martes, marzo 23, 2010

Viage ilustrado (Pág. 464)

el carnaval. Los glotones de la clase inferior, y hay muchísimos en ella, dan sobre todo una estraordinaria importancia al divertimiento grosero de una especie de cucaña, combate de destreza también conocido entre nosotros, cuya gloria consiste en arrebatar de un árbol el mayor número posible de salchichones, pollos, jamones, en medio de los aplausos y las silbas de una turba inmensa, y con riesgo de romperse la cabeza. El carnaval es, por lo demás, casi lo mismo que en toda Italia.
La Mnaria es la gran fiesta de los habitantes del campo. El dia de San Pedro acuden en multitud al bosque, y se hacen allí carreras de á pie, de caballo y sobre asnos. Se baila en una espaciosa gruta, y cada familia después, reunida bajo un árbol, come ferozmente. Se oye por todas partes música y gritos agudos, y estos gritos espresan en Malta la alegría. El dia de la ascension de San Lorenzo se celebra con paseos sobre el agua, y el puerto cubierto todo el dia y toda la noche de barcas llenas de músicos, y ornadas de banderolas de todos colores, presenta á la vista un espectáculo encantador.

ESPAÑA.
Llegamos al término de nuestra espedicion; vamos á ocuparnos ahora de nuestro pais, y no seriamos justos, si no diéramos á esta parte de nuestro trabajo, la importancia y la estension que de suyo exige. Por lo tanto daremos comienzo á nuestro trabajo anteponiendo á lo relativo á viages, una reseña histórica, literaria comercial á industrial.
Por mucho que sea el interés que produzca la investigación del origen de los pueblos, el trabajo que para ello se emplea es de todo punto inútil. Las tradiciones fundadas en hechos oscuros y dudosos, solo pueden servir para asuntos de pura invención, pero no para establecer sistemas fijos y dignos de crédito. La infancia de las sociedades políticas está destituida de grandes acontecimientos, como desprovista de recursos para trasladarlos á la posteridad. Las artes de la vida civilizada por cuyo medio tan solamente puede conservarse la memoria verídica de los hechos, son producto de las sociedades arregladas; los historiadores empiezan entonces á escribir, y solo la tradición escrita puede trasmitir con seguridad los públicos acontecimientos. Por eso es tan difícil determinar quienes fueron los primeros pobladores de la Península; lo único que puede asegurarse es que antes de la llegada de los fenicios ya estaba muy poblada España y habia sido visitada por muchos estrangeros. Su existencia política data de antes de la fundación de Cartago. Cuando los fenicios arribaron se encontraron con una nación belicosa, poco dispuesta á dejarse imponer el yugo con las armas que aquellos aprestaron por medio de una astuta política, creándose partido, estableciendo una colonia en Gades, hoy Cádiz, y aprovechándose de las riquezas que eran desconocidas á los naturales del pais. Los fenicios llamaron después en su ayuda á los cartagineses, y unidos sostuvieron sangrientas luchas con los indígenas, posesionándose poco á poco del territorio.
El primer capitán cartaginés de quien se tiene noticia exacta que gobernara España, fué Hamilcar Barca que estuvo encargado de las mas importantes empresas por orden de la república. Sujetó las Baleares que habían sacudido el yugo, y pasando al continente tomó el mando del ejército. Fué vencido por los celtíberos acaudillados por Orison, príncipe español, y en su fuga se ahogó en el Ebro (año 230 antes de J, C.), sucediéndole en el mando Asdrubal, su yerno, que continuando las guerras con los naturales, logró algunas ventajas y fundó la ciudad de Cartagena para que sirviese de cómodo puerto á las armadas de Cartago. Pactó ciertas condiciones con los romanos acerca de la estension de las conquistas de los cartagineses, y después de gobernar ocho años, lo asesinó un esclavo de un príncipe español á quien habia dado muerte el caudillo cartaginés
Annibal fué elegido inmediatamente para suceder á Asdrubal, quien se hizo célebre por haber declarado la guerra á Sagunto, ciudad que no ocupó sino después de haberla entregado sus moradores á las llamas y perecido en ellas. Esta conquista envolvió á los romanos en la segunda guerra púnica, y Annibal después de haber sujetado varios pueblos en su marcha, pasó á Italia dejando á su hermano Asdrubal el mando de la provincia. Este caudillo se mantuvo en la Península haciendo siempre la guerra á los romanos, hasta el año 547 de Roma, en cuya época, habiendo pasado á Italia con un numeroso ejército en socorro de su hermano, fué vencido y muerto en una batalla. Hannon quedó en lugar de Asdrubal, pero fué hecho prisionero por M. Silano, legado de Escipion, sucediéndole Asdrubal, Gisgon y Magon en el principal mando, que solo mantuvieron hasta el año siguiente de 548, en que los obligó Escipion á dejar la provincia, concluyendo con el mando cartaginés en España.
Cn. Escipion, hermano del cónsul P. Cornelio Escipion, fué el primer capitán romano que consta haber venido con el ejército y armada á España, en el año 536 de Roma, siendo cónsules P. Cornelio Escipion y Tito Cornelio Longo, el 218 antes de J. C. Desembarcó en Ampurias y comenzó á reducir unos pueblos á su dominio y otros á su alianza, haciendo declaradamente la guerra á los cartagineses, sobre quienes logró algunas ventajas, llegando poco á poco á hacerse dueño de la provincia y obligándoles á retirarse á la Bélica y la Lusitania. Uniósele su hermano P. Escipion, pero separados los celtíberos de la alianza de Roma, ambos capitanes fueron vencidos por los cartagineses, quienes aseguraron su dominación, y hubieran puesto término á la ambición romana, sin las victorias de L. Marcelo, que unidas á los esfuerzos de los dos Escipiones, decidieron tan obstinada lucha, después de una serie de sucesos prósperos á las armas de Roma, logrando la completa espulsion de los cartagineses, etc.
Los españoles que se habían unido á Roma para sacudir el yugo cartaginés, se encontraron con otro mucho mas pesado; las vejaciones que los pueblos esperimentaban continuamente por la rapacidad de los pretores y demás magistrados romanos, fueron causa de sucesivos disgustos y nuevas revueltas. Los lusitanos y celtíberos volvieron á tomar las armas y avivado mas su encono con la perfidia del pretor Galba, consiguieron muy señaladas victorias acaudillados por el célebre Viriato. Los triunfos de este guerrero llenaron de sobresalto á Roma misma, al paso que los segedanos y algunos otros pueblos, entre ellos los numantinos, abrazaban también la causa de la independencia. Varios sucesos señalaron estas campañas en las cuales triunfaron alternativamente la noble decision de los españoles, y la disciplina y valor de los roma—

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