el centro del pueblo, y se supone que la fundó San Leon, obispo y mártir de Bayona. Es objeto de mucha diversion en el pais, y el 14 de setiembre hay gran fiesta, á la que acuden en romería de todos los pueblos de la provincia.
Por estas cercanías están las poéticas bateleras de Pasages, que nada tienen de poéticas en verdad.
Pasages es una pequeña villa que consta de dos barrios, el de San Juan y San Pedro, divididos por un profundo brazo de mar, de modo que la comunicación entre ambos citados barrios se mantiene por medio de barcas, pues no hay puente que los una. Hace algunos años se pensó en la construcción de un gran puente colgante á manera del de Cubzac, en Francia, pero se abandonó el proyecto por su escesivo costo, y es probable que no se lleve á cabo nunca: la población no tiene nada que ver, y solo el puerto ha adquirido gran celebridad por ser el mas seguro de toda esta costa y por los astilleros que tuvo, donde se fabricaron todas las capitanías de las armadas de España durante la dominación de la casa de Austria. Felipe IV lo visitó en mayo de 1660, y prendado de la agilidad y destreza con que los mugeres manejan el remo, se trajo á Madrid varias de ellas para el servicio de las góndolas del estanque del Retiro, y sin duda do este hecho tiene origen la fama de las bateleras.
Dos caminos iguales en distancia conducen actualmente de San Sedastian á Tolosa, el antiguo por Hernani y el nuevo por Lasarte; pero el año de 1816 este último no estaba todavía transitable, ni existia en Lasarte la magnífica fábrica de hilados y tejidos de algodón de los señores Brunet, que hoy existe, ni tampoco la de fundición del señor Lasala con el molino harinero que tiene contiguo; todos estos establecimientos son modernos y posteriores á la construcción del camino que se abrió al público en 1847. Se pasa por Hernani y se ve la iglesia parroquial, donde está sepultado el capitán Juanes de Urbieta; que fué el que prendió al rey de Francia Francisco I en la célebre batalla de Pavía el año de 1525, libertándole al propio tiempo la vida, de que querían privarle algunos soldados por ignorancia ó por malacia Agradecido el augusto cautivo á los generosos esfuerzos que hizo Urbieta para salvarlo, le dijo que designase el galardón que mejor le pareciese para otorgársele, y éste solo pidió, y obtuvo al punto, el rescate de su general Moncada que se hallaba prisionero en el campo enemigo. Juanes de Urbieta fué natural de Hernani, caballero de la orden de Santiago é individuo del cuerpo de los cien continos ó continuos que formaban la guardia del emperador Carlos V como rey de España; murió en 1553, y su sepulcro está al lado del Evangelio con una inscripción, ya casi borrada, que él mismo dejó escrita, y en la que se menciona el hecho que acabamos de referir.
Cerca de Hernani se ve el monte de Santa Bárbara, llamado asi por una ermita que hay en la cumbre, convertida en fuerte desde la última guerra civil, que en esta parte de las Provincias Vascongadas es donde mas señales ha dejado, y se conservan todavía, de devastación y ruina. La altura de Oriamendi, perdida y vuelta á reconquistar por los carlistas en marzo de 1837, el pueblo de Urnieta, casi reducido á escombros, el puente de Andoain, testigo de la muerte del general Gurrea, y las negruzcas paredes, restos de edificios incendiados que se encuentran á cada paso, en las inmediaciones de San Sebastian, en el barrio de Loyola y en toda la distancia de cuatro leguas hasta cerca de Tolosa, recuerdan sin cesar los horrores de una lucha tanto mas sensible cuanto que fué de hermanos con hermanos. El cielo preserve en lo futuro á este hermoso pais de tamaños desastres, y no permita que se vuelva á ver jamás regado con la sangre de sus hijos.
Tolosa es desde el año 1841 la capital de la provincia de Guipúzcoa: antes lo fué San Sebastian, y esta circunstancia contribuye á mantener cierta rivalidad entre ambos pueblos; pero en honor de la verdad mas útil que perjudicial, porque se revela en las mejoras materiales que en estos últimos años han llegado á ser de consideración. Tiene muy buenas calles y escelentes edificios, paseos, fondas y templos: la iglesia parroquial, dedicada á Nuestra Señora bajo el titulo de la Asuncion, es de lo mejor de la provincia, y sobre todo el retablo mayor, que habiendo perecido en un incendio en 1781, se construyó de nuevo después de la guerra de la Independencia. En el dia nadie que va á Tolosa deja de visitar las dos magníficas fábricas de paños y de papel continuo, en donde ambos productos se elaboran por el sistema moderno, con igual perfección que en los mejores establecimientos análogos del estrangero.
Es célebre en la historia la junta que tuvieron en esta villa el dia 10 de agosto de 1391, los procuradores de ella y los de Segura, Mondragon, Motrico, Guetaria, Villafranca, Vergara, Salinas y Zarauz, para defender la hidalguía de los provincianos y oponer enérgica y justa resistencia á las arbitrariedades de los arrendadores de las rentas reales, asi como el motín que huvo contra un judío de Vitoria llamado Gaon. Tenia éste en arriendo las rentas de la corona, seguir costumbre de aquellos tiempos, y creyendo que por hallarse el rey Enrique IV en Fuenterrabia, era fácil exigir contribuciones, aunque no hubiese derecho para hacerlo, se obstinó en cobrar el tributo llamado Pedido; pero irritados los tolosanos con tan desusada é injusta demanda, se sublevaron, y aunque la autoridad intervino y envió un alguacil para intimarles la obediencia, el representante de la justicia fué atrope—

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